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La desobediencia se regula en dos artículos del Código Penal guatemalteco. Primero figura
en el artículo 414 y luego en el artículo 420. El último de los artículos referidos, se enmarca
dentro de los delitos cometidos por funcionarios o por empleados públicos. A continuación
se hace una breve aproximación a cada uno de ellos.
Desobediencia
El artículo 414 del Código Penal dispone que comete el delito de desobediencia cualquier
persona que desobedeciere abiertamente una orden de un funcionario, autoridad o agente
de autoridad, dictada en el ejercicio legítimo de sus atribuciones. La sanción que debe
imponerse a quien se encuentre responsable de su comisión es multa de cinco mil a
cincuenta mil quetzales.
Los elementos que integran el tipo penal de desobediencia son los que a continuación se
detallan:
El sujeto activo puede ser cualquier persona que decide desobedecer una orden emanada de
funcionario, autoridad o agente de autoridad competente para emitirla.
El sujeto pasivo está predeterminado por la ley, tiene que ser el funcionario, autoridad o
agente de autoridad, en el ejercicio de sus atribuciones.
El elemento subjetivo o interno esta dado por la voluntad del activo (dolo específico) de
desobedecer abiertamente una orden de funcionario, autoridad o agente de autoridad, en el
ejercicio de sus atribuciones. Por su lado el elemento material se configura precisamente
por realizar el acto de desobediencia al que se ha hecho referencia.
Entonces, se trata de un delito que bien puede considerarse de acción o también puede serlo
por omisión, pues el activo puede realizar movimientos corporales para su comisión o bien,
adoptar una conducta eminentemente pasiva y por completo inactiva.
En este delito el verbo rector es negar. Conforme el Diccionario de la Lengua Española, por
este vocablo se debe entender: 1. tr. Decir que algo no existe, no es verdad o no es como
alguien cree o afirma. 2. tr. Dejar de reconocer algo, no admitir su existencia. 3. tr. Decir
que no a lo que se pretende o se pide, o no concederlo. 4. tr. Prohibir o vedar, impedir o
estorbar. 5. tr. Olvidarse o retirarse de lo que antes se estimaba y se frecuentaba. 6. tr.
Dicho de un reo preguntado jurídicamente acerca de un delito de que se le hace cargo: No
confesarlo. 7. tr. Desdeñar, esquivar algo o no reconocerlo como propio. 8. tr. Ocultar,
disimular. 9. prnl. Excusarse de hacer algo, o rehusar el introducirse o mezclarse en ello.
10. prnl. Dicho de una persona: No admitir a quien va a buscarla a su casa, haciendo decir
que está fuera.
De las acepciones transcritas, la que más se ajusta al tenor del artículo estudiado es la que
figura a número 3, es decir, la que indica que por negar se puede entender: Decir que no a
lo que se pretende o se pide, o no concederlo. También puede considerarse la acepción
correspondiente al número 7: Desdeñar, esquivar algo o no reconocerlo como propio.
El sujeto activo esta predeterminado, es necesario que sea funcionario o empleado público.
Por funcionario se puede entender a toda persona que desempeña una función o servicio,
por lo general público. Así las cosas, por funcionario público debe entenderse a quien
desempeña una función pública. El tratadista Mayer entiende por función pública “un
círculo de asuntos que deben ser regidos por una persona ligada en el Estado por la
obligación de Derecho Público de servirle” (Martínez, 2014:199-200).
Ahora, respecto al elemento subjetivo, la intención se integra por querer negarse a dar
cumplimiento a la resolución, orden o sentencia de autoridad superior sabiendo que lo es y
que esta revestida de las formalidades legales.
Segú n lo expresa Javato Martin, (2014), “Sujeto activo del delito es el funcionario
(Pubblico ufficiale) y el encargado de un servicio público. Ambos aparecen definidos de
manera auténtica en los arts. 357 y 358 del Código Penal italiano, preceptos que se
decanta por una noción estrictamente penal (“a los efectos penales”) y de carácter
funcional (Pubblico ufficiale y encargado de un servicio público son aquellos que
desempeñan una función o un servicio público). La acción consiste en denegar
indebidamente determinados actos de oficio que podríamos catalogar de “cualificados”.
Estos actos taxativamente enumerados en la propia disposición serían los motivados por
razones de justicia, de seguridad pública, de orden público o de higiene y sanidad. Por
razones de justicia se entiende no sólo la actividad jurisdiccional de los jueces sino la
actuación del derecho objetivo por parte del Ministerio Público o de la Policía Judicial. El
concepto de seguridad pública comprende aquellas funciones de policía dirigidas a
preservar la seguridad del ciudadano y su integridad, a tutelar la propiedad, a prestar
auxilio en caso de siniestros y a prevenir delitos (Art. 1 de la Ley de Seguridad Pública‐
T.U.L.P.S‐, Texto Único de 18 de junio de 1931). Las razones de orden público son
aquellas concernientes a la tutela de la tranquilidad pública y de la paz social. Por
último, las razones de higiene y sanidad atienden a la prevención y cura de
enfermedades. Para que esté presente el tipo debe existir un previo requerimiento o
petición de cumplimiento del acto, que pueden provenir tanto de un particular, de otro
funcionario o administración, o también de la orden de un superior jerárquico. Bien
entendido que en este último caso, el de la negativa a cumplir una orden del superior, la
“Corte di Cassazione” ha subrayado que debe tener efectos externos, esto es, debe
acarrear un perjuicio para terceros, pues si sólo ocasiona una mera violación de los
deberes del oficio sin relevancia negativa externa alguna únicamente se podrá acudir a
la vía disciplinaria.En cuanto a la conducta típica, el “rifiuto”, puede consistir tanto en
una negativa expresa como en una negativa tácita o implícita. La negativa implícita
tiene lugar cuando el sujeto activo efectúa actos que evidencian su voluntad de no
cumplimiento. Se discute si la mera inacción puede catalogarse de “rifiuto” implícito. La
jurisprudencia y la doctrina se encuentran divididas al respecto. Hay que resaltar que
para que tenga trascendencia penal esta negativa debe ser indebida, es decir, que no esté
justificada ni legalmente ni por un acto de la autoridad competente ni por la absoluta
imposibilidad de cumplimiento del acto. El delito del art. 328 CPi precisa además que el
acto del oficio o del servicio deba ser cumplido de manera urgente. La urgencia se
determina en función del daño o del peligro, naturalístico o jurídico que el retardo puede
provocar. Ahora bien no es necesario que se verifique efectivamente el daño dada la
naturaleza de delito de peligro de la infracción estudiada”.
El bien jurídico tutelado señ ala cual es el objeto de tutela jurídica que se busca
proteger con el tipo delictivo. Para el caso del delito de desobediencia éste sería el
bien que se quiere proteger contra la lesió n descrita, que es la desobediencia de una
resolució n judicial por parte de la autoridad pú blica
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