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A) Reforma Impositiva.
“La sociedad tal como se encuentra hoy organizada, lo es en beneficio casi exclusivo de los ricos (…)
los pobres sobrellevan en cambio casi todas las cargas (…) ¿por qué no se ha de compensar esa
desigualdad evidente e irritante, aplicando un [impuesto progresivo] riguroso sobre las herencias, que
recae sobre la forma menos simpática y menos respetable de adquirir bienes, puesto que la herencia
no representa el trabajo ni el esfuerzo, y muchas veces ni los merecimientos del adquiriente”.
Gabriel Terra: “Proyecto de Ley sobre Impuesto Hereditario Progresivo”, en: Crónica General del Uruguay, t. 6º, p. 241.
C) La Reforma Agraria.
“El latifundio es el mayor enemigo del progreso social... es necesario poblar nuestro territorio y nunca
alcanzaremos esa aspiración si no marchamos a la subdivisión de la tierra que abra horizontes
promisorios a los hombres de la campaña que hoy son, por la fuerza de las cosas, peones rurales y
despierte, al propio tiempo, el atractivo de la gente laboriosa de otras comarcas que desee venir a
trabajar al Uruguay. Ya no prima... el concepto de la propiedad absoluta e inviolable, como no se
admiten tampoco los derechos individuales, libres de frenos. El hombre forma parte de la colectividad
y sus actitudes repercuten sobre los demás... No basta respetar el derecho ajeno: es preciso también
colaborar con el progreso social... Y el Estado que vela por el desenvolvimiento de los valores
nacionales y por conseguir el bienestar del mayor número, no puede permanecer cruzado de brazos
frente a los terratenientes, muchos de ellos, hombres ociosos que malgastan”.
Editorial de “El Día,” 30 de setiembre de 1909.
“El impuesto progresivo, la más grande y hermosa conquista histórica, debe ser aplicado con más
extensión en la sociedad, suprimiendo, paralelamente, un sinnúmero de pequeños e incómodos
impuestos tanto de carácter nacional como municipal. La reforma financiera deberá consistir en
sustituir paulatinamente los impuestos indirectos que abonan los sectores populares al consumir
artículos de primera necesidad, por la contribución territorial, que es una de las más lógicas y una de
las más fáciles de fijar y cobrar.
La tierra es la fuente de recursos más justa, ya que el esfuerzo social, no el del propietario, tendiente a
mejorar las vías de comunicación, la seguridad personal y los demás elementos de progreso de un
pueblo, es el que contribuye en primer término en la valorización de la tierra. Justo es, por
consiguiente, que aquellos que reciben mayores ventajas de ese esfuerzo colosal, es decir, que
aquellos que poseen grandes extensiones de terreno, donde a veces no se ve ni vestigios de vida
humana, sean los que en mayor proporción contribuyan a los gastos del Estado”.
José Serrato, Ministro de Hacienda de José Batlle y Ordóñez (1905).
E) Preguntas: