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DESOBEDIENCIA

La desobediencia se regula en dos artículos del Código Penal guatemalteco. Primero figura
en el artículo 414 y luego en el artículo 420. El último de los artículos referidos, se enmarca
dentro de los delitos cometidos por funcionarios o por empleados públicos. A continuación
se hace una breve aproximación a cada uno de ellos.

Desobediencia

El artículo 414 del Código Penal dispone que comete el delito de desobediencia cualquier
persona que desobedeciere abiertamente una orden de un funcionario, autoridad o agente
de autoridad, dictada en el ejercicio legítimo de sus atribuciones. La sanción que debe
imponerse a quien se encuentre responsable de su comisión es multa de cinco mil a
cincuenta mil quetzales.

Los elementos que integran el tipo penal de desobediencia son los que a continuación se
detallan:

El sujeto activo puede ser cualquier persona que decide desobedecer una orden emanada de
funcionario, autoridad o agente de autoridad competente para emitirla.

El sujeto pasivo está predeterminado por la ley, tiene que ser el funcionario, autoridad o
agente de autoridad, en el ejercicio de sus atribuciones.

El bien jurídico tutelado en este caso lo es la administración pública. Con el término


administración pública (Bobbio et al, 2015: 12) se intenta designar en un sentido amplio el
conjunto de las actividades directamente pre ordenadas para la concreta persecución de las
tareas y de lo‘ fines que se consideran de interés público o común en una colectividad o en
un ordenamiento estatal. Desde el punto de vista de las actividades, la noción de a. pública
corresponde, por lo tanto, a una gama muy extendida de acciones que interesan a la
colectividad estatal que, por un lado, comprende a las actividades de gobierno que
desarrollan poderes de decisión y de mando, y aquellas de inmediato auxilio para el
ejercicio del gobierno mismo y, por otra parte, a las actividades de actuación de las
finalidades públicas, como las señalan las leyes y los actos de gobierno, en forma de precisa
disciplina jurídica de las actividades eco nómicas y sociales o en la forma específica de
cumplimiento de intervenciones en el mundo real (trabajos, servicios, etc.) o de
comportamientos técnico-materiales, así como el control de la actuación de esas finalidades
(salvo los controles de carácter político y jurisdiccional).

El elemento subjetivo o interno esta dado por la voluntad del activo (dolo específico) de
desobedecer abiertamente una orden de funcionario, autoridad o agente de autoridad, en el
ejercicio de sus atribuciones. Por su lado el elemento material se configura precisamente
por realizar el acto de desobediencia al que se ha hecho referencia.
Entonces, se trata de un delito que bien puede considerarse de acción o también puede serlo
por omisión, pues el activo puede realizar movimientos corporales para su comisión o bien,
adoptar una conducta eminentemente pasiva y por completo inactiva.

Como lo explica Escobar (2015:475) el verbo rector desobedecer equivale al


incumplimiento de una orden o mandato emanado de funcionario, autoridad o sus agentes,
mandato que requiere para su legitimidad, revestir las formalidades legales y emitirse
dentro del marco de competencias de quien lo da. El relacionado autor indica que dicha
orden debe tener naturaleza concreta y destinarse en particular al sujeto que debe
obedecerla. Así las cosas, se ha de insistir en que la legitimidad de la orden radica en que
quien ordena es competente para hacerlo y ello provoca el deber correlativo de acatamiento.

Desobediencia de funcionario o empleado público

El artículo 420 del Código Penal regula el delito de desobediencia de funcionario o


empleado público. Indica que se comete no dando cumplimiento a sentencias, resoluciones
u órdenes de autoridad superior dictadas dentro de los límites de su respectiva competencia
y revestidas de las formulaciones legales. El responsable de este delito será sancionado con
pena de prisión de uno a tres años, multa de cinco mil a veinte mil quetzales e
inhabilitación especial.

La diferencia de la desobediencia regulada en el artículo 414 y la contemplada en el


artículo 420, ambos del Código Penal, radica en la relación de subordinación que existe en
el último caso. La orden o mandato debe ser emitida por cualquier autoridad que tiene
competencia para exigir que se realice determinada conducta. Considérese a manera de
ejemplo que un órgano jurisdiccional penal puede ordenar la detención de una persona,
mientras que el director general de la Policía Nacional Civil no es competente para hacerlo.
Caso excepcional lo constituye, en el ejemplo propuesto, cuando se trata de delitos
flagrantes. No sobra decir que la orden o mandato debe reunir todas las formalidades
requeridas por la ley para que se pueda exigir su cumplimiento y su contenido debe ser
legal y jurídicamente posible de realizar (Escobar, 2015:484-485).

En este delito el verbo rector es negar. Conforme el Diccionario de la Lengua Española, por
este vocablo se debe entender: 1. tr. Decir que algo no existe, no es verdad o no es como
alguien cree o afirma. 2. tr. Dejar de reconocer algo, no admitir su existencia. 3. tr. Decir
que no a lo que se pretende o se pide, o no concederlo. 4. tr. Prohibir o vedar, impedir o
estorbar. 5. tr. Olvidarse o retirarse de lo que antes se estimaba y se frecuentaba. 6. tr.
Dicho de un reo preguntado jurídicamente acerca de un delito de que se le hace cargo: No
confesarlo. 7. tr. Desdeñar, esquivar algo o no reconocerlo como propio. 8. tr. Ocultar,
disimular. 9. prnl. Excusarse de hacer algo, o rehusar el introducirse o mezclarse en ello.
10. prnl. Dicho de una persona: No admitir a quien va a buscarla a su casa, haciendo decir
que está fuera.

De las acepciones transcritas, la que más se ajusta al tenor del artículo estudiado es la que
figura a número 3, es decir, la que indica que por negar se puede entender: Decir que no a
lo que se pretende o se pide, o no concederlo. También puede considerarse la acepción
correspondiente al número 7: Desdeñar, esquivar algo o no reconocerlo como propio.

El sujeto activo esta predeterminado, es necesario que sea funcionario o empleado público.
Por funcionario se puede entender a toda persona que desempeña una función o servicio,
por lo general público. Así las cosas, por funcionario público debe entenderse a quien
desempeña una función pública. El tratadista Mayer entiende por función pública “un
círculo de asuntos que deben ser regidos por una persona ligada en el Estado por la
obligación de Derecho Público de servirle” (Martínez, 2014:199-200).

En palabras de De León y De Mata (2008:621), el calificativo “debido” sobra, por cuanto


que el propio tipo penal regula que tales resoluciones u órdenes hayan sido dictadas dentro
de las competencias de la autoridad superior y revestidas de las formalidades legales.
Llaman la atención éstos autores a que las sentencias, resoluciones u órdenes provengan de
una autoridad jerárquicamente superior conforme a la ley, que aquella que incumple o
desobedece la orden, resolución o sentencia.

Ahora, respecto al elemento subjetivo, la intención se integra por querer negarse a dar
cumplimiento a la resolución, orden o sentencia de autoridad superior sabiendo que lo es y
que esta revestida de las formalidades legales.

Politoff, Matus y Ramírez (2005:532-533) indican que el delito de desobediencia establece


un régimen de obediencia relativa para los funcionarios judiciales, dentro del ámbito de su
competencia. Se trata solamente de cumplir órdenes emanadas de las facultades
jurisdiccionales, económicas y disciplinarias de los tribunales superiores de justicia. El
deber es relativo en los términos que señala la disposición legal, permitiendo la suspensión
y representación de la orden cuando es "evidentemente contraria a las leyes", se duda
acerca de su autenticidad, o aparezca que ha sido obtenida a través de engaño o "se tema
con razón que de su ejecución resulten males que el superior no pudo prever". La
insistencia libera al que cumple de toda responsabilidad. Sin embargo, en ningún caso se
está obligado a cumplir órdenes que comprometan la comisión de un delito, salvo los de
prevaricación en la dictación de un fallo o resolución judicial señalados en los números
anteriores, que cometidos por un tribunal superior pueden ser mandados a cumplir al
inferior con la fuerza de la cosa juzgada, lo que constituye una es- pecial forma de
inexigibilidad de otra conducta.

Alemania, Austria, Suiza, Francia y Portugal, no tienen tipificado un delito específico


de desobediencia de funcionarios, que só lo es castigado mediante el derecho
administrativo. La ú nica excepció n a esta tendencia generalizada en el derecho
europeo comparado es el primer pá rrafo del artículo 328 Código Penal Italiano, que
establece que el funcionario o encargado de un servicio pú blico que indebidamente
deniega un acto de su profesió n que por razones de justicia o de seguridad pú blica o
de orden pú blico o de higiene y sanidad debe ser cumplido sin dilació n, está penado
con reclusió n de 6 meses a dos añ os.

Segú n lo expresa Javato Martin, (2014), “Sujeto activo del delito es el funcionario
(Pubblico ufficiale) y el encargado de un servicio público. Ambos aparecen definidos de
manera auténtica en los arts. 357 y 358 del Código Penal italiano, preceptos que se
decanta por una noción estrictamente penal (“a los efectos penales”) y de carácter
funcional (Pubblico ufficiale y encargado de un servicio público son aquellos que
desempeñan una función o un servicio público). La acción consiste en denegar
indebidamente determinados actos de oficio que podríamos catalogar de “cualificados”.
Estos actos taxativamente enumerados en la propia disposición serían los motivados por
razones de justicia, de seguridad pública, de orden público o de higiene y sanidad. Por
razones de justicia se entiende no sólo la actividad jurisdiccional de los jueces sino la
actuación del derecho objetivo por parte del Ministerio Público o de la Policía Judicial. El
concepto de seguridad pública comprende aquellas funciones de policía dirigidas a
preservar la seguridad del ciudadano y su integridad, a tutelar la propiedad, a prestar
auxilio en caso de siniestros y a prevenir delitos (Art. 1 de la Ley de Seguridad Pública‐
T.U.L.P.S‐, Texto Único de 18 de junio de 1931). Las razones de orden público son
aquellas concernientes a la tutela de la tranquilidad pública y de la paz social. Por
último, las razones de higiene y sanidad atienden a la prevención y cura de
enfermedades. Para que esté presente el tipo debe existir un previo requerimiento o
petición de cumplimiento del acto, que pueden provenir tanto de un particular, de otro
funcionario o administración, o también de la orden de un superior jerárquico. Bien
entendido que en este último caso, el de la negativa a cumplir una orden del superior, la
“Corte di Cassazione” ha subrayado que debe tener efectos externos, esto es, debe
acarrear un perjuicio para terceros, pues si sólo ocasiona una mera violación de los
deberes del oficio sin relevancia negativa externa alguna únicamente se podrá acudir a
la vía disciplinaria.En cuanto a la conducta típica, el “rifiuto”, puede consistir tanto en
una negativa expresa como en una negativa tácita o implícita. La negativa implícita
tiene lugar cuando el sujeto activo efectúa actos que evidencian su voluntad de no
cumplimiento. Se discute si la mera inacción puede catalogarse de “rifiuto” implícito. La
jurisprudencia y la doctrina se encuentran divididas al respecto. Hay que resaltar que
para que tenga trascendencia penal esta negativa debe ser indebida, es decir, que no esté
justificada ni legalmente ni por un acto de la autoridad competente ni por la absoluta
imposibilidad de cumplimiento del acto. El delito del art. 328 CPi precisa además que el
acto del oficio o del servicio deba ser cumplido de manera urgente. La urgencia se
determina en función del daño o del peligro, naturalístico o jurídico que el retardo puede
provocar. Ahora bien no es necesario que se verifique efectivamente el daño dada la
naturaleza de delito de peligro de la infracción estudiada”.

El bien jurídico tutelado señ ala cual es el objeto de tutela jurídica que se busca
proteger con el tipo delictivo. Para el caso del delito de desobediencia éste sería el
bien que se quiere proteger contra la lesió n descrita, que es la desobediencia de una
resolució n judicial por parte de la autoridad pú blica
Bobbio, N., et al. (2015) Diccionario de Política. México: Siglo XXI & Comisió n
Bicameral del Sistema de Bibliotecas del Congreso de la Unió n.

Casulleras, F. (2015) El delito de desobediencia por autoridad pú blica a resoluciones


judiciales (art. 410 CP). Aná lisis doctrinal y jurisprudencial tras la Sentencia del
Tribunal Supremo no 177/2017, de 22 marzo (Caso Homs). Disponibilidad y acceso:
http://openaccess.uoc.edu/webapps/o2/bitstream/10609/71267/6/fcasullerasTFM
1217memoria.pdf

De Leó n V., y De Mata F. (2008) Derecho Penal Guatemalteco. (18ª edició n)


Guatemala: Magna Terra editores

Escobar, F. (2015) Compilaciones de derecho penal parte especial. (6ª edició n)


Guatemala: Magna Terra editores.

Martínez, A. (2014) Diccionario jurídico bá sico. (2ª edició n) Buenos Aires: Heliasta.

Politoff, S. Et al (2005) Lecciones de derecho penal parte especial. (2ª edició n) Chile:
Editorial Jurídica de Chile.

Real Academia Españ ola (2018) Diccionario de la Lengua Españ ola. Disponibilidad y
acceso en http://dle.rae.es/?w=diccionario

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