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UNIVERSIDAD PRIVADA DEL GUAIRA

Carrera: Licenciatura en Educación Escolar Básica

Asignatura: Antropología Pedagógica

Curso: 1°

Tema: Educación y Cultura

Docente: Prof. Wilfrido Monges

Integrantes: Sadi Beatriz Soto Ferreira


Benjamín Galeano Rodríguez
Año 2022
Caaguazú – Paraguay
INTRODUCCION

Cuando hablamos de las relaciones entre educación y cultura nos situamos ciertamente
frente a un debate permanente y una problemática histórica en probablemente el resto
del mundo. En este debate, nuestra posición desde las ideas, las políticas y las prácticas
vendrá condicionada por la relación que establezcamos entre, justamente, los tres
conceptos que articulan este monográfico: la verdad, la ética y la estética.

En todo entorno de aprendizaje hay una cultura predominante que influye sobre todos
los otros componentes del entorno. En la mayoría de los entornos de aprendizaje, la
cultura se toma por sentado o puede estar más allá de la conciencia de los alumnos y
aún de los profesores. Intentaré demostrar por qué los profesores, instructores y
maestros deberían prestar especial atención a los factores culturales, de modo de tomar
decisiones consientes sobre cómo implementar los diferentes componentes de un
entorno de aprendizaje. Aunque el concepto de cultura pueda ser un poco abstracto en
este punto, veremos que es muy importante para el diseño de un entorno eficaz de
aprendizaje online.

La cultura es un componente crítico para el entorno de aprendizaje. Es importante ser


conscientes de la influencia que la cultura tiene en todos los entornos de aprendizaje e
intentar adaptar esa cultura de modo que dé soporte al tipo de entorno que creemos será
el más eficaz. Sin embargo, cambiar una cultura dominante preexistente es muy difícil.
No obstante, las nuevas tecnologías permiten crear nuevos entornos de aprendizajes y
permiten también crear el tipo de cultura que es más adecuada para sus alumnos.

En cada entorno de aprendizaje, sin embargo, habrá elementos culturales que dominan
los otros componentes del entorno. Por este motivo, he considerado que la cultura es el
soporte para todos los otros componentes de un entorno de aprendizaje como en la
figura a continuación.
OBJETIVOS DE LA INVESTIGACION

OBJETIVO GENERAL

 Conocer las generalidades acerca de la Educación y Cultura

OBJETIVOS ESPECIFICOS

 Fundamentar el concepto de cultura


 Describir acerca de la cultura y educación
 Determinar la trasmisión de la cultura
 Diferenciar la enculturación, aculturación y transculturación
 Definir la crianza infantil y enseñanza
 Identificar la adquisición de la cultura
EDUCACION Y CULTURA

1. ¿QUÉ ES LA CULTURA?

La cultura es el conjunto de conocimientos y rasgos característicos que distinguen a una


sociedad, una determinada época o un grupo social.

Para Grimson (2008) el primer concepto de cultura surgió para oponerse a la idea de
que hay gente con “cultura” e “incultos”, los que tienen esa “Alta Cultura” que define
un grupo en concreto – minoría por cierto – de la gran masa “sin cultura” – ni media ni
baja –. Pues debemos recordar que en el siglo XVIII estamos ante la visión de que una
persona “culta”, es una persona leída, sensible a las artes – ópera, teatro –, con ciertas
costumbres que le identifican con un grupo pudiente.

Si bien Tylor (Grimson, 2008) en 1871 planteó un concepto de cultura asociado a todo
aquel conocimientos, tradición, costumbre y hábito inherente a la persona dentro de una
sociedad, al ser perteneciente de esta.

Harris (2011) cita la definición de Tylor de la siguiente manera: “La cultura… en su


sentido etnográfico, es ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias,
arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos
por el hombre en tanto que miembro de la sociedad.”

Grimson (2008) prosigue en incluir, por ende, todas las actividades y pensamientos
humanos dentro de la susodicha cultura. Poniendo el relieve en que hay diferentes y
múltiples culturas siendo el denominador común que la humanidad es un ente cultural.

De hecho, a partir de Boas (Harris, 2011) nos encontramos con el relativismo cultural
que permitió abordar el estudio de las diferentes culturas evitando un enfoque
etnocéntrico, haciendo hincapié en la evolución particular de cada sociedad; igualando
las culturas al ponerlas en el mismo nivel de complejidad, sin inferiores ni superiores.

Según nos dice Wright (2004) es una de las palabras más complicadas del idioma inglés
– y aquí por extensión podemos añadir del castellano, catalán… - detallando que en los
años 50, Kroeber y Kluckhohn habían encontrado alrededor de 164 definiciones para
“Cultura”. Relevante por sí mismo.
2. CULTURA Y EDUCACION

La idea de cultura escolar se refiere tradicionalmente al conjunto de conocimientos,


habilidades y valores legítimos que las instituciones escolares transmiten a las
generaciones jóvenes. Suele decirse que personas con mayor educación formal tienen
“más cultura” o son “más cultos”.

La cultura escolar la forman las creencias, percepciones, actitudes y reglas que influyen
en todos los aspectos de una escuela. Sin embargo, la importancia de la cultura escolar
va más allá de las reglas y actitudes, incluye la diversidad estudiantil, su bienestar e
incluso el orden dentro de las aulas y áreas comunes.

La importancia de la cultura reside en que a través del análisis de ella se puede


comprender la forma de vivir de una comunidad y adelantarse a las acciones de sus
representantes.

La cultura es fundamental para la tarea educativa, porque ella es una meta, una
condición para nuestro desarrollo y uno de sus factores primordiales. Pensar que la
finalidad del proceso político y económico de nuestras naciones está en la economía
misma es ver las cosas con miopía.

En este esquema, la cultura y el humanismo aparecen postergados, como si hubiesen


perdido importancia frente a las exigencias de una formación dirigida exclusivamente
hacia lo práctico. Pareciera ser que hemos olvidado las enseñanzas que nos dejaron las
catástrofes históricas del siglo XX, en las que parecía ya conquistada la necesidad de
defender la cultura y de unirla a la educación como la forma más eficaz de defender la
libertad.

El desarrollo con la finalidad de más desarrollo no es otra cosa que un círculo vicioso,
que en su descuido atenta en contra de los valores más preciados del ser humano.

Mientras más culta es una sociedad, más firmes son sus principios democráticos.
Muchas veces se dice que el asentamiento de los valores en un país depende de su
proceso educativo. Pero, ¿de qué educación se trata? ¿En qué se educa? ¿Hacia qué se
educa? ¿Cuáles son los contenidos valóricos que se transmiten a través del proceso
educativo?
La respuesta a una buena parte de estas preguntas, es la cultura, que proporciona en gran
medida los contenidos de la educación, esos que no son meros conocimientos ni puro
adiestramiento en técnicas y habilidades, sino esos que llevan dentro de sí valores,
hábitos y costumbres; las metas de una sociedad.

Educar, en un sentido esencial, es educar desde la cultura y hacia la cultura, porque es


en ella donde se forjan los valores constitutivos y permanentes.

La cultura es lo digno de reconocimiento y de resguardo, lo que constituye el cimiento


irrenunciable de nuestra vida nacional, aquello que constituye nuestra identidad como
nación, pero también como seres humanos dentro de una “escala de identidades” que
acepta múltiples pertenencias.

3. TRANSMISION DE LA CULTURA

La transmisión cultural se concibe como un sistema de herencia autónomo, con sus


propias reglas de transmisión e independiente del genético, pero al tiempo conectado
con él por la existencia de predisposiciones con base genética que favorecen el
aprendizaje de determinados caracteres culturales.

Desde el inicio de las civilizaciones, así, el centro del propósito educativo va a ser el de
la transmisión de la cultura: garantizar que esta no se disperse u olvide y que las nuevas
generaciones se integren de manera efectiva a la estructura establecida y mantenida por
las generaciones anteriores.

El problema de la educación es inherente a todas las culturas humanas. Es un aspecto


que se define y transforma según el momento histórico y las preocupaciones de los
integrantes de una sociedad determinada.

Preguntas alrededor de qué es lo que interesa para poderse desarrollar –de la mano de
cuál es el concepto de desarrollo que se tenga–, qué valores interesa transmitir a las
nuevas generaciones para conservar la cultura, así como qué herramientas o
instrumentos deben brindarse para que la sociedad funcione de acuerdo a la visión
establecida, son algunas de las que llevan a definir un programa educativo. Y es así
como ha funcionado a lo largo de la historia occidental, sobretodo a partir del siglo XVI
o la modernidad.
Podemos decir que la educación es el resultado de tres aspectos de la evolución histórica
que se alimentan entre sí: el fondo cultural y social, las teorías filosóficas y
pedagógicas, y la efectividad de la práctica educativa. El propósito definitivo de la
educación, lógicamente, ha ido cambiando en la historia, pues los tres aspectos
mencionados no son permanentes ni compartidos por la gran diversidad de culturas que
las sociedades han conformado. Las preguntas que las sociedades se hacen en los
distintos puntos de la historia modifican lo que se busca y lo que se considera
importante de transmitir. Entender cómo ese propósito ha cambiado nos puede ayudar a
comprender mejor el proceso educativo por un lado, y a través del proceso educativo de
cada época, comprender a la sociedad que lo desarrolló.

La educación, como otras disciplinas que de esta se irán desplegando, es una manera de
entender el mundo. La disciplina interpreta y de-codifica el mundo a su modo a la vez
que es un reflejo de las preocupaciones y la visión del momento histórico. Tiene el reto
de estar a la altura de su tiempo y de saber dar respuestas a los retos que a continuación
se presentan.

Cada cultura se caracteriza por creencias, costumbres y artefactos específicos que hacen
que la vida dentro de esta sea eficiente para sus integrantes y que dicho grupo humano
pueda sobrevivir. Lo mismo aplica para culturas consideradas por la lente occidental
como menos civilizadas. La única diferencia está en las distinciones en los modos de
vivir y el contenido de las creencias. Los modos de vida incluyen técnicas y
comportamientos definidos por normas justificadas en las creencias mismas. Sin
embargo todos esos elementos no son innatos a los seres humanos como su potencial
cognitivo, por lo que deben aprenderse.

Desde el inicio de las civilizaciones, así, el centro del propósito educativo va a ser el de
la transmisión de la cultura: garantizar que esta no se disperse u olvide y que las nuevas
generaciones se integren de manera efectiva a la estructura establecida y mantenida por
las generaciones anteriores. En ese sentido podemos decir que a lo largo de la historia la
educación ha consistido primordialmente en un proceso de adiestramiento para que los
nuevos integrantes de un grupo social alcancen un grado esperado. Pero la educación
presenta dos retos: el de conservar y transmitir los elementos culturales reconocidos
como válidos e indispensables, y a la vez renovarlos y corregirlos continuamente, dando
paso al desarrollo o progreso.
Con el avance de la historia y el camino hacia el llamado progreso, la educación fue
adquiriendo dos caracteres: la educación cultural, por un lado, que transmite los saberes
ligados a las creencias, los valores y las costumbres sociales; y la educación
institucional, que busca trasmitir las técnicas requeridas por la sociedad (occidental). En
sociedades no occidentales, a la educación se le adjudica un carácter sacro. En ese
sentido resulta de gran interés analizar las culturas y los momentos históricos a través de
la forma y el contenido de lo que se enseña.

En la cultura occidental la educación se desarrolló a partir de la filosofía de la


Antigüedad Clásica, por lo que el conocimiento tendría un carácter lógico y semántico.
Esa herencia clásica le brindó a la Iglesia un elemento importante: la disputa. La
apertura en relación a la discusión y la búsqueda por una explicación lógica de las cosas
provocó un proceso de adaptación y acomodamiento de ideas. Sin embargo ese proceso
también puede ser visto como una respuesta a la fragilidad de la sociedad occidental de
aquélla época, donde el sistema no podía darse el lujo de tener holgazanes, herejes o
tendencias negativas que debilitaran la estructura interna. Así, la quema de herejes
resultó una herramienta efectiva para la “formación” del cristiano y su integración al
sistema de valores. Si bien resulta una idea anti-moderna en su fundamento, esta es
realmente la base de la modernidad.

A partir de la Ilustración y la introducción del concepto de progreso desarrollado por los


fisiócratas y Condorcet, la felicidad de los pueblos era entendida como la consecuencia
de su educación. Se veía en la formación la raíz de toda prosperidad y la instrucción
pública era la cúspide de la “liberación” de los pueblos, que se encaminaban a la
modernidad, mientras que la ignorancia era considerada como la causa de todos los
males. Los valores se veían así a través de la cultura. Era esta la verdadera vía para la
dignidad y la libertad individual.

Es por ello que en la época moderna el problema de la educación se enfrentó más que
todo al reto de ser un generador de progreso. Nuevos valores y posturas buscaron definir
una nueva cultura, de la mano de una nueva política y una nueva epistemología. Sin
embargo, en una sociedad como la nuestra este reto sería aún más complejo pues el
concepto de progreso, un concepto importado, no respondía tan claramente a nuestro
contexto y a nuestras necesidades. Educar para el progreso significó por lo tanto un
proceso contradictorio de experimentación.
La llegada a Hispanoamérica de las ideas progresistas de la Ilustración se enfrentó a un
ambiente donde la filosofía aristotélica-tomista aún tenía un papel importante a las
nuevas ciencias y por lo tanto fue muy difícil que dichas ideas se hicieran espacio,
creando al inicio una combinación de escolasticismo, racionalismo y empirismo en los
discursos para dar paso poco después a la edad de oro de la universidad
hispanoamericana. Una edad de oro en la que la profesionalización docente quedó
pendiente, imperando la improvisación y siendo las técnicas didácticas dominantes la
repetición, la memorización y el verbalismo, junto a un sistema que enfatizaba el
deletreo, la recitación y la copia. La ausencia de autonomía intelectual se profundizaba
con el uso de castigos y estímulos que se limitaban a la emulación. La Ilustración hizo
así su intento pero entre la resistencia de las poblaciones que luchaban por conservar su
cultura y el interés de las esferas de poder de no darle acceso a todos a la instrucción
constituyeron límites para dicha empresa. Por otro lado, el papel de la educación en la
introducción de nuevas creencias políticas, nuevos valores y nuevas necesidades
significaba una ruptura radical con el orden anterior, que se había mantenido por
trecientos años sin mayor cambio, enfrentándose a una sociedad fundamentada en los
valores religiosos del medioevo. Esto dio lugar a momentos de tensión entre gobiernos
liberales y la sociedad conservadora o entre políticas conservadoras y la influencia de
ideas modernas pero más que todo a un sistema educativo, desde el inicio,
prácticamente caduco.

4. ENCULTURACION

La enculturación es el proceso por el cual un individuo incorpora conoce, aprende y


pone en práctica las normas, creencias, tradiciones y costumbres de una cultura en la
cual se inscribe.

El término enculturación proviene del inglés enculturation y fue utilizado por primera
vez en 1948 por el antropólogo Melville Herskovits.

La enculturación tiene por objetivo enseñar aquello que es considerado apropiado y lo


que no, dentro de un marco social, para que los individuos puedan integrarse de forma
adecuada al grupo al que pertenecen. Se trata de las normas culturales que son
transmitidas de una generación a otra, con el objetivo de mantener un equilibrio social.
Este aprendizaje comienza en la niñez y se extiende hasta la vida adulta, y puede ser
consciente o inconsciente. Puede ser transmitido a través de la repetición de costumbres,
información oral, escrita o audiovisual y el acervo cultural (juegos y canciones
tradicionales, tradición oral, danzas, manifestaciones artísticas, etc.). Las creencias o
rituales religiosos también son herramientas de enculturación.

Lo esperado es que los individuos asimilen las normas y las pongan en práctica. Y que
una vez aprendidas, sean ellos quienes las transmitan a otros integrantes del grupo social
en el que se desenvuelven.

Sin embargo, aunque la intención de los procesos de enculturación sea establecer reglas
que sobrevivan a través del tiempo, la realidad es que cada generación introduce aportes
de acuerdo al contexto histórico, político, económico, social y cultural que le toca vivir.

4.1. Características de la enculturación

En la enculturación, los procesos de aprendizaje se dan dentro de una misma cultura.


Cuando ocurren intercambios entre culturas diferentes, se llama transculturación o
aculturación, según sea el caso.

La enculturación se lleva a cabo en la niñez, con la inducción de normas en el ámbito


familiar y educativo. Sin embargo, en la vida adulta los individuos viven otros procesos
de enculturación, como cuando se integran en el ámbito laboral y deben asimilar las
normas, valores y costumbres de la organización.

Los procesos de enculturación tienen a generar recompensas para premiar la adaptación


al entorno y condena aquellas conductas que desvirtúan la convivencia, en función del
marco cultural que se busca reproducir. Por ejemplo, en la cultura china se valora
socialmente que los individuos respeten y honren a las personas mayores. De allí que,
en Shangai, los hijos que no visitan a sus padres ancianos pueden ser sancionados
económicamente.

La enculturación es, en gran parte, un proceso inconsciente. El individuo adopta


actitudes y formas de expresión sin proponerse aprenderlas, simplemente las asimila
como parte de los elementos culturales del conglomerado al que pertenece. El núcleo
familiar y el entorno social cercano tienen una gran influencia en este proceso.

La enculturación también requiere de un aprendizaje consciente. El individuo debe usar


recursos cognitivos para comprender, descifrar, reflexionar y argumentar sobre las
normas que debe acatar. Aquí, las instituciones formales, como la escuela, son
indispensables en este proceso.

Los individuos adquieren un aprendizaje sobre aspectos materiales e inmateriales de su


cultura (objetos, símbolos, creencias, costumbres).

5. SOCIALIZACION

Socialización es la acción y efecto de socializar, es decir, es el proceso mediante el cual


el ser humano aprende la información de su entorno, especialmente las normas de
convivencia, costumbres, modos de comunicación (lenguaje) y manejo de los símbolos,
para poder integrarse a la sociedad y relacionarse de manera eficaz.

Como es un proceso, la socialización es sumamente compleja, y requiere de fases y


niveles re relación. En cada etapa del desarrollo del individuo, irá aprendiendo cómo
convivir con el entorno social partir de un tejido de valores esenciales.

Los agentes de socialización o agentes socializadores son aquellos elementos que


intervienen en el proceso de socialización de una persona. Estos agentes pueden ser
individuos o instituciones (como la familia, la escuela, las organizaciones religiosas, los
amigos o un club) con los que la persona se vincula y a través de los cuales desarrolla su
actividad social. Los agentes de socialización tienen gran influencia en el individuo y en
su comportamiento social, porque transmiten valores y creencias que moldean la
personalidad.

5.1. Los principales agentes de socialización son:

Familia. Es el primer agente de socialización con el que se relaciona el ser humano. Es


en este entorno que la persona absorbe valores, creencias y formas de vida que modelan
su personalidad e influyen en sus opiniones, actitudes y comportamientos. Muchos de
los vínculos familiares pueden mantenerse en el ser humano a lo largo de varias etapas
de su vida.

Escuela. Es el agente de socialización con el que los individuos se relacionan a una edad
muy temprana. En este contexto la persona comienza a relacionarse con sus pares y
maestros, lo que implica conocer reglas, aceptar nuevas opiniones y normas de
convivencia. Además, la escuela contribuye al desarrollo cognitivo del niño y estimula
capacidades como el habla y la comunicación.
Amistad. Es el agente de socialización que puede darse a partir de la niñez o
adolescencia y a través de varias etapas de desarrollo de la persona. Las amistades
generan influencia en los individuos (que puede ser tanto negativa como positiva).

Medios de comunicación. Es el agente de socialización que incluye a las plataformas y


medios que usan los individuos para relacionarse entre sí. La socialización a través de
estos medios está en auge, y son uno de los principales canales que usan los
adolescentes y jóvenes para vincularse, sobre todo, entre pares.

Asociaciones y organizaciones. Es el agente de socialización que incluye a las


organizaciones y grupos que se forman en torno a una causa común, tal es el caso de
organizaciones religiosas, clubes o grupos de autoayuda. En estos entornos se vinculan
personas que comparten una idea, creencia u objetivo.

Grupos de pertenencia. Es el agente de socialización que incluye a aquellos grupos que


los individuos forman de manera espontánea, por un interés común, como un equipo de
fútbol, una banda de música, un coro o un taller de literatura.

5.2. Tipos de socialización

Existen dos tipos principales de socialización:

Socialización primaria. Es aquella que recibe el individuo durante los primeros años de
vida, en su niñez e infancia, al relacionarse con su entorno más cercano que, en la
mayoría de los casos, es la familia. El círculo familiar es fundamental en el infante tanto
para su desarrollo cognitivo y psíquico, como para su desenvolvimiento social.

Socialización secundaria. Es aquella que se da luego de la adolescencia, cuando el


individuo se inserta en nuevos contextos sociales, recibe estímulos y se relaciona con
diversos agentes socializadores. Algunos agentes que participan en este tipo de
socialización son los entornos laborales, las universidades y los clubes.

5.3. ¿Qué es la socialización terciaria?

La socialización terciaria se aplica a personas que incumplieron una norma o


cometieron un delito.

Algunos autores llaman “socialización terciaria” al proceso de reintegración social que


se aplica a una persona que tuvo conductas denominadas “peligrosas socialmente” o
delictivas.
El objetivo de esta socialización es readaptar socialmente a aquel que ha transgredido la
norma, y esto se logra con la intervención de profesionales que funcionan como agentes
socializadores. Es común que esta socialización se desarrolle en instituciones
determinadas, como pueden ser reformatorios o cárceles, y los especialistas que actúan
como agentes socializadores son psiquiatras, educadores sociales, médicos y psicólogos.

5.4. Importancia de la socialización

El proceso de socialización es fundamental para el desarrollo del individuo, tanto en su


plano social como psicológico y cognitivo. Es un proceso que se da desde la primera
infancia, y a lo largo de toda la vida, y tiene beneficios como la transmisión de valores
culturales, el desarrollo del lenguaje y del habla, el desarrollo cerebral, el equilibrio
emocional, entre muchos otros.

Es por medio de la socialización que la persona conoce y se relaciona con otros


individuos, y es en esta interacción que se intercambian opiniones, valores y creencias
que moldean su personalidad. Las influencias que puede recibir una persona en los
entornos sociales en los que se relaciona pueden ser tanto positivas como negativas.

Además, la socialización es importante para el desarrollo de cualquier sociedad, porque


es a través de este proceso que la identidad, las costumbres, la cultura y los valores de
un pueblo o región se van transmitiendo de generación en generación.

6. CRIANZA INFANTIL

La crianza es un proceso que prepara a su hijo para la independencia. A medida que su


hijo crece y se desarrolla, hay muchas cosas que puede hacer para ayudarlo. Estos
enlaces lo ayudarán a obtener más información sobre el desarrollo de su hijo, la crianza
y educación positiva, la seguridad y la salud en cada etapa de su vida.

La crianza de los niños implica brindarles el soporte material y afectivo adecuado para
que puedan desarrollar plenamente sus capacidades. Los chicos necesitan un
acompañamiento por parte de los adultos para subsistir en la infancia y llegar a la
madurez de forma saludable y plena.

Si bien no podemos vivir en sociedad de forma adecuada sin dinero y pertenencias


materiales, el amor, el apoyo, la comprensión y la compasión valen mucho más que el
oro, y son los componentes fundamentales de una buena crianza: todo lo otro se puede
conseguir con el tiempo.

La responsabilidad principal de la crianza recae en los padres (biológicos o adoptivos) o


en los tutores del menor. De todos modos, el proceso se desarrolla en interacción con la
sociedad en general y con el Estado. La ley establece ciertas obligaciones que los
responsables de un niño deben cumplir, entre las que destaca enviarlo a la escuela.

Es importante mencionar que no existe una única forma de crianza: puede ser permisiva,
autoritaria, democrática, etc. Hay padres, en este marco, que otorgan mucha libertad a
los niños, mientras que otros se decantan por la sobreprotección.

Como en cualquier otro tema relacionado con las emociones humanas, los extremos no
son saludables, aunque en un primer momento parezcan la opción más «justa». Por
cuestiones que hacen a nuestra propia naturaleza, nuestro organismo necesita muchos
años de desarrollo antes de alcanzar un estado de total autonomía en el cual pueda tomar
todas las decisiones concernientes con su seguridad y su crecimiento. Esto nos lleva a
pensar que una crianza basada en la total libertad puede resultar muy nociva para un
niño.

Claro que durante la etapa de desarrollo, en momentos muy puntuales, la libertad genera
una respuesta aparentemente positiva: ¿qué niño se opondría a decidir dónde irá de
vacaciones toda la familia o qué cosas comprar con el dinero que sus padres han
ahorrado todo el año? Seguro que la posibilidad de tomar estas y otras decisiones
dibujará una sonrisa en su rostro, pero a medida que se acerque a su adultez,
comenzarán los problemas de adaptación a la sociedad, donde su influencia es ínfima en
comparación con la que tenía en su hogar.

Por otro lado, una crianza basada en la sobreprotección puede parecer opuesta a simple
vista pero las consecuencias no son tan diferentes. Durante el desarrollo de un niño,
tener a sus mayores siempre a su lado, acompañando cada uno de sus pasos y
advirtiéndole acerca de lo peligroso que es el mundo exterior puede resultarle
reconfortante; sin embargo, cuando finalmente le sueltan la mano y se ve solo frente al
resto de la sociedad, descubre que no tiene las herramientas necesarias para vivir por su
cuenta.
En los últimos años se produjo un auge de la llamada crianza con apego, que sostiene la
necesidad de establecer un vínculo emocional muy fuerte con el niño durante su
infancia para que el pequeño luego pueda desarrollar una personalidad independiente y
segura. La crianza con apego invita a fomentar el contacto materno todo el tiempo que
sea posible y a responder con sensibilidad a cada una de las necesidades del bebé.

7. ADQUISICION CULTURAL

Es un proceso por el cual un individuo aprende de manera inconsciente y automática,


las normas, valores, creencias, símbolos, lenguaje y cultura material de la sociedad que
le rodea, por la transmisión de esta misma.

En el ambiente eleccionario actual del país, casi saturado de propuestas y ofertas,


sustentadas o no, de palabras bonitas o groseras y de otros dimes y diretes de los
“presidenciables” y asambleístas, distraigo la atención de mis lectores, refiriéndome
brevemente a un tema de corte antropológico.

En el proceso de adquirir la cultura, la fase más importante corresponde a la época de


nuestros primeros años de existencia, que más tarde se fortalece con la integración a la
sociedad, cuando nos vinculamos al ambiente social y ecológico, y nos permite moldear
la “personalidad”.

Así, el sabor de la comida, el lenguaje y sus localismos típicos, las costumbres sociales
y familiares (el modo de comportarse), la religión, mitos…, desde la etapa de la niñez
los asimilamos paulatinamente pero para toda su vida.

Si por acaso sufrimos un evento anormal, el trauma que éste nos ocasiona perdurará por
mucho tiempo, aunque podemos superarlo.

Tomando el lenguaje como elemento de inculturación en nuestro país, es fácil detectar


la “cultura local” de un ciudadano ecuatoriano únicamente escuchándolo: el acento del
costeño, que en el habla suprime deliberadamente las últimas letras de las palabras, o
confunde la “c” con la “p”; el habla “cantada” del morlaco; la pronunciación típica del
serrano del norte, arrastrando las “rr” y “ll”; el habla “castellana”, matizada con
arcaísmos del español antiguo o del ladino, del lojano, son indicadores culturales y de
ciertos rasgos de la personalidad de un individuo.
En este proceso formativo de control social para modelar la conducta, se apela a varios
mecanismos para alcanzarlo. Por ejemplo, en la primera infancia, al sistema de premios
y castigos, o amenazas de diversa índole para imponer ciertas normas, o para adiestrar o
aletargar, o suprimir todo aquello que no concuerde con la ideología o moral del grupo.

El temor al insulto o a la humillación personal, hacer las cosas a tiempo, respetar los
compromisos, desear el prestigio y la perfección moral, son normas que generalmente
tratan de imponerse en la sociedad occidental. Y este cúmulo de normas, principios
morales, leyes y convecciones que hemos asimilado, constituyen el componente de la
personalidad conocido como “súper yo”. Cuando el “súper yo” ha sido aceptado a través
de una actitud emotiva compuesta de temor, respeto y amor, se dice que hemos
asimilado plenamente la cultura moral de su sociedad.

Sin embargo, a veces la continua práctica de represión lleva a la acumulación de


resentimientos que desembocan en “tensiones, estados de insatisfacción, irritabilidad,
abatimiento, descorazonamiento, cinismo, pesimismo y hasta neurosis y psicosis”. Por
eso no es raro encontrar individuos mal adaptados, resentidos sociales, en los cuales se
ha dado un proceso de inculturación parcial, que provoca el rechazo al sistema cultura y
al ethos. (O).

8. ACULTURACION

La aculturación es el proceso a través del cual un individuo, un grupo de personas o un


pueblo adquiere y asimila los rasgos y elementos de otra cultura diferente a la propia.

De esta manera y por diversas causas muchos individuos o grupos sociales han
modificado o adaptado diversos elementos culturales propios por otros, poniendo en
peligro de pérdida su cultura.

Cabe mencionar que la aculturación es un proceso que se ha dado desde tiempos


remotos a lo largo de la historia del hombre y desde el primer momento en que hicieron
contacto comunidades sociales diferentes.

La aculturación ocurre en diversos grados de intensidad según las modificaciones


culturales que se lleven a cabo, los cuales pueden ir desde los más leves, como el uso de
una nueva palabra, hasta los más perceptibles y notorios como la modificación de un
valor social.

Por lo general, son adoptados los rasgos de las culturas dominantes sobre las más
débiles. Es decir, se imponen los cambios pero de manera asimétrica, porque aunque
puede existir un intercambio mutuo de culturas, una siempre va a sobresalir y dominar
en la otra.

Se puede apreciar como claros ejemplos de aculturación todos aquellos casos de pueblos
colonizados, en los cuales las costumbres externas fueron más dominantes y, en algunos
casos destructivas, sobre aquellas que modificaron o alteraron.

La aculturación es un proceso constante, bien sea por causa directa o indirecta de la


globalización, de los intercambios económicos o de los avances tecnológicos que
facilitan la interconexión y comunicación, entre otros. En estos casos se puede hablar de
una aculturación alcanzada de manera pacífica.

Sin embargo, también puede lograrse a través de un proceso violento cuando se


desencadenan enfrentamientos armados y los grupos de mayor fuerza superan y
dominan, de diferentes maneras y entre ellas cultural, a los más débiles.

No obstante, la aculturación, bien sea individual o grupal, no es un hecho puntual, por el


contrario, se genera a través del tiempo de manera continua y sistemática. Estas
modificaciones toman un tiempo en los cuales se percibe la resistencia y la dominación.

8.1. Ejemplos de aculturación

Existen diversos ejemplos de aculturación. Entre los más resaltantes se pueden


mencionar los siguientes:

La colonización de América es un ejemplo de aculturación violenta. Los colonizadores


se enfrentaron a los grupos autóctonos y ganaron el combate. En consecuencia
impusieron sus costumbres, lenguas, valores, religión, entre otros, sobre las culturas y
tradiciones de las comunidades indígenas.

La migración también es un ejemplo de aculturación. Cuando hay importantes grupos


humanos que emigran de un país a otro, lleva consigo su cultura, inculcan a los más
pequeños. Sin embargo, muchos otros van perdiendo sus tradiciones y se adaptan a la
cultura del lugar donde están.
Con la globalización también se han producido diversos casos aculturación como
consecuencia del intercambio cultural. Entre ellos se pueden mencionar el uso de
palabras en lenguas extranjeras, generalmente en inglés, para referirse a un producto o
servicio.

Otro ejemplo de aculturación es el consumo de productos exportados, bien sea por su


calidad o bajo precio, los cuales también derivan de la adopción de nuevas costumbres y
dominación del mercado.

9. CEREMONIAS DE INICIACION

La iniciación es un rito de paso que marca la entrada o la aceptación en un grupo o


sociedad. También puede ser una admisión formal a la edad adulta en una comunidad o
uno de sus componentes formales. En un sentido más amplio, también puede significar
una transformación en la que el iniciado "renace" en un nuevo resurgimiento. Ejemplos
de ceremonias de iniciación podrían incluir el bautismo o la confirmación cristiana, el
benei mitzbá judío, la aceptación en una organización fraternal, una sociedad secreta
(por ejemplo, la francmasonería), una orden religiosa, o la graduación de la escuela o el
entrenamiento de reclutas. Una persona que realiza la ceremonia de iniciación en ritos
tradicionales, como los que se muestran en estas imágenes, se llama un iniciado.

Los símbolos y los rituales han sido temas centrales para la Antropología desde
mediados del siglo XIX, a fin de comprender las culturas, las religiones y el orden
social. Robertson Smith (1969) estableció dos niveles para analizar los rituales en las
religiones, el nivel de las creencias y el nivel de la conducta. Fue, sin embargo, Frazer
(1992) quien definió a los ritos de iniciación como “ritos de pubertad” y abordó las
ceremonias de admisión en las sociedades y cultos secretos. Por su parte, Durkheim
(1982) se interesó por las relaciones entre el ritual y la sociedad, señalando una
distinción entre las creencias y los ritos, en tanto las primeras consistían en estados de
opinión y en simbolismos, mientras que los segundos constituían modos de actuación.
Durkheim (1982:38) señala que los ritos son representaciones que expresan realidades
colectivas, modos de actuar que nacen al interior de grupos destinados a suscitar, a
mantener o a renovar ciertos estados mentales. Más allá de la influencia de Durkheim
(1982) y Frazer (1992) sobre estos temas, las tesis más conocidas sobre rituales fueron
elaboradas por Van Gennep (1986) y Turner (1980, 1988).
De acuerdo con Turner (1980), los “ritos de paso” indican y establecen transiciones
entre estados distintos, es decir, entre situaciones relativamente estables y fijas,
incluyendo en ello constantes sociales como el status legal, la profesión, el oficio, el
rango y el grado. Para este autor, la “transición” es un proceso, un “llegar a ser” y, en el
caso de los ritos de paso, constituye incluso una transformación. El término “rito”
resulta más adecuado cuando se lo aplica a formas de la conducta religiosa asociadas a
“transiciones sociales”, mientras que el término “ceremonia” tiene un sentido más
ajustado a conductas religiosas asociadas a “estados sociales” y en las que las
instituciones político-legales tienen una mayor importancia. Por ello, para Turner (1980)
el ritual es transformatorio mientras que la ceremonia es confirmatoria.

Para Van Gennep (1986), los ritos de paso acompañan a cualquier tipo de cambio de
lugar, de posición social, de estado o de edad. No se encuentran, sociológicamente
hablando, restringidos a cambios entre status adscritos. Además, se usan para marcar el
acceso a un nuevo estado adquirido, tanto si se trata de una posición política, de la
pertenencia a un club o a una sociedad secreta. Los ritos de paso pueden servir para
marcar la admisión de una persona en un determinado grupo religioso, que no abarca al
conjunto de la sociedad o para cualificar a alguien en el desempeño de los deberes de un
culto y pueden escalonarse en una serie de ritos graduados.

Para Van Gennep (1986), los ritos de paso incluyen tres fases: “separación”, “margen” o
“liminalidad” y “agregación”. La primera fase supone una conducta simbólica que
signifique la separación del grupo o del individuo de su anterior situación dentro de una
estructura social o de un conjunto de condiciones culturales o estado. Durante el período
liminal, segunda fase, el estado del “sujeto del rito” o “pasajero”, es ambiguo, puesto
que atraviesa un espacio en el que encuentra muy pocos atributos del estado pasado y
del venidero. En la tercera fase, el paso ya se ha consumado. El “sujeto del rito”,
individual o colectivo, alcanza un nuevo estado a través del rito. En virtud de ello, el
sujeto adquiere derechos y obligaciones de tipo estructural y claramente definidos,
esperando que se comporte de acuerdo con ciertas normas y patrones éticos.

Por su parte, Bourdieu (1993) denomina a los ritos de paso como ritos de consagración
o de legitimación, enfatizando la separación que se produce entre quienes participan del
ritual y aquellos que nunca lo harán. En este sentido, la función esencial del rito es
“instituir una diferencia duradera entre aquellos a los que atañe el rito y a los que no les
atañe” (Bourdieu 1993:113).
Finalmente, se incluye una definición geertziana de símbolo entendido como cualquier
“objeto, acto, hecho, cualidad o relación” (Geertz 2006:90) que sirve para vehiculizar
ideas y significarlas. Así, los símbolos constituyen objetos que representan o recuerdan
algo, ya sea por la posesión de cualidades análogas o por asociación de hecho o de
pensamiento. Entre los distintos símbolos observados en los grupos scouts, se analizarán
objetos, insignias, actividades, ceremonias y ritos que constituyen la unidad última de la
estructura específica en el contexto ritual (Turner 1980).

El presente artículo aborda el origen, los valores y las creencias de los miembros del
escultismo católico argentino e indaga en los principales símbolos, ceremonias de
ingreso y ritos de paso presentes en las ramas etarias de SAAC. Estos elementos
constituyen marcos para interpretar hechos sociales significativos para los/las miembros
del movimiento y para orientar sus acciones.

Para su abordaje metodológico, se utilizan materiales de campo producidos entre los


años 2016 y 2018 en grupos scouts católicos de SAAC, ubicados en la zona sur del
Gran Buenos Aires. Los mismos incluyen entrevistas en profundidad realizadas a
jóvenes y adultos/as; registros de reuniones, campamentos, eventos y espacios de
formación scout; y análisis de materiales institucionales (estatuto; reglamentos;
documentos de formación, ceremonias y celebraciones; y programas educativos). Esta
investigación se inscribe en una línea de trabajos enfocados en creencias, simbologías y
ritos desarrollados y producidos en diversos grupos religiosos (Vázquez 1999;
Mosqueira 2012; Giménez Béliveau 2017; Giménez Béliveau y Carbonelli 2017).

10.ENSEÑANZA

La enseñanza refiere a la transmisión de conocimientos, valores e ideas entre las


personas. Si bien esta acción suele ser relacionada solo con ciertos ámbitos académicos,
cabe destacar que no es el único medio de aprendizaje.

Pueden ser mencionadas otras instituciones, como religiosas o clubes y también fuera de
las mismas, sea en familia, actividades culturales, con amigos etc. En estos últimos
casos la enseñanza deja de ser estrictamente planificada, para tomar una forma mucho
más improvisada. Sin embargo, esto no significa que no puede tener efectos
trascendentales sobre aquella persona que reciba las enseñanzas.
La enseñanza implica la interacción de tres elementos: el profesor, docente o maestro; el
alumno o estudiante; y el objeto de conocimiento. La tradición enciclopedista supone
que el profesor es la fuente del conocimiento y el alumno, un simple receptor ilimitado
del mismo. Bajo esta concepción, el proceso de enseñanza es la transmisión de
conocimientos del docente hacia el estudiante, a través de diversos medios y técnicas.

11.TRANSCULTURACIÓN:

La transculturación es un neologismo que indica el proceso de asimilación de una


cultura por otra resultando en una nueva identidad cultural.

El concepto de transculturación fue introducido en el campo de la antropología cultural


por el cubano Fernando Ortiz (1881-1969) como un intento de expresar de forma más
exacta el término inglés acculturation definiendo las diferentes fases de la asimilación
de una cultura a otra.

En este sentido, el antropólogo Fernando Ortiz justifica el uso de la palabra


transculturación para la incorporación de una cultura nueva y distinta pues implica a su
vez un proceso de desprendimiento y pérdida parcial o total de la cultura original.

La transculturación es un vocablo que busca definir de forma más exacta la formación y


consolidación de una nueva cultura, especialmente en hispanoamérica, durante y
después de la colonización.

El proceso transcultural enfatiza en el intercambio de dos culturas igualmente complejas


en el proceso de creación de una nueva identidad cultural, ya sea, voluntaria o forzada.

Ejemplos de transculturación es observable en todos los países del continente


americano, especialmente en aquellos donde la cultura indígena es aún distinguible. La
comida es uno de los aspectos donde la transculturalidad es más notoria como, por
ejemplo, las comidas criollas en México condimentadas con muchos tipos de ajíes y
limón.

11.1. Características de la transculturación

En las ciencias sociales, la transculturación es un concepto que tiene como objetivo


identificar y definir los mecanismos y las tendencias históricas que influencian una
determinada identidad cultural.
De esta forma, la transculturación se caracteriza por tres fases que pueden ser definidos
como: aculturación, desculturación y neoculturación.

La aculturación, como primera fase de la transculturación, se define como la adquisición


de una cultura distinta y nueva. La desculturación es el desarraigo o desprendimiento de
la cultura precedente y, finalmente, la neoculturación es la creación de nuevos
fenómenos culturales.

12.ADAPTACIÓN SOCIOCULTURAL

A pesar de que la palabra “cultura” tiene una presencia común y usual en el lenguaje
diario de las personas, a veces resulta complicada su definición y delimitación. Barrera
(2013) dice que es un término en sí mismo extraño, distante a la vez que familiar, que
encierra en sí mismo aquello intangible que define al grupo. Se trata de un concepto
nebuloso, pues todas las definiciones comparten algún atributo, pero ninguna todos
(Páez, González, Aguilera & Zubieta, 2000). El término de “cultura” tiene varias
definiciones conceptuales a través de diferentes disciplinas, y dentro de cada una de
ellas desde distintos enfoques teóricos (Noriega, Carvajal & Grubits 2009), por ejemplo
desde la antropología se puede entender como las prácticas y significados asociados
a manifestaciones artísticas, cotidianas, tecnológicas y folklóricas, mientras que en
el cotidiano se le asocia con costumbres y creencias.

Autores como Octavio Paz (Prieto, 1984) la definen como un conjunto de actitudes,
creencias, valores, expresiones, gestos, hábitos, destrezas, bienes materiales, servicios y
modos de producción que caracterizan a un conjunto de una sociedad, es todo aquello
en lo que se cree. Por su parte, Eagleton (2001) comparte puntos de vista al decir que la
cultura es un conjunto de valores, costumbres, creencias y prácticas que constituyen la
forma de vida de un grupo específico, sin olvidar que se trata de un sistema de
información y significados que se transmite a través de las generaciones (Matsumoto &
Juang, 2007, en Frías, Díaz-Loving & Shaver, 2012). Noriega et al. (2009) dicen que
desde la perspectiva psicológica, la cultura describe la manera en la que la narrativa
biográfica adquiere sentido a través de las relaciones con colectivos e instituciones que
cuentan con un sistema de reglas y normas de inclusión y exclusión que en diferentes
épocas permiten, a través de diferentes valores, aumentar las posibilidades de
supervivencia y bienestar. A su vez, la cultura tiene como una de sus funciones
principales el prevenir el caos y mantener el orden social a través de directrices sobre el
pensar, sentir y actuar en un contexto social específico (Matsumoto el tal., 2008 en Frías
et al., 2012). Relacionado con esto, el contacto entre personas de culturas diversas se ha
convertido en un aspecto frecuente, pues en la actualidad los individuos de otras
culturas, con regularidad visitan otras naciones con distintas finalidades, tanto laborales,
de vacacionales, estudios y demás. Si bien las migraciones son fenómenos antiguos, se
han elevado exponencialmente en las últimas décadas debido a los avances tecnológicos
y de las comunicaciones (Castro & Lupano, 2013). Particularmente la globalización ha
favorecido el contacto entre diferentes culturas, pero también ha provocado el choque
entre distintos sistemas de valores, creencias y costumbres que genera situaciones de
confusión e incluso malestar en los individuos (Furnham & Bochner, 1986).

Como resultado del contacto intercultural, se atraviesa por un proceso psicológico


llamado aculturación, el cual implica cambios a nivel afectivo, comportamental y
cognitivo sobre la identidad y la cultura huésped (Sam & Berry, 2006). Cuando ésta se
sostiene en el tiempo y los cambios permanecen estables se habla de un proceso de
adaptación intercultural (Berry, 1997; Ward, Bochner & Furnham 2001 en Castro &
Lupano, 2013). Esta adaptación puede presentarse como psicológica o sociocultural. La
primera se encuentra relacionada con el bienestar experimentado como resultado del
contacto cultural (Castro & Lupano, 2013), mientras que la otra involucra una serie de
habilidades sociales necesarias para funcionar adecuadamente con el entorno cultural
complejo (Ward, Fischer, Lam & Hall, 2009).

Berry (1997) explica que la adaptación psicológica se refiere a un conjunto de


resultados psicológicos que incluyen un claro sentido de identidad personal y cultural,
buena salud mental y el logro de la satisfacción personal en el nuevo contexto cultural,
mientras que la adaptación sociocultural es un conjunto de resultados psicológicos
externos que vinculan a las personas con su nuevo contexto, incluida su capacidad para
enfrentar los problemas cotidianos, particularmente en las áreas de la vida familiar,
trabajo y escuela. Ward y Kennedy (1993) mencionan que la adaptación psicológica se
puede analizar mejor en el contexto de los enfoques de estrés y psicopatología, mientras
que la adaptación sociocultural está más relacionada con el marco de habilidades
sociales.

El proceso psicológico de la adaptación sociocultural supone, entre muchas otras


cosas, el incorporar diferentes aspectos de la cultura con la que se entra en contacto,
entre los que se encuentran el aprender un idioma totalmente diferente, asimilar normas
de comportamiento social, costumbres, valores, tecnología, recursos, infraestructura y
sistemas para funcionar dentro del nuevo grupo con cierto grado de competencias
sociales y profesionales (Zarza & Sobrino, 2007).

Algunos estudios han identificado algunos facilitadores y barreras de la adaptación


sociocultural, por ejemplo la distancia cultural, la dificultad esperada, las estrategias de
aculturación (Searle & Ward, 1990; Ward & Kennedy, 1993 en Du, Li & Lin 2016).
Algunos facilitadores son la identificación con la cultura dominante, la competencia
lingüística, el apoyo social y el valor de apertura al cambio en la cultura dominante,
pero que se ve obstaculizada por la ansiedad rasgo, ansiedad por apego y la
discriminación (Brisset, Safdar, Lewis, & Sabatier, 2010; Swami, Arteche, Chamorro-
Premuzic, & Furnham, 2010; Yijälä, Lönnqvist, Jasinskaja-Lahti & Verkasalo, 2012).

Berry (1997) propone que la adaptación está influenciada por la distancia cultural. A
su vez, otra serie de fenómenos relacionados a la cultura tienen importancia en este
proceso. De manera similar, algunos autores que han trabajado con el ajuste cultural
mencionan que los valores personales que se acercan a los valores de la nueva cultura
permiten y facilitan el proceso de aculturación (Caldwell- Harris & Ayçiçegi, 2006;
Fulmer, Gelfand, Kruglanski, Kim-Prieto, Diener, Pierro, Higgins, 2010; Ward &
Chang, 1997).

Los valores son elementos que han sido utilizados para examinar la variabilidad
cultural de un grupo o población (Gouveia, Milfont, Vione & Santos, 2015). Los valores
pueden comprenderse como categorías de orientación que son deseables, basados en
necesidades humanas y las condiciones previas para satisfacerlas, son adoptados por los
actores sociales y pueden variar en su magnitud y en sus elementos constitutivos
(Gouveia, 2003). Sin embargo mucha de esta investigación ha dejado de lado la
explicación de las funciones que cumplen en la vida de las personas, a pesar de que son
aspectos psicológicos de relevancia. A través de la literatura se han identificado dos de
ellas: 1) guían las acciones (tipo de orientación), y 2) representan las necesidades
humanas (el tipo de motivador) (Gouveia, 2003).

Como guías de la conducta, los valores pueden diferenciar tres tipos de orientación,
existiendo tres posibilidades: social (hacen énfasis en el grupo), central (mixtos) y
personal (énfasis en sí mismos); como representación de las necesidades pueden
clasificarse en dos: materialistas (pragmáticos, priorizan la supervivencia individual) o
humanitarios (idealistas, son inespecíficos y abstractos) (Gouveia, Santos, Milfont,
Fischer, Clemente & Espinosa, 2010).

Los valores juegan un papel importante en el proceso de aculturación en los niños


menores, pues su aprendizaje se da en pleno proceso de desarrollo (Hangulseth, Ispa &
Rudy, 2006). El aprendizaje de valores o su construcción se da en diferentes contextos
en los que las personas se encuentran inmersas (Lara & Padilla, 2008). Los diversos
contextos en los que nos desarrollamos requieren de la adecuación de los valores de la
persona para permitir un buen funcionamiento dentro de la sociedad, y en este caso, de
la nueva cultura a la que se está enfrentando/integrando.

Por otra parte, el individualismo-colectivismo también parece tener relación con la


adaptación sociocultural. Phalet y Hagendoorn (1996, en Du et al., 2016) mencionan
que el colectivismo está asociado con la aculturación, mostrando una mejor adaptación.
El individualismo y colectivismo también han sido utilizados para tratar de explicar
diferencias transculturales a través de la clasificación de países según las puntuaciones
de sus índices (Palencia, 2006). Se trata de un binomio, definido por Hofstede (1984)
como polos opuestos de una misma dimensión, en término de relaciones personales y
grupales. El individualismo es un elemento social que favorece el desarrollo de
individuos independientes que se relacionan vagamente (Markus & Kitayama, 1991 en
Frías et al., 2012). Están principalmente motivados por sus propias preferencias,
necesidades, derechos y los contratos que ellos establecen con otros, cuyas metas
personales tienen prioridad sobre las metas de los demás, quienes ponen énfasis en el
análisis racional de las ventajas y desventajas y la asociación con otros (Kim, Triandis,
Kagitcibasi, Choi & Yoon, 1994 en Frías et al., 2012) y dan más importancia a las
actitudes como determinantes de la conducta. Por otro lado, el colectivismo favorece la
conexión y las relaciones comunales, las personas con afinidad con este se ven a sí
mismas como parte de uno o más colectivos (familia, equipo de trabajo, tribu, nación), y
están principalmente motivadas por las normas y obligaciones impuestas por esos
grupos, fomentan el desarrollo de individuos interdependientes y las metas grupales,
están dispuestas a dar prioridad a las metas del colectivo sobre sus metas personales y
dan más importancia a las normas como determinantes de la conducta.

La adaptación sociocultural se encuentra en el paradigma del aprendizaje cultural, y


representa la capacidad del individuo para adquirir efectivamente habilidades
culturalmente apropiadas y negociar aspectos interactivos de un nuevo entorno cultural
(Furnham & Bocher, 1986; Ward & Kennedy, 1993 en Wilson, 2013), y parece ser que
su relación con los valores no es fortuita, pues éstos forman parte del contenido del que
se refiere el aprendizaje cultural, tratándose también de elementos que permiten la
aculturación y adaptación del individuo, al igual que el individualismo-colectivismo,
que en esencia representa un continuo, pero que los polos pueden asumirse como
orientaciones que permiten definir los intereses de las personas y sus posibilidades de
éxito en el proceso de aculturación y adaptación sociocultural. De acuerdo con lo
expuesto previamente, el objetivo de esta investigación fue el explorar las relaciones
entre estas variables, así como su descripción para una población conformada por
mexicanos.

13.PERSONALIDAD

La Personalidad es la diferencia individual que distingue una persona de otra. Como


tal, la personalidad es el término que describe y permite dar una explicación teórica del
conjunto de peculiaridades que posee un individuo que lo caracteriza y lo diferencia de
los otros.

El concepto de personalidad proviene del término “persona”.

Por lo general, el individuo presenta características estables que permite determinar


la conducta y comportamiento de él, lo cual también permite predecir la respuesta del
individuo ante una determinada circunstancia.

La personalidad puede ser clasificada por las actitudes o por la parte subjetiva de la
salud mental del individuo, bien sea por el autoestima, el juicio que realiza el individuo
así propio, el bienestar que presenta, entre otros puntos.

Existe diferentes tipos de personalidad como: obsesiva, compulsiva, creativa,


extrovertida, introvertida, entre otras.

La personalidad obsesiva-compulsiva es una tendencia que el individuo siente por


las reglas, el orden y el control, la personalidad creativa, caracteriza a los individuos que
presentan pensamientos, ideas o conceptos que permite descubrir soluciones originales.

La personalidad extrovertida se distingue aquellas personas que expresan sus


sentimientos o ideas con facilidad en sus ciclos de amistades. Pero, la personalidad
introvertida a diferencia a todos los individuos pocos comunicativos, son reservados en
sus emociones y pensamientos.

Por otro parte, la personalidad narcisista es aquella en la que el individuo siente


admiración, vanidad por sí mismo, se puede decir que es un individuo que se siente
enamorado y orgulloso de su aspecto físico y sus cualidades.

Sin embargo, la personalidad narcisista es vista como un trastorno de la


personalidad en virtud de la exagerada sobrevaloración del individuo propio.

Con respecto a este tema, a partir del siglo XX, la personalidad ha sido objeto de
estudio por los psicólogos.

En muchas compañías, antes de incluir un individuo a la misma, realizan un test de


personalidad que consta de diversas preguntas o actividades, que permita deducir como
el individuo actuara frente a diversas situaciones.

Asimismo, existen los testes llamados “orientadores vocacionales”, por lo general,


se aplica a estudiantes que pretenden cursar una carrera, que permita a través de su
personalidad, predecir cual será la mejor profesión de acuerdo a los resultados del test.
CONCLUSION

Considerar que la cultura puede ser una buena o una mala influencia para un
entorno de aprendizaje, dependerá de si se comparten o se rechazan los valores y las
creencias de la cultura dominante.

El objetivo principal de esas escuelas era deliberadamente destruir la cultura


aborigen y reemplazarla con la influencia religiosa de la cultura occidental. En estas
escuelas los niños eran castigados por ser quienes eran. En esas escuelas, todos los otros
componentes del entorno educativo se utilizaban para reforzar la cultura dominante que
era impuesta.

Sin embargo, los resultados para la mayoría de los niños que asistían a esas
escuelas eran desastrosos, los responsables (el estado y la iglesia juntos) creían
realmente que estaban haciendo lo correcto. Aún se piensa en Canadá que se está
“haciendo lo correcto” con la educación aborigen, pero ninguna solución exitosa debe
tener en cuenta a las culturas aborígenes, ni tampoco a las culturas predominantes de la
cultura occidenteal.

La cultura en las instituciones de educación superior es tal vez más nebulosa, sin
embargo aún tiene una fuerte influencia, que difiere no sólo entre las instituciones sino
también entre los departamentos académicos de la misma institución.
BIBLIOGRAFIA

 Arlotti, R. (2014). Aculturación y socialización para la violencia: el caso de las


“maras” en Centroamérica. Chile: Anales de la Academia Nacional de Ciencias
Morales y Políticas
 Barrera, R. (2013). El concepto de la cultura: definiciones, debates y usos sociales.
 Clases de historia. ISSN 1989-4988
 Berry, J. (1980). Acculturation as varieties of varieties of adaptations. En A. Padilla
(Ed.). Acculturation theory, models and some new findings. Colorado: Westview
press.
 Berry, J. (1997). Immigration, acculturation and adaptation. Applied Psychology:
An international Review, 46(1), 5-68.
 Castro, A. y Lupano, M. (2013). Predictores de la adaptación sociocultural de
estudiantes universitarios extranjeros en Argentia. Interdisciplinaria, 30(2), 265-281.

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