La modificación de conducta se basa en los principios del aprendizaje y la psicología experimental humana. Se centra en cambiar conductas problemáticas actuales sin creer que indiquen otros problemas subyacentes, y usa la manipulación del entorno para desarrollar conductas adaptativas. Evalúa e interviene de forma empírica y adaptada a cada caso individual.
La modificación de conducta se basa en los principios del aprendizaje y la psicología experimental humana. Se centra en cambiar conductas problemáticas actuales sin creer que indiquen otros problemas subyacentes, y usa la manipulación del entorno para desarrollar conductas adaptativas. Evalúa e interviene de forma empírica y adaptada a cada caso individual.
La modificación de conducta se basa en los principios del aprendizaje y la psicología experimental humana. Se centra en cambiar conductas problemáticas actuales sin creer que indiquen otros problemas subyacentes, y usa la manipulación del entorno para desarrollar conductas adaptativas. Evalúa e interviene de forma empírica y adaptada a cada caso individual.
Para delimitar adecuadamente la modificación de conducta es importante conocer también
varios puntos importantes que enmarcan sus principios de actuación. Algunos de ellos solo se han citado en el apartado en el que especificábamos su definición y serán ahora explicados con más detalle. Aunque existen distintas modalidades dentro de la modificación de conducta, los puntos aquí recogidos pueden estimarse comunes o compartidos por la inmensa mayoría de sus practicantes y, probablemente, conforman su base.
1-La modificación de conducta se construye a partir de los principios del aprendizaje y de
la psicología experimental humana. Aunque es frecuente -como en otras ciencias- que haya primero un desarrollo teórico y experimental basado en el trabajo con animales de laboratorio, una vez efectuadas estas investigaciones, los tratamientos se contrastan experimentalmente con sujetos humanos y se implementan solo cuando han demostrado fehacientemente su utilidad en estas circunstancias (utilizando las convenientes garantías como grupos control, diseños experimentales, tiempos suficientemente largos de intervención, seguimientos postratamiento, etc.) y resultan mejores que los tratamientos empleados hasta la fecha.
2-Para la modificación de conducta, las diferencias entre la conducta normal y anormal no
son cualitativas. La conducta se denomina “anormal” en la mayoría de los casos por convención social; por ejemplo, porque es una exacerbación de un comportamiento habitual en la mayoría de las personas o porque está muy disminuido respecto a lo esperado socialmente. Las conductas “anormales” son más bien conductas inadaptadas, que se aprenden y (se pueden desaprender) igual que la conducta normal, en el sentido de que se basan en los mismos principios de aprendizaje. Por eso, la modificación de conducta prefiere prescindir de etiquetas diagnósticas (esquizofrenia, déficit de atención, lesión cerebral mínima, trastorno depresivo mayor, etc.).
3-En la modificación de conducta se enfatiza la necesidad de centrarse en las conductas
problemáticas actuales, sin creer que estas sean señal de otro tipo de alteraciones o problemas subyacentes. Se defiende que las conductas problemáticas se explican por la historia de aprendizaje (refuerzo de determinadas acciones en el pasado, condicionamiento). 4-El acercamiento de la modificación de conducta es tanto molecular como molar. Tiene en cuenta tanto manifestaciones simples de la conducta problemática como otras más amplias, y que abarcan un abanico grande y variado de acciones. Así, por ejemplo, un niño puede presentar diversas conductas inadaptadas (no levantarse de la cama, no comer adecuadamente, pelearse con sus hermanos, tardar mucho en vestirse, etc.) conectadas entre sí, pero el hecho de abordar una no tiene por qué suponer la mejora en las otras. En estos casos, el abordaje debe tener un carácter global. Igualmente, se considera que pueden existir conductas problemáticas secundarias a otras primarias.
6-Para alcanzar el objetivo de desarrollar conductas adaptativas, la modificación de
conducta emplea la manipulación o control de variables del entorno. Esa manipulación o control la puede realizar el propio sujeto implicado directamente (a través de las denominadas técnicas de autocontrol o autoinstrucciones) o ayudándose de amigos, familiares, colaboradores, co-terapeutas, personal de una institución, etc.
7. Durante el proceso de evaluación e intervención, la verificación empírica de las
hipótesis y de los resultados se estima imprescindible. Evaluación e intervención están íntimamente ligadas en modificación de conducta y la segunda se deriva directamente de la primera. Esto explica la necesidad de emplear registros de conducta lo más fieles posibles, la formulación de hipótesis funcionales que tratarán de verificarse o falsarse, y los seguimientos que se llevan a cabo tras la intervención.
8. La aproximación característica de la modificación de conducta es la individualizada (o
ideográfica). Aunque existen técnicas de contrastada eficacia para el tratamiento de determinados problemas y modelos generales que explican el origen o el mantenimiento de las conductas problema, la adaptación al caso (o al grupo de sujetos-caso) resulta siempre necesaria. Para cada caso deben analizarse las variables contextúales que explican el mantenimiento del problema y es en virtud de ese análisis como se implementan las técnicas. Y esto porque, en la vida real, los problemas abordados por el modificador de conducta suelen ser complejos, ramificados y combinados entre sí. Por eso mismo, casi nunca se pueden abordar exclusivamente con una sola técnica.