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Poder Judicial de la Nación

Juzgado Nacional en lo Comercial N° 8

///nos Aires, de abril de 2015.

Y VISTOS:

Estos autos caratulados "TKACZYK JESICA VANINA Y


USO OFICIAL

OTRO c/ ASEGURADORA FEDERAL ARGENTINA S.A. s/ ordinario" para

dictar sentencia, de los cuales

RESULTA:

I. Que a fs. 61/74 se presentaron JESICA VANINA

TKACZYK y PABLO MARIANO GRECO, por derecho propio, y promovieron

demanda contra ASEGURADORA FEDERAL ARGENTINA S.A. por cobro de

la suma de $ 47.000 proveniente del incumplimiento de un contrato de seguro

que los vinculara, de acuerdo a la versión de hechos que expusieron.

Dijeron que desde hacía un tiempo convivían y que el

actor tenía conjuntamente con otro socio y como emprendimiento familiar con

la accionante un bar y un taller mecánico.

Indicaron que en el año 2009 compraron con mucho

esfuerzo un vehículo marca Peugeot 405 SRIABS, tipo Sedan, 4 puertas,

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dominio AOM 011, que inscribieron a nombre de la coactora, que era utilizado

en sus actividades laborales y que era usufructuado y conducido por ambos.

Sostuvieron que el coactor suscribió a través de un

productor de la accionada, un contrato de seguro instrumentado mediante

póliza n° 03/1.833.765.

Hicieron saber que a la fecha del siniestro, la relación se

hallaba en un momento crítico, por lo que la requirente se encontraba

residiendo temporariamente en la Provincia de Santa Fe. Asimismo, indicaron

que en el aspecto laboral el actor no estaba transitando un buen momento, lo

que le había traído aparejado crisis de ansiedad, estrés y depresión.

Manifestaron que el 14.11.09, encontrándose el rodado

reglamentariamente estacionado en la casa de los suegros del accionante, fue

sustraído por desconocidos. Ante ello, efectuó la denuncia correspondiente en

la Comisaría Seccional n° 9 de la Localidad de Quilmes.

Expresaron que en ese momento, el actor llamó

telefónicamente al productor de seguros y le dio aviso de la ocurrencia del

siniestro.

Relataron que ante el conglomerado de situaciones

traumáticas y estresantes que venía padeciendo el requirente, a lo que se

sumó el robo de su automotor, al día siguiente cayó en cama víctima de

ataques de pánicos, con episodios de llanto sin control y aumento del estado

de depresión. Añadieron que este cuadro perduró en forma severa por varios
días, hasta que el 24.11.09 el médico tratante le permitió movilizarse y salir de

su domicilio.

Expresaron que en el tiempo en que el actor se encontraba

en el estado citado, llamó a su productor para informarle que le resultaba

imposible, por cuestiones de fuerza mayor, concurrir a suscribir en forma

personal la denuncia administrativa; repitió el contacto telefónico el 25.11.09,

fecha en la cual el agente le indicó que si bien debía concurrir a la compañía

aseguradora a radicar la comunicación de ocurrencia de siniestro, él ya había

dado aviso de la imposibilidad que había sufrido de realizarla con anterioridad.


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Adujeron que ante ese escenario, el actor se dirigió a la

aseguradora y presentó formal denuncia escrita y adjuntó a ella una nota en la

que daba cuenta que por problemas familiares, se había visto imposibilitado de

efectuarla con anterioridad. Asimismo, acompañó el formulario de la denuncia

policial.

Expusieron que en el mes de diciembre de ese año, la

demandante –titular registral de la unidad-, realizó los trámites de baja del

rodado en el Registro de la Propiedad Automotor y Rentas.

Siguieron relatando que a pesar de haber efectuado dentro

de las posibilidades del asegurado la notificación del siniestro primero en forma

telefónica y luego en forma personal, el 7.12.09 la accionada declinó

responsabilidad, con sustento en haberse realizado la denuncia fuera del plazo

estipulado en los arts. 46 y 47 de la ley 17.418.

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A continuación hicieron referencia al intercambio epistolar

mantenido entre las partes y a la responsabilidad de la accionada. Citaron

doctrina y jurisprudencia al respecto.

En el acápite VI) practicaron liquidación y se refirieron a los

rubros que componían la indemnización pretendida: a) cumplimiento del

contrato, pago de la suma asegurada cuantificada en $ 25.000; b) privación de

uso del automotor y lucro cesante valuado en $12.000; y c) daño moral,

estimado en $ 10.000.

Ofrecieron prueba, ampliada a fs. 89, fundaron en derecho

e hicieron reserva de requerir actualización monetaria.

II. A fs. 75/76 se imprimió a las actuaciones el trámite

correspondiente al juicio ordinario y se confirió el traslado de ley, diligencia

cumplida mediante la cédula de fs. 92.

III. Se presentó a fs. 98/102 ASEGURADORA FEDERAL

ARGENTINA S.A. por apoderado, contestó la demanda instaurada en su

contra, negó los extremos fácticos y jurídicos que la informan y solicitó su

rechazo con costas.

Reconoció la emisión de la póliza acompañada en copia

por los demandantes, y el contrato de seguro que amparaba el vehículo de la

actora ya descripto.

En cuanto a los hechos, señaló que el asegurado denunció

la ocurrencia del siniestro, fuera del plazo previsto por el art. 46 de la ley

17.418.
Ante ello comunicaron al demandante el rechazo de la

indemnización pretendida mediante CD.

Cuestionó los rubros reclamados, ofreció prueba e hizo

reserva de Caso Federal.

IV. A fs. 108/109 la causa fue recibida a prueba y

designada la audiencia preliminar que preceptúa el CPCC:360, sobre cuyo

resultado da cuenta el acta de fs. 114.

A fs. 116/117 se proveyeron los medios probatorios


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oportunamente ofrecidos, los que se produjeron según informó la actuaria a fs.

496.

Allí la causa fue puesta para alegar, carga cumplida sólo

por los actores a fs. 502/513.

Finalmente, a fs. 516 se llamaron los autos para dictar

sentencia, providencia consentida a la fecha.

Y CONSIDERANDO:

I.a) Los demandantes sustentaron su pretensión en el

incumplimiento del contrato de seguro por el cual la accionada debió haberlos

indemnizado debido al hurto de un rodado de su propiedad.

La requerida resistió la pretensión y pidió su rechazo, para

lo cual sostuvo básicamente que el actor formuló la denuncia del siniestro fuera

del plazo legal.

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En estos términos genéricos quedó planteado el conflicto

que cabe decidir.

I.b) No se halla controvertida en el sub examine la relación

contractual que ligara a los contendientes.

Se trata de un contrato de seguro que cubría el riesgo de

robo o hurto total o parcial del rodado de los demandantes, supuestos en los

cuales la aseguradora debía indemnizar o reemplazar los faltantes o abonar

una suma correspondiente al valor de venta al público al contado en plaza al

momento del siniestro, de un vehículo de igual marca y características, según

las particularidades del siniestro (Cláusulas 10, 12 y 13, fs. 365 vta.).

Fue admitida la vigencia de la cobertura y bien asegurado.

También resultó reconocida la póliza (fs. 98vta.).

El art. 46 de la ley 17418 impone al tomador o al

derechohabiente en su caso, la carga de comunicar al asegurador el

acaecimiento del siniestro dentro de los tres días de conocerlo. El art. 47 del

mismo cuerpo legal dispone que si el asegurado no cumple con esa carga,

pierde el derecho a ser indemnizado. El art. 115 exige al asegurado denunciar

el hecho del que nace su eventual responsabilidad en el término de tres días de

producido, si es conocido por él o debía conocerlo.

Se ha dicho que no cabe exigir que la denuncia sea

efectuada a través de la observancia de formas sacramentales (Stiglitz, Rubén,

Derecho de Seguros, T° II, pág. 202/204, Ed. La Ley, Buenos Aires 2005).
En el caso no se invocó la insuficiencia o falsedad de la

información suministrada, sino lisa y llanamente el incumplimiento de la carga

de denunciar el siniestro.

La demandada negó la llamada al productor (fs. 99 vta.),

pero omitió toda referencia al carácter en el cual se desempeñaba el agente y

sobre sus facultades para recibir la denuncia del siniestro.

A fs. 186 se recibió el testimonio del productor interviniente,

según el cual el asegurado le avisó en forma telefónica que le habían robado el


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auto; manifestó que el robo fue un fin de semana.

Aclaró que le indicó al testigo que hiciera la denuncia

policial.

Agregó que el accionante le había avisado telefónicamente,

luego se enfermó y cuando se recuperó llevó la denuncia policial para poder

hacer la denuncia formal en la compañía de seguros.

La ley de seguros, como se dijo, dispone que el

acaecimiento del siniestro debe ser comunicado al asegurador. Y fue probado

que efectivamente, la denuncia fue efectuada por teléfono al productor.

Las facultades de dicho agente no fueron cuestionadas por

la aseguradora.

No obstante ello, a todo evento, cabe destacar que el

productor carente de representación, en principio, no se identifica con el

asegurador. Solo está habilitado para las funciones taxativamente enumeradas


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en la LS:53, entre las cuales no se encuentra la de recibir las denuncias de

siniestros.

Sin embargo, esa regla cede cuando la limitación legal ha

sido sustituida en los hechos por un comportamiento concluyente del productor

consistente en aparentar frente a terceros hallarse legitimado para la

realización de actos propios del asegurador o de un representante de éste,

pues en ese caso, haciendo aplicación de la noción de apariencia, se ha

aceptado que la actuación del productor obligue al asegurador siempre que los

terceros puedan razonablemente creer que el productor tenía facultad para

actuar en su nombre aun cuando en la realidad haya excedido sus poderes

(Stiglitz, op. cit., pág. 225/226 y jurisprudencia allí citada; López Saavedra,

Domingo, Ley de Seguros comentada y anotada, T° I, pág. 234/236, Ed. La

Ley, Buenos Aires 2012).

En este sentido, se ha resuelto que si la conducta del

principal ha sido tal como para darle al tercero fundamentos para creer de

buena fe que el productor poseía realmente los poderes ejercidos, el principal

está impedido de afirmar que eran falsas las apariencias creadas por su propia

conducta y que el agente actuó sin facultades (Sala C, "Monia de Cidoni C. c/

La Fortuna Cía. de Seguros", 18.03.91, DJ 1991-2-871). También se ha dicho

que el asegurador debe adoptar las medidas necesarias para impedir que los

terceros puedan engañarse por la apariencia de facultades representativas que

presente la actuación del productor de seguros, en tanto que el asegurado no

está obligado a comprobar cada vez si ellas existen o subsisten o su alcance

tienen (Sala A, "Luzza Francisco c/ Cía. de Seguros Unión Comerciantes SA ",

31.10.97, cit. por López Saavedra, op. cit., T° I, pág. 236).


Se comparten tales principios.

Es que en el ámbito del seguro es común esta apariencia

tolerada, pues a menudo forma parte del esquema comercial de la actividad; no

solamente se admite el ropaje con que se viste el agente, sino que con

frecuencia es provisto por el propio asegurador. Evidentemente, si toda esta

ostentación es tal vez artificiosa y destinada a la captación de clientela, esta

circunstancia no trasciende al público y por ello sus efectos no pueden

desdoblarse de manera de que quien la provoca aproveche sólo los aspectos

positivos que genera la apariencia creada, y no los que lo perjudican (Meilij,


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Gustavo y Barbato, Nicolás, Tratado de Derecho de Seguros, pág. 125, Zeus

Editora, Buenos Aires 1975).

En tal perspectiva, si existen irregularidades en el proceder

del agente, ello es responsabilidad de la empresa aseguradora, toda vez que

es ella la que lucra con tal actividad, de gran repercusión pública, a la par que

tiene la obligación de elegir cuidadosamente a sus agentes generadores de

esperanza y confianza públicas (Sala A, "Navarro Eliana Lujan c/ Agrosalta

Coop. de Seg. Ltda.", 15.02.08; íd. "Martínez, Enrique c/ Solvencia S.A. de

Seg. Grales. y ot.", 29.11.00; íd. "Lizza, Francisco c/ Unión Comerciantes Cía.

de Seg.", 31.10.97).

Recuérdese que de conformidad con las reglas que rigen la

carga de la prueba, era la propia compañía quien debía acreditar la ausencia

de atribuciones del nombrado para recibir la denuncia de siniestro de parte de

los asegurados, cosa que no hizo, pero es cierto que no hubo invocación

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alguna respecto de facultades del agente, sino que la base de su defensa fue

que la comunicación se había efectuado en forma extemporánea

desconociendo el hecho del llamado, debidamente probado en la causa.

En síntesis, lo cierto es que por efecto de la denuncia

telefónica efectuada por el demandante, la aseguradora demandada se

encontraba compelida a abonar la indemnización de conformidad con lo

previsto en la póliza respectiva. Y eventualmente, bien sea por la ausencia de

prueba acerca de los verdaderos alcances de las atribuciones del agente, o

bien por la apariencia de la legitimidad del obrar del productor al amparo de la

estructura organizativa del asegurador, igual quedaba obligado.

I.c) El resarcimiento:

La mera alegación de la producción de daños resulta

insuficiente para que pueda estimárselos configurados. Es imprescindible que

se pruebe concretamente su existencia presente o futura (Sala C, "Castia Jorge

c/ Gmac de Argentina S.A.", 26.09.06); no puede ser eventual o hipotético. Y es

quien lo invoca quien debe probarlo.

La posibilidad de acceder a la reparación de un perjuicio

que exceda el resarcimiento constituido por los intereses de tipo moratorio del

CCIV:622, exige prueba positiva y precisa de la existencia, entidad y

vinculación causal del daño no obstante que aparezca derivado en forma

directa del incumplimiento (Sala C, "Verstraeten Diego c/ Caja Nacional de

Ahorro y Seguro", 30.12.92; id. "Jakim Horacio c/ Amparo Cía. Arg. de seg.",

21.09.92; id. "Zanelli Luis c/ Brújula Cía. Arg. de Seg.", 31.05.94; Sala D,

"Transportadores Unidos Coop. Ltda. de Seg. s/ disolución y liq. jud. s/ inc.


verif. por Koyura Guillermo", 22.10.93; dictamen del Fiscal de Cámara 68710

en autos "Martínez Martín c/ Omega Coop. de Seg. Ltda., seguido por Sala C,

14.09.98).

Tales son las pautas según las que debe merituarse la

procedencia del resarcimiento pedido, según sigue:

1. Indemnización por el incumplimiento de pago de la

cobertura:

El vehículo se hallaba asegurado hasta la suma de $


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25.000 (fs. 21).

Esta suma es la que corresponde admitir como quántum

resarcitorio por este rubro, conforme Cláusula 10 de las Condiciones Generales

de Contratación (fs. 365vta.).

2) Privación de uso y Lucro cesante:

a. La accionada sostuvo que no debe hacerse cargo de

este rubro – privación de uso- por cuanto en la póliza quedó expresamente

establecido que no habría lugar para reclamo aun cuando la privación de uso

proviniera de un suceso amparado por la cobertura (cláusula 21 de las

Condiciones Generales, fs. 364).

Ahora bien, se entiende, acompañando la jurisprudencia

que se cita a continuación, que esa cláusula resulta operativa en tanto el

contrato fuere cumplido en tiempo y forma, mas no cuando la aseguradora

resultare morosa, supuesto en el cual debe resarcir todos los perjuicios


Juzgado Nacional Comercial N° 8 11 JAVIER J.

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derivados de su incumplimiento en los términos del CCIV:519 (Sala D, "Flores

Clementina c/ Liderar Cía. Gral. de Seg.", 30.12.04; id. id., "Herrera Hugo c/

Citibank NA", 16.04.02; id. Sala C, "Hernández Mabel c/ La Económica

Comercial S.A. de Seg. Grales.", 06.09.02).

Tal situación es la que se verifica en la especie, conforme

lo que ya quedó decidido.

Al no haber abonado en término la indemnización, la

aseguradora morosa debe satisfacerlo como consecuencia del incumplimiento

del contrato, por el perjuicio causado (Sala B, "Billorou Arnoldo c/ Provincia

Seguros S.A.", 28.10.05; Sala D, "Transportes Germano S.A. c/ Instituto Italo

Argentino de Seguros Generales S.A.", 09.10.00; Sala E, "Sosa Pablo c/

Omega Coop. de Seg. Ltda.", 23.11.99).

Ahora bien el quántum debe fijarse en forma prudencial con

sujeción a los parámetros del CPCC:165 atendiendo a la incidencia derivada de

las expensas necesarias para el funcionamiento del rodado (combustible,

gastos de mantenimiento y otros) que deben ser compensadas para que no se

transformen en una inadecuada causa de ganancias a favor del damnificado.

Es decir, los gastos que hubiera generado el uso del vehículo de haberse

utilizado (Sala B, "Domínguez Candelario c/ Caja de Seguros S.A.", 5.9.01;

Sala E, "Basile Héctor c/ Columbia S.A. Seguros", 18.7.97; Sala A, "Palat

Roberto c/ Álvarez Luís", 18.6.93; CNCiv., Sala A, "Martínez Adrián c/ López

Antonio", 25.10.89; id. Sala G, "Paladino Edgardo y otra c/ Sabino Aníbal y

otros", 14.11.91; id. Sala J, "Simison Diego c/ CIADEA S.A.", 19.12.00).

Dentro de los lineamientos referidos, se estima adecuado


fijar para el caso prudencialmente conforme CPCC:165, la cantidad de $ 7.000

por la privación de uso sufrida.

b. Al demandar los pretensores además sostuvieron que

sufrieron lucro cesante.

Mas al haberse invocado la pérdida de una ganancia que

se ha dejado de percibir a consecuencia de la utilización comercial del vehículo

–es decir, no la mera privación de uso-, corresponde a quien lo alega

acreditarlo debidamente (Sala D, “Taliente Herminio c/ Ford Crédit Cía. Fciera.


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S.A.”, 24.05.07). Y en tanto los actores no produjeron prueba sobre el punto, no

procede admitir la pretensión resarcitoria formulada en tal sentido (Sala B,

“Gómez Juan c/ La Perseverancia del Sur S.A.”, 02.05.06; id. Sala C, “Maciel

Miguel c/ Solvencia Cía. de Seguros S.A.”, 29.12.95).

En suma, los actores señalaron a fs. 68 que la falta del

vehículo ocasionó que dejaran de percibir las ganancias que percibían con

antelación al hecho, por lo que su negocio se vio seriamente afectado.

Sin embargo no se ha acompañado a la causa ningún tipo

de comprobante que acredite las ganancias mensuales que tenían los actores

provenientes del taller mecánico, bar y venta de ropa; no hay otros

antecedentes colectados ni se pusieron a disposición del experto sus libros

contables que estaban obligados a llevar como comerciantes (fs. 374), y que

ellos mismos ofrecieron como prueba (fs. 73)

Juzgado Nacional Comercial N° 8 13 JAVIER J.

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Se desconoce en absoluto la eventual entidad del alegado

desequilibrio patrimonial pre y post siniestro, por lo que corresponderá sin más

el rechazo de este rubro.

3) Daño moral:

Configura daño moral "toda alteración disvaliosa del

bienestar psicofísico de una persona por una acción atribuible a otra" (Stiglitz

Gabriel y Echevesti Carlos, El Daño Moral, en Responsabilidad Civil, dir.

Mosset Iturraspe Jorge, pág. 242, Ed. Hammurabi, Buenos Aires 1992 ).

Enmarcado el caso dentro de la esfera de la

responsabilidad contractual, corresponde merituar su procedencia con criterio

restrictivo en tanto no se trata de una reparación automática tendiente a

resarcir los disgustos propios de la inejecución contractual, sino sólo

determinados padecimientos espirituales que de acuerdo a la naturaleza del

hecho generador y circunstancias del caso, lo justifiquen (Sala A, "Rapetti Juan

José c/ Banco Francés S.A.", 19.07.07).

Participo de las consideraciones vertidas por la Sala C de

la Excma. Cámara según las cuales "es necesario probar en forma concreta la

existencia del daño moral de origen contractual por parte de quien lo reclama,

lo que se encuentra claramente justificado en razón de que los incumplimientos

que provocan este tipo de responsabilidad afectan intereses privados,

normalmente económicos, estableciéndose de esta forma una notoria

diferenciación con los casos de responsabilidad extracontractual que dan

fundamento a la diversidad de los respectivos regímenes. Por esta razón la ley

debe ser más severa con el autor de un hecho ilícito que con el incumplidor de
un contrato. En el primero de los supuestos está comprometido el orden

público, es decir, que su violación produce un perjuicio grave al orden social.

En cambio en el incumplimiento contractual, si bien hay un interés general en

que los contratos deben ser cumplidos, el interés público sólo juega aquí de

una manera mediata" (autos "Wolf Manuel c/ Prado Raúl", 5.10.89).

Y dado que los accionantes no produjeron prueba alguna

tendiente a la acreditación del agravio –véase que desistieron de la prueba

informativa tendiente a proar los padecimientos que dijo sufrir el actor (fs. 493)-,

debe desestimarse la pretensión por este rubro.


USO OFICIAL

Por fin, señálase que las simples molestias, contrariedades

o inquietudes derivadas del incumplimiento no son indemnizables; el

resarcimiento por el daño moral está dirigido a compensar padecimientos o

angustias sufridas por el sujeto en exceso de lo común (Sala A, "Gómez Beatriz

c/ Giovannoni, Carlos", 16.12.92; Sala C, “Frylinsztein Isaac c/ Arcadia Cía. de

Seg.”, 30.9.94, entre otros).

II. Ante ello, habrá de hacerse lugar parcialmente a la

demanda promovida en autos dado que los actores acreditaron el presupuesto

fáctico de las normas que sustentan sus pretensiones invocadas a fs. 73

acápite X) como era de su incumbencia (CPCC:377).

La acción prosperará por la suma de $ 32.000 en concepto

de capital con más intereses a la tasa activa Banco Nación para sus

operaciones de descuento de documentos a 30 días (CCOM:565; Pleno "S.A.

La Razón", 27.10.94) desde la mora, producida desde la fecha en que el

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siniestro fue improcedentemente rechazado (07.12.09, fs. 45) hasta su efectivo

pago.

En cuanto a la actualización monetaria, dado que solo se

formuló una reserva de requerirla, nada cabe proveer en esta oportunidad.

III. Las costas se impondrán a la demandada, por

aplicación del principio objetivo de la derrota que emerge del CPCC:68, sin que

se adviertan configurados en el caso eximentes que permitan decidir de otro

modo.

En torno a la petición de aplicación de lo dispuesto por el

CCIV:505 según ley 24.432, firmes los honorarios se proveerá lo pertinente.

En consecuencia, por las consideraciones expuestas

FALLO:

I. Haciendo lugar parcialmente a la demanda promovida

contra ASEGURADORA FEDERAL ARGENTINA S.A. e intimándola para que

en el plazo de diez (10) días de consentida o ejecutoriada la presente pague a

JESICA VANINA TKACZYK y PABLO MARIANO GRECO la cantidad de

PESOS TREINTA Y DOS MIL ($ 32.000), con más sus intereses conforme lo

dispuesto en el considerando II) precedente desde la fecha de mora allí

prevista hasta su pago efectivo, bajo apercibimiento de ejecución.

II. Costas a la demandada vencida.

III. Sobre la base del capital de condena con más intereses

prudencialmente estimados a la fecha al solo fin regulatorio, considerando las


etapas cumplidas y la extensión, calidad, eficacia de las tareas realizadas y

demás pautas a que refiere el art. 6-b) del arancel, se regulan los siguientes

honorarios:

a) los de las letradas apoderadas de los actores Dras.

Adriana C. Pasquini y Gisela Aramburu, en forma conjunta, en la suma de $

11.000.-

b) los de los letrados apoderados de la demandada, Dres.

Luís A. Pennino y Leonardo F. Ywatani, en forma conjunta, en la suma de $


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5.000.-

c) los del perito contador Héctor Sánchez en la suma de $

3.000.-

e) los honorarios del mediador Dr. Fernando M. Mamone

se fijan en $ 2.000.-

Todo ello en base a los arts. 6, 7, 9, 11, 19 y 38 de la ley

21.839 según ley 24.432; del dec. 16.638/57 y de la ley 26.589 y dec. 1467/11.

Fíjase en cinco días el plazo para su cumplimiento.

Notifíquese.

III. Notifíquese a las partes por Secretaría. Cúmplase,

regístrese y oportunamente archívese. En cuanto a la documentación, las

partes procederán dentro de los cinco días de quedar firme la presente al retiro

de la que hubieren acompañado a la causa bajo apercibimiento de destrucción,

medida que se dispone en base a la carencia de espacio físico para su guarda.


Juzgado Nacional Comercial N° 8 17 JAVIER J.

COSENTINO
Javier J. Cosentino
Juez

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