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Título: Tutela judicial efectiva: violencia familiar y medidas precautelares


Autor: Ugarte, Luis A.
Publicado en: DFyP 2019 (julio), 15/07/2019, 19
Cita Online: AR/DOC/1501/2019
Sumario: I. Enseñanza del derecho y prevención contra la violencia familiar.— II. Tutela judicial efectiva.— III.
Fuentes internacionales de prevención de la violencia.— IV. El derecho interno.— V. La ley 24.417.— VI. Las
medidas autosatisfactivas o precautelares.— VII. La audiencia con el denunciado.— VIII. El diagnóstico de
interacción familiar.— IX. Las medidas autorizadas a título ejemplificativo.— X. Otros supuestos de medidas
adoptadas.— XI. La ley brasileña María da Penha.— XII. Colofón.
(*)

I. Enseñanza del derecho y prevención contra la violencia familiar


La enseñanza del derecho en la materia de prevención de la violencia doméstica no debe prescindir, en
primer lugar, del estudio de la ley.
Si bien es cierto la ley no es todo en el derecho también lo es que no debe descuidarse el estudio de todas
sus fuentes.
La ley usualmente prima sobre las otras fuentes del derecho, pero es muy importante conocer la
interpretación dada por los tribunales y a ello se debe dirigir la investigación del docente y del alumno, por lo
que el estudio de la jurisprudencia permite una mejor aplicación de los instrumentos legales.
Ligado a esto, la práctica es también relevante en la enseñanza del derecho y por eso hace muchos años
escribimos un libro de Casos de Derecho Sucesorio. Dar encuadre jurídico adecuado a determinada situación de
hecho, seleccionar el instrumento legal aplicable y lograr la admisión de las pretensiones es una gimnasia propia
del abogado y de necesaria ejercitación docente (1).
Los abogados deben fomentar la aptitud crítica para poder mejorar la aplicación de la ley, analizar los temas
desde distintos ángulos, y los docentes motivar a los alumnos para convertirlos en operadores jurídicos de los
temas que nos convocan.
Es por ello que elegí un tema bien concreto para señalar algunas reflexiones, pero que me parece motivador
de posteriores estudios e investigaciones, como lo es la tutela judicial efectiva y las medidas precautelares en
escenarios de violencia intrafamiliar.
Entiendo que el derecho es un instrumento del cambio en la sociedad. Por eso, cuanto más conozcamos de
estos temas, mayor difusión y aplicación le daremos y mayor desarrollo tendrá entre los abogados y la población
en general, para que el afectado tenga fácil acceso a la justicia y obtenga soluciones rápidas en un tema de tanta
trascendencia social.
II. Tutela judicial efectiva
Uno de los objetivos a los que apunta el nuevo derecho de familia y que se refleja en los principios generales
de los procesos de familia es el de respetar la mayor tutela judicial efectiva (art. 706, Cód. Civ. y Com.) (2).
Se incluyen en el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, principios procesales que rigen el
procedimiento de familia, que sirven de pauta de interpretación para todos los operadores del fuero (3).
El principio de la tutela judicial efectiva está ya contenido en los Tratados Internacionales que conforman el
bloque de constitucionalidad, de manera que se encuentra reconocido como derecho humano.
El art. 8.1 del Pacto de San José de Costa Rica, establece que la tutela judicial efectiva implica el derecho a
ser oído con las debidas garantías; a que el proceso se desarrolle dentro de un plazo razonable; y a ser juzgado
por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial establecido con anterioridad por la ley.
Por lo tanto, no puede discutirse la constitucionalidad de las normas procesales incorporadas por la ley de
fondo, toda vez que su recepción en el derecho interno no hace más que realizar los mandatos que contienen los
Tratados Internacionales incorporados a nuestra Carta Magna, con jerarquía constitucional.
No son sólo simples preceptos procesales, sino un adecuado camino para concretar el debido proceso legal
destinado a lograr la funcionalidad del sistema.
Su incorporación al nuevo Código reconoce estos derechos y garantías en juego, y las destaca como un piso
de marcha que asegure su vigencia en todo el territorio nacional (4).
El derecho a la tutela jurisdiccional efectiva comporta un derecho de hacer valer los propios derechos, contar
con los instrumentos indispensables para la realización y aseguramiento de los (demás) derechos fundamentales.

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Se va configurando entonces una verdadera "justicia auxiliatoria, de acompañamiento o protección", "de


rostro más humano", que tiene como finalidad asegurar el reconocimiento de los derechos y su operatividad en
concreto, que no puede frustrarse por la incidencia de ápices puramente formales" (5).
El contenido del derecho a la tutela judicial efectiva es muy amplio, ya que despliega sus efectos en tres
momentos distintos: primero, al acceder a la justicia; luego durante el desarrollo del proceso, y finalmente, al
tiempo de ejecutarse la sentencia (6).
Sostiene Graciela Medina que dicha tutela se da, en primer lugar, al facilitar el acceso a la justicia,
especialmente tratándose de personas vulnerables, y apuntar a la resolución pacífica de los conflictos
intrafamiliares.
Pero, además, se verifica en el derecho del justiciable a proveimientos adecuados durante el desarrollo del
proceso y por la obtención de medidas ejecutorias capaces de dar efectividad al derecho sustancial (7).
Además, deben ser oportunas las respuestas del Tribunal porque no hay derechos inviolables sin que la
jurisdicción pueda inhibir el ilícito y prevenir el daño.
La tutela judicial efectiva exige contar con respuestas urgentes, dar seguridad jurídica y amparo frente al
desamparo (8) de acuerdo con las garantías constitucionales y a las fuentes internacionales, como son los
Tratados de Derechos Humanos con jerarquía constitucional (art. 75, inc. 22 de la CN) (9).
Para Jorge Peyrano, la tutela judicial efectiva es un derecho fundamental que beneficia a los justiciables, un
deber funcional para el órgano jurisdiccional llamado a hacerlo realidad y también un principio, en el sentido de
ser un portador de valores (10).
Constituye el derecho a hacer valer los otros derechos; siendo para algunos un derecho humano vecino al
derecho natural y que tiene una connotación relacionada con la eficiencia. El proceso debe dar en cuanto sea
posible prácticamente a quien tiene un derecho, todo aquello y precisamente aquello que él tiene derecho a
conseguir.
Peyrano dice que son muchas las exigencias a satisfacer para gozar de la tutela judicial efectiva, entre ellas
menciona el diseño de herramientas y técnicas procedimentales que mejoren el rendimiento del servicio de
Justicia, aún a despecho de omisiones legislativas; el deber funcional de los jueces de proveer, en su caso, las
herramientas y técnicas procesales adecuadas para realizar el derecho material en juego frente a la hipótesis de
la imprevisión legislativa. El ciudadano no tiene simplemente el derecho a la técnica procesal evidenciada en la
ley, sino un derecho a un determinado comportamiento judicial que sea capaz de conformar una regla procesal
acorde con las necesidades del derecho material y con los casos concretos. No se pretende que el juez deba
pensar el derecho según sus propios criterios, pero sí que tenga el deber de interpretar la legislación procesal con
los valores de la Constitución (11).
III. Fuentes internacionales de prevención de la violencia
Diversos tratados incorporados a nuestra Constitución (art. 75, inc. 22) han incentivado la democratización
del derecho de familia y buscado receptar principios que hacen a la defensa de la familia y de la integridad
personal, preparando el camino a la legislación específica en materia de violencia doméstica.
La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948) establece que todo ser humano
tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona (art. 1º). Y toda persona puede concurrir a los
tribunales para hacer valer sus derechos, disponiendo de un procedimiento sencillo y breve para el amparo de
los derechos fundamentales consagrados constitucionalmente (art. 18). Al mismo tiempo, toda persona tiene el
deber de convivir con las demás de manera que todas y cada una puedan formar y desenvolver integralmente su
personalidad (art. 29).
En la Declaración Universal de Derechos Humanos (UN, 1948), todo individuo tiene derecho a la vida, a la
libertad y a la seguridad de su persona (art. 3º).
La Convención Americana de Derechos Humanos (Pacto de S.J. se C. Rica, 1969) establece el derecho a la
vida (art. 4º) y a la integridad personal (art. 5º). Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral.
Diversos tratados protegen a las personas con vulnerabilidad (art. 10 del Pacto internacional de derechos
económicos, sociales y culturales, 1966).
La Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la Mujer (1980), impone a
los Estados parte, modificar los patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres con miras a alcanzar
la eliminación de los prejuicios y las prácticas consuetudinarias y de cualquier otra índole que estén basados en
la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos o en funciones estereotipadas de hombres y
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mujeres (art. 5º).


La Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, la Convención de
los Derechos del Niño (1989): Los Estados Partes tomarán todas las medidas apropiadas para garantizar que el
niño se vea protegido contra toda forma de discriminación o castigo (art. 2º), el derecho a la vida (art. 6º).
La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (2006), que impone a los Estados
Partes reafirmar el derecho inherente a la vida de todos los seres humanos y adoptar todas las medidas
necesarias para garantizar el goce efectivo de ese derecho (art. 10) y adoptar las medidas necesarias para
garantizar la seguridad y la protección de las personas con discapacidad en situaciones de riesgo (art. 11).
IV. El derecho interno
En nuestro país al menos hay que citar tres leyes que se ocupan de la violencia intrafamiliar y especialmente
aquella que se ejerce contra las mujeres, que son las leyes 24.417 (1995) de Protección contra la Violencia
Familiar; la ley 24.632 (1996) que aprueba la Convención interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la mujer, ratificatoria de la Convención de Belem do Pará de 1994 y la ley 26.485 (2009) de
protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que
desarrollen sus relaciones interpersonales.
El propósito de la ley 26.485 es, según lo establece su art. 2º, "[...] promover y garantizar la eliminación de
la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la vida; el derecho de las mujeres a vivir una
vida sin violencia; las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la discriminación y la
violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos; el desarrollo de políticas públicas
de carácter interinstitucional sobre violencia contra las mujeres; la remoción de patrones socioculturales que
promueven y sostienen la desigualdad de género y las relaciones de poder sobre las mujeres; el acceso a la
justicia de las mujeres que padecen violencia; la asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las
áreas estatales y privadas que realicen actividades programáticas destinadas a las mujeres y/o en los servicios
especializados de violencia"
Pero además se han sancionado muchas normas complementarias o modificatorias vinculadas con
disposiciones sobre prevención de la violencia familiar y la violencia de género.
1) La ley 26.364 de Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas.
2) La ley 26.842, modificatoria de la anterior, que no acepta el "consentimiento" de la víctima —incluso,
pese a su mayoría de edad—, y además exige que las penas sean de cumplimiento efectivo sin importar el caso.
3) La ley 26.743 de Identidad de Género, que permitió a las personas que pudieran inscribir su documento
de identidad con el nombre y sexo de elección. Según la Organización Mundial de la Salud, la ley "generó los
procedimientos de afirmación de género como un derecho legal en los sistemas públicos y privados de salud con
el consentimiento (de las personas trans) como único requerimiento", e instó al resto de los países a "trabajar
para implementar leyes contra la discriminación y de protección, derivadas de los Derechos Humanos, para
eliminar el estigma, la discriminación y la violencia".
4) La ley 26.791 que agravó las penas en el delito de femicidio, es decir a quien matare a un ascendiente,
descendiente, cónyuge, ex cónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una relación de pareja,
mediare o no convivencia (art. 80, inc. 1º, Cód. Penal). En el inc. 11 prevé la imposición de penas máximas al
que matare a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género. En el inc.
12 también se menciona al que matare con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se
mantiene o ha mantenido una relación en los términos del inc. 1º (12)-
5) La ley 27.234 para "Educar en Igualdad: Prevención y Erradicación de la Violencia de Género".
Asimismo, se han dictado normas para fomentar la igualdad de trato y de oportunidades, leyes
antidiscriminatorias (ley 23.592), de educación sexual (ley 26.150), de cupo femenino (ley 24.012), de paridad
de Género en Ámbitos de Representación Política (ley 27.412), etcétera.
Estamos ante la presencia de una creciente actividad legisferante, al decir de Zannoni, que se traduce en
enunciados normativos que no suplen la efectiva ejecución de políticas que se imbrican en el contexto del
desarrollo humano.
Algunas leyes contienen normas programáticas, declamatorias al querer explicitar en las leyes definiciones o
conceptos que constituye un modo de cambiar la realidad o la naturaleza de las cosas (13).
Pero se deben implementar políticas estatales para otorgar al juez los remedios necesarios para el cese del
riesgo y el tratamiento de la persona violenta.

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V. La ley 24.417
La ley 24.417 fue sancionada en 1994 y publicada en BO del 03/01/1995, de manera que tiene una
antigüedad cercana a los 25 años.
Se discutió inicialmente si era una ley procesal o de fondo.
Para Toribio Sosa, la ley 24.417 contiene esencialmente disposiciones propias del derecho civil (concepto de
violencia, grupo familiar) y no regulaciones procesales, o sea de derecho de fondo, por lo cual son aplicables a
todo el país (14).
El criterio generalizado de que se trata de un régimen que por sobre todo establece una forma de actuar ante
un tribunal, que sólo delinea un proceso, ha obligado a que se dictaran normas semejantes por las legislaturas
provinciales, para que la llamada protección contra la violencia familiar llegara con sus beneficios a todas las
jurisdicciones, y así, poco a poco, se fuera difundiendo esto que siempre advertimos como una necesidad
imprescindible, en el sentido del dictado de una normativa con el alcance y consecuencias de la que
comentamos, que tiene efectos verdaderamente revolucionarios en la estructura del proceso, en la mentalidad de
las partes y en la comprensión y aplicación del derecho, especialmente desde el servicio de justicia (15).
En mi opinión, aparece como una ley procesal de alcance nacional, lo que se ve ratificado con la invitación a
las provincias a dictar normas de igual naturaleza (art. 9º) (16).
Esta normativa importa una intromisión del Estado en la vida de las familias para tutelar un valor jurídico
superior, como lo es la armonía y evitar el flagelo de la violencia, que aparece como un maltrato generado por el
abuso de poder del victimario sobre la víctima.
Di Lella sostiene que la "denuncia por violencia familiar" es un "proceso urgente" que se agota en sí mismo
(17).

Esta ley tiene dos propósitos: 1) la cesación de la violencia, o del daño, o intentar evitar el riesgo de una
escalada de la violencia doméstica, y 2) por otro lado, la recomposición de la familia a cauces normales
mediante el tratamiento de la persona violenta.
Indudablemente, los resultados han sido mejores en materia de dar soluciones rápidas a los casos en que
impera la violencia física o psíquica que en el seguimiento de tratamientos terapéuticos que permitan la
rehabilitación del violento. Son mejores los resultados en prevención que en tratamiento y control de las
personas violentas.
Señalemos también que es el derecho de familia el que debe dar solución al conflicto de la violencia
familiar, y no el derecho penal, que es meramente sancionatorio o represivo, pero no aporta soluciones de
fondo.
La ley 24.417 persigue la necesidad de proteger a las víctimas, mientras que los procesos del fuero penal,
están dirigidos a la persecución del victimario, a cuyo efecto el sistema actúa de oficio a través de un
procedimiento inquisitivo
En la ley 24.417 se ha tratado de dar una solución inmediata de protección a la víctima de la violencia,
frente al riesgo evaluado preliminarmente en la Oficina de Violencia Doméstica (OVD).
No interesa si estamos ante una familia matrimonial o basada en una unión de hecho o en una unión
convivencial, si se trata de una familia ensamblada, monoparental, homoparental o de cualquier otra clase.
Tampoco importa la efectiva convivencia o la intencionalidad de continuar con esa convivencia, si quieren
separarse o seguir unidos. Ni siquiera si concluyeron la vida en común, pero persiste el conflicto.
Hay que hacer notar la diferencia de esta ley con la ley 26.485 que es de orden público y rige a nivel
nacional.
Pese a que en el tít. II se regulan los Procedimientos (se subdivide en dos capítulos: el primero consagra
normas procesales genéricas, que establecen derechos y garantías aplicables a todo el país); a partir del art. 19 se
regula un régimen procesal específico, sólo aplicable a Ciudad de Buenos Aires (por eso las provincias fueron
dictando sus leyes adhiriendo a estas normas o dictando las propias). Además, no sólo se aplica en casos de
violencia familiar sino también a distintas modalidades de violencia de género (institucional, laboral, contra la
libertad reproductiva, violencia obstétrica y mediática, incluso la perpetrada por el Estado y sus agentes (art. 6º).
Volviendo a la primera norma sancionada en la materia, una vez formulada la denuncia, voluntaria u
obligatoria por los funcionarios correspondientes (art. 2º, ley 24.417), que no exige patrocinio letrado, se realiza
una entrevista preliminar por especialistas de la OVD, abogados, psicólogos y asistentes sociales, que es
grabada y permite determinar la magnitud del riesgo, así como la derivación al juez de familia o al juez de

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instrucción o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según los casos.


Una vez recibida las actuaciones por el juez de Familia, con el informe preliminar de riesgo, el juez puede
dictar cualquier de las medidas del art. 4º o la que considere necesaria para hacer cesar la violencia.
VI. Las medidas autosatisfactivas o precautelares
Es conveniente detenerse un momento en el dictado de estas medidas que alguna doctrina procesal considera
autosatisfactivas y otros, medidas precautelares.
No se trata de medidas cautelares o precautorias, que tienden a garantizar el cumplimiento o eficacia de la
sentencia a dictar y evitar la alteración de la situación de hecho durante el curso del proceso.
No debemos tampoco acreditar la verosimilitud del derecho ni el peligro en la demora.
De lo que se trata es solamente de prevenir o evitar un riesgo, dar amparo a la víctima de la violencia; que es
algo completamente distinto a acreditar la verosimilitud del derecho invocado o fumus bonis iuris.
Basta la sospecha de mal trato ante la evidencia psíquica o física que presenta el maltratado y la
verosimilitud de la denuncia (18).
Como vemos, se trata de un proceso de características especiales, porque las medidas que se dictan agotan
su objeto y cumplen el interés del peticionante con su solo dictado (autosatisfactivas).
No existe en este proceso contestación de la demanda, apertura a prueba, o sentencia de mérito.
Simplemente, se adoptan medidas in audita parte, cuando la gravedad de la situación evaluada así lo
requiere, por un plazo determinado, y posteriormente se cita a una audiencia, en la que por separado y en
presencia del juez y equipo interdisciplinario se conocerá con mayor amplitud el conflicto y se aconsejará el
tratamiento a seguir.
Bastará para dictar las medidas solamente la evaluación preliminar de riesgo, que es solamente una
orientación para fundar las medidas cautelares que comiencen a producir cambios en las familias y romper el
ciclo de la violencia estructural.
Cabe señalar también que la ley 24.417 establece una situación de preferencia respecto del denunciante, que
deberá ser aplicada con toda prudencia por el juez.
Disponer, por ejemplo, la exclusión del hogar de una persona implica una grave lesión al derecho a la
vivienda, que debe ser prudentemente decidida en casos de riesgo importante.
Además, las medidas del art. 4º de la ley 24.417 se dictan solamente con base en la entrevista preliminar y
multidisciplinaria de los equipos o unidades de atención de la OVD.
Es cierto que puede sostenerse que se lesiona gravemente el derecho de defensa del denunciado, que pueden
ser el hombre, que se encuentra frente a una medida decretada con pocas o nulas posibilidades de revisión
inmediata.
Pero también es cierto que la problemática demandaba una acción positiva, proactiva, situando el poder
estatal del lado de la presunta víctima, que con más frecuencia resulta ser la mujer y/o los niños, aunque ello
pueda verse en la práctica como un caso de discriminación inversa.
Frente al riesgo, o bien se adopta un procedimiento drástico o la víctima de la violencia no encontrará en la
instancia judicial una respuesta idónea.
El presunto agresor, haya cometido o no los actos que se le atribuyen, vivirá la intervención judicial casi
inmediata, sin haberle dado oportunidad para defenderse, como una profunda injusticia, lo cual puede detonar
nuevos conflictos.
De allí la importancia de la entrevista preliminar en la OVD con los equipos especializados en determinar
fabulaciones o efectivos riesgos a la salud psíquica o física del denunciante. La responsabilidad de los
profesionales intervinientes es lo que suple en este caso la bilateralidad inicial y limita el derecho de defensa en
función del riesgo.
Luego de adoptadas las medidas y producidos los informes referidos precedentemente, la ley obliga al juez a
llamar a las partes (y en su caso al Ministerio Público).
El objeto principal de estas audiencias parecería consistir en instar a las partes a asistir a programas
terapéuticos, dejando el acreditar dichos tratamientos bajo la responsabilidad de las partes.
Acá debe puntualizarse que hay Juzgados de Familia que ordenan la promoción de las acciones pertinentes
en el primer auto por la vía y forma correspondiente, incluso asesorando a las víctimas sobre los lugares de

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consulta para el patrocinio gratuito, distinto al de la denuncia.


Es aconsejable fijar audiencias en días y horas distintos, aunque la ley 24.417 (que se sigue aplicando
cuando las víctimas no son mujeres, —art. 42 de la 26.485—) admite la audiencia conjunta de conciliación (ya
que, al intervenir el juez, no son las partes las que tienen autodeterminación respecto del conflicto). La ley
26.485 dice que debe escuchar a las partes por separado (art. 28), pero las víctimas y sus abogados se quejan
porque muchos juzgados toman una audiencia a continuación de la otra y eso es muy peligroso en casos de alto
riesgo.
La ley de provincia de Buenos Aires 12.569 (ref. por la 14.509) en el art. 11 se refiere a las audiencias en
días distintos.
VII. La audiencia con el denunciado
Una vez dictadas esas medidas cautelares el juez convocará inmediatamente (48 hs de adoptadas las
medidas) una audiencia de mediación instando a estas y a su grupo familiar a asistir a programas educativos o
terapéuticos.
Se trata de una audiencia de conciliación, en la que la presencia del juez ayuda a descomprimir la situación
generada por la denuncia y las medidas precautelares adoptadas. Se escuchará a las partes por separado (ley
26.485) y se buscarán alternativas sin emplear las posiciones de poder que existían antes del proceso y
originaron la violencia.
El juez reequilibra las posiciones y trata de que las partes lleguen a acuerdos. Se evalúa el cumplimiento de
las medidas adoptadas, recaba información y se trabaja con la familia y las redes de apoyo social, efectuando las
derivaciones del caso.
El juez insta a las partes a hacer terapias acordes a la problemática planteada, pero a veces se niega la
existencia de hechos violentos o se resiste a la terapia y al cambio mismo.
El prestarse voluntariamente al tratamiento puede evitar proseguir el procedimiento y las sanciones (por
ejemplo, no visitar a los hijos hasta concretar la terapia). La ley 26.485 impone la asistencia obligatoria del
agresor a programas reflexivos, educativos o terapéuticos tendientes la modificación de conductas violentas (art.
32).
Como es un proceso sin sentencia, que no declara el mérito o la autoría de los hechos evaluados, luego de la
audiencia y verificados los tratamientos y derivaciones, corresponde el archivo del expediente.
Entiendo que esta audiencia es similar a la que en el procedimiento establecido en la ley 12.659 de
protección contra la violencia familiar en la Provincia de Buenos Aires se celebra ante el Consejero de Familia,
respecto de quien se ha dicho que su intervención está signada por el principio que reza: "la violencia debe
cesar" e informa a las partes en la primera audiencia el principio sobre el cual se trabajará: "en todos los casos
toda violencia es inaceptable, de modo tal de garantizar del mejor modo posible la libertad de expresión de la(s)
víctima(s)" (19).
Esta audiencia clarifica la petición y resulta vital indagar qué es lo que está solicitando la/el peticionante.
Por ejemplo, si requiere la exclusión del autor de la violencia de la vivienda familiar; si además resulta
necesario trabajar sobre un perímetro de exclusión; si se denuncian situaciones de adicción, alcoholismo,
patologías psiquiátricas asociadas con la violencia, de qué modo se abordará la conflictiva (centros terapéuticos
que pueden brindar asistencia adecuada, ya individual víctima y agresor, ya a todo el sistema familiar
Permite orientar en la intervención de los miembros del equipo técnico a fin de producir el informe de
interacción familiar, que en definitiva constituye el elemento fundamental para diseñar el modo y la forma para
la intervención más adecuada.
En suma, resulta razonable que ante la denuncia de conductas como las que define la ley 24.417, el juez
avance en el conocimiento de la situación, indicando a los integrantes del grupo familiar comportamientos que
incluyan hasta tratamientos terapéuticos por mandato judicial, para modificar de algún modo la situación que
damnifica, por lo general, a todos ellos, más allá de la verificación de la existencia de una víctima concreta.
Todo el proceso de familia en general y particularmente el de la protección contra la violencia familiar, está
destinado a generar la realización de una audiencia para resolver los conflictos sobre una base conciliatoria, de
reciprocidad, en vez de enfrentamiento.
VIII. El diagnóstico de interacción familiar
Otro aspecto a remarcar del procedimiento es que el juez solicitará un diagnóstico de interacción familiar,
para evaluar los daños, la situación de peligro, y el medio social y ambiental de la familia.

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El encargado de este segundo informe, distinto al preliminar de riesgo, es llevado a cabo del Cuerpo
Interdisciplinario de Protección contra la Violencia Familiar (MJyDH).
El diagnóstico de interacción familiar se lleva a cabo también por profesionales multidisciplinarios
(abogados, psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales).
Este informe es posterior y más amplio que la evaluación preliminar de riesgo, porque genera una visión
más amplia, con entrevistas variadas con todos los miembros de la familia, y permite determinar los
posicionamientos y comportamientos intrafamiliares. Se indaga el origen de los episodios de violencia y
factores desencadenantes y posibilidades de reversión.
Prevé el informe sobre redes sociales de contención y establece la estrategia a seguir y los recursos para
llevarlos adelante.
Contempla la complejidad de la configuración familiar y en algún caso, frente a la inexistencia de maltrato,
pone de resalto la disfuncionalidad de la pareja, sugiriendo una terapia de revinculación.
Comporta una orientación para evaluar el riesgo y para producir cambios en las familias. Si la violencia es
estructural, no termina el proceso con las medidas precautelares sino a través de una red asistencial.
Apunta a verificar mecanismos defensivos para evitar la resolución de conflictos por medio de la violencia y
fijar estrategias de largo plazo.
IX. Las medidas autorizadas a título ejemplificativo
Entrando en el análisis de las medidas que ejemplifica el art. 4º de la ley 24.417 y que amplía el art. 26 de la
ley 26.485, tenemos en el art. 4º de la ley 24.417:
a) Ordenar la exclusión del autor, de la vivienda donde habita el grupo familiar;
b) Prohibir el acceso del autor, al domicilio del damnificado como a los lugares de trabajo o estudio;
c) Ordenar el reintegro al domicilio a petición de quien ha debido salir de este por razones de seguridad
personal, excluyendo al autor;
d) Decretar provisoriamente alimentos, tenencia y derecho de comunicación con los hijos.
En la ley 26.485 se autorizan (art. 26) medidas preventivas urgentes, que el juez puede disponer durante
cualquier etapa del proceso, de oficio o a petición de parte, de acuerdo con los tipos y modalidades de violencia
contra las mujeres definidas (en los arts. 5º y 6º), con su plazo de duración (art. 27).
a. 1. Ordenar la prohibición de acercamiento del presunto agresor al lugar de residencia, trabajo, estudio,
esparcimiento o a los lugares de habitual concurrencia de la mujer que padece violencia;
a.2. Ordenar al presunto agresor que cese en los actos de perturbación o intimidación que, directa o
indirectamente, realice hacia la mujer;
a.3. Ordenar la restitución inmediata de los efectos personales a la parte peticionante, si esta se ha visto
privada de ellos;
a.4. Prohibir al presunto agresor la compra y tenencia de armas, y ordenar el secuestro de las que estuvieren
en su posesión;
a.5. Proveer las medidas conducentes a brindar a quien padece o ejerce violencia, cuando así lo requieran,
asistencia médica o psicológica, a través de los organismos públicos y organizaciones de la sociedad civil con
formación especializada en la prevención y atención de la violencia contra las mujeres;
a.6. Ordenar medidas de seguridad en el domicilio de la mujer;
a.7. Ordenar toda otra medida necesaria para garantizar la seguridad de la mujer que padece violencia, hacer
cesar la situación de violencia y evitar la repetición de todo acto de perturbación o intimidación, agresión y
maltrato del agresor hacia la mujer.
b) Sin perjuicio de las medidas establecidas en el inc. a) del presente artículo, en los casos de la modalidad
de violencia doméstica contra las mujeres, el/la juez/a podrá ordenar las siguientes medidas preventivas
urgentes:
b.1. Prohibir al presunto agresor enajenar, disponer, destruir, ocultar o trasladar bienes gananciales de la
sociedad conyugal o los comunes de la pareja conviviente;
b.2. Ordenar la exclusión de la parte agresora de la residencia común, independientemente de la titularidad
de esta;
b.3. Decidir el reintegro al domicilio de la mujer si esta se había retirado, previa exclusión de la vivienda del
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presunto agresor;
b.4. Ordenar a la fuerza pública, el acompañamiento de la mujer que padece violencia, a su domicilio para
retirar sus efectos personales;
b.5. En caso de que se trate de una pareja con hijos/as, se fijará una cuota alimentaria provisoria, si
correspondiese, de acuerdo con los antecedentes obrantes en la causa y según las normas que rigen en la
materia;
b.6. En caso de que la víctima fuere menor de edad, el/la juez/a, mediante resolución fundada y teniendo en
cuenta la opinión y el derecho a ser oída de la niña o de la adolescente, puede otorgar la guarda a un miembro de
su grupo familiar, por consanguinidad o afinidad, o con otros miembros de la familia ampliada o de la
comunidad.
b.7. Ordenar la suspensión provisoria del régimen de visitas;
b.8. Ordenar al presunto agresor abstenerse de interferir, de cualquier forma, en el ejercicio de la guarda,
crianza y educación de los/as hijos/as;
b.9. Disponer el inventario de los bienes gananciales de la sociedad conyugal y de los bienes propios de
quien ejerce y padece violencia. En los casos de las parejas convivientes se dispondrá el inventario de los bienes
de cada uno;
b.10. Otorgar el uso exclusivo a la mujer que padece violencia, por el período que estime conveniente, del
mobiliario de la casa.
Como vemos, se regulan las tutelas urgentes, adaptándolas a las particularidades del conflicto familiar y a la
problemática de la violencia intrafamiliar y de género.
Es que, cuando una persona sufre violencia y denuncia estos hechos ante un juez de familia, este debe
ordenar medidas para conocer la situación de la familia y para evitar que los supuestos hechos violentos se
reiteren o se produzcan, quizás por primera vez, en un grado tal de daño eventual que justifiquen la intervención
judicial. El carácter y alcance de la medida en los términos de la ley es el de la cautelar, aun cuando, a nuestro
juicio, lo decisivo de la intervención es su carácter urgente (conf. arts. 1º, 3º y 4º de la ley 24.417).
X. Otros supuestos de medidas adoptadas
Las medidas indicadas en las normas que anteceden son meramente ejemplificativas y no impiden que el
tribunal adopte otras con igual finalidad.
X.1. Así, por ejemplo, en materia de medidas cautelares para preservar la integridad personal en que existía
un persistente quebrantamiento de estas por el accionado y utilización de su automóvil como herramienta para
perturbar la vida cotidiana de la víctima, se resolvió secuestrar el vehículo y el carnet de conducir del
demandado y suspender provisoriamente la licencia de conducir (20).
Existía una reiterada desobediencia a la prohibición de acercamiento con aparición de un instrumento
utilizado por el agresor como elemento facilitador de su estrategia de acecho y hostigamiento, agravando de ese
modo su peligrosidad y el correlativo estado de vulnerabilidad de la mujer: el vehículo.
En tales circunstancias se dispuso como medida cautelar el inmediato secuestro del automóvil del
denunciado por intermedio de la Policía, a fin de afectar su desplazamiento y quitarle la principal herramienta
que emplea para perturbar la vida cotidiana de la mujer y entrometerse en su espacio privado con grave
desprecio a la autoridad del Poder Judicial, sin perjuicio de ampliar la providencia en caso de verificarse la
obtención de otro vehículo, que correrá la misma suerte del secuestro. Además, se ordenará a la Dirección de
Tránsito de la Municipalidad (de Rawson) la inmediata suspensión de la licencia de conducir, y a la Comisaría
el secuestro del carnet en posesión de L.
Se expresó que los recursos judiciales ineficaces para las mujeres constituyen un ejemplo de los efectos
negativos de las formas de discriminación al acceso a la justicia (Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, Recomendación General n. 33 sobre el acceso de las mujeres a la justicia, párr.
10).
X.2. En otro precedente se ordenó, como medida de protección, la prohibición de ingreso y acercamiento
respecto del yerno para con su suegra a su domicilio y a todos los lugares que ella frecuente habitual u
ocasionalmente
Existía en el informe psicológico un vínculo altamente disfuncional del entorno familiar, donde las
interacciones estaban basadas en agresiones de índole verbal de tipo cruzado, con potencial para que emerjan
agresiones físicas y el conflicto se enquiste en el tiempo (21).

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La pericia psicológica indicó que la denunciante mantiene con su yerno una relación conflictiva de larga
data que le genera sobrecarga emocional en tanto que la edad de la periciada, sumada a las distorsiones
cognitivas y su estado ansioso la posiciona en situación de vulnerabilidad
El yerno invocó una relación conflictiva de larga data, que no puede considerarse per se cómo una situación
de violencia que pueda dar origen a una cautelar y menos aún que dicha violencia pueda serle imputada al
denunciado, destacando por lo demás que la relación conflictiva la mantiene con su hija.
Afirmó ser una persona honorable y de trabajo que mantiene una relación sentimental con la Sra. S. M., hija
de la accionante, pero sin que conviva con ella. Señaló que la medida de prohibir acercarse lo perjudica en razón
de que la hija vive en una casa construida en la parte trasera del terreno en donde se asienta la vivienda de la
suegra denunciante.
El Tribunal invocó el fallo "Arito, Edith N. y Gaitán, María Victoria c. Gaitán Mario R. p/ med. tut
(29/03/2011)" sentando que, a través de las medidas de protección, como la aquí impugnada, se intenta proteger
en forma inmediata a la persona ante la probable situación de violencia familiar, siendo suficiente la sospecha
del maltrato, sea este físico, psíquico o sexual.
Trajo a colación el art. 1º de la ley 6672 (Mendoza) que establece a la persona que sufriere maltrato físico,
psíquico o sexual por parte de los integrantes del grupo familiar, y lo denuncia ante los jueces puede solicitar las
medidas cautelares conexas, entre las que se encuentra la prohibición de acceso del autor a los lugares de
permanencia habitual de la víctima.
Sostuvo que la ley 24.417 —similar a la normativa provincial citada— "tiene un objetivo preciso y
determinado, que no es otro que remover en forma provisional y urgente las situaciones de violencia física y/o
psíquicas para alguna de las personas que integran el núcleo conviviente, en tanto existan elementos que lleven
a concluir que la denuncia es prima facie fundada y que no se invoca la situación legal en contra de la finalidad
que el legislador tuvo en miras al establecerla ni se emplea el procedimiento como sucedáneo de cualquier
acción que involucre las relaciones conflictivas que puedan derivarse de la problemática familiar (22).
Indicó que para revertir la medida de prohibición de acercamiento dispuesta en primera instancia resultan
necesarios elementos probatorios suficientes y determinantes, pues la función de la Alzada, en este caso, se
limita a revisar si en el momento en que la tutelar se ordenó, los supuestos legales para dictarla estaban
reunidos. La solución definitiva al conflicto no es motivo de este proceso, y su decisión, por las vías y
procedimientos adecuados, implicará analizar con base en las pruebas que se produzcan los derechos que
esgriman las partes
Con las medidas tutelares se intenta proteger inmediatamente a una persona ante una probable situación de
violencia familiar siendo suficiente la sospecha de maltrato sea este psíquico o físico (cfr. 2º Cám. Civ., expte.
34.370, fallo del 23/02/2011).
Por otra parte, mantuvo el criterio sustentado a partir del fallo de fecha 24/04/2013 dictado in re "Hidalgo,
Miriam de Lourdes c. Fernández, Oscar p/ med. de protección" y reiterado en el caso "Villalobos Limbana c.
González Francia" del 07/04/2014 citado por el apelante, en el sentido de que la falta de convivencia entre las
partes no resulta un obstáculo para el despacho de una medida de protección.
Destacó que la Sra. M. es una persona mayor, siendo por tanto más vulnerable ante estas situaciones de
conflicto, justificando la adopción de medidas de protección de carácter preventivo frente al riesgo del
acaecimiento de un daño en su integridad física o psíquica, garantizando así el respeto efectivo de sus derechos
(23).

El mismo fallo afirma la falta de interés del apelante por un lado afirma que la medida lo perjudica en razón
de que la hija de la denunciante vive en una casa construida en la parte trasera del terreno en donde se asienta la
vivienda de la Sra. M. Pero a renglón seguido aclara que mantiene con ella una relación informal que ni siquiera
puede ser calificada como noviazgo. Es decir, no invoca ningún motivo realmente atendible a los fines de
solicitar la revocación de la medida.
X.3. En otro caso judicial se decidió que corresponde confirmar la orden de expulsión del país y la
prohibición de su reingreso por el término de 8 años, dispuesta por la Dirección Nacional de Migraciones
respecto de un ciudadano extranjero que fue condenado por un tribunal oral a la pena de tres años de prisión en
suspenso, en orden a los delitos de amenazas coactivas, desobediencia, lesiones leves y amenazas simples, tras
haberse acreditado que el imputado profirió amenazas a su mujer, la golpeó y continuó amenazando, además de
violar una prohibición de acercamiento dispuesta por un juzgado civil.
Asimismo, cabe destacar que el continuum de violencia delictual del recurrente se perpetúa en la actualidad,
dado que, si bien los hechos delictivos contra su familia han sido cometidos en el pasado y castigados con la
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pena descripta, existen elementos obrantes en el expediente que autorizan a inferir que el reproche y la ilicitud
se mantienen en el tiempo presente (24).
X.4. En algún precedente se secuestró el arma con la que podía existir riesgo para la vida de la familia (25).
En una primera oportunidad (convocada la policía por línea 101) en un contexto en el cual la pareja de la
Sra. se encontraba alterado en su domicilio, rompiendo objetos y discutiendo con ella, en presencia de sus hijos
de 11, 13 y 15 años de edad; ante la crisis de llanto de los adolescentes y de la Sra. y que el Sr. se puso más
agresivo incluso ante la presencia policial, se trasladó a todo el grupo familiar (madre y tres hijos) a la
Comisaría de la Mujer y la Familia de Daireaux, quedando en el domicilio familiar el denunciado, junto a un
oficial de policía, quien le retira un arma de fuego (escopeta), sin la formación de la causa penal pertinente. Esa
noche el grupo familiar se aloja en el domicilio de un familiar, sin que se le tome la denuncia en virtud de no ser
su deseo.
Días después se produce un nuevo hecho que genera la denuncia, donde se relatan las irregularidades
cometidas antes, porque un policía se quedó con el arma de fuego en su poder. Luego la entregó
voluntariamente al Ayudante del Fiscal de Daireaux.
Se adoptaron las medidas de protección y se dispuso una serie de medidas de prueba, incluyendo la
testimonial de los oficiales que intervinieron primero.
Se destacaron las múltiples irregularidades en relación con la intervención policial de aquel día, la
extracción del arma de fuego sin que se formara la pertinente causa penal, a lo que se agrega que el grupo
familiar resultó trasladado a las dependencias de la Comisaría de la Mujer y la Familia de Daireaux, sin que
tampoco se procediera a formar causa alguna ni se adoptara ninguna medida de resguardo sobre el grupo
familiar.
Se dio intervención al Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires a fin de que adopte las
medidas disciplinarias y a la Fiscalía General Departamental a fin de que impulsare las acciones penales
pertinentes para dar con el arma de fuego incautada e inste las acciones pertinentes por los eventuales delitos de
incumplimiento de los deberes de funcionario público, amenazas del denunciado a las víctimas, etcétera.
Se considera necesaria una capacitación integral en materia de violencia de género y familiar de la totalidad
de los efectivos que componen la fuerza en el distrito. Y entre las diversas medidas adoptadas, se encuentra
como novedad el pedido, en carácter de medida cautelar y a través del mandato preventivo, de la capacitación
en materia de violencia de género para la Policía Comunal de Daireaux.
Expresa el magistrado: "... a fin de evitar la repetición de los hechos graves acontecidos en cuanto a la
actuación policial, requiérase a las autoridades del Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, que
arbitren de manera urgente los medios necesarios para una capacitación integral en materia de violencia de
género y familiar de la totalidad de los efectivos que componen la fuerza en el distrito de Daireaux, debiendo
dentro de los 10 días de recepcionada la presente comunicación, informar las medidas adoptadas en tal sentido
(art. 7º, inc. n], de la ley 12.569); así como el principio de la debida diligencia por el cual la obligación de actuar
ante un caso de violencia de género debe entenderse en un sentido amplio, comprensivo no solo de una pronta
investigación y sanción de los hechos acaecidos, sino además el de prevenir estas prácticas degradantes, a lo que
debe adunarse el derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia (art. 6º de la Convención de Belém do
Pará y CEDAW); el derecho al acceso a la protección judicial consagrado en el art. 25 de la Convención
Americana (CIDH, 'Acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas', 20/01/2007,
párr. 56; ley 26.485 y arts. 1711, ss. y cc. del Cód. Civ. y Com.)".
El Ministerio de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, en cumplimiento con la manda judicial,
informó rápidamente en las actuaciones judiciales que el día 28 de septiembre de 2017 se desarrollará en la
localidad de Daireaux la capacitación bajo la denominación "Prevención y abordaje en violencia de género".
X.5. Los alimentos provisorios son reputados como una medida cautelar, dado procurar preservar los
derechos de los litigantes mientras dirimen las cuestiones de fondo (26).
Dado que podría existir violencia económica y de oficio, teniendo en cuenta la perspectiva de género y
tratando de asegurar la igualdad, citando la normativa que rige en estos casos, el tribunal intima al demandado a
acompañar en autos sus recibos y toda otra prueba de que intente valerse.
Al respecto, fundamentó: "En pos de alcanzar la igualdad real y resolver judicialmente el caso conforme la
perspectiva de género, estimo adecuado imprimirle a la presente causa oficiosamente, en mi carácter de director
del proceso, conforme las normas de los arts. 34 y 36 del Código de rito y arts. 2º, 3º, 706, 709 del Cód. Civ. y
Com. la duda razonable respecto de una posible violencia económica contra la madre de los hijos del
denunciado arg. art. 1º, ley 12.569; arts. 2º, 3º apart. c), e), i), 4º, 5º, ley 26.485".
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X.6. Las medidas deben decretarse por el juez, por cuanto en un precedente se declaró la nulidad de la
resolución del secretario del juzgado de origen dispuso la suspensión del régimen de visitas y la prohibición de
contacto entre la imputada y su hijo dado que, si bien es cierto que el juez puede delegar ciertas facultades, la
potestad que tiene de decidir es indelegable y, en el caso, la medida no sólo requería que sea ordenada mediante
un auto fundado, sino que fuera emanada del funcionario competente para esa función (27).
XI. La ley brasileña María da Penha
Al participar en Jornadas Argentino-Luso-Brasileñas sobre daños y violencia, creo que debemos hacer una
breve alusión a la Ley María da Penha.
Los hechos antecedentes de esta norma son verdaderamente dramáticos:
En mayo de 1983, el marido (Marco Antônio Heredia Viveiros), de profesión economista, de la
biofarmacéutica Maria da Penha Maia Fernandes le disparó mientras dormía, dejándola parapléjica de por vida.
Dos semanas después de su regreso del hospital, en junio de 1983 en Fortaleza Estado de Ceará, intentó
electrocutarla.
El caso languideció en los tribunales durante dos décadas, mientras el esposo de María permanecía en
libertad. Años después, en un fallo histórico, la Corte Interamericana de Derechos Humanos señaló como
responsable del suceso al Gobierno de Brasil por no haber tomado medidas efectivas para enjuiciar y sentenciar
a los perpetradores de violencia doméstica.
Como respuesta a esta situación de indefensión, el gobierno brasileño promulgó en 2006 una ley bajo el
simbólico nombre de "Ley María da Penha sobre Violencia Doméstica y Familiar".
Se ha generado en Brasil una creciente concientización y cada vez mayores denuncias y sentencias firmes,
con una cada vez mayor intervención ante llamadas a la Central de Atención de la Mujer.
Un balance optimista que María da Penha comparte, con matices. "Antes de la ley los casos de violencia
doméstica se consideraban un crimen de bajo potencial ofensivo. Esa realidad ha cambiado, y es cierto que en
todos los lugares a los que acudo a dar charlas encuentro mujeres que se autodenominan 'salvadas por la ley',
pero son necesarios más recursos económicos para implementarla en todo su poder, afirma.
La Ley María da Penha establece tribunales especiales y condenas más estrictas para los maltratadores, pero
también otros instrumentos de prevención y auxilio en ciudades de más de 60.000 habitantes como Comisarías
de Mujer, Casas Hogares y Centros de Referencia para Mujeres. "El problema no está en la ley sino en su
aplicación. Desgraciadamente, estos instrumentos sólo existen en grandes ciudades", insiste da Penha.
Con un promedio de diez asesinatos diarios, los datos sobre violencia doméstica en Brasil siguen siendo
alarmantes. "Es necesario que se sensibilice y capacite a las personas involucradas en la lucha contra la
violencia; pero tenemos mucha gente involucrada, hombres y mujeres que viven y sueñan con una sociedad más
humana para sus hijos y nietos, concluye.
En la actualidad ONU Mujeres colabora con el Instituto Avón en el diseño de una estrategia que de más
visibilidad a la ley, por ejemplo, a través de la mayor difusión de las páginas web www.quebreociclo.com.br
("rompa el ciclo"). Los portales están dirigidos a jóvenes y profesionales del derecho y la justicia, con diferentes
tipos de contenido. Para el primer grupo hay disponibles juegos y herramientas interactivas; para el segundo
instrumentos legales y discusiones sobre las leyes (28).
XII. Colofón
Finalmente, considero que la difusión de los instrumentos legales y su aplicación tribunalicia contribuyen a
alertar también sobre el fenómeno de la violencia familiar y violencia de género.
En momentos en que nuestro país sufre diferentes crisis: económica, política y social, la violencia atraviesa
a la familia y es menester concientizar sobre ello.
A veces las parejas no se separan, por motivos económicos, de vivienda y otros, y en ocasiones permanecer
juntos retroalimenta la violencia.
Por eso señalamos que la prevención normativa debe ir unida a políticas del sistema de salud y del sistema
social para poder ayudar a la víctima
A veces la violencia alcanza a los niños, y se da, en forma directa e indirecta, por indiferencia en el ejercicio
de la responsabilidad parental o evidencia del abandono familiar.
Las familias con comportamientos disfuncionales, que relacionan a sus miembros con violencia, dificultan,
en fin, la vida de toda la sociedad.

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(*) Sobre la base de la disertación en las Jornadas Argentino-Luso-Brasileñas sobre daños y violencia de
fecha 26/04/2019. En agradecimiento a la Dra. Graciela Medina por su invitación. Agradezco también a las
Dras. Silvia García de Ghiglino, especialista en violencia familiar del MJyDH y Fabiana Cicarelli, secretaria de
derivaciones de la OVD, por sus sugerencias y la provisión de algún material para este comentario.
(1) En coautoría con Jorge A. Uriarte, Ed. La Ley, Buenos Aires, 1988 y con prólogo del recordado maestro
del método de casos, Julio Cueto Rúa.
(2) DE LOS SANTOS, Mabel, "Cuestiones procesales a la luz del Código Procesal Modelo de Familia",
Suplemento especial La Ley, Familia, dic. 2104, ps. 125 y ss.
(3) ROPERO, Rebeca, "El principio de tutela judicial efectiva y su relación con la determinación inicial del
proceso en el derecho de familia", en LLGran Cuyo 2017 (noviembre), 1, cita online: AR/DOC/2008/2017.
(4) BERMEJO, Patricia, "El proceso de familia en el nuevo Código Civil y Comercial y su coordinación
con las justicias provinciales", RDP, ob. cit., p. 153.
(5) BERIZONCE, Roberto O., "Técnicas orgánico-funcionales y procesales de las tutelas diferenciadas",
RDP, 2009, idem, "Tutelas Procesales Diferenciadas II", Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2009, p. 31.
(6) MEDINA, Graciela, "El proceso de Familia en el Código Unificado", RDP, 2015-2, "Procesos de
Familia", Ed. Rubinzal-Culzoni, Santa FE, año 2015, p. 88
(7) DE LOS SANTOS, Mabel A., ob. cit., ps. 125 y ss.
(8) GRILLO, Iride Isabel María, "El derecho a la tutela judicial efectiva", disponible en
http://www.infojus.gob.ar/iride-isabel-maria-grillo-derecho-tutela-judicial-efectiva-dacf040088-2004/123456789-0abc-defg8800-4
(9) El art. 18 de la CN establece la inviolabilidad de la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El
art. 8º de la Convención Americana de Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica, reconoce a toda
persona el derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal
competente, independiente, imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil,
laboral, fiscal o de cualquier otro carácter. Y el art. 25 otorga el derecho a un recurso sencillo y rápido o
cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen
sus derechos fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
(10) PEYRANO, Jorge W., "Importancia de la consolidación del concepto de la tutela Judicial efectiva en
el ámbito del juicio civil y análisis de su contenido", disponible en
http://faeproc.org/wp-content/uploads/2012/09/Ros_5.pdf.
(11) PEYRANO, Jorge W., con cita de MARINONI LUIZ, "Derecho fundamental a la tutela jurisdiccional
efectiva", Ed. Palestra, Lima, 2007, p. 281, con cita de la sentencia del Tribunal Constitucional 61/1984.
(12) "Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el art. 52, al
que matare: 1º A su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha
mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia (inciso sustituido por art. 1º de la ley 26.791 BO
14/12/2012) 2º Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso. 3º Por precio o promesa
remuneratoria. 4º Por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de
género o su expresión (inciso sustituido por art. 1º de la ley 26.791, BO 14/12/2012) 5º Por un medio idóneo
para crear un peligro común. 6º Con el concurso premeditado de dos o más personas. 7º Para preparar, facilitar,
consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o procurar la impunidad para sí o para otro o por
no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito. 8º A un miembro de las fuerzas de seguridad pública,
policiales o penitenciarias, por su función, cargo o condición. (Inciso incorporado por art. 1º de la ley 25.601,
BO 11/06/2002). 9º Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las fuerzas de
seguridad, policiales o del servicio penitenciario. (Inciso incorporado por art. 1º de la ley 25.816, BO
09/12/2003). 10. A su superior militar frente a enemigo o tropa formada con armas. (Inciso incorporado por art.
2º del Anexo I de la ley 26.394, BO 29/08/2008. Vigencia: comenzará a regir a los seis [6] meses de su
promulgación. Durante dicho período se llevará a cabo en las áreas pertinentes un programa de divulgación y
capacitación sobre su contenido y aplicación). 11. A una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y
mediare violencia de género. (inciso incorporado por art. 2º de la ley 26.791, BO 14/12/2012). 12. Con el
propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se mantiene o ha mantenido una relación en los
términos del inc. 1º. (inciso incorporado por art. 2º de la ley 26.791, BO 14/12/2012). Cuando en el caso del inc.
1º de este artículo, mediaren circunstancias extraordinarias de atenuación, el juez podrá aplicar prisión o
reclusión de ocho [8] a veinticinco [25] años. Esto no será aplicable a quien anteriormente hubiera realizado
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actos de violencia contra la mujer víctima". (Párrafo sustituido por art. 3º de la ley 26.791, BO 14/12/2012).
(13) ZANNONI, Eduardo A., "Reflexiones a propósito de la ley 26.485 y las perspectivas de género, la no
discriminación y el discurso jurídico", Revista Jurídica UCES,
dspace.uces.edu.ar:8180/xmlui/bitstream/handle/.../717/Reflexiones_Zannoni.pdf.
(14) SOSA, Toribio E., su nota en LA LEY, 1995-C-1190.
(15) MOLINA, Alejandro C., "La violencia familiar ante un juez y un proceso que ayudan a superarla",
RDF 2003-24-99, cita online: 0029/000207.
(16) G. de Ghiglino dice que es una ley procesal sólo aplicable por los Juzgados Nacionales con
competencia en asuntos de familia de Ciudad de Buenos Aires, llamada por muchos nacional porque emanó del
Congreso de la Nación y tuvo el mérito de invitar a las provincias a dictar normas de igual naturaleza (art. 9º).
Ver GARCÍA DE GHIGLINO, Silvia S. — ACQUAVIVA, María A., "Protección contra la violencia familiar",
Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 2010, ps. 127 y ss.
(17) DI LELLA, Pedro - DI LELLA, Pedro (h.), "La Ley de Protección Contra la Violencia Familiar de la
Provincia de Buenos Aires", en JA 2001-II-1258, cita online: 0003/008177.
(18) CNCiv., sala A, 14/04/2003, "S., V. c. N., I. R.", LA LEY 2003-D-529.
(19) SCHERMAN, Ida - MORANO, Estela, "Violencia familiar. La aplicación de la ley 12.569. La crisis
económica", en RDF 2002-22-71, cita online: 0029/000012.
(20) Citar: elDial AAA6F4, copyright 1997, 2018, Ed. Albrematica SA, Tucumán 1440 (CP 1050), Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
(21) Cámara de Familia de Mendoza (CFamiliaMendoza), 11/05/2017, "M., M. T. c. Q., R. M. s/ medida de
protección de derechos (P. A.)", LLOnline, cita online: AR/JUR/36988/2017.
(22) Esta sala, r. 361. 662, del 25/11/2002 y sus citas; r.380.021, del 18/07/2003; r. 390.751, del
12/03/2004; r. 508. 916, del 07/07/2008; CNCiv, sala G, H., 20/08/2008, "R. c. Ch. R., R s/ denuncia de
violencia familiar".
(23) Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Toda persona, como miembro de la
sociedad, tiene derecho a la seguridad, social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación
internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad" (art.
22). Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, enumera los
mismos parámetros normativos y remarca que el Estado se obliga a proveer los recursos necesarios "hasta el
máximo que disponga". El Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en
materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, suscripto el 17 de noviembre de 1988 expresa: "Toda
persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad. En tal cometido, los Estados partes se
comprometen a adoptar de manera progresiva las medidas necesarias a fin de llevar este derecho a la práctica,
en particular: a) proporcionar instalaciones adecuadas, así como alimentación y atención médica especializada a
las personas de edad avanzada que carezcan de ellas y no se encuentren en condiciones de proporcionárselas por
sí mismas; b) ejecutar programas laborales específicos destinados a conceder a los ancianos la posibilidad de
realizar una actividad productiva adecuada a sus capacidades respetando su vocación o deseos; c) estimular la
formación de organizaciones sociales destinadas a mejorar la calidad de vida de los ancianos". La Convención
Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do
Pará) aprobada el 9 de junio de 1994 por la Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos,
que si bien no pudo ser incluida en el texto de la Carta Magna de 1994 por haber sido adoptada
contemporáneamente con la reforma constitucional, fue aprobada en nuestro país por la ley 24.632/1996,
establece entre los derechos allí reconocidos y protegidos, el derecho de las mujeres a una vida libre de
violencia, al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de sus derechos humanos, al ejercicio libre y pleno de
todos esos derechos, a vivir libres de toda forma de discriminación, a ser valoradas y educadas libres de
estereotipos y prácticas culturales basadas en la inferioridad y subordinación, debiendo los Estados adoptar
políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer (arts. 7º, 8º y 9º) como así
también mecanismos interamericanos de protección, como la posibilidad de presentar peticiones a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos que contengan denuncias o quejas de violación del art. 7º de la
Convención. Se trata de bregar en este caso por la integridad psico-física de la actora que por su condición de
alta vulnerabilidad y de ser prima facie víctima de violencia familiar, merece la protección judicial preventiva
que otorgan las herramientas jurídicas contra el flagelo de la violencia en general y de la violencia de género en
particular, procediendo en consecuencia el rechazo del recurso articulado y la confirmación del decisorio

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recaído en la instancia precedente.


(24) "Hatamleh, Ahmad Mahmoud Fayyad c. Estado Nacional - Ministerio deI Interior OP y V-DNM s/
recurso directo DNM. CNFed. Cont. Adm., Capital Federal, 08/03/2018, sala 2ª, Id SAIJ: FA18100002.
(25) Juzg. Paz Daireaux, 25/08/2017, "Z. A. S. s/ protección contra la violencia familiar", expte. 11.700-17.
Título: Provincia de Buenos Aires 1/2018, Autores: LOPES, Cecilia - PIETRA, María Luciana, cita online:
AP/DOC/14/2018.
(26) Provincia de Buenos Aires 1/2018, Autores: LOPES, Cecilia - PIETRA, María Luciana, cita online:
AP/DOC/14/2018, b) Juzg. Familia N.º 4 Mar del Plata, 06/04/2017, "O. J. N. y otro/a c. O. I. O. s/ protección
contra la violencia familiar (ley 12.569)".
(27) "C., C. A. s/ recurso de apelación", CNCrim. y Correc., 15/03/2018, sala 1ª, Id SAIJ: FA18060052.
(28) http://www.unwomen.org/es/news/stories/2011/8/maria-da-penha-law-a-name-that-changed-society.

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