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D .F. Sarmiento
Departamento de Apoyo Documental e-mail: documentacionfeb@uol.sinectis.com.ar
Capítulo VII
Dimensión ética de la función dirigencial en
educación. Sobre reflexiones sobre el rol docente
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que ser racional, tiene que estar normatizada y guiada por una razón de actuar.
Y esto define la autonomía. Así como no es el docente quien da poder a la
institución, sino que es quien enseña, desde criterios públicos, su uso. Es la
razón la que proyecta a la institución, a los sujetos, a la universalidad, la
criticidad, la construcción de proyectos comunes. Y esta razón pública es la
razón del educar. Propone entender esta razón educativa desde tres niveles:
ético, social y político:
§ Hay una razón ética, que es la dignidad de la personalidad moral, fundante
de los derechos humanos y de la búsqueda de la justicia.
§ Hay una razón social, que tiene que ver con la convivencia entre las
instituciones mismas de la sociedad civil, y su interacción solidaria y
respetuosa.
§ Hay una razón política, que entiende que los principios de la justicia son
normativos y que la búsqueda del bien común es valiosa, y por eso
promueve los sujetos.
El docente, por un lado representa la identidad de la institución, pero por otro
proyecta su diferencia al resto de la sociedad. La función dirigencial es el lugar donde
el poder se tensiona con la razón. Y a esto lo llama autoridad.
La dimensión ética de la función del docente en la promoción institucional apunta
a un saber actuar, a un actuar sensatamente, a una responsabilidad. La dimensión ética
de la función del docente tiene que ver con ese mediar el poder educativo de su
institución con las razones de educar, de la sociedad y de la humanidad, pero de manera
autónoma, es decir pública y críticamente.
La dimensión ética de la función del docente es el ejercicio de la autoridad,
siempre que no se confunda autoridad ni con poder ni con la razón misma. La autoridad
contextualizada y pública es la que no se ilusiona con ser el poder o la razón, sino su
mediación.
La responsabilidad se puede explicitar desde una triple tarea, que son tres aspectos
de la sabiduría del docente.
Saber estar
Saber ser
Saber proyectarse
La tercera tarea, forma superior de la sabiduría en tanto supone las otras dos,
consiste en saber proyectarse. Es generar inteligencia capaz de interpretar los signos y
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los sentidos de los tiempos históricos y capaz de evaluar las razones para actuar. Saber
proyectarse alude a la inteligencia.
La responsabilidad dirigencial del docente es presencia para la comunicación,
libertad para la creación, inteligencia para la interpretación.
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