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En filosofía, una entidad o ente es algo que es de alguna manera

determinada, o que existe. El término «ente», así como el de ser es


muy general y vago, ya que en la historia de la filosofía occidental se
ha usado con diversos sentidos.
Primer postulado o premisa.

Un idealista va a rechazar esta primera afirmación del realismo, para un idealista no hay
diferencia entre las entidades que no son el sujeto y el sujeto, porque un idealista, cree que
todo es representación del sujeto: que todas son imaginaciones, que todos son sueños,
ilusiones, alucinaciones, entre otras. Por eso el idealista rechaza esta primera afirmación del
realismo.

Segunda premisa.

Cuando se tiene a una persona que niega que el sujeto pueda relacionarse con dichas
entidades entonces la postura de esta persona va a ser la del solipsista ( El solipsismo es una
creencia metafísica que postula que de lo único de lo que uno puede estar seguro es de la existencia
de su propia mente, y la realidad que aparentemente le rodea es incognoscible, y puede por un lado,
no ser más que parte de los estados mentales del propio yo.)

Tercera premisa, afirmación o postulado.

A este tercer postulado lo va a cuestionar el escéptico, para el escéptico nunca le va a


quedar del todo claro cómo es que estas entidades existen en virtud de nosotros o como es
que nosotros podemos ir configurando la existencia de dichas entidades o bien como es que
estas entidades por completo son independientes de nosotros.

El escepticismo, en un sentido amplio, es generalmente cualquier actitud de duda hacia el


conocimiento de algo, sea esto: hechos, opiniones o creencias declaradas como hechos, o de
duda respecto de afirmaciones que son tomadas por supuestos en otra parte.

D5

El término “realismo” hace referencia a la doctrina que afirma que algo es real.
“Real” etimológicamente proviene del latín “res-ei” que quiere decir, entre
muchísimos otros significados, cosa, como en la expresión de la Eneida: “Summe sol, qui
res omnes inspicis” (Alto sol, que ves todas las cosas) o hecho, como en la famosa
sentencia “res, non verba” (hechos, no palabras). Pero en muchos casos significa también
una propiedad, una relación o un conjunto de éstas. Sin embargo, la palabra res tiene
siempre un matiz común muy característico: se opone a la mera apariencia, al mero nombre
de las cosas, como en la expresión de Cicerón: “Peripateticos et Academicos nominibus
differentes, sed re congruentes” (Los peripatéticos (de la doctrina de Aristóteles –que es seguidor de esa
doctrina) y los académicos difieren en las palabras, pero están de acuerdo en las cosas). Es
este matiz el fundamental para entender qué quiere decir “realismo”, que se ha conservado
en el uso de la palabra “real”.

¿Qué es el realismo filosófico?


D6
La idea del realismo filosófico ha sido objeto de disputa entre los filósofos durante muchos
siglos. Esta teoría afirma que existe una realidad objetiva al margen de nuestras
percepciones y convicciones. Esto implica que las cosas existen en el mundo
independientemente de que seamos conscientes de ellas o creamos en ellas. En contraste
con esto se sitúa el idealismo, que propone que la realidad se construye mediante nuestras
percepciones y convicciones.
D7
Los orígenes del realismo filosófico pueden remontarse a la filosofía griega clásica,
donde Platón y Aristóteles exploraron cuestiones relativas al carácter de la realidad y a la
conexión entre el mundo físico y la psique. En la Edad Media, Tomás de
Aquino desarrolló aún más el realismo filosófico, argumentando que existe un mundo real
independiente, y que obtenemos conocimiento de esta realidad a través de la razón y
la observación.

Actualmente, el realismo filosófico sigue siendo una rama importante de la filosofía


moderna, y muchos estudiosos siguen profundizando en sus implicaciones y restricciones.
Entre las cuestiones clave que abordan los realistas filosóficos se incluyen: ¿cuál es el
carácter de la realidad? ¿Cómo tomamos conciencia del mundo? ¿Y cuál es el vínculo
entre la mente y el reino físico? Las respuestas a estas preguntas desafían
persistentemente la contemplación y el debate filosóficos, haciendo del realismo filosófico
un campo de estudio vital y continuo.

Historia

El origen del realismo filosófico se remonta a la antigua filosofía griega, que afirmaba que
los objetos poseen una existencia independiente del observador. Durante la Ilustración, el
realismo se opuso al idealismo, que postulaba que la realidad es un producto de la mente.
No obstante, el realismo siguió siendo una parte importante del pensamiento
contemporáneo.

Los filósofos analíticos Bertrand Russell y G.E. Moore revigorizaron el realismo en el siglo


XX, haciendo hincapié en el valor de las pruebas empíricas y negando la noción de que la
realidad pudiera conocerse únicamente a través de la razón. Negaron además la afirmación
de que la realidad es un subproducto de la mente, proponiendo en cambio que la mente es
un resultado de la realidad.

El realismo ha tenido una amplia repercusión en otros ámbitos, sobre todo en la ciencia y la
política. En la ciencia, el realismo ha influido en la formulación de la metodología
científica, que subraya la importancia de la observación empírica y la experimentación. En
política, el realismo se ha utilizado para defender una política exterior práctica, que da
prioridad a los intereses nacionales frente a los principios abstractos. A pesar de las
variadas aplicaciones, el principio principal del realismo sigue siendo la creencia de que los
objetos tienen una existencia independiente del observador.

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