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l

III ItI,I()'I'I,]CA TIIJMANIDADES


i
ir,i.r.'tr,1.1{,ilrt¡¡l¡l"llril¡oi¿¡deryCierci¡sdchtd¡eatióo,del¡ll¡ivcrsid*ddcl,¡PI¡l¡
T omo XXI
l

1
DEI] AUTOE \ Ii'.I'I (]A F() RMAT, Y
El problema eptistemoló'gi,co en la filosofía actual (1927).
Hegel 1¡ el prebente (1931).
Progreso y ilesualoración en fi,losofía 7¡ l,iteral'uru (1931). I,()S VAL()RHS
El juego eri*tencial, (1933). ENSAYO
Goethe u el panteísmo spinoziano (1933). IIII II N Á
ALORACION EX|STENCIAL
REY
Ideali,smo fenomenoló¡7i,co y mctalísica cristencia¿ (1936) I'I',' !,,,1 MOhTAL KANTIANA ORIENTADO EN EL
I'ITOBLEMA DE LA LIBERTAD

POB

CARLOS ASTRADA

LA PLATA
nxeúrrrc¡. aBGuNrtNA
1938
ru

In¡orce
Pá,s'

JNTRoD'rrccróN 7

I. Rasgos y proyoccionec fund¿mentales de la


-
étic¿ kantiana

CAPTTUIJO I.
1. tr'orma y contenido de la ley moral .. .. t7
2. Base raeionalista de la generaJizaeióu tle la ley
mora.l . 2l
3. De lo intlividual a lo universal: Ei imperativo ca-
tegórico
4. La dualitlail del ser tlel hombre .. .. 26

CAPITULO II.
5. La libertad corro forma legisladora 29
6. La esencia metafísica tle Ia libertad 34
7. nl primado tle la voluntad . . 40
8. Muntlo inteligible y rcino de lc¡s f,ines 46

CAPITULO III,
9. La ley moral y e1 fundamento humano coexistencial
de su universalidatl . 51
10. El scttimiento tlel respeto y la eoexistencia, moral 55
11. Egoísmo y pluralismo .. 59
12. La uniclad moral dc la comunitlad tie las pclsonas 63

CAPITULO IV.
13. La pura ética tiel deber ser y la" vitla moral 69
-rur
II.
-
La cútica del «formalis¡no" ético, y Ia óticn UNIVERSIDAD NACIONAT DE tA PLATA
de los valores (Novicobrc dc f938)

CAPITU],O L l'Á!
1. La crítiea ile Scheler al fo¡malismo kattl,irtrro
CAPITULO II.
2. ,Sobrc Ia posibilitlatl de una ética materi¿l tlc kr¡ Presidente
velores. ll )'
DoCToR JUAN CARLOS RÉBORA
3. Sustancia apriorística tle 1o emocional .. . lill
4. Determinaeión tle los valores morales ll
5. Va)ores, bienes y fires !r'1 Vicepresidente
6. I41 ¡'o¡den tle preferencia" entre los valores . . ¡l
7. Jerarquía y altitud tle los valo¡es l 0() DOCTOR ORESTES E. ADORNI
8. El sujeto supremo de los valores y los trvalorcs
absol utos , , l0l
Secretatio Genera.l g del Conseio Superiot
CAPITULO III.
L Consitleraeiones erítieas sobre la concepción axio- ABoGAD0 BERNARDO ROCHA
lógica scheleriana: .. .. I07
a) La r'objetividatl absoluta tle los valores" y Miembros del Consejo Superior
su jerarquía I r)7

b) Los "valores objetivos y eternos', y la Facultad de Agronomía: decano, ingeniero aglónomo Santiago
existeneia humana . . I t)ll Boaglio; delegado, ingeniero agrónomo Santos Soriano.
e) Autonomía tlel valor y heteronomía de la Fqcultad de Ciencias Físicomatemátícas: d,ecano, doctor Hilario
Dersona llli Magliano; delegado, ingeniero Enrique Humet'
Facultad de Ciencias Jurídicas u Sociales: decano, doctor Eduardo
CAPITUI,O IV,
F. Giuffra; delegado, doctor Emilio Ravignani.
10. El aporte tle Hartmann para una ética material tle Focuttad de Ciencías Médlcas: decano, doctor Orestes E. Adornil
Ios valores: I ll¡
delegado, doctot José BelbeY.
a) Sentido iategrailor tle la misma . . lll; Facultod de Humanidodes g Ciencias de lo Educación: decano,
b) Los valores y los bienes referitlos a ellos .. .l l(l doctor Alfredo D. Calcagno; delegado, plofeso,r Francisco Romero.
c) nl ethos y la esfera ideal cle los valores . . I ll0 Facultad de Medicino Veterlnaúo: decano, docto¡ Eduardo Blom-
berg; delegado, doctor Víctor M. Artoyo.
CAPITII¡O V.
Facultad de Química g Farmwcía: decano, doctor Angel Bianchi
11, Reflexiones crítieas sobre el concepto ile libertatl
Lischetti; <lelegado, doctor Antonio G. Pepe.
moral en llartmann 127
Instituto del Museo: director, doctor Joaquin Ftenguelli; delegado,
CAPITUI,O VI. profesor Milcíádes A. Vignati.
72. La coneieneia moral y los valores 135
Instituto del Obseroatorio: director, ingeniero Félix Aguilar.
Brsr,rocnerf¿ 14;l Delegados Estudiantiles: seño¡es Luis Bustelo y Alfredo IJngaro.
*28*
en gener:al'
"EI hornllrc -nos tlicc l(arlt- Yt mismo' no
todo scr t'it,tri«rrlltl t:t:i,sl'tt <lorrlo l'i n cn

m,era,ln,t:lt,l,tt (tort'Lo ttttttl'i'tt J)il'r¿I
ltn uso cualquiera
clc cs1Ít, «r it.rlttrrllit v«»ltrrrlit'tl y ficnc
cn totlas sus
rtrc<liott«tri, l,ltltlt» tlll lrr's tlirigitlas
ir sí rrlisrno como CAPÍTULO II
l,anllriótl trtt llrs llirigidlLs :t ol't't¡s
strt'«rs l'¿)'rliona-
¿l'I tttisttt't¡ l'i'cnt'ylo
lcs, sir,tttJtt'(r (lI¡c srlr <lottsitltlt'ilrlr¡ 5" La libertad comro f,orrna legrsladora
r'xigttttrlill' rlloral
r:oit,,, lin" '' Así l'trlltttttos t'¡ttrl lit'
csfa' o
«lrt tlttc cl ltlrtttlrt'c 1¡1¡ §('Ill' ttt'i lizllrlo' ¡ror
,,,,¡,,,111,, vr¡llttttlrrl lt¡rl;t ¡r:tl'lt'
t'slltlrl.r't't' l'ilttts' rne- lill cxclusivo principio de toda ley moral es la
I':lttltrtll,tr (r()lllo lll('(iit" *itlr»
t't¡llsitlrrr'it'tlo rltlrrt«r firz ru¡l,r¡uomía de la voluntad. En Ia independencia de
t'n, sí, ttt,istt't'o, stttttiltistr'¡t' r'xt'ltlsivltltrrrlll'«l
lil posibi- l.rlrr, rnateria de la trey, es decir, de los objetos
cl hom-
lidirrl llt'l irtt¡rrrt'ltlir¡o t'ltlor"ór'i«rrt' lr)s rltltl rlu. Fjo pueden apetecer, consiste únicamente el
1. Esta independencia es
al rnis-
llrtr, «'tt l,llttl,t¡ cs ttltlttt'itlczll t'lt'trirlllitl' tlxisto ¡,r'irrcipio de la moralidad
(] (lolllo (losa't y como lilrlrl,nd en senticlo negativo;pero, al mismo tiem-
rJttl l,i0lrr¡ro tr0ltttl lttrrtlio, la('ll't
l)tr ltrltrí r¡ttt" 1»rl.l'tlttciado con la
li,'tt, t:rt, sí 'uti''qttttt' ¡,,, la libertad es determinación mediante Ia mera
rls {'in cn sí mis- l',r'nul, legislaclora universal de que una máxima
,c1rr',,*,,,,1,,.rtiórr rlt' lt» rlttr" I)()l'(ll¡o
,rr, ,t* lttlrlttslt'l'iltttrrrlrlr' l'i ll J)il'l'll l'o«1os' el
impera- i'rr cirl)az. Tal aptitud iegisladora, que Ie es pro-
tivo c:rtcgót'ic«r, trottt«r ltr.y prí'tll'ica univcrsal' de
se
¡,ir, rlofine la libertad en su sentido positivo. Así,
expresa cn liL sigrrilrrtc l'ot'trtttlit«liórt: "Obra l,rr nr l(ant, Ia ley moral no expresa otra cosa que
tu persona lr lilxrrtad como Ia condición formal de todas ias
*áAo que usos lir lttlrtrltltitlirtl t¿rnto cn
como en Ia pcrstltl:l rlr' «lu:tlt¡uicr
otro al mjsmo rn;rr iu)ls (principios subjetivos del querer) bajo
rneramente como l;r ,,rur,l estas sólo pueden concordar con la supre-
tiempo siemprc «xrrtlrt f irt' nurlca
medio". rnlr lrr.y moral o práctica2. En consecuencia, ttuna
r',,lrurl,lrd para la que la mera forma Iegislarlora de
l¡r ¡rri,xirna sólo puede servir de ley es una volun-

\i¡sc .I{ritil¡ d,er praltlisc.he* T/ernunft, pág. 36 (c«1. cit.).


aar Mt:taXth1tsik tk'r §'itlen' ¡rá'g' 228 (ed' cit')' Vi,ruro Op. ai,t., p6,g, 37.
1 Grandlegun¡1
_31 _
-30-
rrr,r¡l;rrnos a nosotros mismos como efectos. De aquí
tad librc" 1. I)c «lontlc l¿r voluntaci libre tiene qr:re r¡rr. t,t'ngamos que considerarnos en atención a lo
ser dctermin:ltltr indcTrcrt«licntcmcnte de las condi- (lu(l (]rr nosotros puede ser pura actividad,
cioncs crttpír'i<rits prolrias clcl rnundo sensible' Y
es de_
, ir', íI lo que se acusa inrnecliatamcnte
corno Iit, rruttcri:l tlc la lcy moral, o sea, eI objeto
a Ia con-
, i,'rrci¿l, y no liega a ella mediante afección
cle l:l rttí-ritttlt, rro puccle ser daclo má's que empí-
de los
¡rr,nlitlos. Só1o quc inclinaclos a supolrer y esperar
rica,rrttrnttr, ttttl,ottces, tenemos que urla voluntad li- ,l.lriis de los objetos de los sentidos algo invisi_
bro iur tlc cl'tcorl1,r¿1' en Ia ley, indepcndicntcmente I,lr,, r,r1 sí mismo actir.,o, cometemos luego el error
clc lll rrutl,t,ria tlc ésta, un fundamento cle d'cterrli-
naciírn. I)trro fncra dc ]a r-nateria clc la ley no 'l(' rlucrer haeer de este algo invisible algo sensi_
que }a lrlr', ur objeto de ia intuición1. por consiguiente,
cncort1,1'¿urtos tlontenicla en ésta nacla rnírs , l Ixrrr-rbre, en tanto cs un sor racional, vale
decir, in_
forrn¿l lcgisladora. Por tanto, Ia forma legislado- l,,lirioncia, debe considcrarse a sí misrno como per_
r'Í1., ctrl l,¿urto ella cstá contenida en la máxima,
es
l,'n{,ciL,trte, no al mundo sensible, sino aI mundo
lo único rlur: pr-rectlc suministrarnos un funclamen- l,.liqilrlc. El hombre como cosa en sí, con una pe_
in_

to r]c <lc1,crmina'eión <Ie Ia voluntatl' trste funda- , uliru' ¿rctirridad propia, no puede ser considcrado
mc:rto no ori otr:o t¡ue la lihertad en su significado , ,,,¡¡,r ["cnómeno, tal cual estamos
habituados a con_
positivo, trs tlctli I' corno forma J'egislaclora' En es- r,lr,¡ili'tro en tanto objeto c_,[c la iirtuición, es decir,
te scntitlo, l¿r, lillt¡r'1.lltl os, oomo ya vimos, eI con- I, r¡,rrrrcrlo clel mundo sensible. ,,Como ser racio_
teni<lo dc l¿l lcY lttor"¿ll. rr,rl, ¡rr)r consiguiente pcrtenecientc al mundo in_
La liJrcrla,tl tlcfirltr rtna c¿lusalida<l, no scgún Ie- l,'liriilrle, no puedo ei hombrc jamás pensar. la
yes naturalcs slino so¡1ítrt Jc¡'os invariables d"e una r.rrilirlid¿rd de su propia voluntad de otro
especic particrilar'. l,i]itlrtad do la voluntad como moclo
,1,',. l»r.iola iclca cle libertad,,2. para Kant, eI honr_
autonomía es la Tiroltitrtl¿rd rtrc la vohlntad de ser 1,,,, lilrrc es, pues, el noúmeno de la ética.
para sí rnisma rtna lcy. Si no fuese así, hablar de L;r ¡rctiviclad propia de este scr en sí clel hom-
una voluntad lihrc ser'ía un absurdo' Al pensarnos lrrr,, o soa, eomo cosa en sí, es la libert¿rcl como
mediante la libcrtad como causas operantes a
¡r,rrlr.¡' scr. El earácter formal de este inmediato
pri,ori, tenemos que adoptar otro punto de vista
que cuando, según nuestras acciones, nos repre- t \',í:rso Crund,legung zur Metaphgsik der Sitten, pág.
254 y ss,
lr,,l cil.).
'¡ l)tt. (:'it., pág. 255.
1 Oyt. cit., pág. 31
-82*
de la sólo como tal lo adu-
poder ser librc tlcl hombre, o sea de Ia idea of ro scntido. Un ejemplo
-y
libcrtacl, hit«ro tlttc t¡s1'c ú'ltirno no pueda
pretend'er r:i¡¡¡¡¡¡i- de lo que resulta tle esa incomprensión,
crlltl,r.:ltltl«lir. «ll stlutirlo ontológico de
Ia liber. .r'rr, sistcmática, Io tenemos en la posición de Paul
-sin
tarl- tltrl,rrt'rltilta,r' oh,ictivamentc y de antemano el Mcrrzcr. Así, éste reputa insuficiente el punto de
yta,ru, r¡ttti, tltr stl llrolrio pocler dctertninarsc
ca<la vi¡lr formal en la fundamentación de la ét'ica y
yt)'/, it, sí tttislrto l)or(Iuc como con profundo acierto rrr, csfuerza por incorporar a ésta algunos "prin-
en Ia li- ,'i¡rios mateliales", indispensables, según é1. Por
tlbsct'vrt lill'l Lijwit, "precisamente cstá
lij

burtrLrl rlcl lrotnbrc tender en la libertad


nlisma aI r,ro rlos tlice que la libertad no puede ser des-
yttt.t'tr I trí', irI l'ilr irlrncdiat¿rrnente clctenlinaclo'
t
coll- :'loslltlfl, de los contenidos con los cuales ella eons-
lil,rr¡,1-. una vivencia; que no hay un estado de li-
iori,lo I'inrrl dtrl,crrninado que neccsariamente1' tiene
«¡rrc rlttctllt,t' ittrlcl,crminado, abicrto
o librc" Esto lr.r'lacl, sino ttestados de libertad.", o sea, viven-
formal d"e ,'i;rs plenas de contenido 1. Dejando de lado 1o de la
dof ir,',,, cn strltl,itlo positivo, cI carácter
lil itl0ll tlo Iilror'l,lrd como podcr ser' AI dejar inde- lilrlrl,ad, como "estado", Menzer no nos explica
objetivos con- rri podría hacerlo- cómo en estos contenidos, en
t0r.rrrirrlr,rl0s.y irlrit,r'1,os los para quéu
¿¡'1rl,«rs rlc lil ilrttlión lttlrnatta,
ies suministra funda- lrrn{,o fines previamente determinados, puede in-
nlcttl,o ttttIt'lll, ittstlf'litlldo cn ellos Ia cleterminación .irlir Ia determinación de la voluntad libre (deter-
rrrirril«rión independiente de las condiciones y con-
dc urllt volrrllllttl lilrrt'
práctica l,,rrirlr¡s empíricos) si la libertad, como poder ser,
l1)l c«rrr<'r'p1o rltr lilttrt'l'rtrI crlr la filosofía
de l(¿rrit ltir. rllr,rl0 lilill'g(rll tl ftrlsas intcrpretacio- no (\s una forma legisladora a práori,,la que deja
nes por pat'l,c r1c t'rlrosil'ot'()s y críticos
clc Ia mis- n.r1(,riirriamente abiertos, ind"eterminados, los ob-
ma. Íllstos, 1)ol' llo lritlrcl'lo tlotttTlrcnrlitlo
cn sü ver- .ir,livrrs o para qué conuetos de la acción.
dadero signifirrttlo y ltltrilrtcc, han desconocido
el
po-
esencial carírcl,cl' l'orltl:rl <lc la libertacl
como
dc lado eI
der ser. De aquí tlutr illqlrnos, clejando-
coneepto kantiano rlt-' lilrcr't¿rd, ha¡'an
tratado de
ur"oitru. para ésta, cn l:r concepción de la ética'
Ein Beitrag
t 7)as In[ti,aiduwm itt der llolle des 7[itmen'scl¿en' t tlrt,ndfragen d,er Ethi,k, pá,g, 747, i¡' Di,e Pkílosophie in
pfg'
ant'ltroitologisc.rit:n Grunillc¡¡tmg tlcr
etltischett' Probletnc'
sur tlttt n, lt)'i,nzclgebi.eten, hrg. von M¿.x I)EsgorR, Berlín, 1-925.
152, 1\[üle]ren, 1928'
-34- -35-
l:r,l rrrlquicre una posición bien destacada si tene-
,roii crl cuenta que este problema fué dejado casi
6. La csencia metafísica de la libertad ;rl rnirr'gcn de su temática central por la filosofía
..rtrigria. Kant distingue libertad en acepción cos-
f,¿r lilrcrlrttl tlc t¡uc se tlata en Ia ó1,ica es sóIo ,r,'lrisica y libertad en sentido práctico. trn la
cl irs¡rcclo ¡ttú,r:l,i,rttt dc Ia lihert¿rtl. Valc tlecir que "(lr'ítica de la raz6t pura" afirma que la liber-
l¿r lilrorllrrl ttlor¿tl nos consigna a su rtlí2, porque i;rrl on scntido cosmológico es una pura idea tras-
la, cscrrci:t tlc lrt libcrtail no radic¿l cn cl clominio ,'r,rrr.lent&tr" En cambio, ia libertacl en sentido prác-
tlc lir, irlirrt. l)r¡t' Iil índolc misma del prescnte tra- liro cs arbitrio, facultatl volitiva. La libertad
'l)ir,ir¡,
n,r'rolnrs sólo poclemos referirnos en forma l,r';ietica es, en su concepto negativo, inctrcpenden-
intlir,lr,livrr,.y sirrl«il,ica, sin entrar a discutirlo, al ,'irr tlc la sensibiiidad, de ias inclinaciones natura-
llrolrlctrrr rlr, lll lilrtrrt¿rd en su raíz y trascenden- 1r,5; f¡, en su coneepto positivo, es autonomía, au-
ciit nrr,llt l'ísicirs. lrinolnía conio auto-legislación de una voluntad ra-
A rrlc lorlo, rlr,f rctrlos clistingnir dos conceptos de ,'l«xr:il, o sea, airsoluta espontaneidad. Ahora bien,
]rr lilrcl'l:t,rl : r'l lotttrtr¡rl,t) ncgativo y su concepto po- lr libu"tad trascenclental es el fundamento cle la
siliv«r; rlisliur,irirt rlttc rro coincide con }a que res- r,,¡:iihiliclacl de la libertad práctica. I:a autonornía
trrecl,o a lrt, lilror'1lrrl ¡rl'itrl.[ irla haee ](ant,
en 1os ,',,uro libertacl práctica arraiga en ia al;soluta es-
lnistttos lrit'tnilros. i\ trrl lilrtrrt,¿rd en scntido negativo ¡,,nrtr,a.neidad, }a que es asentada, a su vez, como
hernos <lc t,t¡tlr,t'lri t llt .1' ¡ltltts¡rrla cn lelación con ,.i f'rulc'larnento de aquélia.
el rnuntlo y l)i«¡s. l,ilrtrr'1rttI rrcgativtr significa, trrjl prohlema de la absoluta espontaneiclad se re-

pues, indepctttlur<,iit rlr'l llorttlrlc r'[c l)ios, dei mun- ,lr¡cc a una interrogación por la causa, aI proble-
clo y ctc la rt¿l1,ttt'itlt'rllt; trlr rlcci r', trll:l cs inclependen- r¡u rlc la causaiidad. La ley cle causalidad Ia for-
rr¡ul¿¡. I{ant en Ia t'Crítica de la razón pura,,, en la
cia de un¿r rclaciírrr. F{i lrr' lilrtrr'i,iltl crt scnf ido nega-
tivo es inrleltcttil.t'r'tt:itt, tlt'. . ., ltr lilter:t¿rd positiva r:r'rq'rrrd&. "analogía de la experienciarr, y reza que

es ser li'bre Paro,. - - lrrlo 1o que aeontece presupone algo de lo que se


Para Kant, la lihcllltl cs la, facultacl propia ctrel ri.,.,,ue uira regla. Y ya sabemos que en el orden

hombre para detcrntirtat'str a, sí tltisrno' La csencia rrr,,r'!LI hay una causaiidacl por libertad. Lo proble-

de la libcrtacl aparocc, así, con)o la cscncia de la rn;ilico aquí está en Ia causalidad. En Kant, la li-
autodeterminación. La teor'ía liantiana de la liber- l,crf ¿rcl como idea cosmológtca es, sin duda, una
--36-
liber- lrr interrogación por el ente, eI problema central
libertad quc tra,scitrrlclc ltr rt¿rturaleza' Así La
problema rlc t,oc1a filosofía, desde Platón y Aristóteles. Vale
ta,il sc pr.,y,,,,1,,, soht'tr l¿ ¡rorspcctiva dcl
la liber- rlrrci¡ q¡s eI problema de la libertad humana está
ri dc la ttittlsit. lttl'crro¡1rrr' 1t«ri' la' cscllcia de
culazado con el problema del ente en general. Pe-
tacl ltuttt¡tltil, ('rlr l)llcs, ittl'trt't'«rgtrl' llol' ln esencia
d'e
t'cmite al ro 1o que determina al ente, como tal, es el ser.
]:L t,irttsit lirIlrtl. lr]s1':t irttrlrt'tiglt<'iórt ltos
proltltrtttlr dt'l 'tttt¡t¡i'tt't"i't'ttltt,1it'tllrlcrttit' tlrro Aristóte- l'or 1o tanto cuando interrogamos por Ia esencia
ics l'r,ó r'l ¡rl'illlrrl'o.y cl írll'i rrro t'tt ttottrtoJ¡i r
y plan- rlcl movimiento, estamos planteando eI problema
dis- lcl ser.
l,r'ltt' r'l¡ sll l{'rll lrlclrtlrrc l'i lr¡sí¡l'itro' Al'islól'Clcs
r

('olll() ctilrnbio' problema de ia libertad positiva nos lleva a


Xtrl
l,irtgrrt' tlos ttlltsrrrs tll tttot'ittlir.lllo:
trtlltstancia en lrr interrogación por el ente, y ésta a interrogar
In«lrIil'itrl¡,r,ií,tt, t'll rlotrrlo s('ll(rllrill lttl't'
l«l r¡ttt, I)('l'lll:lll(r(f('; () (r()lll() pt't'scltlri¿t
o lusoncia de ¡ror el ser. El ser ha sido definiclo
es la (lrrc nos vicne de Aristóteles- como -definición
permanente
,rlg,, '' Irltl cslc rillilrlo tr;lrro' t'l llrrtvirllicnto
Pero que el ser compren-
l,t'lllsicií¡ll tlc tlll:t ('()rrll i¡' llr ltllstttlriit o llo
existen- ¡n'osencia. acontcee
-su
sión- sóIo alumbra en la existencia humana. Así
tlc una cosa a su
r,iil «lrl lll tttirrtttlt, o rlc l;t ltltsttttttiiI
pues' un rluo pa,ra enfocar Ia libertad en su esencia tene-
ItlirlirltrrI o ¡rt't'st'ttt'iir'' li)l lrrrlvilrlitln{'o es'
cosas. El rnos que buscarla y concebirla en relación con el
c:]l.í«ll,rlt. I.r¡ttrllrlttr,tlllr'l rlr,l r'tt1tr, llc ]irs
r'ottrrisl t' t'tt l-l¡t lrot' it' 11:rltir de dond'e l'rrnrlamento de la existencia hnmana. De donde el
Jlt'olrlt,rrrlr itrlttí
cs Jltlsil,l,' t'! trlovilrliurlo' lilslrr ltt'olrlcma dcl
mo- ¡rroblema fundamental de la metafísica, el proble-
rlircctamen- rrra cLel ser, está implicaclo en eI problema de la
viniicnto ttos Ilt'vlt, ¡rr»t' cottsigtlicttl'o'
lilrcrtad, y no a la inversa. En consecuencia la li-
te a Ia ittl,trt't'orlltt'iírtt ¡ror cl trttl'o' por: Ias cosas'
Ia pers- lrcrl;ad no está fundada en la causaiidad y, a tra-
Es así quc so ltt¡s ltlllrtlrllt' ctt ¡rl'of'ulttlidad
vris cle ésta, en el movimiento, eI que, a su vez,
pectiva dcl llrolrlrrtttrt' tltr la libcrt¿rcl' La libertacl
Ia abso- r'(r[)osa en el ente, sino que, a ]a inversa, la ]iber-
práctica, conlo lt,ttl't¡ltotttí:t', tttls «lonsigna a
ósliL rt l¿ c¿rusalidail; la causa- l;rrI fundamenta, es esencia básica. La libertad, co-
iot, rrro fundamento, es la posibilidad de la existencia
"uportancid:lrl, óstc suporie eI ente'
liclacl postula el ltlovirrritrltl'o' )
eI problema lrr¡mana rnismal. El hombre es sóIo un aclminis-
su presencia o rcvcl¡rt:iíxr' l)c clonde'
Ae ta libertacl, corno ¿nrtorlornía' cs'
cn definitiva' I Véase llnrDreern, Vonn Wesen iles Gruniles, in Jahrbuch für
YIII' I' hi,l,osogtlti,e und, ythiinomenol,ogdsche ?orschung (Ergünz,unsband
1 Yéase ABrsrÓTEr'Es, lfsicn' libro I' 7; libro III' Vt
:
II t:¡scrl, - Ltestschri,ft).
(trad. fr. etl. r{Les Belles Lettres")'
-39*
-38-
'¡rli(lr(l riltural con la causalidad por libertad, ia-
trador de la libcrtad; ól cs el lugar en eI cual eI r¡;rir rl'iltrró como a Ttriori,la ley de causalidad. Si
ente cn su l'«rl,rrlilltttl st¡ r:tlvcla y se oxpresa'
Y es
rr,,r ;rl.r,nomos a la opinión del físico, la causalidad
precisatttcttl,c trtt vi rtutl del flndamento eseneial
r (,1() lrrrctlc ser tlecidida por Ia experiencia. Pero
á. l, cxisl,ort«rilr lnunana -la }ibertad-' que el ,'rr .l crso que él no podrá aclarar nunca el proble-
cnlt.' ctl slt l,ol,rllic'litcl se manifiesta en el
hombre'
r,,rr rl. l¿r causalidad como problema filosófico. Pa-
V:rlo rlccir' (llro óste reposa en Ia lillcrtad de su
r;r ,,lu<,itlarlo, le está vedado apelar a la experien-
cstttlr,ilr. , r;r l)or(1ue precisamente la causalidad es el
I)o lo rlicli«r slll'gc que Ia causa llo os más que lrrrr,l;rnronto de Ia posibilidail cle Ia experiencia.
urrlr rlcl,ct'r¡titta,tla, cspceic de fundarnento' Por
con-
i ir'rrrp¡'c tlueclará, para é1, abierta la interrogación
parl'icular
siguirrnl,r', llr liho'tatl no es un probtrema ¡ ' I I r(" ('ii CaUSa1idad ?
clc llt ctttsir,litliltl, siuo, a Ia inversa, Ia causalidad'
Holrrc el fundamento de su esencia, o sea, elt
cs lrrl lrt'olrltrttra tk¡ la iibertacl' Y esto nos dice r ¡r'lrrrl rlc Ia libertad, el hombre es eI lugar ell que
ya, (llr() ll t,strllttilr c1c la }ibertact llo se agota'
ni
ia causali- ,'l r,ulc cr1 su totaiidad se manifiesta, se revela'
nm«rlto ltlctl()s, (rol) scr funclarnento de l,l,; l;r libcrtad, como funclarnento primario, la que
drrrl. Scgútl l(ilrrl, lll causalidad es una regla'
una
tra Iey de t,,.r'rr¡il,tr clue alumbre Ia comprensión de1 ser de las
lcy rrrrltllrtl tttlivcl's:tl. [ülr cste sentido' ¡,ri;r¡r (ln 1¿r existencia finita dei hombre. Éste re-
e:lllsil,]irlrrrl (ls (ll l'uilrlilrttcnl,o clc la posibilitlad
de
rr, on 10 que atañe al propio ser, en la lihertad
Iit crlrct'ictrr,ilt. l'ot'lt si llr'lilrcrtacl flrese una clase
rr¡ cxistencia, y es, por lo mismo una posibiiidail
Sótro po-
de lcgllitlrltl, r'ttl'otttrt's lt<¡ lr¿rlrr:ía iibertad' l:r libertad. El hombl'e no es un mero sujeto
demos collctrlii t' lit liltcr'1 trtl cortlo uila
causaLiclad
,rr'rl;rrlr, a,bstracto, ni un ente quc sólo acontece
absolutant0rr1,0 inc0lrtli0i0tllttla. ItJIIa
cs, corno 1o Vió
, rrl r',' r¡llos entes, sino quc en cuanto existente, es
I{ant, un prolrit'rttrt «rostttolírgico" Ii)s así que la in- ,,1,,,, ltrlil)le, es eI lugar de irrupción de tod"o lo que
nos aboca
terrogación por I'l srlr' tlnt ¡¡¡ 1la.f'ur¿r'lcza , l,ll lr«¡rnbre no es nada absoluto, sino pura fini-
.l prábl.*a tlc lilrtrrl'irtl (-1rr sll clirnensión meta-
l¿r,
lr,l, l;r (luo, en virtud de Ia causa primaria -la Ii-
física. I{a-v causa por lihcr'l'lrd" Iln consecuencia'
el
1,, rl:¡l -'cs cscenario de la revelación de las cosas
operar de Ia persotrtr rltorlll, ¿r clifereneia del ope-
i,, riu lotirlidad, y, en consecuencia, del gran dra-
,a" d" Ia materia, cs lttimttrio' La ley de causali- r,r;r ,lr'l sct'. Es la libertad, concebida ell su verda-
clad. no es una Ley ct' ltri'on'' I(aIrb
misrno' que en el
rlr.r¡r csolloia metafísica, es decir, como causa in-
planteamiento del problcma buscó conciliar la
cau-
--- 40
- -41 -
voluntad moral no tiene nad.a que ver con un
condiciona,da, la quc peruril'c ¿r1 hombre interrogar'
tr,a,
:r Jrctito guiado por la raz6n, vale decir, un apetito
desde el bor«ltr rttisttltl tlc I¿r nitcla, por el ente en
nlcional, ni con un apetito sensible o ciego; am-
su totalitl:rtl y tr-r¡rt'trsÍl,rso, cII ol or'den moral, como
lros son apetitos igualmente interesados. La volun-
persoltlr lt,tl.l'ólllrtrtlt' y oJrtlrtltl.l'c'
f,¡rd como raz6n pura práctiea, sustraída a tocla in-
,.linación, se distingue de los dos. La esencia de
7. El prirnado de la voluntad l¿ voluntad, eomo creadora, como independiente
r,n sí de toda atracción exterior, sóIo reside en
nna ley superior que Ia voluntad se da a sí misma.
Irlr vr¡lltlrl,ltrl, ¡rltrlr l(lrttl, r's t¡trll l'ltrrtill'ad tle ele-
[r)n esta función esencial de la vo]untad consiste el
gir sól«l l«r r¡rrrr llr, r.lrzírrr r.('0olt()(1o (lolrl() llloralmen-
verdadero sentido de la libertad. La voluntad es,
tc ncc«'si¡t'io, o lo (lll(l cs lo tttisttlo, f i«lnc por bueno
c«)n ¡rlrrsci rrrlr,lrrlii¡ rlt, lrr irrr,liillr,ción n:rtural, de
to- [)nes, para sí misma ley racional. De aquí que ella
no se someta a ningún objeto del conocimiento. Va-
tlos los lr,¡rclil,»s slttsilrlt's' lrls rlotrir', quc la volun-
kr decir que la voluntad, en su esencia y en tanto
tacl 0s lil I'¿r<rrrlllrrl r¡rrrr rr0s tlrrl,0t'lrlirt¿ a obrar con-
r.s )ibre, es en absoluto independiente de todo co-
foltt¡rl tt, llt, t't'¡rt'r'sr'¡tl;tciritl rltl llr lcv moral' Esta
¡rocimiento del intelecto. Y, a su vez, tanto la vo-
fa,ctrll,lrtl sril«r slc rllt, t'lt lr¡s stl'tls r¿cionales' EI fun-
la vo- luntad como la libertad que le es peculiar no son
rfarncrrl,«r rllr.iclivo rlc ll¡, ¡ilrlorlol0t'lnirttrción de
rri pueclen ser jamás objeto de conocirniento. Yo-
luntarl trs lt» r¡ttc lirtrrl' llrr'rtrrr /liil' ti)I fiin, cuando es
luntad y libertarl son sólo contenido y resultaclo de
establc<titll) l)ol' llt, t'ltzí'tt, irttlcptlntlit¡nternente de
l;¡ concieneia o razón práctica, es decir, de la de-
las inclirultliolt<'s, t'ltltr pitrlt' ltltlos ltls scres racio-
lr.rminación do nuestra conducta y vida espiritual
nales. IilI frtrltl¿rrrt'trl,r» rlc lil posi'bilitlacl de la ac-
ción encamirlittllr il llI) f irr so ll¿tnra m'eili'o; el ¡r«rr el mandamiento moral y el deber. De aquí
,¡rrc cl conocimiento de la obliElación, o sea, la de-
funclamento sub.itrl,ivo rlcl rl«rst¡o, 'rt:sctrte; c} funda-
mento objetivo tlcl t¡tltrt'or', 'ttr'o!'i't:tt' De aquí la dis- l,rrrrninación'conceptual del conteniclo de la morali-
tinción kantiana crtl,r'tr l'irlcs sulljetivos, que repo- rltd sea ya algo seeundario. L¡a conciencia que te-
san en resortes, v firl«ls olrjtrtivos que desembocan nclnos del deber es asunto que concierne exclusi-
en motivos y valcn pol igual para todos los seres vl,nrente a la voiuntad ¡, en el que no tieno arte ni
racionales. Sólo los fincs objetivos pueden fundar ¡,rrrtc cl conocimiento con su actividad estrictamen-
la ley práctica, o sea, el imperativo categórico' ll lirnitacla, y encaminada a la aprehensión objeti-
-42-
lrrntad por Ia raz6n reflexiva y el interés racional
vadeloreal.nhrostostrnticlo,lovolitivo'entanto rlcl intelecto, sino que la libertad como poder ser,
volición rtoritl, csti, por cltcilrla ctcl intelecto
y de
«romo facultad de absoluta espontaneidad, es auto-
todo lo r¡tttt ¡rtttrtlr' ,1¡¡¡1<rilllr ol illttrlíls de éste' «lcterminación de Ia voluntad misrna, suborclina-
tr)l irttpt,t'lIivo rrltl'cgót'ico tluc cncatlcna
interior-
ción al precepto o mandamiento que la propia vo-
menl,c it Il volrrtll'l,rl tto tls oltjcto tlc ult conocimien-
luntad se itnpone y que ella ha tomado ile sí misma.
to sirttl ltlt ltr't,ltrl llisico dcl espíritrr, originado en En síntesis, en el pensamiento cle Kant, y con-
la lrttr^tt rrrlivirlrrrl volifivl tlc óstc' lils' 1)or consi- crctarnente en su concepción de Ia ética, se afirma
pero
gr,i',,rr1,', irrlclirlil,lr', t'ortto toclo lo cspirit'ual'
y rll¿rr:a,mcnte, como noción básica e inconcusa, Ia idea
,rn ,,,,,,',, trrl olr.icltl tl¿ltlo ill intclocto tluc
éste
dcl co- rlc que la actividad. de la razón teórica, el saber,
corr¡rt'r'trrllt t'ollf'«rl'ltltl ¿l lils lcycs forrrlalcs
l{ant' sóIo l,icne que permanecer circunscripto, no debe ni pue-
lror,i nlir'rrlo. A llr rirzótr toól'it-'a, scgún
rlc traspasar los Iíurites de su peculiar esf,era, es-
lc tlttorllr f'('(f()llo(f('l' (lll()t 1)¿rl'a e1la' la aprioridad l¡'ictamente iimitada, i:)ara no aniquilar la autono-
dcl rlt'lrt'l' v rlr' lrr volttrtlrttl ttroral (del manclamien- rrría de Ia voluntacl molaX. {Jn conocimiento o un
to tlc lit rrrzólr ¡rr';irrlirrtl) es sencillamente incom- stbcr que incide tleterminativamente sobre ésta,
pt'cttsilrlr'. l'rrrrr l(itttl', lrt' voiuntad no cstír cletermi-
y a los fines que ¡ll,cnta contra su libertad y su pureza, rasgos esen-
r,,,,,1,,, ¡,,,,'st¡ I't'l'r't'r'ttcill' ltl «rhjcto
ciulos de toda volición mora,l, vale decir, conforme
cll:t lrrtcrl;l l)l'()l)()ll('l's(', sitto sírlo por: su forma
le-
r la ley ernanada de la voluntad misma. Toda'an-
gnl, 1,, (lll('il, sí ttristltlt' sc lrlt itttpucsto' vale cleeir'
lir,ipaeión cognoscitiva de los fines de Ia voluntad
pn, nn lrro¡rilt..t' t'st'lt<'i:tl collsl'i lttttiílll' o sca' en fun-
La ley l,otlo conoeimiento previo de los mismos- trans-
ción ,lc l¿l il.tll,tlttotttílt rltt«' lc os inlterente'
prácti- I'r»r'rna a ésta erl urt apetito sensible o racional, anu-
de la volutlt¿trl rrs ttrt ¡rri ttci ltio rltl 1¿r razón
l;irrdola como voluntad lnoral, es decir conro puro
ca, colocaclo tr)ol' st'lr''" 1'«rrllt ilrrrlinación natural
e
asimismo (lucrer autónomo. En todas sus eonsideraciones so-
incluso eualquicl it¡rr'f il'o t'lrtiorlal' como
lu'r'cl destino dei hombre ¡r tros conocimientos meta-
por 10 ntot'llttt«rttl'c l'critlico, no reconociendo'
-por sobre l'ísicos vinculados al mismo, I(ant insiste que la
tanto, ninguna' sttjcrriórt ll los objetos que su-
conoci- ¡rr,rrirlidad es la gran cuestión, eI gran ne¡1oc'io, ella
porr" y a que se diligtr trl inl'crós teórico del
r,rr lil cosa santa que, ante todo, tenemos quc asegu-
Li.rrt". De aquí c¡re la' libcrl'ad no significa indife- r',n' y preservar; que las id,eas de Dios y de otra vi-
de los
rencia o eI estaclo ncutlo tlc inclcterminación
rlrr nllcla, significarían si elias no estuviesen intrín-
libre arbitristas, ni un d'ejarse tleterminar la
vo-
-44- -45*
Precisamente' el nrlidad misma y no collocimientos que vendrían,
secamentc ligadtts ¿r ltl rrlor¿litlad'
sü piedra rl«rs¡»rés de una justificación intelectual, a suminis-
voluntaristtro íll,itrt¡ l<illlli:lno crtcucntra '[e
trance' en e1 pro- lr'¿rr títulos a la vida moral; como disciplina teóri-
toque, salictltlo viol'oriostl tlc tlsl'c t'pruebas de r,lr, la metafísica no es más que Ia ciencia de los 1í-
blcnla tl«ll l'ltrit¡ltltlislrto ellisitl¿r dc las
rrritos de Ia raz6n, destinada a liberar de una cien-
la c-risl,r'rt,,ilr rlc I)i<¡s"' l(¿rnt rcchaz¿l rosucltamente
Ia, sttJrtt«'sllr vir'lirl«rz tlc estas
pruc'lrirs' y 1o hace ,ri¿r iiusoria los preceptos inmed-iatos del corazón
1.
(¡l.r iloilrlrr.r, rl(l lll t'sponl,¿tncidacl y })llroza
de la VO- corr Ia fe que los acomPañ&"
fucros' im- Aquí, l,i,bertad,, i,nm,ortalid,ad, Dios, como postula-
lullllrrl ItlrIt':tl. A'¡trí, ósl'll,:lfirrn¿rntlo sus
racional' tlos de la raz6n práctica, corno objetos de Ia volun-
porto I ír t ri l,cs i rI l'r'lt,tlr¡tttrtllrlcs a la activitlad
l,ir,cl moral, encuentran su justificación y su sentido'
i'l i,,u,,*.,,' lt,l'ritt rlt'rttosi'rlrf ivo del iutclecto' I)s
que'
l,os postulados se fundan en eI concepto de voLun-
plnr liltttl, «rltt'itr ltl stlrvicio de un Dios cuya exis-
por la razón no se l,rrr{ autónoma; ellos no so1l dogmas teóricos, sino
1,,,,r.,i,,, lllrvlr, sirll¡ llrirnostratla
espontánea del Iti¡ttitesi,s en sentido necesariamente práctico y, por
avioilr, c0rr llr. lrrrl0il()rrría y lihertacl
,,orrsiguiente, t'no amplían eI conocimiento especu-
(lr¡('r('¡'l¡tr¡l()' ('il tlt"ttit', tlrl l:r voluntad esencialmen-
lrrl,ivo, sino que dan a las ideas tie Ia razón espe-
te lruortlt,. Nr¡ rrs ttrl Jlstrttrlo eonocimiento metafísico
rnlltiva en general (por rnedio de su relación con
dc íltrlt¡lrr rrottrtt'pl¡lit'l «rl rluc Ilos porlc en
contacto
rnoral espon- lr, ¡rrhatico) realidad o'bjetiva" 2- De aquí que nos
con trl lritltt stt¡rt'r'ttto, si ltt¡ lll voluntacl
Este rlirl:r Delbos que "gracias a ia idea de Ia voluntad
tinoittrttrtrIc, |)o¡' lilrrt ltslrrrlirrliollto al mismo'
la voluntad, o sea, ¡rrrl,tinoma i,dea maestra de la tttrr'undamenta-
]rc,ch() lfrrrrrlirrrtr.rrl:r, r'l ¡lrirrlit«lo tlc -Ia
cle la rn,zón lrricl'iclt' sol¡¡'c Ilr I'rtzírn tcórica
o especu- ciírn"...- la raz6t práctica aparece capaz no so-
que Ia l;urrcnte de bastarse, sino de prestar sus determi-
lativa. Accrl.trtlitrttt'rtic llf irrrtrt Víctor Delbos t'la
es que rurciones propias a ciertos conceptos salirlos de la
opinión explícilir tlrr liltr¡f' ;l osl'o rcspecto
no solamente r',rzólr teórica" 3. I(ant ponc, así, límitcs a la ra-
uotigru metal'ísiclt t'¡lllt' rltlntlcrtlltla
zi,n l,oórica y asienta Ia primacía de la razón prácti-
pot'i* vaniclacl <lo slls yin'trl'o'rtsioncs especulativas'
las afirma- ,.¡r, lrtciendo un lugar a Xa fe, que es asentimiento
sino también por: su inutilitl¿rtlpr'áctica;
ligadas a
ciones metafísic¿rs rluc cstítn íntimarnente t pig. 133, crl. Alern, París,
t,ru ltlú,lo.soplúe pralí.rtrue de Eont,
la rroraiiclad son clocntli¿ls f,undadas sobre la
mo-
l,lll'.';
'' lirit'il¡t d,er prakti,sthen Yernu.nf t;, pág. 146 (ed. cit.).
I t,il ?hilosophte pratique d:e trlant, pírg. 415 (ed' cit')'
1VáaseKrilikd,erpro&ti'strlrcir'Ycrl,:.r;nfl'pág'153(ed'cit')'
-46- -47_
o t'[cmostrativa' La ley lcgistración de todas las personas, ese mund,us i,nte-
sin compulsión ilrtolc¡r:tr,ual
ll,igi,bi,li,s. un mundo constituído por seres raciona-
moral, mctli¿ttll«r cl r,orttrcll.[,t¡ tlol hicn suprerno como
Ios, como reino de ios fines. En consecuencia todo
objeto y l'ilr rtllirrlo tlc lil volunttrtl, cond"uce a la
L

scrr lacional debe obrar de manera como si, por sus


religiólr, o ir('il' 'll trt¡llr¡r'iltlit--rrto tlc 1;orlos los debe-
rruixirnas, fuera siempre un miembro legislador tle
I'cs (rolrr() Ittitlttlil,ttlir¡t¡tos tlivincls, llo colno sancio-
r¡ste rcino universal de los filies. I)e esta exigencia
rrcs o tlisJrosi'tri«r¡tcs ¿rlhitl'ali¿-ts dc uu¿t voluntad ex-
rlcriva l{ant eI principio forrnal de tales máximas,
trirñit, slirto t,,rtttt¡ Itrytis tlscncialcs dc tod¿ voluntad
rrl que se cxpresa así:,,obra así coulo si tu máxi-
lilrrc', !;ts t¡itr', llo ttl¡st¿lrtte, tlcbcn ¡ict: tlonsiclera-
rn¿r dobiera servir al misrno tiempo cle ley univer_
d¡ls r,orrro In:i¡¡ql¡¡¡¡¡ilritt,tll; del scr s11111'cnro.
s¿rl (cle toclos los seres racionales),,.
liin el mundo inteligible, como rcino universal de
los fines, necesariamente clebcmos suponer una con-
8. Mu¡rdo inteligible y reino de fos fines lr¡¡'rlanci& dc toclos los fines de los scres r.acionales
,¡uc cic é1, como micrnbros oriuncios, forman parte.
lrll Irr,rrr,ilttrittllr¡ rl.l tlttlL tti tnra,leza bajo ia auto- ( lorL csto quedaría cr.igido
un principio fundamen-
ltorníir , ¡,r' ¡¡¡ voitttlllttl, () ¡i('{1, r'[c ]a r¿rzón práctica' l;¡l rlc este rnunclo inteiigible: poseer nna perfecta
llrrs lltrt,it ¡'('llt'('rr1'llllll'ltr)ii tttl'tt'¡'lt'+lrtrus án;tel'ligi'bi'lis
rr, ¡irrirllld concoptual y, For ende, excluir cle su csfera
corrio cott.i ttl¡lr¡ rlt' lorllls Irts ill,tlligencias' ltrste puro 1,,, Iu contradicción. Esta riltima consecuencia,
al su_
rrrunt.[o irrit,lirli lrlt'rrs lrosilrlc I)orquo toclo scr r¿rcicr- rrinistrarnos la clave cle Ia bóveda, nos torna evi-
riaI, r,ottt<l l'itr t'rl sí lrri¡rl'l(!) i!('('{':'rilt'i¿ilrlcnte tienc que ¡J.r¡1,r] el accntuailo carácter racionalista de Ia cons_
consicler¿rrsc, ('(]ll rcl¿tl'iótl :t lils le5'cs ¿i que pueila l¡ rrlción ética hantiana. EI mundo inteligible, armó_
so[Ietersc) ¿tl ttlisltlr¡ lilrrrpo rrolno lcgislaclor uni- rri, ,¡ ¡¿i¡6 finalista de todos los seres racionalcs,
versal; y asirrtisitlo [)(]l''r lll(] su prol'rogativa sobre ,,,r ,'l cielo eternamente lírnpiclo de la intoligibili-
'l,oclos los den'líts sol'(ls llirIlll'¿rlcs iinplic*', para é1, ,l;r,l; rrn ól sólo impera la rar,6n universal, aiigcra_
tomar las mhxinlas rlrl ¡itts :rcciones dcsde e} punto ,l;r rlc lodo lastrc humano. Si la mirada dc los hom_
de vista de sí rlislrro )/, ¿l lrt vttz, cIc to¡'los los demás l,rr.rr rio pcrcibe nada cn su ámbito es porqrre óI cs
seres raeiona,les qnc, cottlo )cgislailores, son tam- ¡,,rr';r l,r'A,lrsparencia. IIi ia mírs ]evc nrrhccilla, dc
bién personas. Y cle c¡itc utoclo surge, mediante la , irii (luc en la atmósfcra terrestrc suclen lleva,r y
1 Véase Krít'ík der tr::rdli'!,i::t:ltt,tt Vc'rnwtft, pírg' 143' lr,r,'r' I«rs vientos cle la vida, los inacallahlcs afa_
*49_
-48-
nes del qucrcr ltltlltrrtto, sltr:(la su transparencla 1Ú-- nnry bien podemos pensar ,,al hombre en otro sen-
mutablc. lirlo y relaciones cuando lo llamamos 1ibre que cuan-
lfrr scr l'ltcittllitl rlollc coltsitlcralsc a sí mismo no rlo, como un pedazo de naturaleza, lo tenemos por
ba.io cl its¡t<rtrl,o rltl strs potcncia,s inferiores, sino sornetido a ias leyes de ésta, y que ambos no sóIo
y Jlertcncciente, llor tanto, no al
corrro itr1,r'lir4ctl«riit, Ttrr,aden muy bien acordarse, sino que tienen tam_
rnuntlo sctrsilrlr'. sirlo al inteligiblc' ltrs que de Ia lriórr que ser pensados coyno necesari,amente utozd,os
rluirlirlrrrl otll,ológiclr quo caractcriza al ser del houl- ¡,rr ol mismo sujeto
bl'c surgo, I)ilrtl lil corlsictreración tlel rnismo, la dia- J)e modo que, para Kant, el hombre es un ciuda_
lócl,iul rlc tlrts rlifirrctttcs puntos de vista desde los rlirno de dos mundos distintos; pero su ciudadanía
cullcs lc t's rlit,rlo ltl llontbre conocer eI uso que, r¡roral sólo la obtiene en tanto pertenece al mundo
scgúu 11r.1'trs, ¡rttotlc lta,ccr rle sus fuerzas y, por con- irri,cligible, al puro reino de los fines, vale decir
siguicrtl,r', tltl stl¡i irtlcionos. Así, según eI primero de <,,rrando como ente racional es, para sí y para los

arnlr«rs ¡rtttrl,os rlt' vi sta, pcltenece aL +nu'ndo seat'si' rlcrnás, fin en sí mismo.
' [¡Lt' v cslri, ¡rot'1itrtl«r, lrajo el imperio de las leyos
ntl,ut'ltlcs; rlc lt,trltcl'tlo ill scgunclo, debc consi.derar-
s() corno ¡ltrlcttt'r'itrt i,tt ¡J 'rtttttt,do i,nteligt'ble y be'io
lc.yt's rlrrr', t'll llr'tllt» ittrlr'¡tctttliontcs r1e 1a naturatrc-
za, Ilo sotl (llttlrír'iclts.y sólo sc fundan en la ra-
zíln r. lrls tlrrr,i r r¡ll(', (lolllo lltlr'l,cncciclltc a este mun-
do intcligilrltr, cl lrorrrlrt'tt «rsl,ít, cn últirna instancia,
bajo Ia lcy «lc lir lilrtr'1rltl, rrr,l'i'tt a'ssem'd'i' de la rnoral'
Esta aparortl'o t,ortlr'¡l«li<'ciótl cn que fatalmente
tenemos cluo irlcrlrl'ir l'tlittttlrl ]l¿ccrnos cle la razón
un tlso práctico, o s(rir' tltol'itl (la votruntad como ra-
z6n práetica), Y culrrltlo l:r trmpleamos en sentido
teórico, o sea, como pul'lrntorttr,c cognoscitiva (la ra-
zón especulativa), se desll:rrltl si llos percatamos que

1 Véase Grund,legung eut Meta\tlLysilc der Si'tten, pág' 254' 0¡r. cit., pág. 25áJ.

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