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OBSERVATORIO DE JUSTICIA PENAL JUVENIL

EN GUATEMALA

Autores:
María Antonieta Cordón
Mario Ávalos Quispal
Luis Ramírez
Jorge Joaquín Hernández

Guatemala, 2011
Investigadores:
María Antonieta Cordón
Mario Ávalos Quispal
Luis Ramírez García
Jorge Joaquín Hernández

Asistente de Investigación:
Claudina Juárez Marroquín

Levantado de información:
Sayda Esmeralda Monterroso Sánchez, José Pablo Godoy Gálvez, Pablo Roberto
Gutierrez Ovando, Claudia Maribel T. Crispin, Edwin Ramiro España Seto, Edwin
Jonatan Orozco Santizo, Dulce Cristina Calderón Gálvez, Lourdes María Monterroso,
Mario Rolando Trejo Milián, Donald Humberto Coloma Manzo, Francisco Espigares
Loarca, Daniel Enrique Gallo Miranda, Karla Nineth López Cruz, Eva Rocio Herrera
Ramirez.

Revisión
Mario Ávalos Quispal
Ernesto Archila Ortiz
Juan Pablo Muñoz

Diseño de Portada
Galería Gráfica S. A.

Diagramación de interiores
Galería Gráfica S. A.

Agradecimientos especiales
A todos los usuarios del sistema de justicia penal juvenil de los departamentos de
Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla; y funcionarios especializados que,
amablemente, compartieron sus experiencias, inquietudes y perspectivas.

Esta publicación se realiza gracias a la colaboración de:

Programa Paz Conflicto y Desarrollo


INDICE

INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 7

METODOLOGÍA .............................................................................................. 13

NORMATIVA PROCESAL ................................................................................. 17

ASPECTO ACCESO .......................................................................................... 47

CULTURA JUDICIAL ......................................................................................... 87

ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN JUDICIAL .......................................................... 137

RESULTADOS................................................................................................. 163

BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 185


INTRODUCCIÓN

A partir de los años noventa del último siglo se inició un proceso de reforma
de las legislaciones de los países de la región en materia penal juvenil; se
1
abandonó el modelo tutelar de menores y se adoptó como nuevo
paradigma la doctrina de protección integral, contenida en la Convención
sobre los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de
Naciones Unidas en 1989, la cual fue ratificada por Guatemala en 1990
mediante el Decreto 27-90 del Congreso de la República; sin embargo, en
Guatemala no es sino con la entrada en vigencia de la Ley de Protección
Integral de la Niñez y la Adolescencia (LPINA), Decreto 27-2003 del Congreso
de la República, que en verdad se puede hablar de un nuevo paradigma
2
no sólo jurídico sino también político y social .

1 El modelo tutelar –dirigido a un sector de la población infanto-juvenil y no a su totalidad- presenta varios


rasgos característicos; el primero de ellos –argumento de la tutela- da una valorización jurídica a la diferencia
del menor de edad con respecto del adulto; sin embargo, es de mayor utilidad para la negación que para la
afirmación de su igualdad jurídica, pues se desvaloriza a la persona del menor de edad frente al adulto; es
decir, se le excluye del sistema de garantías que el Estado liberal había construido para todas las personas y,
además, al ser objeto –no sujeto- de una tutela especial, sufre una intervención estatal arbitraria justificada
y legitimada por el pensamiento benéfico que imperaba en esa época (Beloff, 2001:10). El segundo –parte
de la criminología pragmática norteamericana, integrada por médicos en su inicio y luego por sociólogos y
trabajadores sociales- reconoce al niño o niña delincuente como un enfermo, un caso patológico, que puede
ser objeto de diagnóstico, vigilancia y curación en los centros penitenciarios y correccionales. Este determinismo
biológico unido al ambiental, que aportó valiosa información sobre la influencia social en el comportamiento
delictivo de los niños y las niñas, orientaron el ideal rehabilitador de la delincuencia juvenil, dirigida a tratar al
enfermo e irresponsable delincuente juvenil o que se encontraba en situación irregular (Solórzano, 2006:26-
29). Y el tercero, es la singular función atribuida al Juez de menores, quien deja de cumplir funciones de
naturaleza jurisdiccional para cumplir funciones más propias de las políticas sociales (Beloff, 2006:177, ANEXO
en Solórzano 2006).
2 Jurídico, porque la ley deja de tratar al niño como recipiente de decisiones y le otorga el poder de influir en la
toma de decisiones que a él le afectan e, incluso, de decidir por sí mismo cuando su desarrollo evolutivo así
lo permite; político, porque los niños y las niñas ahora tienen voz y voto, toda autoridad está obligada a tomar
debidamente en cuenta su opinión, en función de su edad y madurez, así como a considerar primordialmente
el interés superior del niño y de la niña en toda decisión que les afecte; y social, porque impone un nuevo
8 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Esta doctrina incluye el reconocimiento de todos los derechos que, para


las personas adultas, establecen y regulan la Constitución Política de
Guatemala, los convenios internacionales en materia de derechos humanos
y la legislación ordinaria, así como otros derechos, principios y garantías
que impliquen respeto de los derechos propios de la niñez y adolescencia,
como la promoción de sus derechos sociales, económicos y culturales de
acuerdo a su condición específica y diferenciando el trato jurídico de niñez
víctima y adolescentes en conflicto con la ley penal. Asimismo, presenta
como característica especial la consideración de los niños, niñas y
adolescentes como sujetos de derecho «con un status privilegiado que
implica un tratamiento jurídico y humano especial» (Solórzano,
2006:22,30).

De acuerdo con este modelo, el Estado debe adoptar políticas de apoyo


especializado con programas educativos y de reintegración a su medio
familiar y social en el caso de adolescentes infractores de la ley penal, de
manera que éstos deben recibir un trato diferente al previsto en el Código
Penal aplicable para adultos. En todo caso, debe considerarse que la sanción
en la jurisdicción penal juvenil busca rehabilitar y no reprimir; el
internamiento debe ser la última medida a aplicar; y las medidas deben
ser siempre proporcionales y estar fundamentadas en el interés superior
del adolescente y su (re) integración familiar y comunitaria (Artículo 8º
de la Convención sobre los Derechos del Niño).

Según Justo Solórzano (2006:31-41), la doctrina de protección integral


permite la identificación de tres pilares fundamentales que son, a saber:
“ Los niños, niñas y adolescentes como sujetos de derechos, de
manera que se les reconoce como titulares de los derechos
humanos que les son propios; titularidad que sólo se logra a

modelo en las relaciones entre la niñez y sus pares, su familia, su comunidad y su Estado, basado en el
reconocimiento de que el niño y la niña son seres humanos, dignos, racionales y responsables (Solórzano,
2006:24).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 9

través de una adecuada redefinición de los conceptos niñez y


3 4
adolescencia y una reclasificación de grupos etarios .
“ El principio de efectividad, que por un lado obliga al Estado a
adoptar las medidas que sean necesarias para asegurar el
cumplimiento de los derechos establecidos en la Convención
(obligación consolidada con la aprobación de la actual LPINA) y
por el otro, según la misma LPINA, a promover y adoptar las
medidas necesarias para que en efecto se realice el interés de
los niños, las niñas, los y las adolescentes y la familia; se
estableció que las disposiciones contenidas en dicha Convención
son de orden público y de carácter irrenunciable. En todo caso,
el ejercicio de los derechos fundamentales y su vínculo a la
autoridad de los padres tiene como único fin procurar al niño la
protección y los cuidados indispensables para garantizar su
desarrollo integral, lo cual constituye una responsabilidad y un
derecho para los padres, pero también un derecho fundamental
para los niños y las niñas a ser protegidos y orientados hasta
alcanzar su plena autonomía.
“ Los principios rectores guías de los derechos de la niñez, que
permiten una adecuada interpretación de la LPINA y de la
5
legislación ordinaria, son: a) el interés superior del niño ,
entendido como el principio básico bajo el cual se debe
interpretar, integrar y aplicar la normativa de la niñez y la
adolescencia, y que constituye, por ello, un límite a la

3 Ver artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño, artículo 2 de la LPINA, artículos 2 y 51 de la
Constitución Política de Guatemala, artículo 8 del Código Civil, entre otros.
4 Ver artículos 3, 136, 138, 182 1er. Párrafo, 239, 244 de la LPINA; artículo 1660 del Código Civil; entre otros.
5 De conformidad con el artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño, en todas las decisiones que se
adopten en el contexto de la administración de la justicia juvenil, el interés superior del niño deberá ser una
consideración primordial. Los niños se diferencian de los adultos tanto en su desarrollo físico y psicológico
como por sus necesidades emocionales y educativas. Estas y otras diferencias justifican la existencia de un
sistema separado de justicia juvenil y hacen necesario dar un trato diferente a los niños. El interés superior del
niño o adolescente debe entenderse como una garantía que se orienta a asegurar el ejercicio y disfrute de los
derechos de la niñez, por lo que su aplicación en ningún caso puede disminuir, tergiversar o restringir los
derechos reconocidos en la Constitución y en la Convención sobre los Derechos del Niño.
10 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

discrecionalidad de las autoridades en la adopción de decisiones


relacionadas con la niñez y adolescencia; y, b) el derecho de
6
opinión , que se traduce en la oportunidad, del niño y de la niña,
de ser escuchados en todo procedimiento judicial o
administrativo que les afecte, ya sea directamente o por medio
de un representante o de un órgano apropiado, en consonancia
con las normas de procedimiento de la ley nacional.
Tomando en cuenta lo anterior, y que el modelo en sí es un salto histórico,
una transformación de pensamiento, cultura e imaginación o una revolución
de ideas, es lógico pensar que el nuevo modelo ha influido en la forma de
actuar, percibir e interactuar de cada persona y ha incidido en la forma
de resolver los problemas y en la cultura funcional de los operadores de
justicia. En ese sentido, podría pensarse que se ha dejado atrás la idea
que el niño y la niña son un objeto al que se tiene que proteger según las
convicciones culturales del modelo tutelar; así, el niño y la niña dejan de
ser objetos de tutela y se convierten en sujetos de derecho, con capacidad
de participar activamente y de ayudar en la búsqueda de la satisfacción
de sus necesidades y de las de los demás, e inclusive de asumir una
responsabilidad especial, y adecuada a su edad, de acuerdo con sus actos
(Solórzano, 2006:22 y ss).

Ahora bien, y esto es lo importante, el hecho que haya un cambio en el


plano normativo no implica que en la realidad también lo haya, y ello es
sinónimo de un desfase entre el SER Y EL DEBER SER, que es preciso
interpretar, analizar y describir. En ese sentido y luego de ocho años de
7
entrada en vigencia de la LPINA y veintiuno de la Convención sobre los
8
Derechos del Niño , es importante analizar los cambios en cuanto a acceso

6 Ver artículo 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño, que establece que los Estados Partes deberán
garantizar al niño y niña, que estén en condiciones de formarse un juicio propio, el derecho de expresar su
opinión libremente en todos los asuntos que les afecten y a que se tomen debidamente en cuenta sus opiniones,
en función de su edad y madurez.
7 Entrada en vigor el 26 de julio de 2003.
8 Entrada en vigor el 2 de septiembre de 1990.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 11

a la justicia, cultura de los funcionarios judiciales, organización y gestión


del sistema de justicia, y resultados generados en la forma de administrar
justicia; es decir, es imperativo analizar esos cambios de acceso, cultura,
organización y gestión que median entre el plano formal (aspecto
normativo), aparentemente ideal, y las respuestas objetivas del Estado,
puesto que son precisamente esos cambios los que condicionan en gran
medida los resultados que del Estado se desprenden en materia de justicia
penal juvenil. Todo ello, aprovechando que el Instituto de Estudios
Comparados en Ciencias Penales de Guatemala (ICCPG), dentro de su
programa Justicia Penal y Seguridad Juvenil, viene desarrollando desde el
año 2006 un Observatorio de Justicia exclusivo para monitorear los avances
9
y retrocesos en materia de justicia penal juvenil .

Sobre esta base, el presente estudio, congruente con los ya realizados


10
dentro de dicho observatorio , analiza las siguientes variables y/o atributos:
garantías especiales, juicio previo, derecho de defensa, acusatorio,
democratización del proceso y valoración de la prueba en el sistema de
justicia penal juvenil (aspecto normativo); adaptación, gratuidad,
continuidad, igualdad y celeridad en la prestación de los servicios del
sistema de justicia penal juvenil (aspecto acceso a la justicia); las
concepciones teóricas de los funcionarios, la percepción ciudadana sobre
los servicios y las prácticas de los funcionarios del sistema de justicia penal

9 El Observatorio de Justicia Penal Juvenil, al igual que el de adultos, es un esfuerzo de investigación-acción


permanente que el Programa de Justicia Penal y Seguridad Juvenil del ICCPG realiza con la finalidad de
democratizar los cambios en la administración de justicia penal juvenil, transparentar su funcionamiento e
incluir un discurso crítico con propuestas viables. No pretende únicamente, al igual que el Observatorio para
adultos, recopilar y sistematizar información sobre el sistema de justicia en materia juvenil, sino conformar
una metodología de intervención en donde la investigación y la transparencia se conjugan con acciones de
incidencia y articulación de la sociedad civil con sectores del Estado para revitalizar la transformación de la
justicia (ICCPG, 2007:11). Este observatorio, utiliza el mismo sistema de aspectos, variables e indicadores,
desarrollados en el Observatorio de Justicia Penal de adultos y desarrolla investigaciones sobre aspectos o
variables determinadas.
10 En 2007, por ejemplo, se llevaron a cabo dos investigaciones, una en cuanto al aspecto «acceso a la justicia
en materia de justicia penal juvenil» y la otra, variable de ésta, en cuanto a la privación de libertad de jóvenes.
12 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

juvenil (aspecto cultural); la funcionalidad de la organización, la


funcionalidad de la gestión y la profesionalidad de las agencias del sistema
de justicia penal juvenil (aspecto organización y gestión); la capacidad de
respuesta y la limitación de derechos como respuesta del sistema de
justicia penal juvenil (aspecto resultados).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 13

METODOLOGÍA
11
La presente investigación es un estudio de campo , pues se investigó a los
sujetos de estudio en el lugar donde viven, como es el caso de los usuarios
–víctimas, adolescentes en conflicto con la ley penal y familiares de ambos–
; y en el lugar de trabajo, como es el caso de los funcionarios de justicia
ubicados en el Organismo Judicial (OJ) –juzgados de primera instancia de
niñez y adolescencia y adolescentes en conflicto con la ley penal–;
Ministerio Público (MP) –fiscalías de menores o de la niñez–; Instituto de
la Defensa Pública Penal (IDPP) –unidades de adolescentes en conflicto
con la ley penal–; y Policía Nacional Civil (PNC) –secciones de la niñez y
adolescencia–.
12
Es una investigación de tipo no experimental , en cuanto que se procedió
a estudiar los fenómenos que se desprenden y generan de los aspectos:
normativo, acceso, cultural, organización y gestión, y resultados del sistema
de justicia penal juvenil en la actualidad.
13
Su fin puede definirse como exploratorio-descriptivo dado que se
procedió, en principio, a la revisión de la normativa e investigaciones
anteriores –con la finalidad de aprehender los datos, contenidos y

11 Tipo de investigación donde se estudia a los individuos en los mismos lugares donde viven, trabajan, etc., es
decir, en su hábitat natural (ICCPG, 2005:24).
12 En este tipo de investigaciones se debe esperar que ocurra el fenómeno para luego estudiarlo, y por ello se
les llama también investigaciones ex-post-facto (ICCPG, 2005:25).
13 Con la investigación exploratoria se busca información sobre algún tema o problema relativamente
desconocido, y culmina cuando se ha obtenido el conocimiento suficiente como para hacer un listado de los
diferentes factores que suponemos vinculados con el tema a investigar; mientras que con la investigación
descriptiva se busca correlacionar estadísticamente cada uno de los factores con el tema a investigar, y termina
cuando se han constatado ciertas correlaciones lo suficientemente significativas como para sospechar la
existencia de un vínculo causal (ICCPG, 2005:26).
14 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

resultados más importantes– para posteriormente correlacionar


cualitativa y cuantitativamente las variables e indicadores de los aspectos
14
arriba indicados . Por otro lado, en esta investigación se utilizan tanto
15
datos primarios como secundarios y se analizan estadísticas, percepciones
y expedientes.

La presente investigación se planteó como objetivo general: conocer y


analizar el sistema de justicia penal juvenil de Guatemala, mediante la
aplicación de la metodología del Observatorio de Justicia del ICCPG.

Para el aspecto de acceso se limitaron las siguientes variables: adaptación


del sistema de justicia a las necesidades de los usuarios, gratuidad del
sistema, continuidad, igualdad en la prestación de servicios y celeridad en
el sistema de justicia penal juvenil. En el aspecto cultural: concepciones
teóricas de los funcionarios, la percepción ciudadana sobre los servicios
del sistema y prácticas de los funcionarios de justicia penal juvenil. En el
aspecto de organización y gestión: funcionalidad de la organización del
sistema, funcionalidad de la gestión del sistema y la profesionalidad de
las agencias del sistema de justicia penal juvenil. Mientras que en el
aspecto de resultados: capacidad de respuesta del sistema y la limitación
de derechos como respuesta del sistema de justicia penal juvenil. Estas
variables y su sistema de indicadores, se adoptaron, previa revisión y
16
ajuste , del Observatorio de Justicia Penal de adultos, y tienen como
unidades de análisis a los usuarios del sistema (victimas, adolescentes en

14 A nivel exploratorio se pretende conocer los tópicos de investigación que se han realizado y las temáticas
disponibles; una vez se ha hecho una selección de problemas a través de esfuerzos exploratorios, podría
avanzarse en caracterizar aquellos problemas de investigación que por su naturaleza sean de interés, este es
el esfuerzo descriptivo (ICCPG, 2008:6).
15 Los primeros son aquellos obtenidos de la realidad directamente por el investigador mediante simple
observación o a través de cuestionarios, entrevistas u otros; mientras que los segundos son aquellos obtenidos
por otras personas o instituciones, tales como estadísticas proporcionadas por el Centro de Nacional de Análisis
y Documentación Judicial (CENADOJ), memorias de labores del MP y del IDPP (ICCPG, 2005:24).
16 Estos indicadores, por ser concebidos, en principio, para un universo distinto -justicia penal para adultos-,
precisan de ajustes y precisiones metodológicas; las cuales se han ido contemplando conforme se han llevado
a cabo las investigaciones específicas de cada aspecto.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 15

conflicto con la ley penal y familiares de ambos), los funcionarios de justicia


especializados y las agencias del sistema de justicia penal juvenil (OJ, MP,
IDPP, PNC).

La unidad geográfica comprendió todo el territorio nacional, sin embargo


se dio prioridad a tres de los departamentos donde se encuentran ubicados
los juzgados de primera instancia de niñez y adolescencia y adolescentes
en conflicto con la ley penal: Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla;
además, dichos departamentos cuentan, con las Unidades especializadas
17
de niñez y adolescencia del MP, del IDPP y de la PNC , y son, entre otros,
las circunscripciones que presentan los más altos niveles de conflictividad
juvenil a nivel nacional. Para el caso de la temporalidad, en el análisis
18
socio-jurídico y cultural, se tendrá como referente la situación actual ,
mientras en el aspecto de resultados, el período comprendido entre 2009-
2010.

De conformidad con las características particulares de las unidades de


análisis arriba descritas, se utilizaron los siguientes métodos de
investigación: estadístico-descriptivo, interpretación y comprensión, y
hermenéutica (ICCPG, 2008:7).

Es de aclarar que los enfoques de investigación cualitativa, cuantitativa,


de género, y étnico, entre otros, no se describen como tipos de investigación
determinados, por ser de interés del ICCPG que sean parte integral de
todo proceso investigativo.

Los instrumentos utilizados para la recolección de información


(operacionalización de los indicadores) fueron: guía de entrevista a
usuarios (víctimas, adolescentes en conflicto con la ley penal y familiares
de ambos), guía de entrevista a funcionarios especializados (jueces, fiscales,

17 El departamento de Guatemala concentra, además, los centros de privación de libertad.


18 El lapso que existe entre la entrada en vigor de la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia Decreto
número 27-2003, y la situación actual, servirá como referente en cuanto a los avances y retrocesos en la
administración de justicia penal juvenil.
16 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

defensores y jefes de policía), guía de observación de audiencias, guía de


observación de agencias y guía de revisión y análisis de expedientes. Estos
instrumentos también se adoptaron del Observatorio de Justicia Penal de
adultos –a partir de su sistema de indicadores–, razón por la cual se
requirió, previa utilización, su revisión y ajustes correspondientes.

Fueron entrevistados 69 usuarios de las distintas agencias del sistema de


justicia penal juvenil, de los cuales: 29 eran adolescentes en conflicto con
la ley penal, 2 jueces especializados de Quetzaltenango y Escuintla –uno
por departamento–, 4 fiscales especializados de Guatemala,
Quetzaltenango y Escuintla –dos de Guatemala y uno de cada uno de los
restantes dos departamentos–, 2 defensores públicos especializados de
Guatemala y Quetzaltenango –uno por departamento–, 4 jefes de policía
y/o encargados de la sección de niñez y adolescencia de Guatemala,
Quetzaltenango y Escuintla –dos de Guatemala y uno por departamento–
. También, fueron observadas 13 audiencias, realizadas 13 observaciones
del funcionamiento de las agencias y, revisados y analizados 69 expedientes
de adolescentes en conflicto con la ley penal. Además, como datos
secundarios, se revisaron y analizaron las estadísticas proporcionadas por
las distintas agencias del sistema de justicia penal juvenil (OJ, MP, DPP y
PNC).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 17

NORMATIVA PROCESAL

Luis Ramírez
Jorge Joaquín Hernández

En Guatemala el proceso de reforma en materia de justicia penal juvenil


ha tenido un gran avance con la entrada en vigencia de la Ley de Protección
Integral de la Niñez y Adolescencia –LPINA–, Decreto 27-2003, ocurrida
en el año 2003. Dicha ley recoge los principios que impulsa la doctrina de
protección integral, los cuales son establecidos en la Convención sobre los
Derechos del Niño, dejando atrás, desde un punto de vista teórico-jurídico,
la doctrina de situación irregular.

Con la entrada en vigencia de la LPINA, el Estado de Guatemala dio


cumplimiento a la obligación adquirida al ratificar la Convención, misma
que en su artículo 40, numeral 3, establece que los Estados parte tomarán
todas las medidas apropiadas para promover el establecimiento de leyes,
procedimientos, autoridades e instituciones específicas para adolescentes
de quienes se alegue han infringido las leyes penales, así como a quienes
se les declare culpables de haber infringido esas leyes. Asimismo
materializa lo establecido en el artículo 20, párrafo segundo, de la
Constitución Política de la República de Guatemala que establece: «los
adolescentes, cuya conducta viole la ley penal, serán atendidos por
instituciones y personal especializado… Una ley específica regulará ésta
materia».

En relación a lo anterior, la metodología del Observatorio de Justicia Penal


Juvenil en su aspecto normativo, contiene el análisis jurídico de la
adecuación de la normativa procesal penal juvenil guatemalteca a la
18 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Doctrina de protección integral, impulsada por la Convención sobre los


Derechos del Niño, las Reglas Mínimas de Naciones Unidas para la
Administración de Justicia de Adolescentes –Reglas de Beijing–, las Reglas
Mínimas para la Protección de Menores Privados de Libertad y las
Directrices de las Naciones Unidas para la Prevención de la Delincuencia
Juvenil –Directrices de Riad–. El análisis jurídico del sistema penal juvenil
guatemalteco implica entonces identificar si los principios rectores de la
doctrina de protección integral y de un sistema penal democrático, así
como los derechos y garantías procesales generales y específicas para
adolescentes, son tomados en cuenta –o no– y en qué medida, por la LPINA.

GARANTIAS ESPECIALES
El cambio de paradigma hacia la protección integral, en cuanto al proceso
penal juvenil se refiere, contiene el reconocimiento de todos los derechos
y garantías procesales propios de un debido proceso penal democrático
de adultos establecidos en la legislación nacional e internacional. Sumado
a lo anterior y en virtud de la realidad psicofísica de los adolescentes, por
ser personas en pleno desarrollo, se hace necesario también, establecer
una serie de «garantías especiales» que revistan el proceso penal juvenil
y que minimicen su condición de vulnerabilidad frente al sistema de justicia
penal juvenil, el cual tiene el fin de establecer el grado de responsabilidad
penal del adolescente en la comisión de un hecho delictivo. Dichas
garantías especiales también se encuentran reguladas en los instrumentos
nacionales e internacionales en la materia.

A. Interés superior
El interés superior del niño y de la niña se entiende como una garantía
que se orienta a asegurar el ejercicio y disfrute de los derechos de la
niñez; por ello, en ningún caso, su aplicación puede disminuir, tergiversar
o restringir los derechos reconocidos en la Constitución y en la Convención
sobre los Derechos del Niño (Solórzano, 2006:38).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 19

En ese sentido, la Convención sobre los Derechos del Niño, en su artículo


3, establece que en todas las medidas concernientes a los niños –que tomen
las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las
autoridades administrativas o los órganos legislativos- se atenderá el interés
superior del niño. Lo anterior es reforzado por las Reglas de Beijing, cuya
regla 14.2 establece que: «el procedimiento favorecerá los intereses del
menor y se sustanciará en un ambiente de comprensión, que permita que
el menor participe en él y se exprese libremente».

La LPINA, en congruencia con la normativa internacional a nivel general,


establece en su artículo 5 que: «el interés superior es una garantía que se
aplicará en toda decisión que se adopte con relación a la niñez y la
adolescencia, que deberá asegurar el ejercicio y disfrute de sus derechos,
respetando sus vínculos familiares, origen étnico, religioso, cultural y
lingüístico», lo cual, evidentemente aplica al proceso de adolescentes en
conflicto con la ley penal.

De forma más específica, en cuanto al procedimiento de adolescentes en


conflicto con la ley penal, la LPINA establece en el artículo 139 que: serán
principios rectores la protección integral del adolescente, su interés
superior, el respeto a sus derechos, su formación integral y la reinserción
en su familia y en la sociedad. El artículo 151 del mismo cuerpo legal
establece que el principio de interés superior también implica que cuando
a un adolescente puedan aplicársele dos leyes o normas diferentes, siempre
se optará por la que resulte más favorable para sus derechos
fundamentales.

B. El derecho de opinión
El derecho de opinión junto con el principio de interés superior del
adolescente, son la esencia de la doctrina de protección integral. El nuevo
paradigma establece que todos los niños, niñas y adolescentes, sin
excepción alguna, son reconocidos como sujetos plenos de derechos, y en
todos los actos administrativos y/o judiciales que les afecten, su opinión
20 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

habrá ser debidamente tomada en cuenta. El derecho de opinión se


convierte en una garantía del ejercicio del derecho de autodeterminación
y desarrollo de la personalidad del niño y la niña. La participación activa
del adolescente en el proceso de su propio desarrollo es un derecho
esencial que no debe negársele, dado que implica la posibilidad de la
realización personal, lo cual fortalece la autonomía del adolescente,
creando las condiciones para que pueda participar en la búsqueda y
satisfacción de sus necesidades y en la satisfacción de las necesidades de
los demás (Solórzano, 2003:108-109).

En ese sentido, la Convención establece que los Estados parte garantizarán


al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio, el derecho
de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que le afecten,
teniéndose debidamente en cuenta sus opiniones, en función de la edad y
madurez (Art. 12.1); también establece que para garantizar lo anterior, se
le dará oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento judicial o
administrativo, ya sea directamente o por medio de un representante o
de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de procedimiento
de la ley nacional (Art. 12.2).

En congruencia con lo establecido en la Convención, la LPINA en su artículo


5 dicta claramente que el interés superior es una garantía que se aplicará
en toda decisión que se adopte en relación a la niñez y adolescencia,
teniendo siempre en cuenta su opinión en función de su edad y madurez.
Asimismo, el artículo 161 de dicho cuerpo legal establece que los
adolescentes a quienes se les atribuye alguna transgresión a la ley penal
tendrán derecho desde el inicio de la investigación, a ser representados y
oídos en el ejercicio de su defensa. De igual cuenta, el artículo 256 establece
que en la elaboración del plan individual y proyecto educativo participará
activamente el adolescente.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 21

C. Justicia especializada
El proceso penal de adolescentes infractores de la ley, de conformidad a
los postulados de la doctrina de protección integral, tiene un fin
eminentemente educativo, alejándose con ello del fin retributivo propio
de los sistemas penales de adultos y convirtiéndose en un «instrumento
formativo y educativo para los adolescentes» (Solórzano, 2006:96). El
efectivo cumplimiento del fin educativo, requiere, además de la adecuación
de normas, el establecimiento de instituciones específicas que cuenten
con el personal especializado en la atención de adolescentes infractores
de la ley, es decir, de una justicia especializada en materia de justicia
penal juvenil, diferente a la de los adultos.

Como se mencionó anteriormente, ya la Constitución Política de la


República de Guatemala expresamente, en su artículo 20, establece que
«los adolescentes, cuya conducta viole la ley penal, serán atendidos por
instituciones y personal especializado». Lo anterior se da en virtud de que
el tratamiento se orienta a la educación integral, como bien lo establece
el mismo artículo. En relación a lo anterior, también la Convención sobre
los Derechos del Niño en su artículo 40, numeral tercero, dicta que los
Estados Parte deberán tomar todas las medidas apropiadas para promover
«procedimientos, autoridades e instituciones específicos para los niños de
quienes se alegue que han infringido leyes». Lo anterior es un gran avance
para garantizar el fin educativo del proceso de adolescentes infractores
de la ley, estableciendo la creación de instituciones específicas con personal
especializado para el efecto.

En congruencia con lo anterior, la LPINA crea una jurisdicción especializada


para conocer los casos de adolescentes transgresores de la ley, y obliga a
19
su vez a las instituciones del sistema de justicia a crear unidades

19 La obligación del Ministerio Público de crear la Fiscalía Especializada de Adolescentes en Conflicto con la Ley
Penal, está contenida en el artículo 6 de las Disposiciones transitorias de la LPINA. La obligación del Instituto
de la Defensa Pública Penal de crear o fortalecer la Unidad Específica de Defensa de Adolescentes en Conflicto
con la Ley Penal, está contenida en el artículo 7 de las Disposiciones transitorias de la LPINA.
22 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

específicas para atender los casos de adolescentes en conflicto con la ley


penal.

Es en el artículo 98 de la LPINA donde se crean los Juzgados «de Adolescentes


en Conflicto con la Ley Penal», «de Control de Ejecución de Medidas», y la
«Sala de la Corte de Apelaciones de la Niñez y Adolescencia»; juzgados que
en algún momento del procedimiento de adolescentes en conflicto con la
ley penal tienen competencia. Reforzando el principio de jurisdicción
especializada, el artículo 99 de la LPINA establece que la jurisdicción de los
tribunales (o juzgados) de adolescentes en conflicto con la ley penal será
especializada y que su personal deberá ser especialmente calificado y contar
por lo menos con un psicólogo, un trabajador social y un pedagogo; esto,
definitivamente es un avance para poder garantizar un enfoque integral en
la atención de los adolescentes que transitan por el sistema de justicia penal
juvenil.

En el caso del Ministerio Público, institución que tiene la exclusividad de


la acción y persecución penal de conformidad con la Constitución Política
y con la Ley Orgánica del Ministerio Público, Decreto 40-94 del Congreso
de la República, se cuenta con una fiscalía de menores o de la niñez, la
cual tiene a su cargo la acción penal pública en contra de adolescentes
infractores de la ley penal, tal como se establece en el artículo 168 de la
LPINA.

La LPINA, en su artículo 248 estipula que la Secretaría de Bienestar Social


–SBS– de la Presidencia es la «autoridad competente en reinserción y
resocialización… competente y responsable de llevar a cabo todas las
acciones relativas al cumplimiento de las sanciones impuestas a los
adolescentes…». La SBS supervisa la ejecución de las sanciones privativas
y no privativas de libertad impuestas a los adolescentes a través de sus
dos programas: el de «Privación de Libertad» que tiene a su cargo los
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 23

cuatro centros de privación de libertad de adolescentes (privación


20
provisional y definitiva) ; y el de «Medidas Socioeducativas», el cual
supervisa la ejecución de las sanciones alternativas a la privación de
libertad. Ambos programas pertenecen a la Subsecretaría de Reinserción
y Resocialización de la SBS.

En el caso de la Policía Nacional Civil, la LPINA en el artículo 96 da vida a


la unidad especializada que tendrá como objetivo principal el «capacitar
y asesorar sistemáticamente» a todos los miembros de esta institución,
específicamente en el tema de derechos y deberes de niños, niñas y
adolescentes.

En la institución del Procurador de Derechos Humanos –Ombudsman– la


LPINA en su artículo 90, crea la «Defensoría de los Derechos de la Niñez y
la Adolescencia», la cual tiene las facultades de defensa, protección y
divulgación de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, así como el
efectivo cumplimiento del ordenamiento jurídico nacional e internacional
en materia de derechos humanos de la niñez y la adolescencia.

Finalmente, el principio de jurisdicción especializada, es reforzado aun


más en el artículo 144 de la LPINA al establecer que tanto en el proceso
como en la ejecución de la sanción, deben intervenir órganos especializados
en materia de derechos humanos y que el personal de dichos órganos
debe tener una formación especializada en derecho, sociología, sicología,
criminología y ciencias del comportamiento, en todos los casos orientada
a la adolescencia en conflicto con la ley penal.

20 Centro Juvenil de Privación de Libertad para Varones I –CEJUPLIV I-, Centro Juvenil de Privación de Libertad
para Varones II –CEJUPLIV II-, Centro Juvenil de Detención Provisional –CEJUDEP- y Centro Juvenil de Privación
de Libertad para Mujeres –CEJUPLIM-. Todos estos centros de privación de libertad están en el Departamento
de Guatemala.
24 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

D. Flagrancia
La limitación de la libertad de locomoción de una persona por vinculársele
a la comisión de un hecho delictivo se conoce como aprehensión, ya sea
ésta por orden judicial o flagrancia.

El Código Procesal Penal de Guatemala –CPP–, decreto 51-92 del Congreso de


la República, en su artículo 257, estipula que existe aprehensión en flagrancia
cuando la persona –en este caso adulta– es sorprendida en el instante en que
comete un hecho delictivo, o descubierta instantes después de haber ejecutado
el mismo, con huellas, instrumentos o efectos del delito que hagan pensar
fundadamente que acaba de participar en su comisión. En la misma línea, la
Constitución, en su artículo 6, estipula que la excepción a la regla de la
aprehensión y detención de una persona sin orden judicial, se da cuando ésta
se realiza flagrantemente, y que dichas personas deberán ser puestas a
disposición de la autoridad judicial competente en un plazo que no exceda de
seis horas, y no podrán quedar sujetos a ninguna otra autoridad.

En cuanto a la aprehensión en flagrancia de los adolescentes, se deben


cumplir los supuestos establecidos en el artículo 257 del CPP; sin embargo,
la diferencia en cuanto al caso de personas adultas, radica en lo establecido
en el artículo 195 de la LPINA, en relación a la presentación inmediata al
21
juez competente , no aplicando en estos casos el plazo de seis horas
establecidos en la Constitución.

Un elemento muy importante en la aprehensión de adolescentes en


flagrancia, es la obligación que los jueces competentes adquieren a raíz

21 En este caso, es el Juez de Primera Instancia de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal. Sin embargo, la
misma LPINA, en su artículo 103 literal B, estipula que los Juzgados de Paz, son competentes en materia de
adolescentes en conflicto con la ley penal para «a) Conocer, tramitar, juzgar y resolver los hechos, atribuidos
a los adolescentes, constitutivos de faltas, delitos contra la seguridad del tránsito y delitos cuya pena máxima
de prisión no sea superior a los tres años o consista en pena de multa, según el Código Penal o leyes penales
especiales… b) En los casos de flagrancia o de presentación del adolescente sindicado de la comisión de un
hecho calificado como delito, se pronunciará sobre su situación jurídica y procesal… c) ...podrá disponer la
medida de coerción adecuada, de acuerdo a lo establecido por esta Ley y ordenará practicar las diligencias que
sean necesarias para el esclarecimiento del caso concreto, según la naturaleza del delito».
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 25

del mismo artículo 195 de la LPINA: «en todos los casos, el juez al resolver
el caso del adolescente se pronunciará sobre la legalidad de la detención».
La obligación anterior, en primer lugar, es una garantía para que el
adolescente aprehendido y detenido no sea llevado a cuerpo, cuartel o
22
estación de policía o centro de detención para adultos , lo cual es
establecido por el artículo anterior, así como por la Constitución que
prohíbe que las personas aprehendidas flagrantemente queden sujetas a
otra autoridad diferente a la autoridad judicial competente; y en segundo
lugar, una garantía del respeto a los derechos humanos de los adolescentes
aprehendidos flagrantemente.

Posteriormente a la presentación de los adolescentes aprehendidos en


flagrancia ante juez competente y determinando éste la legalidad de la
detención, deberá resolver la situación jurídica y procesal del mismo.

E. Presunción de minoridad
Con el objetivo de no causar daños irreparables, así como el no incurrir en
detención ilegal, con las consecuencias legales que implicaría, se otorga
el principio de presunción de minoridad, el cual manda que cuando no se
logre establecer por ningún medio la edad de una persona, se le presumirá
menor de edad. El principio anterior se aplicará en los casos donde exista
realmente «duda razonable» de que la persona es menor de edad,
excluyendo así, los casos en donde resulte un «hecho notorio» que la
persona es mayor de edad. En estos casos será el ente investigador quien
determine la edad, mediante pruebas científicas forenses.

Ni el texto constitucional ni la Convención sobre los Derechos del Niño


regulan este principio, sin embargo la LPINA, expresamente en su artículo
137, establece que en los casos en que por ningún medio pueda

22 Artículo 195 de la LPINA: «quien traslade o detenga a un adolescente a un lugar distinto al señalado incurrirá
en el delito de abuso de autoridad. El Juez bajo su estricta responsabilidad certificará lo conducente para los
efectos de la persecución penal del responsable».
26 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

comprobarse la edad de una persona, presumiblemente menor de


dieciocho años, ésta será considerada como tal y quedará sujeta al
procedimiento de adolescentes en conflicto con la ley penal, mientras no
se compruebe lo contrario.

F. Privacidad y confidencialidad
Con el objetivo de proteger la intimidad de los adolescentes captados por
el sistema de justicia penal juvenil y evitar los efectos negativos de la
estigmatización al ser catalogados como «delincuentes» o «criminales», y
por ende, garantizar su adecuada inserción social y familiar –de
conformidad con el principio de interés superior y para garantizar una
mínima afectación–, los adolescentes tienen derecho a la privacidad
durante el proceso, y que el mismo sea confidencial.

En ese sentido, la Convención establece en su artículo 40 numeral vi, que


los Estados parte garantizarán que se respetará plenamente la vida privada
de los adolescentes de quienes se alega infringen la ley penal, en todas las
fases del procedimiento. Asimismo, las Reglas de Beijing, en cuanto al
derecho a la privacidad, disponen que, para evitar que la publicidad
indebida o el proceso de difamación perjudiquen a las y los adolescentes,
se respetará en todas las etapas su derecho a la intimidad (regla 8.1), y
que en principio no se publicará ninguna información que pueda dar lugar
a la individualización de un adolescente delincuente (regla 8.2). También
señalan, en cuanto al principio de confidencialidad, que los registros o
expedientes de adolescentes delincuentes serán de carácter estrictamente
confidencial y no podrán ser consultados por terceros. Sólo tendrán acceso
a dichos archivos las personas que participen directamente en la
tramitación de un caso en curso, así como otras personas debidamente
autorizadas (regla 21.1).

Congruentemente con lo anterior, la LPINA indica en el artículo 152 que


los adolescentes tendrán derecho a que se les respete su vida privada y la
de su familia y, además, prohíbe divulgar la identidad de los adolescentes
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 27

que son sometidos a un proceso penal. También el artículo 153 apunta


que serán confidenciales los datos sobre los hechos cometidos por
adolescentes, y que en todo momento se deberá respetar la identidad y la
imagen del adolescente, asimismo, en cuanto a estadísticas judiciales, que
los jueces deben procurar que la información no contravenga el principio
de confidencialidad ni el derecho a la privacidad.

Es importante lo estipulado por el artículo 154, párrafo segundo, de la


LPINA, pues prohíbe «divulgar por cualquier forma la identidad e imagen
del adolescente acusado, procesado o sancionado y la de los miembros de
su familia. A los infractores se les impondrá una multa entre cinco y
veinticinco salarios mínimos del sector laboral al que pertenezcan.
Dependiendo del daño provocado, ésta será cuantificada e impuesta por
el Juez de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal de la jurisdicción en
donde se realizó la infracción».

G. La privación de libertad como ultima ratio


Uno de los principios rectores del nuevo paradigma de protección integral
es el de la privación de libertad como el último recurso –ultima ratio–, el
cual está íntimamente relacionado con el principio de interés superior de
los adolescentes y con el de proporcionalidad, en virtud de los efectos
negativos que les produce la privación de libertad. De hecho, a partir de
este principio surge, quizá, la más grande diferencia del sistema penal
juvenil respecto al sistema penal de adultos, es decir, el conjunto de
23
sanciones socioeducativas .

23 La LPINA a diferencia del Código Procesal Penal para adultos, establece en su artículo 238, diferentes sanciones
socioeducativas que el juzgador puede imponer a adolescentes que resulten responsables de la comisión de
un hecho delictivo. El juez puede aplicar las siguientes: 1) Amonestación y advertencia, 2) Libertad Asistida,
3) Prestación de servicios a la comunidad, 4) Reparación de los daños al ofendido, 5) Órdenes de orientación
y supervisión, 6) Internamiento terapéutico o tratamiento ambulatorio en un centro especializado de salud,
para desintoxicarlos o eliminar su adicción a las drogas, 7) Privación del permiso de conducir, 8) Sanciones
privativas de libertad.
28 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

En cuanto a la privación de libertad como ultima ratio, la Convención regula


en el artículo 37 que dicha medida se desarrollará de conformidad con la
ley y que se utilizará sólo como medida de último recurso y durante el
período más breve posible. Las Reglas de Beijing también establecen, en
ese sentido, que las restricciones a la libertad personal del adolescente se
impondrán sólo tras cuidadoso estudio y se reducirán al mínimo posible
(regla 17.1.b); que sólo se impondrá la privación de libertad personal en
el caso de que el adolescente sea condenado por un acto grave en el que
concurra violencia contra otra persona o por la reincidencia en cometer
otros delitos graves, y siempre que no haya otra respuesta adecuada (regla
17.1.c); y que siempre al momento de aplicar cualquier medida se deberá
considerar el bienestar del adolescente (regla 17.1.d). Lo anterior también
lo refuerzan las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de
Menores Privados de Libertad, al indicar que el encarcelamiento deberá
usarse como último recurso (regla 1), que sólo se podrá privar de libertad
a los adolescentes de conformidad con los principios y procedimientos
establecidos en los estándares internacionales, y que será por el período
mínimo necesario, sin excluir la posibilidad de que el adolescente sea
puesto en libertad antes del tiempo establecido por una autoridad judicial
(regla 2).

En congruencia con lo establecido en las anteriores leyes internacionales,


la LPINA, establece en el artículo 182, en cuanto a la privación de libertad
provisional como medida de coerción, que tiene carácter excepcional,
especialmente para los mayores de trece años y menores de quince, y
sólo se aplicará cuando no sea posible aplicar otra medida menos gravosa.
Dicho artículo estipula como presupuestos materiales para la aplicación
de la privación de libertad que a) exista peligro de fuga y/u obstaculización
de la averiguación de la verdad, y b) que el hecho que se atribuya al
adolescente sea constitutivo de un delito que implique grave violencia y
sea contra la vida, la integridad física, la libertad individual o sexual de las
personas. La privación de libertad únicamente podrá ser solicitada por el
fiscal y se podrá aplicar sólo con orden de juez competente (principio de
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 29

judicialidad). Asimismo, con el fin de que la privación de libertad provisional


dure el menor tiempo posible, la LPINA obliga a los jueces y a los fiscales
a que consideren estos casos como de «máxima prioridad», tal como lo
24
señala el artículo 183 de la LPINA, pues no puede durar más de dos meses .

En cuanto a la privación de libertad como sanción, la LPINA en el artículo


252 establece que es una sanción de carácter excepcional y que sólo puede
ser aplicada cuando exista grave violencia en contra de las personas y no
podrá durar más de seis años para los adolescentes entre los quince y
diecisiete años, y de dos años para adolescentes con edades entre los
trece y quince años; y que el juez para imponer esta sanción deberá tomar
las circunstancias personales, familiares, sociales y educativas del
adolescente. Es importante resaltar que la LPINA, en su artículo 220, indica
que al momento de determinar la idoneidad de la sanción, sea ésta
privativa o no privativa de libertad, obliga al juez a asistirse de un psicólogo
y un pedagogo, además de tomar en cuenta la opinión del adolescente;
asimismo norma en el artículo 222, literal «a», que uno de los principios
generales de las sanciones de privación de libertad es que deberán ser
siempre fundamentadas y se reducirán al mínimo posible, y que sólo se
impondrá como sanción de último recurso, previa justificación de la
inexistencia de otra respuesta adecuada, tal como se establece en la literal
«c» del mismo artículo.

Si bien la LPINA establece la privación de libertad como último recurso y


por el período de tiempo más breve, a falta de otra medida o sanción
adecuada, también indica que los adolescentes tendrán derecho a ser
ubicados en un centro adecuado, exclusivo para adolescentes, y no en uno
destinado para personas adultas, tal como lo establece en su artículo 159.

24 La LPINA establece en el artículo 179, que el plazo de la fase de investigación, así como la duración de las
medidas de coerción es de dos meses contados a partir de que se dicta el auto de procesamiento. Después
de vencido éste plazo a solicitud del fiscal y mediante un auto razonado por el Juez, se podrá ampliar el plazo
de la investigación y de las medidas de coerción por dos meses más, a excepción de la medida de privación
de libertad provisional, la cual en ningún caso puede ser prorrogada.
30 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Además establece que los centros de privación de libertad provisional


deberán ser diferentes a los de cumplimiento de sanción y que deberán
existir centros adecuados para cada sexo, tal como está regulado en el
artículo 182.

Los centros de privación de libertad para adolescentes en conflicto con la


ley penal además de cumplir con las normas y parámetros mínimos
establecidos en la legislación internacional, compatibles con los derechos
humanos y las libertades fundamentales, con miras a contrarrestar los
efectos perjudiciales de todo tipo de detención y encierro, deberán
fomentar además la educación e integración sociofamiliar.

JUICIO PREVIO

A. Legalidad y lesividad
La definición de una prohibición penal tiene como finalidad evitar que
esas acciones se realicen, pues se les considera dañosas para la convivencia
social, pero al mismo tiempo constituye una limitación a las posibilidades
de actuar. Limitación que cumple también con la finalidad de generar
expectativa por parte de todos de que nuestra conducta no afectará bienes
jurídicos reconocidos en la ley. El reconocimiento de que la libertad de
acción constituye un bien jurídico fundamental para el desarrollo de la
persona, lleva aparejada la conclusión que, bajo principios liberales, la
intervención del Estado en forma coactiva deberá ser la mínima necesaria
para garantizar la paz social y el desarrollo de la persona.

Este principio se encuentra plasmado en la Constitución en el artículo 5,


relacionado con la libertad de acción, al establecer que toda persona tiene
derecho a hacer lo que la ley no prohíbe. Aunado al reconocimiento del
principio de la libertad se encuentra el de legalidad en materia penal, en
el artículo 17: no son punibles las acciones u omisiones que no estén
calificadas como delito o falta y penadas por ley anterior a su perpetración.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 31

En cuanto a la descripción de las conductas prohibidas, el principio de


legalidad exige que éstas sean objeto de comprobación fáctica (falso o
verdadero), de tal manera que los jueces no puedan ampliar su
interpretación en base a criterios morales como: actos obscenos,
honestidad, conductas malvadas entre otras. Este principio, conocido en
la doctrina como lex stricta, permite que las pruebas presentadas por el
ente acusador sean claras y precisas, lo que favorece la refutación por
parte del que ejerce la defensa. El principio de legalidad exige además
que la prohibición sea producto de una ley, entendida ésta como producto
de un procedimiento formal ante el órgano encargado de producción
legislativa.

Anteriormente todos estos principios fueron negados en la legislación de


adolescentes, inspirados bajo el principio que la protección prevalece sobre
cualquier otra finalidad de la ley. De esto se desprende que la «situación
irregular» de los adolescentes fuese considerada como condición previa
a la aplicación de una medida de protección, sea ésta de privación de
libertad o no. Esto implicaba que la comisión de un hecho delictivo, o más
bien el simple señalamiento o sospecha de haberlo cometido, fuese una
condición para considerar a un «menor de edad» en «situación irregular»
y por lo tanto, susceptible de aplicación de una medida. Sucede distinto
dentro de la concepción de la Doctrina de la Protección Integral, donde
existe una separación clara entre protección y sanción punitiva. La primera,
se considera una medida que tiene como finalidad restituir un derecho
reconocido para la niñez, y la segunda, como consecuencia jurídica en el
caso de comisión de un hecho considerado como delito o falta.

En cuanto al principio de legalidad, las Directrices de las Naciones Unidas


para la Prevención de la Delincuencia Juvenil –Directrices de Riad–
establecen que a fin de impedir que prosiga la estigmatización, victimización
y criminalización de los jóvenes, deberán promulgarse leyes que garanticen
que ningún acto que no sea considerado delito ni sea sancionado cuando
32 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

lo comete un adulto, se considere delito ni sea objeto de sanción cuando


sea cometido por un joven (directriz 51).

En ese sentido, la LPINA en su artículo 145 claramente regula que ningún


adolescente podrá ser sometido a un proceso por hechos que no violen la
ley penal. Otra consecuencia del principio de legalidad se refiere a la
determinación de las medidas socioeducativas aplicables, es decir, lo
referente a su definición, a las condiciones en que se debe realizar y a su
duración. De esta manera, la LPINA pone fin a la arbitrariedad con que el
juez de adolescentes aplicaba las medidas socioeducativas; ello constituía
de hecho, un proceso de criminalización de adolescentes en condición de
vulnerabilidad, ya sea por su situación socioeconómica, por provenir de
sectores marginales, por estar en procesos de callejización, por estar
vinculados a maras y pandillas, por provenir de hogares disfuncionales,
entre otros. En ese sentido la LPINA en el artículo 158 establece
expresamente que no podrán imponerse, por ninguna circunstancia,
sanciones no determinadas en dicho cuerpo legal.

En cuanto al principio de lesividad, se debe entender éste como la


necesidad de comprobar que la conducta del adolescente efectivamente
dañó o puso en peligro un bien jurídico tutelado; es decir, no es suficiente
la realización de la figura típica, se requiere además la comprobación del
daño del bien jurídico (Solórzano, 2006:113). En ese sentido, la LPINA norma
en su artículo 146 que ningún adolescente podrá ser sometido a ninguna
medida establecida, si no se comprueba que su conducta daña o pone en
peligro un bien jurídico tutelado.

B. Racionalidad y proporcionalidad
Es importante tener claridad de que el fin del proceso de adolescentes en
conflicto con la ley penal es eminentemente educativo y que se orienta a
su formación integral y a la inserción social y familiar. En estos casos la
intervención estatal se aleja de la retribución o castigo, lo cual implica
dos situaciones importantes: en primer lugar, que debe existir una
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 33

diferencia cualitativa entre una consecuencia jurídica del delito para los
adultos y para los menores de edad. Mientras que para los adultos se
estipula como pena principal la privación de libertad, contemplada en el
25
artículo 19 de la Constitución , para los menores de edad, programas
educativos. La segunda consecuencia es separar a los adolescentes del
proceso penal de adultos, para la aplicación de las medidas
socioeducativas, contemplada en el artículo 20 de la Constitución, lo cual
es congruente con la Convención sobre los Derechos del Niño.

Con lo anterior se prevé un uso racional de la violencia estatal en el ejercicio


del ius puniendi, y la aplicación de una forma extensiva del principio de
proporcionalidad al incluir en su interpretación no sólo la gravedad del
hecho realizado, sino las circunstancias personales, familiares y sociales
del adolescente (Solórzano, 2006:113), y con ello garantizar un adecuado
abordaje desde un enfoque integral.

La Convención, en su artículo 40 numeral iv, establece que los Estados


deben disponer de diversas medidas, diferentes a la internación en
instituciones, para asegurar que los adolescentes sean tratados de manera
apropiada para su bienestar y que dichas medidas guarden proporción
tanto con sus circunstancias como con la infracción cometida. En la misma
línea, las Reglas de Beijing establecen que el sistema de justicia penal
juvenil debe hacer hincapié en el bienestar de los adolescentes y garantizar

25 El sistema penitenciario debe tender a la readaptación social y a la reeducación de los reclusos, así como debe
cumplir en el tratamiento de los mismos con las siguientes normas mínimas: a. Deben ser tratados como
seres humanos; no deben ser discriminados por motivo alguno, ni podrán infligírseles tratos crueles, torturas
físicas, morales, psíquicas, coacciones o molestias, trabajos incompatibles con su estado físico, acciones
denigrantes a su dignidad, o hacerles víctimas de exacciones, ni ser sometidos a experimentos científicos; b.
Deben cumplir las penas en los lugares destinados para el efecto. Los centros penales son de carácter civil y
con personal especializado; y, c. Tienen derecho a comunicarse, cuando lo soliciten, con sus familiares, abogado
defensor, asistente religioso o médico, y en su caso, con el representante diplomático o consular de su
nacionalidad.
La infracción de cualquiera de las normas establecidas en este artículo, da derecho al detenido a reclamar del
Estado la indemnización por los daños ocasionados y la Corte Suprema de Justicia ordenará su protección
inmediata. El Estado deberá crear y fomentar las condiciones para el exacto cumplimiento de lo preceptuado
en este artículo.
34 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

que cualquier respuesta o medida sea en todo momento proporcionada a


las circunstancias del delincuente y del delito (regla 5.1).

En ese sentido la LPINA es congruente con la normativa internacional al


establecer, en el artículo 157, que las sanciones que se impongan dentro
del proceso tendrán que ser racionales y proporcionales a la transgresión
cometida por el adolescente que viole la ley penal. También el artículo
222 literal «a» regula que las respuestas a los adolescentes en conflicto
con la ley penal serán siempre proporcionales a las circunstancias y a la
gravedad del hecho, al grado de exigibilidad y a sus circunstancias y
necesidades.

C. Oralidad
El principio de oralidad consiste en que todas las etapas del proceso penal
juvenil, al igual que el de adultos, deben exponerse oralmente, lo cual
garantiza resultados importantes, tales como celeridad procesal, vivencia
en la exposición y eficacia en el descubrimiento de la verdad (López
Contreras, 2005:152).

La Constitución, en su artículo 12 establece que nadie podrá ser condenado,


ni privado de sus derechos, sin haber sido citado, oído y vencido en proceso
legal ante juez o tribunal competente. Este artículo, por tanto, implica
como presupuesto el derecho a ser oído, lo cual no se puede dar sin la
expresión oral de una persona que la emita; es decir, para que una persona
sea oída debe previamente dársele la oportunidad de hablar (ICCPG,
2007:21).

En congruencia con lo establecido en la Constitución, en relación a un


juicio previo democrático, de forma expresa la LPINA, en su artículo 142,
indica que «todas las actuaciones en el proceso de adolescentes en conflicto
con la ley penal serán gratuitas y se efectuarán oralmente».
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 35

D. Inmediación
El principio de inmediación garantiza y determina la presencia inmediata
de los sujetos procesales en cada una de las actividades que se desarrollan
durante el proceso penal juvenil, en un mismo espacio y lugar. En ese
sentido es el Juez el actor más importante de todos, sin cuya comparecencia
no existe decisión judicial válida (López Contreras, 2005:152), ya que en él
recae la exclusividad de la función jurisdiccional.

En cuanto al principio de inmediación, la Constitución regula, en el artículo


12, que nadie podrá ser condenado sin haber sido citado, oído y vencido
en proceso legal ante juez o tribunal competente preestablecido, el
facultado para juzgar, quien escucha tanto al acusado como al acusador;
nadie podría ser vencido sin la presencia del juzgador, siendo en
consecuencia una construcción de inmediación fundamental (ICCPG,
2007:21).

En ese sentido, la LPINA, en congruencia con lo establecido en la ley


constitucional, dictamina en el artículo 142 que el Juez o tribunal en su
caso, el fiscal, el abogado defensor, el adolescente acusado y las partes
procesales deberán asistir personalmente al desarrollo íntegro de todas
las audiencias que se señalen, lo cual implica inmediación procesal.

E. Juez imparcial
Para el adecuado desarrollo del proceso de adolescentes en conflicto con
la ley penal, así como el alcance de los fines educativos del mismo, es
vital y de suma importancia la objetividad e imparcialidad del juez o
tribunal en la actuación judicial, la cual se enmarcará en el control y el
respeto a los derechos y a las garantías fundamentales establecidas en
todo el marco jurídico nacional e internacional en materia de justicia penal
juvenil.

En ese sentido, la Convención sobre los Derechos del Niño regula en su


artículo 37, literal «d», que los adolescentes en conflicto con la ley penal
36 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

privados de libertad, tienen derecho a impugnar la legalidad de la privación


de libertad ante un tribunal u otra autoridad competente, independiente
e imparcial y a una pronta decisión sobre dicha acción. Reforzando lo
anterior, las Reglas de Beijing, establecen que los adolescentes a quienes
se les dictara una sentencia, han de ser puestos a disposición de la autoridad
competente (corte, tribunal, junta, consejo, etc.), la cual decidirá con
arreglo a los principios de un juicio imparcial y equitativo (regla 14.1).

A pesar de contar con un marco normativo a nivel internacional sobre la


imparcialidad de la actuación judicial, en la LPINA no existe un artículo o
descripción normativa que lo señale.

DERECHO DE DEFENSA
Es indudable que el reconocimiento del adolescente en conflicto con la
ley penal como sujeto de derechos, tiene implicaciones directas dentro
del proceso iniciado en su contra. En un Estado de Derecho, la persona
acusada de un hecho delictivo ya no es más un objeto del proceso, ni
mucho menos, como lo pretende la doctrina de la situación irregular,
objeto de protección. Por tal motivo, su participación dentro del proceso
debe ser activa y esto por dos situaciones: la primera, manifestada en el
principio de contradicción, explicada como característica básica del juicio,
pues sin una oposición presentada en contra del órgano responsable de la
persecución penal, el juez responsable de la toma de decisiones quedará
únicamente con la información proporcionada por una de las partes, lo
cual, en la lógica del juicio, resulta contraproducente para la producción
de la verdad. La segunda situación se refiere a que, como persona, tiene
derecho de influir en la decisión, ya sea para desvirtuarla totalmente o
bien para disminuir sus efectos.

La defensa es el derecho intangible que tiene todo ciudadano a enfrentar


los cargos que se realicen en el curso de un proceso penal. La inviolabilidad
del derecho de defensa es la garantía fundamental con la que cuenta el
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 37

ciudadano, porque es el único que permite que las demás garantías tengan
una vigencia concreta dentro del proceso penal (Binder, 2002:155).

Este principio está consagrado en el artículo 12 de la Constitución, incluso


junto a la garantía de juicio previo y debido proceso: «La defensa de la
persona y sus derechos son inviolables. Nadie podrá ser condenado, ni
privado de sus derechos, sin haber sido citado, oído y vencido en proceso
legal ante juez o tribunal competente y preestablecido».

A. Defensa material
El derecho de defensa es un derecho del imputado, el cual debe ejercer
personalmente y se denomina «defensa material». El derecho de defensa
material se concreta primordialmente a través de lo que se conoce como
el «derecho a ser oído» o el «derecho a declarar en el proceso» (Binder,
2002:156).

En el caso de adolescentes transgresores de la ley penal, la defensa material


presenta algunos riesgos de ser asumida en virtud de su falta de experiencia
y por temores propios de la edad (Solórzano, 2006:111).

La Convención, en relación a la defensa material, establece en su artículo


40, inciso 2, numeral iv, que se le garantizará a los adolescentes de quienes
se alegue han infringido la ley penal «que podrán interrogar o hacer que
se interrogue a testigos de cargo y obtener la participación y el
interrogatorio de testigos de descargo en condiciones de igualdad».

En congruencia con lo anterior, el artículo 155 de la LPINA regula que «los


adolescentes tendrán derecho de presentar las pruebas y los argumentos
necesarios para su defensa y de rebatir cuando sea contrario. En ningún
caso podrá juzgárseles en su ausencia». Asimismo, el derecho de opinión
de los adolescentes en cualquier fase del proceso, que deberá ser tomada
en cuenta, es un refuerzo a la defensa material.
38 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

B. Defensa técnica
El derecho de defensa técnica de los adolescentes se garantiza a través de
la asistencia de un defensor letrado, es decir, por un abogado que, con su
conocimiento de las leyes y del proceso, acreciente sus posibilidades de
defensa. La defensa técnica contribuye a que el proceso responda a las
exigencias del Estado de Derecho; y en esto último consiste su función
«pública» o «social»: su contribución, a través de la asistencia al imputado
particular, a la legitimidad de los juicios en un Estado de Derecho (Binder,
2002:159). En relación a lo anterior, se hace necesario que si el adolescente
no cuenta con los medios para obtener la asesoría de un abogado defensor,
le sea propuesto por el Estado en forma gratuita.

En ese sentido la Convención dicta en el artículo 40, inciso 2, literal «b.ii»,


que se dispondrá de asistencia técnica jurídica u otra asistencia apropiada
en la preparación y presentación de la defensa del adolescente en conflicto
con la ley penal. Asimismo, las Reglas de Beijing establecen que el
adolescente tendrá derecho a hacerse representar por un asesor jurídico
durante todo el proceso o a solicitar asistencia jurídica gratuita cuando
esté prevista la prestación de dicha ayuda en el país (Regla 15.1).

En congruencia con lo anterior, la LPINA establece en el artículo 154 que


los adolescentes tendrán derecho a ser asistidos por un defensor, desde el
inicio de la investigación y hasta que cumplan con la medida que les sea
impuesta.

C. Derecho a un intérprete
La realidad multicultural de Guatemala por estar conformada por diversos
grupos étnicos entre los que figuran los grupos indígenas de ascendencia
maya, así como los garífunas y xincas, y en virtud de hablarse idiomas
diferentes al español, supone un reto en materia de acceso a la justicia.
Es debido a esa realidad que surge la necesidad de acercar el sistema
judicial a los usuarios, a través de una persona que facilite la comunicación
en los diferentes idiomas existentes en el país. En ese sentido, los
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 39

adolescentes en conflicto con la ley penal no pueden ser informados de


los hechos que se les responsabiliza en otro idioma que no sea el materno,
el que habla y comprende, por lo que tampoco se le puede exigir expresarse
en el idioma español si no es su idioma materno (ICCPG, 2007:25).

En ese sentido, la Convención en su artículo 40, numeral 2, literal «b.iv»,


establece que los adolescentes contarán con la asistencia gratuita de un
intérprete si no comprenden o no hablan el idioma utilizado por ellos. Del
mismo modo, las Reglas de las Naciones Unidas para la Protección de
Menores Privados de Libertad indican que los adolescentes que no conozcan
suficientemente el idioma hablado por el personal del establecimiento de
detención, tendrán derecho a los servicios gratuitos de un intérprete
siempre que sea necesario (regla 6).

En congruencia con lo anterior y con lo establecido en la legislación


internacional, la LPINA regula en su artículo 143 que «el adolescente tiene
derecho a un intérprete gratuito, para que lo asista en todas las diligencias
en que sea necesaria su presencia y siempre que no comprenda o no hable
el idioma utilizado»; en el mismo sentido, el artículo 159 establece que
«en caso de ser sometidos a una sanción privativa de libertad… deberá
garantizárseles un intérprete y que el juicio se desarrolle en su idioma tal
como está previsto para los adultos».

Con la defensa técnica y la asistencia del intérprete durante todo el


desarrollo del proceso, disminuye la condición de vulnerabilidad de los
adolescentes al ser sometidos a un proceso de naturaleza punitiva.

ACUSATORIO
La definición sustancial del juicio como racionalidad y su forma, que implica
el contradictorio, elemental para oponer distintas visiones del hecho
sometido a «juicio», implica un elemento básico: la imparcialidad de la
persona responsable de la decisión final, esto es el juez. Dicha circunstancia
no se puede sostener, sin que exista una persona responsable de formular
40 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

los cargos, y por lo tanto, realizar también la investigación criminal


correspondiente, esto es el fiscal del Ministerio Público. El principio
acusatorio, adquiere así, una importancia clave para el desarrollo del
debido proceso y también para garantizar su efectividad. El nuevo sistema
acusatorio nace en el año 1996, a partir de la entrada en vigencia del
Código Procesal Penal guatemalteco, Decreto 51-92 del Congreso de la
República.

A. Carga de la prueba
Para comprobar la responsabilidad de un adolescente en la comisión de
un hecho delictivo es necesario contar con las pruebas aportadas por el
ente acusador. En ese sentido, no es obligatorio para la defensa presentar
pruebas, ni mucho menos para el juez, quien tiene como función exclusiva
el resolver el conflicto y el velar porque se respeten los derechos y garantías
procesales.

El artículo 251 de la Constitución norma que es al Ministerio Público al


que le corresponde el ejercicio de la acción penal, y por lo tanto sobre él
recae la carga de la prueba, en virtud de la presunción de inocencia.

En congruencia con lo establecido en la Constitución, la LPINA en su artículo


108 último párrafo establece que «corresponderá al Ministerio Público, a
través de la fiscalía especializada de la adolescencia, la investigación de
aquellos hechos contrarios a la ley penal, atribuibles a adolescentes».
También el artículo 168 dicta que el Ministerio Público, deberá realizar
los actos necesarios para promover y ejercer de oficio la acción penal
pública. Complementando lo anterior, el artículo 169 regula que el
Ministerio Público iniciará la investigación y la persecución penal del
adolescente, practicando todas las diligencias pertinentes y útiles para
determinar la existencia del hecho delictivo, la autoría o participación del
adolescente o en su caso, de personas adultas y verificar el daño causado;
también solicitará las pruebas, las aportará, y cuando proceda, participará
en su producción. Es importante resaltar que, a pesar de ser la institución
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 41

en quien recae la persecución penal y carga de la prueba, en todas las


fases del proceso el fiscal de adolescentes debe actuar con objetividad,
imparcialidad y apego a los principios de la LPINA.

En relación a la carga de la prueba durante el proceso, el modelo normativo


de la LPINA contempla también que el adolescente pueda asumir, según
su interés, una actitud pasiva durante el proceso, es decir, abstenerse de
declarar, lo cual no debe ser interpretado en su contra, como se establece
en su artículo 149.

B. Presunción de inocencia
Resulta una convención dentro del Estado de Derecho, que la declaración
de culpabilidad solamente puede dictarse en un juicio con las
características indicadas anteriormente. Lo cual trae como corolario que
mientras una sentencia no declare su responsabilidad, en sentido
específico, el adolescente en conflicto con la ley penal debe ser considerado
inocente. Las consecuencias directas del principio de inocencia no sólo se
refieren a la declaración de responsabilidad en el juicio, lo cual ya es
bastante, pues debe tener implicaciones prácticas al momento del diseño
normativo, de tal manera que su descripción no quede como una simple
declaración de buena voluntad, sin que la misma cause algún impacto en
las prácticas judiciales.

Para que un modelo normativo tenga impacto directo en las prácticas


judiciales, es necesario incluir, por ejemplo, dos elementos que se derivan
del principio de inocencia: el primero se refiere a que la persona sujeta a
un proceso no está obligada a probar su inocencia, lo cual significa que la
carga de la prueba recae sobre el órgano responsable de la persecución
penal, en este caso el Ministerio Público; y en segundo lugar, no menos
importante, el trato que como inocente merece el adolescente durante el
proceso, esto es, las implicaciones directas en las medidas de coerción.

Esta convención universal, está contemplada en la Constitución en su


artículo 14: «Toda persona es inocente, mientras no se le haya declarado
42 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

responsable judicialmente, en sentencia debidamente ejecutoriada». De


igual forma, la Convención, retoma esta garantía en los siguientes términos:
«Que se presumirá inocente mientras no se pruebe su culpabilidad
conforme a la ley». Las Reglas de Beijing también regulan que, «en todas
las etapas del proceso se respetarán garantías procesales básicas tales
como la presunción de inocencia» (regla 7.1).

En congruencia con lo anterior, el artículo 147 de la LPINA establece que


«a los adolescentes se les presumirá inocentes hasta tanto no se les
compruebe, por los medios establecidos en esta ley u otros medios legales,
su participación en los hechos que se les atribuyen». También, es en cuanto
al trato como inocente, que la LPINA contempla el uso restrictivo de las
medidas de coerción, evitando en todo momento, la posibilidad de utilizar
la prisión provisional.

DEMOCRATIZACIÓN DEL PROCESO

A. Separación de funciones
La base del sistema acusatorio se encuentra en la separación de las
funciones de los actores que intervienen en el proceso penal de
adolescentes en conflicto con la ley penal. En base al principio
contradictorio, existe la figura del ente encargado de la persecución penal
y carga de la prueba, en controversia con los intereses del defensor técnico
en representación del adolescente. También resalta la figura del juez, quien
tiene la exclusividad de la función jurisdiccional y debe desempeñar su rol
de una forma eminentemente imparcial, velando únicamente porque se
respeten los derechos y garantías procesales establecidos en la normativa
nacional e internacional, que revisten un proceso penal juvenil democrático.

En relación a lo anterior, la Constitución regula en su artículo 203 que


«corresponde a los tribunales de justicia la potestad de juzgar y promover
la ejecución de lo juzgado… Los magistrados y jueces son independientes
en el ejercicio de sus funciones y únicamente están sujetos a lo establecido
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 43

en la Constitución Política de Guatemala y a las leyes. La función


jurisdiccional se ejerce, con exclusividad absoluta, por la Corte Suprema
de Justicia y por los demás tribunales que la ley establezca». En su artículo
251, la Constitución indica que al Ministerio Público «le corresponde el
ejercicio de la acción penal pública». Por último, en el texto constitucional
no se encuentra regulada la defensa en forma explícita, sin embargo de la
lectura sistemática de los artículos 7, 8 y 12, surge la institución de la
defensa técnica (ICCPG, 2007:25).

En congruencia con el texto constitucional, la LPINA establece la función


jurisdiccional a cargo de los Juzgados de Adolescentes en Conflicto con la
Ley Penal en los artículos 99 (Organización de la jurisdicción), 105
(Atribuciones de los Juzgados de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal)
y 160 (Juzgados y tribunales competentes). La función exclusiva de
persecución penal y carga de la prueba del Ministerio Publico está
contemplada en los artículos 108 (Atribuciones del Ministerio Público),
168 (Ministerio Público) y 169 (Funciones del Ministerio Público), de la
LPINA.

Al igual que en el texto constitucional, la LPINA no regula la defensa en


forma explícita. Sin embargo, en los artículos 154 (Principio de
inviolabilidad de la defensa), 155 (Derecho de defensa) y 167 (Defensores),
también se institucionaliza la defensa técnica.

B. Soluciones anticipadas
Las soluciones anticipadas, conocidas también como formas anticipadas
de terminación del proceso penal de adolescentes, tienen un carácter
desjudicializador. En ese sentido, estas medidas desjudicializadoras deben
entenderse desde una perspectiva material a través de un análisis de la
tipicidad como categoría jurídica del delito. Es decir, aquellos hechos que
no tienen suficiente entidad como para apreciar una afectación material
del bien jurídico, deben ser objeto de desjudicialización (Rodríguez,
2006:18).
44 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Las formas anticipadas de terminación del proceso se basan en los


principios de intervención mínima, racionalidad, proporcionalidad,
flexibilización y diversificación, teniendo como fines generales el reducir
la afectación social, moral y psicológica que el proceso penal puede
generarle al adolescente; economía procesal; mayor efectividad a los
postulados de la legislación especial de la niñez y adolescencia;
involucramiento de la comunidad en las soluciones de la delincuencia
juvenil; y, reducción de la criminalización que produce el sistema penal.
Asimismo, dichas medidas tienen los fines específicos de conservar al
máximo posible el ritmo normal diario de vida y entorno del adolescente;
permitir al adolescente una comprensión adecuada de su conducta y
generar un sentimiento de responsabilidad por sus actos y de respeto de
los derechos de terceros; y, entender la delincuencia de los adolescentes
como un episodio de la adolescencia (Solórzano, 2006:146).

El principio acusatorio incluye también la potestad del órgano de


persecución, Ministerio Público, de disponer, en determinados casos
reglados por la LPINA, del ejercicio de la acción pública; esto es, la búsqueda
de soluciones simplificadas del proceso, que incluyen mejores soluciones
al conflicto presentado ante los tribunales y la posibilidad de resarcimiento
para la víctima.

La Constitución no regula las formas anticipadas de terminación del


proceso, sin embargo la Convención en su artículo 40, numeral 3, literal
«b», establece que los Estados Partes, siempre que sea apropiado y
deseable, adoptarán medidas para tratar a los adolescentes sin recurrir a
procedimientos judiciales, en el entendimiento de que se respetarán
plenamente los derechos humanos y las garantías legales.

La LPINA, en congruencia con los principios anteriormente mencionados y


con carácter desjudicializador, indica en el artículo 184 las tres formas
anticipadas de terminación de procesos: a) conciliación, b) remisión, y, c)
criterio de oportunidad reglado.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 45

La conciliación está desarrollada en el artículo 185 de la LPINA: «es un


acto voluntario entre la parte ofendida y el adolescente o sus padres,
tutores o responsables… y que no podrá autorizarse cuando se vulnere el
interés superior del adolescente». Procede de oficio o a instancia de parte,
siempre que existan indicios de la participación del adolescente, y podrá
promoverla el fiscal ante el juez, quien previa opinión favorable del
abogado defensor, y del adolescente, podrá autorizarla, tal como se
establece en el artículo 187 de la LPINA.

La figura novedosa de la remisión se establece en el artículo 193 de la


LPINA, el cual expresa que el juez podrá examinar la posibilidad de no
continuar el proceso cuando la acción contenida estuviere sancionada en
el Código Penal con pena de prisión cuyo mínimo sea inferior a tres años;
lo anterior, tomando en consideración el grado de participación en el daño
causado y la reparación del mismo. Asimismo, el juez, previo acuerdo de
las partes, resolverá remitir al adolescente a programas comunitarios con
el apoyo de su familia y bajo control de la institución que los realice. Si no
hay acuerdo de las partes, el proceso continuará.

El criterio de oportunidad reglado, se regula en el artículo 194 de la LPINA,


como una potestad del fiscal, previa autorización judicial, de prescindir
total o parcialmente de la persecución penal pública, cuando se trate de
un hecho que por su insignificancia o por la reducida participación del
adolescente en la realización del hecho, no afecte el interés público.

CONCLUSIONES
“ La nueva normativa basada en la doctrina de protección integral
contenida en la LPINA se ajusta a los estándares internacionales
en materia de justicia penal juvenil, al ser una ley que reconoce
todos los derechos y garantías procesales. El reto radica en
implementarla adecuadamente, lo cual además de la creación
46 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

de procedimientos e instituciones, también debe suponer un


cambio cultural de los funcionarios de justicia que intervienen
en los procesos de adolescentes en conflicto con la ley penal,
utilizando la privación de libertad como último recurso.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 47

ASPECTO ACCESO

Luis Ramírez
María Antonieta Cordón

Este aspecto consiste en que el acceso a la justicia, en este caso penal


juvenil, es un derecho de los ciudadanos, que se convierte en una obligación
para el Estado, de proporcionarles los mecanismos adecuados para que
todos ellos (independientemente de su condición socioeconómica y
cultural), puedan acudir al sistema de justicia para la resolución de sus
conflictos.

La Constitución Política de Guatemala establece que es deber del Estado


garantizar la justicia a la persona. Con esta aclaración constitucional, queda
dilucidado, en el caso de Guatemala, que el acceso a la justicia penal
juvenil de los ciudadanos -víctimas, adolescentes en conflicto con la ley
penal y familiares de ambos-, al mismo tiempo que constituye un servicio
público, por ser exclusivo del Estado y no delegable, es ante todo un deber
del Estado. De esta manera, el acudir al sistema de administración de
justicia penal juvenil, que constituye la última frontera donde los ciudadanos
perciben si sus derechos son efectivamente respetados y garantizados,
equivale al ejercicio de un derecho, el cual, al no realizarse por
imposibilidad del sistema, constituye violación al derecho de dotación de
justicia.

Para poder explicar el grado de mayor o menor acceso a la justicia penal


juvenil es imprescindible definir sus principales características:

En primer lugar se señala la continuidad, en el entendido de que este


servicio público no debe dejar de prestarse por ningún motivo. Esto implica
48 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

que se deberá estar en constante observación para evitar que las


circunstancias institucionales, políticas, sociales y económicas afecten la
prestación del servicio; es decir, que los ciudadanos no encuentren
obstáculos en el ejercicio de sus derechos.

Como segunda característica está la adaptación del servicio a las


condiciones imperantes. En este sentido se señala que en determinadas
circunstancias se deberán reforzar áreas del sistema de administración
de justicia penal juvenil que respondan a las necesidades concretas de los
ciudadanos. Estudios específicos sobre la problemática local constituyen
las mejores herramientas para detectar las necesidades y reorientar
recursos de la justicia penal juvenil hacia las necesidades locales y no
esperar que la comunidad se adapte a las condiciones del sistema.

Un tercer elemento lo constituye el principio de igualdad. El hecho de


reconocer que en Guatemala todos los seres humanos son iguales ante la
ley, es importante, pero no suficiente. Existen condiciones estructurales
(económicas, sociales, de género, políticas y culturales), que demuestran
lo contrario. La función de la administración de justicia penal juvenil en
este aspecto es vital, pues se trata de que estas condiciones de desigualdad
real se diluyan al momento de hacer efectivo el cumplimiento de la ley.
La Constitución reconoce para todas las personas la defensa de sus derechos
(art. 12), lo que implica en el ámbito penal que tanto el sindicado, que en
este caso sería el adolescente, como la víctima, dispongan en igualdad de
circunstancias, de oportunidades para presentar sus argumentos frente a
un juez especializado, imparcial e independiente.

Como cuarta característica, y no menos importante, se encuentra la


gratuidad en el acceso a la justicia penal juvenil, aunque en algunas
circunstancias esto no es absoluto, pues el ciudadano directa o
indirectamente, tendrá que sufragar algunos gastos. La gratuidad debe
ser entendida como la posibilidad real de toda persona de acudir
físicamente al sistema de justicia penal juvenil y defender sus derechos
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 49

mediante una adecuada representación que no implique para él un costo


tal, que convierta en nugatorio el derecho de acceso y atención.

Y por último está la celeridad, en el entendido que la respuesta a la


solicitud de justicia penal juvenil debe darse en un tiempo razonable. En
este sentido, los plazos establecidos en la Ley de Protección Integral de la
Niñez y Adolescencia –LPINA– son lo mínimo de cumplimiento,
especialmente en los casos de los adolescentes; sin embargo, si la respuesta
se puede ofrecer antes de los plazos, sin negar por supuesto el derecho de
defensa, los funcionarios judiciales especializados estarán en la obligación
de responder, incluso, antes de los plazos previstos.

Con lo descrito se puede afirmar que el acceso a la justicia penal juvenil,


como derecho ciudadano y con el fin de garantizar su efectivo cumplimiento
será: continuo, oportuno, debe otorgarse en condiciones de igualdad, en
forma gratuita y cumplimiento mínimo de los plazos razonables
establecidos por la ley.

Uno de los elementos fundamentales del proceso de transición democrática,


profundizado por los Acuerdos de Paz, lo constituye la reforma a la
legislación en materia penal juvenil, donde el acceso a la justicia de los
ciudadanos es su elemento transversal. A tal grado llega su identificación
que, en términos generales, el discurso de la reforma de la Ley de
Protección Integral de la Niñez y Adolescencia se confunde con el de
garantizar el acceso a la justicia. Esto es así, debido en primer lugar, al
reconocimiento de que garantizar a los ciudadanos la exigibilidad de sus
derechos reconocidos constituye un elemento fundamental para legitimar
el ejercicio del poder; y, en segundo lugar, proporcionar a los ciudadanos
espacios de resolución de conflictos en forma tal que disminuya la violencia
social.

¿Cuáles podrían ser, en términos generales, los indicadores que permitan


visualizar los avances o retrocesos respectivos al cumplimiento de la
obligación de un efectivo acceso a la justicia penal juvenil en condiciones
50 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

de igualdad? En primer lugar, se tendrían que definir las características


generales de la población y sus necesidades para identificar el modelo de
justicia que garantice su acceso; en otras palabras, adecuar la justicia a
sus necesidades.

Tres elementos sobresalen para definir los indicadores estructurales sobre


el acceso a la justicia penal juvenil: la composición social de la población;
la situación geográfica y de comunicaciones; y las características generales
de la oferta estatal en su distribución geográfica, que incluye perfiles de
los funcionarios de justicia especializados (jueces, fiscales, defensores y
policías) y su distribución geográfica.

Es deber del Estado que la aplicación de esta ley (LPINA) esté a cargo de
órganos especializados, cuyo personal deberá tener la formación
profesional y moral que exige el desarrollo integral de la niñez y
adolescencia, según la función que desempeñe y conforme a las
26
disposiciones generales… .

ADAPTACIÓN DEL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL JUVENIL A LAS NECESIDADES


DE LOS CIUDADANOS

Esta variable debe entenderse como la capacidad que tiene el Estado de


adaptarse a las condiciones económicas, culturales y sociales de los
ciudadanos, teniendo cobertura a nivel nacional, departamental, municipal
y comunitario. El Estado tiene la obligación de garantizar la presencia
física de sus instituciones de justicia penal juvenil: Organismo judicial (OJ)
–juzgados de primera instancia de niñez y adolescencia y adolescentes en
conflicto con la ley penal–, Ministerio Público (MP) –fiscalías de menores
o de la niñez–, Defensa Pública Penal (IDPP) –unidades de adolescentes
en conflicto con la ley penal– y Policía Nacional Civil (PNC) –secciones de
la niñez y adolescencia–, para que los ciudadanos, puedan utilizar el servicio

26 Véase artículo 4 LPINA.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 51

público de la justicia penal sin importar su condición de clase, etnia, género


u otra.

La cantidad de instituciones judiciales especializadas es importante; sin


embargo, éstas no funcionan por sí mismas, necesitan funcionarios que
tengan poder de decisión para darle una respuesta inmediata al conflicto
del ciudadano y proporcionarle una atención especializada en los servicios
27
públicos o de naturaleza pública .

Sumado a lo anterior, las instituciones deben ubicarse geográficamente lo


más cerca posible de la residencia de los ciudadanos, que en este estudio
serán denominados usuarios, disminuyendo el tiempo y costos de
movilización en que éstos incurren al hacer uso del servicio a la justicia
penal juvenil.

A. Instituciones de justicia penal juvenil


El Estado se manifiesta a través de sus instituciones y funcionarios; así, su
presencia o ausencia se define por el nivel de cobertura de sus instituciones
en todo el territorio. La carencia de las diferentes instancias de justicia
penal juvenil en lugares determinados, imposibilita que los usuarios puedan
acudir para la solución de sus conflictos. Es claro que la cantidad no
garantiza la calidad del servicio, pero sí al menos la disponibilidad física y
presencia estatal.

Es difícil afirmar que la distribución numérica de las agencias de justicia


penal juvenil sea adecuada o inadecuada debido a que influyen otros
factores como el número de funcionarios especializados, su cultura, el
modelo de organización y gestión del despacho judicial y los recursos
económicos con los que la agencia cuenta para desempeñar sus funciones
con eficacia y eficiencia. No obstante, sí es importante que las mismas se

27 Véase artículo 6 LPINA.


52 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

encuentren ubicadas en los departamentos, municipios, aldeas, cantones


y caseríos que presenten más población y conflictos penales juveniles.

En la tabla No. 1 están incluidas las instituciones del sistema de justicia


penal juvenil que tienen jurisdicción en todo el territorio. Para el Organismo
Judicial se tomaron en cuenta los juzgados de primera instancia de niñez y
adolescencia y adolescentes en conflicto con la ley penal. Para el Ministerio
Público se consideró a las fiscalías de menores o de la niñez. Para la
Defensa Pública Penal se consideró a las unidades de adolescentes en
conflicto con la ley penal. Y por último, para la Policía Nacional Civil se
28
tomaron en cuenta las secciones de la niñez y adolescencia .

El Organismo Judicial a través de los juzgados de primera instancia


especializados tiene presencia en 12 departamentos del país, con un total
de 16 juzgados.

Los Juzgados de Primera Instancia de Niñez y Adolescencia y Adolescentes


en Conflicto con la Ley Penal se encuentran distribuidos de la siguiente
forma: Juzgado de Petén, con cobertura en el departamento de Petén;
Juzgado de Alta Verapaz, con cobertura en los departamentos de Alta
Verapaz y Baja Verapaz; Juzgado de Chimaltenango, con cobertura en los
departamentos de Chimaltenango, Sololá y Sacatepéquez; Juzgado de
Quiché, con cobertura en el departamento de Quiche; Juzgado de Escuintla
con cobertura en el departamento de Escuintla; Juzgado de Suchitepéquez,
con cobertura en los departamentos de Suchitepéquez y Retalhuleu; Juzgado
de Quetzaltenango, con cobertura en los departamentos de Quetzaltenango
y Totonicapán; Juzgado de Coatepeque, con cobertura en el municipio de
Coatepeque; Juzgado de Huehuetenango, con cobertura en el
departamento de Huehuetenango; Juzgado de San Marcos, con cobertura
en el departamento de San Marcos; Juzgado de Malacatán, con cobertura

28 La unidad especializada de la niñez y adolescencia de la Policía Nacional Civil, tendrá como objetivo principal,
el capacitar y asesorar sistemáticamente a todos los miembros de la Institución, sobre los derechos y deberes
de niños, niñas y adolescentes (artículo 96 LPINA).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 53

en el municipio de Malacatán; Juzgado de Jutiapa, con cobertura en los


departamentos de Jalapa y Santa Rosa; Juzgado de Zacapa, con cobertura
en los departamentos de Zacapa, Chiquimula, El Progreso e Izabal; Juzgados
1ero. y 2do. de Guatemala, con cobertura en el departamento de
Guatemala; y Juzgado de Mixco, con cobertura en el municipio de Mixco
del departamento de Guatemala.

Como se puede apreciar, no existe presencia del Organismo Judicial –


juzgados de primera instancia especializados – en todos los departamentos
y municipios del país, limitando el acceso de los usuarios al sistema de
justicia penal juvenil por la distancia que deben recorrer para acceder a
los juzgados en la materia. Aunque los mismos tengan cobertura a nivel
nacional, su distribución geográfica es limitada e insuficiente. Y ello, aún
y cuando la LPINA establece que la competencia por razón de territorio
deberá ser determinada para los adolescentes en conflicto con la ley penal
29
por el lugar donde se cometió el hecho .

En cuanto al Ministerio Público, existen las fiscalías de menores o de la


niñez; las hay en los mismos departamentos que el Organismo Judicial
tiene presencia –juzgados especializados–, es decir, en 12 departamentos
del país, con un total de 12 fiscalías.

De igual importancia, aunque con funciones distintas, se encuentra el


Instituto de la Defensa Pública Penal, con el mismo número de agencias
especializadas que el Ministerio Público. Si bien es cierto existen oficinas
jurídicas con abogados particulares que podrían llevar a cabo las funciones
del Instituto de la Defensa Pública Penal, también es cierto que un alto
porcentaje de la población vive en condiciones de pobreza y extrema
pobreza que imposibilitan su contratación de forma privada.

La presencia que resalta es la de la Policía Nacional Civil, quien debe


cumplir funciones tan diversas como la prevención, la reacción e

29 Véase artículo 101 LPINA.


54 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

investigación del delito. Es la agencia que tiene el contacto más directo


con los usuarios, como víctima o como adolescente, y quizá por ello tiene
cobertura a nivel nacional –en los 22 departamentos del país– con un
total de 23 agencias que cuentan con una sección de la niñez y adolescencia.

La Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia es la autoridad


competente y responsable de llevar a cabo todas las acciones relativas al
cumplimiento de las sanciones impuestas a los adolescentes y de las
30
medidas de protección . Sin embargo, sólo tiene presencia en ocho de los
departamentos del país, como se verá en el cuadro siguiente. Esta ausencia
institucional además de ser un problema de acceso a la justicia se convierte
en un problema para los jueces, fiscales y defensores, en cuanto a la
aplicación de medidas alternativas a la privación de libertad –sanciones
socioeducativas–.

Las agencias de justicia penal juvenil se concentran en el departamento


de Guatemala con un total de 26 agencias, debido al número de población
y delitos cometidos por adolescentes.

La siguiente tabla refleja la distribución territorial de las agencias de


justicia penal juvenil, con relación a la región, número de habitantes, grupo
etario y género.

30 Véase artículo 259 LPINA.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 55

Tabla No. 1

Distribución territorial de las agencias de justicia


especializada a nivel nacional
Distribución territorial de las agencias de justicia especializada a nivel nacional
Región Número de Grupo étnico Género OJ MP DPP SBS PNC Total
habitantes Indígenas No Hombres Mujeres
indígenas
Alta Verapaz
1342961 970374 187289 555082 605059 1 1 1 1 2 6
(Baja Verapaz)
Chimaltenango
1329874
(Sololá y 816689 341130 560566 598349 1 1 1 1 3 7
Sacatepéquez)

Escuintla 685830 39966 570095 305062 305669 1 1 1 1 1 5

Guatemala 3103685 323454 2644967 1407120 1568297 3 1 1 1 7 13

Huehuetenango 1114389 573420 412804 457951 528273 1 1 1 1 1 5

Jutiapa (Jalapa y
1078751 68401 962889 497744 540719 1 1 1 1 3 7
Santa Rosa)

Petén 613693 94714 346820 221545 220254 1 1 1 0 1 4

Quetzaltenango
1233512 702059 426458 520112 610374 2 1 1 1 1 6
(Totonicapán)

Quiché 921390 690024 79149 378302 391062 1 1 1 0 1 4

San Marcos 995742 321533 583583 434686 470430 2 1 1 0 1 5

Suchitepequez
801652 227904 509364 357182 380450 1 1 1 0 1 4
(Retalhuleu)
Zacapa
(Chiquimula, El 1140188
139830 926268 525420 548061 1 1 1 1 1 5
Progreso e
Izabal)

Total 14361667 4968368 7990816 6220772 6766997 16 12 12 8 23 71

Fuente: Elaboración propia ICCPG en base a Censo de Población 2002 (proyección de población en base al Censo
2002), Encuesta Nacional de Condiciones de Vida –ENCOVI– 2006 (no incluye personas con pertenencia étnica
ignorada), y CENADOJ, Organismo Judicial, datos registrados al 23 de junio de 2010.
56 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Finalmente, todos los centros de privación de libertad están concentrados


en el departamento de Guatemala, siendo estos: 1. Centro Juvenil de
Detención Provisional –CEJUDEP–; 2. Centro Juvenil de Privación de Libertad
para Varones –CEJUPLIV– Etapa II; 3. Centro Juvenil de Privación de Libertad
para Varones II –CEJUPLIV II– ANEXO y; 4. Centro Juvenil de Privación de
Libertad para Mujeres –CEJUPLIM–. La ubicación de los centros es un grave
problema de adaptación, debido, a que el sistema de justicia penal juvenil
además de extraer a los adolescentes de sus lugares de residencia, los
obliga a distanciarse física y emocionalmente de sus familias. Aunque esto
no significa que deben construirse más centros de privación de libertad o
llevarlos a los departamentos. Lo recomendable, en todo caso, es la
aplicación de medidas desjudicializadoras y/o privativas de libertad en los
lugares residencia de los adolescentes en conflicto con la ley penal.

B. Tasa de funcionarios y personal especializado


La presencia de las instituciones por sí sola no define que exista de forma
adecuada acceso a la justicia. Para esto es necesario que exista el
funcionario de justicia especializado, con las calidades adecuadas para
garantizar la toma de decisiones. La tasa de funcionarios por cada 100,000
adolescentes, constituye un elemento básico para considerar la presencia
del sistema de justicia en todo el territorio nacional.

El número de funcionarios se debe valorar desde las distintas tareas que


cumplen los funcionarios judiciales, es decir: la de juzgar, en el caso de los
jueces; dirección de la investigación y acusación, en el caso de los fiscales;
apoyar a las personas de escasos recursos económicos, en el caso de los
abogados de la Defensa Pública. En este sentido, la tasa de funcionarios
por cada 100,000 adolescentes sirve para comprender el acceso a la justicia
penal juvenil en términos de demanda –sociedad– y oferta –Estado–.

Se estableció que para cada 100,000 adolescentes hay 0.91 jueces de


primera instancia especializados, lo que constituye un número bajo, debido
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 57

a que no existe ni siquiera un juez por cada 100,000 adolescentes, usuarios


potenciales.

La tasa de fiscales, que incluye a los agentes fiscales especializados, es de


1.08. Más alta que la de los jueces (pero también baja), posiblemente
porque la naturaleza de su gestión, la persecución penal, requiere más
trabajo de campo en colaboración con la policía, y el conocimiento
exhaustivo del caso para la correcta argumentación y presentación de
pruebas ante el Juzgado competente que lleve el caso.

La tasa de defensores es de 1.2 por cada 100,000 adolescentes. Al igual


que ocurre con los fiscales, la tasa también es baja. Los adolescentes pobres
ven limitado su acceso a la justicia penal por no poder contar con los
recursos económicos necesarios para contratar un abogado privado. Una
consecuencia directa de esta situación es la carga de trabajo que aumenta
para los defensores.

La Policía Nacional Civil tiene la tasa más alta de todas las agencias de
justicia penal juvenil en relación a los funcionarios: 4.4 policías por cada
100,000 adolescentes. Esta tasa es relativa, debido a que no garantiza que
31
los policías estén especializados en materia de niñez y adolescencia .
Aunado, a que la mitad de ellos se encuentran cumpliendo funciones
administrativas o de vacaciones. Esta tasa además de incluir a los policías
efectivos incluye a los que no están de turno, por lo que la misma se reduce
considerablemente, pues hay que recordar que no todos funcionan al mismo
tiempo.

Y por último, la Secretaria de Bienestar Social que cuenta con profesionales


de la psicología, trabajo social y pedagogía. En cuanto a pedagogos la tasa
es de 0.40; mientras que la de sicólogos y trabajadores sociales de 0.74.
Según lo establece la LPINA, es necesario garantizar que el personal

31 No se cuenta con información de especialización policial.


58 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

encargado de la ejecución de las sanciones y en contacto directo con los


adolescentes, sea competente y eficiente, el cual deberá integrarse por
especialistas profesionales de los campos de educación, salud, trabajo
social, sicología, siquiatría y derecho, con formación especializada en
32
derechos humanos de la niñez y adolescencia .

C. Distancia promedio entre los servicios de justicia y lugar de residencia


La distancia física entre la ubicación de las agencias de justicia penal juvenil
y las residencias de los usuarios es determinante para garantizar, en alguna
medida, el uso del servicio, la colaboración y la participación activa y
permanente de los involucrados. Si están ubicadas más cerca, mayor será
la comodidad y disponibilidad para acceder, de lo contrario, probablemente
preferirán no hacer uso del servicio, no colaborar y no participar durante
el proceso.

Todas las agencias de justicia deben estar disponibles físicamente para


los usuarios, ya sea el OJ, el MP, el IDPP y la PNC, puesto que cada una de
ellas cumple una función específica durante cualquier etapa del proceso
del adolescente. Sin embargo, en la realidad las agencias que están más
disponibles en términos de distancia son: las estaciones y sub estaciones
de la Policía Nacional Civil y los juzgados de paz, las cuales están distribuidas
territorialmente en todos los municipios del país.

Entre los usuarios que fueron entrevistados en las agencias de justicia


penal juvenil de los departamentos de Guatemala, Quetzaltenango y
33
Escuintla, sin considerar a los adolescentes en conflicto con la ley penal ,
9 manifestaron que tuvieron que recorrer hasta diez kilómetros para poder
llegar a una de las agencias. Este recorrido se considera adecuado,
tomando en cuenta la situación del transporte. Un buen número, de los
usuarios 7 manifestó que recorrieron hasta treinta kilómetros; y otros 4,

32 Véase artículo 259 LPINA.


33 Por estar privados de libertad en un centro.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 59

distancias de hasta ciento dieciséis kilómetros. En estos últimos casos se


pone de manifiesto que, a pesar de la distancia y costo que esto implica,
las personas están dispuestas a colaborar con el sistema de justicia penal
juvenil. En la mitad de los usuarios entrevistados, es decir en 20 casos, no
se pudo determinar la distancia que recorrieron para acudir a las agencias
de justicia penal juvenil, debido a que manifestaron desconocer el número
de kilómetros recorridos.

Aparte de la distancia, es importante determinar si las personas que


acceden al sistema de justicia penal juvenil dejan o no de laborar. Los
34
resultados, sin incluir a los adolescentes en conflicto con la ley penal ,
fueron los siguientes: 30 manifestaron que dejaron de trabajar, 5, que no
lo hicieron y 5 que no trabajan. Con estos datos se estableció que la mayoría
de usuarios dejó de trabajar. Se puede afirmar entonces, que la distancia
se encuentra relacionada con la pérdida de un día laboral en la mayoría
de los casos que se presentan al sistema de justicia penal juvenil, sin tomar
en cuenta la posibilidad de pérdida automática del empleo de los usuarios
–adolescentes en conflicto con la ley penal –, situación que no se pudo
establecer en este estudio.

D. Facilidades de comunicación y transporte, expresadas en medios,


tiempo y costos
Sobresale en Guatemala el uso del transporte colectivo por ser el más
barato, dividiéndose en urbano y extra urbano. En general es un servicio
deficiente debido a las condiciones precarias en que se presta,
especialmente en áreas rurales. Existen algunos lugares en los que todavía
no se presta este servicio y las personas tienen que caminar, en muchas
ocasiones, por caminos de terracería. El medio de transporte implica una
diferencia sustancial entre los usuarios para reducir el tiempo que invierten
en acceder a la justicia e incremento de los costos que asumen.

34 Ibíd.
60 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

En los lugares estudiados, excluidos los adolescentes en conflicto con la


35
ley penal , la mayoría de usuarios utilizó el transporte público (31);
mientras el resto lo hizo: caminando (2); caminando y en camioneta (2);
en carro propio (1); en taxi (1); en motocicleta (1); y los fueron a dejar (2).

La mayoría de usuarios manifestó que la carretera está asfaltada (33);


asfaltada y de terracería (5), o sólo de terracería (2).

El tiempo promedio que utilizan los usuarios para trasladarse a las agencias
de justicia penal juvenil no presenta muchas diferencias en los lugares
estudiados. Del total, 26 utilizan al menos una hora para desplazarse, y 14
hasta tres horas.

La justicia como servicio público esencial es gratuita, aunque siempre los


usuarios asumen algunos gastos para poder acudir a las agencias:
transporte, alimentación, fotocopias, etc. En las entrevistas realizadas sólo
se tomó el dato sobre cuánto habían gastado hasta el momento de llegar
a la agencia, no se tomó el dato sobre el costo total, tomando en cuenta
que los usuarios para volver a su residencia tienen que incurrir en otros
gastos. Entre los resultados obtenidos se determinó que el usuario, la
mayoría de veces, incurre en gastos aunque se traslade caminando. Sólo 2
de los usuarios manifestaron no haber realizado ningún gasto.

Se detectó que la mayoría de usuarios –32 en total– incurrieron en gastos


que oscilan entre Q1.00 hasta Q30.00 quetzales, una cantidad
relativamente aceptable. Aunque para algunos usuarios puede ser alta si
se toma en cuenta que las personas que viven en condiciones de extrema
pobreza ganan menos de $1.00 al día, es decir menos de Q8.00 quetzales.
Por otro lado, 6 usuarios manifestaron haber gastado entre Q31.00 hasta
Q300.00 quetzales. Estos gastos en que incurren los usuarios son altos,
aunque no se pudo determinar el desglose de los mismos.

35 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 61

En relación al costo, es importante recordar que el Código Procesal Penal


expresa que «si el testigo no reside o no se halla en el lugar donde debe
prestar declaración, o en sus proximidades, se le indemnizará, a su pedido,
con los gastos de viáticos que correspondan de acuerdo con el reglamento
36
emitido por la Corte Suprema de Justicia . Igualmente se encuentra
regulado en el Espacio Judicial Iberoamericano que expresa que «todas
las personas tienen derecho a ser adecuadamente protegidas cuando
declaren como testigo o colaboren de cualquier otra forma con la
Administración de Justicia: a) se tramitarán con preferencia y máxima
celeridad las indemnizaciones económicas que corresponda legalmente
percibir a la persona por los desplazamientos para acudir a una actuación
37
judicial» .

E. Existencia de Centros de Información y Atención al Público


Como servicio público, las instituciones de justicia penal juvenil deben
proporcionar a los ciudadanos la atención e información adecuadas para
que puedan ejercer sus derechos en forma oportuna. Esta información
incluye la orientación de los distintos servicios, la ubicación de agencias y
el estado de situación de los casos de su interés. Esta obligación está
expresada como un derecho constitucional en forma creciente, que se
extiende desde los protagonistas del conflicto (ofendido y ofensor), hasta
familiares, abogados y público en general. Se debe tomar en cuenta el
derecho a la intimidad y a la confidencialidad del proceso en el caso de
adolescentes en conflicto con la ley penal.

Los principios básicos se refieren a que todos los actos de la administración


son públicos (artículo 30 de la Constitución) y que toda persona puede
conocer lo que de ella consta en archivos públicos (artículo 31 de la

36 Véase artículo 216 del CPP.


37 Secretaría Permanente para las Cumbres Iberoamericanas de Presidentes de Cortes Supremas y Tribunales
de Justicia. Carta de Derechos de las Personas ante la Justicia en El Espacio Iberoamericano. Cancún, 2002.
62 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Constitución). En el campo específico de la justicia, esta garantía se


desarrolla con mejor amplitud, al declarar que toda persona tiene libre
acceso a los tribunales para ejercer sus derechos (artículo 29 de la
Constitución). En forma más específica, para los directamente involucrados
en el conflicto de naturaleza penal, el Ministerio Público o sus abogados,
la Constitución estipula que tienen derecho a conocer personalmente todas
las actuaciones, diligencias y documentos sin reserva alguna y en forma
inmediata (artículo 14).

Como una convención internacional, los Estados Iberoamericanos han


declarado en el artículo segundo de la Carta de los Derechos de las
Personas ante la Justicia: «Todas las personas tienen derecho a recibir
información general y actualizada sobre el funcionamiento de los juzgados
y tribunales, y sobre las características y requisitos genéricos de los distintos
procedimientos judiciales. Se impulsará la creación y dotación material
de Oficinas de Atención e Información, asegurando su presencia en todo
el territorio nacional…».

Los usuarios al llegar a la agencia, lo primero que hacen es buscar la


Oficina de Información y Atención al Público, algunos la encuentran (21) y
otros no (19). Estos datos reflejan que aproximadamente el 50% de los
usuarios que asisten a las agencias del sistema de justicia penal juvenil,
desconocen su ubicación. De los usuarios que manifestaron haberla
encontrado, 18 hicieron uso de ella y 3 no; en todos los casos les
proporcionaron la información requerida, según lo manifestaron ellos
mismos.

Todas las agencias deben contar con una Oficina de Información y Atención
al Público. Sin embargo, de las agencias observadas –OJ, MP, IDPP, PNC-,
no todas cuentan con ella. Igualmente, sólo algunas de ellas tienen una
persona encargada específicamente para brindarle información y atención
al usuario. Esta función es asumida por los agentes de la policía en el caso
de la PNC; auxiliares fiscales en el caso del MP; comisarios en el caso del
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 63

OJ; y asistentes en el caso del IDPP. Sólo en algunos casos, lo hace la


recepcionista o secretaria.

También se pretendió en este estudio establecer el trato diferencial para


hombres y mujeres, determinando que el trato es igual para ambos. No
obstante, al observar el trato hacia las personas indígenas y no indígenas,
se concluyó que éste si es diferencial, pues a una persona indígena, por
ejemplo, no se le atendió por atender a una persona ladina. Y fue
diferencial, además, por la frustración o complicación que le presentó al
operador entender su pretensión –por no hablar o entender el idioma
español- y por el tono más fuerte en el que se le atendió. Aunque también
fueron observados algunos aspectos positivos, como la presencia de un
intérprete en algunas de las agencias del sistema justicia penal juvenil,
ello no ocurre en todas las agencias.

Otro aspecto a evaluar fue la atención individualizada que reciben los


usuarios en otros idiomas diferentes al español. Estableciéndose que en
algunas de las agencias este servicio no existe, y las que si lo brindan, sólo
cuentan con intérpretes de algunos idiomas mayas y no así de los idiomas
garífuna y xinka.

En cuanto al espacio destinado a la espera de los usuarios mientras son


atendidos, este es adecuado en algunas agencias, pero no lo es en otras,
sobre todo en el caso de la Policía Nacional Civil. El espacio no es adecuado
por no garantizar la privacidad de los usuarios mientras son entrevistados,
especialmente las víctimas.

GRATUIDAD DEL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL JUVENIL


La judicialización de los conflictos genera un costo económico, tanto para
el Estado como para las personas. En materia penal, a diferencia de otras
como la civil o la laboral, existe la apropiación total del conflicto por parte
del Estado, pretendiendo subordinar los intereses de la víctima y del
adolescente dentro del proceso a la idea del bien jurídico afectado y la
64 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

sanción. Con la incorporación de mecanismos simplificadores del proceso,


incluida la conciliación, se inicia una nueva etapa en donde los protagonistas
del conflicto tienen algunas potestades para resolver sus controversias.
Existe, además, la imposibilidad real de que el Estado, a través de las
agencias del sistema penal juvenil, pueda hacerse cargo de toda la
conflictividad del sistema que impone, ya sea por la gravedad de los
conflictos o por la vulnerabilidad de las personas.

La gratuidad, como característica básica del derecho de acceso a la justicia


penal juvenil, pretende evitar que las desigualdades económicas constituyan
un impedimento para que las personas puedan hacer valer sus derechos
dentro del proceso penal juvenil. Por la característica adversarial que
impregna al proceso penal, la gratuidad adquiere distintas dimensiones
para cada uno de los partícipes; así, por ejemplo, a la víctima, por su
participación limitada como querellante adhesivo de la acción penal
pública, que le compete en forma exclusiva al Ministerio Público, se le
restringe su participación como sujeto procesal a una decisión voluntaria,
lo que no implica, por lo menos en el plano normativo, que sus pretensiones
dentro del proceso sean también objetivo del Ministerio Público.

No se puede decir lo mismo del adolescente por un hecho delictivo, quien


está compelido a participar dentro del proceso forzado por el ejercicio de
la acción penal, lo que involucra un riesgo de pérdida de su libertad. Si
bien es cierto que existe un conjunto de garantías para evitar que este
derecho pueda ser afectado en forma arbitraria, también es cierto que
para determinadas personas las condiciones de desigualdad social o
política impiden que aquéllas puedan realizarse durante un proceso. Por
esta razón, además del derecho de defensa material que le asiste al
adolescente, se ha instaurado la defensa técnica, es decir, la asistencia de
un abogado, para asegurar la participación de todo adolescente dentro
del proceso, en condiciones de igualdad.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 65

Lo dice la LPINA: «Todas las actuaciones en el proceso de adolescentes en


38
conflicto con la ley penal serán gratuitas…» .

A. Tasa de defensores públicos especializados con relación a los


adolescentes pobres
Para el ejercicio del derecho de defensa no existe ningún tipo de exclusión
legal; incluso, se autoriza que, previa autorización judicial, los adolescentes
puedan ejercer su propia defensa. Igualmente cuentan con la posibilidad
de asignación de un defensor de oficio –especializado- cuando no pueda
cubrir su costo o se niegue a nombrar uno de su confianza (artículo 92 del
Código Procesal Penal). Bajo estas circunstancias, es evidente que los
adolescentes pobres, quienes conforman la mayor clientela del sistema
de justicia penal juvenil, serán en su mayoría los potenciales requirientes
de este servicio. Prever la cantidad de defensores públicos especializados
en relación con la población adolescente –pobre –, constituye una
estrategia central de fortalecimiento y despliegue territorial para el
Instituto de la Defensa Pública Penal.

Según el principio de inviolabilidad de la defensa, los adolescentes tendrán


el derecho a ser asistidos por un defensor desde el inicio de la investigación
hasta que cumplan con la medida que les sea impuesta.

El total de defensores públicos especializados es de 21. Lamentablemente,


no se pudo establecer la tasa de defensores por cada 100,000 adolescentes
pobres, debido a la inexistencia del último dato en los informes de pobreza
elaborados en Guatemala; pero sí se pudo determinar la tasa de defensores
públicos especializados por cada 100,000 adolescentes. Al contar con un
total de 21 defensores disponibles para 1,766,485 adolescentes, la tasa
promedio es de 1.2 defensores por cada 100,000 adolescentes.

38 Véase artículo 142 LPINA.


66 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

B. Pagos por trámites, diligencias y notificaciones


Todo servicio público esencial es gratuito debido a que el Estado tiene la
obligación de prestarlo sin convertirlo en nugatorio por falta de recursos
económicos de los usuarios que acceden a ellos. Por lo tanto es importante
recordar que la justicia, como todo servicio público, también es gratuita.
En tal sentido, el usuario tiene el derecho de asistir a las agencias de
justicia sin incurrir en gastos que no estén regulados. En las entrevistas a
39
los usuarios –excluyendo a los adolescentes en conflicto con la ley penal
que visitaron las agencias de justicia penal juvenil, se preguntó si les habían
cobrado por algún trámite solicitado, siendo las respuestas negativas en
39 de los casos, a excepción de un usuario que manifestó haber gastado
Q5.00 quetzales en fotocopias de documentos de identificación de sus
familiares.

En cuanto a los cobros indebidos realizados por los funcionarios


especializados, los usuarios –incluyendo a los adolescentes en conflicto
con la ley penal –, indicaron que no les fue realizado ningún cobro en 68
de los casos, a excepción de un usuario que afirmó haber sido objeto de
corrupción por parte de una licenciada del juzgado, quien le pidió dinero
por sacar a su hijo de la cárcel. Este usuario no indicó el cargo y la función
que dicha persona desempeña en el juzgado.

C. Usuarios pobres que contratan los servicios de un abogado privado para


ejercer sus derechos
El derecho de defensa implica la posibilidad de que el adolescente designe
un abogado de su confianza. Los costos que implica el ejercicio de este
derecho para adolescentes pobres, constituye un indicador fundamental
para definir estrategias de cobertura del servicio del IDPP. Esto debido a
que los costos que implica la contratación de un abogado particular para

39 Por estar privados de libertad en alguno de los respectivos centros.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 67

los adolescentes pobres y familiares, podrían significar una afectación grave


a su economía.

Desde el inicio de la investigación y durante todo el proceso, los


adolescentes deberán ser asistidos por un defensor y no podrá recibírseles
ninguna declaración sin la asistencia de éstos… El adolescente o cualquiera
de sus padres, tutores o responsables podrán nombrar un defensor
particular. Si no cuenta con recursos económicos, el Estado brindará un
40
defensor público .

Algunos casos son retomados por la Defensa Pública Penal por haber sido
abandonados o renunciados por abogados particulares durante el proceso
del adolescente. El supuesto fáctico es que en estos casos, los adolescentes
o sus familiares no pudieron cubrir los costos del abogado particular y los
jueces, cumpliendo con su obligación de garantizar el derecho de defensa
en el proceso, procedieron a nombrar uno de oficio proporcionado por el
IDPP.

Cuando se preguntó a los usuarios, incluyendo a los adolescentes en


conflicto con la ley penal, si en algún momento contrataron un abogado
privado para que llevara su caso, la mayoría expresó que no lo hizo (53),
mientras un buen número manifestó haberlo hecho (16). Para poder
pagarle, utilizaron los ingresos percibidos por su trabajo, préstamos y/o
ahorros. Las cantidades que pagaron oscilan entre los Q. 500.00 y Q.
41,000.00 quetzales. De los 16 usuarios que contrataron el servicio de un
abogado privado, algunos (7) lo tuvieron que suspender por no poder
continuar pagándolo. Al preguntarles si actualmente tienen un defensor
público o particular, 27 dijeron tener defensor particular y (8) defensor
41
público. El resto (34) no tenía defensor en ese momento, no sabía si lo
tenía o no respondió.

40 Véase artículo 167 LPINA.


41 Entre los usuarios también están contempladas las víctimas de delitos cometidos por adolescentes.
68 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

También se preguntó a dos defensores públicos especializados con qué


frecuencia se presenta el abandono o la sustitución de los defensores
privados por un defensor público por factores económicos. Los mismos
respondieron que ello era, respectivamente, «muy frecuentemente» y
«frecuentemente», indicando que el momento procesal en que más se
presenta este tipo de abandono o sustitución es en la etapa del juicio.

CONTINUIDAD EN LA PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS EN EL SISTEMA DE


JUSTICIA PENAL JUVENIL
La disponibilidad temporal de las instituciones de justicia penal juvenil y
de sus funciones es fundamental para poder afirmar que existe un efectivo
acceso a la justicia. La existencia de un conflicto de naturaleza violenta en
cualquier momento, implica la necesidad de intervención de la institución
de la Policía Nacional Civil y del Ministerio Público para evitar mayores
consecuencias o bien la de recabar evidencias que, por el tiempo o
resguardo inadecuado, puedan constituir impedimentos de investigación
efectiva. En el mismo sentido se inscribe el ejercicio de los derechos
relacionados con los adolescentes para ser oídos dentro de los plazos
establecidos por un juez para decidir sobre su situación jurídica, es decir
la detención o libertad.

A. Horarios de trabajo de cada una de las agencias del sistema de justicia


penal juvenil
Los horarios «oficiales» de trabajo y la disponibilidad de los funcionarios
especializados para atender los requerimientos de los usuarios son los
elementos básicos a considerar en este indicador. Para el efecto, no basta
que durante los horarios oficiales las agencias estén abiertas para que el
usuario pueda acceder a resolver su conflicto, sino también la
disponibilidad efectiva del funcionario que toma la decisión para prestar
atención a dicho requerimiento.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 69

No existe ninguna diferencia entre los departamentos estudiados en este


informe: Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla, respecto a los horarios
oficiales. Los juzgados de primera instancia especializados –OJ- y las
unidades de adolescentes en conflicto con la ley penal –IDPP- funcionan 7
horas y media; las fiscalías de menores o de la niñez –MP- 8 horas; y las
secciones de la niñez y adolescencia –PNC– 24 horas al día. Esta agencia
es la única que funciona las veinticuatro horas del día en horario oficial,
debido a sus funciones de prevención, reacción e investigación de los
hechos delictivos.

En la siguiente tabla se pueden observar los horarios de trabajo «oficiales»


de cada una de las agencias del sistema de justicia penal juvenil.

Tabla No. 2

Horario de atención ordinaria de las agencias de justicia penal juvenil

Agencias Horario
Defensa Pública 8:00 a 15:30 horas
Ministerio Público 8:00 a 16:00 horas
Juzgados especializados 8:00 a 15:30 horas
Policía Nacional Civil 0:00 a 24:00 horas
Total
Fuente: Elaboración propia ICCPG en base a entrevistas realizadas a funcionarios de justicia penal juvenil (jueces,
fiscales, defensores y jefes de policía) en los departamentos de: Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla en 2011.

Se pudo observar en las mismas agencias que algunos de los funcionarios


especializados se retiran almorzar, mientras otros lo hacen dentro de la
agencia. Además se observó, que algunos, se presentan a laborar después
de la hora de entrada o se retiran antes de la hora de salida.
70 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

B. Existencia de turnos y atención permanente a los usuarios y adolescentes


en conflicto con la ley penal por agencia

Los turnos garantizan la continuidad de un servicio que se deja de prestar


al finalizar los horarios oficiales; en este sentido la justicia, como un servicio
público esencial, no puede dejar de prestarse por ninguna razón.

Como anteriormente se indicó, la única agencia que funciona las


veinticuatro horas del día es la Policía Nacional Civil. Los turnos de atención
permanente están a cargo de agentes de la policía y funciona por relevos
de personal cada ocho horas.

Los jueces expresaron que no existen turnos de atención permanente en


los juzgados de primera instancia especializados –OJ-. Es el juzgado de paz
el que funciona como juzgado de turno y se encarga de gestionar los casos
de adolescentes. Igualmente lo hicieron los defensores, al expresar que
no existe un sistema de turnos en las unidades de adolescentes en conflicto
con la ley penal –IDPP-. Los fiscales por su parte, expresaron que sí existe
este sistema, pero que funciona fuera de la agencia, por llamada, a cargo
de los auxiliares fiscales y sólo cuando el adolescente es detenido de forma
flagrante.

IGUALDAD EN LA PRESTACIÓN DE SERVICIOS EN EL SISTEMA DE JUSTICIA


PENAL JUVENIL
La igualdad, junto a la libertad, constituye uno de los derechos más
importantes que se pretende materializar en la construcción de los Estados
democráticos; el sistema de justicia penal juvenil, es uno de los escenarios
fundamentales en donde se ponen a prueba las posibilidades de hacerlos
realidad. En principio, porque los usuarios recurren a ella cuando han
fracasado los mecanismos sociales de la administración pública para
dirimir sus conflictos sociales, y si la justicia, reproduce las condiciones de
privilegios sociales, potencia la falta de credibilidad en la aplicación de la
ley. Por esta razón, la administración de justicia penal juvenil, como servicio
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 71

público, debe estar preparada para que las condiciones sociales que
propician o reflejan la desigualdad en la sociedad no se reproduzcan en su
interior. Estos factores deberían tomarse en cuenta para determinar si en
su estructura el sistema de justicia penal juvenil propicia la desigualdad
social existente, y si son similares a aquellos que en la misma sociedad se
reflejan.

En el caso de Guatemala factores como el etario, étnico y el de género,


conforman «grupos» poblacionales en los cuales coinciden mayorías y
exclusión social. Generar condiciones que favorezcan una comunicación
fluida, comprensión y disminución de los efectos producidos por el delito
violento, conforman mínimamente, estrategias básicas para que el acceso
a la justicia penal juvenil se realice en condiciones de igualdad.

Ya lo dice la LPINA: «Durante la investigación y en el trámite del proceso,


en la ejecución de las medidas, se respetará a los adolescentes el derecho
42
a la igualdad ante la ley y a no ser discriminados por ningún motivo» .

A. Pertinencia cultural y lingüística de los funcionarios especializados


Una política, programa, proyecto o servicio público concreto tiene
pertinencia cultural cuando responde a los requerimientos específicos de
la cultura donde actúa; cuando se diseña, ejecuta y evalúa con respeto a
los saberes de la población, con participación de todos los implicados; y,
cuando busca el empoderamiento de los actores locales. Esto significa
que los funcionarios encargados –en este caso del servicio público del
sector justicia– deben conocer la cultura e identidad étnica de los usuarios
donde intervienen; valorar positivamente las diferencias; respetar las
tradiciones, cosmovisión y formas de resolver sus conflictos; y, de ser
posible, hablar el idioma de la localidad (Ávalos, 2011:82).

42 Véase artículo 143 LPINA.


72 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Lo expresa la LPINA: «Para la integración de los Juzgados de primera


instancia especializados se tomarán en cuenta las características
43
socioculturales de los lugares donde funcionan» .

La incorporación de la forma oral como mecanismo central de


comunicación entre los protagonistas del conflicto (ofensor y ofendido) y
los funcionarios del sistema de justicia penal juvenil conforma uno de los
principales elementos de la reforma de la justicia penal juvenil. Su inclusión
significa el desmontaje de la tradición del trámite del expediente, símbolo
de los procesos escritos, que ha servido de justificación para mantener el
culto de las formalidades procesales antes que el desarrollo del contenido
de las normas. La inclusión de lo oral en el proceso penal juvenil trajo
consigo develar los obstáculos que éste enfrenta para comunicarse con
los usuarios, especialmente con los adolescentes en conflicto con la ley
penal.

Tradicionalmente, este obstáculo para la definición de políticas judiciales


se ha observado desde la perspectiva de que los usuarios no conocen o
comprenden el idioma español (considerado como el idioma «oficial»)
porque no es necesario, bien que los indígenas, en su mayoría, «conocen»
el idioma español. Para el trámite escrito, el problema de comunicación
no adquiere mayores complicaciones, pues los abogados, como
intermediarios y formados en el ritualismo judicial, provocan que la
presencia y participación de los protagonistas del conflicto frente a los
funcionarios judiciales sea innecesaria. El problema no radica en que la
población hable el idioma español o no, por el contrario, la pregunta básica
es si los funcionarios judiciales especializados, servidores públicos, conocen
y comprenden el idioma con el que comúnmente se comunica la población
de la localidad.

43 Véase artículo 99 LPINA.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 73

Lo establece la LPINA: «El adolescente tiene derecho a un intérprete


gratuito, para que lo asista en todas las diligencias en que sea necesaria
44
su presencia y siempre que no comprenda o no hable el idioma utilizado» .

En las entrevistas realizadas a adolescentes en conflicto con la ley penal


se identificó que en ningún momento de la audiencia se les preguntó cuál
era su etnia. Asimismo se pudo corroborar que a la mayoría (23) tampoco
se le preguntó el idioma o idiomas que comprende y habla. Por otro lado,
de los pocos usuarios que si se les preguntó (6), 5 manifestaron no
comprender o hablar el idioma español. Sin embargo, en ningún momento
se solicitó la presencia de un intérprete en la audiencia.

Para determinar la pertinencia cultural de los funcionarios especializados,


se preguntó sobre los siguientes componentes:
“ Autoidentificación étnica.
“ Idiomas que habla y comprende.
“ Lugar de origen.
“ Lugar donde reside.
“ Porcentaje de población indígena.
“ Grupos étnicos que existen en la localidad.
“ Requisitos que cumplió para ejercer su cargo en una localidad
con población indígena.
“ Normativa que utiliza para conocer casos de adolescentes
indígenas en conflicto con la ley penal.
En la siguiente tabla, en la que se ilustran ocho casos de los funcionarios
especializados que fueron entrevistados, se evidencia la falta de pertinencia
cultural de algunos de ellos.

44 Véase artículo 143 LPINA.


74 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Tabla No. 3
Pertinencia cultural y lingüística de los funcionarios especializados

Jueces Fiscales Fiscales Defensores


Juez que labora en el Fiscal que labora en Fiscal que labora en Defensor que labora
departamento de el departamento de el departamento de en el departamento
Quetzaltenango. Guatemala. Guatemala. de Quetzaltenango.

Indígena, habla y Ladino, habla y Ladino, habla y Mestizo, habla y


comprende los comprende el idioma comprende el comprende el idioma
idiomas: español, español. Es idioma español. Es español. Es originario
inglés y kiche. Es originario de Ciudad originario de Ciudad de Jutiapa y reside en
originario de de Guatemala y de Guatemala y Ciudad de Guatemala.
Totonicapán y reside reside en el mismo reside en el mismo Expresó que el 70% de
en Quetzaltenango. lugar. Expresó que el lugar. Desconoce el la población es
Expresó que el 60 o 10% de la población porcentaje de indígena en el lugar
70% de la población es es indígena en el población indígena que labora. Los grupos
indígena en el lugar lugar que labora. Los en el lugar donde étnicos que existen en
donde labora. Los grupos étnicos que labora. Los grupos la localidad son:
grupos étnicos que existen en la étnicos que existen mam, kaqchiquel y
existen en la localidad localidad son: kiche y en la localidad son: garífuna. Para ejercer
son: ladinos, indígenas tzutuhil. Para ejercer kiche y mam. Para su cargo en una
y mayas. Para ejercer su cargo en una ejercer su cargo en localidad con
su cargo en una localidad con una localidad con presencia indígena
localidad con presencia indígena presencia indígena tuvo que cumplir el
presencia indígena no no tuvo que cumplir no tuvo que cumplir requisito de ser
tuvo que cumplir ningún requisito. ningún requisito. asistente y después
ningún requisito. Respecto a la Respecto a la defensora y; manejar
Respecto a la normativa utilizada normativa utilizada la teoría de protección
normativa utilizada para resolver casos para resolver casos integral. Respecto a la
para resolver casos de de adolescentes en de adolescentes en normativa utilizada
adolescentes conflicto con la ley conflicto con la ley para resolver casos de
indígenas en conflicto penal utiliza: la penal utiliza: las adolescentes en
con la ley penal utiliza: LPINA. mismas leyes, es conflicto con la ley
el Convenio 169 y la igual para todos. penal utiliza las
Constitución. mismas leyes: la
LPINA, la Convención
de los Derechos del
Niño y el Pacto de San
José.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 75

Jueces Fiscales Fiscales Defensores


Juez que labora en el Fiscal que labora en Fiscal que labora en Defensor que labora en
departamento de el departamento de el departamento de el departamento de
Escuintla. Quetzaltenango. Escuintla. Guatemala. Mestizo,
habla y comprende el
Ladino, sólo habla y Ladino, habla y Ladino, habla y idioma español. Es
comprende el idioma comprende el comprende el originario de Ciudad de
español. Es originario idioma español. Es idioma español. Es Guatemala y reside en
de Chiquimula y originario de Alta originario de el mismo lugar.
reside en Escuintla. Verapaz y reside en Sacatepéquez y Desconoce el
Desconoce la Quetzaltenango. reside en el mismo porcentaje de
existencia de Desconoce la lugar. Desconoce la población indígena en
población indígena en existencia de existencia de el lugar donde labora.
el lugar donde labora. población indígena población indígena Los grupos étnicos que
Para ejercer su cargo en el lugar donde en el lugar donde existen en la localidad
en una localidad con labora. Para ejercer labora. Para ejercer son: mestizos, ladinos
presencia indígena no su cargo en una su cargo en una e indígenas. Para
tuvo que cumplir localidad con localidad con ejercer su cargo en una
ningún requisito. presencia indígena presencia indígena localidad con presencia
Respecto a la tuvo que cumplir el tuvo que cumplir el indígena tuvo que
normativa utilizada requisito de tener requisito de ser cumplir el requisito de
para resolver casos más de 5 años de agente fiscal. trabajar un tiempo
de adolescentes en ser agente fiscal. Respecto a la antes allí. Respecto a
conflicto con la ley Respecto a la normativa utilizada la normativa utilizada
penal utiliza: la normativa utilizada para resolver casos para resolver casos de
LPINA, Constitución y para resolver casos de adolescentes en adolescentes en
Convención de los de adolescentes en conflicto con la ley conflicto con la ley
Derechos del Niño. conflicto con la ley penal utiliza: la penal utiliza las
penal utiliza: la LPINA, la mismas leyes: la
LPINA, Convención Constitución y el LPINA.
de los Derechos del Pacto de San José.
Niño y Convenio 169.

Fuente: Elaboración propia ICCPG en base a entrevistas realizadas a funcionarios de justicia penal juvenil (jueces,
fiscales y defensores) en los departamentos de: Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla en 2011.
76 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Para confirmar la falta de pertinencia cultural de los funcionarios


especializados, fueron medidos los mismos componentes en las audiencias
de adolescentes en conflicto con la ley penal, observados en los juzgados
de primera instancia especializados, determinando que en ningún momento
se le preguntó al adolescente su etnia y el idioma o idiomas que comprende
y habla. Por lo mismo, ninguno de los funcionarios solicitó la presencia de
un intérprete en la audiencia.

B. Tasa de intérpretes por cada 100,000 habitantes


La situación se dificulta cuando no existen intérpretes en las agencias de
justicia especializada, que minimicen los efectos que tiene el hecho de
que los funcionarios no hablen un idioma maya. Por este motivo, el Estado
debe «facilitar el acceso a los servicios de salud, educación, justicia,
seguridad como sectores prioritarios para los cuales la población deberá
ser informada y atendida en el idioma propio de cada comunidad
45
lingüística .

Así como el adolescente tiene derecho a un defensor también tiene derecho


a elegir un intérprete de su confianza para que lo asista durante sus
declaraciones, en los debates o en aquellas audiencias en las que sea
necesaria su citación previa. Cuando no comprenda correctamente el
idioma «oficial» y no haga uso del derecho establecido anteriormente, se
designará de oficio un intérprete para esos actos. El mismo derecho le
asiste a la víctima para acceder a la justicia.

La información sobre el número de intérpretes fue solicitada a las agencias


del sistema de justicia penal juvenil –OJ, MP, IDPP, PNC– y, a los centros
de privación de libertad a cargo de la Secretaria de Bienestar Social. Sin
embargo, las agencias del Organismo Judicial y Ministerio Público no
proporcionaron la información, aún y cuando esta fue solicitada por escrito,

45 Véase artículo 10 del Convenio 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 77

razón por la cual, sólo se pudo determinar la existencia o inexistencia de


los mismos en el IDPP, la PNC y en los centros de privación de libertad de
la Secretaría de Bienestar Social.

La Defensa Pública Penal reportó la existencia de 13 intérpretes, de los


cuales 7 son hombres y 6 mujeres. Estableciendo una tasa de 0.26
intérpretes por cada 100,000 habitantes indígenas. La Policía Nacional
Civil reportó 10 intérpretes, de los cuales 6 son hombres y 4 mujeres. Para
esta agencia la tasa es de 0.20 intérpretes por cada 100,000 habitantes
indígenas. Por último, los centros de privación de libertad y la Secretaría
de Bienestar Social reportaron no contar con ningún intérprete.

Las cifras anteriores reflejan la existencia de intérpretes en dos de las


agencias del sistema de justicia penal juvenil, pero no necesariamente su
disponibilidad en cuanto a permanencia, inmediatez y rapidez.

C. Existencia de oficinas de atención a la víctima


La víctima juega un rol tan importante como el del adolescente dentro del
proceso penal. El derecho penal especializado –como el de adultos-, se ha
estructurado para la construcción de un sistema de garantías que protegen
al adolescente de la arbitrariedad, tanto en el proceso de decisiones
parciales y finales como en la aplicación de la sanción en concreto. La
víctima ha sido relegada a un segundo plano. Es más, se afirma que por
parte del Estado existe una expropiación del conflicto de sus protagonistas
originarios (ofensor y ofendido), relegando a la víctima al rol de informante.
Su participación se inicia con mayor fuerza a partir de los procesos de
transformación de la justicia. Ya no se trata únicamente de que proporcione
información, su inclusión adquiere actualmente una visión estratégica de
legitimación de la intervención estatal en la resolución de los conflictos.
Dentro de esta perspectiva se visualizan tres ámbitos de inclusión que
fortalecen su acceso a la justicia y la eficacia del sistema de justicia penal
juvenil: derecho a ser tratada con dignidad como víctima, derecho a la
protección y asistencia, y el derecho a la reparación.
78 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

El primer grupo de derechos se refiere a que durante el proceso penal


juvenil prevalezca el trato digno hacia las víctimas, a fin de evitar la
victimización secundaria, la cual ocurre cuando en el proceso de
investigación y juicio, se expone a la víctima ante el público o bien dentro
de la «trama» del proceso, a revivir el dolor sufrido por el hecho delictivo
y sus secuelas, sin ninguna consideración por el hecho de ser víctima; de
tal manera que el proceso penal signifique una nueva afectación, es decir
que se constituya en víctima del delito y víctima del sistema de justicia, en
este caso, penal juvenil.

El segundo grupo de derechos para la víctima gira en torno a la protección


y la asistencia. En el primer ámbito se incorporan aquellos mecanismos
necesarios para que a las víctimas se les pueda garantizar su seguridad
personal durante el proceso, debido a que la víctima, en muchas situaciones,
por constituir un testigo clave del proceso, puede ser objeto de
intimidaciones para evitar su participación y con ello lograr la impunidad.
En el ámbito de asistencia, significa reconocer que el efecto de los delitos
violentos se encuentra en la víctima, por lo que satisfacer sus necesidades
por la afectación directa, ya sea médica, sicológica u otra, constituye una
prioridad, pues en principio es una expectativa que no logra satisfacer el
Estado con la imposición de una pena o sanción hacia el adolescente.

En el tercer grupo de derechos se incorpora la reparación o compensación


por el daño causado. Esta es una de las principales preocupaciones que
motivan la participación de la víctima dentro del proceso. En muchas
situaciones, volver a la situación ex ante, es decir la reparación del daño
directo es casi imposible, por lo que en algunas circunstancias se pueden
realizar compensaciones de carácter económico que de alguna manera
mitiguen el daño causado.

En el presente caso no se trata de incluir aquellos elementos que puedan


garantizar todos los derechos a las víctimas, simplemente se trata de
verificar si al menos, a través de nuevas instancias, como las Oficinas de
Atención a las Víctimas –OAV-, se incluyen los mecanismos mínimos que
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 79

reflejen la intención de las agencias de justicia de incluir los intereses de


las víctimas dentro del proceso penal juvenil. Ello, en consonancia con el
conjunto de derechos reconocidos en la nueva legislación procesal, y en la
normativa internacional como la Declaración sobre los Principios
Fundamentales para las Víctimas de Delitos y Abuso de Poder, adoptada
por Naciones Unidas en 1985. Se reconoce que este servicio lo ofrece el
Ministerio Público a través de las Oficinas de Atención a la Víctima.

De las entrevistas realizadas a los usuarios, un bajo número (4) indicó


hacer uso de este servicio. Los motivos por los cuales hicieron uso de la
OAV fueron: buscar información, conocer sus derechos para defenderlos
y buscar ayuda por el trauma sufrido.

La calificación que los usuarios le dan al servicio que presta la OAV es


buena en general. Es decir, es aceptable para las víctimas que hacen uso
de la oficina.

El tiempo de espera para ser atendidos en la OAV oscila entre los 15 minutos
hasta las 24 horas del día. En la mayoría de casos atendidos, el tiempo de
espera fue de menos de 15 minutos, tiempo que se considera adecuado.
Mientras un usuario, aunque no por ello menos importante, tuvo que
esperar hasta un día para ser atendido, tiempo que se considera
inadecuado, sobre todo por aquellos que requieren una intervención
oportuna e inmediata.

El sistema de justicia penal juvenil debe contar con mecanismos efectivos


para dar a conocer sus derechos a la víctima, pues en la mitad de los
casos monitoreados, las víctimas que utilizaron el servicio de la OAV
confirmaron esta mala práctica. La información sobre sus derechos, en el
resto de los casos, fue proporcionada por la sicóloga.

En la observación, realizada en las agencias del sistema de justicia penal


juvenil, se detectó que los profesionales de la sicología y trabajo social
son los que atienden la OAV.
80 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Además se exploró sobre la existencia de mecanismos especiales para


informar a la víctima sobre sus derechos durante el proceso, encontrando
que no en todas las OAV existen. Estos mecanismos consisten básicamente
en trifoliares que contienen información sobre los derechos de las víctimas,
en un lenguaje comprensible y sólo en idioma español.

El espacio de la oficina para la atención a la víctima es adecuado y garantiza


la privacidad en cuanto a infraestructura necesaria para ello.
Lamentablemente a la víctima se le sigue relegando a un segundo plano,
debido a que la práctica demuestra que el conflicto sigue pasando
esencialmente entre el Estado y el adolescente, y no como un conflicto
entre sus protagonistas primarios: ofensor y ofendido.

D. Existencia de publicaciones relativas a la actuación de los funcionarios


especializados, conforme a las características de la población
La existencia de publicaciones adecuadas que describan de forma sencilla
y comprensible la función de los distintos funcionarios especializados es
fundamental para que las víctimas y los adolescentes puedan ejercer sus
derechos. Esta información debe ser de fácil ubicación para todos y, en el
caso de personas pertenecientes a los pueblos indígenas, las publicaciones
o materiales de difusión deben editarse en sus diferentes idiomas. En estos
materiales se debe informar sobre los procedimientos y plazos judiciales,
a través de revistas, volantes, afiches, carteleras, folletos y campañas
publicitarias en televisión y radio, conforme a las características de la
población meta. Todas las personas tienen derecho a recibir información
general y actualizada sobre el funcionamiento de los juzgados de primera
instancia especializados y sobre las características y requisitos genéricos
de los distintos procedimientos judiciales. En todo caso, es esencial
incorporar elementos específicos para los pueblos indígenas, las mujeres
y la niñez y adolescencia, como sectores marginados.

En ninguna de las agencias especializadas se encontraron publicaciones


accesibles a la población en general, como los mencionados arriba; sólo
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 81

algunos afiches en la Policía Nacional Civil sobre la actuación de la agencia


en el abordaje de la violencia contra la mujer, redactados en idioma
español.

Las publicaciones que se realizan son a nivel nacional pero no se refieren


a este indicador sino a la transparencia de las agencias, es decir casos
ingresados, casos resueltos, carga de trabajo, entre otros. Pero no es este
el tipo de publicaciones el que interesa, sino las relacionadas al acceso a
la justicia penal juvenil, entendido como un derecho que no puede ser
ejercido si los ciudadanos no conocen los roles de los funcionarios de
justicia penal juvenil, los procedimientos y los plazos judiciales.

CELERIDAD EN LA PRESTACIÓN DE LOS SERVICIOS EN EL SISTEMA DE


JUSTICIA PENAL JUVENIL
Una de las principales críticas al sistema de justicia penal juvenil se
relaciona con la excesiva duración de los procesos. Ya Beccaria, en su
famoso libro De los Delitos y de las Penas, lo expresa en los términos
siguientes: «Cuanto la pena sea más pronta y más próxima al delito
cometido, tanto más justa y más provechosa será». También es aceptado
que no puede aplicarse una pena sin un juicio previo, dentro de un debido
proceso, ello implica que el período entre el hecho y la determinación de
la pena no es inmediato sino que media un tiempo, el cual deberá ser
razonable para el adolescente, muchas veces sometido a privación de
libertad provisional, para que pueda ejercer su derecho de defensa y sea
efectivo para la instancia responsable de la carga de la prueba, Ministerio
Público, para evitar la impunidad.

Estos extremos a los que se ve sometido el proceso penal juvenil, la víctima


del delito en su demanda de tutela judicial y el adolescente al ser sometido
a un proceso, muchas veces privado de libertad en espera de un juicio,
son vulnerados por la duración excesiva en la toma de decisiones por parte
de los principales protagonistas: la fiscalía y la judicatura. La problemática
de la duración excesiva del proceso se ha convertido en endémica dentro
82 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

de la justicia penal, por lo que la llamada lentitud o morosidad en la


administración de justicia penal se ha instalado en el centro de la escena
como uno de los problemas más graves del sistema de justicia penal juvenil.

Esta problemática contiene dos percepciones generalizadas de la justicia:


impunidad y arbitrariedad. Impunidad, porque el excesivo formalismo del
trámite del expediente en el litigio de casos especialmente graves, en
donde existe una desigualdad relevante entre adolescente y víctima
(económica, política o cultural), se imponga a las víctimas más vulnerables
un muro insuperable en su derecho legítimo para exigir la tutela judicial;
y arbitrariedad para adolescentes, porque los adolescentes sin influencia
en el sistema de justicia, se ven sometidas no sólo al proceso penal, sino
también a medidas de coerción, en especial la privación provisional, que
agrava sin consideración los costos personales y sociales del adolescente,
provocando incertidumbre y ansiedad por falta de seguridad jurídica en la
duración del proceso.

Lo dice la LPINA: «Las medidas que constituyan privación de libertad se


utilizarán únicamente en los casos que esta Ley establece, como último
recurso, por el período más breve y sólo cuando no exista otra medida
46
viable» .

A. Tiempo promedio de asignación de un defensor público especializado


Para el adolescente existe el derecho de defensa el cual es inviolable,
como lo establece la Constitución en su artículo 12, enunciando que ninguna
persona puede ser condenada ni privada de sus derechos, sin haber sido
citada, oída y vencida en proceso legal ante juez competente y
preestablecido. El uso de este derecho garantiza la protección de las
garantías constitucionales, evitando la vulneración de sus derechos
fundamentales. Es por esta razón que el defensor debe ser asignado
inmediatamente sin ningún trámite previo.

46 Véase artículo 156 LPINA.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 83

Se preguntó a los adolescentes si el mismo día de la detención les fue


asignado un abogado defensor. La mayoría (22) respondió que si, y un
buen número (7) que no; violándoseles el derecho de defensa. Asimismo
se preguntó si al inicio del proceso tuvieron defensor público o privado,
siendo las respuestas: defensor público (19), defensor privado (8), y no
respondieron (2).

También se preguntó a los defensores públicos especializados sobre el


tiempo de su asignación, respondiendo que se hace en la primera
declaración. Pero la revisión y análisis de expedientes de adolescentes en
conflicto con la ley penal, reveló que el tiempo transcurrido entre el
momento de la detención y la asignación de un defensor público se hizo el
mismo día (38); de 2 a 5 días (6); y hasta 2 meses y 24 días después de la
detención (2). En 23 casos no se pudo determinar el tiempo transcurrido
por falta de información en los mismos. Los expedientes develan que los
tiempos de asignación de un defensor público son irrazonables, vulnerando
el derecho de defensa de los adolescentes.

B. Tiempo promedio de duración para una decisión final en el proceso de


adolescentes
El proceso penal juvenil tiene varias finalidades, entre ellas determinar si
una conducta es delito o no lo es, si los imputados de dicha conducta lo
son o no lo son, entre otros. Para poder cumplir estas finalidades existen
una serie de mecanismos (trámites y diligencias) que no serán detallados
en esta oportunidad, porque lo que interesa en este indicador es el tiempo
utilizado para aplicar las diferentes salidas que el sistema de justicia penal
juvenil le da a los conflictos sociales que ingresan a las agencias.

Para la aplicación de una salida final, es necesario hacerlo sobre la base


de que todo adolescente tiene derecho a ser oído, con las debidas garantías
y dentro de un plazo razonable, por un juez competente, independiente e
imparcial según lo establece la LPINA.
84 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

La policía deberá aprehender a quien sorprenda en delito flagrante. Se


entiende que hay flagrancia cuando un adolescente es sorprendido en el
momento mismo de cometer el delito. Procederá la aprehensión cuando
el adolescente es descubierto instantes después de ejecutado el delito,
con huellas, instrumentos o efectos del delito que hagan pensar
fundamentalmente que acaba de participar en la comisión del mismo. El
juez podrá ordenar cualquier medida (privativa y no privativa de libertad).

Los casos de flagrancia cuentan con la ventaja de que el adolescente fue


sorprendido en plena ejecución del delito y, por tanto, la obtención de los
medios de prueba es inmediata o bien no debería ofrecer mayores
problemas. No obstante, el tiempo de resolución para estos casos que
ingresan a las agencias de justicia penal juvenil es variado, tal y como se
evidencia al abordar los datos que respondió cada tipo de funcionario.

Se preguntó a los funcionarios especializados cuál es el tiempo promedio


de duración para una decisión final en los procesos de adolescentes. Los
jueces indicaron ser de cuatro meses y quince días; los defensores de cuatro
a seis meses y hasta dos años en casos especiales y; finalmente, los fiscales
proporcionaron respuestas variadas: dos meses, tres meses y de seis a
ocho meses.

Uno de los fiscales entrevistados expuso al respecto que «el tiempo máximo
que puede tardar es de dos meses, pero varía. El problema está en
conformidad con la delincuencia que ha ido evolucionando. Los casos que
llegan a auto de procesamiento, se han incrementado. En algunas ocasiones
detienen hasta 30 adolescentes con un sólo auto de procesamiento y la
Fiscalía de menores o de la niñez es atendida sólo por dos personas: el
agente fiscal que asiste a las audiencias y el auxiliar fiscal que investiga
47
los casos» .

47 Entrevista realizada a fiscal especializado.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 85

El mismo fiscal expresó que «los peritajes solicitados al INACIF [Instituto


Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala] se tardan mucho. Si los casos
tienen auto de procesamiento y lo ameritan, prefieren agotar. Y si entran
por denuncia se les da otro trámite y finalizan pronto. El proceso hasta
que el juez toma la decisión tarda de tres a cuatro meses cuando tiene
auto de procesamiento y se acusa. En algunos casos no se formula
acusación, porque se pide un criterio de oportunidad o un procedimiento
abreviado y en estos casos el plazo varía. Si se pide un procedimiento
abreviado puede durar de un mes y quince días a dos meses. Y si se pide
48
un criterio de oportunidad de quince días a un mes» .

La revisión y análisis de expedientes contradice la información


proporcionada por los funcionarios de justicia penal juvenil, revelando
que el tiempo promedio de duración de procesos de adolescentes hasta
una decisión final puede ser de hasta un año y cuatro meses.

CONCLUSIONES
“ Si bien el despliegue territorial de las instituciones de justicia
penal juvenil ha aumentado, éste aún es insuficiente y limitado
al no cubrir todos los departamentos y municipios del país; se
exceptúan la Policía Nacional Civil y los Juzgados de Paz, quienes
sí cubren todos los municipios. Algunos usuarios al no contar
con agencias en o cerca de su lugar de residencia, deben recorrer
largas distancias, incurriendo en varios gastos. A ello debe
agregársele que estas agencias no cuentan con suficientes
funcionarios de justicia penal juvenil y personal especializado
que los atiendan. Como servicio público, las agencias de justicia
penal juvenil no han incorporado políticas de atención con
estándares de calidad. En este sentido, las políticas judiciales
encaminadas a mejorar la comunicación intercultural en el
ámbito judicial aún son insuficientes.

48 Ibíd.
86 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

“ Se identificó que no existen suficientes defensores públicos


especializados que brinden el servicio a adolescentes pobres.
Razón por la cual, algunos se ven en la necesidad de contratar
los servicios de un abogado privado, teniendo que cubrir el costo
con sus ahorros o préstamos. Aunque es positivo que no estén
incurriendo en cobros indebidos por parte de funcionarios
especializados –corrupción –.
“ El sistema de justicia penal juvenil no cuenta con un servicio de
atención permanente ni un sistema de turnos. No funciona las
24 horas del día, a excepción de la Policía Nacional Civil, los
Juzgados de Paz y eventualmente los fiscales –Ministerio Público-
que funcionan por llamada; limitándole el acceso a la justicia a
las víctimas, adolescentes en conflicto con la ley penal y
familiares de ambos.
“ Se determinó que algunos funcionarios de justicia penal juvenil
no tienen pertinencia cultural y lingüística. Sumado, a que en
las agencias no existen intérpretes o existen pocos. Tampoco
existen publicaciones relativas a la actuación de los funcionarios.
Y, a pesar de los cambios normativos que incluyen a la víctima
como protagonista central en la solución del conflicto de
naturaleza penal y legitimidad del sistema, los esfuerzos
realizados por parte del Ministerio Público no han sido
suficientes para que la víctima sea considerada como parte
central del proceso.
“ Finalmente, no se cumplen los plazos establecidos en la
normativa guatemalteca –LPINA-, en cuanto a la asignación de
un defensor público y la duración de procesos de adolescentes
en conflicto con la ley penal hasta una decisión final.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 87

CULTURA JUDICIAL

Mario Ávalos Quispal


María Antonieta Cordón

Este aspecto consiste en las representaciones que del Estado de Derecho


expresan los actores clave del sistema de justicia penal juvenil en sus
prácticas cotidianas (ICCPG, 2007:73). Y corresponde a las ideas,
concepciones, creencias y percepciones que sobre el sistema de justicia
penal juvenil tienen los usuarios y operadores de justicia.

En este sentido, la cultura de los operadores y especialistas de derecho


está conformada por el conjunto de creencias, puntos de vista, actitudes,
hábitos de trabajo y valoraciones respecto del sistema legal, presentes en
la producción, aplicación, defensa y difusión del derecho (Binder, s.f.:5-
6). Es por ello que se puede afirmar que los procesos de transformación
judicial también lo son culturales, en el sentido que para su efectivo
cumplimiento es indispensable que sea absorbido por los actores clave y
que goce también de la aceptación de amplios sectores de la población
para legitimarse (Ramírez, s.f.:17).

El aspecto cultural es importante para determinar el grado de avance o


retroceso en el cambio de paradigma entre el modelo tutelar e integral, y
ello porque, aunque en el plano del deber ser podría afirmarse que se ha
logrado este cambio, es importante tomar en cuenta que los actores clave,
entiéndase operadores de justicia (jueces, fiscales y defensores) y usuarios
del sistema, actúan y se desenvuelven en el marco de un paradigma social,
jurídico y político determinado (que podría ser el modelo tutelar) y por
88 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

tanto, seguir sosteniendo y manteniendo vigente un modelo de pensar y


concebir la realidad diferente al que se pretende con el modelo de
protección integral.

Evidentemente, estos actores, como señala Solórzano, también tienen la


49
capacidad de generar cambios de paradigmas . Los funcionarios de
justicia, particularmente los jueces, pueden, a través de la interpretación
judicial, actualizar los modelos de las relaciones sociales y por tanto, ser
los promotores del nuevo modelo cultural de trato respetuoso, garantista
y protector de la niñez; y, a la vez, buscar las fórmulas adecuadas para
conjugar la realidad de una persona en pleno desarrollo de su personalidad,
con el respeto al ejercicio de sus propios derechos y con la protección
general de sus garantías individuales y la protección especial que su
concreta condición exige (2006:23 y ss). Faltará ver, y esta es una de las
pretensiones de este informe, si, en efecto, estos cambios se están
generando y qué actores los están propiciando.

Por tanto, dentro del aspecto cultural se verifican aquellos elementos que
permiten identificar el grado de desarrollo de la nueva cultura jurídica
dentro de los parámetros propuestos por el nuevo modelo de protección
integral. Por ello se incluyen aquellas variables más importantes
relacionadas con la cultura jurídica de los principales protagonistas del
sistema de justicia penal juvenil, que a saber son:
“ Las concepciones teóricas de los funcionarios de justicia penal
juvenil, que incluye indicadores sobre el conocimiento y
posicionamiento que de los temas relacionados con el nuevo
modelo de protección integral, tienen los diferentes
funcionarios.

49 Por ejemplo, con la aplicación del Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), relativo
a los pueblos indígenas y tribales, se genera un nuevo modelo en las relaciones entre los indígenas y los no
indígenas, pues se propicia el respeto a sus costumbres, tradiciones, sistema jurídico, idioma y todo lo que
incluye su cultura (Solórzano, 2006:23-24).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 89

“ La percepción ciudadana sobre los servicios de justicia penal


juvenil, que incluye los indicadores relacionados con la
percepción que los usuarios –víctimas, adolescentes en conflicto
con la ley penal y familiares de ambos– tienen respecto a la
confianza, calidad, eficiencia, integridad y prácticas
discriminatorias del sistema de justicia en general y de los
operadores de justicia en particular.
“ Las prácticas de los funcionarios del sistema de justicia penal
juvenil, que se identifican a través de indicadores relacionados
con prácticas relativas al uso de la privación de libertad y otras
medidas de coerción, soluciones anticipadas, trato policial, uso
de lectura, formalización de peticiones, resoluciones claras y
fundamentadas y; uso del expediente.

CONCEPCIONES TEÓRICAS DE LOS FUNCIONARIOS DE JUSTICIA PENAL


JUVENIL
Las concepciones teóricas de los funcionarios de justicia especializados
son consideradas como una variable dentro del Observatorio de Justicia
Penal Juvenil, puesto que es indudable que, como garantes de la legalidad
y del debido proceso, deben conocer y posicionarse respecto de los temas
más elementales del nuevo modelo de protección integral o garantista.
En ese sentido, se han tomado como indicadores el nivel de conocimiento
y posicionamiento en cuanto a temas como: delincuencia juvenil,
reincidencia, interés superior del adolescente, responsabilidad del
adolescente y sistema sancionatorio.

A. Delincuencia Juvenil
Definir la delincuencia juvenil es muy complejo. Mientras en algunos países
la delincuencia juvenil es una calificación que se obtiene de aplicar
definiciones del Código Penal cuando esas infracciones son cometidas por
menores de edad, en otros, incluye una gran variedad de actos en adición
90 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

a los que se encuentran enumerados en sus leyes de fondo (David, P.R.,


1979:31).

En primer lugar –tratando de definir el concepto «delincuencia»- siempre


se ha considerado que la delincuencia es un fenómeno específico y agudo
de desviación e inadaptación (Izquierdo Moreno C., 1980:07). En este
sentido, se ha dicho que «delincuencia es la conducta resultante del fracaso
50
del individuo en adaptarse a las demandas de la sociedad en que vive» ,
definición que significa todo y nada, al preguntarse si se refiere a todas
las demandas o a unas cuantas y, cuáles, y si realmente puede esperarse
que toda persona, sea menor o adulta, se adapte, sin más, a las demandas
de una sociedad dada. Por ello, actualmente la mayoría de los criminólogos
afirman que la delincuencia es un fenómeno estrechamente vinculado a
cada tipo de sociedad y por tanto, es un reflejo de las principales
características de la misma.

En segundo lugar, resulta necesario delimitar el adjetivo de juvenil, es


decir, ¿cuándo la delincuencia es juvenil? Evidentemente, no se puede
utilizar en este informe el significado etimológico de tal adjetivo, pues
51
desde este punto de vista, quiere decir lo relacionado con la juventud . Y
no es aplicable porque dentro del campo de las ciencias penales viene
entendiéndose por delincuencia juvenil la llevada a cabo por personas
que no han alcanzado aún la mayoría de edad (Herrero Herrero C.,
1997:360).

Lo expuesto, permite afirmar, en opinión de Herrero Herrero que el


término delincuencia juvenil es un concepto eminentemente socio-histórico
(1997:362), porque su definición y tratamiento legal, en palabras de Garrido
Genovés, responde a distintos factores en distintas naciones, reflejando
una mezcla de conceptos psicológicos y legales. Por tanto y técnicamente,
el delincuente juvenil es aquella persona que no posee la mayoría de edad
penal y que comete un hecho que está castigado por las leyes penales
(1986:11).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 91

Según la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia se considera


niño o niña a toda persona desde su concepción hasta que cumple trece
años de edad, y adolescente a toda aquella desde los trece hasta que
52
cumple los dieciocho años de edad . Establece, además, que en cuanto al
proceso de adolescentes en conflicto con la ley penal, las medidas y su
ejecución, deberán diferenciarse dos grupos etarios: uno a partir de los
trece hasta los quince años de edad, y el otro de los quince hasta antes de
53
cumplir los dieciocho .

En definitiva, y por tanto, se puede definir la delincuencia juvenil en


Guatemala, como el fenómeno social constituido por el conjunto de
infracciones penales cometidas por los mayores de 13 años y menores de
18 años.

Teniendo presente lo anterior, se preguntó a los funcionarios de justicia


del sistema penal juvenil: jueces de primera instancia de niñez y
adolescencia y adolescentes en conflicto con la ley penal –Organismo
Judicial (OJ)–; fiscales especializados –Ministerio Público (MP)–; y,
defensores públicos especializados –Instituto de la Defensa Pública Penal
(IDPP)–, sobre la problemática.

Para los jueces la delincuencia juvenil ocurre «cuando los adolescentes de


54
13 a 18 años están involucrados en actos que transgreden la ley penal» .

50 Definición que concuerda con la Escuela Clásica del Derecho Penal y el positivismo psicobiológico en la medida
que ha considerado el fenómeno de la delincuencia como una realidad exclusivamente individual.
51 Concepto que abarca, en el caso guatemalteco, desde los 13 a los 25 años de edad aproximadamente.
52 Véase artículo 3 LPINA.
53 Según el artículo 182 de la LPINA, la privación de libertad provisional tiene carácter excepcional, especialmente
para los mayores de trece años y menores de quince y sólo se aplicará cuando no sea posible aplicar otra
medida menos gravosa. El artículo 239, por su parte, establece que se deberán tener presentes estos grupos
etarios al momento de determinar la sanción aplicable. Además, el artículo 244 hace diferencias en cuanto
a la reparación del daño ocasionado al patrimonio cuando el adolescente es mayor de 13 años, pero menor
de 15.
54 Entrevista realizada a juez especializado.
92 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

En la misma línea, los fiscales consideran que es la «transgresión a las


55
normas legales por parte de los adolescentes menores de 18 años» . Y
finalmente, los defensores públicos creen que «son personas o grupos que
violan una norma especial, por falta de oportunidades o factores
56
familiares» .

Tanto en Guatemala como en otros países de la región centroamericana,


se está lejos de que las estadísticas muestren de manera contundente el
aumento de infracciones cometidas por la población menor de 18 años.

En una segunda pregunta se indagó sobre las causas de la delincuencia


juvenil, obteniendo las siguientes respuestas.

Para los jueces las causas de la delincuencia juvenil son: la desintegración


familiar, familias disfuncionales, falta de educación, vulnerabilidad, falta
de experiencia, pobreza, desempleo y familias numerosas. Los mismos
funcionarios consideran que «los niños y jóvenes van a ser delincuentes
cuando los padres desde un inicio no les presten atención y permitan que
57
se conviertan en niños de la calle» .

Por otro lado, los fiscales creen que las causas de la delincuencia juvenil son:
económicas, sociales, políticas y familiares. Así como la desintegración
familiar, pobreza extrema, falta de empleo, alcoholismo y pérdida de valores.
Para ellos «una causa fuerte es la desintegración familiar, pues a los juzgados
58
acuden muchos adolescentes únicamente con su madre o padre» .

Y, por último, los defensores públicos consideran que las causas de la


delincuencia juvenil son: los factores familiares, la falta de oportunidades,
el ambiente social, la pobreza, la desintegración familiar, el desempleo y
la falta de educación.

55 Entrevista realizada a fiscal especializado.


56 Entrevista realizada a defensor especializado.
57 Entrevista realizada a juez especializado.
58 Entrevista realizada a fiscal especializado.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 93

Según Manuel Guedán Menéndez (2007:173-174) –en concordancia con


las respuestas dadas por los funcionarios de justicia– se pueden identificar
algunas tendencias que explican el fenómeno de la delincuencia juvenil y
las causas que la originan.
“ En primer lugar, las altas tasas de desocupación juvenil y el
ascenso de la delincuencia juvenil. Lo cual se traduce en que las
tasas de desocupación general son mucho mayores entre los
jóvenes; lo que significa que un amplio sector de la población
joven no tiene posibilidades de insertarse en la economía, o sólo
puede alcanzar ingresos que los colocan por debajo de la línea
de pobreza. Esta situación daña profundamente la autoestima
personal de los desocupados, los lleva a abandonar del todo la
búsqueda de trabajo y, en el peor de los casos, propicia la
delincuencia juvenil (tendencia congruente con el factor
económico).
“ Relación entre el deterioro familiar y la delincuencia. Que se
traduce en que, por lo general, se detecta que la mayoría de
jóvenes que ingresan a centros de privación de libertad
provienen de hogares desarticulados o disfuncionales (tendencia
congruente con el factor social).
“ Relación entre niveles de educación y criminalidad. Que se
traduce en la siguiente idea: si aumentan los grados de educación
de una población, descienden los índices delictivos. En
Guatemala, si bien se ha tenido un avance importante en la
matriculación de niños en el nivel primario, en el nivel
secundario sólo un bajo porcentaje de jóvenes logran hacerlo y
la mayoría en centros educativos privados; es decir, el Estado
no asume su deber de otorgar la educación pública y gratuita.
Además de ello, se tienen altas tasas de deserción y fracaso
escolar (tendencia también congruente con el aspecto social)
94 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

B. Reincidencia
Son muchas las acepciones que se pueden encontrar dentro de la doctrina
sobre «reincidencia». Para autores como Ezaine, reincidencia es la
realización de un nuevo delito, por el mismo agente, después de haber
sido condenado por otro anterior, cuya pena se haya sufrido en todo o en
parte y antes de haber transcurrido un determinado tiempo fijado por la
ley. Es la «recaída en el delito» (Ezaine, 1977:253-254).

Determinado sector doctrinal coincide en que la reincidencia constituye


una circunstancia agravante para la responsabilidad penal. Este criterio
es recogido por una buena parte de legislaciones penales, entre ellas la de
Guatemala. Según el artículo 27 del Código Penal, «son circunstancias
agravantes: …la de ser reincidente el reo. Es reincidente quien comete un
delito después de haber sido condenado, en sentencia ejecutoriada, por
un delito anterior cometido en el país o en el extranjero, haya o no cumplido
59
la pena» .

Otros penalistas, por el contrario, afirman que la reincidencia debe


considerarse como causa de atenuación porque esa repetición se deriva de
las fallas en la organización social y de los malos sistemas penales y
penitenciarios. Sobre este punto, la criminología señala que las instituciones
estatales y particularmente la prisión (sea como medida preventiva o como
sanción) tienen efectos sumamente deteriorantes para quien es cooptado y
sancionado por el sistema y, además, alerta sobre los efectos estigmatizantes
de la intervención punitiva y la consiguiente reducción del espacio social de
quién resulta afectado por ella. Es decir, la criminología muestra a la
intervención punitiva como la fijadora de los roles criminales y
condicionantes de tales conductas (criminalización secundaria).

Sobre la base anterior, la presunta mayor probabilidad de un nuevo delito


o, si se quiere, la «pretendida mayor perversión» de la personalidad del

59 Véase artículo 27 numeral 23 del Código Penal.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 95

autor (para los positivistas), serían efecto de la intervención punitiva


anterior, o sea, atribuibles al propio Estado; en lugar de una mayor
conciencia de la antijuridicidad, habría por lo general una menor
culpabilidad en virtud de la reducción del ámbito de autodeterminación
que genera la previa intervención punitiva, por estigmatizante y reductora
del espacio social del penado (Zaffaroni, 1992:117-131).

En ese sentido, actualmente se sostiene que la reincidencia no debe


reputarse ni como circunstancia de agravación ni de atenuación de la pena,
sino más bien como un concepto que tiende a desaparecer, como en su
momento sucedió con la tortura en el ámbito procesal o la analogía en el
ámbito penal. Y ello porque cientos de miles de seres humanos han sufrido
los horrores de penas más graves que las de sus culpas en función del
instituto de la reincidencia (Zaffaroni, 1992:117-131).

Teniendo las anteriores nociones básicas sobre reincidencia, y sobre la


base de su vigencia en Guatemala, se preguntó a los funcionarios de justicia
qué es la reincidencia juvenil.

Para los jueces la reincidencia se da cuando «los adolescentes vuelven a


quebrantar los tipos penales, reiterando actos en perjuicio de otras
60
personas» . Mientras los fiscales consideran que es «la practica seguida
61
de hechos delictivos cometidos por menores» , que se da cuando «los
62
adolescentes ya fueron procesados por un delito y cometen otro delito» .
Por último, los defensores públicos creen que la reincidencia se da por la
63
«falta de control de la familia (imposición de reglas y/o principios)» , y
64
ocurre «cuando los adolescentes «cometen el mismo u otro delito» .
65
Indicando que «no se da libertad asistida a los reincidentes» .

60 Entrevista realizada a juez especializado.


61 Entrevista realizada a fiscal especializado.
62 Ibíd.
63 Entrevista realizada a defensor especializado.
64 Ibíd.
65 Ibíd.
96 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Del mismo modo, se cuestionó sobre cuáles son las causas que provocan
dicha reincidencia.

Al respecto los jueces opinaron que la reincidencia se da porque «no se


tiene un recurso familiar idóneo. Los adolescentes saben que al cometer
66
infracciones leves no se les privará de su libertad» , y también porque «el
Estado no cumple con su función orientadora, cuando los adolescentes van
a un centro de privación de libertad no se les da el tratamiento adecuado.
Dicen que están ubicados según el perfil (delito cometido) pero no es cierto.
Ellos allí se relacionan con personas adultas que los inducen a continuar
delinquiendo. Y al salir, sus amigos, familiares y la misma sociedad los
67
rechaza. Ellos tienen necesidades pero ninguna empresa les da trabajo» .

Por otro lado, los fiscales piensan que la reincidencia se da porque «existe
poco control por parte del ente encargado de verificar las sanciones
68 69
aplicadas» y «poco control de los padres» . Además, por «la impunidad,
70
las malas juntas y la desintegración familiar» y; por «la falta de autoridad,
71
el clima de violencia y la delincuencia organizada» . Aunado a la «falta
de apoyo por parte del Estado que ha fallado, porque faltan mecanismos
y medios de atención para el adolescente. Es necesario invertir en
72
educación en los centros de privación de libertad» . Y «la Secretaria de
Bienestar Social no cuenta con los recursos necesarios para fiscalizar el
cumplimiento de las sanciones como lo indica la ley (mecanismos e
73
instituciones)» . Finalmente, para los defensores públicos la causa de la
74
reincidencia es «la contaminación en la cárcel» .

66 Entrevista realizada a juez especializado.


67 Ibíd.
68 Entrevista realizada a fiscal especializado.
69 Ibíd.
70 Ibíd.
71 Ibíd.
72 Ibíd.
73 Ibíd.
74 Entrevista realizada a defensor especializado.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 97

75
Las opiniones anteriores reflejan la falta de cumplimiento de la LPINA
que establece que la ejecución de las sanciones se realizará mediante un
plan individual de ejecución para cada adolescente sancionado, el cual
debe ser elaborado por un equipo técnico o profesional responsable del
programa. Este plan debe contener el proyecto educativo del adolescente
–en el que se hará constar una descripción clara de los objetivos que se
persigue alcanzar y los pasos a seguir –; deberá tomar en cuenta los aspectos
personales, familiares, culturales, económicos y educativos del adolescente,
así como los principios rectores de esta ley, y se elaborará con la
participación y compromiso del adolescente y, de ser posible, necesario y
útil, con el de sus padres, tutores, responsables o familiares, quienes
también deberán suscribirlo. Además establece que la autoridad
competente en reinserción y resocialización es la Secretaria de Bienestar
Social, que es la responsable de llevar a cabo todas las acciones relativas
al cumplimiento de las sanciones impuestas a los adolescentes.
76
La LPINA también establece que los funcionarios de los centros
especializados serán seleccionados de acuerdo a sus aptitudes y
capacidades idóneas para el trabajo con adolescentes. Lo anterior
concuerda con que la Secretaria de Bienestar Social tiene como función
brindar servicios de atención terapéutica y orientación psicosocial a los
adolescentes que se encuentren cumpliendo una sanción o medida
cautelar, así como a sus familiares o responsables.

Es notable la falta de una política criminal efectiva de prevención del


delito, o lo que en resumidas cuentas podría traducirse en falta de voluntad
política de invertir en prevención general positiva y particularmente, en
prevención especial positiva. Por último la falta de oportunidades que se
refleja en los altos índices de desempleo y subempleo y la imposibilidad
de acceder a la educación.

75 Véase artículos 257-259 LPINA.


76 Véase artículos 258-259 LPINA.
98 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Tomando en cuenta lo que establece la ley y las concepciones de los


funcionarios del sistema, podría inferirse que la falta de cumplimento de
la LPINA, particularmente en cuanto al fracaso de los planes individuales
y proyectos educativos para el cumplimiento de las sanciones, constituye
una de las principales causas de la reincidencia del adolescente infractor
de la ley penal. Y es que, si ya de por sí, las medidas y sanciones privativas
de libertad tienen efectos sumamente deteriorantes para quien es cooptado
por el sistema (por los efectos estigmatizantes que ésta produce), más los
tiene si se dejan de implementar los planes y proyectos individuales de
vida para quien, en este caso, ha sido sancionado por la ley penal.

Ahora bien, es fundamental tener claro que, aunque la reincidencia es


una institución que agrava la pena en Guatemala, ésta no debe tener ningún
efecto al aplicar una medida (cautelar) o sanción socioeducativa
(sentencia) al adolescente en conflicto con la ley penal, particularmente
porque este tipo de medidas y sanciones deben regirse por los principios
77
de racionalidad y proporcionalidad por el hecho cometido y el de menor
78
afectación posible (interés superior del adolescente) .

C. Interés Superior del Adolescente


Tal como se indicó anteriormente, este principio debe ser la base para
interpretar, integrar y aplicar la normativa de la niñez y la adolescencia, y
constituye, por ello, un límite a la discrecionalidad de las autoridades en
la adopción de decisiones relacionadas con la niñez y adolescencia; en ese
sentido, este principio debe entenderse como una garantía enfocada a
asegurar el ejercicio y disfrute de los derechos de la niñez, por lo que en
ningún caso su aplicación puede disminuir, tergiversar o restringir los
derechos reconocidos en la Constitución y en la Convención sobre los
79
Derechos del Niño . Además bajo este principio y cuando a un adolescente

77 Véase artículo 157 LPINA


78 Véase artículo 151 LPINA
79 Véase artículo 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño y artículo 5 de la LPINA.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 99

puedan aplicársele dos leyes diferentes siempre deberá optarse por la


que resulte más favorable para sus derechos fundamentales (Solórzano,
2006:36-38).

Tomando en consideración que este principio es fundamental en la


aplicación e interpretación de la normativa de la niñez y adolescencia se
preguntó a los funcionarios del sistema en qué consiste el interés superior
del adolescente.

Para los jueces, el interés superior del adolescente es «una garantía que
privilegia la ley que más beneficie el desarrollo del adolescente dentro
80
del proceso penal» .

Los fiscales expresaron que este principio consiste en «aplicar la sanción


a los adolescentes atendiendo a su nivel escolar y responsabilidades
81
familiares» , «prevalecen todas las garantías, todas las normativas
respecto al adolescente y el Estado tiene que velar porque estas se
82
cumplan» , y, «ver qué es lo que más le conviene al adolescente y qué es
83
lo que lo aparta del delito» . «El interés superior del adolescente es un
factor cuya finalidad es que sobre cualquier otro principio donde resulte
afectado el niño o adolescente se le va a dar prioridad al principio que lo
beneficie en el conflicto, según el artículo 5 de la LPINA. En concreto, este
principio se refiere a que la decisión debe tomarse incorporando todos
84
sus derechos» .

Por otra parte, los defensores públicos consideran que dicho principio
consiste en «buscarle una solución favorable a la problemática del

80 Entrevista realizada a juez especializado.


81 Entrevista realizada a fiscal especializado.
82 Ibíd.
83 Ibíd.
84 Ibíd.
100 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

adolescente, en cuanto a las sanciones socioeducativas y no de privación


85
de libertad» , además es «un privilegio que se debe tomar en cuenta
para el adolescente. En primer lugar, debe buscar la integración familiar
86
y en la sociedad y en segundo, el cambio educativo» .

Aunque en sólo una de las respuestas se puede constatar de forma somera


lo relacionado con el respeto al origen étnico, religioso, cultural y
lingüístico, establecidos en el artículo 5 de la LPINA, los aspectos
mencionados por los funcionarios judiciales coinciden con los establecidos
en la LPINA en cuanto a que hacen referencia al aseguramiento del ejercicio
y disfrute de los derechos de los adolescentes en conflicto con la ley penal,
evitando tergiversar o restringir las garantías establecidas en la Constitución
Política de la República, tratados y convenios internacionales en materia
87
de derechos humanos aceptados y ratificados por Guatemala .

D. Responsabilidad del Adolescente


La responsabilidad es un concepto irrenunciable de nuestra cultura y es,
en esencia, la capacidad de respuesta. Se puede afirmar, por tanto, que la
responsabilidad, en cuanto esquema regulador de interacciones de
respuesta tendentes a desarrollar sentimiento de propiedad sobre los
propios actos y de autoridad sobre uno mismo, constituye un derecho
inalienable de los adolescentes (Giménez Salinas y González Zorrilla,
2001:51).

Solórzano sostiene que la tendencia actual es la aceptación de que el menor


de edad es responsable penalmente, pero que dicha responsabilidad se
fundamenta en el principio de dignidad humana que reconoce al menor
de edad como un ser social: sujeto de derecho y por tanto, de
responsabilidad. Del mismo modo, sostiene que el fundamento de una

85 Entrevista realizada a defensor.


86 Ibíd.
87 Véase artículo 5 y 151 de la LPINA y 3 de la Convención sobre los Derechos del Niño.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 101

reacción penal diversa para los menores de edad es el principio de igualdad


real –material– ante la ley (Solórzano, 2001:146-147), lo que tiene dos
consecuencias inmediatas: la primera, que los menores de edad son
imputables, aunque de forma distinta a la imputabilidad de cualquier
persona adulta (Borja, 2001:77-114); y la segunda –condicionante de la
primera–, que la reacción llevada a cabo por el Estado, debe ser diversa
(trato diferente a los diferentes), tal y como se contempla en la LPINA.

Por tanto, y aceptando que la responsabilidad ha existido siempre y que lo


único que ha variado son las formas de respuesta que dicha responsabilidad
supone y el ámbito en el que tales respuestas se producen, es incuestionable
que a partir de determinada edad –trece años, como en el caso de
Guatemala – el único criterio coherente de respuesta frente a los actos
delictivos de los adolescentes ha de ser el criterio de responsabilidad.

Dicho lo anterior, se consultó a los funcionarios de justicia sobre la


responsabilidad del adolescente.

Los jueces creen que la responsabilidad del adolescente es «el acto por
medio del cual mediante una falta se establece que el adolescente participó
88
en la comisión de un hecho que infringe la ley» . Y que «el que es
responsable también lo es en cuanto a la autoría, porque la autoría de
89
conformidad con la ley se refiere a que el autor también es responsable» .

Los fiscales consideran que la responsabilidad del adolescente es «la


90
transgresión a la ley penal» o «el momento en que se confirma su
91
participación en un hecho delictivo y se hace cargo de lo que hizo» . El
adolescente tiene que «demostrar que sí participó en el hecho que se le
92
atribuye» . «Él es responsable de cada uno de sus actos. Aunque esta

88 Entrevista realizada a juez especializado.


89 Ibíd.
90 Entrevista realizada a fiscal especializado.
91 Ibíd.
92 Ibíd.
102 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

responsabilidad es progresiva, según la edad que tenga. Antes de los 12


años no es responsable penalmente. De 13 a 15 años se le puede aplicar
una sanción máxima de 2 años de prisión y de 15 hasta antes de cumplir
los 18, una sanción máxima de 6 años de prisión. Conforme el adolescente
va creciendo y conociendo su entorno también va teniendo mayor
93
responsabilidad por los actos que ha cometido» .

Y por último, para los defensores públicos la responsabilidad del


adolescente es «reconocer el daño que le causó a alguien y corregir su
94
acto ilegal» .

Como se puede apreciar, las respuestas de los funcionarios de justicia


coinciden con la normativa nacional e internacional, especialmente con
los artículos 37 y 40 de la Convención sobre los Derechos del Niño que
hacen referencia a que el menor de edad es capaz de infringir las leyes
penales, que es capaz de ser declarado culpable y por tanto, responsable
penalmente de un hecho delictivo, lo que para el efecto de este apartado
significa que es capaz de comprender la magnitud de sus hechos, «querer
y conocer la realización del hecho antijurídico, para comprender su
significación antijurídica y para actuar conforme a esa comprensión» (Borja,
2001:103).

Los actos, o lo que es lo mismo, la acción, es un elemento relevante para


determinar la responsabilidad del adolescente: si no hay acción, no hay
siquiera responsabilidad. La acción, como elemento del delito, es la
exteriorización de la personalidad que depende de la voluntad. No hay
acción, cuando no hay voluntad, o bien cuando ésta existe, pero no se
manifiesta en el mundo exterior (Borja, 2001:99-100). Ahora bien, para
poder hablar de actos constitutivos de delitos, propiamente dicho, habrá
que agregársele otros elementos, el elemento típico –o de legalidad– y el

93 Ibíd.
94 Entrevista realizada a defensor especializado.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 103

antijurídico que lesiona o pone en peligro un bien jurídico relevante para


la convivencia social.

Ahora bien, para responsabilizar al adolescente se debe rescatar que el


parámetro valorativo que permitirá dar una respuesta adecuada «en sede
de la culpabilidad», para el caso de los adolescentes es, como ya se ha
dicho, el principio de igualdad material: que puede indicarse formalmente
a partir del reconocimiento formal de diverso grado de responsabilidad
penal en relación con la edad de la persona (lo que a su vez facilitará el
95
proceso de responsabilización del adolescente) , y materialmente, a través
de la aceptación de diversos grados de culpabilidad y por tanto de
responsabilidad penal que permitirá dar una respuesta adecuada de
96
culpabilidad de cada grupo etario designado (Solórzano, 2006:154).

E. Sistema sancionatorio. La privación de libertad como último recurso


Un sistema sancionatorio acorde con la moderna doctrina de protección
integral de la niñez y adolescencia debe estar orientado a reinsertar al
adolescente a su familia y a la sociedad, promover la formación de ciudadanos
responsables a través de la aplicación de sanciones que fortalezcan valores
positivos, como el sentimiento de responsabilidad por los propios actos y el
respeto por los derechos de terceros (Solórzano, 2006:155).

95 Artículo 136 LPINA: para su aplicación, esta ley diferenciará en cuanto al proceso, las medidas y su ejecución
entre dos grupos, a partir de los trece y hasta los quince años de edad, y a partir de los quince hasta tanto no
se hayan cumplido los dieciocho años de edad. Artículo 182 LPINA: la privación de libertad tiene carácter
excepcional especialmente para los mayores de trece años y menores de quince y sólo se aplicará cuando no
sea posible aplicar otra medida menos gravosa… Artículo 239 LPINA: para determinar la sanción aplicable se
debe tomar en cuenta… d) la edad del adolescente, sexo, origen cultural y sus circunstancias personales,
familiares y sociales. Artículo 244 LPINA: obligación de reparar el daño… Cuando el adolescente mayor de
quince años realice un acto que afecte el patrimonio económico de la víctima, el juez podrá determinar,
teniendo especial cuidado en su situación económica que éste restituya la cosa, promueva el resarcimiento
del daño o compense el perjuicio causado a la víctima. Cuando dicho acto sea cometido por un adolescente
de trece a catorce años de edad, el juez podrá también determinar la reparación del daño, quedando
solidariamente obligados los padres, tutores o responsables.
96 Todo ello, tomando en consideración que la igualdad no supone otorgar a todos un trato uniforme, sino no
discriminatorio en sentido positivo.
104 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

El sistema de sanciones (no medidas) que contempla la LPINA, responde a


un fin primordialmente educativo que pretende desarrollarse al aplicar la
sanción con la intervención de la familia, el apoyo de la comunidad y de
97
los especialistas necesarios . En ese sentido, según lo establece la
Constitución Política y la doctrina en materia de derecho penal de
adolescentes, prevalece la prevención especial positiva sobre cualquier
tipo de prevención. El sistema no debe pretender imponer sanciones que
98
generen intimidación en los demás miembros de la sociedad , lo que debe
perseguir es la reinserción del adolescente en su familia y comunidad a
99
través de su educación integral . En ese sentido, el proceso en sí está
100
diseñado de tal forma que permite salidas alternas a la sanción , y ésta
101
constituye la última opción que el juez, fiscal y defensor deben utilizar .
Además, como es evidente el cuerpo legal, siempre que proceda, favorece
la aplicación del procedimiento abreviado que, entre otras cosas, omite
el proceso y el juicio y, por tanto, los casos en los que podría aplicarse una
sanción producto de un debate (Solórzano, 2006:156).

La ley contempla una cantidad considerable de sanciones para que sean


utilizadas según lo exijan las circunstancias del caso y las personales,
102
familiares y sociales del adolescente . Este grupo de sanciones permite
la posibilidad de aplicar al adolescente sentenciado en un proceso penal
juvenil, el principio de proporcionalidad y racionalidad, todo esto, como
ya se indicó, bajo el criterio de intervención mínima.

97 Véase artículo 240 LPINA.


98 Lo cual, además, es imposible por el carácter confidencial y reservado del procedimiento penal donde nadie
se entere del tipo de sanción impuesta (véase artículo 153 LPINA).
99 Véase artículo 20 CPRG.
100 Conciliación, el criterio de oportunidad reglado y la remisión son ejemplos de ello. Las mismas persiguen evitar
la sanción y todo el procedimiento que conduce a ella, que de por sí es estigmatizante para el adolescente
(véase artículos 184-194 LPINA).
101 Evidentemente, en todo proceso de adolescentes en conflicto con la ley penal rige el principio de
responsabilidad por el hecho (a través del principio de proporcionalidad) sin embargo, al mismo tiempo,
también lo hace el principio de mínima intervención que justifica las medidas alternativas a la privación de
libertad y, cuando ésta proceda, por el menor tiempo posible.
102 Véase artículo 239 LPINA, inciso a).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 105

103
La ley establece cinco categorías de sanciones : la primera se denomina
sanciones socioeducativas y ofrece las siguientes modalidades:
amonestación y advertencia, libertad asistida, prestación de servicios a la
comunidad y reparación de daños al ofendido; la segunda se denomina
órdenes de orientación y supervisión y engloba las siguientes sanciones:
instalarse en un lugar de residencia determinado o cambiarse de él,
abandonar el trato con determinadas personas, eliminar la visita a centros
de diversión determinados, obligación de matricularse en un centro de
educación formal o en otro cuyo objetivo sea enseñarle alguna profesión
u oficio, abstenerse de ingerir bebidas alcohólicas, sustancias alucinógenas,
enervantes, estupefacientes o tóxicas que produzcan adicción o hábito, y
obligación de someterse a programas de tipo formativo, cultural, educativo,
profesional, laboral, de educación sexual, de educación vial u otros
similares; la tercera categoría se simplifica en ordenar el internamiento
terapéutico del niño, niña o adolescente o el tratamiento ambulatorio en
un centro especializado de salud, público o privado, para desintoxicarlos o
eliminar su adicción a las drogas antes mencionadas; la cuarta categoría
se simplifica, también, en la privación del permiso de conducir; y la quinta
categoría se le denomina sanciones privativas de libertad y ofrece las
siguientes modalidades: privación de libertad domiciliaria, privación de
libertad durante el tiempo libre, privación de libertad en centros
especializados durante fines de semana, comprendido desde el sábado,
de las ocho horas hasta el domingo a las dieciocho horas, y privación de
libertad en centros especializados de cumplimiento en régimen abierto,
semiabierto o cerrado.
104
Para determinar las sanciones establecidas anteriormente, la LPINA
contempla que deberá tenerse en cuenta: a) la comprobación de una
conducta que viole la ley penal; b) la comprobación de que el adolescente

103 Véase artículo 238 LPINA.


104 Véase artículo 239 LPINA.
106 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

ha realizado o participado en la transgresión penal; c) la capacidad de


cumplir la sanción y la proporcionalidad, racionalidad e idoneidad de ésta;
d) la edad del adolescente, sexo, origen cultural y sus circunstancias
personales, familiares y sociales; e) los esfuerzos del adolescente por
reparar los daños; y f) los efectos de la sanción para la vida futura del
adolescente.

Teniendo las anteriores nociones básicas sobre el sistema sancionatorio,


se preguntó a los funcionarios de justicia qué significa en el sistema
sancionatorio, la privación de libertad como último recurso. Obteniendo
las siguientes respuestas.

Para los jueces la privación de libertad es «una medida/sanción que


restringe la libertad del adolescente y debe cumplirla en un centro apto
105
para él, distinto al de adultos» . También manifestaron que «si existiere
un recurso familiar o una oportunidad de no privarlo de libertad lo harían,
siempre y cuando el delito lo permita y este no haya sido cometido con
mucha violencia o esté en riesgo la vida de la víctima. Además, la
participación o actividad que haya realizado conlleva a sustraerlo del lugar
donde cometió el hecho y privarlo de su libertad, para resguardarlo de su
106
integridad física y evitar que se escape y se vaya a vivir a otro lugar» .

Por otra parte, los fiscales consideran que la privación de libertad se aplica
cuando «el hecho que se le sindica a un menor, tiene connotaciones de
107
gravedad por atentar contra la vida o la libertad de las personas» .
También «en los casos que es evidente la peligrosidad en la sociedad y por
108
lo tanto no puede estar libre por el simple hecho de ser peligroso» .
Algunos opinan que «se deben agotar los mecanismos como la conciliación,

105 Entrevista realizada a juez especializado.


106 Ibíd.
107 Entrevista realizada a fiscal especializado.
108 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 107

reparación del daño y sólo si el caso lo amerita aplicar la privación de


109
libertad» . Y otros, creen que «la privación de libertad tiene que tener
un régimen cerrado en un lugar determinado. La finalidad no es el castigo,
sino una sanción reeducadora cuyo objetivo es reinsertar al adolescente
en la sociedad. Se aplica como último recurso porque previo aplicarlo, se
deben agotar otras vías. También deben tomarse en cuenta los aspectos
familiares. Cuando se descubre que el único mecanismo útil para el
110
adolescente es la privación de libertad, se aplica» .

Por último, los defensores públicos consideran que la privación de libertad


sólo debe aplicarse «en casos extremos (delitos graves), debido a que la
111
privación de libertad estigmatiza y favorece la desintegración familiar» .

La sanción debe atender al daño causado –principio de proporcionalidad–


y debe basarse en ley –principio de legalidad–, para luego, mediante dichos
planes individuales –que deben ser elaborados por un equipo técnico y en
colaboración de los padres, tutores, responsables o familiares del
112
menor – buscar la utilidad de la misma; es decir, buscar la disminución
de las condiciones socioeconómicas y culturales que favorecen la
selectividad del sistema penal, los riesgos de estigmatización social y la
incorporación de estereotipos prediseñados por los mismos operadores
de justicia; lo que en palabras de Zaffaroni sería: «agotar los esfuerzos
para que la cárcel (en el caso que se aplique este tipo de sanción) sea lo
menos deteriorante posible, tanto para los prisionizados como para el
personal». En otras palabras, la tarea de interrumpir o disminuir la
prisionización que tiene lugar en razón de la selectividad de los vulnerables
necesita, indiscutiblemente, del aumento de los niveles de invulnerabilidad
de esas personas (Zaffaroni, 1991:51-2003).

109 Ibíd.
110 Ibíd.
111 Entrevista realizada a defensor especializado.
108 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

La privación de libertad –en el modelo tutelar– no es considerada una


sanción socioeducativa, sino una medida de protección, tanto para la
adolescencia como para la sociedad, la cual está basaba en la peligrosidad
y situación socioeconómica de estas personas y su necesidad de ser
113
amparadas por el Estado para su normal desarrollo (Flores B., 2006:12).
Actualmente la privación de libertad, según la LPINA, es una sanción
socioeducativa más, auque con la salvedad que debe ser utilizada como
último recurso y sólo cuando se trate de: a) una conducta realizada
mediante grave amenaza o violencia hacia las personas y la propiedad y
se trate de un delito contra la vida, la libertad sexual, la libertad individual,
robo agravado y tráfico de estupefacientes; y b) cuando se trate de delitos
dolosos sancionados en el Código Penal o leyes especiales, para mayores
114
de edad con pena de prisión superior a los seis años .

En tal sentido, debe reducirse al máximo el ingreso de adolescentes a


centros de privación de libertad. Y siempre que se tome dicha decisión
deben garantizarse los elementos establecidos en el artículo 37 de la
115
Convención sobre los Derechos del Niño , particularmente porque el
Estado no sólo tiene el deber de proteger la integridad personal de todo
adolescente privado de libertad –lo cual incluye la obligación positiva de
tomar todas las medidas preventivas para evitar ataques o atentados
contra una persona interna, por parte de agentes del Estado o por
particulares –, sino además, velar por el desarrollo integral de su
personalidad y su reintegración en la sociedad.

112 Véase artículo 256 LPINA.


113 Lo cual se demostraba a través del proceso mediante el cual se establecía que el adolescente no era viable
en libertad.
114 Véase artículos 248 y 252 de la LPINA.
115 Los elementos son: a) que no se imponga la pena capital ni la de prisión perpetua sin la posibilidad de
excarcelación; b) que la privación de libertad no sea arbitraria o ilegal, es decir que para dictarla se han
cumplido todos los requisitos de ley; c) que haya sido emitida por el juez competente; d) que no haya otra
medida que pueda contribuir al fin de rehabilitación y resocialización del adolescente; y e) que la privación de
libertad se dicte por el período más breve posible.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 109

Y esta obligación, en caso de adolescentes indígenas en conflicto con la


ley penal, adquiere una importancia particular, dado que el Convenio 169
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) obliga a dar preferencia
a sanciones distintas al encarcelamiento. Y esto, en virtud de dos aspectos
muy importantes: a) que las culturas indígenas no contemplan la prisión
como una medida sancionatoria y que es en extremo contraria a su
116
cosmovisión y prácticas culturales ; y b) que para las personas indígenas
es muy importante la vida en comunidad y la relación con la tierra, por lo
que el aislamiento que supone dicha sanción repercute de manera negativa
y es contrario con el desarrollo personal y reeducación de los adolescentes
(Fondo de Naciones Unidas para la Infancia –UNICEF–, 2008:28).

PERCEPCIONES CIUDADANAS SOBRE LOS SERVICIOS DE JUSTICIA PENAL


JUVENIL
La percepción ciudadana sobre los servicios de justicia es considerada
como una variable dentro del Observatorio de Justicia Penal Juvenil, puesto
que es indudable que los operadores de justicia –jueces, fiscales, defensores
y policías– deben conocer, además de su propia percepción, como son
valorados desde fuera por los usuarios. En ese sentido, para medir estas
valoraciones externas se tomaron como indicadores la percepción
ciudadana sobre la calidad de los servicios de justicia, el eficiente
desempeño de las funciones, la integridad de los funcionarios, la confianza
hacia los operadores de justicia y la discriminación de los agentes del
117
sistema de justicia penal juvenil hacia los usuarios .

116 Utilizar la sanción de privación de libertad en un adolescente indígena en conflicto con la ley penal le causaría
un daño irreparable, puesto que dentro de la cosmovisión indígena, una sanción como esta, no contribuye en
nada al fin primordial de la resocialización.
117 Los adolescentes privados de libertad también son usuarios del sistema en el entendido que utilizan los
servicios del mismo, sin embargo por estar en una situación especial – internamiento en régimen cerrado –
se les clasifica como un sector diferente.
110 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

A. Calidad de los servicios de justicia penal juvenil


Este indicador busca obtener alguna respuesta relacionada con la calidad
de cada una de las agencias del sistema de justicia penal juvenil desde la
perspectiva de los usuarios. Y esto en virtud que la evaluación del
funcionamiento institucional no debe ser solamente desde la dirección o
administración sino, esencialmente, desde los usuarios, quienes en realidad
son la razón de ser de las organizaciones (ICCPG, 2007:74). Como en el
sistema de justicia penal de adultos, el sistema de justicia penal juvenil no
cuenta con ningún método para medir regularmente la satisfacción o
insatisfacción del usuario, ni mucho menos utiliza esta información para
la toma de decisiones.

En ese sentido y como no se encontró información actualizada y


especializada sobre el tema, que presentara una aproximación del
fenómeno, se realizaron –como ya se especificó en la metodología–
entrevistas a usuarios (40) y adolescentes en conflicto con la ley penal
(29) –también usuarios– sumando un total de 69 entrevistas que reflejan
la percepción que tienen sobre el funcionamiento del sistema de justicia
penal juvenil, y en todo caso, si aprueban o no la calidad de los servicios.

En el primero de los supuestos, el contacto inicial que los usuarios tienen


con cualquiera de las agencias del sistema de justicia penal juvenil les
genera una impresión que difícilmente cambiará. De las entrevistas
realizadas con los usuarios –de juzgados de primera instancia
especializados, Ministerio Público, Instituto de la Defensa Pública Penal y
Policía Nacional Civil– se logró establecer que tienen contacto con los
siguientes funcionarios:
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 111

Tabla No. 4
Tipo de funcionario con el que ha tenido contacto durante su caso
Usuarios Si No Número
Juez de instancia 20 49 69
Juez de ejecución 3 66 69
Juez de paz 11 58 69
Oficial de juzgado 12 57 69
Secretario 17 52 69
Comisario 11 58 69
Fiscal 24 45 69
Defensor público 42 27 69
Defensor privado 5 64 69
Policía 30 39 69
Director del centro 24 45 69
Personal Secretaría de
Bienestar Social (SBS) 26 43 69
Otro/a 10 59 69
Fuente: elaboración propia ICCPG en base a entrevistas realizadas a usuarios (víctimas,
adolescentes en conflicto con la ley penal y familiares de ambos) en los departamentos de:
Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla en 2011.

Este tipo de relacionamiento, especialmente en el caso de los defensores


públicos y los policías, se lleva a cabo en el momento de la detención.
Igual, aunque el contacto exista con ellos y otros funcionarios, la
información que las agencias del sistema brindan a los familiares de los
menores sindicados es bastante limitada. Ejemplo de ello se evidencia
cuando se les preguntó a los usuarios si sabían en qué etapa iba su caso,
dando como resultado que 38 usuarios desconocen en qué etapa va su
caso, 28 si lo saben y 3 no responden.
112 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Pero más allá del primer contacto con los funcionarios del sistema de
justicia penal juvenil, resulta interesante establecer el nivel de conocimiento
que se tiene de la labor de cada uno de ellos, pues como en el sistema de
justicia penal de adultos, esto incide en la percepción de su trabajo, toda
vez que resultaría absurdo poder aseverar que alguien incumple sus
obligaciones, si no tiene un real –o aproximado– conocimiento de ellas
(ICCPG, 2007:75).

De las entrevistas realizadas, se desprende que los usuarios del sistema


de justicia penal juvenil, no tienen un conocimiento claro acerca del rol
de los funcionarios, como se refleja en la siguiente tabla.

Tabla No. 5
Conocimiento de las funciones de los funcionarios
Usuarios Si No N/R Número
Juez de instancia 17 51 1 69
Juez de ejecución 15 53 1 69
Juez de paz 8 60 1 69
Fiscal 34 34 1 69
Defensor público 51 17 1 69
Policía 50 18 1 69
Director del centro 33 35 1 69
Personal SBS 19 49 1 69
Fuente: elaboración propia ICCPG en base a entrevistas realizadas a usuarios (víctimas,
adolescentes en conflicto con la ley penal y familiares de ambos) en los departamentos de:
Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla en 2011.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 113

Los usuarios manifestaron desconocer, en su mayoría, las funciones de los


funcionarios de justicia, a excepción de los defensores públicos y policías.
Sin embargo, las respuestas que aportaron no concuerdan con las funciones
establecidas para los mismos. Por ejemplo, en ninguno de los casos los
usuarios conciben al juez como contralor de garantías, o al fiscal como el
garante de la legalidad; lo que significa que si en algún caso el juez
reivindica los derechos fundamentales del adolescente en conflicto con la
ley penal, la percepción social será negativa, lo mismo sucedería si el MP
hace alguna solicitud a favor del procesado. Por otro lado, los usuarios,
muestran su insatisfacción con las funciones desarrollas por los funcionarios
especializados, tal y como se muestra en la siguiente tabla:

Tabla No. 6
Calificación a las autoridades del sistema de justicia penal juvenil
respecto al cumplimiento de sus funciones
Usuarios Bueno Regular Malo No sabe N/R Número
Juez de instancia 21 26 6 13 3 69
Fiscal 17 15 18 16 3 69
Defensor público 29 18 2 16 4 69
Defensor privado 22 9 5 23 10 69
Policía 12 20 25 9 3 69
Director del centro 19 8 12 24 6 69
Personal SBS 13 16 2 29 9 69
Fuente: elaboración propia ICCPG en base a entrevistas realizadas a usuarios (víctimas,
adolescentes en conflicto con la ley penal y familiares de ambos) en los departamentos de:
Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla en 2011.
114 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Como se puede apreciar en la tabla anterior, la mayoría de los usuarios


considera que las funciones desarrolladas por los funcionarios son
regulares, malas, no sabe o no responde. Cabe resaltar que los peor
valorados son los policías y el personal de la SBS y los mejor valorados, los
defensores públicos y los defensores privados. De todos modos, según los
datos recabados, la mayoría de los comentarios hacia la administración
de justicia expresan ese descontento. Cuando se preguntó cómo califica la
calidad del sistema de justicia, los 40 usuarios entrevistados respondieron
en su orden, mala (14), buena (13), regular (9) y no respondieron o no
saben (4).

No obstante lo anterior, vale la pena matizar que la evaluación que se


hizo de la administración de justicia, en este caso penal juvenil, es un
tanto subjetiva, puesto que depende no sólo de la afectación que reciben
por la calidad de los servicios, sino además de las resoluciones obtenidas
a sus pretensiones procesales. Sin embargo y justificando el posible margen
de error, es evidente que persiste la respuesta de descalificación hacia el
sistema por parte de los respectivos usuarios.

B. Desempeño de las funciones de los distintos agentes del sistema de


justicia penal juvenil
Este indicador, se refiere a si las funciones de los agentes del sistema de
justicia son efectivas en relación al servicio que reciben los usuarios; es
decir, si el usuario resuelve el conflicto que presentó a la institución. Y es
que la baja efectividad de las agencias del sistema de justicia coincide con
el nivel de satisfacción de los usuarios en la resolución de sus conflictos y
provoca que la población desconfíe de las instituciones y trate de resolver
sus conflictos fuera del sistema (ICCPG, 2007:76).

En todo caso, la eficiencia de los agentes del sistema de justicia será


medible por los usuarios y adolescentes privados de libertad, en la relación
entre el tiempo de duración de la causa y la etapa en la que se encuentre.
En ese sentido, se les consultó cuál era su percepción sobre la etapa procesal
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 115

en la que se encontraba su proceso –tomando en cuenta el tiempo que el


mismo llevaba – dando como resultado las siguientes respuestas: muy
aceptable (6), aceptable (28), poco aceptable (19), nada aceptable (11),
no saben o no responden (5).

Lo anterior significa que la percepción sobre el desempeño de los


funcionarios especializados es mucho más favorable que la de los
118
funcionarios del sistema de justicia penal de adultos , aunque como se
dijo anteriormente, son respuestas que merecen matización por el lugar
en que fueron recabadas y por los intereses en juego.

Según el ICCPG, el ciudadano promedio espera mucha más celeridad en la


actividad de los tribunales: desea que los procesos sean resueltos con mayor
rapidez, y ello implica no únicamente a los órganos jurisdiccionales, sino
también se extiende a la percepción del usuario sobre el desempeño del
MP o del IDPP, ya que espera que el fiscal refleje su eficiencia en la rapidez
con que formule sus requerimientos y también espera una labor más eficaz
del defensor público, ya sea para que obtenga una salida alternativa o una
sentencia absolutoria.

Ahora bien, independientemente de lo que al final del proceso llegue a


obtener el usuario –sentencia condenatoria o absolutoria–, al momento
de ser abordado, es decir en el desarrollo del proceso, la mayoría ha
expresado en relación al desarrollo de su caso que: no se ha solucionado
(55), se solucionó de forma satisfactoria (7), no se solucionó de forma
satisfactoria (3), no sabe o no responde (4).

Es de advertir, como se hace en el Observatorio de Justicia Penal de adultos


(ICCPG, 2007:77), que los usuarios valoran la resolución pronta a sus
conflictos sociales criminalizados como sinónimo de eficiencia en la
actividad de los órganos del sector. En ese sentido, la mayor aplicación de

118 Véase informe 2007. Observatorio de Justicia Penal.


116 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

mecanismos de salida al procedimiento –como la conciliación, criterio de


119
oportunidad reglado y remisión – provocaría que dichos conflictos se
resolvieran de manera acelerada y, por lo tanto, la percepción social del
desempeño de las funciones de los funcionarios especializados sería
diferente.

C. Integridad de los agentes del sistema de justicia penal juvenil


Este indicador se centra en la persona del funcionario: juez, fiscal, defensor,
policía, director del centro especializado y personal de la Secretaría de
Bienestar Social. La integridad, como se señala en el primer informe del
Observatorio de Justicia Penal de adultos, es sumamente importante ya
que el funcionario personifica a la institución, transfiere al usuario
elementos para que éste confíe o no en la organización, no solamente en
la personas (ICCPG, 2007:77).

Para medir la integridad se preguntó, en primer lugar, si consideraban


que existe corrupción en el desempeño de los funcionarios y empleados
públicos y, en todo caso, qué tipo de funcionarios son los más predispuestos
a cometerlo. Evidentemente todos los usuarios entrevistados expresaron
que existe corrupción, y que esta abarca no sólo a los funcionarios sino,
también, a los empleados del sector justicia. En su orden los más corruptos
son, según los usuarios: los policías y fiscales. Ese sentir, como se señala
en el primer informe del Observatorio de Justicia Penal de adultos, significa
que no se cree en la eficiencia ni en la justicia de las decisiones emanadas
de los jueces, ya sea porque ellos u otros agentes del sector, como PNC y
MP –señalados como los más corruptos –, han viciado el sistema (ICCPG,
2007:78).

La opinión que se tiene de la PNC no sorprende mucho. Ya en el primer


informe del Observatorio de Justicia Penal de adultos se establecía su

119 Véase artículos 184-194 LPINA.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 117

desaprobación por parte de casi la mayoría de los usuarios entrevistados,


quienes referían que a su criterio la actuación de la PNC es altamente
corrupta. Si bien esa percepción es histórica y parte de una reputación
generada desde hace mucho tiempo, y no será erradicada de forma
inmediata, la desaprobación de parte del usuario es categórica y
contundente (ICCPG, 2007:78).

Del mismo modo, el MP genera en los usuarios consultados una menor


garantía de transparencia. Según las entrevistas realizadas son los que
más incurren en prácticas de corrupción después de los policías. Ahora
bien es de matizar, como se sostiene en el primer informe arriba indicado,
que estos funcionarios son también el motor del proceso penal juvenil,
razón por la cual se convierten en los operadores de los que se espera
mayor y mejor efectividad. Además, son funcionarios que, al realizar algún
requerimiento a favor del imputado, se les percibe negativamente por la
sociedad, lo cual, evidentemente, no es indicador de corrupción (ICCPG,
2007:79).

Por otro lado, se preguntó a los usuarios si se sintieron acosados/as


sexualmente por algún funcionario del sistema y qué funcionario los acosó.
Aunque un bajo número respondió que sí (3), esta vez recae en la figura
de los guardias de los centros de privación de libertad. Ejemplo de ello,
son las siguientes expresiones:

«Cuando voy al centro a visitar a mi hijo, me desnudan». (Madre de un


adolescente en conflicto con la ley penal).

«Me tocan cuando voy a visitar a mi hijo al centro». (Madre de un


adolescente en conflicto con la ley penal).

Quizá lo que se requiere, al final de cuentas, es que los funcionarios de


justicia especializados, a parte de cumplir con sus funciones, también
procedan de forma ética y a conforme los principios comúnmente
aceptados por la sociedad. De esta forma, usuarios y ciudadanía en general
podrían ir cambiando la percepción que tienen sobre su integridad.
118 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

D. Confianza en el sistema de justicia penal juvenil


Con este indicador se trata de medir la confianza que los usuarios depositan
en cada una de las instituciones que integran el sistema de justicia penal
juvenil. El fin es conocer la intención de la ciudadanía en resolver sus
conflictos por los medios establecidos legalmente.

La confianza, como se sostiene en el primer Informe del Observatorio de


Justicia Penal de adultos, se constituye en un valor agregado de una
institución pública, ya que ello es una derivación de la eficiencia en su
desempeño y es generada en los usuarios, de la misma forma, por la
actividad que constantemente se despliega, independientemente de la
persona que ocupe los cargos directivos u operativos (ICCPG, 2007:80).
Esta confianza no se adquiere de forma inmediata sino mediante un proceso
que, como señala Binder, es largo pero siempre sólido, y que no sólo está
constituido por un marco jurídico propicio para generar el clima de
confiabilidad sino, además, por las políticas públicas generadas por los
agentes del sistema, necesarios para su consecución (Binder, 2006:27). En
ese sentido, las instituciones del sistema de justicia penal juvenil gozarán
de confianza en la medida que logren ir construyéndola.

Los resultados de las entrevistas realizadas a los usuarios, sobre si confían


o no en el sistema de justicia, son los siguientes: 34 responden que sí, 28
que no, 4 poco y 3 no responden. En la siguiente tabla se puede observar
en cuál de las agencias del sistema de justicia confían más los usuarios.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 119

Tabla No. 7
Mayor confianza en las agencias del sistema de justicia juvenil

Usuarios Número
Juzgado 5
Defensa Pública 28
Defensa Pública y Juzgado 1
Ministerio Público 8
Policía Nacional Civil 0
Centros 2
Ninguna 17
No sabe 4
No respondió 4
Total 69
Fuente: elaboración propia ICCPG en base a entrevistas realizadas a usuarios (víctimas,
adolescentes en conflicto con la ley penal y familiares de ambos) en los departamentos de:
Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla en 2011.

Como se puede apreciar, la Defensa Pública Penal es la institución que


más goza de confianza. De hecho, la mayor parte de los usuarios refirió
tener seguridad en el trabajo que realiza el defensor público. Ahora bien,
esta confianza ha ido disminuyendo si se la compara con la que tuvo al
inicio de sus actividades –cuando contaba con escaso personal y atendía
toda la demanda de defensa técnica de carácter público a nivel nacional –
, pues ahora, que posee un presupuesto significativamente superior, ha
aumentado la cantidad de defensores estatales que atienden dicho servicio,
pero ha disminuido la calidad con la que se atiende al usuario (ICCPG,
2007:80).
120 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Del mismo modo que la Defensa Pública Penal, el Ministerio Público


también goza de un nivel aceptable de confianza, aunque en menor medida.
Puede apreciarse que una buena parte de los usuarios no confía en ninguna
de las agencias de justicia penal juvenil.

Los juzgados, por su parte, reciben más desconfianza que confianza. Según
se desprende del análisis, esta institución no genera en los usuarios la
expectativa de un trabajo eficiente, lo que los convierte en poco confiables.

La Policía Nacional Civil es la institución que presenta los datos más


desfavorables. Todos los usuarios coinciden en señalarla como la menos
confiable.

En el caso de la Policía Nacional Civil, al no confiar en sus agentes y jefes,


se crea en el imaginario social la percepción de que no brinda seguridad,
siendo esta su principal función. Ahora bien, estos niveles de credibilidad
hacia la PNC no son producto del azar, sino más bien de toda una causalidad
observada. Constantemente se encuentran en los medios de comunicación
señalamientos en contra de los agentes y jefes de la PNC, sobre actos de
corrupción y abuso, lo que provoca la sensación de que es una institución
poco o nada confiable, o peor aún, una entidad de peligro social (ICCPG,
2007:81).

E. Percepción sobre la discriminación


Este indicador trata de medir si en las agencias del sistema de justicia
120
penal juvenil, a partir de lo establecido en el artículo 143 LPINA , los
usuarios reciben algún tipo de discriminación. Para el efecto, se evaluó al
sistema, no por agencias individualmente, dando los resultados siguientes:

120 Artículo 143 LPINA. Derecho de igualdad y a no ser discriminado. Durante la investigación y en el trámite del
proceso de ejecución de las medidas, se respetará a los adolescentes el derecho a la igualdad ante la ley y
a no ser discriminados por ningún motivo. El adolescente tiene derecho a un intérprete gratuito para que lo
asista en todas las diligencias en que sea necesaria su presencia y siempre que no comprenda o no hable el
idioma utilizado.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 121

Tabla No. 8
¿Se ha sentido discriminado por la persona o personas que lo atendieron?

Usuarios Número
Si 14
No 51
No respondió 4
Total 69
Fuente: elaboración propia ICCPG en base a entrevistas realizadas a usuarios
(víctimas, adolescentes en conflicto con la ley penal y familiares de ambos)
en los departamentos de: Guatemala, Quetzaltenango y Escuintla en 2011.

La tabla anterior refleja que, aunque existe un bajo numero de usuarios


que se han sentido discriminados (14), la discriminación es latente y más
percibida que en el sistema de justicia penal de adultos (ICCPG, 2007:81).

De esa cuenta, se preguntó si consideraban que el sistema de justicia penal


juvenil funcionaba mejor para los ladinos o para los indígenas, dando como
resultado que los 44 entrevistados –usuarios– consideran que funciona
igual para ambos, 12 que funciona mejor para los ladinos, y, sólo 5
consideran que funciona mejor para los indígenas; los restantes 8 no sabían
o no respondieron. Además, se preguntó si consideraban que el sistema
de justicia penal juvenil era más condescendiente para con los ricos o para
con los pobres, dando como resultado que 13 de los entrevistados considera
que es igual para ambos, 51 que es más condescendiente con los ricos 0
con los pobres; el resto, igual que en el anterior caso, no sabía o no
respondió (5).

Como se aprecia, es evidente la percepción que se tiene sobre la


discriminación en las agencias del sistema de justicia penal juvenil –por
cuestiones étnicas y económicas– y esto a pesar de los esfuerzos por lograr
que las agencias sean abiertas a la multiculturalidad y a la situación
122 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

económica de los usuarios. Esta situación se explica en la medida que aún


existen funcionarios que discriminan a través de la atención a los usuarios,
generalmente por cuestiones externas a la institución y esto aunado a que
en ninguna agencia del sistema existe una política que verifique si la
atención implica algún grado de discriminación.

En tal sentido, y en concordancia con el primer informe del Observatorio


de Justicia Penal de adultos, la discriminación en la administración de
justicia penal juvenil es en sí otro tipo de victimización o penalización que
sufre el usuario, en muchos casos en silencio.

Independientemente de lo anterior, los entrevistados tienen claro, aunque


no todos, que en la prestación de los servicios debe haber igual cantidad
de hombres y mujeres (40); y que en las circunscripciones de mayoría
indígena, los servicios deben prestarse, preferentemente por indígenas
(31). Lo que de alguna manera denota que, siendo aún un patrón la
discriminación en la prestación de los servicios, los usuarios tienen claras
las posibles formas de erradicarla, lo cual debe tomarse en consideración
al momento de implementar las políticas de atención al ciudadano en
aras de mejorar no sólo la calidad de los servicios sino la confianza en los
mismos.

Además, el artículo 2 de la Convención sobre los Derechos del Niño y otros


tratados internacionales en materia de derechos humanos dejan claro
que los Estados tienen la obligación de garantizar que ningún adolescente,
sujeto a proceso judicial o privado de libertad, sea víctima de discriminación
de ningún tipo, por razones de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política, origen nacional, étnico o social, posición económica, impedimento
físico, nacimiento u otra condición personal de sus padres. Lo que en todo
caso significa que el Estado de Guatemala no sólo tiene el deber de no
incurrir en discriminación –es decir garantizar que las personas que
trabajan para el sistema de administración de justicia y el sistema de
privación de libertad de adolescentes no incurran en actos
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 123

discriminatorios–, sino también la obligación positiva de proteger a las


personas contra la misma –que incluye la posibilidad de brindar un recurso
efectivo a quienes son víctimas de discriminación (UNICEF, 2008:22)–.

PRÁCTICAS DE LOS FUNCIONARIOS DEL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL


JUVENIL

A. Privación de libertad con relación a otras medidas


Este indicador trata de establecer qué tanto es utilizada la privación de
libertad en relación a otras medidas cautelares. Como es sabido, el sistema
de justicia penal juvenil guatemalteco plantea que luego de la audiencia
de primera declaración, oportunidad que tiene el adolescente en conflicto
con la ley penal para pronunciarse con apoyo de su abogado contra los
cargos que pesan sobre él, procede el análisis sobre la decisión de
formalizar o no el inicio del proceso judicial. En caso de que existan
suficientes méritos para formalizar el proceso judicial, se deberá también
tomar la decisión sobre aplicar o no una medida de coerción para garantizar
el resultado del proceso. La aplicación de estas medidas, procede siempre
121
y cuando haya sido solicitado por el Ministerio Público . El juez puede
imponer una de estas medidas, sin embargo, debe tener presente que la
excepcionalidad de las medidas es aún más fuerte en el caso de la privación
de libertad, especialmente para los mayores de trece años y menores de
quince años, para quienes sólo se aplicará cuando no sea posible aplicar
otra medida menos gravosa. Además de lo anterior, sólo podrá aplicarse
una medida privativa de libertad, cuando el hecho delictivo atribuido al
adolescente implique grave violencia contra las personas y exista peligro
de fuga y/o obstaculización en la averiguación de la verdad.

121 Véase articulo 182 LPINA. Carácter excepcional de la privación de libertad provisional. La privación de libertad
provisional tiene carácter excepcional especialmente para los mayores de trece años y menores de quince y
sólo se aplicará cuando no sea posible aplicar otra medida menos gravosa… En todos los casos esta medida
será acordada por el juez, en auto razonado, únicamente a solicitud del fiscal quién deberá hacer valer los
extremos mencionados.
124 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

122
A pesar de los cambios sustanciales que significó la permuta al modelo
de justicia de adolescentes en conflicto con la ley penal (de la situación
irregular a la protección integral), se percibe aún una tendencia a utilizar
la privación de libertad provisional como medida de coerción sin cumplir
todos los requisitos exigidos por la LPINA. De la información disponible, la
gravedad del delito por el cual se sindica al joven es el elemento principal
123
por el cual se aplica la prisión provisional como medida de coerción ,
mientras que el riesgo de fuga o la obstaculización en la averiguación de
la verdad, que debieran ser los extremos a analizar por el juzgador para el
dictado de la prisión preventiva, no son considerados por éste, quien como
consecuencia no fundamenta dicho extremo adecuadamente en sus
resoluciones, ante la complacencia del MP, que en muchos casos ni siquiera
lo ha solicitado, y ante la pasividad del defensor que apenas alcanza, en la
mayoría de los casos, a expresar una superficial oposición.

La prisión provisional en el sistema de justicia penal juvenil constituye en


gran medida, una pena anticipada, por cuanto que para casos en los cuales
podría aplicarse una medida menos aflictiva, incluso cuando exista grave
violencia contra las personas, continua siendo la regla y no la excepción.
La información del Centro de Análisis y Documentación Judicial –CENADOJ–
124
corrobora lo expuesto .

122 De 1988 a 1993 se puede apreciar que la tendencia de privar de libertad a niños, niñas y adolescentes de 5 a
17 años aumentaba por año. En 1988, 136; en 1989, 142; en 1990, 165; en 1991, 155; en 1992, 179; y en 1993,
253 (Paz y Paz/Ramírez, 1993:49).
123 El artículo 180 de la LPINA contempla una serie de medidas cautelares alternativas a la prisión provisional,
tales como: a) la obligación del adolescente a presentarse periódicamente ante el tribunal o autoridad que
el juez designe; b) la prohibición de salir sin autorización judicial del país, la localidad o ámbito territorial que
el juez señale; c) la obligación de someterse al cuidado o vigilancia de una persona adulta e idónea, quien será
la responsable de su cuidado y custodia, presentarlo ante el juez e informar de su situación cuantas veces le
sea solicitado; d) arresto domiciliario, en su propia residencia u otra idónea que el juez señale, bajo la
responsabilidad de una persona adulta; y e) prohibición de comunicarse con personas determinadas, siempre
que no afecte su derecho de defensa.
124 Información proporcionada por el Centro Nacional de Análisis y Documentación Judicial, recopilada de los
Juzgados de Primera Instancia de niñez y adolescencia y adolescentes en conflicto con la ley penal.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 125

Tabla No. 9
Medidas de coerción dictadas en los juzgados de primera instancia de
niñez y adolescencia y adolescentes en conflicto con la ley penal
Medidas de coerción Año 2009 Año 2010
Total Porcentaje Total Porcentaje
Cantidad de medidas de 1772 100% 1989 100%
coerción
Privación de libertad 557 31% 680 34%
Otras medidas 1215 69% 1309 66%
Fuente: Elaboración propia ICCPG en base a datos proporcionados por CENADOJ en 2011.

La tabla anterior refleja que en 2010 –en relación a 2009– aumenta la


cantidad de medidas cautelares de privación de libertad. Además, si se
toma en consideración que la LPINA regula, a parte de la prisión provisional,
otros seis tipos de medidas, se puede observar, que el porcentaje atribuido
es alto y constituye, la medida más utilizada en los dos últimos años.

B. Soluciones anticipadas con relación a los casos ingresados en el sistema


de justicia penal juvenil
Este indicador intenta medir los porcentajes de salidas anticipadas con
relación a los casos que ingresaron al sistema de justicia penal juvenil.
Evidentemente, sería imposible, como se sostiene en el primer informe
del Observatorio de Justicia Penal de adultos, que las agencias del sistema
pretendan dar cobertura a todos los casos sin sacrificar eficacia, y esta
problemática la afrontan sobre todo el Ministerio Público y el Organismo
Judicial y en menor escala el Instituto de la Defensa Pública Penal.

Una de las razones de esta situación, según el primer informe del


Observatorio de Justicia Penal de adultos, es la cultura ciudadana de
criminalizar los conflictos sociales, o incluso, otras situaciones que no tienen
126 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

realmente protección penal a través de la creación de una determinada


figura delictiva. De esta cuenta muchos casos que son puestos en
conocimiento del MP son litigios no jurídicos o por lo menos no jurídico-
penales, que dicha institución debe conocer, analizar y luego desestimar
(ICCPG, 2007:85).

De las estadísticas ofrecidas por el CENADOJ, se puede concluir que los


funcionarios de justicia, a pesar del evidente volumen de trabajo, tienden
a subutilizar las instituciones procesales que permiten soluciones
anticipadas reguladas en la LPINA. Y es que, además, los mecanismos de
salida siguen siendo poco planteados por las partes y consecuentemente
el sistema sigue desgastándose en la persecución de delitos de bagatela
que no han provocado ningún tipo de impacto social.

Del total de casos que ingresaron en los juzgados de primera instancia


especializados a nivel nacional, se obtuvieron los siguientes datos:

Tabla No. 10
Porcentaje de soluciones anticipadas con relación a los casos que
ingresaron al sistema de justicia penal juvenil

Casos ingresados de jóvenes entre los 13 y 17 años de edad en el año 2010


Total Porcentajes
Soluciones anticipadas
Conciliación 57 2.0%
Remisión 45 1.6%
Criterio de oportunidad 210 7.6%
Total soluciones anticipadas 312 11.2%
Total casos ingresados 2,780 100%
Fuente: Elaboración propia en base a datos proporcionados por CENADOJ en 2011. Los datos del
año 2009 no fueron proporcionados, aún y cuando fueron solicitados.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 127

Los datos refieren que son pocos los procesos penales en los que se aplica
una salida alternativa al procedimiento común, y además, que su aplicación
se limita a algunas de ellas como es el caso de la conciliación (2.0%) y en
mayor medida el criterio de oportunidad (7.6%), siendo muy pocos los
casos en los cuales se aplican otros mecanismos de salida y simplificación
como la remisión (1.6%).

C. Trato policial hacia los usuarios del sistema de justicia penal juvenil
Este indicador trata de describir el trato que tienen los agentes de la PNC
para con los usuarios del sistema de justicia penal juvenil. Como es lógico,
el maltrato policial es una de las muestras de lo lejos que puede estar un
sistema de justicia en cuanto al respeto a los derechos humanos. Como ya
se ha indicado en otros informes, el actuar conocido y hasta consentido de
los agentes y funcionarios de la fuerza pública distorsiona la naturaleza
de esa institución y genera en la sociedad sentimientos de rechazo e incluso
de temor ante el funcionario llamado a ser quien le brinde protección a
una comunidad (ICCPG, 2007:86).

Para medir dicho fenómeno, se planteó a los entrevistados –usuarios–


que proveyeran información acerca de su experiencia personal al momento
de tener contacto con los agentes de la PNC. Dichas preguntas arrojaron
los siguientes datos: en 39 casos de los 69 que fueron trabajados para este
informe intervino la PNC, de los cuales 30 sostuvieron que la intervención
de los policías en su caso fue mala y nada conciliadora, mientras que 2
afirmaron que en algún momento fueron objeto, por parte de los agentes
de esta institución, de agresiones que van desde lo verbal y físico hasta la
intimidación con arma de fuego.

Como se puede apreciar, la arbitrariedad y abuso por parte de los agentes


de la PNC, no se queda sólo con la mala intervención que proporcionan a
los usuarios del sistema, sino que además trasciende a agresiones físicas,
verbales y psicológicas que, sin duda, son constitutivas de delitos.
128 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

D. Uso de lectura en audiencias


Este indicador intenta determinar el uso de la lectura de documentos en
las audiencias. La oralidad como eje transversal en la prestación del servicio
de justicia –ya desarrollado por el Código Procesal Penal y por la LPINA –
, se constituye en una de las garantías básicas del actual proceso de
125
adolescentes en conflicto con la ley penal . En la revisión y análisis de
expedientes, entrevistas a jueces especializados y observación de
audiencias, la investigación buscó establecer este extremo, por demás
relevante, para conocer la cultura de los operadores de justicia. Y es que
la cultura de los juzgadores y de las partes, eminentemente escrita –legado
del sistema inquisitivo y del modelo de situación irregular–, motiva, hasta
cierto punto, a que se disfrace la escritura en las audiencias orales a través
de la lectura.

Como bien se sostiene en el primer informe del Observatorio de Justicia


Penal de adultos, leer los documentos y dictar declaraciones fue la tónica
de todos los juzgados en un momento determinado, teniendo así una
oralidad que no hacía sino disimular el carácter escrito de dichas
diligencias. En todo caso, fuera de los casos previstos en la ley para el uso
del documento y su lectura en audiencia, las partes deben expresarse a
viva voz y sin libreto, los juzgadores que así lo adviertan deben objetar
dicho comportamiento procesal e instar a seguir los lineamientos
procesales (ICCPG, 2007:88).

Se preguntó a los jueces sobre la lectura de algún documento de prueba


(peritajes, informes u otro documento) en las audiencias, obteniendo las

125 Artículo 142 LPINA. Garantías básicas y especiales. Desde el inicio de la investigación y durante la tramitación
del proceso judicial, a los adolescentes les serán respetadas las garantías procesales básicas para el
juzgamiento de adultos, además de las que les corresponden por su condición especial. Se consideran
fundamentales, las garantías consagradas en la Constitución Política de la República, en los instrumentos
internacionales aceptados y ratificados por Guatemala y en las leyes relacionadas con la materia objeto de
esta ley. Todas las actuaciones en el proceso de adolescentes en conflicto con la ley penal serán gratuitas y
se ejecutarán ORALMENTE, de forma sucinta se hará un relato escrito de la audiencia...
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 129

siguientes respuestas: «En algunos casos se leen documentos íntegramente,


126
mientras en otros sólo las conclusiones» . «Se lee algún documento
cuando es aportado como elemento de prueba o de convicción. Sobre
todo en los debates, revisiones de la medida o revisión del auto de
procesamiento. Cuando el MP tiene algunos elementos, los aporta y se
leen para conocimiento no sólo del adolescente sino también de la defensa.
Se les da copia de la investigación realizada por el MP y además queda
127
registrada en audio. Audio que también se le da a la defensa y al fiscal» .

Aunque se realizaron pocas observaciones de audiencias (13) –por la


128
confidencialidad del proceso – se pudo constatar que en los juzgados de
129
primera instancia especializados se leen documentos , por lo que se puede
establecer que aún persisten rasgos de la cultura inquisitiva del documento
escrito, lo que obliga a poner en un pedestal lo plasmado en papel para que
130
sea creíble, para que valga y para que surta efectos en la práctica .

Los documentos más leídos en las audiencias de adolescentes en conflicto


con la ley penal son: las acusaciones, los informes (del trabajador/a social,
pedagogo/a y psicólogo/a), los medios de prueba presentados por el MP y
la DPP, los peritajes, las solicitudes de clausura provisional, criterio de
oportunidad y procedimiento abreviado, y las notificaciones y diligencias
realizadas. Se constató, además, que los lectores de dichos documentos
son, comúnmente, los sujetos procesales, como el fiscal o el defensor. Lo

126 Entrevista realizada a juez especializado.


127 Ibíd.
128 Artículo 153 LPINA. Principio de confidencialidad. Serán confidenciales los datos sobre los hechos cometidos
por adolescentes sometidos a esta ley. En todo momento deberá respetarse la identidad y la imagen del
adolescente. Los Jueces de Adolescentes en Conflicto con la Ley Penal deberán procurar que la información
que brinden, sobre estadísticas judiciales, no contravenga el principio de confidencialidad ni el derecho a la
privacidad, consagrados en esta ley.
129 Del mismo modo, a través de la revisión de 69 expedientes, se pudo constatar en 35 casos que persiste esta
práctica en las audiencias del proceso de adolescentes en conflicto con la ley penal. Apareciendo registrada
la lectura de algún documento de prueba.
130 Ya sea convenciendo al juzgador, cuando son los sujetos procesales quienes recurren a ella, y para convencer
a las partes y a la comunidad cuando es quien juzga el que la utiliza (ICCPG, 2007:88).
130 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

que hace concluir que son los actores presentes en la audiencia los que
hacen uso de la lectura de documentos dentro de un proceso de
adolescentes en conflicto con la ley penal y, por tanto, responsables de
que persista esta práctica.

Aunque la situación detallada anteriormente preocupa sobremanera, no


extraña en lo más mínimo, ya que, en las audiencias observadas se
identificó que aún y cuando el control de los procesos en los juzgados se
realiza de forma digital, también se realiza a través de libros. Es de aclarar
sin embargo, que en cuanto al registro de las audiencias, según entrevistas
realizadas a jueces especializados, parece haber un notable avance en
cuanto al uso de la grabación, aunque también se registran por escrito.

En todo caso, valdría la pena que los funcionarios prescindieran de esas


conductas tradicionales del modelo inquisitivo; es decir, insistir en el uso
del registro escrito, y el control a través de libros, para pasar a utilizar las
nuevas tecnologías que permitan un control más eficiente e innovador de
los procesos, cumpliendo así con lo establecido en el artículo 142 de la
LPINA.

E. Formalización de peticiones de actos de investigación


Este indicador intenta medir el culto a la formalización de peticiones de
actos de investigación, dado que en el sistema de justicia penal juvenil
esta situación podría reflejar el sacrificio de la justicia por el seguimiento
de una rutina burocrática y, en todo caso, la señal clara de un modelo
penal lento que exige que las partes se adecúen a él y no él a las
necesidades de justicia pronta y cumplida de las partes (ICCPG, 2007:89).

A partir de los 69 expedientes revisados, se pudo constatar que, a pesar


de que el procedimiento penal juvenil debe ser eminentemente oral y
131
efectuarse con celeridad , aún persiste en algunos funcionarios de justicia

131 Véase artículo 142 LPINA.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 131

la practica de formalizar sus peticiones de forma escrita, aunque es


importante mencionar que en los últimos años esta practica ha ido
disminuyendo; de hecho, sólo en 15 de los expedientes revisados y
analizados, se pudo constatar este extremo.

A partir de lo anterior, se puede sostener que la realidad del sistema de


justicia penal juvenil no dista del sistema para adultos: aquí también
persiste el formalismo y la escritura para plantear peticiones de actos de
investigación, pero en menor grado. Sin embargo, pareciera que algunas
de las agencias del sistema, particularmente el Ministerio Público, no
admiten que pueda solicitarse, de manera informal, el requerimiento de
un medio de investigación que, incluso, puede perderse por no actuar con
la rapidez que el caso amerite.

En definitiva, la cultura del expediente ha ido cambiando paulatinamente.


Anteriormente la practica generalizada de los funcionarios de justicia era
seguir el formato tradicional –que admitía copias suficientes, que se
adjuntaran a los testados con sus respectivas copias, etc. –, los cuales no
hacían más que engrosar las actuaciones del caso y generar todo un ritual
de movimientos burocráticos en la administración de justicia penal juvenil.
Es necesario y urgente que la cultura del expediente desaparezca para
instalar la cultura de la oralización en todas las agencias del sistema de
justicia juvenil.

F. Resoluciones de prisión provisional claras y fundamentadas


Este indicador intenta describir la claridad y fundamentación de las
resoluciones de prisión preventiva. Y es que, de conformidad con el Código
Procesal Penal, una resolución que imponga el encarcelamiento preventivo,
particularmente a menores de edad, debe necesariamente cumplir con
132
ciertos requisitos , entre los que sobresalen los fundamentos que motivan

132 Los artículos 260 y el artículo 11 bis del Código Procesal Penal, son las normas que constriñen al juez a motivar
los fallos.
132 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

dicha medida de coerción con la expresión clara de los presupuestos que


motivan la misma (ICCPG, 2007:92).

Según el Observatorio de Justicia Penal de adultos y a la luz de las reglas


de la sana crítica razonada, al momento de resolver la situación jurídica
momentánea de una persona –en este caso menor de edad –, y proceder
al dictado de prisión provisional, el juzgador está obligado a justificar, a
explicar cuáles fueron sus motivaciones al decidir la restricción de la
libertad de locomoción del procesado, no hacerlo o cumplir
deficientemente con este mandato legal atenta claramente contra el
derecho de defensa e inocencia, pues una resolución sin motivación se
traduce en arbitrariedad.

Para que un auto de prisión provisional posea motivación fáctica,


probatoria y jurídica, es indispensable que haya cumplido con los
presupuestos previstos en la ley para que se dicte la medida de coerción.
Tales presupuestos se sintetizan en la existencia de información sobre un
hecho punible, que lamentablemente en la práctica es difícil de conseguir
debido a que, en la mayoría de los casos, sólo se cuenta con los partes de
la policía, los cuales son redactados sin observar reglas mínimas de
redacción; y en la existencia de motivos racionales suficientes para creer
que el imputado ha cometido ese hecho punible o ha participado en él,
que tampoco es cumplido al cien por ciento.
133
Según la LPINA , sólo podrá aplicarse la prisión provisional cuando sea
necesaria, según los objetivos señalados en el artículo 179 LPINA, y cuando
exista peligro de fuga y/o obstaculización en la averiguación de la verdad,
y que el hecho que se atribuya al adolescente sea constitutivo de un delito
que implique grave violencia y sea contra la vida, la integridad física, la

133 Véase artículo 182. Los objetivos son: asegurar y garantizar la presencia del adolescente en el proceso, asegurar
las pruebas o proteger a la víctima, al denunciante o testigo.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 133

libertad individual o sexual de la persona; siempre y cuando, sea solicitado


por el Ministerio Público.

De los 69 expedientes revisados, se pudo constatar que 41 registran la


privación de libertad provisional y 28 no. En cuanto a estos expedientes,
en los cuales sí hubo privación de libertad, en la gran mayoría –salvo uno
–, la resolución de privación de libertad provisional es clara y
fundamentada. Los motivos racionales suficientes tienen una derivación
exclusivamente jurídica.

Además, a partir de las 13 audiencias observadas, se pudo evidenciar que


el juez resolvió la privación de libertad provisional en una audiencia, falta
de mérito en otra, en tres ya estaban privados de libertad y no lo hizo en
ocho. Estas cifras reflejan el uso de otras medidas alternativas a la privación
de libertad en algunos de los juzgados de primera instancia especializados.
La utilización de la privación de libertad en una de las audiencias se dio
porque la jueza consideró que los actos por los cuales se estaba procesando
a los dos adolescentes son graves, por atentar contra la vida de una persona.

G. Uso del expediente durante el juicio


Este indicador intenta establecer si persiste la práctica de utilizar el
expediente como un medio de orientación en la toma de decisiones del
juez. En principio, se debe tener presente que la utilización del expediente
dentro del proceso de adolescentes en conflicto con la ley penal es una
contradicción en sí. No es posible que un documento escrito produzca un
impacto en la decisión del juez, puesto que la base para la toma de
decisiones judiciales debe venir, en todo caso, únicamente de la
información que se produzca en las audiencias.

Un juez especializado que no pueda apartarse de la idea de que sólo a


través del expediente se podrá impartir justicia, condiciona a la escritura
sus decisiones y subestima la apreciación y percepción directa que puede
tener de la información de calidad que se produzca en las audiencias (ICCPG,
2007:97).
134 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Las entrevistas a jueces especializados, buscaron establecer si dentro del


actuar cotidiano de los jueces, persiste la práctica de contaminar su criterio
con la investigación y las resoluciones dictadas en etapas anteriores; ello,
evidentemente, afectaría la imparcialidad del juzgador, quién se estaría
vinculando a los criterios expresados en ese proceso o por lo menos le
restaría libertad en la construcción de su criterio personal frente al caso.
Los resultados se sintetizan en que los jueces entrevistados afirmaron
utilizar el expediente durante el juicio. Respecto al uso que le dan, indicaron
que lo hacen «cuando se incorporan para su lectura algunos medios de
134
prueba» y «solamente como un acceso directo y rápido para poderse
135
guiar» . «Siempre que inician una diligencia, sin embargo, ordenan tener
una guía. La guía siempre la van a tener para una revisión, para un peritaje
y para el debate. Incluso para la primera declaración tienen los documentos
pero también la guía para no perderse. Esta es elaborada por el oficial
encargado de cada carpeta judicial, con el nombre del adolescente, el
136
nombre de los padres, el nombre del fiscal y el nombre del defensor» .

Al momento de preguntarles si tienen a la mano el expediente de


investigación para la toma de decisiones, sólo uno de ellos respondió de
forma afirmativa. Mientras el otro lo hizo de forma negativa. «No, la
investigación la tiene el MP, salvo aquellos documentos que le hayan
aportado al juez, para identificar cada uno de los extremos y luego
137
valorarlos» . Asimismo, en las audiencias se pudo observar que
efectivamente el juez utiliza el expediente durante el juicio y lo tiene a la
mano para la toma de decisiones.

Como se puede apreciar, las prácticas judiciales muestran que persiste el


culto a la escritura y el sometimiento al documento escrito. Para los jueces

134 Entrevista realizada a juez especializado.


135 Ibíd.
136 Ibíd.
137 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 135

es necesario el uso del expediente en la etapa del juicio y están seguros


que su actuar es del todo correcto y coherente con el proceso de
adolescentes en conflicto con la ley penal.

CONCLUSIONES
“ Los funcionarios de justicia penal juvenil conocen de forma
general los temas –teoría– relacionados con el nuevo modelo
de protección integral. Sin embargo, la falta de cumplimiento
de la LPINA, particularmente en cuanto al fracaso de los planes
individuales y proyectos educativos para el cumplimiento de las
sanciones, constituye una de las principales causas de
reincidencia de los adolescentes. En este sentido, existe una
incongruencia entre la normativa –LPINA–y la realidad –su
aplicación–, en cuanto a su implementación en los procesos de
adolescentes. Ejemplo de ello es el uso desmedido de la
privación de libertad provisional por parte de los funcionarios
especializados en relación al uso de otras medidas.
“ La percepción ciudadana sobre los servicios de justicia penal
juvenil tiene diferentes matices. Los usuarios califican al sistema
de justicia penal y a sus autoridades como bueno, regular o
malo; estas divergencias se explican por la respuesta que el
sistema le ha dado a sus procesos. La mayoría desconoce la
etapa en la que se encuentra su caso y los roles de los funcionarios
especializados. Existe una percepción generalizada sobre
corrupción en la Policía Nacional Civil y practicas de
discriminación hacia los usuarios por parte de los funcionarios
especializados.
“ En cuanto a las prácticas de los operadores de justicia penal
juvenil, se pudo constatar que aún prevalece la cultura escrita
del expediente; es decir, prevalece la cultura de lo escrito como
forma de comunicación privilegiada (ello a pesar de los esfuerzos
plausibles, como el desarrollo del modelo de gestión por
audiencias). Por otro lado, el aumento de la aplicación de la
136 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

privación de libertad provisional evidencia la continuidad del


modelo tutelar en las prácticas culturales de los funcionarios
judiciales, aún y cuando la LPINA regula, a parte de la prisión
provisional, otros tipos de medidas. Por último, el trato policial
hacia los adolescentes es malo y consiste en agresiones físicas,
verbales y sicológicas.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 137

ORGANIZACIÓN Y GESTIÓN JUDICIAL

Luis Ramírez
María Antonieta Cordón

Se hace referencia al sistema de justicia penal juvenil como el conjunto


normativo e institucional responsable de organizar la respuesta al
fenómeno criminal. La idea del sistema es idónea, pues constituye un
instrumental teórico que facilita la visión de conjunto sin perder de vista
la especificidad del tema abordado. En el aspecto normativo, el sistema
penal incorpora la definición de las conductas prohibidas y sus
consecuencias, penas y medidas de seguridad (subsistema penal juvenil);
los mecanismos que se accionan para determinar si un hecho constituye
un delito o falta descrito en el Código Penal y el grado de responsabilidad
de los autores o partícipes de ese hecho (subsistema procesal penal
juvenil); y las normas que regulan el cumplimiento de las penas (subsistema
de los centros de privación de libertad). Cada una de estas normativas
conforma subsistemas reguladores que, por principio, deben guardar
coherencia entre sí. El punto de partida lo constituye la Constitución y los
tratados internacionales en materia de derechos humanos que, como base
del sistema normativo, le dan integralidad a la legislación ordinaria.

La visión del sistema penal juvenil como el conjunto de instituciones


responsables de poner en acción el poder penal se identifica con la
capacidad de gestión del Estado en el cumplimiento de esta misión. A
pesar de que se reconoce el monopolio punitivo del Estado, éste se
fragmenta de conformidad con la función que debe realizarse dentro del
proceso penal juvenil: juzgar (Organismo Judicial), ejercer la acción penal
138 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

(Ministerio Público), defensa (Defensa Pública Penal), persecución delictiva


(Policía Nacional Civil) y custodia de los adolescentes privados de libertad
(Secretaria de Bienestar Social). La fragmentación del poder punitivo se
realiza con el fin de no subordinar ninguna función esencial frente a otra,
de tal manera que se mantenga el equilibrio de fuerzas internas y al mismo
tiempo el sistema penal juvenil cumpla su finalidad externa prevista
(disminuir los niveles de conflictividad y violencia social) e interna de
coherencia y respeto al subsistema normativo.

Si por ejemplo, se definiera un organismo donde se concentraran todas


las funciones del sistema penal juvenil o algunas, dependería del interés
de su dirección el énfasis en alguna u otra función con detrimento de
otras esenciales, variando con el tiempo ese interés y generando la
inseguridad jurídica para los ciudadanos de alguna función.

Detrás de la división funcional, existe también una razón política, la historia


nos ha enseñado que la concentración de poder produce arbitrariedad. Si
se piensa en el régimen monárquico donde la concentración de las
funciones legislativas, ejecutivas y judiciales forjaron regímenes despóticos,
como muestra la frase famosa del rey Luis XVI de Francia: «El Estado soy
yo». De esta manera, el sistema de justicia partía de la decisión del rey
quien la delegaba a los «jueces» en forma jerárquica, con un efecto
devolutivo (apelación) en los diferentes estamentos predefinidos, hasta
llegar nuevamente al rey, quien resolvía en forma definitiva. Fue la crítica
a este régimen durante el Siglo XVIII la que dio paso a la propuesta de una
República en donde el poder soberano reside en el pueblo, quien lo delega
a las autoridades en forma temporal (elección de la dirección del poder),
división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial); y el ejercicio del poder
limitado por un conjunto de derechos reconocidos a los ciudadanos (Estado
de Derecho).

La fragmentación del poder punitivo también adquiere una justificación a


partir de la contradicción prevaleciente entre eficiencia y garantías. En la
actualidad se acepta que el sistema de justicia debe ser efectivo en la
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 139

sanción de actos delictivos, es más, en gran medida su descrédito se debe


precisamente a la ineficiencia de su intervención. Sin embargo, también
se acepta que la eficiencia no puede realizarse a cualquier costo pues
podría perder la utilidad de catalizador de la violencia y la conflictividad
social. Por tal motivo, las garantías penales y procesales (Estado de
Derecho), constituyen el límite para evitar el desborde de violencia
arbitraria.

Esta contradicción entre eficiencia y garantías también se refleja en la


asignación de funciones dentro del sistema penal. En principio, todas las
instituciones del sistema de justicia penal juvenil están comprometidas
con la eficiencia y garantías, pero en alguna sobresale más un aspecto
que otro. Instituciones como la Policía Nacional Civil y la Secretaría de
Bienestar Social –centros de privación de libertad– están más ligadas a la
eficiencia, ya que la función de persecución delictiva en el caso de la policía
guarda en forma intrínseca coacción en gran medida; y en el caso de la
custodia de los adolescentes privados de libertad, asignada a la SBS,
requiere en principio una coacción frente al adolescente.

La función de juzgar por su parte, está esencialmente ligada a las garantías,


pues requiere que la adjudicación de la consecuencia jurídica del delito,
la pena, se realice dentro del respeto al debido proceso, por lo que deberá
verificar el respeto de los derechos de las partes dentro del proceso. De
tanta importancia es esta función que incluso su organización está ligada
a un poder específico dentro del Estado, el Organismo Judicial; esto, con
el objetivo de garantizar también un derecho de los adolescentes: ser
juzgados por un juez independiente e imparcial. Es un juez, con estas
características, quien ejerce todo el poder jurisdiccional del Estado en el
caso concreto; por tal razón se exige una organización horizontal y
mecanismos que garanticen, tanto la independencia interna (dentro del
Organismo Judicial), como externa (frente a otros poderes
gubernamentales o fácticos).
140 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Al igual que la función de juzgar, la defensa también está ligada a las


garantías sólo que con algunas características específicas. Cuando nuestras
constituciones y tratados internacionales reconocen que la defensa del
adolescente y sus derechos son inviolables, asumen un compromiso en
dos niveles: el primero se refiere a la igualdad de oportunidades que deben
tener los adolescentes dentro del proceso para hacer valer sus pretensiones
(igualdad de armas); y el segundo, a proveer de una defensa técnica
efectiva para aquellos adolescentes que no tienen posibilidad de costearse
un abogado. Así surge la Defensa Pública Penal, como el organismo
responsable de asistir a las personas de escasos recursos, que en su mayoría
conforman la «clientela» del sistema penal. En este sentido, la función de
defensa está orientada a verificar el debido proceso para una de las partes
específicas dentro del proceso, reduciendo de esta manera los niveles de
arbitrariedad en la distribución del poder penal del Estado.

La función del ejercicio de la acción penal y de legalidad, asignadas al


Ministerio Público, están ligadas, tanto a la eficiencia como al sistema de
garantías. En su función de eficiencia es el responsable de la definición de
política criminal orientada a la persecución delictiva; en otras palabras,
tiene en sus manos el poder de selección de cuáles casos requieren mayor
atención por parte del sistema penal y dentro de este esquema dirige las
actividades de investigación de los cuerpos de seguridad. En su función de
garantía, controla la legalidad de las actuaciones policiales, la defensa de
los derechos de las víctimas y tiene presencia en el sistema judicial como
sujeto procesal en los casos que afectan los intereses públicos. Su poder
en el ejercicio de la acción penal, principio acusatorio, permite al mismo
tiempo garantizar la imparcialidad del juez en las decisiones
jurisdiccionales, pues al atribuirle la carga de la prueba, el juez adquiere
una función pasiva en la persecución delictiva, convirtiéndose en realidad
en un juez de garantías.

Se insiste en el principio de que todos los organismos del sistema penal


juvenil están ligados tanto a la eficiencia, como a las garantías; por ejemplo,
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 141

el juez cuando verifica que todos los requisitos previstos por la ley se
presentan para la aplicación de la prisión preventiva o una sentencia
condenatoria está permitiendo que el sistema sea eficiente al ordenar las
medidas alternativas a la privación de libertad y la privación de libertad
como último recurso. De la misma manera, también la policía tiene la
obligación legal de que en la detención por flagrancia se mantengan los
límites del uso de la coacción dentro de los límites de la proporcionalidad
y dignidad del adolescente. La tendencia indica simplemente que dentro
del sistema penal juvenil existen autocontroles que permiten el
cumplimiento de su finalidad externa. De esta manera, el juez está en la
obligación de verificar si la detención por la policía se realiza con el respeto
a las garantías previstas, y también si dentro de los centros de privación
de libertad se respetan las condiciones de una vida digna. De esta manera,
la función jurisdiccional sirve como un contrapeso a la arbitrariedad del
sistema penal juvenil en su conjunto.

Las variables e indicadores de organización y gestión pretenden identificar


el grado de desarrollo institucional para responder a la demanda de justicia
en el período post-conflicto. Para el efecto se definen dos tipos:

Indicadores de organización, que se refieren a la estructura organizacional


del sistema de justicia penal juvenil, identificando en qué medida responde
al modelo planteado por la Constitución y la Ley de Protección Integral de
la Niñez y la Adolescencia (LPINA); y, un segundo grupo de indicadores de
gestión que persigue identificar el grado de coordinación existente entre
las distintas agencias del sistema.

Identificar la estructura organizacional del sistema de justicia penal juvenil


es fundamental, pues provee información básica sobre las relaciones
«formales» que deben manifestarse de conformidad con la ley y aquellas
«informales» que de hecho se presentan en la dinámica social. El proceso
de reforma procesal juvenil iniciado con la nueva normativa orientada al
sistema de protección integral en 2003, significó un proceso de
142 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

reorganización de las instituciones en el sistema y de sus métodos de


trabajo.

En el poder judicial, por ejemplo, la cultura del proceso escrito orientó


una organización de juzgados que favorecía la delegación de funciones y
altos niveles de burocratización. El nuevo modelo procesal juvenil
contemplado en la LPINA, que tiene su base en audiencias, exige una
estructura organizacional distinta, pues su funcionamiento debería
orientarse a la inmediación de los actores (jueces, fiscales y defensores),
la contradicción y la publicidad.

De la misma manera, el Ministerio Público tendrá una estructura


organizacional que facilite el cumplimiento de sus funciones básicas:
efectividad de la persecución delictiva, atención a la víctima y control de
los órganos de investigación criminal. En el mismo sentido la Defensa
Pública, deberá orientar su funcionamiento al cumplimiento efectivo de
dotar un defensor cuando se le requiera.

Dentro del aspecto de organización y gestión se identifica el nivel de


funcionalidad y organización de las agencias del sistema de justicia penal
juvenil, a través de las siguientes variables e indicadores:
“ La funcionalidad de la organización del sistema de justicia penal
juvenil a través del indicador: percepción de los funcionarios
sobre injerencias internas y externas en el ejercicio de su función.
“ La funcionalidad de la gestión del sistema de justicia penal
juvenil, sobre la base de los indicadores de comunicación
interinstitucional: circulares, teléfono, internet, fax, oficios
radiales y otros; existencia de sistemas especializados de apoyo
a la gestión y administración de operadores; mecanismos ágiles
para la obtención de suministros; existencia de un sistema
unificado de manejo de agendas para audiencias y registro de
audiencias; y existencia de mecanismos para asignar causas en
las distintas agencias del sistema.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 143

“ La profesionalidad de las agencias del sistema de justicia penal


juvenil; que responde a los indicadores sobre existencia de
carreras profesionales en cada agencia; criterios y mecanismos
de ingreso y selección; criterios de promoción y sistemas de
evaluación y desempeño.

FUNCIONALIDAD DE LA ORGANIZACIÓN DEL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL


JUVENIL
El desarrollo de este atributo pretende dar respuesta a interrogantes como:
¿es eficiente la organización de las agencias del sistema de justicia penal
juvenil?, y ¿cómo están funcionando las agencias del sector justicia penal
juvenil? Para ello el indicador básico estará siempre referido a la
independencia con que las instituciones se desenvuelven, iniciando por el
plano puramente formal para contraponerlo a los datos empíricos
obtenidos; todo ello de manera descriptiva, específicamente para mostrar
o ilustrar la organización actual de las instituciones, sin entrar en el plano
axiológico (ICCPG, 2007:108).

A. Percepción de los funcionarios sobre injerencias internas y externas en


el ejercicio de su función
El sistema de justicia penal juvenil se caracteriza –normativamente– por
la autonomía de sus instituciones y la independencia de los funcionarios
especializados. Es importante determinar en este indicador si esta
autonomía e independencia son reales, sobre todo al momento de la toma
de decisiones de los funcionarios respecto a las distintas respuestas dadas
a los casos ingresados de adolescentes.

En las entrevistas realizadas a funcionarios se preguntó si consideran que


las injerencias internas en el poder judicial son: muy frecuentes, frecuentes,
poco frecuentes o nada frecuentes. Las respuestas brindadas están
fundamentadas sobre la base de su experiencia cotidiana.
144 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Los jueces entrevistados respondieron que las injerencias internas en el


poder judicial son nada frecuentes. «En el tiempo que tengo de ser juez no
he tenido ninguna injerencia, ni de las autoridades superiores, ni de otro
juez de mi mismo rango, ni de otro juez de inferior rango, ni de personas
que laboran en el Organismo Judicial. Existe una total independencia
138
judicial» .

Sin embargo cuando se les preguntó sobre el nivel de frecuencia de las


injerencias externas en el poder judicial, la respuesta de uno de los jueces
fue modificada. Respondiendo en esta ocasión que éstas son «frecuentes»,
y generalmente consisten en quejas contra el juez, realizadas por la
Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH); mientras el otro juez
respondió que éstas son «nada frecuentes». Indicando que no hay «Ninguna
injerencia, primero porque el proceso de adolescentes en conflicto con la
ley penal es un proceso muy reservado y se debe evitar por todos los
medios que la prensa se involucre, publique los nombres de los adolescentes
o tenga acceso al proceso. Únicamente tienen acceso el fiscal, la defensa
y el querellante adhesivo, en dado caso estuviere debidamente apersonado.
La comunidad internacional no tiene acceso. Ésta interviene únicamente
para establecer si existen deficiencias o necesidades en los juzgados y si
tenemos algún requerimiento, para que ellos lo gestionen: donaciones o
139
algún movimiento administrativo para dotarnos de lo que necesitamos» .

Los jueces son autónomos e independientes y por lo mismo, no deben


recibir injerencias internas ni externas por parte de ninguna persona o
institución. Las sugerencias y recomendaciones también son consideradas
injerencias y por lo tanto violan el principio de independencia judicial.

Las mismas preguntas les fueron realizadas a los fiscales quienes a pesar
de responder a una estructura vertical, tienen independencia fiscal, pues,

138 Entrevista realizada a juez especializado.


139 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 145

únicamente pueden recibir instrucciones generales de la Fiscalía General,


pero no instrucciones sobre cómo resolver determinados casos. Al
respecto, opinaron: «El/la fiscal general, por la jerarquía del Ministerio
Público, nos da instrucciones aunque no directas, porque nos gira
instrucciones, circulares y nos da la política criminal a seguir».

De los cuatro fiscales entrevistados, tres de ellos respondieron que las


injerencias internas en el poder fiscal son: «nada frecuentes». Teniendo
total independencia para actuar como ellos consideren adecuado. Sin
embargo, el otro fiscal respondió que las injerencias internas son muy
frecuentes y que se dan «por parte de los Secretarios del Ministerio
140
Público» . Este no es un problema nuevo, debido a que el Observatorio
de Justicia Penal de adultos identificó las mismas injerencias hacia los
fiscales en el año 2007.

Al preguntarles sobre las injerencias externas en el poder fiscal, los mismos


fiscales que respondieron que las injerencias internas son nada frecuentes,
expresaron que las injerencias externas al igual que las internas, son nada
frecuentes. Pues «la fiscalía de menores o de la niñez tiene la libertad
141
para actuar conforme a la ley» . Por otro lado, el fiscal que respondió
que las injerencias internas son muy frecuentes, dijo que «las injerencias
externas son poco frecuentes y estas se dan por parte de la comunidad
142
internacional» .

Uno de los fiscales que señaló que las injerencias externas son nada
frecuentes, se contradice al indicar que estas se dan por parte de «la
143
comunidad internacional, la prensa y la sociedad civil» . Y continúa
diciendo «por ejemplo, la sociedad civil reclama derechos y de una u otra

140 Entrevista realizada a fiscal especializado.


141 Ibíd.
142 Ibíd.
143 Entrevista a fiscal especializado.
146 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

forma presiona; la comunidad internacional también lo hace; y la prensa,


aunque no debería tener injerencia –siendo honesto–, al final sí puede
144
hacer cambiar la opinión del fiscal sobre cómo resolver el proceso» .

Los fiscales al igual que los jueces tienen independencia según lo establece
la normativa nacional e internacional. Sin embargo, la realidad es otra
pues existen tanto injerencias internas como externas que afectan directa
o indirectamente los procesos de adolescentes en conflicto con la ley penal.

Y en el caso de la Defensa Pública Penal (DPP), los defensores entrevistados


indicaron que las injerencias internas son: nada frecuentes. No obstante,
al preguntarles qué funcionario de la DPP tiene más injerencia en sus
funciones, sus respuestas fueron: «el Director y el jefe inmediato
145
superior» . Es decir, las injerencias internas en esta institución también
se dan.

Al preguntarles sobre las injerencias externas, reiteradamente


respondieron que éstas son nada frecuentes. Pero al igual que ocurrió con
los fiscales, al preguntarles sobre cuáles son los sectores que ejercen más
injerencia externa en la DPP, los defensores respondieron: «la prensa». Y
al respecto dijeron: «La prensa sólo vende la noticia y no participa en el
146
proceso» . En este sentido, la información que transmite contribuye a
fomentar la estigmatización de los adolescentes en conflicto con la ley
penal, que al criminalizarlos tiene como consecuencia el aumento de la
aplicación de la privación de libertad por parte de los funcionarios de
justicia penal juvenil.

Finalmente, cuando se preguntó a los jefes de policía sobre las injerencias


internas en la institución, indicaron que éstas se dan muy frecuentemente.
Aquí, hay que recordar que la estructura de la PNC además de ser vertical,

144 Ibíd.
145 Entrevista realizada a defensor especializado.
146 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 147

está subordinada al poder ejecutivo, a través del Ministerio de Gobernación.


Según los jefes de policía, las injerencias internas son presentadas por:
«Los mismos agentes, los sub comisarios, el Director, la Inspectoría General
147
y la Oficina de Responsabilidad Profesional –ORP –» .

Las respuestas de los policías sobre injerencias externas están divididas.


El 50% cree que son frecuentes y el otro 50% nada frecuentes. Según
indicaron, los sectores que presentan más injerencias externas en la función
de la policía son: «La prensa, la comunidad internacional, las organizaciones
de sociedad civil, el poder económico, el poder político, los medios de
148
comunicación y la población en general» . Además del «ejército que tiene
injerencia no sólo en el presupuesto de la institución, sino también en la
149
seguridad y la preparación física del personal» .

Para uno de los jefes de policía entrevistados: «Las injerencias también se


pueden dar cuando no se hace nada. Por ejemplo, si la comisaría necesita
una patrulla y no se la dan, se convierte en una injerencia. Necesitamos
contar con los medios para desempeñar bien nuestra función que es brindar
seguridad ciudadana. Pero cuando se prioriza la seguridad de los
funcionarios –alcaldes, gobernadores, diputados, jueces, fiscales, ministros,
etc.– la seguridad pública se convierte en seguridad privada y se debilita
150
la función de la policía» .

FUNCIONALIDAD DE LA GESTIÓN DEL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL JUVENIL


Son los mecanismos de comunicación interna e interinstitucional,
separación de funciones administrativas y judiciales, y administración de
recursos e infraestructura (ICCPG, 2007:128). La funcionalidad de la gestión

147 Entrevista realizada a jefe de policía.


148 Ibíd.
149 Ibíd.
150 Ibíd.
148 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

se refiere al sistema de comunicación interinstitucional que se utiliza más


frecuentemente en el sistema de justicia penal juvenil, como pueden ser
las circulares, el teléfono, internet, fax, oficios radiales, etc. (ICCPG,
2007:130).

A. Comunicación interinstitucional: circulares, teléfono, internet, fax,


oficios radiales, etc.
El sistema de justicia penal juvenil necesita contar con un sistema de
comunicación novedoso y actualizado que responda a las necesidades del
despacho judicial – proceso oral –. Anteriormente, la cultura del expediente
y la burocratización del personal judicial y administrativo priorizaba la
comunicación escrita. Sin embargo, la entrada en vigencia de la Ley de
Protección Integral de la Niñez y Adolescencia transforma el sistema en
su conjunto y crea la necesidad de incorporar nuevos sistemas de
comunicación en las distintas agencias especializadas.

El sistema de comunicación institucional más utilizado en la práctica


judicial de los juzgados de primera instancia de niñez y adolescencia y
adolescentes en conflicto con la ley penal, según los mismos jueces, es en
su orden: el escrito, teléfono, fax e internet. «El teléfono se utiliza para
llamar a los padres de los adolescentes o testigos. El fax nos sirve para
comunicarnos con el Ministerio Público, la Defensa Pública Penal, el
Instituto Nacional de Ciencias Forenses –INACIF– y los adolescentes privados
de libertad. También utilizamos el correo electrónico –internet–, aunque
únicamente en aquellos casos donde las personas nos han indicado
previamente que éste es el único medio por el cual se les puede
151
notificar» .

Los fiscales, por su parte, manifestaron utilizar el sistema de comunicación


que consiste en: fax, internet, teléfono, vía oral, personal y por escrito.

151 Entrevista realizada a juez especializado.


Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 149

Mientras los defensores públicos, utilizan el sistema compuesto por:


teléfono, fax, internet y por escrito. Por último, los policías además de
152
utilizar el teléfono , fax, internet y el sistema escrito, utilizan los radios
153
transmisores y los telefonemas .

En cuanto a los espacios de coordinación interinstitucional con otros


órganos del sistema de justicia penal juvenil y/o organizaciones, se
preguntó a los jueces sobre su existencia, quienes respondieron
positivamente, aclarando que estos espacios son muy pocos. «Por ejemplo
el Procurador de los Derechos Humanos ha pedido conversar con nosotros
para hacer algún tipo de conexión. La misma Policía Nacional Civil ha
pedido que nos coordinemos en relación a los adolescentes, ya que cuando
estos son trasladados a la ciudad Capital no se van directo en una patrulla,
sino que tienen que transbordar de una patrulla a otra en el camino. Y
cuando son adolescentes mujeres, nos piden que les avisemos con tiempo
para dotar una patrulla con una policía mujer, para evitar que las
154
adolescentes sufran algún tipo de abuso por parte de los policías» .

Igualmente, los fiscales manifestaron que sí existen espacios de


coordinación interinstitucional, aunque estos no son permanentes. «Hay
una Red de Derivación que es manejada por la Oficina de Atención a la
155
Víctima. A este espacio asisten diferentes instituciones» .

Los defensores, por su parte, expresaron que los espacios de coordinación


interinstitucional existen, aunque no mencionaron cuáles son. Por último,
156
los jefes de policía también mencionaron, en su mayoría , que dichos
espacios existen, indicando los siguientes: Procuraduría General de la

152 Los policías manifestaron utilizar sus propios teléfonos y saldo, incurriendo en gastos que oscilan entre los Q
200.00 y Q 300.00, costo que ellos mismos deben cubrir.
153 Los telefonemas funcionan según los mismos jefes de policía, en pasar la información por escrito a la planta
de transmisiones, quienes por radio solicitan la información.
154 Entrevista realizada a juez especializado.
155 Entrevista realizada a fiscal especializado.
156 Uno de los Jefes de la policía indicó que no existen espacios de coordinación interinstitucional.
150 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Nación –PGN–, Ministerio Público, juzgados de niñez y adolescencia y


adolescentes en conflicto con la ley penal, Procuraduría de los Derechos
Humanos, Comisión Municipal de Niñez y Adolescencia, Subcomisión de
Niñez y Adolescencia y Coordinadora General del Sistema de Alerta Alba.

B. Existencia de sistemas especializados de apoyo a la gestión y


administración de operadores
Las agencias del sistema de justicia penal juvenil también necesitan contar
con sistemas especializados de apoyo a la gestión y administración de
operadores, los cuales coadyuven al buen desempeño de sus funciones. El
Centro de Gestión Penal es el sistema encargado de apoyar la gestión y
administración de los operadores en los Juzgados. Al respecto, uno de los
157
jueces entrevistados manifestó que «en su juzgado no lo utilizan» . A
diferencia de otro juez también entrevistado quien indicó utilizarlo y, al
respecto dio su opinión: «El Centro de Gestión Penal es el lugar donde se
envían las notificaciones en un disco todos los días. Allí las reciben y emiten
notificaciones a aquellas personas que nos han manifestado no tener
158
teléfono, fax o correo electrónico» .

Los principales problemas que han observado los jueces en el Centro de


Gestión Penal se resumen en la siguiente opinión: «A veces nos hemos
encontrado con que son demasiado rigurosos. Por ejemplo, nos han
rechazado algunas de las notificaciones porque no hemos escrito la zona,
el callejón o el número de la casa. Pero ellos al igual que nosotros deben
comprender que estamos en un departamento en donde las direcciones
no son tan exactas como en la ciudad Capital. Este problema ya fue
conversado con el encargado del Centro y actualmente se está subsanando
porque son procesos de adolescentes privados de libertad, o en vías de

157 Entrevista realizada a juez especializado.


158 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 151

estarlo, por algún tipo de sanción. Y dilatar el proceso en estos casos, sólo
159
porque una notificación tiene un error, no puede ser» .

De los fiscales entrevistados, uno de ellos considera que: «El


160
funcionamiento del Centro de Gestión Penal es bueno» . Mientras el otro
considera que: «La fiscalía de menores o de la niñez al no utilizarlo, no
depende del Centro. A excepción de algunos casos que ingresan por turno,
161
pero son pocos» .

La opinión de los defensores públicos respecto a la calificación que le dan


al Centro de Gestión Penal fue la siguiente: uno de ellos lo calificó de
bueno y el otro prefirió no calificarlo al indicar que: «El Centro trabaja
162
directamente con el Juzgado» .

C. Mecanismos ágiles para la obtención de suministros


El despacho judicial para su buen funcionamiento debe contar con los
recursos humanos y materiales necesarios. Y para ello, deben existir
mecanismos ágiles, eficaces y eficientes que garanticen la adecuada
dotación de los mismos. El personal administrativo es el encargado de su
gestión y por ningún motivo debe hacerlo el juez, debido a la división de
funciones en el despacho judicial, que promueve el nuevo modelo de gestión
oral, implementado recientemente en el sistema de justicia penal juvenil.

Sobre este aspecto se preguntó a los funcionarios judiciales, sobre la


persona encargada de gestionar la dotación de recursos humanos y
suministros para el desarrollo de sus funciones. Los jueces indicaron que
la persona encargada es la secretaria también denominada gerente. «La

159 Ibíd.
160 Entrevista realizada a fiscal especializado.
161 Ibíd.
162 Entrevista realizada a defensor especializado.
152 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

secretaria y un oficial son los encargados, se les designa y van directamente


163
al proveedor de los suministros con las solicitudes» . En relación al
procedimiento para solicitar y nombrar al personal encargado de gestionar
los recursos humanos y suministros, «el requerimiento se hace a la Corte
Suprema de Justicia –CSJ-, demostrando que realmente existe la
164
necesidad» .

Al momento de realizar el estudio, uno de los Juzgados de niñez y


adolescencia y adolescentes en conflicto con la ley penal contaba con el
siguiente personal, según lo indicó el juez: seis oficiales, una sicóloga, una
trabajadora social, un comisario, un notificador, un secretario y un conserje.
«Dentro del personal, de los seis oficiales, uno es el encargado de archivos
y suministros, y es a quien se le pide un día antes de la audiencia ver el
audio o la agenda, ubicar los procesos y repartírselos a los otros oficiales
165
al día siguiente.» .

El procedimiento que la persona encargada debe realizar para solicitar y


recibir los recursos humanos y suministros, de acuerdo a lo expresado por
los jueces, es el siguiente:
“ Hacer la solicitud al departamento de Recursos Humanos para
el requerimiento de personal.
“ La secretaria hace la solicitud para el requerimiento de
suministros por medio de unos formularios predefinidos. Se
delega al oficial encargado de archivos y suministros, quien se
dirige personalmente a la Ciudad Capital. Porque si la solicitud
es enviada por correo electrónico o fax, pueden pasar varias
semanas y los suministros nunca llegan. El oficial se presenta a
suministros, hace las gestiones y sin embargo; no se los proveen
inmediatamente. Todos los días llega un vehículo al Organismo

163 Entrevista realizada a juez especializado.


164 Ibíd.
165 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 153

Judicial, a dotar a los Juzgados que previamente han realizado


solicitudes.
A pesar de lo burocrático del procedimiento, los jueces consideran que
éste es adecuado y eficaz. Probablemente porque no son ellos quienes
deben gestionar los recursos y suministros.

Para las fiscalías de menores o de la niñez del Ministerio Público, la persona


encargada de gestionar la dotación de recursos humanos y suministros
para el desarrollo de sus funciones, puede ser: la Secretaria de Sección, la
Jefa de la Fiscalía y hasta los mismos fiscales.

Los procedimientos para solicitar y nombrar al personal encargado de


gestionar los recursos humanos y suministros en las fiscalías de menores
o de la niñez, consisten en:
“ Llenar los formularios y solicitar los suministros al almacén.
“ Solicitar a Recursos Humanos el personal y a Servicios Generales
los suministros.
“ Solicitar los recursos a través de diferentes vías. La papelería y
objetos pequeños se solicitan a la fiscalía distrital. Las
166
computadoras se solicitan al SICOMP . Y el mobiliario lo
tramita la fiscalía de sección de Guatemala.
Los procedimientos que la persona encargada de la fiscalía de menores o
de la niñez debe cumplir para solicitar y recibir los recursos humanos y
suministros son:
“ Hacer la solicitud de Recursos Humanos de personal, pero es
muy difícil que lo proporcionen.
“ Hacer la solicitud a través de diferentes vías: fiscalía distrital,
fiscalía de sección y SICOMP.

166 Sistema Informático de Control de Gestión de Casos del Ministerio Público.


154 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

En las Fiscalías de menores o de la niñez, a diferencia de los juzgados de


niñez y adolescencia y adolescentes en conflicto con la ley penal, no existe
una persona encargada de gestionar la dotación de recursos humanos y
suministros para el desarrollo de sus funciones, ni un procedimiento
establecido para la solicitud de los mismos.

Los fiscales calificaron estos procedimientos como: burocráticos e


inadecuados. Hay que recordar que las respuestas de los funcionarios están
basadas en sus experiencias y vivencias dentro del sistema de justicia penal
juvenil.

Y para la Defensa Pública Penal, la persona encargada de gestionar la


dotación de recursos humanos y suministros para el desarrollo de sus
funciones es la Coordinadora de la institución. En cuanto al procedimiento
utilizado para solicitar y nombrar al personal encargado de gestionar los
recursos humanos y suministros, funciona de la siguiente forma:
“ Se solicita a Recursos Humanos el personal y ellos se encargan
de brindarlo.

D. Existencia de un sistema unificado de manejo de agendas para


audiencias y registro de audiencias
Con la implementación del modelo de gestión oral en el sistema de justicia
penal juvenil, las funciones judiciales y administrativas han sido redefinidas,
especialmente en los Juzgados de primera instancia de niñez y adolescencia
y adolescentes en conflicto con la ley penal.

Si bien es cierto, la programación de la agenda para audiencias es esencial


en los procesos penales de adolescentes, también lo es que lo determinante
es la presencia de los funcionarios de justicia penal juvenil en las mismas;
pues al garantizar su presencia, se evita la suspensión y, por consiguiente,
la interrupción y/o aplazamiento de los procesos.

Las personas encargadas de programar la agenda para las audiencias en


los juzgados de primera instancia especializados son: la secretaria y el
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 155

juez. «Dentro de las nuevas disposiciones debe nombrarse al secretario,


pero el juez es el director. Si el juez le da la oportunidad al secretario, que
ahora es el gerente administrativo, o delega la responsabilidad en él, podría
haber una mala aplicación. Porque el juez sabe el tiempo que dura cada
167
audiencia» . En este sentido, el juez programa su agenda para las
audiencias todos los días.

Se estableció que no existen instructivos o formatos que obliguen a los


jueces a llevar la agenda de determinada forma. Sin embargo, «hay un
reglamento que es un acuerdo de gestión por audiencias proporcionado
por UNICEF con el apoyo de organismos internacionales y la Corte Suprema
de Justicia. El reglamento interno contiene los acuerdos para el
funcionamiento de los juzgados de niñez y adolescencia y adolescentes en
168
conflicto con la ley penal» .

En el caso del Ministerio Público, especialmente en la Fiscalía de menores


o de la niñez, los agentes fiscales son los encargados de programar la
agenda para las audiencias. Pues no existe un instructivo o formato que
los obligue a llevar la agenda de una determinada forma. La periodicidad
con la que las audiencias son programadas, varía de acuerdo a los fiscales,
quienes lo hacen: todos los días o cada semana. La programación «depende
de la afluencia de casos, los requerimientos de las personas y las
169
necesidades» .

Mientras en la Defensa Pública Penal, la persona encargada de programar


la agenda para las audiencias es el asistente o defensor. En esta institución
tampoco existe un instructivo o formato que los obligue a llevar la agenda
de una determinada forma. «Hay una agenda electrónica, pero también
170
llevamos una agenda manual» . La programación de las audiencias en

167 Entrevista realizada a juez especializado.


168 Ibíd.
169 Entrevista realizada a fiscal especializado.
170 Entrevista realizada a defensor especializado.
156 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

las unidades de adolescentes en conflicto con la ley penal de la Defensa


Pública Penal se hace cada semana conforme a las notificaciones.

E. Existencia de mecanismos para asignar causas en las distintas agencias


del sistema
La asignación de carga de trabajo a los funcionarios de las instituciones
del sector justicia debe estar a cargo de oficinas o centros especiales, los
cuales deberían garantizar agilidad en la asignación, en la distribución
equitativa de carga de trabajo y evitar injerencias para asignación por
intereses determinados (ICCPG, 2007:136).

De los jueces que fueron entrevistados, uno de ellos dijo que «no existen
mecanismos para asignar causas, debido a que el juez conoce todos los
171
casos de su jurisdicción» . A diferencia del otro juez, que dijo que «la
asignación de causas es automática y se hace cuando éstas ingresan a la
Comisaría. Todos están conectados por medio de la computadora. El
comisario recibe los documentos, los ingresa al sistema de cómputo,
elabora las carátulas y los asigna a cada oficial. Después, les pido a los
oficiales que me den los procesos para leerlos y darles instrucciones, que
pueden ser por medio de computadora o de forma manual. En mi caso, lo
hago por medio de computadora para que quede claro lo que estoy
172
ordenando» .

Respecto a la calificación del sistema de asignación de causas, los jueces


consideran que es bueno y equitativo. Igual sucede con fiscales y defensores,
quienes creen que el sistema al asignarle una causa a cada uno hace que
todos trabajen.

Los fiscales y defensores afirmaron que existen mecanismos para la


asignación de causas. En el Ministerio Público, la asignación se realiza por

171 Entrevista realizada a juez especializado.


172 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 157

la vía del Sistema Informático de Control del Ministerio Público –SICOMP–


. Pero «en la Fiscalía de menores o de la niñez –interior del país– donde
sólo hay un agente fiscal y un auxiliar, el sistema del SICOMP no se utiliza.
Si hubiera tres auxiliares, el sistema asignaría las causas
173
automáticamente» . Y para la Defensa Pública Penal, «el sistema le va
asignando un caso a cada uno –defensor- conforme estos van
174
ingresando» .

PROFESIONALIDAD DE LAS AGENCIAS DEL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL


JUVENIL
La profesionalidad de las agencias del sistema de justicia penal juvenil se
refiere a que el personal que trabaja en los distintos órganos deberá tener
una formación especializada en derecho, sociología, psicología, criminología
y ciencias del comportamiento y, en todos los casos, orientada a la
175
adolescencia en conflicto con la ley penal . Además, debe conocer la
normativa nacional e internacional en la materia de la niñez y adolescencia.

A. Existencia de carreras profesionales en cada agencia


Los funcionarios del sector justicia que realizan toda una carrera dentro
de las instituciones garantizan mayores niveles de eficiencia en la gestión.
La carrera profesional favorece transparencia institucional en la
designación de personal, asegura la especialización en la labor del
funcionario de justicia y lo estimula en su labor, ya que cree en la promoción
fundada en meritos y preparación académica (ICCPG, 2007:137).

En la siguiente tabla se puede observar la existencia de una carrera


profesional en todas las agencias del sistema de justicia penal juvenil, al
igual que la normativa que las regula:

173 Entrevista realizada a fiscal especializado.


174 Ibíd.
175 Véase artículo 144 LPINA.
158 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Tabla No. 11
Existencia de carreras profesionales en cada agencia y normativas
Agencia Carrera Normativa
Organismo Judicial Carrera judicial Constitución Política y Ley de
la Carrera Judicial
Ministerio Público
Público Carrera fiscal Ley Orgánica del Ministerio
Instituto de la Carrera del Ley de Servicio Público
Defensa Pública defensor público de Defensa Penal
Policía Nacional Civil Carrera policial Ley de la Policía Nacional Civil

Fuente: Organismo Judicial, Ministerio Público, Defensa Pública Penal y Policía Nacional Civil.

B. Criterios y mecanismos de ingreso y selección


La normativa vigente que establece los requisitos mínimos para la
contratación de los funcionarios de las agencias del sector justicia
comprende, tanto méritos académicos como experiencia profesional,
honorabilidad, y la superación de evaluaciones técnicas y hasta físicas
para la obtención de las plazas que resulten vacantes. De tal forma, el
perfil de ingreso tiene sus bases en las normas referidas, al describir las
calidades tanto académicas como morales que los candidatos deben
presentar (ICCPG, 2007:138).

En el Organismo Judicial existen criterios y mecanismos de ingreso y


selección de jueces consistentes en: «evaluaciones establecidas en la ley
176
de la carrera judicial» . Para los jueces este sistema es muy bueno o
regular. La calificación de regular la recibe porque «para los jueces, las
entrevistas realizadas a los usuarios para medir el desempeño contienen
177
aspectos subjetivos».

176 Entrevista realizada a juez especializado.


177 Ibíd.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 159

En el Ministerio Público y en la Defensa Pública Penal también existen


criterios y mecanismos de ingreso y selección de fiscales y defensores.
Para los fiscales, estos criterios y mecanismos están contenidos en la ley
de la carrera fiscal y consisten en «realizar una convocatoria, cumplir con
los requisitos solicitados, ingresar a la base de datos y realizar
178
evaluaciones» . Uno de los fiscales entrevistados dejó en claro que: «los
fiscales no están especializados en niñez y adolescencia, debido a que los
criterios para ser fiscal del Ministerio Público y ser trasladado a cualquier
179
fiscalía, entre ellas la de menores o de la niñez, son los mismos» . Por su
parte, para los defensores, estos consisten simplemente en: «conocer la
180
normativa de adolescentes» .

Los fiscales y defensores califican estos criterios y mecanismos como muy


buenos y buenos. Uno de los fiscales indicó que: «Anteriormente se
detectaban problemas en los procesos de ingreso y selección de fiscales
porque estaban asignando a fiscales que no habían pasado por la carrera
fiscal. Pero en esta administración sí se toman en cuenta los criterios y
181
mecanismos» .

Como se pudo apreciar, si bien existen criterios y mecanismos de ingreso


y selección de funcionarios judiciales, los mismos no están orientados hacia
la especialización en la materia de niñez y adolescencia, indispensable
para conocer y resolver casos de adolescentes en conflicto con la ley penal.

C. Criterios de promoción
Algo fundamental en la profesionalidad de las agencias, es el diseño y
además el seguimiento de criterios de promoción justos, adecuados y
eficaces para los funcionarios. Ello genera, a lo interno, estimulo en el

178 Entrevista realizada a fiscal especializado.


179 Ibíd.
180 Entrevista realizada a defensor especializado.
181 Entrevista realizada a fiscal especializado.
160 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

trabajador así como también identificación con la misión institucional y


motivación para mayores niveles de eficiencia en la gestión, en virtud de
que se ponderan los méritos profesionales (ICCPG, 2007:139).

En el Organismo Judicial existen criterios de promoción de jueces


contemplados en la ley de la carrera judicial. «La Escuela de Estudios
Judiciales fue creada para la promoción de jueces. Se hace una
convocatoria cuando existe la oportunidad de ascender o para nombrar a
jueces en las plazas nuevas. La convocatoria es pública y todas las personas
que cumplen con los requisitos pueden aplicar; y las que ganan son llevadas
a la misma Escuela para recibir una capacitación, son evaluadas y conforme
182
al resultado, son designadas» . Dichos criterios fueron calificados por
los jueces como: excelentes y regulares. Uno de los jueces entrevistados,
indicó que «la promoción es selectiva y poco objetiva por las influencias
183
en la autoridad nominadora» .

En el Ministerio Público y en la Defensa Pública Penal también existen


criterios de promoción de fiscales y defensores. Los primeros deben haber
aprobado la carrera fiscal para optar a otros puestos. La ley de la carrera
fiscal establece los requisitos para ser fiscal de sección o de distrito,
consistentes en: «tener más de 35 años de edad, tener más de cinco años
en el ejercicio profesional o cinco años de haber estado en la institución
como auxiliar fiscal, y estar dentro de la carrera fiscal –haber ganado los
184
exámenes académicos–» . Mientras los segundos sólo deben cumplir con
el requisito de: «ser abogados de pasantía –abogados de formación-
185
durante un tiempo» .

182 Entrevista realizada a juez especializado.


183 Ibíd.
184 Entrevista realizada a fiscal especializado.
185 Entrevista realizada a defensor especializado.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 161

Los criterios de promoción fueron calificados por los fiscales y defensores


como buenos. Sin embargo, los fiscales afirman que: «Existen muchos
aspirantes pero a pocos se les da la oportunidad. No les notifican a tiempo
186
las convocatorias y se da el compadrazgo» . Del mismo modo, los
defensores opinan que el «problema es la carga de trabajo, que es igual
187
para todos» .

D. Sistema de evaluación de desempeño


El ingreso a las agencias no debe ser simplemente una preocupación inicial.
El cumplimiento de sus obligaciones debería ser objeto de análisis periódico
de conformidad con los planes estratégicos y metas institucionales. La
evaluación del desempeño de cada funcionario debería constituir la base
fundamental para la evaluación de secciones, unidades, divisiones, sedes
regionales e, incluso, instituciones a nivel global (ICCPG, 2007:140).

Para empezar, el Organismo Judicial cuenta con un sistema de evaluación


y desempeño de jueces que consiste en: una evaluación interna y externa
cada cinco años; si pasan la prueba los recontratan por otros cinco años.
La misma ley de la carrera judicial lo establece. «Las evaluaciones ahora
son realizadas cada año y los aspectos a evaluar son: tener participación
en seminarios, capacitaciones, maestrías y doctorados. También evalúan
188
las sentencias, entrevistas a usuarios y, sanciones disciplinarias o quejas» .
Para los jueces este sistema es muy bueno.

Asimismo, el Ministerio Público y la Defensa Pública Penal cuentan con un


sistema de evaluación y desempeño de fiscales y defensores. El primero
consiste en «medir la efectividad de los fiscales a través de supervisores,

186 Entrevista realizada a fiscal especializado.


187 Entrevista realizada a defensor especializado.
188 Entrevista realizada a juez especializado.
162 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

revisión de expedientes, actuaciones, casos resueltos y entrevistas a


189
usuarios» . Y el segundo en: «darles capacitaciones a los defensores y
190
evaluarlos en las mismas» . Los fiscales y defensores califican el sistema
como bueno.

CONCLUSIONES
“ Las injerencias internas y externas se dan en todas las agencias
del sistema de justicia penal juvenil, aunque no en la misma
proporción. Estas injerencias influyen en la resolución de los
casos de adolescentes en conflicto con la ley penal. En cuanto a
la gestión, la actualización de nuevos sistemas de comunicación
interinstitucional facilita la presencia de los sujetos procesales
en las audiencias. No obstante, predomina el sistema escrito
como un resabio del sistema inquisitivo. Los espacios de
coordinación interinstitucional son insuficientes, débiles y no se
han institucionalizado. No existen sistemas de apoyo a la gestión
de los operadores de justicia en todas las agencias y la dotación
de recursos y suministros es burocrática.
“ También se identificaron algunos aspectos positivos como la
existencia de una carrera judicial en todas las agencias de
justicia penal juvenil, criterios y mecanismos de selección,
evaluación del desempeño y promoción de funcionarios
judiciales. Sin embargo, se identificó la inexistencia de requisitos
específicos para la selección de funcionarios especializados, que
vulneran las garantías de los adolescentes. Como se pudo
apreciar, si bien existen criterios y mecanismos de ingreso y
selección de funcionarios judiciales, los mismos no están
orientados hacia la especialización en la materia de niñez y
adolescencia, indispensable para conocer y resolver casos de
adolescentes en conflicto con la ley penal.

189 Entrevista realizada a fiscal especializado.


190 Entrevista realizada a defensor especializado.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 163

RESULTADOS

Mario Ávalos Quispal


María Antonieta Cordón

Este aspecto consiste, básicamente, en las respuestas globales dadas por


el sistema de justicia penal juvenil a los conflictos penalmente relevantes
expresados en términos cuantitativos y cualitativos. Su importancia radica
en que denota las respuestas del sistema en el plano real. Es decir, ayuda
a comprender, gracias a su conjunto de variables e indicadores, el nivel
de desarrollo y aplicación del resto de aspectos –normativo, acceso, cultural
y organización y gestión–, lo cual, en términos generales, denota el avance
–cualitativo y cuantitativo– en cuanto al modelo de protección integral; es
decir, el cambio real y paradigmático entre el modelo tutelar y garantista.

Atendiendo a lo anterior, las variables más importantes de este aspecto


se sintetizan en:
“ La capacidad de respuesta del sistema de justicia penal juvenil,
que se refiere a la relación que existe entre casos que ingresan
a las distintas agencias del sistema de justicia y las diferentes
respuestas que obtienen. Como es evidente, este tipo de
información básica, provee elementos para iniciar valoraciones
respecto al nivel de incremento de la criminalidad y la eficacia
de intervención del sistema de justicia penal (ICCPG, 2007:215).
“ La limitación de derechos como respuesta del sistema de justicia
penal juvenil, que se traduce en la respuesta que da el sistema
penal respecto a un conflicto criminalizado, que por lo general
es una restricción a los derechos reconocidos (ICCPG, 2007:229).
164 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Ejemplo de ello, es el sistema de sanciones socioeducativas


establecidas en la LPINA, que constituyen en sí mismas una
privación a derechos reconocidos, y las medidas cautelares,
prescritas en el mismo cuerpo normativo, con la finalidad de
garantizar los resultados del proceso.

CAPACIDAD DE RESPUESTA DEL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL JUVENIL


Esta variable está orientada a determinar la relación entre las distintas
entradas al sistema de justicia penal juvenil y las distintas respuestas que
el sistema provee. Este tipo de información, como ya se indicó, brinda
elementos para iniciar valoraciones respecto al nivel de incremento de la
criminalidad y la eficacia de intervención del sistema de justicia penal
juvenil. El grupo de indicadores que componen esta variable enriquece el
análisis de la información en cuanto a que incorpora la duración del tiempo,
medido en los días en que los órganos jurisdiccionales especializados
responden dentro de cada etapa del proceso.

A. Casos que ingresan al sistema de justicia penal juvenil por tipo


de delito a nivel nacional
Este indicador intenta describir los porcentajes de casos que ingresan al
sistema de justicia penal juvenil y cuáles son los delitos mayormente
cometidos por los adolescentes.

Aquí, como en el Observatorio de justicia penal de adultos (ICCPG,


2007:215-217), es importante resaltar que las funciones del Ministerio
Público, que anteriormente las ejercía la Policía Nacional Civil, permiten
tener conocimiento de los hechos violentos por distintas vías; la primera
es que debido a la expectativa generada, la víctima de un hecho delictivo
ha venido reconociendo a la fiscalía –en este caso fiscalía de menores o
de la niñez– como la agencia adecuada del sistema para acceder a la
justicia; esto aunado al despliegue territorial que actualmente tiene dicha
institución. La segunda, se refiere al hecho que cualquier denuncia recibida
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 165

en la PNC o en algún órgano jurisdiccional, tendría en el caso de acción


pública, que llegar al conocimiento de la fiscalía. Estas dos circunstancias
hacen que la fiscalía de menores o de la niñez del MP se convierta en un
punto de referencia importante para determinar la dimensión de hechos
delictivos de los cuales tiene conocimiento el sistema de justicia penal
juvenil.

Según la Memoria de Labores del Ministerio Público, en el año 2009 se


recibieron 3,615 denuncias a nivel nacional, mientras que en 2010 se
191
recibieron 3,835 . Esta información, hace suponer, como hipótesis, que
pueda existir una tendencia al aumento de casos ingresados al sistema de
justicia penal juvenil.

La información proporcionada por el Organismo Judicial, respecto al año


2010, registra el ingreso de 2,780 casos de adolescentes en los juzgados
de primera instancia especializados. En este caso, la falta de información
de los casos de adolescentes ingresados a los juzgados en el año 2009 no
permite establecer si existe o no una tendencia al aumento.

Independientemente de que se registre un aumento en el ingreso de casos


al sistema, podrían reflejarse dos tendencias ya identificadas en el
Observatorio de Justicia Penal de adultos: la primera, que los mecanismos
de selección del sistema de justicia, en especial del MP y de la PNC, están
cambiando y ya no son los mismos; y la segunda, que a pesar de existir
una pérdida de credibilidad en el sistema de justicia penal juvenil, la
presentación de denuncias ha aumentado –Ministerio Público– por el
número de delitos que también ha aumentado. En el primero de los casos,
habría que transparentar dichas políticas de selección del sistema –que
quizá se pueda realizar en otra investigación a profundidad–; mientras
que el segundo ya encuentra explicación en esta investigación.

191 Las denuncias recibidas en el MP, no constituyen la cantidad de casos ingresados al sistema.
166 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Otro fenómeno que se presenta en el sistema de justicia penal juvenil –


como en el de adultos– es el mecanismo de embudo respecto a los cambios
bruscos que presenta el número de casos en el Ministerio Público y
Organismo Judicial. Tomando el ejercicio realizado en el Observatorio de
Justicia Penal de adultos (ICCPG, 2007:216), se puede considerar el total
de casos ingresados al Ministerio Público, o sea el 100%, luego, en un
segundo nivel del embudo, los casos ingresados a los juzgados de primera
instancia especializados, espacio en el que se toman decisiones durante el
período de investigación; y un tercer nivel, los mismos juzgados
especializados, que sería el espacio durante el cual la decisión, en su
mayoría, es la de emitir un juicio respecto a la condena o absolución.
Dicho esto, en el año 2010, se registra el ingreso de 3,835 casos a la fiscalía
de menores o de la niñez, lo que representa el 100% y; los juzgados de
primera instancia especializados con 2,780 reflejan un 72.5% de esa
cantidad.

Las valoraciones que permiten identificar en mayor medida el mecanismo


de embudo señalado anteriormente, dependen de las políticas de
persecución delimitadas por el MP y la PNC –en especial el primero– por
cada tipo de delito, orientada por el significado de la gravedad social.
Aunque no se tiene conocimiento público de dichas políticas, no es excusa
para realizar una descripción de los delitos de mayor frecuencia, según
estadísticas oficiales.

El Ministerio Público, en sus Memorias de labores –2009 y 2010– no registra


ninguna estadística en cuanto a los delitos más comunes cometidos por
los adolescentes; y el Instituto de la Defensa Pública Penal, no proporcionó
esta información, aún y cuando el requerimiento le fue realizado de forma
escrita.

Sin embargo, el Organismo Judicial y la Policía Nacional Civil, en un intento


por proporcionar una información más exhaustiva, ofrece los siguientes
datos:
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 167

Tabla. No. 12
Delitos cometidos por adolescentes ingresados a la Policía Nacional Civil
y los juzgados de primera instancia de niñez y adolescencia
y adolescentes en conflicto con la ley penal en los años 2009-2010

Fuente: Elaboración propia ICCPG en base a datos proporcionados por la Policía Nacional Civil y
CENADOJ en 2011.

En la tabla anterior se puede apreciar, según datos del Organismo Judicial,


que en el año 2010, los delitos que afectan el patrimonio son los que más
cometen los adolescentes; le siguen en su orden los delitos contra la vida
e integridad de las personas, contra la libertad y la seguridad de las
personas, contra la libertad y la seguridad sexual, tenencia y portación
ilegal de armas, y de narcoactividad. Otro dato relevante es que la mayor
168 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

frecuencia de delitos cometidos se refleja en los hombres con un 90.1%


192
en relación al 9.9% que representan las mujeres .

Según datos de la Policía Nacional Civil, en el año 2010, los delitos que
afectan el patrimonio son los que más cometen los adolescentes;
siguiéndole en su orden los delitos contra la vida e integridad de las
personas. Aunque los siguientes delitos varían, la proporción es mínima,
en su orden: delitos de tenencia y portación ilegal de armas, los delitos
contra la libertad y seguridad de las personas, de narcoactividad, y delitos
contra la libertad y la seguridad sexual. En esta institución no se puede
apreciar la frecuencia de delitos cometidos por hombres en relación a los
cometidos por mujeres, debido a que la información no fue proporcionada
por la Policía Nacional Civil.

B. Casos resueltos con relación a la cantidad de casos ingresados al


sistema de justicia penal juvenil
Este indicador intenta reflejar los porcentajes de los casos resueltos en
relación a la cantidad de casos ingresados al sistema de justicia penal
juvenil. Los casos ingresados son los considerados efectivamente como
delitos, en los cuales el Ministerio Público tendrá que hacer algún esfuerzo
de investigación para determinar las características por las cuales se
comete el delito y el responsable del mismo. Lo que significa que deberán
rechazarse los casos trasladados a los juzgados de paz, por ser constitutivos
193
de faltas y las desestimaciones . Los casos resueltos, por su parte, son
aquellos que reciben una solución de un órgano jurisdiccional especializado,
que implica la posibilidad de producir cosa juzgada, es decir, no retorno a
una investigación (ICCPG, 2007:222). Por lo anterior, en la presente
investigación se considerarán como casos resueltos: los criterios de

192 Según datos proporcionados por el Organismo Judicial sobre delitos cometidos por adolescentes desagregados
por hombres y mujeres.
193 Aquellos casos que se considera que no son constitutivos de delitos sin mayores averiguaciones.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 169

oportunidad reglados, las conciliaciones, las remisiones, los procedimientos


194
abreviados, las sentencias y los sobreseimientos . La tabla siguiente refleja
la relación entre los casos ingresados y los resueltos por el sistema de
justicia penal juvenil:

Tabla No. 13
Relación entre casos ingresados y resueltos por el sistema
de justicia penal juvenil
Año 2010
Casos ingresados 2,780 100%
195
Casos resueltos 1,317 47.4%
196
Otras salidas 1,325 47.7%
Diferencia 138 4.9%
Fuente: elaboración propia ICCPG en base a estadísticas proporcionadas por CENADOJ en 2011.

En la tabla anterior no se puede apreciar que la relación entre casos


ingresados y resueltos varía conforme a los años 2009-2010, debido a que
CENADOJ no proporcionó la información de los casos ingresados en el año
2009. En el 2010 se puede apreciar que fueron resueltos el 47.4% de los
casos ingresados al sistema. Lo anterior sugiere que en el sistema de justicia

194 Aunque en algunas situaciones puede considerarse al archivo como una solución definitiva, es evidente que
no es así. En este tipo de salida hay posibilidades de reabrir los casos en cuanto que procede cuando no se ha
podido determinar al responsable del delito. Por esta razón y porque sólo sirven para engrosar los porcentajes
de casos resueltos, en este trabajo de investigación –como en el Observatorio de justicia penal de adultos–
, no se consideran como salidas definitivas y por tanto, como fundamento de casos resueltos.
195 Este dato incluye: criterio de oportunidad, 210; conciliación, 57; remisión, 45; procedimiento abreviado, 321;
sentencia, 526; y, sobreseimiento, 158. De las sentencias: 489 son condenatorias (425 hombres y 64 mujeres)
y 37 absolutorias (34 hombres y 3 mujeres).
196 Este dato incluye: archivo, 462; clausura provisional, 116; falta de mérito, 108; desistimiento, 62; y
desestimación, 577.
170 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

penal juvenil hay mayor efectividad en la resolución de los casos que en el


197
sistema de justicia penal de adultos .

Ahora bien, tomando en cuenta que el promedio de casos resueltos en el


año analizado –2010– es del 47.4% y que el 47.7% no fue resuelto por
haber tenido una salida distinta (como el archivo, clausura provisional,
falta de merito, desistimiento y desestimación), se obtiene que queda en
el vacío –¿o pendiente de investigar y resolver?– un porcentaje de 4.9%
que ni fue resuelto definitivamente ni obtuvo alguna de las salidas
esbozadas.

C. Duración promedio de procesos dentro del sistema


Este indicador intenta describir el tiempo que el sistema de justicia penal
juvenil tarda en resolver un caso, y ello porque describiendo dicho lapso
se puede medir la capacidad de respuesta del sistema. En principio, debe
admitirse –como en el Observatorio de Justicia Penal de adultos– que la
respuesta del sistema, en especial la aplicación de una sanción penal, no
es inmediata al hecho, sino que entre el mismo y la respuesta media un
tiempo condicionado por dos directrices desde la perspectiva de los
protagonistas del conflicto: el acceso a la justicia y la reparación del daño
a la víctima; y el derecho a ser juzgado en un tiempo razonable para el
adolescente en conflicto con la ley penal. En ambos casos existe un límite
máximo de intervención de la justicia penal, la prescripción, cuyo plazo,
según la pena en algunos casos y el tipo penal en otros, implica la
finalización del tiempo para poder accionar ante la justicia.

Para poder determinar la duración del proceso, es importante identificar


los plazos establecidos en la ley, los cuales pueden servir de guías para

197 Según el Observatorio de Justicia Penal de adultos, la tasa promedio de casos resueltos de 1995 a 2006 es del
9% (ICCPG, 2006:223).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 171

determinar el nivel de desviación respecto de lo que acontece en los casos


198
concretos . Las etapas procesales fundamentales para este estudio son
199
la etapa de investigación, la intermedia y la de juicio , por constituir en
su conjunto el tiempo de duración de los casos desde el auto de
procesamiento hasta la sentencia, la cual fue analizada a través de la
revisión de expedientes.

La etapa de investigación se inicia a partir de que se resuelve por el juzgado


de primera instancia especializado, un auto de procesamiento. Su duración
no puede exceder de dos meses, salvo que se solicite una prórroga de la
investigación por otros dos meses y ésta se otorgue y siempre que el
adolescente se encuentre sujeto a una medida de coerción no privativa de
200
libertad .

La etapa preparatoria se inicia una vez que el Ministerio Público realice


su requerimiento. En ésta, los sujetos procesales tienen derecho a
pronunciarse sobre la solicitud del fiscal. Según la LPINA, esta fase
comprende la realización de una audiencia para la toma de decisión que
significa aceptar el pedido del fiscal, que en caso de acusación significaría
201
una resolución denominada apertura del proceso . En este caso la
202
normativa contempla una duración de 10 días .

La etapa del juicio por su parte, está condicionada y limitada por las
decisiones judiciales relacionadas con la preparación del debate. En primer
lugar, los sujetos procesales están obligados a que, en un plazo no mayor
de cinco días, examinen las actuaciones, los documentos y las cosas

198 Es importante establecer en este punto que los plazos establecidos en la ley, por lo general, deben interpretarse
como máximos, lo cual indica que la acción que desencadena la consecución del proceso puede ejecutarse
dentro del plazo establecido.
199 Además están las etapas de impugnación y ejecución de las sentencias que no serán objeto del presente
estudio.
200 Véase artículos 200 y 203 de la LPINA.
201 Véase artículo 205 LPINA.
202 Véase artículo 204 LPINA.
172 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

secuestradas, ofrezcan pruebas e interpongan las recusaciones que estimen


203
pertinentes ; y en segundo lugar, la programación del debate, cuya
realización deberá programarse dentro de los diez días siguientes a la
204
aceptación de las pruebas . La sentencia deberá pronunciarse dentro de
205
los tres días siguientes de celebrado el debate , salvo que se hayan
ofrecido nuevas pruebas, en cuyo caso se ampliará un plazo de cinco días
206
más para presentarlas y otros tres para resolver definitivamente .

Tomando en cuenta lo anterior, podría resumirse que el proceso de


adolescentes en conflicto con la ley penal desde el auto de procesamiento
hasta la sentencia, según la LPINA, podría durar hasta dos meses y
207
veintiocho días cuando no existe prórroga en el plazo de investigación ;
208
o cuatro meses y veintiocho días cuando sí existe dicho plazo .
Adicionalmente podría suceder que se ofrecieran nuevas pruebas, lo que
ampliaría los plazos anteriores a tres meses y tres días o cinco meses y
209
tres días (respectivamente) .

A partir de la revisión de expedientes, se pudo corroborar que el tiempo


de duración promedio de un proceso de adolescentes en conflicto con la
ley penal, desde el auto de procesamiento hasta que se dicta la sentencia
–absolutoria o condenatoria–, independientemente de haberse o no
210
solicitado prórroga en la investigación es de 10 meses ; duración que se
aleja sustancialmente de los tiempos expuestos anteriormente.

203 Véase artículo 208 LPINA.


204 Véase artículo 211 LPINA.
205 Véase artículo 221 LPINA.
206 Véase artículo 217 LPINA.
207 Los días fueron contabilizados de la siguiente manera: 2 meses de investigación, 10 días de procedimiento
intermedio, 5 días de ofrecimiento de prueba, 10 días para la celebración del debate y 3 días para dictar
sentencia.
208 Los días fueron contabilizados de la siguiente manera: 2 meses de investigación, 2 meses más de prórroga,
10 días de procedimiento intermedio, 5 días de ofrecimiento de prueba, 10 días para la celebración del debate
y 3 días para dictar sentencia.
209 Esto en virtud del plazo de 5 días para el ofrecimiento de las nuevas pruebas.
210 Revisión y análisis de expedientes realizado por el ICCPG en el año 2008.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 173

Lo anterior demuestra que los procesos de adolescentes en conflicto con


la ley penal, bajo salvedades justificadas por incidentes, están lejos de
cumplir con el objetivo de que los mismos se desarrollen con la mayor
211
prontitud y celeridad posible , y sobre todo, que los adolescentes estén
sujetos el menor tiempo posible a procedimientos burocráticos, cuantiosos
y estigmatizantes. Además, demuestra que en los casos en que se
encuentran adolescentes sujetos a una medida de coerción privativa de
libertad, se incumple frontalmente con lo que establece el artículo 183 de
212
la LPINA .

LIMITACIÓN DE DERECHOS COMO RESPUESTA DEL SISTEMA DE JUSTICIA


PENAL JUVENIL
La respuesta del sistema de justicia penal respecto a un delito cometido
por un adolescente es, aunque no se quisiera, una restricción a sus derechos
reconocidos. El sistema sancionatorio compuesto por sanciones
socioeducativas, órdenes de orientación y supervisión, internamiento
terapéutico, privación del permiso de conducir y sanciones privativas de
213
libertad , constituye en sí mismo una privación a derechos
constitucionalmente reconocidos, tales como la libertad y el patrimonio
entre otros. Las medidas de coerción, por su parte, se han prescrito con la
finalidad de garantizar los resultados del proceso afectando la libertad de
las personas. En ese sentido y por tanto, el sistema de sanciones como las
medidas de coerción constituyen un costo social que deberán sufrir algunos
adolescentes, como efecto de la selectividad del sistema, en un supuesto
beneficio de la paz social que implica la intervención punitiva (ICCPG,
2007:229).

211 Véase artículo 142 LPINA.


212 Máxima prioridad. A fin de que el internamiento provisional sea lo más breve posible, los juzgados de
adolescentes en conflicto con la ley penal y los órganos de investigación deberán considerar de máxima
prioridad la tramitación efectiva de los casos en que se recurra internar provisionalmente a un adolescente.
213 Véase artículo 238 LPINA.
174 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

A. Medidas cautelares
Este indicador intenta describir el porcentaje de medidas de coerción
aplicadas dentro del sistema de justicia penal juvenil desagregadas por
tipo de medida y su duración promedio; además, presenta la situación
actual en la aplicación de la medida de coerción privativa de libertad a
nivel nacional. Todo ello, en virtud que su descripción constituye uno de
los elementos más sobresalientes para determinar el funcionamiento del
sistema de justicia penal juvenil.

Dicho lo anterior, es de indicar que la aplicación de las medidas cautelares


está condicionada a garantizar el resultado del proceso, es decir, poder
garantizar las consecuencias jurídicas del delito. El principio general es
que en su forma material restringe derechos de las personas, los cuales,
de conformidad con el artículo 12 de la Constitución Política de la
214
República , solamente pueden restringirse si previamente se ha
desarrollado un juicio frente a juez competente. Por esta importantísima
razón las medidas de coerción, como ya se indicó anteriormente, deben
ser la excepción en la aplicación y no la regla dentro del proceso.

El ordenamiento procesal general –que también aplica a los adolescentes–


ofrece una serie de medidas divididas por etapas: las primeras se
relacionan con una fase previa al inicio formal del proceso, es decir,
acciones de restricción de la libertad que la Policía Nacional Civil o el MP
pueden ejecutar con carácter de urgente: conducción, retención,
215
aprehensión y detención (ICCPG, 2007:229). Ya formalizado un proceso,
mediante un auto de procesamiento en contra del adolescente sindicado,

214 Artículo 12 de la Constitución Política de la República. Derecho de defensa. La defensa de la persona y sus
derechos son inviolables. Nadie podrá ser condenado, ni privado de sus derechos, sin haber sido citado, oído
y vencido en proceso legal ante juez o tribunal competente establecido. Del mismo modo el artículo 20 del
Código Procesal Penal establece que la defensa de la persona o de sus derechos es inviolable en el proceso
penal. Nadie podrá ser condenado sin haber sido citado, oído y vencido en procedimiento preestablecido y
ante tribunal competente, en el que se hayan observado las formalidades y garantías de ley.
215 Véase artículos 87, 255-257 del Código Procesal Penal y 195 de la LPINA.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 175

se puede aplicar alguna de las medidas de coerción previstas para


garantizar el resultado del proceso, como lo es la prisión preventiva u otro
216
tipo de medida cautelar no privativa de libertad .

Tabla No. 14
Medidas de coerción dictadas en los juzgados de primera instancia de
adolescentes en conflicto con la ley penal

Medida de coerción 2009 2010


Obligación de presentarse al tribunal 317 339
Prohibición de salir sin autorización judicial 79 112
Cuidado o vigilancia de persona adulta 515 500
Arresto domiciliario 196 238
Prohibición de concurrir a determinados lugares 63 70
Prohibición de comunicarse con personas determinadas 45 50
Privación de libertad provisional 557 680
Total 1772 1989
Fuente: Elaboración propia ICCPG en base a información de CENADOJ. Organismo Judicial,
Informador Estadístico No. 20 y No. 30.

En la tabla anterior se puede apreciar que las medidas mayormente


utilizadas en los años 2009 y 2010 son la privación de libertad provisional
y el cuidado o vigilancia de persona adulta. La tabla también refleja que
la obligación de presentarse al tribunal se ubica en la tercera posición, y
además que, en 2009 –en relación a 2010– aumenta la cantidad de medidas

216 Véase artículos 179-183 LPINA.


176 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

cautelares de privación de libertad. Aún y cuando la LPINA establece que


la prisión preventiva debe aplicarse como último recurso en los casos de
adolescentes en conflicto con la ley penal, los jueces actualmente la están
aplicando de forma arbitraria, según los preceptos legales. La medida de
prisión provisional, por tanto, constituye una de las más utilizadas por el
sistema de justicia penal juvenil, olvidando su carácter eminentemente
excepcional.

Por otro lado, se analizó la duración de la aplicación de las medidas de


coerción, pues constituye una fuente importante para verificar el grado
de respeto de los derechos de los adolescentes sometidos a un proceso
penal. Lo que se pretende con ello, es resguardar el derecho a ser juzgados
en un tiempo razonable, por la sencilla razón de evitar que las medidas de
coerción se desnaturalicen y se conviertan, de hecho, en una sanción sin
juicio.

La legislación, tanto nacional como internacional, en materia procesal de


adolescentes en conflicto con la ley penal contempla una serie de
mecanismos, incluidos los plazos y obligaciones por parte de los órganos
responsables de la persecución penal y la judicatura, para evitar que la
coerción procesal pueda convertirse en arbitraria. En las etapas previas
al inicio formal del proceso, donde la PNC y el MP tienen autorización
para utilizar algunas medidas de coerción que restringen la libertad de la
personas –incluidos los adolescentes–, los agentes tienen la obligación de
dar aviso a la Corte Suprema de Justicia para que registre dichas actividades
y, sobre todo, de presentar –en este caso– al posible adolescente
transgresor de la ley penal ante el juez inmediatamente después de haber
sido capturado (aprehensión por flagrancia o detención) y ante juez
competente para que pueda ser oído en un plazo de 24 horas (ICCPG,
2007:231).

Una vez dictado el auto de procesamiento, los límites para la aplicación


de las medidas de coerción se presentan en dos sentidos. La primera se
refiere a la prisión provisional, en la cual se indica que la duración máxima
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 177

217
en ningún caso podrá exceder de dos meses –coincidiendo con el plazo
de investigación cuando existe esta medida–. La segunda, se refiere a las
medidas de coerción no privativas de libertad, cuyo plazo no podrá exceder
de cuatro meses –lo que también coincide con el plazo de investigación
prorrogado–.

Sobre la duración de las medidas precautorias de conducción, aprehensión


y detención, no se cuenta con información fidedigna; sin embargo, respecto
a la aplicación de medidas de coerción una vez formalizado el proceso, se
pudo extraer a través del análisis de expedientes que dichas medidas –
independientemente de ser privativas o no de libertad–, duran el tiempo
que se lleva el proceso en resolverse desde el auto de procesamiento
218
hasta que se dicta sentencia ; en ese sentido y tomando en cuenta que el
219
promedio de duración de los procesos es de 10 meses , la duración de
las medidas de coerción también tiene ese promedio, lo que se aleja
sustancialmente de los tiempos expuestos anteriormente.

Lo anterior demuestra que las medidas de coerción aplicadas durante los


procesos de adolescentes en conflicto con la ley penal están lejos de cumplir
el objetivo de asegurar y garantizar la presencia del adolescente en el
proceso, asegurar las pruebas y proteger a la víctima, denunciante o
220
testigos ; al contrario, se han desnaturalizado de tal forma que constituyen
en sí mismas, una sanción antes del juicio.

Adicionalmente, y en cuanto a la medida de privación de libertad, se pudo


221
corroborar que a la fecha del levantado de la información , se

217 Véase artículo 179 LPINA.


218 El proceso de adolescentes en conflicto con la ley penal desde el auto de procesamiento hasta la sentencia
-según la LPINA- podría durar hasta dos meses y veintiocho días cuando no existe prórroga en el plazo de
investigación; o cuatro meses y veintiocho días cuando si existe dicho plazo. Adicionalmente podría suceder
que se ofrecieran nuevas pruebas, lo que ampliaría los plazos anteriores a tres meses y tres días o cinco meses
y tres días respectivamente.
219 Revisión y análisis de expedientes realizado por el ICCPG en el año 2008.
220 Véase artículo 179.
221 Ésta información fue levantada en el año 2010.
178 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

encontraban 1,167 adolescentes cumpliendo dicha medida. Ahora bien,


antes de detallar dichos hallazgos es importante resaltar que los centros
de internamiento –tanto provisional como sancionatorio–, que en total
son cuatro, se encuentran concentrados en el departamento de Guatemala
y que de esta cantidad solamente uno es dedicado al resguardo de
222
adolescentes mujeres .

B. Población adolescente privada de libertad


La aplicación de la privación de libertad –provisionales y sancionados–
aumentó en el año 2010 –en comparación del año 2009–, probablemente
por el aumento de la violencia e inseguridad en el país, que tiene como
consecuencia el aumento de la criminalización, aún y cuando su aplicación
contradice los principios normativos nacionales e internacionales en
materia de niñez y adolescencia. En la siguiente tabla se puede observar
que el aumento de la privación de libertad se dio de forma generalizada,
tanto en los casos de adolescentes hombres, como en los de adolescentes
mujeres.

222 Para el efecto, tomar en cuenta lo que establece el artículo 8 de las Reglas Mínimas para el Tratamiento de
Reclusos: los reclusos pertenecientes a categorías diversas deberán ser alojados en diferentes
establecimientos o en diferentes secciones dentro de los establecimientos, según su sexo y edad, sus
antecedentes, los motivos de su detención y el trato que corresponda aplicarles. Es decir que: a) Los hombres
y las mujeres deberán ser recluidos, hasta donde fuere posible, en establecimientos diferentes; en un
establecimiento en el que se reciban hombres y mujeres, el conjunto de locales destinado a las mujeres
deberá estar completamente separado; b) Los detenidos en prisión preventiva deberán ser separados de los
que están cumpliendo condena (Celebrado en Ginebra en 1995 y aprobadas por el Consejo Económico y Social
en sus resoluciones 663C -XXIV- de 31 de julio de 1957 y 2076 -LXII- de 13 de mayo de 1977).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 179

Tabla No. 15
Población adolescente privada de libertad a nivel nacional y por centro
Años 2009-2010

Fuente: Elaboración propia en base a información proporcionada por los Centros de Privación de
Libertad a través de la SBS en 2011.

En la tabla anterior se puede apreciar que de los 1,167 adolescentes


privados de libertad –provisionales y sancionados– en el año 2010; 1,055
son hombres y 112 mujeres. Pero lejos de ello, lo verdaderamente
importante es que de los cuatro centros descritos solamente el primero
fue creado para el internamiento provisional. El resto de los centros, o
más bien las autoridades competentes, están incumpliendo con lo
establecido en el artículo 182 de la LPINA, cuando establece que a los
adolescentes que se les aplique la medida de privación de libertad
provisional deberán ser remitidos a un centro especial de custodia y que
en ningún caso podrán ser remitidos al mismo lugar del centro especial de
cumplimiento.
180 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

C. Perfil de adolescentes a los que se aplica privación provisional


Adicionalmente se pudo establecer que entre los adolescentes
entrevistados (29) que actualmente se encuentran cumpliendo una medida
cautelar de privación de libertad provisional, son en su mayoría hombres
(28); heterosexuales (29), de entre 15 y 17 años de edad (22); solteros
223
(25); sin hijos (23); guatemaltecos (28); ladinos (16) ; comprenden y
hablan el idioma español (26); residentes de distintas zonas de la Ciudad
Capital, entre ellas: 3, 5, 6, 7, 11, 12, 18 y 21 (19); saben leer y escribir
(26); con estudios primarios (17); estudiaban o trabajaban antes de ser
detenidos (27); vivían con algún familiar (29); no pertenecen o han
224
pertenecido a una mara o pandilla (16); no tienen tatuajes (18) y fueron
detenidos por primera vez (17).

En base a lo anterior, se puede establecer el siguiente perfil de los


adolescentes privados de libertad: son adolescentes hombres,
heterosexuales, tienen entre 15 y 17 años, solteros, sin hijos, guatemaltecos,
que se identifican como ladinos, comprenden y hablan el idioma español,
residentes de la Ciudad Capital, saben leer y escribir, han terminado o
cursado algún grado del nivel primario, se dedicaban a estudiar o trabajar
antes de ser detenidos, vivían con algún familiar, no han pertenecido ni
pertenecen a una mara o pandilla, no tienen tatuajes y fueron detenidos
por primera vez.

D. Población sancionada con sanciones socioeducativas


Este indicador intenta describir el número y porcentaje de adolescentes
sancionados y el tipo de sanciones impuestas; específicamente, presenta
la situación actual en la aplicación de la sanción socioeducativa de
privación de libertad.

223 Aunque hay un buen número que se considera indígena (7).


224 También un buen número pertenece o ha pertenecido a una mara o pandilla (13) y tienen tatuajes (10).
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 181

No se contó con información sobre las sanciones específicas aplicadas a


partir del delito cometido. La única información disponible fue la
proporcionada por los Centros de Privación de Libertad a través de la
Secretaría de Bienestar Social, quien reportó que, entre 2009 y 2010, se
dictaron 629 sentencias condenatorias, como se detalla a continuación:

Tabla No. 16
Número y porcentaje de personas sancionadas y tipo de sanciones
impuestas(Sanciones socioeducativas)Años 2009-2010
Sanción Total 2009 Porcentaje Total 2010 Porcentaje
Libertad asistida 222 70.5 % 276 87.9%
Prestación de servicios
a la comunidad 81 25.7% 30 9.6%
Órdenes de orientación
y supervisión 12 3.8% 8 2.5%
Total 315 100% 314 100%
Fuente: Elaboración propia en base a información proporcionada por los Centros de Privación de
Libertad a través de la Secretaría de Bienestar Social en 2011.

En esta tabla se puede apreciar que de las sanciones socioeducativas, la


libertad asistida es la más aplicada, siguiéndole en su orden la prestación
de servicios a la comunidad y las órdenes de orientación y supervisión. En
el apartado anterior se determinó que la privación de libertad provisional
es aplicada por los jueces en la mayoría de los casos, y sólo en una minoría,
las sanciones socioeducativas; lo cual, en principio, es negativo si en forma
proporcional aumenta la privación de libertad provisional y disminuye la
cantidad de salidas alternativas. Esto es congruente con la opinión de los
funcionarios, en el sentido que la privación de libertad es actualmente la
sanción más efectiva, de lo contrario no la aplicarían como lo están
haciendo actualmente.
182 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

Otro de los extremos analizados es el número de población de adolescentes


que actualmente se encuentran cumpliendo una sanción privativa de
libertad en uno de los centros de internamiento especializado con relación
a la capacidad del centro. Aunque estas cifras son relativas, debido a que
no existe una separación entre centros de privación de libertad provisional
y centros de privación de libertad definitiva. La LPINA, como se ha indicado
en reiteradas ocasiones, sí contempla esta separación; sin embargo, en la
práctica ocurre lo contrario, como también ha quedado evidenciado. La
tabla siguiente, por tanto, refleja cifras parciales, por la razón expuesta.

Tabla No. 17
Número de población privada de libertad
–provisional y definitiva– con relación a la capacidad del centro
Año 2010
Centros de Privación de Libertad Capacidad Población
por Centro privada de libertad
Centro Juvenil de Detención
Provisional -CEJUDEP- No hay datos 777
Centro Juvenil de Privación de
Libertad para Varones
-CEJUPLIV- Etapa II 236 192
Centro Juvenil de Privación de
Libertad para Varones II
-CEJUPLIV II- ANEXO 120 86
Centro Juvenil de Privación de
Libertad para Mujeres -CEJUPLIV- 80 112
1167
Fuente: Elaboración propia en base a información proporcionada por los Centros de Privación de
Libertad a través de la SBS en 2011.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 183

En esta tabla se puede apreciar, en primer lugar, que estos centros son los
mismos en los que se cumplen las medidas de privación de libertad
provisional y la privación de libertad definitiva. En segundo lugar, que el
número de adolescentes hombres es muy superior al de las adolescentes
mujeres. Y en tercer lugar, que a partir de datos presentados en el informe
sobre la privación de libertad en 2007 por el ICCPG (en el que se establecía
que, al 01 de septiembre de 2006, se encontraban 95 adolescentes
cumpliendo sanción privativa de libertad), se puede inferir que la población
ha aumentado. Se determinó que no existe sobrepoblación en los centros
de privación de libertad, a excepción del Centro Juvenil de Detención
Provisional –CEJUDEP– por no contar con datos sobre la capacidad del
centro.

Ahora bien, es de aclarar que, tanto en el caso de las medidas de privación


de libertad provisional como en el de las sanciones de prisión en centro
especializado, la aplicación es muy volátil y puede responder a una política
específica de prevención general negativa u otro tipo de situaciones
coyunturales.
184 Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala

CONCLUSIONES
“ Los resultados que ofrece el sistema de justicia penal juvenil se
pueden sintetizar en que existe una notable desproporción entre
los casos que ingresan a las distintas agencias y los que son
resueltos definitivamente; es decir, existe un porcentaje de casos
que, año con año, se van acumulando e incrementando y generan
una sobrecarga de trabajo para los operadores de justicia, lo
cual repercute directamente en su eficiencia y eficacia.
“ Finalmente, quedó patentizado que se sigue privilegiando la
aplicación de la privación de libertad provisional, aún y cuando
la ley establece que sólo debe aplicarse como último recurso
en los casos de adolescentes en conflicto con la ley penal, por lo
que los jueces la aplican de forma arbitraria, según los preceptos
legales. La medida de prisión provisional, por tanto, constituye
una de las medidas más utilizadas por el sistema de justicia penal
juvenil, olvidando su carácter eminentemente excepcional.
Observatorio de Justicia Penal Juvenil en Guatemala 185

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