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I. Preliminares
Kant (en su ensayo de 1784 Was ist Aufjlärung) concibió la ilustración como la generalización
de una forma de pensamiento critico y autónomo, carente de las tutelas tradicionales del
gobernante, el pastor religioso o el padre de familia. << Lema de la ilustración>> → ¡Ten valor
de servirte de tu propio entendimiento!.
El siglo XVIII no era todavía una época de ilustración, sino un tiempo caracterizado por la
preparación del ideal ilustrado a través del ejercicio público del pensamiento crítico. Para que
la ilustración fuese factible, solo se necesitaba que la menos perjudicial de entre todas las
libertades estuviera bien garantizada: y esa libertad era la de hacer siempre y en todo lugar
uso publico de la propia razón.
Aportaciones de John Locke, Montesquieu, Rousseau, Diderot, Voltaire, David Hume o David
Smith. Una forma de pensamiento basada en el método científico y experimental, es decir, el
empirismo y la crítica.
La ilustración desbordo el espacio europeo, como demuestra su expansión por América. Como
indica Portillo, en tanto que movimiento intelectual de matriz europea, la ilustración también
se convirtió en un modelo de civilización cultural que contribuyó notablemente a establecer
una línea divisoria entre civilizados e incivilizados con repercusiones nada despreciables en el
derecho de gentes, pues justificaba la ocupación y el colonialismo.
Tomando como base la nueva física newtoniana y sus leyes se pudo pasar pronto a realizar
nuevas aplicaciones y descubrimientos de carácter tecnológico, de manera que el hombre no
sabía más al ejercitar métodos racionales de conocimiento, sino que también podía más.
<< Propio del momento ilustrado fue la toma en consideración de un problema político crucial:
el del origen, titularidad, legitimidad y límites de la potestad política, desplazando esta
problemática más allá del marco conceptual propio del pensamiento teocéntrico de raíz
medieval>>. (Wiacker)
Relato:
Desde la propia sociedad familiar se hizo presente que cualquier unión de sujetos debía contar
con una autoridad reconocida por los demás que dictase las reglas e hiciese justicia. Por eso los
poderes del rey se derivaban de los poderes del padre. La legitimidad del poder también era
divina>>.
Una peculiaridad destacable de todas las corrientes contractualistas es que partían del
individuo, y no de las corporaciones. La idea del pacto entre los diferentes cuerpos de la
sociedad con el fin de asociarse no era desconocida para el pensamiento escolástico medieval.
Teorías de carácter individualista. La distinción entre esa situación originaria, el llamado estado
de naturaleza, y la sociedad política o estado civil, al cual daba lugar justamente el contrato
social.
El estado de naturaleza era descrito como una situación donde no existía autoridad común y
donde los hombres eran plenamente libres e iguales entre sí. Que cambian en función del
autor, dicho estado de naturaleza era insostenible, obligaba a los hombres a llegar a un
acuerdo para organizarse en sociedad política. Podía ser una situación de guerra de todos
contra todos donde no podía gozarse de la propiedad, la libertad o la seguridad por falta de un
poder soberano común (Hobbes), porque el único modo de defender los derechos de
propiedad, libertad, vida y seguridad era a través de la venganza privada (Locke). El estado de
naturaleza debía superarse para fundar la sociedad política y garantizar mejor los derechos y la
estabilidad. Y para pasar del estado de naturaleza al estado civil los miembros de la sociedad
sellaban el contrato social.
El llamado contrato o pacto social, suponía la cesión, parcial o total, de las libertades que los
hombres tenían en el estado de naturaleza, una asociación natural de individuos aislados se
transformase en una comunidad , pueblo o cuerpo político, regido por una autoridad común y
ordenado según las leyes también comunes. Instituir ese cuerpo político y la autoridad común
que en él habría de gobernar era el objeto fundamental del contrato social.
- Si la autoridad se había fundado con una cesión solo parcial y condicionada de los
derechos y libertades naturales, estrictamente limitada (Locke), para quien el gobierno
civil tenia ante todo como misión preservar y proteger la propiedad, entendida en un
sentido amplio.
Las teorías ilustradas hubo otra forma de explicar el origen de la sociedad política, la
fuente de legitimidad del poder y los limites de la autoridad sin recurrir a categorías
teológicas ni tampoco a categorías contractualistas. Nos referimos a la filosofía moral del
utilitarismo y a las doctrinas que forjaron la economía política moderna, David Hume o
Adam Smith, inspiradores del liberalismo económico.
Pierre Rosanvallon, el surgimiento del liberalismo primero debe ser entendido como una
respuesta a los problemas no resueltos por los teóricos políticos del contrato social. La
afirmación del liberalismo económico traduce más profundamente que el contractualismo
la aspiración por una sociedad civil autorregulada. La política ya no es más la encargada de
gobernar la sociedad, sino el mercado.
- Una noción empirista de la psicología humana, guiada por el principio del placer. La
observación experimental de la conducta de los hombres arrojaba una constante,
entendida como ley natural: el hombre perseguía con sus decisiones obtener placer y
huir del dolor, conseguir la felicidad, para lo cual tendía a servirse de las cosas que le
eran útiles a tal fin.
- Esa ley natural en un canon de moralidad con el que distinguir entre el bien y el mal.
Ese canon serviría para juzgar las acciones de los hombres, pero también las decisiones
de los gobiernos, determinando su grado de bondad y justicia. Tales decisiones serian
buenas, y por tanto justas, cuando proporcionasen la mayor cantidad de felicidad al
mayor numero de personas posible, según el principio ético-práctico fijado por el
utilitarista Jeremy Bentham.
Desde el punto de vista político, eran llamados fisiócratas, inspiraron reformas institucionales.
Su representación de la sociedad no rompía con las concepciones escolásticas tradicionales. La
novedad residía en la caracterización de esas leyes naturales. La autoconservación como
principio rector de la conducta humana. Concibiendo al hombre como sujeto de necesidades
satisfechas a través de la producción y distribución de bienes de consumo.
Los utilitaristas y fisiócratas exigían constituciones escritas en las que se recogiesen los
derechos de los súbditos que no podían ser vulnerados por la autoridad. No pensaban que
esos derechos fuesen inherentes a la naturaleza humana, los consideraban más bien como
resultado del proceso de socialización y como frutos del grado de evolución alcanzado por una
sociedad. Los derechos típicos del liberalismo no derivaban de la naturaleza, sino del grado de
complejidad alcanzado por las sociedades más desarrolladas, el comercio un papel
fundamental.
Antes: despotismo, gobiernos absolutos e incluso tiranía. La inclinación del rey a disponer de
sus súbditos y sus bienes sin atender ni respetar las garantías tradicionales de respeto a los
fueros y privilegios. Exterior: dinasticismo.
La conexión entre algunas teorías contractualistas y esta idea del gobierno mixto es evidente.
Si la fuente que legitima la autoridad pública es la voluntad de los individuos que deciden
fundarla, resulta coherente que exista un vínculo permanente de conexión entre la voluntad
de los súbditos y el ejercicio rutinario de la autoridad. La voz Autoridad política de la
Encyclopédie, redactada por Denis Diderot, la única autoridad natural era la autoridad paterna;
la autoridad del soberano, sin embargo, al no ser natural, debía reposar, para ser legitima,
sobre el consenso de los ciudadanos.
Locke: la idea de un gobierno que contase con la opinión y el consentimiento de los diferentes
sectores que conformaban la sociedad, sectores que debían estar representados en el
parlamento. El poder legitimo era por esencia un poder limitado y la obediencia al mismo
había de ser una obediencia voluntaria.
Otros autores que defendieron y teorizaron explícitamente ese modelo del gobierno mixto.
Uno de ellos fue Montesquieu, para quien la verdadera respuesta al despotismo se encontraba
en los llamados gobiernos moderados.
Según Montesquieu, para asegurar la justicia de las leyes los cuerpos intermedios debían co-
lesgislar con el príncipe. El único modo para evitar las derivas despóticas y los abusos del poder
era logrando que el poder se controlase a través del propio poder. Construir un sistema
político constitucional en el cual el poder frente al poder, logrando con ello preservar la
libertad política.
Un rasgo político habitual del pensamiento ilustrado fue la defensa de una cultura de la
legalidad, frente al pluralismo jurídico y el arbitrio de los magistrados. La idea del estado social
o civil era así inseparable de la existencia de leyes comunes, que vinculaban a todos por igual.
Las leyes se entendían como normas elaboradas y promulgadas de común acuerdo por el
monarca y los diferentes sectores que componían el pueblo representados en una asamblea.
Las leyes se concebían principalmente como prohibiciones, como limites establecidos a la
acción de los súbditos con el fin de que la autonomía y la libertad de cada cual fuese siempre
respetada. Lo que no estuviese expresamente prohibido por la ley habría de entenderse como
permitido. De ahí que esta necesidad de una ley común se hallase ligada a un concepto de
libertad asociado al de seguridad.
Conviene apuntar que estas ideas tuvieron notable fortuna en el campo del derecho penal. Se
tradujeron en el llamado principio de legalidad: no podía existir crimen si previamente no
había sido tipificado por una ley escrita públicamente conocida, y no podía imponerse un
castigo que no estuviese previamente contemplado en dicha ley. Estas cuestiones son tratadas
en el famoso Tratado sobre los delitos y las penas de Cesare de Beccaria.
II.4 Iusracionalismo
d) Como afirma Giovani Tarello la obra de los iusracionalistas no constituía una ‘teoría’ más
sobre el derecho en general, sino una exposición teórica de un determinado derecho, de todo
un sistema jurídico con voluntad de que el mismo se impusiera frente al ius commune,
considerado un derecho irracional y discriminatorio, justo esas restricciones eran las que los
iusracionalistas querían abolir con su construcción de una sistemática basada en categorías
uniformes,
resultando de todo ello un orden civilmente igualitario.
Esa concepción no estuvo exenta de críticas pues al basarse en concepciones iusnaturalistas y
defender derechos innatos para el hombre y concebir a los hombres iguales por naturaleza
chocaban con la sociedad jerárquica y desigual de los siglos XVII y XVIII. Por eso inspiró
numerosas reformas.
e) El iusracionalismo contó con una vertiente práctica, pues numerosos juristas, en países
protestantes se instruyeron en sus postulados, desenvolviéndolos después en su trabajo al
servicio de las coronas. Wiacker expone que los primeros fundadores quedaron aislados, pero
en la época de Thomasius tuvieron acceso a las cortes y gobernantes.
En este epígrafe veremos hasta qué punto penetraron las ideas iusracionalistas en los sectores
de la cultura española del siglo XVIII.
a)El vuelco filosófico provocado por el newtonianismo y la nueva ciencia llegaron a ser
conocidos gracias a los llamados “novatores”, principalmente desde Valencia, que propusieron
en academias y salones privados asimilar e introducir el nuevo método en el pensamiento
español. La obra de Feijoo “El teatro crítico universal, publicado entre los años 20 y 30 del siglo
XVIII, recogió en su afán por combatir el fanatismo algunas propuestas del empirismo y del
racionalismo. Sin embargo, el problema de fondo era la incompatibilidad de principio entre la
cultura política ilustrada y el núcleo duro de la cultura católica oficial, protegida por las
instituciones monárquicas y eclesiásticas.
Dicho núcleo hacía residir el origen de las sociedades en la voluntad libre de los hombres y la
legitimidad de la autoridad publica en el consentimiento prestado sin coacción. Este
razonamiento ilustrado tuvo problemas en su desenvolvimiento en el espacio católico. El
problema principal que se planteaba era tanto de orden filosófico moral como de sus
consecuencias jurídicas: si se aceptaba la artificialidad de las sociedades humanas y la relación
entre el hecho social y el interés individual, entonces debía también aceptarse que el orden
jurídico-político habría de ser artificial y creado por los mecanismos de pacto y contrato.
Los moralistas españoles más tradicionales rechazaron ambas conclusiones. Sin embargo,
algunos trataron de extraer consecuencias de línea ilustrada de las fuentes bíblicas, para ello
procedieron a una lectura evangélica bastante distinta a la habitual, cuyos resultados se
pueden ver en obras de por ejemplo Pablo de Olavide. Él y otros autores entendieron que el
evangelio, lejos de legitimar el ejercicio de la soberanía en exclusiva por el príncipe, habilitaba
al pueblo para intervenir en sus asuntos políticos.
Por otro lado, el conde Campomanes, fue un impulsor de las Sociedades Económicas y de
Amigos del País, con los que buscaba establecer un contacto entre gobierno y sociedad para
que sirva para estimular el compromiso de los súbditos con sus espacios económicos locales y
provinciales. En esta sociedad intervinieron también miembros del pensamiento ilustrado
como Miguel de Aguirre y Jovellanos. En esta y academias de derecho, se produjeron,
mediante traducciones, lecturas y debates, los más serios intentos de conectar con los
postulados que hemos ido viendo desarrollándose en el pensamiento ilustrado europeo.
No obstante, esta tradición romanista no estuvo exenta de críticas, algunas subrayaban la falta
de innovación del Ius Commune y otras fueron plasmadas directamente en obras, donde
apenas se veía la vinculación con la tradición romanista. A la decadencia romanista, también
contribuyo igualmente el racionalismo crítico de la ilustración difundido entre nosotros, que
contagiaron la aversión a unas leyes que comenzaron a ser calificadas como bárbaras e
irracionales.
A estas reformas las sucedieron las impulsadas por Carlos III, dirigidad a la centralización y
uniformidad en la estructura de las universidades, a la reforma radical de los colegios mayores
y a la introducción denuevos planes en las facultades de leyes. Entre estos planes, dados en
1771, se establecían cátedras para la enseñanza del derecho real, pero esta vez sin necesidad
de ser comentado en función del derecho romano, sino explicado por el catedrático utilizando
como base las rúbricas de los nueve libros y títulos de la Nueva Recopilación. Como
suplemento a esta enseñaza, en el mismo año se publicó la primera edición de las citadas
Instituciones del Derecho Civil de Castilla de Asso y De Manuel.
Tras los Decretos de Nueva Planta, la Monarquía española se convirtió en un espacio más o
menos unitario de integración jurídica, a cuya cabeza se encontraba un rey que se
autoproclamaba soberano.
Los propios derechos particulares que continuaron vigentes, fundaban ahora su validez y
legitimidad en la voluntad regia.
Ahora bien, cuando los juristas de la época comenzaban a determinar de qué estaba
compuesto el derecho patrio se encontraban con dos evidencias:
1. Procedían de las múltiples comunidades particulares que habían conformado el reino, ya sea
de costumbres, de su jurisprudencia o de sus cartas.
2. Buena parte de las máximas y disposiciones recogidas eran disposiciones históricas de
vigencia circunscrita a un territorio particular, y no a la monarquía en su conjunto, por lo que
llamarlo derecho nacional era un poco “ficticio”.
a) Código y codificación son vocablos que han sufrido una especialización a lo largo del siglo
XVIII, donde el termino código ha pasado por 3 fases:
- En primer lugar, se denominaba código a cualquier libro que contenía materiales constituidos
por expresiones dotadas de autoridad jurídica.
- En segundo lugar se llamó código al contenido de dichos libros.
- Por último, se denominó código a un libro de reglas jurídicas organizadas, según un sistema,
caracterizada por una materia, vigente para todo un territorio, dirigido a todos los súbditos y
publicado por esta autoridad.
La especialización jurídica del vocablo código corresponde al surgimiento de una novedad en
las organizaciones jurídicas a finales de siglo XVIII y principios del XIX. Se dieron códigos de
contenido civil, penal, comercial y de procedimiento. El término código se especializó para
designar estructuras organizativas jurídicas concretas.
A pesar de las circunstancias que rodearon su aparición, los primeros códigos presentaban un
parecido perfil teorico. Wiacker decía que su presupuesto interno más general estaba
constituido por la convicción de que la actuación racional de los gobernantes crearía por sí sola
una sociedad mejor.
Los códigos iusnaturalistas fueron así propios de un Despotismo Ilustrado, fruto de una
estrecha colaboración entre los juristas mas iusracionalistas y los monarcas más reformistas,
por eso mismo, contaban con la oposición de quienes aún usaban el derecho tradicional.
Por otro lado, los códigos fueron instrumentos de nacionalización del derecho.
Por ultimo, los códigos partieron de un nuevo concepto de sujeto de derecho: el individuo,
aunque en los primeros códigos no llegó a produjese este concepto, debido al fuerte peso que
aún tenían las concepciones tradicionales. Los primeros códigos fueron los de Prusia y Austria.
b) Prusia, 1794. En los territorios de Brandenburgo de inicios de siglo XVIII estaban vigentes
multiples derechos, debido a la multitud de territorios. El afán de Federico Guillermo I fue la
unificación de estos territorios y el deseo de una legislación del derecho privado también
unitaria. Con ello se evidencia el impulso nacionalizador.
Las primeras líneas de fuerza de este proyecto se ven en el edicto de 1713, donde ya se hacía
alusión al derecho natural ilustrado. La dirección de trabajo fue encomendada a Thomasius,
pero no pudo culminar la labor codificadora debido a una serie de dificultades.
La segunda fase se llevó a cabo por Federico El Grande, en 1746, donde fue transmitida la
exigencia al canciller de una racionalización y clarificación de la ley y su fundamento en la
razón y en la constitución de los territorios, sin embargo, aún no había llegado el momento del
código. El proyecto del Corpus iuris Fridericiani, basado en la razón y en las constituciones del
país, era simplemente derecho común expuesto según el orden de las instituciones.
Según él, el código prusiano no pretendió realizar una unificación territorial del derecho, ni
abolir los derechos locales, le bastaba con ser un derecho subsidiario, aunque a largo plazo se
impuso y devino la fuente jurídica primaria del estado prusiano. Para Pío Caroni, la estructura
feudal del código prusiano implicaba la imposibilidad de articular un mensaje socialmente
unificador.
Pese a esta carencia, al menos se destaca un ultimo aspecto de la estrategia codificadora,
aquel que se refiere a la plenitud material y que garantiza de esta manera la uniformidad a
nivel técnico-sistemático, por lo que es un fidelísimo reflejo del iusracionalismo.
Por ultimo destacar que en la base de estas reivindicaciones estaba el firme deseo de acabar
con toda una serie de situaciones problemáticas que habían sido provocadas por la
romanística tradicional, considerada caótica e irracional.
c) Austria, 1811. El proceso fue parecido, pues la iniciativa también procedió de los soberanos
(María Teresa y José II) y en su ultima fase Zeiller, discípulo de Kant, que dio espacio a algunas
ideas del pensamiento kantiano, como la separación del derecho y la moral.
En el código, influyó la idea de una unión arbitraria entre territorios y pueblos. Siguió el
sistema iusnaturalista y únicamente se centró en el derecho privado. El código es más corto
que el prusiano, debido que este pudo hacer una redacción más clara al basarse en el Code
Napoleón (1804).
Este código, tiene un aspecto burgués y unitario, que se limita a regular aquellas instituciones
jurídicas accesibles para la generalidad.
La regulación codificada no podía en ese momento adecuarse a la realidad social, algo que
supuso recortes y sacrificios, e incluso, algunas prácticas importantes del código se tuvieron
que posponer ya que no tenían base social. En definitiva, el código, indicaba el camino a seguir,
eran preceptos jurídicamente inaplicados, pero políticamente operativos.
Un ultimo aspecto a destacar fue su manera de afrontar y resolver el problema de la plenitud.
En principio, aspiraba a alcanzar una plenitud con una teoría de fuentes que excluía a la
doctrina, sin embargo, reconocía sus limitaciones, pero no se aferró a ello y afrontó el
problema y enumerar las fuentes subsidiarias a las que debían de recurrir para rellenar
aquellas lagunas: analogía, la costumbre y los principios del derecho natural.
d) España,siglo XVIII. Nos basamos en las transcripciones del manual de Tomás y Valiente.
En la segunda mitad de este siglo son muy frecuentes las críticas de autores prestigiosos contra
el derecho recopilado. Criticaban la vigencia del derecho romano y defendían la validez del
derecho real, pero no el recopilado, sino de otro más racional que habría que hacer de nuevo.
En la España de la segunda mitad de siglo, no estaban muy convencidos de que la alternativa a
la vieja técnica recopiladora fuese la de hacer códigos al uso ilustrado, pero hubo algo en el
ámbito de la política legislativa:
En 1752, Don Zenón de Somodevilla, ministro de Fernando VI, propuso al rey la conveniencia
de realizar un “Código Fernandino”. Este nombre da a entender que seguiría las líneas de una
codificación ilustrada, pero la idea era otra, la idea era la realización por medio de una Junta
de Recopilacion de una Nueva Recopilación, en la que se redujeran a un tomo las leyes
vigentes, ya que hay muchas revocadas, otras que no están en uso y otras dudosas que es
necesario aclarar. Ensenada propuso que se llamase “Recopilación Fernandina”.
Algo más se avanzó en la idea de elaborar un código criminal. Algunos autores opinaban que
nuestras leyes penales eran las menos crueles de Europa. A pesar de todo, desde 1770 circuló
por la corte la idea de elaborar un código penal, que trataba de una recopilación actualizada
de las leyes vigentes.
En definitiva, la influencia del pensamiento jurídico ilustrado no condujo a la promulgación de
códigos.