Está en la página 1de 4

La EVALUACIÓN CLÍNICA se caracteriza por utilizar exclusivamente la 

entrevista para
elaborar una anamnesis, precisar síntomas y signos, en que todo confluye en el diagnóstico.
 ANAMNESIS es conocer las características del individuo, los hábitos de vida. Lo que
se explore dependerá del modelo teórico del terapeuta: sociológico (NSE,
cultural), psiquiátrico (enfermedades, intervenciones), psicodinámico (sexo, poder,
relaciones interpersonales), etc.
 Los SÍNTOMAS y SIGNOS se extraen de la apariencia general, higiene,
lenguaje, percepción, pensamiento, estado anímico, funciones de orientación y del
grado de autocognición y juicio de realidad que tenga el paciente. Se hace más
profundo cuando es psicodinámico debido a las asociaciones libres y la interpretación.
La entrevista tiene varias limitaciones, sobre todo cuando es inestructurada y
hay aparición espontánea de temas.
Además de tener en cuenta la clasificación actual al respecto de diagnóstico psiquiátrico (DSM
IV Y CIE10), tenemos como objetivo identificar cual es la conducta problema en toda su
extensión, intentando pormenorizar al máximo sus características. Algo ayuda la taxonomía de
enfermedades mentales clásica, pero lo cierto es que cuanta más libertad se tiene para descubrir
en qué consiste realmente el problema del sujeto sin estar sometido al enclaustramiento de
categorías diagnosticas estandarizadas, es más real la visión de las cosas que afectan el
bienestar del individuo y es más eficiente la intervención. El diagnostico, pues, surge
evidentemente de la evaluación, pero para que sea funcional y manejable se intenta que sea lo
más concreto posible haciendo referencia a estímulos y respuestas porque son la clave de la
intervención.
El diagnóstico es, pues, fundamental y forma parte del proceso psicoterapéutico y aunque
cobra especial importancia en el momento de la evaluación inicial sigue estando presente y
sujeto a posibles modificaciones.
El diagnostico conductual, se fundamenta en los dos puntos siguientes:
1. Enfoque conductual hacia el estudio del comportamiento humano.
2. Aplicación en humanos de principios y relaciones funcionales que rigen la conducta de
una gran variedad de organismos.
Como características de un diagnostico conductual podemos señalar las siguientes:
1. Se elabora con base en la observación directa de la conducta: conducta ocurre, con que
dimensiones cuantitativas y ante que estímulos o situaciones ambientales
2. Su resultado no es una etiqueta, sino un conjunto de cuantificaciones de la conducta y
de descripciones de las condiciones en las que se observe esta.
3. Es confiable, ya que dos evaluadores debidamente preparados llegarían a cifras y
resultados muy similares.
El diagnostico conductual, más que un medio de clasificar, es una medida de la ejecución de
una persona en un momento dado, medida con la cual pueden compararse los cambios
producidos por los procedimientos terapéuticos.
Por supuesto, no es posible evaluar totalmente la conducta de una persona; esto es, presentar
todas las situaciones estimulo posibles y observar el comportamiento subsiguiente.
Forzosamente, el diagnostico conductual, y cualquier tipo de diagnóstico, se limita a observar
solo ciertos aspectos del comportamiento que se consideran importantes. En otras palabras,
solo ciertas situaciones estimulo son presentadas a la persona evaluada. El sistema de
clasificación más deseable será aquel que, a partir del conocimiento de solo unas cuantas
características notorias de una persona, permita hacer predicciones muy precisas sobre muchas
conductas primordiales, lo cual incluye las respuestas a tratamientos específicos
Consideramos que la selección de las "características notorias" que se han de observar a fin de
predecir las "conductas primordiales", depende de las opiniones de los elaboradores del sistema
de diagnóstico. Podemos señalar dos razones de esta afirmación: una lógica y una de hecho. La
primera es que el marco teórico y las ideas que se tengan acerca del comportamiento determinan
cuales son las conductas que se consideran primordiales cuya predicción se desea, y en el
diagnostico se observan las características productoras de aquellas. La razón de hecho tiene que
ver con la percepción del evaluador, percepción que esta matizada por el marco teórico en el
que se mueve. Dos o más personas que sostengan opiniones diferentes ante un mismo episodio
conductual, observaran diferentes aspectos del mismo, lo cual basta para que sus aseveraciones
de lo visto difieran entre sí.
El diagnostico, ampliamente considerado, es una serie de aseveraciones que el evaluador hace
acerca del diagnosticado como resultado de su interacción con él. Para que estas aseveraciones
sean confiables, válidas y útiles, el evaluador planea y controla las interacciones que tiene.
Asimismo, las aseveraciones permitidas se sujetan a ciertas reglas y criterios. Esta planeación y
control de las interacciones y de las aseveraciones factibles es lo que diferencia del diagnóstico
científico de las aseveraciones, también diagnósticas, que cualquiera puede hacer acerca de, por
ejemplo, una persona conocida casualmente o de un compañero de baile.
No concebimos un diagnostico sin saber para que se hace, o sin que se tenga la intención de
lograr algún cambio. Esto quiere decir que el diagnostico no debe ser, para usar una metáfora,
solo un termómetro que se introduce en una situación y que simplemente arroja un resultado.
Más que eso, el diagnostico implica un juicio sobre qué aspectos de la situación deben cambiar
y sobre cómo puede lograrse ese cambio.
El diagnostico siempre incluye un juicio acerca de lo adecuado de los patrones conductuales de
una persona. El juicio se hace principalmente con base en el valor adaptativo y de sobrevivencia
que tienen las conductas; ese valor se estima observando la cultura y el ambiente inmediato en
los que el sujeto vive. Una persona que es traída a diagnóstico, lo es porque las personas que la
rodean juzgan inadecuada su conducta, ya sea porque les resulta aversiva o porque prevén
problemas. (Los padres de un buen porcentaje de los niños se quejan de que si sus hijos siguen
comportándose así los van a sacar de la escuela, o de cosas similares).
Entonces, una parte primordial del diagnóstico debe ser una descripción de las características
más importantes del medio en el que la persona ha de continuar viviendo. Con esta base se
juzga lo apropiado de las conductas que presenta. Otra parte importante del diagnóstico es la
detección de lo que podemos llamar relaciones funcionales viciadas, las cuales impiden la
adquisición de conductas más adaptativas o deseables.
Independientemente de la forma en que la relación se haya establecido, el impedimento se da
porque un estímulo que, de acuerdo con la cultura, debe producir la respuesta deseable, produce
otra incompatible; un ejemplo aclarara lo anterior: Tobías es un niño de 9 años, hiperactivo,
mudo, sin control de esfínteres y prácticamente carece de lenguaje, ya que, aparte de no hablar,
rara vez responde a órdenes o instrucciones verbales. Las pocas veces que responde lo hace en
una forma que ilustra perfectamente lo que llamamos relación viciada.
Cuando se le dice: "No Tobías, no hagas eso", funciona como un estímulo para que lo siga
haciendo y con mayor intensidad o fuerza. Otro de los muchos controles inadecuados que tiene
es que la sonrisa de un adulto, que generalmente es signo de aprobación y aceptación, en el
funciona como si fuera un permiso para pararse, brincar, correr, golpear, etc., cuando no debería
hacerlo. Es fácil comprender que esas dos funciones son por sí mismas suficientes para impedir
casi cualquier enseñanza. Idealmente, el diagnostico debe incluir la descripción de esas
funciones viciadas, si las hay, pues el primer paso en la rehabilitación es eliminarlas.
Modelo De Diagnóstico Conductual Para El Desarrollo De Un Tratamiento Efectivo
Este modelo especifica unas estrategias generales para identificar el tratamiento a utilizar en la
modificación de la conducta. Se presentan cinco pasos a seguir con la intención de identificar el
tratamiento efectivo y una descripción breve de lo que conlleva.
1. Diagnosticar el problema y el ambiente en que se da el problema.- Observar
directamente la conducta y evaluar las posibles causas (condiciones que la estimulen,
antecedentes y sus consecuencias), las cuáles pueden mantener la conducta.
2. Desarrollar un plan basado en el diagnóstico.- Considerar intervenciones alternas.
Algunas requieren simplemente alterar las condiciones antecedentes, i.e., como
instrucciones, pedidos, ejecución de tareas, para que la persona las haga. Otras podrían
requerir programas más usuales en donde las consecuencias (e.g. el reforzamiento y el
castigo) serán aplicadas.
3. Probar el plan bajo condiciones controladas.- Hacer un arreglo breve para probar el
objetivo através de diferentes condiciones o procedimientos. Se pueden probar dos o
más condiciones diferentes o procedimientos por periodos breves que ya se han
validado en las sessiones del laboratorio (en el pabellón del hospital, en el salón de
clases).
4. Evaluación de los resultados.- Se medirá el objetivo de la conducta através de
diferentes condiciones o procedimientos. Cualquier conducta que se relacione o que sea
de interés, como efectos secundarios o conductas pro-sociales, se podrán evaluar
también. Através de esta evaluación se puede identificar la intervención más efectiva o
los pasos que la podrían iniciar y a su vez se puede comenzar todo el proceso desde el
primer paso.
5. Poner el programa en práctica.- Entrenar al personal de la institución, escuela o
personas que conducirán el programa para que sepan como implementar los
procedimientos. Asegurarnos de lo que estas personas pueden hacer y que sigan los
requisitos para la implementación del programa. Implementar la contingencia o el
programa en los lugares donde más se necesite y continuar evaluando y monitoreando a
largo plazo.

MAX
MARIA
MIRIAM
CAGUA

También podría gustarte