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FEDERICO MONTIVERO
LA RIOJA
-2020-
“... La salud se basa en un cierto grado de tensión, la tensión existente entre lo que ya se ha logrado y lo que todavía
no se ha conseguido; o el vacío entre lo que se es y lo que se debería ser. Esta tensión es inherente al ser humano y
por consiguiente es indispensable al bienestar mental. No debemos, pues, dudar en desafiar al hombre a que
cumpla su sentido potencial. Sólo de este modo despertamos del estado de latencia su voluntad de significación”
Los planes de atención médica actuales recogen nuevas intervenciones y alternativas a los
cuidados convencionales y algunas de ellas están poco estudiadas, como lo es el uso de
distintas formas de arte como terapia complementaria a un tratamiento médico. Uno de los
campos donde más fuerza tiene es en el de la salud mental, ya que permite actuar tanto de
forma terapéutica como preventiva. La arteterapia engloba intervenciones con cualquier forma
de arte como la pintura, la fotografía, la música o el teatro. Su terreno de actuación, además
de la parte puramente asistencial, incluye el ámbito social y educativo que en muchas
ocasiones son olvidados en los cuidados de los enfermos. Una revisión de este tipo es
necesaria para guiar las intervenciones englobadas en la mejora de la comunicación no verbal
en pacientes con los que la psicoterapia tradicional a través del diálogo no es eficaz y como
herramienta de estimulación cognitiva y prevención de síntomas depresivos o ansiosos que
conllevan muchas patologías médicas. Por ello se valora su eficacia a partir de la evidencia
científica encontrada.
Se pueden diferenciar cuatro formas de expresión artística según el tipo de método que se
elija para realizar la terapia. En la primera, el paciente sólo participa en el momento de la
creación y la obra pasa a representarle, a representar su percepción de la realidad. Es el caso
de la pintura, la escultura, la fotografía, el cine y la escritura. Otras obras necesitan la presencia
del hombre durante todo el desarrollo; son las artes vivientes como el teatro y la danza. Otro
tipo de arte es aquél en el que el paciente da vida a objetos inanimados como pueden ser
marionetas y máscaras, y finalmente, el arte intangible que procede de las vibraciones
emitidas por el hombre, bien el canto o bien la música.
ANTECEDENTES
Desde la antigüedad las ideas de terapia y arte han ido de la mano y prueba de ello son las
observaciones de Aristóteles sobre las “mentes perturbadas o enfermizas” que decía, eran las
más creativas. En esa exploración de los límites entre locura y genialidad se continuó hasta
llegar al siglo XIX, tiempo en el cuál la psiquiatría comienza a utilizar el arte como herramienta
con objetivos en salud, sobre todo objetivos diagnósticos. Así se descubre que el arte permite
al enfermo expresar libremente su mundo interior y comienzan a surgir los primeros trabajos
en este ámbito de la mano del psiquiatra Pliny Earle, fundador de la American Psychiatric
Association, L. Forbes Winslow y Cesare Lombrosco, entre otros. Uno de los impulsores de
este tipo de arte fue Jean Dubuffet, quién en 1949 funda la compañía “L´art brut” influenciado
por la obra de Hans Prinzhorn “La producción de las imágenes en los enfermos mentales”. El
término “Art brut” es utilizado para referirse al arte sin normas ni preocupaciones, que no tiene
una finalidad estética, creado por no profesionales, normalmente pacientes psiquiátricos.
Sin embargo, el término de arteterapia no comienza a utilizarse hasta 1945, a raíz de la obra
Art versus illnes de Adrian Hill, quién posteriormente ocupará un puesto de terapeuta artístico
en un hospital psiquiátrico. Más adelante, en 1976, se creará el programa de postgrado en
Arte Terapia en la Universidad de Nueva York de la mano de la austriaca Edith Kramer, y se
oficializa el ejercicio del arteterapeuta. No será hasta finales del siglo XX, cuando esta forma
de terapia se afiance en España, gracias a las Dras. En Bellas Artes de la Universidad
Complutense de Madrid, Noemí Martínez y Marian López, quienes defienden el uso
terapéutico del arte tanto en personas con patología médica como en aquellas que tienen
problemas sociales o desean un mayor desarrollo personal.
Finalmente, en el campo clínico, se podría dividir el uso de la terapia artística en dos grupos.
Por un lado, en personas con patología médica y mentalmente estables y por otro aquellas
con algún tipo de patología o síntoma de enfermedad mental. Dentro del primer grupo, donde
parece tener más fuerza esta terapia es en las secciones de pediatría de los hospitales,
cuando las estancias son largas. Se aplican por ejemplo en los hospitales madrileños del niño
Jesús o el Clínico San Carlos. En el segundo grupo se encuentran pacientes que no
necesariamente presentan una patología médica, pero que, sin embargo, muchas veces existe
y provoca síntomas añadidos como ansiedad o trastornos del estado de ánimo.
Según las observaciones en ambientes hospitalarios realizadas por lelchuk Staricoff (s.f.), se
constata que las actividades artísticas posibilitan al paciente tolerar el dolor y los efectos
adversos de algunos tratamientos médicos: (a) reducen la ansiedad, la depresión y el estrés
en pacientes con cáncer; (b) mejoran la presión sanguínea y el ritmo cardíaco en pacientes
con alteraciones cardiovasculares; minimizan algunos trastornos comportamentales -como
pueden ser los trastornos de la alimentación y el sueño, las conductas disruptivas, el consumo
de drogas, que se asocian a ciertas patologías mentales; (d) estimula respuestas emocionales
y motoras en pacientes con Parkinson y; (e) favorece las habilidades sociales y disminuye la
pérdida de memoria en pacientes con Alzheimer. Aportes empírico-cuantitativos en este
grupo, algunas investigaciones indican que los recursos artísticos promueven el
establecimiento de metas nuevas y una nueva imagen corporal. Asimismo, brindan la
posibilidad de expresar emociones negativas generando un mayor sentimiento de autoeficacia
en la capacidad de sobrellevar la enfermedad (Svensk et al., 2009). Otras investigaciones
señalan que las intervenciones artísticas disminuyen los niveles de depresión, ansiedad y
sentimientos traumáticos en niños entre 8 y 11 años que padecieron un abuso sexual
(Pretorius, 2010). También se ha evidenciado que los síntomas psicológicos y físicos de
pacientes con HIV mejoran significativamente al participar en talleres de arteterapia. Estas
actividades permiten desarrollar habilidades para enfrentar los síntomas ligados al HIV al
liberar tensión y cambiar el foco de atención hacia uno más placentero (Rao et al., 2009).
También los pacientes graves pueden resultar muy favorecidos al utilizar este tipo de terapias.
Tal como se ha señalado, el uso de materiales y la posibilidad de ser a través del hacer,
permite que los pacientes se pongan a prueba y materialicen -a través del uso de materiales
y del propio cuerpo-, sus problemáticas cotidianas. Habilita, además, un espacio para el juego
que promueve la discriminación entre la fantasía y la realidad, además de habilitar la risa y
otras emociones positivas. En estos casos, siempre es conveniente el abordaje
multidisciplinario para lograr mejores resultados.
CONCLUSION
Con mi poca experiencia, puedo expresar que: El Arte Terapia tiene la particularidad de ser
un lenguaje universal no Invasivo. Lenguaje Universal, porque cualquier persona lo puede
ocupar para comunicarse, sin importar sus características personales, ni edad, género, cultura
o ideología. No Invasivo, porque penetra en el alma de manera casi imperceptible y desde allí
aflora un contenido subyacente, con la evidencia de las flores que adornan el césped. El Arte
Terapia es posible cuando interactúan simultáneamente sus elementos participantes: alumno,
proceso terapéutico y terapeuta.
PROPUESTAS DEL TALLER DE ARTETERAPIA PARA APLICAR EN EL SERVICIO DE SALUD
MENTAL DEL HOSPITAL DE LA MADRE Y EL NIÑO.
El taller de artererapia se puede aplicar en todos los niveles de prevención de salud. Como para
recordar estos:
- Estimulación temprana.
- Capacitaciones a los centros de salud periféricos para la detección y prevención de conductas
suicidas, maltrato infantil, abuso sexual infantil, adicciones etc.
•El taller abocado a los pacientes internados en el servicio de salud mental puede ayudar a:
- Confianza.
- Autoestima.
- Superación.
- Superar trauma.
- Fobias.
- Trastornos de conducta.
- Trastornos del ánimo.
- Problemas de adicciones.
- Rehabilitación neuromuscular.
- Mejorar la calidad emocional del paciente terminal.
- Rehabilitación sensorial.
- Rehabilitación en trastornos de conducta.
- Rehabilitación de estrés postraumático.
- Rehabilitación de adicciones.
PSIQUIATRIA
PEDIATRIA PSICOLOGIA
TERAPIA
ARTETERAPIA
OCUPACIONAL
PSICOPEDAGOGIA