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Ultrasonidos Terapéutico

Definición de sonido
El sonido consiste en vibraciones mecánicas en un medio elástico, que partiendo de un foco generador,
se propagan a través de este medio con un movimiento ondulatorio y a una velocidad que varia según el
medio. Las frecuencias inferiores a 16 Hz son subsónicas y las superiores a 20.000 Hz son ultrasónicas.
Esta definición del ultrasonido guarda relación con el oído humano.

Definición de la terapia ultrasónica


Por terapia ultrasónica se entiende el tratamiento kinésico mediante vibraciones mecánicas con una
frecuencia superior a 20 KHz. En la práctica, las frecuencias usadas para el tratamiento oscilan entre 0,7
y 3 MHz.

Definición de ultrasonoforesis
Por terapia de ultrasonoforesis se entiende et tratamiento médico con sustancias medicinales
introducidas en el cuerpo mediante la energía ultrasónica

Características Físicas
Las vibraciones sonoras son vibraciones de tipo mecánico que se propagan a través de la materia por
compresiones y dilataciones periódicas de estas, a partir de un foco que las genera.

Es decir los sonidos son vibraciones longitudinales de los medios materiales, que de esta forma se
encuentran sometidos a rápidas alternancias de compresión y dilatación. Las ondas de sonidos
representan la compresión y refracción del medio en vibración. A diferencia de las corrientes eléctricas,
el ultrasonido es la única forma de onda longitudinal asociada con el sonido que no es de naturaleza
electromagnética.

De igual manera que clasificábamos las ondas electromagnéticas según su energía dando lugar al
denominado espectro electromagnético, podemos construir también un espectro sónico, clasificando a
los sonidos según su frecuencia.

La intensidad mínima para que una onda sonora produzca sensación de audición, varía en función de su
frecuencia. El campo de audibilidad que se admite se extiende desde los 16 Hz hasta los 20.000 Hz. De
acuerdo con esto, las ondas mecánicas de frecuencia inferior a 16 Hz se llaman infrasonidos y las de
frecuencia superior a los 20.000 Hz, ultrasonidos. En los animales el campo de audibilidad es diferente,
y por lo tanto lo que el hombre considera ultrasonidos, puede ser sonido para los animales.
[D]

Fig 1. Onda elástica en un muelle y en un fluido.

Los sonidos constituyen un agente físico que presenta unas diferencias notables en relación a las ondas
electromagnéticas, los sonidos en su absorción conlleva una serie de efectos mecánicos, que no
suceden con las ondas electromagnéticas.

Además al ser un movimiento oscilatorio del medio, necesitan de un soporte material para su
propagación, un medio, mientras que las formas de ondas electromagnéticas pueden transmitirse a
través del vacío, como ocurre en los espacios interplanetarios, es decir en ausencia de materia.

También la velocidad del sonido va a ser menor que las de las radiaciones electromagnéticas, el sonido
se transmite a una velocidad de 340 m/seg en el aire, variando enormemente su velocidad según el
medio material utilizado para su propagación. En el agua se propaga a 1.495 m/seg, en los tejidos
blandos corporales a 1.550 m/seg. y el hueso a 3.360 m/seg.

Las ondas sonoras son siempre de tipo longitudinal y su propagación implica siempre la propagación de
una onda de presión. En primer lugar entran en contacto con las partículas de la superficie externa del
medio, haciendolas vibrar. A su vez dicha vibración se propaga a las partículas vecinas situadas más
distantes de la superficie, que empezarán a vibrar y así, sucesivamente se propaga la vibración por el
medio.

Los ultrasonidos tienen la propiedad de comportarse a la inversa, con respecto a la penetración y


longitud de onda, que el espectro electromagnético. Así, mientras que en este último cuanto menor es la
longitud de onda, mayor es la penetración, en los ultrasonidos es a la inversa.

De ello se deduce importantes consecuencias prácticas, ya que cuanto más profundo sea el proceso
que queremos tratar, la frecuencia deberá ser más baja, y cuanto más superficial, mayor la frecuencia
( es decir, menor la longitud de onda), por eso existen en el mercado equipos que pueden emitir en 1
MHz y 3 Mhz.

Generación del ultrasonido


Cualquier objeto que vibra es una fuente de sonido. Aunque las ondas sonoras pueden ser generadas
de forma diferente, por ejemplo mecánicamente (diapasón), en medicina se generan por medio de los
llamados transductores electroacústicos. Desde el punto de vista físico se van a dar dos efectos físicos.

 Efecto piezoeléctrico.

La piezoeléctricidad es un fenómeno natural que se encuentra en ciertos cristales minerales, tales como
el germanio y el cuarzo, aunque puede ser sintetizada comercialmente, como ocurre con el titanio-
circonio (PZT).

Si se aplica presión a los cristales (cuarzo) y a ciertos materiales policristalinos como el titanato de
plomo-circonato (PZT) y el titanato de bario, se producen cambios eléctricos en la superficie externa del
material piezoeléctrico. Esto se conoce como efecto piezoeléctrico.

Los efectos piezoeléctricos se observan también en el cuerpo humano, especialmente en el tejido óseo,
las fibras de colágeno y las proteínas corporales.

En 1953 se pone en Japón una piedra fundamental para el avance de la técnica. A partir de los trabajos
de Yasuda (1953,1954); Fukada y Yasuda (1957) se descubre en el colágeno el motivo fundamental de
las reacciones piezoeléctricas de la estructura ósea y se explica y lleva por primera vez a la práctica
diaria su descubrimiento sobre las propiedades piezoeléctricas del hueso seco. Sometido éste a una
deformación determinada, se produce una electronegatividad en la concavidad, y una electropositividad
en la convexidad.

Esta propiedad piezoeléctrica ya se conocía en determinados cristales minerales del tipo de la turmalina.
Las fibras del colágeno se comportan como los cristales líquidos confiriendo al hueso esta propiedad y
se sabe que cada conexión proteica (o biopolímero) presenta características similares en cada tejido,
excluyendo los esmaltes de los dientes.

Se puede, por lo tanto, afirmar que esta reacción piezoeléctrica es una de las características generales
de la materia viviente. Es posible que estos fenómenos piezoeléctricos intervengan en los efectos
biológicos del ultrasonido.

 Efecto piezoeléctrico invertido.

El efecto piezoeléctrico es reversible. Así, si las sustancias mencionadas más arriba son expuestas a
una corriente eléctrica alterna, experimentan cambios en la forma de acuerdo con la frecuencia del
campo eléctrico alternante. El material se convierte así en una fuente de sonido.

Actualmente se usan el cuarzo, el titanato de bario y el titanato de plomo-circonato (PZT) para generar
ultrasonidos mediante el efecto piezoeléctrico inverso. Los dos últimos materiales tienen la ventaja de
que, debido a sus propiedades ferroeléctricas, son suficientes algunas decenas de voltios para inducir la
energía acústica requerida.
Esto, por ejemplo, hace innecesario un transformador en la cabeza de tratamiento, permitiendo que
tenga un tamaño mucho menor. El cuarzo requiere un voltaje alto (varios kV). A causa de la necesidad
de un transformador, la cabeza de tratamiento debe ser relativamente grande.

El PZT es preferible al titanato de bario debido a que retiene sus marcadas propiedades piezoeléctricas
hasta temperaturas mucho más altas. Por último, el PZT es menos sensible a los choques mecánicos.

El equipo
Contiene un circuito generador de corriente sinusoidal que, al pasar por el cristal piezoeléctrico del
cabezal de aplicación, genera la vibración ultrasónica que se transmite al paciente. El instrumento
consiste en un generador de alta frecuencia, conectado a un cristal piezoeléctrico (cabeza de
tratamiento).

La frecuencia de resonancia del cristal está determinada en parte por el grosor del material
piezoeléctrico (PZT), que en consecuencia determina también la frecuencia del ultrasonido.

Además, esto implica que la cabeza de tratamiento y el equipo deben estar ajustados entre si, de forma
que la cabeza no puede usarse con otro equipo ultrasónico a menos que se realice una calibración. Las
últimas innovaciones en este campo han resuelto que las cabezas de tratamiento sean intercambiables
entre distintos instrumentos del mismo tipo.

A consecuencia de la corriente alterna aplicada al material piezoeléctrico, éste genera vibraciones


sónicas. Las vibraciones se propagarán en los medios vecinos (p.ej. tejidos). Puesto que el material
piezoeléctrico genera ondas sónicas bidireccionales, el ultrasonido también entrará en la cabeza de
tratamiento (efecto de rebote).

Esto tiene poco significado debido al aire presente en la cabeza. Puesto que el transductor vibra
también en sentido lateral, la energía ultrasónica es transferida a la pared lateral de la cabeza, a través
del montaje del transductor (emisión hacia la pared lateral).

En las cabezas de tratamiento de los equipos de ultrasonidos, la radiación lateral parásita se ha


reducido a menos de 10 mW/cm2. Varios especialistas citan un valor inferior a 100 mW/cm2 como
aceptable. Con el uso prolongado, la radiación lateral parásita puede dar lugar a síntomas en el
fisioterapeuta. El desarrollo de síntomas depende también de la intensidad de esta radiación lateral. Por
tanto, debe medirse y específicarse su valor para el equipo.

Ultrasonidos continuos y pulsátiles


Las ondas ultrasónicas pueden ser emitidas continuamente durante el tratamiento o ser interrumpidas
periódicamente, en forma de impulsos sucesivos de duración limitada. De esta manera, la mayor parte
de los equipos ultrasónicos pueden generar energía ultrasónica continua y pulsátil.

La intensidad máxima que puede ajustarse para el ultrasonido continuo es de 2 W/cm 2. Para el
ultrasonido pulsátil, la intensidad (máxima) puede elevarse a 3 W/cm 2 en algunos instrumentos.

El modo pulsátil del haz ultrasónico tiene la ventaja de suprimir las sensaciones térmicas. Además, este
modo permite una intensidad más alta, que podría causar efectos nocivos si se aplicare con el
ultrasonido continuo.

Esta intensidad más alta explica probablemente los efectos no térmicos aparecidos durante la terapia
con ultrasonidos pulsátiles. Debido a la pulsación del haz ultrasónico, los efectos mecánicos son mas
pronunciados.

El ultrasonido pulsátil va a venir definido por tres parámetros que se relacionan entre sí:

1. Duración o tiempo del impulso, que en general varia de 0,5 a 2 milisegundos.

2. Duración o tiempo de la pausa entre impulsos, que no suele seleccionarse de forma


independiente, sino que se ajusta automáticamente en relación a la del impulso elegido.

3. Frecuencia de los impulsos que viene dada por la duración del impulso y la de la pausa.

Periodo de repetición de los impulsos


Casi todos los instrumentos ultrasónicos tienen una frecuencia de repetición de los impulsos fija, de 100
Hz.

El modo pulsátil puede ajustarse según la relación entre la duración del impulso y el periodo de
repetición de los impulsos de:

1: 5 (duración del impulso 2 mseg pausa de 8 mseg).


1:10 ( duración del impulso 1 mseg, pausa de 9 mseg).
1: 20 (duración del impulso 0,5 mseg, pausa de 9,5 mseg).

Otros indican la frecuencia de los impulsos a partir de relaciones prefijadas de impulso - pausa. Las
frecuencias más corrientes son 50 y 100 Hz con una relación de 1:5.

Relación: Impulso-Pausa 1:1 1:5 1:10 1:20


Frecuencia impulsos 100 Hz 5 2 1 0,5

duración impulsos: (ms) 5 8 9 9,5


pausa: (ms)

Porcentaje: % 50% 20% 10% 5%

Frecuencia impulsos 50 Hz

duración impulsos: (ms) 10 4 2 1

pausa: (ms) 10 16 18 19

Porcentaje: % 50% 20% 10% 20%

Frecuencia impulsos 48 Hz

duración impulsos: (ms) 4 2 1

pausa: (ms) 16,8 18,8 19,8

Porcentaje: % - 19% 10% 5%

Frecuencia impulsos 16 Hz

duración impulsos: (ms) 12 8 4

pausa: (ms) 50,5 54,5 58,5

Porcentaje: % - 19% 13% 6%

La dosis media que reciben los tejidos depende no sólo de la intensidad de los impulsos, sino también
de su duración y frecuencia; se suele expresar en porcentaje de la intensidad de pico.

Porcentajes altos se acercan al ultrasonido continuo y tienen predominantemente acción térmica.


Valores bajos potencian el efecto mecánico, atérmico, con acción analgésica y antiinflamatoria.

Área de radiación efectiva (ERA)


La superficie útil o zona de irradiación eficaz (ERA = Effective Radiation Area) es más pequeña que la
superficie visible del cabezal y depende de las características y montaje del cristal. El área de radiación
efectiva (ERA) de la cabeza de tratamiento es un parámetro importante que determina la intensidad.

Puesto que el elemento piezoeléctrico no vibra uniformemente, el ERA es siempre más pequeña que el
área geométrica de la cabeza de tratamiento. Para permitir una indicación exacta de la intensidad en el
instrumento, es esencial la determinación del ERA, puesto que la intensidad efectiva depende de ella.
Debido a que la dosis de ultrasonidos depende en parte del área a tratar, esta es otra razón por la que
tiene importancia el ERA. Así pues, se debe medir y especificar el ERA.

Propiedades del haz ultrasónico


El haz ultrasónico esta constituido por el conjunto de vibraciones cónicas, que partiendo de un foco
generador, produce compresiones y dilataciones periódicas de la materia y se transmite a través de ella
con una velocidad determinada. El medio dé transmisión se comprime y expande con la misma
frecuencia que el ultrasonido.

En el haz ultrasónico deben distinguirse dos áreas, el campo cercano o zona de Fresnel y el campo
distante o zona de Fraunhofer.

Campo cercano o zona de Fresnel


El campo cercano tiene una distribución muy irregular y en él aparecen picos o puntos calientes de gran
intensidad junto a otras zonas casi mudas. En un plano perpendicular al haz, los puntos calientes se
disponen en círculos concéntricos alrededor del eje central (simetría de rotación). Se caracteriza por:

 El haz no es homogéneo.

Produciéndose un fenómeno de interferencia dentro del propio haz, que puede producir picos de
intensidad 5 a 10 veces al valor ajustado previamente. Esta es debido a problemas de diseño y de
montaje del cristal, se crean haces secundarios que interfieren entre sí, de modo que el campo de
radiación no es uniforme aunque se transmita en un medio homogéneo.

A este fenómeno se le conoce como coeficiente de no uniformidad del haz (Beam Non Uniformity Ratio
o BNR), indica la irregularidad del haz, y es menor cuanto más homogéneo sea. El valor del BNR, en la
práctica y utilizando cabezales de buena calidad, está entre 5 y 6, es decir, que en el campo cercano se
van a producir puntos calientes cuya intensidad es 5-6 veces superior a la de la dosis fijada.

 La extensión del campo próximo.


Va a depender del área del cabezal y la longitud de onda del ultrasonido en el medio. En cabezales
grandes es más largo que en los pequeños, y en el ultrasonido de 3 MHz mayor que en el de 1 MHz.

En un cabezal típico de 5 cm 2, con un radio de 15 mm, el campo próximo en el agua es de 150 mm con
ultrasonido de 1 MHz, y de 450 mm con ultrasonido de 3 MHz. En los tejidos corporales el campo
próximo es de 30-40 mm. Podemos decir que, en la práctica, en aplicaciones con contacto directo, los
tejidos en tratamiento quedan en el campo próximo del haz ultrasónico.

 Para seguridad del tratamiento.

La cabeza debe mantenerse siempre en movimiento, de forma que la energía ultrasónica se extienda
adecuadamente, ya que es la única manera de evitar que la concentración de estos puntos calientes
sobre el periostio, fundamentalmente, produzcan dolor.

Debe rechazarse la rotación de la cabeza en una sola posición, debido a que los picos de intensidad se
sitúan habitualmente simétricos al eje longitudinal de la cabeza de tratamiento ( simetría de rotación). La
rotación de la cabeza causa picos de intensidad en la misma localización, lo que conduce a
sobredosificación. El movimiento adecuado del cabezal es el de traslación o el combinado rotación-
traslación.

 Por medio del método subacuático.

Puede evitarse el campo cercano manteniendo una distancia suficiente al cuerpo (es decir, la longitud
del campo cercano), que dependerá del tamaño de la cabeza de tratamiento.

De esta forma, los fenómenos de interferencia del campo cercano ocurrirán en el agua. Un
inconveniente radica en el diámetro mayor del haz ultrasónico en el campo distante, que origina una
disminución de la energía por cm2.

 Ausencia de divergencia.

En el campo cercano el haz no es divergente, presentando la misma energía sónica por cm 2, al inicio y
al final del mismo; de echo existe una ligera convergencia.

Estos aspectos deben tenerse en cuenta para calcular la dosis. Con la aplicación usual de la terapia
ultrasónica no se produce reflexión total, debido a que el ángulo de límite es tan grande que no se
supera bajo condiciones normales. En la práctica, en las aplicaciones de contacto directo, los tejidos en
tratamiento quedan en el campo próximo del haz cercano.

Campo lejano o zona de Fraunhofer


Sigue al campo próximo del haz ultrasónico, presentando una distribución más uniforme, se caracteriza
por:

1. Ausencia casi total de fenómenos de interferencia. De forma que el haz sónico es uniforme y
la intensidad disminuye gradualmente al aumentar la distancia hasta el transductor.

2. El haz ultrasónico tiene un diámetro mayor. El tamaño va a depender del tipo de haz sónico
(divergente o colimador).

3. Extensión más amplia de la energía sónica. Debida a la divergencia y al hecho de que la


distribución de la intensidad perpendicular al eje longitudinal del haz sónico adquiere cada vez
más una forma de campana.

Efectos biofísicos de los ultrasonidos


Los efectos del ultrasonido no se conocen todavía por completo. Está claro, sin embargo, que la
aplicación de ultrasonidos a tejidos biológicos tiene varios efectos. En primer lugar, hay que tener en
cuenta que los ultrasonidos son una forma de terapia mecánica. También es evidente que la energía
mecánica puede convertirse en energía térmica, por ejemplo, y esto es una consecuencia del efecto
mecánico del ultrasonido.

Probablemente la frecuencia de 3MHz no tiene efectos diferentes que la de 1 MHz, pero es posible que
ciertos efectos dominen más según la frecuencia. En los años 50, Pohlman afirmó que no se
observaban otros efectos con los ultrasonidos entre 1 y 10 MHz. La naturaleza especial de los
ultrasonidos de 3 MHz consiste, por tanto, en su efecto mecánico mucho mayor y en la absorción más
alta de la energía ultrasónica por las capas tisulares superficiales.

Con esta frecuencia (3 MHz) se respetan los tejidos más profundos, puesto que la intensidad disminuye
mucho a consecuencia de la mayor absorción.

Efecto mecánico
El primer efecto que se produce en el tejido corporal a consecuencia del ultrasonido es de naturaleza
mecánica. Las vibraciones sónicas van a requerir de un medio deformable elástico para su propagación,
en principio, cualquier medio excepto el vacío es deformable.

Este movimiento mecánico va a constar de tres partes: vibración, movimiento de vaivén y presión. Las
moléculas del medio o las partículas intracelulares del mismo sometidas a la acción de un haz de
ultrasónico, sufre un movimiento rítmico de vaivén. Las vibraciones ultrasónicas causan compresión y
expansión en el tejido a la misma frecuencia que el ultrasonido, conduciendo a variaciones de presión.
Así las partículas sufren una aceleración violenta, un paro y otra aceleración en sentido opuesto.
La amplitud sónica o amplitud del movimiento de vaivén, va a estar en razón inversa a la frecuencia de
la onda ultrasónica, siendo por lo tanto menor para 3 MHz que para 1 MHz, sin embargo la aceleración
de este movimiento va a estar en razón directa a la frecuencia de la onda ultrasónica, siendo por lo tanto
mayor los efectos mecánicos con 3 MHz que con 1 MHz.

La diferente densidad del medio hace que los desplazamientos moleculares sean desiguales, por lo
tanto a consecuencia de los movimientos mecánicos se va a producir un amasamiento del tejido celular,
es decir una especie de micromasaje, de esta forma, al efecto mecánico del ultrasonido, también se le
conoce con el nombre de micromasaje.

Debido a la reflexión en el haz sónico y en los limites entre los tejidos, la intensidad en W/cm 2puede
aumentar, de forma que las mayores variaciones de presión se producen en los limites entre dos medios
diferentes. A 3 MHz los puntos de presión máxima y mínima se encuentran más juntos que a 1 MHz,
puesto que la longitud de onda disminuye a 0,5 mm aproximadamente. Por tanto, puede suponerse que
los efectos terapéuticos más pronunciados ocurrirán en los limites. Así pues, la terapia ultrasónica se
llama terapia de superficies limites.

Este efecto mecánico de roce o amasamiento, va a tener como consecuencia:

 Cambios en la permeabilidad de las células y las membranas tisulares. Esta modificación de la


permeabilidad celular, por el efecto de bombeo sobre los componentes celulares, va a favorecer los
procesos de difusión, mejorando el metabolismo celular, que se ve beneficiado además por una
mejor irrigación sanguínea.

 Cambios en el volumen de las células corporales alrededor del 0,02%.

 Un intercambio mejorado de productos metabólicos.

 Sobre la piel, estimulando las terminaciones nerviosas sensitivas que van a producir reacciones
locales y generales.

El micromasaje tiene gran importancia terapéutica. Todos los efectos de la terapia ultrasónica son
causados por él. Estos efectos se obtienen con la energía ultrasónica tanto continua como pulsátil.
Dependiendo la intensidad usada para el tratamiento, estos efecto pueden tener una influencia favorable
o desfavorable sobre los tejidos.

La cavitación es otro efecto mecánico del ultrasonido en los tejidos vivos , consiste en la rápida
formación y colapso de burbujas de gas disuelto o de vapor que pueden converger y, al aumentar de
tamaño, llegar a la destrucción de estructuras subcelulares. Este fenómeno no se ha observado a dosis
terapéuticas bajas, pero si con dosis de más de 1 W/cm 2, en aplicación estática, que van a favorecer la
formación de ondas estacionarias. Por lo tanto será de vital importancia el movimiento de la cabeza
sónica para evitar el efecto de cavitación.

Efecto térmico
La energía ultrasónica absorbida en los tejidos se convierte en calor, especialmente en las proteínas y
en menor grado en las estructuras celulares, como ocurre con cualquier medio físico en el que exista
fricción. Por lo tanto, el micromasaje de los tejidos va a conducir a la generación de calor por fricción.

El aumento de temperatura en tejidos situados a una cierta profundidad va a ser pequeño, debido al
amortiguamiento de la energía del haz y al movimiento sanguíneo que tiende a regularizar la
temperatura. En aplicaciones fijas, el aumento de temperatura en la proximidad del cabezal es de 6º C,
a una profundidad de 3 cm, el aumento de temperatura es de solo 2,7º C. Este aumento se establece a
los pocos segundos de aplicación y se mantiene constante después. Si el tratamiento es por
deslizamiento, la temperatura está en variación continua y en conjunto los valores son menores que par
las aplicaciones fijas.

La cantidad de calor generado difiere en los diversos tejidos. Depende de varios factores, algunos de los
cual pueden controlarse parcialmente, como por ejemplo tipo de ultrasonidos (continuo o pulsátil), la
intensidad, la duración del tratamiento.

En relación a la distribución de este calor y a su producción, hay que tener muy en cuenta que debido al
fenómeno de reflexión, al cambiar la resistencia sónica en una superficie limítrofe entre dos tejidos, se
van a producir una serie de ondas transversales, que hacen que el aumento de temperatura sea
considerablemente más elevado.

El calor se genera especialmente en los puntos de reflexión del ultrasonido. Esta reflexión tiene lugar
sobre todo en los limites entre tejidos con distinta impedancia acústica especifica. Debido a esta
reflexión pueden aparecer fenómenos de interferencia que conducen a un aumento de la intensidad. La
reflexión tiene lugar sobre todo en el tejido óseo (35%). La generación de calor a consecuencia del
aumento de intensidad es marcada en el periostio y puede conducir a la aparición del dolor perióstico.
Este problema tiene mucha menos importancia cuando se usa energía ultrasónica pulsátil, debido a que
el calor generado se disipa total o parcialmente entre los impulsos.

Resumiendo, podríamos decir que el efecto térmico se produce:

 Debido a las diferencias en el coeficiente de absorción.

 Como consecuencia de la reflexión en los limites tisulares.

 Como resultado de los picos y valles de interferencia, la generación de calor en el campo


ultrasónico no sera uniforme.
Al mantener en movimiento la cabeza de tratamiento se intenta minimizar esta no-uniformidad. La
distribución del calor en los diversos tejidos es única en comparación con otras formas de tratamiento,
como la onda corta y la termoterapia. El calor se genera especialmente en el tejido óseo, el cartílago, los
tendones, el tejido muscular y la piel.

Como el haz ultrasónico es casi paralelo, el área donde ocurre el efecto térmico corresponderá
aproximadamente al tamaño de la cabeza de tratamiento (ERA). Es importante al aplicar la terapia
continua, que el paciente note como máximo un efecto térmico pequeño. Cuando aplicamos ultrasonidos
continuos con intensidades alta (2 W/cm 2), se produce un aumento marcado de la circulación sanguínea
con el fin de mantener la temperatura corporal lo más constante posible.

El significado del calor como parte de la terapia ultrasónica ha sido objeto de diversas evaluaciones y
estudios. Muchas enfermedades presentan graves trastornos circulatorios, en estos casos el organismo,
es incapaz de disipar el calor generado por la aplicación de la los ultrasonidos continuos. Esto va a
conducir a un aumento de la temperatura que puede tener un efecto adverso sobre la enfermedad. En
caso de una lesión aguda, por ejemplo un esguince en el tobillo, el calor generado (en combinación con
la irritación mecánica) puede tener un efecto adverso sobre los vasos sanguíneos en regeneración,
provocandose una hemorragia con facilidad. Por tanto, es aconsejable esperar un par de días antes de
iniciar la terapia ultrasónica local en tales casos.

Desde el punto de vista reumatológico, también hay que considerar las posibles consecuencias del
aumento de temperatura intraarticular. El calor generado en la artritis tiene un efecto nocivo sobre la
estructura articular interna, especialmente el cartílago articular. Las fibras de colágeno del cartílago
hialino se destruyen y van a ser reemplazadas por otras de inferior calidad. La enzima colagenasa inicia
este proceso y otras enzimas participan en la destrucción de la articulación. Este proceso se manifiesta
sobre todo en las inflamaciones articulares (incluyendo la artritis reumatoide y la artrosis, caracterizadas
frecuentemente por sinovitis).

Así pues, la terapia ultrasónica que conduzca a un aumento de la temperatura intraarticular, como
ocurre con la aplicación continua, está contraindicada sobre todo en los trastornos donde la temperatura
ya es mayor de lo normal. Viidik en sus estudios demostró, que bajo la influencia del calor puede
producirse un ablandamiento de las fibras de colágenos en los tendones y las cápsulas articulares,
conduciendo a la hipermovilidad.

Debido a esto y a otras muchas razones, cada día se utiliza más la terapia ultrasónica pulsátil (la cual
anula casi todo el efecto térmico), y menos la emisión continua.

Efecto químico
Este efecto deriva de la acción conjunta del efecto mecánico y térmico. La vibración mecánica favorece
el intimo contacto de los componentes del medio, y el aumento de la temperatura actúa como
catalizador de numerosas reacciones.

La rotura de grandes moléculas es otro factor que conlleva a la ruptura de cadenas laterales en las
macromoléculas, produciendose una disminución de los pesos moleculares, con reacción de estos
restos y formación de sustancias intermedias.

También el ultrasonido ejerce una acción coloide-química, la cual consiste en la posibilidad de


transformar coloides en estado de gel a soluciones, permitiendo la introducción de agua en
determinados medios. De aquí proviene la eficacia de los ultrasonidos en todas las enfermedades
llamadas de desgaste, en las cuales, a consecuencia de la perdida de elasticidad se producen
deformaciones.

Además se pueden liberar sustancias de las células del tipo de la histamina u otras estimuladoras del
metabolismo celular.

Efectos biológicos
Los efectos biológicos que provoca la terapia ultrasónica, son el resultado del micromasaje (efecto
mecánico). Dependiendo de la forma, continua o pulsátil, este micromasaje conduce a un predominio del
efecto térmico o de otros efectos. Los siguientes efectos biológicos pueden considerarse una respuesta
fisiológica a las acciones mecánicas y térmicas mencionadas:

Estimulación de la circulación sanguínea y los


vasos
La absorción de la energía ultrasónica origina un efecto térmico y el cuerpo responde con vasodilatación
y aumento de la circulación local y regional, conviene recordar que el efecto térmico no se limita
solamente a la forma continua de ultrasonidos. Los ultrasonidos pulsátiles también producen un efecto
térmico aunque mucho menor.

La vasodilatación a consecuencia del tratamiento con ultrasonidos puede considerarse en parte como
un fenómeno protector destinado a mantener la temperatura corporal dentro de los limites mas
estrechos posibles, esta vasodilatación se a provocar como respuesta fisiológica a la elevación térmica
en los tejidos y posiblemente por la liberación de histamina. Indirectamente se puede obtener una
vasodilatación por irradiación de los ganglios simpáticos.

Resumiendo, la vasodilatación va a estar provocada por la:

1. Liberación de estimulantes tisulares, como consecuencia del daño celular causado por la
vibración mecánica.
2. Estimulación, posiblemente directa, de las fibras nerviosas aferentes gruesas mielinizadas,
conduciendo a la depresión postexcitatoria del sistema ortosimpático.

3. Reducción del tono muscular como resultado del mecanismo sobredicho.

4. Efectos sobre la maduración y flujo de los leucocitos.

5. Freno o colapso reversible de la circulación en los pequeños vasos si la dirección del haz
ultrasónico se opone mecánicamente al avance de la sangre.

Becker, demostró la posibilidad de favorecer la circulación sanguínea por vía refleja utilizando los
ultrasonidos. Describió una circulación mejorada, sobre todo en los vasos sanguíneos dístales de
pacientes con desórdenes vasculares, a consecuencia de la terapia ultrasónica aplicada por vía
segmentaria.

Lota, describió el efecto de los ultrasonidos de baja intensidad (0,5-1 W/cm 2) sobre la circulación
sanguínea periférica y sobre la temperatura de la piel y los músculos. Estudio los efectos del tratamiento
tanto local como segmentario (paravertebral), concluyendo que la aplicación continua de 1
W/cm2 proporcionaba mejoría de la circulación sanguínea, y aumento de la temperatura de la piel y los
músculos en la aplicación local. La aplicación paravertebral proporcionó mejoría de la circulación
cutánea.

Algunos autores señalan que el efecto de los ultrasonidos (sobre las arteriolas de los músculos
esqueléticos) conduce habitualmente a vasoconstricción. En la mayoría de los tejidos, las arteriolas no
están en reposo bajo condiciones fisiológicas normales, sino que muestran movimientos peristálticos
lentos (2-3 por minuto). Con la aplicación de ultrasonidos pulsátiles, la frecuencia de este movimiento
vascular aumenta mucho (hasta 31 por minuto).

Un hallazgo interesante radica en que la frecuencia de estos movimientos vasculares apenas aumenta
(7-8 por minuto) con el calentamiento ordinario de los tejidos, los movimientos de las paredes
arteriolares tienen gran importancia en la nutrición de los tejidos.

Relajación muscular y normalización del tono


La mejoría de la circulación sanguínea puede conducir a la relajación muscular por eliminación de los
estimulantes tisulares. Además, es posible que los ultrasonidos estimulen directamente las fibras
nerviosas aferentes y que la relajación muscular sea consecuencia de la depresión postexcitatoria de la
actividad ortosimpática.

La normalización del tono muscular va a estar provocada por la menor excitación química de los
aferentes musculares, lo cual contribuye a la disminución del tono reflejo.
Cambios en la actividad celular
Se ha demostrado que las vibraciones ultrasónicas provocan un aumento de la permeabilidad y
variaciones del potencial de reposo de las membranas biológicas. En parte son explicables por el calor,
pero se supone que existen fenómenos no térmicos (vibración mecánica) que aceleran la difusión iónica
a través de la membrana, o aumentan el gradiente de concentración iónica por movilización y agitación
de los líquidos.

Este efecto se observa con la aplicación de ultrasonidos tanto continuos como pulsátiles. A
consecuencia de las vibraciones mecánicas, el fluido tisular es forzado a través de la membrana celular.
Esto puede alterar la concentración de los iones, lo que podría conducir a variaciones de la excitabilidad
celular. Se observa un aumento del flujo protoplásmico en las células, de forma que se favorecen los
procesos de intercambio fisiológico.

Debido a la circulación del fluido tisular, el pH se hace menos ácido. Esto se conoce como efecto
antiacidótico de los ultrasonidos y tiene utilidad en el tratamiento de la inflamación reumatoídea
(reumatismo de tejidos blandos), en la que existe acidosis tisular.

En estudios de investigación se ha demostrado que, la acción de los ultrasonidos sobre las membranas
celulares origina:

 Facilitando la dispersión de acumulaciones liquidas y edema.

 Aumento del metabolismo celular por elevación térmica local.

 Liberación de histamina por probable estallido de los mastocitos.

 Aumento de la síntesis proteica en los fibroblastos a dosis terapéuticas y cambios en el retículo


endoplásmico que explicarían el estimulo de cicatrización de las heridas por el ultrasonido como
efecto distinto al del calor.

 Aumento de la extensibilidad del tendón por calor y, en parte, por otros efectos no térmicos.

 Disminución de la contractilidad muscular, probablemente por acción directa no térmica sobre los
mecanismos contráctiles.

 Sensibilización a ciertos medicamentos, potenciando su acción en la zona tratada, como la de la


teofilina en los asmáticos.

Efectos sobre el tejido nervioso


El nervio tiene una absorción selectiva del ultrasonido y experimenta una mayor elevación de
temperatura que los tejidos circundantes. Las fibras más sensibles al ultrasonido son las tipo B y las tipo
C, y las menos sensibles son las gruesas, tipo A. Los efectos sobre nervio aparecen rápidamente y
duran aproximadamente unos 15 minutos.

Algunos autores suponen que los ultrasonidos pueden. despolarizar las fibras nerviosas aferentes. Esto
sucede evidentemente cuando se elige una intensidad que proporcione estimulación suave. Se ha
demostrado que los ultrasonidos continuos con una intensidad de 0,5-3 W/cm 2 afectan a la velocidad
conducción de los nervios periféricos.

Un grupo de autores encuentran aumento de la misma, otros disminución y otros aumento o disminución
según sea la dosis aplicada. Mientras unos creen que se trata de un efecto puro o predominantemente
térmico, ya que los resultados son equiparables a las elevaciones de temperatura semejantes con otros
medios de termoterapia. Otros autores creen que existe un factor adicional, no térmico que por acción
física de la presión alteraría el intercambio iónico a través de la membrana y su conducción.

También hay que considerar otros posibles factores de anoxia, cambios electrolíticos o del metabolismo
de la mielina. Con intensidades mayores puede producirse bloqueo de la conducción. El tejido nervioso
muestra sensibilidad especial al efecto del ultrasonido.

En un estudio sobre el efecto de los ultrasonidos continuos durante 5-10 minutos con una intensidad de
2-3 W/cm2, sobre el nervio ciático, se encontró desde tumefacción de los cilindros axónicos, hasta
sección total del nervio. Con una intensidad menor (0,25-0,5 W/cm 2) la vaina de mielina mostró cambios
mínimos que se hacían más serios con la aplicación repetida.

Pese a la diversidad de condiciones experimentales, parece deducirse que a dosis altas (de más de 2
W/cm2) la velocidad de conducción nerviosa aumenta por efecto térmico. A dosis muy altas (superiores
a 3 W/cm2) se han conseguido experimentalmente bloqueos parciales reversibles o totales en el ciático
al llegar a temperaturas de 48 a 52 °C, tanto por ultrasonido como por otras aplicaciones de calor
directo.

A dosis bajas (menos de 1,2 W/cm2) o en aplicaciones breves de menos de 5 minutos, con escasa a
nula elevación térmica tisular, la velocidad de conducción disminuye. Esto sugiere un efecto mecánico,
distinto y contrario al del calor sin poder descartar el posible efecto refrigerante de la evaporación de los
restos del gel de contacto.

No se observaron cambios en la amplitud ni en la duración de los potenciales musculares evocados por


estimulación nerviosa. Otros efectos observados al aplicar ultrasonidos a los nervios periféricos son:

1. La irradiación de las terminaciones libres nerviosas produce una elevación del umbral doloroso.

2. Se produce un aumento de la cronaxia con disminución de la excitabilidad.


3. Inhibición de los ganglios simpáticos que provoca un aumento de la circulación y temperatura
cutánea.

4. Aumento o disminución de los reflejos medulares según la dosis aplicada.

5. Aumento de la actividad enzimática y aceleración del proceso de regeneración en el cabo distal


de un axón en regeneración, con dosis de 0,5 W/cm 2, sí se aumenta la dosis a 1 W/cm 2, este
proceso, se retrasa.

En el sistema nervioso central también puede demostrarse un efecto de los ultrasonidos, al encontrarse
un aumento de la liberación de serotonina..

Estimulación de la capacidad regenerativa tisular


Se ha demostrado que los ultrasonidos favorecen el proceso de regeneración en varios tejidos. Dyson y
Pond describieron el efecto de los ultrasonidos sobre pequeñas heridas inducidas artificialmente en las
orejas de conejos. El efecto favorable de los ultrasonidos sólo fue igualado por el de fármacos.

La intensidad más efectiva fue la de 0,5 W/cm 2 con aplicación pulsátil (1:5) a una frecuencia de 3,5 MHz.
Los estudios del microscopio electrónico demostraron que las fuerzas mecánicas producían un flujo de
partículas con movimiento libre. El efecto térmico juega un papel secundario en este proceso.

Efecto sobre el tejido de colágeno


Al aplicar ultrasonido sobre el tendón, se va a provocar un importante aumento de la extensibilidad del
tendón, secundario al calor, pero también por acción no térmica, y del tejido fibroso cicatrizal.

Sin embargo, en el cartílago patológico, como el de ciertas articulaciones reumáticas, el ultrasonido


continuo, como otras formas de calor profundo, puede activar el proceso de desintegración.

Reducción del dolor


La experiencia demuestra que la terapia ultrasónica proporciona una reducción del dolor difícil de
explicar. Sin embargo, pueden sugerirse algunos factores que contribuyen a la reducción del dolor.

 Mejoría de la circulación tisular. La mejoría de la circulación sanguínea, conduce a un mejor


drenaje de los irritantes tisulares (mediadores del dolor), con lo cual se excitan menos fibras
nerviosas nociceptivas.

 Normalización del tono muscular. Debido a que existe menor excitación química de los aferentes
musculares, se producirá una disminución del tono reflejo.
 Reducción de la tensión tisular. La mejoría de la circulación sanguínea y linfática tiene un efecto
favorable sobre la reabsorción del fluido del edema. La reducción del edema conduce a la caída de
la tensión tisular, lo que proporciona a su vez una reducción del dolor y una mejor circulación tisular.

Modos de transferencia de la energía y


manipulación de la cabeza de tratamiento
Los ultrasonidos se transmiten con dificultad en el aire, donde sufren una rápida absorción. El aire es
totalmente inadecuado como medio de contacto, debido a la reflexión casi completa del ultrasonido. Por
ello, es imprescindible rellenar el espacio entre la cabeza y la piel con una sustancia con buena
conductividad acústica y de impedancia parecida a la piel.

El agua, es un medio de contacto bueno y también barato. Si se usa agua como medio de contacto,
debe desgasificarse lo más posible por ebullición y en algunos casos debe esterilizarse, por ejemplo,
para el tratamiento de heridas abiertas. La desgasificación evita el depósito de burbujas de aire en la
cabeza de tratamiento y la parte tratada del cuerpo. En la práctica se usan gel, aceite y pomada, a
veces con otras sustancias añadidas (ultrasonoforesis), además de agua.

Las condiciones ideales para una sustancia de contacto son:

1. Estéril, si existe riesgo de infección (cruzada).

2. No demasiado liquido (excepto para el método subacuático).

3. Elevada viscosidad.

4. No absorbido con demasiada rapidez por la piel.

5. Incapaz de causar manchas marcadas.

6. Sin efecto marcado de irritación o enfriamiento sobre la piel.

7. Químicamente inerte.

8. Transparente y barato.

9. Carente de microorganismos y hongos.

10. Dotado de buenas propiedades de transmisión acústica y carente de (micro) burbujas gaseosas.

Existen varias modalidades de tratamiento que aseguran una correcta transferencia de la energía
ultrasónica.

Contacto directo entre la cabeza y el cuerpo


Este modo de transferencia de energía es el usado con más frecuencia. La cabeza de tratamiento se
aplica directamente sobre la piel previamente untada con una fina capa de sustancia o medio de
contacto. Como comentamos anteriormente, el aire refleja casi por completo los ultrasonidos. Por tanto,
es absolutamente necesario asegurar la aplicación de un medio altamente conductor entre la cabeza y
la piel.

Los diferentes medios de contacto disponibles en la actualidad para transmisión de los ultrasonidos,
pueden clasificarse así: aceites, emulsiones agua-aceite, geles acuosos y pomadas. Se han hecho
estudios comparativos sobre diversas sustancias que permiten llegar a la conclusión de que las mejores
son los preparados comerciales específicos para ultrasonoterapia. En invierno, es conveniente calentar
ligeramente la sustancia para evitar irritaciones por el frío, aunque no excesivamente para no interferir
con la disipación térmica de la zona en tratamiento.

Por lo tanto, los geles son los más adecuados para la transmisión de los ultrasonidos. El gel debe ser
disuelto en parte por las sales cutáneas, de forma que pueda frotarse con efectividad en la piel (poros).
Algunos fabricantes añaden un medicamento al medio de contacto, frecuentemente una sustancia que
favorezca la circulación sanguínea (geles inductores de hiperemia).

[D]

Fig 3. Acoplamiento directo con interposición de un gel de contacto entre el cabezal y la


piel.

Los equipos modernos suelen incluir una cabeza de tratamiento normal con un área de irradiación
efectiva ERA 5 cm2 y una cabeza de tratamiento pequeña con un ERA de 0,5 a 0,8 cm 2. La ventaja de
esta cabeza de tratamiento pequeña radica en que permite tratar correctamente las partes corporales de
forma irregular, como la mano, la muñeca y el tobillo, y ciertas estructuras como el tendón de Aquiles,
puesto que la cabeza pequeña establece contacto completo con la parte del cuerpo afecta.

La cabeza de tratamiento tiene un sistema óptico que avisa si la energía ultrasónica difiere demasiado
del valor ajustado. Si la cantidad de energía ultrasónica que llega al tejido se hace inferior al 80% de la
intensidad ajustada, la intensidad se reduce automáticamente a 0,05 W/cm 2. Como regla general, el
cronometro se para si la transferencia de energía es insuficiente y vuelve a ponerse en marcha cuando
se hace suficiente. Así el instrumento suministrará de forma automática la intensidad ajustada
inicialmente. De esta forma se usa con efectividad el tiempo ajustado para el tratamiento.

La preparación previa de la región con medio de contacto debe ser más extensa que la zona a tratar,
para que el cabezal se deslice siempre dentro del espacio cubierto. Una presión excesiva del cabezal
disminuye el grosor de la sustancia de acoplamiento y con los movimientos puede dejar espacios
insuficientemente preparados.

Una presión excesiva del cabezal disminuye el grosor de la sustancia de acoplamiento y con los
movimientos puede dejar espacios insuficientemente preparados. En pacientes con vello abundante
puede ser necesario rasurar periódicamente la zona a tratar. En personas alérgicas, es prudente
eliminar con un buen lavado los posibles restos de jabón o detergentes, cuyo efecto alergeno potencia el
ultrasonido.

Tratamiento bajo el agua


Si la superficie del cuerpo es de forma muy irregular, lo que dificulta el buen contacto entre la cabeza de
tratamiento y la piel, puede elegirse el método llamado subacuático o el tratamiento con la pequeña
cabeza mencionada anteriormente.

Se sumergen el cabezal ultrasónico y el segmento de la extremidad a tratar en una cubeta con agua a
temperatura corporal, que actúa como transmisor o medio de contacto. Es el método ideal para tratar
regiones irregulares, como la mano o el pie, en las que es difícil conseguir un contacto directo del
cabezal, o zonas en las que la presión del mismo resulta dolorosa.

Es preferible utilizar una cubeta grande de loza o plástico porque produce pocas reflexiones en las
paredes. El metal no es aconsejable al dar lugar a muchas reflexiones y favorecer los accidentes
eléctricos en caso de deficiente aislamiento del cabezal.

[D]
Fig. 4. Tratamiento subacuático en el haz cercano.

El agua debe haberse hervido antes, puesto que de otra forma e aire presente podría depositarse en
forma de burbujas sobre la placa transductora y la piel del área tratada. Como se sabe, el aire dificulta
mucho la transferencia de la energía; por tanto, siempre deben eliminarse las burbujas de aire.

En la forma de aplicación habitual, el cabezal se sitúa a menos de 3 cm de la zona a tratar, sin llegar a
tocarla, manteniéndolo en movimiento, ya que se trabaja en el campo cercano del haz. De esta forma,
las variaciones mayores de la intensidad se van a producir en el agua y no en el cuerpo.

Tal hecho sugiere que esta técnica merece aplicación más amplia de la que ha tenido hasta ahora.
Debe señalarse, sin embargo, que debido a la reflexión en las paredes del recipiente, el ultrasonido
puede volver al cuerpo.

El fisioterapeuta no debe introducir la mano en el agua para evitar el efecto difuso por dispersión, o bien
llevar guantes de goma que es un buen amortiguador sónico. Las dosis a utilizar van a ser semejantes a
las de la modalidad por acoplamiento directo con gel.

Una aplicación especial subacuática es la llamada "burbujeante", en la que se fija el cabezal sumergido
en un soporte y un reflector metálico que dirige finalmente el haz de ultrasonido en sentido vertical. En la
superficie del agua se forma un surtidor de niebla y en él se sitúa la zona a tratar parcialmente
sumergida.

[D]

Fig. 5. Tratamiento subacuático en el haz lejano.

El método, que utiliza el campo lejano y uniforme del ultrasonido, resulta adecuado para tratar
epicondilitis, espolón calcáneo, panadizos, etc. Las dosis, debido a la mayor distancia entre cabezal y
zona en tratamiento, son algo superiores a las de la modalidad directa.

Manipulación de la cabeza sónica


En el haz ultrasónico se distinguen dos áreas como ya mencionamos anteriormente. La reducción de la
intensidad a consecuencia de la absorción en el cuerpo es tal, que la mayor parte de lo efectos tienen
lugar en el campo cercano.

Esta región se caracteriza por diferencias marcadas en la intensidad. Los picos de intensidad
resultantes pueden causar lesiones tisulares, térmicas y mecánicas. El fenómeno e más marcado con 3
MHz. Aunque la distribución de la energía en el campo distante muestra picos de intensidad menores, la
intensidad más alta se mide todavía e el centro del haz ultrasónico. Los picos de energía que se
producen en las membranas que separan capas tisulares distintas, pueden causar calentamiento
excesivo de áreas relativamente pequeñas ( punto calientes).

Para asegurar el tratamiento más uniforme posible de un área, es necesario mantener la cabeza de
tratamiento en movimiento continuo y uniforme. De esta forma cambia continuamente la posición de las
variaciones de intensidad.

Se distinguen las siguientes modalidades:

 Modalidad dinámica.

Es la habitual y se realiza de la siguiente forma:

 Por medio de movimientos cortos, de pocos centímetros, que se superponen para asegurar el
tratamiento uniforme del área.

 Por medio de pequeños movimientos circulares. Estos movimientos también deben superponerse
conduciendo a un movimiento prácticamente espiral.

En ambos casos los movimientos deben ser muy lentos. Aunque se estén tratando áreas relativamente
pequeñas, como puntos "trigger", porciones de cicatrices y partes de tendones, el movimiento continuo
es necesario aunque sea muy pequeño el recorrido.

 Modalidad semiestacionaria.

Consiste en mover muy poco el cabezal para tratar zonas pequeñas o intensificar el efecto en un punto.

Requiere dosis bajas y una estricta observancia de no aparición de dolor local si se emplea ultrasonido
continuo. Ordinariamente se usa ultrasonido pulsátil.

Los movimientos del cabezal, aunque sean pequeños, serán siempre longitudinales o espirales, ya que
la simple rotación sobre sí mismo no elimina las zonas calientes que se distribuyen en anillos a partir del
eje central (simetría de rotación).

 Modalidad estacionaria.
Con el cabezal fijo en un punto de la piel, actualmente está abandonada por el peligro que representan
los puntos calientes y ondas estacionarias en el campo cercano.

Puede producir quemaduras profundas, trombosis por estasis y lesiones endoteliales.

Puntos de aplicación del tratamiento


Como sucede con todas las formas de fisioterapia, los ultrasonidos pueden usarse para tratar los tejidos.
Estos pueden estar situados en el lugar de la aplicación misma (efecto directo) o en otros lugares dentro
del segmento (efecto indirecto). Normalmente, el efecto indirecto se le conoce también como
"tratamiento segmentario" y se refiere la mayoría de las veces a la aplicación paravertebral.

Otras localizaciones dentro del mismo segmento también son adecuadas para el tratamiento
segmentario. Por ejemplo, los puntos 'trigger' de las costillas (periostio) en pacientes con úlceras
gástricas e intestinales, también constituyen típicos puntos de aplicación para el tratamiento
segmentario.

Los ultrasonidos sólo pueden tener un efecto terapéutico si son absorbidos. Está claro que los puntos de
aplicación del tratamiento son especialmente los situados en tejidos que reciben una cantidad suficiente
de energía y que tienen un coeficiente de absorción aceptable. Por tanto, van a ser puntos de aplicación
importantes el tejido óseo, el cartílago, los tendones, los músculos y la piel.

Los tejidos mencionados mas arriba constituyen puntos de aplicación para la terapia ultrasónica, dado
su coeficiente de absorción favorable. Aunque el tejido nervioso absorbe relativamente poca energía, se
muestra muy sensible a la energía ultrasónica. El objetivo puede consistir en un efecto directo o
indirecto.

Algunos autores recomiendan la combinación de la aplicación local y paravertebral. Esta es la antigua


línea "somática" de razonamiento, según la cual para un paciente con síntomas en el codo, por ejemplo,
el tratamiento local debe combinarse con tratamiento a los niveles paravertebrales C 6 - D1. Este concepto
ha sido suplantado por la filosofía "anatómica". Por lo que respecta a la aplicación paravertebral, esto
implica que se tratarán también (o exclusivamente) los niveles C 8 - D9.

El efecto sobre los sitios de relación encontrados en esos niveles puede conducir a la depresión
postexcitatoria del sistema ortosimpático. Además de las localizaciones más o menos especificas de los
puntos "trigger", mediante el masaje perióstico se detectan otras localizaciones candidatas para un
efecto indirecto.

Ultrasonido continuo o pulsátil


Todos los aparatos actuales pueden dar los dos tipos de emisión:

Ultrasonido continuo
Se utiliza casi exclusivamente como termoterapia profunda y selectiva en estructuras tendinosas, o
periarticulares. Su dosificación se controla mejor, ya que produce dolor perióstico si hay una sobrecarga
térmica local.

Como otras formas de calor profundo, está contraindicado en procesos inflamatorios agudos y
traumatismos recientes, en zonas isquémicas o con alteraciones de sensibilidad. En cambio, a
diferencia de la diatermia electromagnética, puede darse en presencia de osteosíntesis metálicas.

Ultrasonido pulsátil
Es la utilizada con preferencia en la actualidad por sus efectos positivos sobre la inflamación, el dolor y
el edema. Está indicada en procesos agudos o inflamatorios, ya que con parámetros adecuados carece
de efectos térmicos.

Al no producir dolor perióstico carecemos del aviso de sobredosis y hay que ser prudente en
intensidades medias o altas.

No se conoce bien si la frecuencia de los pulsos de emisión puede tener acciones equiparables a las
descritas con infrasonidos con baja frecuencia, pero la experiencia ha demostrado que la modulación de
la pulsación a 100 Hz tiene efectos analgésicos y espasmolíticos, mientras que la de 50 Hz actúa más
como antiinflamatorio y excitante.

Dosificación
La dosis es el producto de la fuerza del estimulo (intensidad) por la duración del tratamiento. Sin
embargo, al aplicar energía ultrasónica debe tenerse en cuenta lo siguiente:

1. posibilidad de tratamiento con dos frecuencias: cuanto mayor la frecuencia, mas alta la energía.

2. posibilidad de interrupción periódica de la oscilación. Dentro del mismo periodo, el ultrasonido


pulsátil conduce a una dosis menor que el continuo.

3. en la mayoría de los instrumentos, la intensidad se expresa como potencia por área de superficie
(W/cm2).

4. uso de cabezas de tratamiento con distintos tamaños. La dosis es también diferente.

Veremos a continuación los factores de intensidad y duración del tratamiento.

Intensidad
Para determinar la intensidad, la pregunta esencial es: ¿qué intensidad se desea o se necesita en el
lugar de los tejidos afectos?. Después, mediante la profundidad media puede calcularse la intensidad en
la superficie corporal. Sobre la base de la penetración, puede determinarse si se producirá un efecto
terapéutico en el punto en cuestión.

La intensidad requerida en la superficie puede ser tan alta que se produzca sobredosificación de los
tejidos superficiales, especialmente la piel, los tejidos subcutáneos conectivo y graso y las capas
musculares superficiales. Esta estrategia en la forma de abordar el tratamiento va a conducir a dos
criterios importantes para la terapia ultrasónica y por lo tanto, van a servir para definir las indicaciones:

1. Sí el área máxima de tratamiento es pequeña. Esto implica que, para muchos trastornos
incluidos en la gama de indicaciones de los ultrasonidos, sólo es posible un tratamiento parcial.
Por ejemplo, en la espondilitis anquilopoyética pueden tratarse las articulaciones sacroiliacas
pero no toda la columna vertebral.

2. La acción de los ultrasonidos en la profundidad no es grande. Aunque va a depender de la


absorción de las capas tisulares adyacentes, la acción máxima en profundidad de los
ultrasonidos se va a limitar a 3-4 cm cuando se aplica el ultrasonido con una frecuencia portadora
de 1 Mhz.

La intensidad se expresa en W/cm 2. Los equipos normalmente permiten el uso de ultrasonidos continuos
de hasta 2 W/cm2 y ultrasonidos pulsátiles de hasta 3 W/cm 2. Cuando se usa la cabeza grande con área
(ERA) de 5 cm2, la generación de potencia máxima del instrumento es, por tanto, de 15 W. Con la
cabeza pequeña (ERA 0,8 cm2) la potencia máxima liberada es de 2,4 W. Como área de la cabeza de
tratamiento debe entenderse siempre el área de radiación efectiva (ERA), no el área geométrica.

Las opiniones sobre la intensidad a aplicar difieren mucho. Lehmann defiende la producción de una
potencia alta, mientras que Edel y Lange afirman que una potencia baja proporciona mejores efectos.
Conradi considera que una intensidad de 0,6 W/cm 2 es alta para los ultrasonidos continuos bajo ciertas
circunstancias. Esas cifras se refieren a la intensidad en el lugar del tejido alecto.

Por tanto, la energía aplicada en la superficie corporal debe ser muchas veces considerablemente
mayor. Se plantea la cuestión de si las capas tisulares superficiales podrían exponerse a una intensidad
inaceptablemente alta. Los valores mencionados se han encontrado empíricamente a lo largo de los
años, y la experiencia se obtuvo sobre todo con frecuencias ultrasónicas de 1 MHz. Sobre bases
teóricas se supone que la intensidad terapéutica es menor a 3 MHz que a 1 MHz. Esta conclusión se
basa principalmente en la mayor absorción y el mayor efecto mecánico de los ultrasonidos a 3 MHz.

En cualquier caso, el paciente no debe sentir sensaciones desagradables que lleguen al dolor durante el
tratamiento. Es permisible una sensación leve de excitación. Si a consecuencia del tratamiento
aparecen cefaleas, vértigos, fatiga u otras reacciones (del sistema nervioso autónomo), la terapia
posterior debe administrarse con una intensidad más baja.
Cuando se emplean ultrasonidos continuos o pulsátiles de alta intensidad puede sentirse una sensación
de calor. Sólo es aceptable una sensación de calor leve. En general, la intensidad de la energía
ultrasónica aplicada debe ser baja.

Se ofrecen las guías siguientes para los ultrasonidos continuos:

< 0,5 W/cm2 se considera una intensidad baja.

[0,5-1,2] W/cm2 se considera una intensidad media.

[1,2-1,5] W/cm2 se considera una intensidad alta.

En el caso de los ultrasonidos pulsátiles debe considerarse el valor medio. Por ejemplo, el ultrasonido
pulsátil de 1 W/cm2 en posición 1:5 equivale al ultrasonido continuo de 0,2 W/cm 2. Esto se aplica de
forma aproximada para el efecto térmico de ultrasonido. Sin embargo, también debe tenerse en cuenta
la intensidad máxima de los impulsos debido al efecto mecánico.

Terapia continua o pulsátil


La liberación de la energía puede ser continua o pulsátil. Los ultrasonidos pulsátiles pretenden evitar los
efectos de la generación de calor. Además de eliminar el efecto térmico, se pretende intensificar el
efecto mecánico.

La mayoría de los instrumentos permiten variar la relación entre el tiempo del impulso y la duración de la
pausa. Al aplicar ultrasonidos pulsátiles, se va a reducir la dosis y en consecuencia el calor generado, lo
cual puede permitir aumentar la intensidad de la superficie corporal y por tanto el efecto del tratamiento
en estructuras tisulares más profundas.

En líneas generales, el ultrasonido actúa selectivamente, y por tanto con ventaja, en las fascias y
tendones, el periostio y las capas musculares próximas al hueso o aponeurosis que actúan de reflector.

En cambio, es poca su efectividad en el tejido subcutáneo o grandes masas musculares a menos que
presenten hematomas y fibrosis que absorben selectivamente la energía ultrasónica.

En general el uso del ultrasonido continuo o pulsátil será:

 El ultrasonido continuo.

Por su acción térmica selectiva en zonas fibrosadas y cicatrizales, es muy útil para preparar la
elongación manual de estas zonas, se puede usar como termoterapia sin tener el inconveniente de los
implantes metálicos.

 El ultrasonido pulsátil.
Pretende evitar los efectos de la generación del calor, lo cual intensifica el efecto mecánico. Summer y
Patrick, así como Edel, mencionan la sensibilidad específica de las fibras nerviosas a la energía pulsátil.
Edel también señala que los ultrasonidos pulsátiles tienen mayor efecto como relajante muscular que los
continuos. Con una frecuencia de 3 MHz estos efectos específicos de la aplicación pulsátil son todavía
mayores.

Duración y frecuencia del tratamiento


La duración del tratamiento dependerá en principio del tamaño del área corporal tratada. La duración
máxima de la terapia se fija en 15 minutos por tratamiento. Es improbable que se produzcan efectos
(específicos) con el tratamiento de más larga duración. Sin embargo, sí pueden aparecer los efectos
secundarios adversos descritos en apartados anteriores.

Según Lehmann, durante el periodo máximo de tratamiento de 15 minutos, el área máxima tratada
puede ser de 75-100 cm2. Esto significa entre 1 y 1,3 minutos por cm 2. Normalmente se fija la duración
mínima del tratamiento en 1 minuto/cm2. Esto significa que la máxima superficie tratable es de 75
cm2 (cabeza de tratamiento de 5 cm2 y 15 minutos de tratamiento).

Se deberá tener en cuenta en todo momento el ERA de la cabeza de tratamiento. Las áreas no mayores
que la cabeza de tratamiento se tratan en general durante pocos minutos (3-5 minutos) usando el
método semiestático. Las áreas mayores tratadas con el método dinámico requieren una duración más
prolongada del tratamiento.

La frecuencia del tratamiento no es una parte de la dosis sino una consecuencia. El comienzo del
tratamiento con ultrasonidos para los traumatismos agudos se suele fijar en 24-36 horas después de la
lesión. La razón consiste en que el tratamiento directo (local) mediante energía ultrasónica podría dañar
los vaso sanguíneos en recuperación.

Sin embargo, además de otras aplicaciones fisioterápicas como la crioterapia y la onda corta pulsátil,
puede considerarse la aplicación indirecta de los ultrasonidos o el tratamiento del área alrededor de la
lesión para favorecer la circulación regional.

El carácter agudo de la condición determina la dosis y ésta a su vez, determina la frecuencia del
tratamiento. Los trastornos muy agudos deben tratarse por lo menos un, vez al día. Los procesos más
crónicos, en general meno severos, deben tratarse 2 o 3 veces por semana.

Antes de comenzar el tratamiento

1. El fisioterapeuta comienza tomando la historia relacionada con la terapia ultrasónica e investiga


las contraindicaciones absolutas y relativas.

2. El paciente es informado del tratamiento y de sus objetivos.


3. Se localiza con la mayor exactitud posible el lugar del trastorno.

4. Después, el fisioterapeuta prueba la sensibilidad térmica.

5. El fisioterapeuta deberá elegir entre contacto directo, o el método subacuático.

6. El medio de contacto o el agua se templa hasta la temperatura correcta.

7. El paciente se coloca en una posición inicial correcta, lo más relajado y con el menor dolor
posible.

8. La piel del área de tratamiento se limpia (eliminación de la grasa) con jabón o alcohol al 70%
para permitir una transmisión óptima del ultrasonido.

9. Si la piel es velluda, resulta preferible rasurarla.

10. Se cubren las partes del cuerpo no tratadas para evitar el enfriamiento.

Durante el tratamiento
Después, el fisioterapeuta fija los parámetros en el instrumento; por ejemplo: la frecuencia de 1 o 3 MHz,
ultrasonido pulsátil (incluyendo duración del impulso e intervalo entre los impulsos) y la intensidad.

Se aplica el medio de contacto al área que debe tratarse. En el caso del método subacuático, la parte a
tratar se sumerge en agua a una temperatura agradable. Se eliminan las burbujas de aire de la piel.

El fisioterapeuta ha elegido la cabeza de tratamiento pequeña o grande y la aplica a la piel en el caso


del método subacuático, a una distancia desde el cuerpo por lo menos tan grande como el campo
cercano. Esto depende de la frecuencia y el tamaño de la cabeza de tratamiento.

Se ajusta la duración del tratamiento.

La cabeza de tratamiento se mantiene en movimiento continuo lento, también cuando se aplica el


método semiestático.

Se pregunta con regularidad al paciente sobre las sensaciones que siente. Si es necesario, se modifica
el tratamiento; puede reducirse la intensidad o cambiarse del modo continuo al pulsátil.

Si existen indicios de transferencia pobre de la energía ultrasónica, puede renovarse el medio de


contacto o puede moverse con la cabeza de tratamiento. Sobre todo en el caso de pacientes con piel
seca (escamosa), debe añadirse con regularidad medio de contacto.

Después del tratamiento


Se desconecta el equipo.

Se limpian la piel del paciente y la cabeza de tratamiento. El medio de contacto residual puede limpiarse
con facilidad mediante una toalla o tisú. La cabeza de tratamiento se limpia también con alcohol al 70%.

Se comprueban los efectos esperados (p.ej., sobre el dolor, la circulación y la movilidad). Se presta
atención a la aparición de efectos secundarios.

Se pide al paciente que comente cualquier reacción que haya experimentado.

Terapia combinada y aplicaciones especiales


En fisioterapia, el término "terapia combinada" se refiere a la aplicación simultánea de ultrasonidos y
corrientes de baja o media frecuencia. La combinación de ultrasonidos con corrientes eléctricas sólo es
útil si:

1. tiene un efecto diferente a los de las corrientes por separado. Estos efectos deben tener valor
diagnóstico o bien terapéutico.

2. ahorra tiempo, debido a que en otro caso tendrían que aplicarse por separado para obtener los
mismos efectos de las distintas corrientes eléctricas.

Combinación de ultrasonidos con corrientes de


baja frecuencia
En general, la combinación se hace con cualquier corriente continua o interrumpida de baja frecuencia
(TENS, diadinámicas, Träbert, corriente continua directa o interrumpida).

Gierlich fue el primero en introducir este método, al observar que los puntos sensibles (puntos "trigger",
puntos dolorosos y tendomiosis), reaccionaban con gran fuerza a esta combinación de estímulos,
apreciándose que, además de la hiperestesia, aparecía también un enrojecimiento cutáneo (circunscrito)
sobre el punto sensible.

Esta técnica además, aporta la ventaja de que permite diagnosticar los puntos situados más
profundamente. De esta forma no solo pueden descubrirse los puntos sensibles, sino que también
pueden tratarse áreas hiperestésicas mayores, dermatomas o zonas de Head. Estas áreas muestran
una reacción análoga de la de los puntos "triggers", con hiperestesia y enrojecimiento, aunque no
también delimitado.

La combinación de las corrientes más el ultrasonido proporciona efectos distintos a los de las mismas
terapias por separado. Esto se manifiesta, por ejemplo, en:
1. El hecho de que, para localizar los puntos de aplicación a tratar por medio de terapia combinada,
es suficiente una intensidad de la corriente más baja. Con esta intensidad baja no es posible la
localización de estos puntos usando exclusivamente la corriente eléctrica.

2. El hecho de que los ultrasonidos tienen un efecto sensibilizador sobre las fibras nerviosas. En la
terapia combinada esto se pone de manifiesto por la necesidad de reducir repetidamente la
intensidad de la corriente durante el tratamiento; en caso contrario, la sensación de excitación se
hace excesiva para el paciente.

3. El hecho de que al desconectar el equipo de ultrasonido disminuye la sensación de la corriente.


Esto suele ocurrir de forma inmediata o tras un intervalo corto, debido a la adaptación de las
fibras nerviosas.

Así pues, puede concluirse que la terapia combinada es especialmente adecuada para el diagnóstico.
Esta se aplica sobre todo cuando el trastorno no es muy agudo y no pueden encontrarse
inmediatamente los puntos aplicación.

Desde el punto de vista terapéutico, los ultrasonidos complementan el efecto de la electroterapia, puesto
que evitan o reducen mucho la adaptación, de forma que los estímulos eléctricos son más efectivos y
pueden aplicarse durante más tiempo sin necesidad de emplear una corriente inaceptablemente alta y
sin riesgo de producir efectos de tipo galvánico en la piel. Está claro que, por diversas razones, la
intensidad de los ultrasonidos debe ser baja cuando se emplea esta forma de terapia.

El método propuesto por Gierlich tiene varias desventajas importantes que pueden resumirse así:

1. El método es muy agresivo a causa de los efectos galvánicos de la corriente diadinámica. Por lo
tanto, resulta adecuado casi exclusivamente para procesos no muy agudos.

2. Aparecen efectos de tipo galvánico con rapidez. Esto se debe probablemente a la capa muy fina
del medio de contacto usado como conductor.

3. El efecto en profundidad es ligero, puesto que se usan las formas rectificadas de corriente de
baja frecuencia, de forma que sólo pueden encontrarse puntos de aplicación para la
electroterapia en la piel y en la capa muscular superficial.

4. La cabeza de tratamiento, que es también es el electrodo activo, debe separarse con regularidad
de la superficie corporal para añadir medio de contacto. Siempre debe usarse la misma
intensidad para demostrar diferencias de la sensibilidad, por lo que resulta casi imposible reducir
la corriente a cero. El separar y volver a colocar la cabeza de tratamiento es desagradable para
el paciente cuando se abre el circuito y, sobre todo, cuando se cierra.
Para eliminar o reducir estos fenómenos "negativos" algunos equipos modernos cortan en secciones
iguales los impulsos eléctricos de la corriente de baja frecuencia por medio de un "fraccionador". Esto
conduce a una corriente con frecuencia de 4.000 Hz y pausas entre los impulsos de 0,125 ms. De esta
manera disminuye a la mitad el efecto galvánico de la corriente continua, y además aumenta la acción
en profundidad de la corriente gracias a la mayor frecuencia.

Combinación de ultrasonidos con corrientes de


media frecuencia
La supresión de los efectos adversos de la terapia combinada se ha conseguido combinando los
ultrasonidos con corriente alterna de media frecuencia. Las ventajas pueden resumirse de la forma
siguiente:

1. No existe excitación agresiva.

2. Los efectos de tipo galvánico se eliminan prácticamente gracias a la forma sinusoidal de la


corriente alterna.

3. Con una colocación correcta del electrodo, la acción en profundidad es mayor, de forma que
también se localizan los puntos de aplicación situados a más profundidad.

4. La abertura del circuito eléctrico no causa sensaciones desagradables en el paciente. El cierre


del circuito sigue siendo desagradable debido a la sensación eléctrica súbita, pero mucho menos
que con la corriente continua.

Técnica de la terapia combinada


Solo podemos dar una indicación de la técnica a seguir, debido a las diferencias individuales. Por
ejemplo, pueden elegirse corrientes o frecuencias de electroterapia diferentes cuando cambia la
situación.

 Diagnóstico.

Se ajusta el ultrasonido a 0,5 W/cm 2 en emisión continua, se selecciona una corriente diadinámica como
DF o bien una corriente interferencial con una AMF de 100 Hz y con la técnica de aplicación del método
bipolar.

Para localizar las estructuras situadas superficialmente, se usa un electrodo indiferente colocado en el
mismo plano que el activo.

Para los puntos de aplicación más profundos, el electrodo indiferente debe colocarse en posición
opuesta al activo. El electrodo activo está formado por la placa metálica de la cabeza de tratamiento.
En combinación con las formas rectificadas de corriente, el electrodo indiferente se conecta al ánodo
( + ) y la cabeza de tratamiento al cátodo ( - ) . Siempre debe usarse una cantidad abundante de medio
de contacto para minimizar el riesgo de efectos de tipo galvánico.

La intensidad de la corriente se ajusta de forma que el paciente perciba apenas su paso. Esta intensidad
se determina en un área donde pueda asumirse que no existe excitabilidad patológica de los tejidos.

Con esta combinación de corriente y 0,5 W/cm 2 se buscan los puntos que:

1. muestren aumento marcado de la sensibilidad. Habrá que tener cuidado con los efectos de tipo
galvánico en los puntos de la piel que presenten defectos cutáneos.

2. se irradien hacia el área afecta.

3. se irradien hacia un área a cierta distancia del punto encontrado (sensación referida).

 Terapia.

En el punto encontrado se administra terapia con el método semiestacionario. Como medida de


precaución, pero también teniendo en cuenta el efecto de los ultrasonidos pulsátiles sobre el tejido
nervioso, ahora se usa una forma de ultrasonidos con la misma intensidad empleada para el
diagnóstico.

El tratamiento tiene una duración de 5 a 10 minutos por punto, dependiendo de la excitabilidad del punto
concreto. En general, puede afirmarse que si la excitabilidad disminuye se ha obtenido un efecto
terapéutico.

En algunos casos, la excitación sentida aumenta de forma marcada durante el tratamiento. En estos
casos, deberá disminuirse la intensidad hasta que sea bien tolerada por el paciente.

Ultrasonoforesis
Por ultrasonoforesis se entiende el tratamiento medico con sustancias introducidas en el cuerpo por
medio de energía ultrasónica, se le conoce también por los nombres de fonoforesis y ultrafonoforesis.

La ultrasonoforesis es un suplemento racional para el método clásico de introducir sustancias en la piel


mediante el masaje. Los posibles inconvenientes del masaje radican en que no puede aplicarse con
facilidad a los tejidos hipersensibles y en que las sustancias activas no penetran en profundidad.

La iontoforesis hace posible introducir iones de ciertas sustancias activas en el cuerpo, por medio de la
corriente continua. La penetración de las sustancias con este método es claramente mayor que con el
masaje.
Se ha demostrado que las sustancias activas también pueden introducirse en el cuerpo a través de la
piel intacta por medio de la energía ultrasónica. Griffin y Touchstone lo demonstraron para la pomada de
hidrocortisona. Comprobaron que el corticosteroide llegaba a una profundidad de 6 cm. Puede
observarse con claridad que las partículas sólidas en el fondo de un recipiente de cristal, experimentan
agitación vigorosa si la cabeza de tratamiento se dirige a ellas. Además del bien conocido movimiento
de oscilación de las partículas solidas inducido por el ultrasonido, existe también una "presión sónica"
que empuja a las partículas.

La energía ultrasónica tiene la ventaja de que las partículas a introducir en el cuerpo no tienen que tener
carga eléctrica y de que no producen efectos de tipo galvánico. Además, el aumento de la permeabilidad
de las diversas membranas bajo la influencia del ultrasonido, hace posible la penetración más profunda
de las sustancias en el cuerpo.

Las pomadas absorben mucho los ultrasonidos, por lo cual se debe emplear un buen medio de contacto.
Algunas sustancias son solubles en el agua (o alcohol) y se sabe que el agua es un excelente medio de
contacto. La viscosidad del agua puede aumentarse añadiendo glicerol. Así pues, las sustancias activas
se encuentran en solución dentro del gel tixotrópico resultante. Al concluir el tratamiento no es necesario
eliminar el medio de contacto con los agentes activos, sino que puede cubrirse con un vendaje.

Las sustancias no presentes en el medio de contacto pueden frotarse en la piel (p.ej., con una torunda
de algodón), y después aplicar sobre estas el medio de contacto, en el área a tratar. No pueden darse
instrucciones específicas para determinar la dosis de los ultrasonidos. Los agentes activos usados en
ultrasonofóresis pueden clasificarse de acuerdo con su efecto. A continuación resumimos brevemente
los más conocidos y que suelen utilizarse con mayor frecuencia en la aplicación de la ultrasonofóresis.

 Fármacos con efecto sobre la circulación.

Sustancias, como la histamina, el nicotinato de metilo, el mecolil, etc., son vasodilatadores potentes y se
usan para los trastornos circulatorios periférico, los procesos reumáticos y las inflamaciones asépticas.

 Fármacos que favorecen la cicatrización de las heridas.

Se emplean sustancias con una acción fibrinolítica que estimulan la reabsorción. Estas sustancias están
presentes en el mercado con diferentes nombres comerciales.

 Fármacos con una acción antiinflamatoria.

La mayoría contienen corticosteroides y se usan en inflamaciones (asépticas) como tendinitis, bursitis y


otros procesos de los tejidos blandos (reumatismo de tejidos blandos).

Tratamiento segmentario o paravertebral


Por regla general se suele aplicar como tratamiento único en las fases agudas, o como tratamiento
previo asociado a la aplicación posterior local de la zona patológica. Los objetivos de este tratamiento
van a ser:

 provocar una analgesia regional por la irradiación de las raíces nerviosas correspondientes.

 aumentar la vasodilatación y el aporte de nutrientes en la zona lesionar, por irradiación ultrasónica


de la cadena simpática.

Tratamiento segmentario radicular


Para realizar este tratamiento se utiliza únicamente ultrasonido pulsátil a una frecuencia de 1 Mhz.

Se aplica una intensidad baja comprendida entre 0,2 a 0,5 W/cm 2 cuando el tratamiento lo aplicamos
sobre la columna cervical y dorsal. Si se tiene que tratar la columna lumbar, será necesario aumentar la
dosis aplicando intensidades comprendidas entre 0,5 y 1,75 W/cm 2 con el objetivo de aumentar la
profundidad, sobretodo si se trata de pacientes obesos.

La técnica de tratamiento va a consistir, en tratar una zona situada a 3 cm o como máximo 5 cm al lado
de las apófisis espinosas que incluya sólo el espacio ocupado por una o dos raíces nerviosas. El tiempo
de tratamiento sera de 2 a 3 minutos cuando utilicemos un cabezal grande (ERA 5 cm 2) y hasta 6
minutos con cabezal pequeño (ERA 0,5 cm2).

El paciente durante el tratamiento no debe sentir sensación de quemazón ni de dolor local o irradiado, si
esto ocurre se deberá bajar la dosis.

En la columna cervical las raíces nerviosas están situadas a un nivel y medio más alto que la apófisis
espinosa. En la columna dorsal a unos 2 cm por encima de su apófisis, y en la columna lumbar y sacra
las raíces están aproximadamente al mismo nivel que la apófisis espinosa del mismo número. La
situación aproximada de las raíces de referencia es:

C-5: a media distancia entre la espinosa más prominente que se palpa en la parte inferior del cuello, y el
tubérculo occipital.

C-7: a 2 cm por encima de su prominente apófisis espinosa.

D-2: a nivel del ángulo superior de las escápulas.

D-7: a nivel del ángulo inferior de las escápulas.

L-4: a nivel de crestas iliacas.

L-5: junto a la espina ilíaca posterosuperior en la depresión de la foseta de Venus.

S-l: en el comienzo del sacro.


En una ciática se tratará la raíz o raíces afectadas determinadas por la exploración clínica del paciente.
En el tratamiento analgésico de los procesos articulares que afectan a las extremidades la inervación
radicular correspondiente es:

hombro: C5 - C6.

codo: C6 - C7.

muñeca: C7 - C8.

mano: C7 - C8.

cadera: L4 - L5.

rodilla: L3 - L5.

tobillo: L5 - S1.

pie: S1 - S2.

Tratamiento segmentarlo simpático


Los objetivos principales de esta aplicación son: preparar el tratamiento local provocando vasodilatación
regional en la extremidad y cierta analgesia.

La irradiación con ultrasonido del ganglio simpático lumbar va a provocar un moderado aumento de la
circulación y de la temperatura distal, sí se irradia el ganglio estrellado con dosis altas puede llegar a
aparecer el síndrome de Claude Bernard-Horner, aunque conviene no llegar a este nivel el la aplicación
terapéutica.

No es recomendable el tratamiento sobre los ganglios simpáticos cervicales en pacientes cardiópatas,


por la posibilidad de la aparición de accidentes vágales. En pacientes con labilidad vegetativa, es
conveniente comenzar el tratamiento con dosis bajas y tiempos cortos de irradiación hasta observar los
efectos provocados.

Va a ser de vital importancia, la localización exacta de las cadenas simpáticas de las extremidades
superiores e inferiores. Cuando se necesita irradiar la zona completa, será necesario realizar el
tratamiento en dos campos sucesivos.

Para el tratamiento de la extremidad superior se trata de forma especifica el ganglio estrellado. Este, se
localiza lateralmente en el cuello, junto al borde posterior del esternocleidomastoideo y a unos 2 cm por
encima de la clavícula, se aplica ultrasonido pulsátil de 0,2 a 0,5 W/cm 2 durante 3 - 5 minutos. Es mejor
colocar al paciente en decúbito supino o lateral para evitar crisis vegetativas.
En los ganglios lumbares se aplica también exclusivamente ultrasonido pulsátil a dosis parecidas a las
del tratamiento segmentarlo radicular de 0,5 - 2 W/cm2.

Indicaciones
Para obtener el máximo beneficio y seguridad en un tratamiento con ultrasonido es imprescindible
valorar en cada caso los objetivos de acuerdo con los efectos fisiológicos y terapéuticos que puede
producir la modalidad continua o la pulsátil en un tejido y una patología concreta.

La gama de indicaciones de los ultrasonidos es muy amplia. Incluye casi todos los procesos
encontrados en la fisioterapia. Se plantea la pregunta de cuales son las condiciones para las que los
ultrasonidos constituyen la forma más adecuada de tratamiento. De acuerdo con los efectos biofísicos
de los ultrasonidos, podría determinarse bajo qué condiciones están indicados los ultrasonidos en
algunos estados patológicos. De hecho, la indicación de los ultrasonidos va a ser independiente del
diagnóstico médico.

Un análisis específico de la naturaleza y posición de los tejidos afectos, va a determinar la elección o no


de la terapia ultrasónica. Los trastornos y condiciones patológicas que pueden ser susceptibles de la
aplicación de terapia ultrasónica serán:

Trastornos del tejido óseo, las articulaciones y


los músculos

 Anomalías postraumáticas.

Después de contusiones, distensiones, luxaciones y fracturas. En estos casos, existe una


contraindicación relativa durante las 24-36 horas después de la lesión.

El tratamiento se destina sobre todo a controlar la inflamación y el dolor, y también a favorecer la


cicatrización interna y externa. Sólo son candidatas para tratamiento las articulaciones pequeñas con un
área inferior a 75 cm2.

 Cicatrización de fracturas.

Varios efectos de los ultrasonidos tienen una influencia favorable sobre la cicatrización de las fracturas,
incluyendo la reabsorción de calcio. Los efectos piezoeléctricos pueden ser importantes para la
cicatrización de las fracturas.

La indicación depende de la situación de la fractura. Una fractura radial distal puede tratarse con mas
facilidad, debido a las capas tisulares adyacentes finas, que otra del fémur, donde existe absorción por
los tejidos adyacentes.
Artritis reumatoide en estadio quiescente

 Artrosis / artritis.

Aquí también existe una contraindicación relativa si el proceso es muy agudo, es decir, si la articulación
está caliente. La condropatía retrorrotuliana puede tratarse satisfactoriamente con ultrasonidos, mientras
que la espondiloartrosis lumbar no se puede tratar debido a la situación profunda de las carillas
articulares.

Sin embargo, la hipertonía muscular refleja constituye un buen punto de aplicación.

 Espondilitis anquilopoyética.

En la espondilitis anquilopoyética solo se podrán tratar las articulaciones sacroiliacas, pero no se podrá
hacer extensivo el tratamiento a toda la columna vertebral.

 Bursitis, capsulitis y tendinitis.

Los efectos piezoeléctricos parecen intervenir con una acción muy específica sobre el tejido de
colágeno. Viidik indica que la disposición ordenada de esas fibras podría estar determinada por
fenómenos piezoeléctricos.

Esto impliqua que en la aplicación de los ultrasonidos va a tener una importancia vital la dirección del
haz sónico. Por lo tanto, la dirección de aplicación del haz sónico deberá realizarse en paralelo a la
disposición y orientación de las fibras de colágenos.

Trastornos de los nervios periféricos

 Neuropatías.

En muchas neuropatías por atrapamiento se asume la existencia de inflamación alrededor del nervio.

Teniendo en cuenta la localización específica en un área pequeña, el tratamiento de las fibras nerviosas
con ultrasonidos es una buena indicación. No debe olvidarse la alta sensibilidad de las fibras nerviosas a
los ultrasonidos.

 Dolor fantasma.

Se asume que la acción tiene como base el efecto mecánico del ultrasonido, lo que conduce a una
"despolarización" del nervio. Sin embargo, cabe la posibilidad de que el neurinoma sufra daño por la
acción de los ultrasonido.

 Prolapso del disco intervertebral.


Realmente, el prolapso del disco intervertebral es una forma especial de neuropatía por atrapamiento.
Recientemente se ha demostrado una vez más el efecto favorable de los ultrasonidos. Sin embargo, el
efecto térmico puede conducir a la inflamación de la protrusión.

Contraindicaciones absolutas
Puesto que la terapia ultrasónica con una intensidad demasiado alta puede inducir un efecto térmico
potente, todas las contraindicaciones que se aplican a la terapia térmica también tienen aplicación aquí.
Por razones de seguridad no se tratan ciertos tejidos u órganos como:

 Ojos.

La cavitación provocada por el haz ultrasónico, al incidir sobre el líquido ocular, podría provocar daños
irreversibles como puede ser el desprendimiento de retina, por este motivo los ojos no se tratan con
ultrasonidos.

 Corazón.

Se han descrito cambios en el potencial de acción al actuar sobre el fascículo de Hiss, cuando se ha
tratado con ultrasonidos la zona cardiaca.

 Útero de gestante.

Aunque la intensidad que llega al útero es mínima, el abdomen de una mujer embarazada no se trata
por razones de seguridad. El efecto de los ultrasonidos sobre el tejido embrionario de crecimiento rápido
(feto) es incierto. Para evitar cualquier anomalía, también se desaconseja el tratamiento de los tejidos
segmentarios correspondientes.

Si una paciente es portadora de un DIU, no se podrá tratar la región uterina con ultrasonidos continuos
por el efecto térmico que se puede provocar sobre el dispositivo y tejido adyacente.

Durante la menstruación y los días próximos se debe evitar la aplicación de ultrasonidos por el peligro
de aumentar la hemorragia.

 Placas epifisiarias.

Estas regiones ocupaban antes uno de los primeros lugares en la lista de contraindicaciones absolutas,
al detectarse alteraciones sobre los cartílagos de crecimiento en la aplicación del ultrasonido continuo.

Con la aplicación de ultrasonidos pulsátiles a intensidades baja estas áreas pueden tratarse ahora con
total seguridad a los pacientes menores de 18 años.

 Testículos.
Se piensa que la influencia del ultrasonido sobre este órgano puede provocar daño sobre el tejido
testicular, aunque no se ha demostrado que se produzcan alteraciones utilizadas dosis terapéuticas, de
todas formas por motivo de seguridad no se trata este órgano y si se trata deberá ser con el ultrasonido
pulsátil y a dosis bajas.

Contraindicaciones relativas

1. Después de la laminectomía.

Es necesario tener cuidado en los pacientes sometidos a laminectomia por prolapso discal. El
tratamiento del tejido cicatricial o de las articulaciones de la columna vertebral, en aplicaciones
insuficientemente cuidadosas o vigiladas, puede conducir al daño de las raíces nerviosas dentro de las
membranas espinales.

2. Pérdida de sensibilidad.

Las áreas con pérdida de sensibilidad deben tratarse con sumo cuidado. Esto se aplica sobre todo en el
caso de la terapia con ultrasonidos continuos.

3. Endoprótesis.

El cemento óseo (metacrilato de metilo) tiene un coeficiente de absorción alto. Los componentes
plásticos de las prótesis pueden sufrir los efectos térmicos de la aplicación continua de los ultrasonidos.

El material de osteosintesis muestra poco aumento de la temperatura debido a la buena conducción de


los metales, o a causa de que el metal refleja la energía ultrasónica. En este caso el daño del aumento
de temperatura puede dañar el tejido adyacente.

Se ha demostrado que la fijación interna mediante pernos no constituye una contraindicación para los
ultrasonidos si se aplican a intensidad baja y por el método dinámico.

4. Tumores.

A pesar de algunos éxitos iniciales en el tratamiento mediante ultrasonidos, hoy día se considera una
contraindicación por efecto específico del efecto mecánico.

5. Secuelas postraumáticas.

En estos casos la circulación suele ser incapaz de reaccionar en forma adecuada frente a la producción
de calor.

Debido a los efectos tanto térmicos como mecánicos, los vasos sanguíneos en recuperación pueden
romperse conduciendo a una hemorragia recurrente. El tratamiento local con intensidad baja sólo puede
administrarse pasadas 24-36 horas.
6. Tromboflebitis y varices.

Las vibraciones provocadas por el efecto mecánico pueden conducir a la formación de un trombo y
causar un embolismo.

7. Inflamaciones sépticas.

Existe la posibilidad de acelerar la proliferación y favorecer la diseminación de las bacterias a través del
organismo.

8. Diabetes mellitus.

La aplicación de ultrasonidos puede conducir a un ligero descenso de la glucemia, en pacientes con


diabetes puede provocar una serie de síntomas como pueden ser la fatiga, que suele desaparecer tras
reducir la dosis.

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