Profesor: José Manuel Soto Velásquez Grado y Sección: 1° A-B
Somos Responsables de Nuestro Cuidado Personal
Cuando llegan a la adolescencia, los chicos y chicas cambian la concepción que tenían de sus padres: dejan de considerarlos perfectos y empiezan a verlos como adultos con virtudes y defectos. Esta nueva forma de pensar los lleva a cuestionar algunas de sus decisiones y a mostrarse poco comunicativos. Esto se debe a que tratan de distanciarse de sus padres para afirmar su autonomía y obtener más libertad. No obstante, esa búsqueda los expone muchas veces a riesgos respecto a su salud y su integridad. Frente a ello, es importante tener información y tomar decisiones adecuadas. Aprender a ser autónomos: El logro de la autonomía es sinónimo de madurez. Para alcanzar autonomía, los adolescentes deben cumplir algunas tareas. Por ejemplo, controlar su propia conducta, establecer relaciones sociales efectivas (con personas del mismo sexo y del sexo opuesto) e identificar una vocación que dé sentido a sus vidas. La culminación de estas tareas permite encaminarse hacia la autorrealización. Una persona se autorrealiza cuando se siente segura de dónde está y de lo que puede hacer, y toma decisiones de manera independiente sin fijarse en el qué dirán. Aprender a decidir para ser independiente: Decidir consiste en elegir una opción entre dos o más alternativas disponibles. Al hacerlo, la persona debe asumir la responsabilidad que conlleva su decisión. Eso significa que la autonomía implica necesariamente aceptar el costo de las decisiones. Por ello, si queremos cumplir con eficiencia las tareas de la adolescencia, es importante tomar decisiones acertadas. La madurez emocional: Es la capacidad de comprender y expresar nuestros sentimientos y emociones adecuadamente a fin de relacionarnos de manera sana con los demás y con nosotros mismo, esta conformada por tres capacidades: comprende nuestros propios sentimientos y emociones; expresarlos de una manera asertiva, escuchar a los demás y sentir empatía. Estas tres capacidades mejoran el desarrollo personal y la calidad de vida, así como nuestra manera de establecer relaciones interpersonales; además nos permite construir lazos de afecto, hacer más cooperativo el trabajo y fortalecer el sentido de pertenencia a una comunidad. ¿La familia influye en la afectividad? La creencia de que hay sentimientos o emociones positivos y negativos está relacionada con los mensajes que recibimos desde la infancia. Esto significa que somos inducidos a clasificar los sentimientos y las emociones como permitidos y no permitidos. En consecuencia, expresamos nuestra afectividad en función de la opinión de los demás, hasta el punto en que podemos dañar nuestra salud y limitar nuestras posibilidades de establecer relaciones sociales adecuadas. Salud y cuidado personal La salud es un estado de bienestar físico, mental y social que nos permite realizar nuestras actividades con normalidad. Durante la adolescencia, el crecimiento y otros cambios corporales se producen rápidamente y, a la vez, se incrementan las presiones sociales. Esto puede originar desajustes físicos y psicológicos, pero aun así los adolescentes le dan poca importancia al cuidado de la salud. La clave para mantener la salud y prevenir enfermedades en la vida adulta consiste en establecer, durante la adolescencia, un estilo de vida saludable, pues los hábitos adquiridos serán duraderos. Esto favorecerá el desarrollo de una cultura de prevención. La evaluación de los riesgos: Aprender a decidir es un proceso que abarca toda la vida. Algunas veces, las decisiones son fáciles de tomar; otras, en cambio, exigen un periodo de reflexión. Tomar decisiones autónomas conlleva, asimismo, enfrentar determinados riesgos: Riesgo funcional, por el beneficio o perjuicio que nos puede acarrear. ¿Me servirá de algo lo que estoy estudiando?. Riesgo físico, porque puede dañar o beneficiar nuestra salud, si fumo ¿perjudico mi salud?. Riesgo económico, por la inversión económica que implica. ¿Vale la pena gastar todos mis ahorros en ropa tan cara?. Riesgo social, por las reacciones de los demás ante una decisión. ¿Se molestarán mis amigos si no voy al cine?. Riesgo psicológico, por la forma en que nos hará sentir. ¿Me sentiré fracasado si cambio de carrera?. Riesgo del tiempo, porque el tiempo invertido no se recupera. Si voy a la fiesta, ¿podré estudiar para los exámenes?. Los trastornos de la alimentación: Una de las situaciones de riesgo que enfrentan los adolescentes son los trastornos alimentarios como: anorexia, bulimia y compulsión para comer. Estos trastornos son el resultado de problemas en la forma como una persona se ve a sí misma (autoconcepto) y se relaciona con el mundo. La difusión de modelos de belleza en los medios de comunicación influye en las personas para que desarrollen dichos trastornos. La anorexia Se caracteriza por el rechazo a mantener el peso corporal adecuado a la edad o la talla. Quienes sufren de anorexia tienen una imagen corporal errónea: piensan que están gordos cuando no lo están. Además, se niegan a comer y se sienten orgullosos cuando dominan la sensación de hambre. La bulimia Se caracteriza por la ingesta de grandes cantidades de comida en periodos cortos. Las personas que la padecen sienten que no pueden parar de comer, pero luego se provocan el vómito, emplean laxantes o realizan extenuantes rutinas de ejercicios físicos para no engordar. Tienen una preocupación excesiva por el peso. La compulsión por comer Se caracteriza por comer excesivamente. Las personas que comen de manera compulsiva suelen presentar cuadros de angustia y depresión que a la vez dan paso a periodos de excesos en la comida. ¿Por qué los adolescentes son temerarios? Durante la primera mitad de la adolescencia, los chicos y chicas viven una etapa de desarrollo cognitivo en la que se centran en sí mismos. Además, desarrollan dos creencias: • Asumen que son observados y juzgados constantemente. El “efecto de un público imaginario” se manifiesta en su tendencia a emprender actividades temerarias. • Creen que son inmunes a las leyes y sus consecuencias, por lo que pueden transgredir normas sin ser sancionados. Esta creencia, a la que Elkind llama “fábula personal”, es una forma de arrogancia que les da una falsa sensación de seguridad.
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