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DELITOS COMETIDOS POR MENORES DE EDAD

Diariamente se percibe a través de los medios de comunicación, que en la ciudad


de Lima y en todo el Perú se comete actos delictivos. Dicha situación esta
generando inseguridad en los distintos sectores de la capital y al interior del país.

Comúnmente, nos encontramos que estos actos delictivos son generados, por
organizaciones criminales, delincuentes altamente peligrosos. Pero no solamente,
estos actos son realizados por dichas organizaciones o por personas altamente
peligrosas, ya que los distintos medios de comunicación nos muestra una realidad
distinta, porque personas que aún no cumplen la mayoría de edad, cometen actos
delictivos que atentan contra la sociedad. Ello implica, que la inseguridad en
nuestra ciudad y en el interior del país aumenta debido a que existe mayor
comisión de delitos, es decir, no solamente por organizaciones y personas
peligrosas, como se señalo líneas anteriores, sino también por menores de edad.

Este panorama, refleja que los índices de criminalidad va en aumento. Sin


embargo, la finalidad de la presente investigación no se centra en informar sobre
el porqué de la presencia de los delitos en nuestra sociedad y la forma como
erradicarlos, ya que nuestro trabajo esta dirigido a analizar, algunos conceptos
preliminares de derecho penal que nos servirán de ayuda para entender la
normativa en esta materia, luego analizaremos la regulación penal de un delito
cometido por un menor de edad; y finalmente, enfatizar como nuestro marco
regulatorio protege a los menores de edad que están en conflicto con la justicia.
Ello debido a que nuestro Estado da una protección primordial a los menores de
edad que se encuentran en estas situaciones, por la sola condición de ser
incapaces al momento de actuar indebidamente.

A continuación presentaremos el análisis planteado anteriormente, para ello nos


basaremos en conceptos de doctrina penal, doctrina civil, el código de niños y
adolescentes y doctrina ligada a este último.
1. CONCEPTOS PRELIMINARES DE DERECHO PENAL: ANALISIS DEL
CONCEPTO DE DELITO

Para poder enfatizar en este punto de nuestra investigación, tomaremos algunos


conceptos de la doctrina penal, para así tratar de demostrar cuando un acto se
considera un delito.

En primer lugar, no todos los actos cometidos por una persona son considerados
ilícitos que dañen bienes jurídicos y que esto traería como consecuencia una
sanción. Para ello, trataremos de definir que es un delito.

1.1 Concepto de delito

“Es toda conducta que el legislador sanciona con una pena (..) por actuar fuera del
ámbito de lo jurídico”( MUÑOZ Y OTROS 2004: 41)

Lo que podemos comentar de esta primera definición es que un delito propiamente


dicho es ir en contra de las leyes previstas en un Estado, lo cual acarrearía una
consecuencia, que en este caso sería una sanción conocida como pena.

Asimismo, Berdugo sostiene un concepto más analítico de delito, y lo define de la


siguiente manera: “El delito es una conducta típica, antijurídica y
culpable”(BERDUGO Y OTROS 1996: 105)

Esta definición nos demuestra que el delito se puede dividir en estos 3 principales
elementos, para así determinar si realmente nos encontramos ante un acto
delictivo. El mismo autor define estos tres elementos que define la palabra delito:
la conducta típica esta referida a que el delito se proyecta sobre la base del
principio de legalidad, es decir que esta conducta considerada ilícita se encuentre
prevista en la ley; asimismo, al referirnos a la exigencia de antijuricidad, implica
que el hecho producido es contrario a Derecho, injusto o ilícito, a excepción de
que esta conducta se realice bajo condiciones que la justifiquen (legítima defensa,
por ejemplo); y por último al referirnos al término culpable, se requiere que el
sujeto haya obrado en pleno uso de sus facultades mentales (pudiéndose recurrir
en caso contrario a las medidas de seguridad). 1

Con estas definiciones previas, podemos concluir con una breve definición de
delito, la cual nos parece la mas adecuada para entender esta complicada
definición que la doctrina penal tanto desarrolla:

“Delito es toda conducta humana típica, antijurídica y culpable, que tiene


como consecuencia la imposición de una pena.”

1.1.1 Elementos del delito

1
Cfr. BERDUGO Y OTROS 1996: 105
Entonces, con esta definición podemos afirmar que para que una conducta
humana sea considerada delictiva necesariamente debe configurarse estos 3
elementos que desarrollan al delito. Es decir, que la conducta que sea considera
delictiva se encuentre prevista en la legislación penal, por ejemplo, si una persona
debe una determinada cantidad de dinero a otra, este deudor no podría ser
mandado a cumplir una sanción penal, ya que su conducta propiamente sería de
incumplimiento contractual y no una conducta que nuestra legislación considere
penada, es decir que no podría ir a prisión por no pagar la deuda, ya que nuestra
actual legislación no lo considera así, sin embargo, si se da el supuesto
anteriormente señalado nos encontraríamos ante una violación al principio de
legalidad que se basa este primer elemento.

Por otro lado, el elemento de antijuricidad, propiamente señala que la conducta


humana sea contraria a la ley, sin embargo, nuestra legislación prevé excepciones
para este elemento, las cuales son denominadas causas de justificación, ya que
como señalamos párrafos anteriores no todas las conductas coincidentes con el
supuesto de hecho típico están prohibidas penalmente, pues algunas se realizan
bajo condiciones tales que nuestros legisladores no quieren desaprobarlas. 2

Asimismo, Francisco Muñoz y Mercedes García sostienen que el ordenamiento


jurídico no sólo se compone de prohibiciones, sino también de preceptos
permisivos que autorizan a realizar un hecho prohibido. Es decir que, el legislador,
en principio, intenta evitar que las personas cometan actos delictivos pero que sin
embargo, el legislador permite la comisión de tales hechos delictivos frente a
razones sociales y jurídicas. Estos son los supuestos donde se permite la
comisión de un acto delictivo: frente a legítima defensa, estado de necesidad,
actuar en cumplimiento de un deber o el ejercicio legítimo de un cargo y el
consentimiento3. En primer lugar, la legítima defensa se basa en debe haber una
agresión ilegítima hacia un sujeto (vida, salud, dignidad), ello quiere decir que esta
agresión es una conducta prohibida por el derecho penal. Además, se requiere
que la respuesta a la agresión sea necesaria e inmediata. Asimismo, el sujeto
debe responder razonablemente (proporcional) y no de cualquier manera; y es
preciso recalcar que la justificación desaparece cuando el agredido haya
provocado al agresor. En segundo lugar, el estado de necesidad se basa en que el
sujeto se encuentra ante una auténtica encrucijada: o bien debe sufrir (él u otra
persona) una lesión en sus bienes jurídicos o bien se plantea un conflicto entre el
deber genérico de no cometer el delito y algún deber específico que el
ordenamiento jurídico le imponga; también se requiere que este estado sea real y
inminente y no como algo futuro y posible. Y finalmente, el ánimo dirigido a salvar
esa situación. La doctrina también señala que este estado de necesidad debe
cumplir con las siguientes condiciones, que el mal causado no sean mayor del que
se trate de evitar, que la situación de necesidad no haya sido provocada
intencionadamente por el sujeto y que el necesitado no tenga por su oficio o cargo,
obligación de sacrificarse. En tercer lugar, actuar en cumplimiento de un deber o el
ejercicio legítimo de un cargo esta basado primordialmente en el ejercicio de
2
Cfr. BERDUGO Y OTROS 1996: 179
3
Cfr. MUÑOZ Y OTROS 2004: 309
alguna profesión (funcionarios públicos, periodistas, miembros de las fuerzas
armadas, etc.) Por ejemplo, las FFAA está autorizada para ejercer violencia sobre
los particulares en caso de guerra o terrorismo, y el caso también de un abogado
en ejercicio de su profesión no tiene mas remedio en muchos casos que ofender a
acusados, testigos e incluso a compañeros, cumpliendo con su cometido de
defender los intereses de su cliente. 4 Finalmente, al referirnos al consentimiento,
nos encontramos ante una causa de justificación muy cuestionada por las
legislaciones penales, ya que para que esta causa pueda actuar como exigente de
alguna conducta antijurídica deben presentarse los siguientes requisitos: la
facultad reconocida por el ordenamiento jurídico a una persona para disponer
válidamente de determinados bienes jurídicos propios, esta facultad es
cuestionable de determinados bienes jurídicos como la vida; capacidad para
disponer, es decir la exigencia de facultades intelectuales para comprender el
alcance y significación de sus actos por parte de quien consiente; también, la
ausencia de vicios, como cualquier vicio de la voluntad que invalida el
consentimiento; y finalmente, el consentimiento ha de ser dado antes de la
comisión del hecho y ha de ser conocido por quien actúa a su amparo. 5 Esta
causa de justificación esta prevista en nuestro C. Penal en el Art. 20 inc 10, lo que
significa que nuestro ordenamiento jurídico esta reconociendo validamente tal
supuesto, y cualquier persona podría disponer válidamente de algún bien jurídico,
cumpliéndose así los requisitos que la doctrina penal mayoritaria establece para
configurarse válidamente esta causa de justificación.

Finalmente, el elemento de culpabilidad tiene mucho que ver con las finalidades
de la presente investigación, ya que este punto se encuentra relacionado la
incapacidad de las personas que cometen algún hecho delictivo, y obviamente
aquí entraría a tallar lo siguiente: ¿qué pasaría, si el acto delictivo es cometido por
algún menor de edad? ¿Cuáles son sus consecuencias? y ¿qué garantías pueden
tener dichos menores ante estas situaciones?. Estas preguntas serán
desarrolladas en el punto 2 de nuestra investigación, donde definiremos a fondo el
tema de la incapacidad, basándonos en doctrina civil, y concordando el elemento
de culpabilidad del delito en este punto, ya que esta muy ligado para determinar
las consecuencias punibles si un incapaz, en este caso un menor d edad, comete
algún hecho punible. Pero, por ahora daremos algunos conceptos preliminares
sobre la culpabilidad la cual nos servirá de base para un mejor desarrollo del punto
2 de nuestra investigación, en donde plantearemos y analizaremos las preguntas
señaladas anteriormente.

La culpabilidad como tercer elemento del delito, esta relacionado a que se den en
una persona una serie de requisitos sin los cuales no se podría hablar de
culpabilidad. En ese sentido, se presenta los siguientes elementos: la
imputabilidad capacidad de culpabilidad, lo cual no implica aquellos supuestos que
se refieren a la madurez psíquica y a la capacidad del sujeto para motivarse(edad,
enfermedad mental, etc.), es evidente que si no se tienen las facultades psíquicas
suficientes para poder ser motivado racionalmente, no puede haber culpabilidad;
4
Cfr. BERDUGO Y OTROS 1996: 187-197
5
Cfr. MUÑOZ Y OTROS 2004: 345-346
como segundo elemento esta el conocimiento de la antijuricidad del hecho
cometido, es decir que la norma penal sólo puede motivar al individuo en la
medida que este pueda conocer, a grandes rasgos, el contenido de las
prohibiciones, por ejemplo si el sujeto no sabe que su hacer esta prohibido, no
tendrá ninguna razón para abstenerse de su realización, además la norma no le
motiva y su infracción si bien es típica y antijurídica, no puede atribuírsele a título
de culpabilidad; otro elemento es la exigibilidad de un comportamiento distinto, lo
que significa que el Derecho no puede exigir comportamientos heroicos, ya que
toda norma jurídica tiene un ámbito de exigencia, fuera del cual no puede exigirse
responsabilidad alguna, y si la obediencia de la norma pone al sujeto fuera de los
límites de la exigibilidad, faltará ese elemento y, con él, la culpabilidad. 6

Como hemos visto, la culpabilidad exige que el sujeto tenga facultades psíquicas y
físicas mínimas para poder ser motivados en sus actos por los mandatos
normativos, Pero que pasaría si la conducta típica y antijurídica es realizada por
un menor de edad, o por un enfermo mental, que prácticamente son personas
incapaces. Si se diese estas situaciones no pueden ser declarados culpables y no
podrán ser responsables de sus actos, por mas que sean típicos y antijurídicos 7.
Pero este tema lo volveremos a desarrollar en nuestro punto 2 de la presenta
investigación, como se señalo párrafos anteriores, desarrollando más a fondo este
elemento del delito, concordándolo con doctrina civil para analizar el tema de la
incapacidad y finalmente llegar a las consecuencias jurídicas que trae la comisión
de un delito por un menor de edad.

Para cerrar con este primer punto, queremos dejar en claro que los elementos,
conjuntamente con el concepto y las excepciones que eximen de responsabilidad
penal (causas de justificación), también son aplicables de forma obligatoria a los
delitos cometidos por los menores de edad, y como señalamos párrafos
anteriores, el Estado protege en cierta forma a estos menores que están en
conflicto con la justicia, por el simple hecho de tener esta condición.

2. REGULACIÓN LEGAL DE LOS DELITOS COMETIDOS POR MENORES


EDAD

Una vez desarrollados algunos conceptos preliminares de Derecho Penal, que


guarda una relación con nuestro tema, vamos ahora a desarrollar como nuestro
ordenamiento jurídico regula los delitos cometidos por los menores de edad. Como
sabemos la regulación de los actos delictivos cometidas por estos últimos tienen
una distinta legislación a la que comúnmente regula nuestro Código Penal, es
decir si los menores de edad cometen algún acto delictivo no serán sancionados
con la misma rigidez que señala el Código Penal, mas bien gozarán de algunas
garantías por tener la condición de ser personas incapaces. Este marco al cual
estamos señalando es el actual Código de Niños y Adolescentes y también la
Convención sobre los Derechos del Niño ratificada por el Perú el 4 de agosto de
1990. A continuación empezaremos a desarrollar el marco en que se desenvuelve
6
Cfr. MUÑOZ Y OTROS 2004: 360-361
7
Cfr. MUÑOZ Y OTROS 2004: 365
la administración de justicia cuando los menores de edad tienen conflicto con la
misma, no antes queriendo desarrollar algunos conceptos preliminares de derecho
penal y civil que nos ayudarán a entender más a fondo el tema que estamos
desarrollando. Por ello, este punto lo dividiremos en 3 sub títulos, los cuales son el
tema de la incapacidad y sus vínculos con el derecho penal y responsabilidad civil,
la regulación legal cuando el menor de edad ya se encuentra en conflicto con la
justicia, y por último las garantías que prevé el Código de Niños y Adolescentes
(C.N.A)

2.1 Análisis del concepto de incapacidad y la relación con el derecho penal y


responsabilidad civil

Antes de empezar con el análisis de este sub-tema, queremos solamente aclarar


que el tema de incapacidad abarca una serie de puntos en materia civil y penal, y
es por ello, que hemos querido tocar también, de manera particular, como se
relaciona la incapacidad del sujeto con el tema de las reparaciones civiles. Solo
daremos el análisis de los supuestos de hecho en este punto, ya que más
adelante tocaremos las consecuencias civiles (reparaciones civiles) que trae la
comisión de algún delito o por responsabilidad extracontractual. Sin más
preámbulo empezaremos el desarrollo del presente sub-tema.

En primer lugar, son consideradas personas capaces las que hayan alcanzado la
mayoría de edad, que según nuestra legislación es a partir de los 18 años de
edad, que implica que la persona tiene plena capacidad de ejercicio de sus
derechos civiles, ello en virtud al Art. 42 del C.C. Ejemplo de derechos civiles,
serían la celebración de contratos, de poder celebrar matrimonio, etc.; ello en
cuanto a sus derechos civiles, pero que pasaría si la persona con mayoría de edad
comete algún delito, definitivamente sería procesado y sancionado penalmente, ya
que nuestro ordenamiento considera que a partir de los 18 años hacia delante, los
sujetos ya tienen las aptitudes necesarias para conocer lo previsto en las normas y
además pueden discernir entre las conductas prohibidas o no por la ley. Sin
embargo, nuestro Código Civil prevé también a quienes se les considera
incapaces, para ello el propio Código divide los supuestos de incapacidad:
incapacidad absoluta de ejercicio y la incapacidad relativa de ejercicio. Por ello el
Art. 43 señala que son absolutamente incapaces:

1.- Los menores de dieciséis años, salvo para aquellos actos


determinados por la ley (..)

Nuestro Código señala también que son incapaces absolutos los privados de
discernimiento (persona que no puede manifestar su voluntad), y los sordomudos,
los ciego sordos y los ciego mudos que no pueden expresar su voluntad, pero
para fines del presente trabajo solo nos ocuparemos de analizar el primer
supuesto del art, 43

Como podemos observar, nuestro Código Civil implícitamente nos esta indicando
que una forma de incapacidad es que las personas no hayan cumplido con la
mayoría de edad, es decir que sean menores de edad. Asimismo, Juan Espinoza -
citando a Koslov- con respecto a la capacidad de los sujetos, afirma que las
personas cuya capacidad no es plena, se agrupan de la siguiente forma: menores
de por debajo de los 6 años, menores entre los 6 y 14 años y menores entre los 14
y 18 años. En oposición a esta incapacidad (no plena) es decir que los menores
de estos intervalos de edades aún no tienen discernimiento y ejercicio pleno de
sus derechos, esta el concepto de capacidad activa plena que es equivalente al de
la denominada capacidad de ejercicio, así como el de la capacidad pasiva y a la
capacidad de goce8, claro ejemplo de ello, son las personas que han cumplido la
mayoría de edad, es decir 18 años.

Con lo anterior se ha querido analizar uno de los primeros supuestos de la


incapacidad absoluta, lo cual esta referido a que la persona, menor de edad, no
goza de las capacidades plenas de ejercicio y por tales motivos es considerada
así por nuestro Código Civil. Sin embargo, queremos afirmar que el no poseer
capacidad ejercicio no restringe el goce de sus derechos, como por ejemplo, un
niño de 4 años que demanda a su padre por alimentos, teniendo a su madre como
representante del niño, ejercitando así indirectamente el ejercicio de su derecho.

Por otro lado, nuestro Código Civil establece el otro tipo de incapacidad, que es la
relativa, en virtud del Art. 44, inc 1, lo cual establece lo siguiente:

“Son relativamente incapaces:

1.- Los mayores de 16 y menores 18 años de edad (..)”

Existen otros supuestos de incapacidad absoluta que señala el mismo artículo que
son los siguientes: los retardados mentales, los que adolecen de deterioro mental
que les impide expresar su libre voluntad, los pródigos, los que incurren en mala
gestión, los ebrios habituales, los toxicómanos y los que sufren pena que lleva
anexa la interdicción civil. Sin embargo, para fines de nuestro trabajo solo
analizaremos el primer inciso del artículo.
Este primer inciso, tiene como fundamento que la limitación de la responsabilidad
por razones de edad “reside en la insuficiente madurez del sujeto que según
milenaria experiencia presenta el ser humano desde que adquiere uso de razón
hasta por el paulatino desarrollo de la aptitud intelectual obtiene un aceptable
conocimiento de la vida de relación. Cuando esto ha llegado ya es factible dar a la
persona normal con la plena capacidad civil la posibilidad que encare a riesgo
suyo todas las vicisitudes de la vida”9.

Nuevamente el Código, considera a los menores de edad (mayores de 16 y


menores de 18 años de edad), como personas con una incapacidad relativa, ya
que no cumplen con cierto grado de madurez y por la inexperiencia en cuanto a
sus vivencias cotidianas. Asimismo, se puede agregar que en este intervalo de
edad el menor de edad, también esta en la capacidad de poder discernir si una
8
Cfr. VIDAL Y OTROS 2003: 292
9
Cfr. VIDAL Y OTROS 2003: 296
conducta esta prohibida por la ley o no, por ejemplo el saber que matar a otro esta
prohibido por ley. Pero, nuestra norma civil, considera que para celebrar actos
jurídicos u ejercitar otros derechos previstos en este tipo de normas, estos
menores de edad ( menores que 18 y mayores de 16 años) requieren de
representación de sus padres o apoderados.

Con lo anterior hemos tratado de analizar como nuestro C.C regula el tema de la
incapacidad para fines de ejercitar de algún derecho, y que nos ha servido de
ayuda para contextualizar nuestro trabajo, y que la formativa civil en este punto
guarda relación de como el derecho penal desarrolla el tema de incapacidad
(menores de edad) en el caso de la culpabilidad en el delito, que habíamos dejado
desarrollado de manera preliminar en el punto 1 y que ahora lo desarrollaremos
mas a fondo.

En cuanto a la culpabilidad, existe el caso en que el sujeto que comete el hecho


típico y antijurídico pueda encontrarse exento de responsabilidad penal, debido a
que la persona carezca de madurez suficiente o por padecer trastornos mentales,
generándose así lo que en doctrina penal se conoce como supuestos de
inimputablidad. Claro ejemplo de ello, es el delito cometido por una persona menor
de edad (incapaz relativo o absoluto), y que nuestro Código Penal, en materia de
inimputabilidad, señala lo siguiente:

“Art. 20.-Inimputabilidad:
Esta exento de responsabilidad penal:
(...) 2. El menor de 18 años (...)”

Con esta norma nuestra legislación penal considera que los menores de edad -
incapaces relativo como absoluto- de ninguna manera pueden ser condenados
penalmente con la rigidez que el Código Penal prevé para los delitos. Sin
embargo, el legislador ha considerado que la irresponsabilidad penal no es una
irresponsabilidad absoluta, puesto que el menor de 18 años puede ser
responsable del delito cometido, en cuanto esta disposición se rige por lo
dispuesto en el Libro Cuarto, Titulo II, Capitulo 3 del Código del Niño y
Adolescentes..

2.1 Consecuencias jurídicas de los delitos cometidos por menores de edad:


proceso, sanciones

En primer lugar, para que un sujeto pueda ser procesado penalmente por la
comisión de un delito, su conducta ilícita deberá estar prevista en una norma
jurídica. Esta a su vez esta compuesta por 3 elementos, los cuales son: supuesto,
nexo y la consecuencia. Por ejemplo: si un sujeto A dispara a otro para robarle,
sería penalmente responsable de sus actos, ya que esta conducta esta tipificada
en nuestro Código Penal como un delito de homicidio, que expresamente
establece que “el que mata a otro será reprimido con pena privativa de la libertad
(...) “. Con este pequeño ejemplo, nos damos cuenta la funcionalidad de la norma
penal al restringir dicha conducta, es decir si el individuo realiza el acto (el hecho
de la norma), tendría como consecuencia una sanción punitiva (consecuencia de
la norma) y obviamente el nexo esta determinado por la obligatoriedad de la pena
(cuando nos referimos a la palabra “será”)Con este marco preliminar hemos
querido demostrar la función de la norma, en este caso penal, para así determinar
cuando nos encontramos ante una conducta que puede ser sancionada. Entonces,
si un menor de edad realiza una conducta prohibida por la norma tendría las
consecuencias establecidas por esta.

Si bien es cierto que los menores de edad pueden estar implicados en algún delito
que establece el Código Penal, ello no le quita la garantía de que por tener tal
condición sean procesados de otra forma. Por ello, su marco legal, para llevar a
cabo un proceso penal y sancionar estas conductas delictivas, esta regido por el
Código de Niños y Adolescentes (C.N.A)

Este Código en su Art. 183 prevé lo siguiente

Definición.- Se considera adolescente infractor a aquel cuya


responsabilidad ha sido determinada como autor o partícipe de un
hecho punible tipificado como delito o falta en la ley penal.

Dicha norma, obviamente nos aclara que menor de edad, salvo lo dispuesto en el
artículo 184, que tenga conflicto con la justicia en materia penal por algunos
delitos tipificados en el Código Penal será considerado como un infractor de la ley
penal. Este es en el caso de que el autor o participe del delito sea un adolescente
de la ley penal, lo cual implicaría un proceso con reglas de este Código, sin
embargo que pasaría si el infractor es un niño (menor de 12 años), la respuesta la
encontramos en el artículo 184 el cual prevé lo siguiente:

“Medidas.- El niño menor de doce años que infrinja la ley penal será
pasible de medidas de protección previstas en el presente Código”.

Dicho precepto nos señala imperativamente que el niño infractor va a tener una
protección legal distinta al de un adolescente, ya que tener esa condición física y
psicológica impide a establecer medidas tan restrictivas frente a estos. Para ello,
los niños solo tendrán formas de protección establecidas en el siguiente artículo
del C.N.A:

Artículo 242º.- Protección.- Al niño que comete infracción a la ley penal le


corresponde las medidas de protección. El juez especializado podrá aplicar
cualquiera de las siguientes medidas:

a) El cuidado en el propio hogar, para lo cual se orientará a los padres o


responsables para el cumplimiento de sus obligaciones, contando con
apoyo y seguimiento temporal por Instituciones de Defensa;
b) Participación en un programa oficial o comunitario de Defensa con
atención educativa, de salud y social;

c) Incorporación a una familia sustituta o colocación familiar; y

d) Atención Integral en un establecimiento de protección especial.

Como hemos podido apreciar, el proceso penal que establece este Código
solamente es destinado para los adolescentes infractores, y no para niños. A
continuación detallaremos como es el proceso para los adolescentes infractores,
sin antes afirmar que las garantías del proceso y las medidas de protección, si
bien están vinculadas a este tema, por cuestiones de orden serán tratadas en el
punto 3 de la investigación.

2.1.1 Procedimiento del adolescente infractor

El proceso para el adolescente infractor consta de 3 etapas:

2.1.1.1 Etapa policial

Frente a la comisión de un delito la policía podrá detener al adolescente infractor


mediante un mandato judicial o en flagrante delito, más no podrá realizar
investigaciones, esto sobre la base del Art., 2 inc f de la Constitución Política del
Perú, y el artículo 200 del C.N.A. Por otro lado, cabe destacar que la policía
deberá realizar un breve informe sobre el acto delictivo, para dar conocimiento al
fiscal y al juez de turno, en un plazo de 24 horas. Asimismo, en el caso de que la
infracción cometida por el adolescente no haya sido tan grave, la policía deberá
entregar la custodia de este a sus padres, en vez de remitirlo a la fiscalía, puesto
que lo contrario sería un abuso de autoridad ( Art. 201 C.N.A). 10

Una vez que la policía haya realizado el informe detallando el acto delictivo, este
será remitido inmediatamente al fiscal, lo que implica la culminación de la etapa
policial.

2.1.1.2 Etapa fiscal

En esta etapa el fiscal se encarga de determinar si el hecho delictivo se encuentra


dentro del supuesto de la norma, y si el adolescente es responsable del acto
cometido, para ello deberá evaluar los indicios, salvo en el caso de flagrante delito.
Asimismo, el fiscal deberá determinar si existen causas que puedan eximir o
atenuar la responsabilidad del adolescente o si se encuentran dentro de los
supuestos de inimputabilidad anteriormente desarrollados. También el fiscal, por

10
Cfr. RENTERIA 1998: 114
ser titular de la acción penal, deberá realizar la investigación desde la policía
evitando demoras en el proceso. Por otro lado, en esta etapa, el fiscal puede
realizar una remisión que consiste en apartarse del proceso, antes que este se
inicie por no encontrar indicios suficientes acerca del hecho delictivo; la aceptación
de la remisión no implica el reconocimiento de la infracción ni genera
antecedentes. 11

Finalmente, esta etapa culmina con la aceptación por parte del juez, de la
denuncia hecha por el fiscal. Esta aceptación será manifestada mediante una
resolución motivada declarando promovida la acción y dispondrá que se tome la
declaración del adolescente en presencia de su abogado y del Fiscal
determinando su condición procesal, que puede ser: la entrega a sus padres o
responsables o el internamiento preventivo, ello en virtud del Art. 208 del C.N.A

2.1.1.3 Etapa judicial

En esta etapa el juez deberá evaluar y actuar las pruebas ofrecidas por el
Ministerio Público y las pedidas. Asimismo, el juez deberá realizar una audiencia
donde se cuenta con un abogado defensor que formulara los alegatos del
adolescente para esta manera garantizar el derecho de defensa de este.
Asimismo, el juez deberá tomar en cuenta los alegatos del adolescente; además el
juez deberá cautelar los derechos del adolescentes hasta antes de la sentencia, a
fin de lograr el propósito de la reinserción social; debiendo cumplir con los
términos procesales de 50 y 70 días. Y deberá garantizar que sus resoluciones
expedidas no causen daño o agravio al adolescente. Es por ello, que sus
resoluciones deberán ser motivadas en virtud del Art. 139 inc 5 de la Constitución
Política del Perú12

2.1.2 Sanciones

En principio las sanciones emitidas por el juez, deberán ser motivadas mediante
una sentencia, conteniendo los supuestos de hecho y de derecho, ya que el Art.
216 prevé estos aspectos:

Contenido.- La sentencia establecerá:

a) La exposición de los hechos;


b) Los fundamentos de derecho que considere adecuados a la
calificación del acto infractor;
c) La medida socio-educativa que se imponga; y
d) La reparación civil.

Estos requisitos obligatoriamente deberán contener la sentencia para hacerla


válida jurídicamente, y evitar un daño grave al adolescente. Estas sanciones o

11
Cfr. RENTERIA 1998: 115-116
12
Cfr. RENTERIA 1998: 116
medidas socio educativas como lo considera el C.N.A, tienen por finalidad la
rehabilitación del adolescente infractor(Art. 229 del C.N.A. Las cuales se dividen
de la siguiente forma, según los artículos 231 al 235 del C.N.A:

- Amonestación: La Amonestación consiste en la recriminación al adolescente y a


sus padres o responsables.

- Prestación de servicios a la comunidad: La Prestación de Servicios a la


Comunidad consiste en la realización de tareas acordes a la aptitud del
adolescente sin perjudicar su salud, escolaridad ni trabajo, por un período máximo
de seis meses; supervisados por personal técnico de la Gerencia de Operaciones
de Centros Juveniles del Poder Judicial en coordinación con los Gobiernos
Locales.

- Libertad asistida: La Libertad Asistida consiste en la designación por la Gerencia


de Operaciones de Centros Juveniles del Poder Judicial de un tutor para la
orientación, supervisión y promoción del adolescente y su familia, debiendo
presentar informes periódicos. Esta medida se aplicará por el término máximo de
ocho meses.

- Libertad restringida: La Libertad Restringida consiste en la asistencia y


participación diaria y obligatoria del adolescente en el Servicio de Orientación al
Adolescente a cargo de la Gerencia de Operaciones de Centros Juveniles del
Poder Judicial, a fin de sujetarse al Programa de Libertad Restringida, tendente a
su orientación, educación y reinserción. Se aplica por un término máximo de doce
meses.

- Internación en establecimiento para tratamiento: La internación es una


medida privativa de libertad. Se aplicará como último recurso por el período
mínimo necesario, el cual no excederá de tres años.

Para darse esta sanción o medidas socio-educativa debe cumplirse con los
siguientes requisitos, establecidos en el Art. 236 del C.N.A:

a) Se trate de un acto infractor doloso, que se encuentre tipificado en el Código


Penal y cuya pena sea mayor de cuatro años;
b) Por reiteración en la perpetración de otras infracciones graves; y
c) Por incumplimiento injustificado y reiterado de la medida socio-educativa
impuesta.

Por otro lado, es de suma importancia tomar en cuenta en este punto, las
sanciones emitidas en el caso de que el adolescente se encuentre involucrado en
lo que se conoce en el C.N.A como pandillaje pernicioso, que implica un grupo de
adolescentes mayores de 12 (doce) años y menores de 18 (dieciocho) años de
edad que se reúnen y actúan para agredir a terceras personas, lesionar la
integridad física o atentar contra la vida de las personas, dañar bienes públicos o
privados u ocasionar desmanes que alteren el orden interno (Art. 193 C.N.A) Las
sanciones establecidas en el C.N.A son las siguientes:

- El adolescente que, integrando una pandilla perniciosa, lesione la integridad


física de las personas, cometa violación de menores de edad o dañe los bienes
públicos o privados, utilizando armas de fuego, armas blancas, material
inflamable, explosivos u objetos contundentes, o bajo la influencia de bebidas
alcohólicas o drogas, se le aplicará la medida socio-educativa de internación no
mayor de 3 (tres) años. (Art. 194 del C.N.A)

- Si la infracción es agravada, es decir si el adolescente con su conducta causara


la muerte o se infringieran lesiones graves, la medida socio-educativa de
internación será no menor de tres ni mayor de seis años para el autor, autor
mediato o coautor del hecho. (Art. 195 el C.N.A)

- Si el adolescente pertenece a una pandilla perniciosa en condición de cabecilla,


líder o jefe, se le aplicará la medida socio-educativa de internación no menor de
dos ni mayor de cuatro años. (Art 196 C.N.A)

Cabe destacar que si el adolescente que durante el cumplimiento de la medida


socio-educativa de internación alcance la mayoría de edad será trasladado a
ambientes especiales de un establecimiento penitenciario primario a cargo del
Instituto Nacional Penitenciario para culminar el tratamiento (Art. 197 del
C.N.A)Con respecto al tema de la reparación civil generada por esta conducta el
art 198 del C.N.A establece que los padres, tutores, apoderados o quienes ejerzan
la custodia de los adolescentes que sean pasibles de las medidas que establecen
los supuestos anteriores serán responsables solidarios por los daños y perjuicios
ocasionados. Lo que implicaría reparar el daño causado por el adolescente
infractor, a la victima de pandillaje.

Con lo anterior culminaríamos con las sanciones de carácter penal. Pero como lo
prometido es deuda, tocaremos el tema responsabilidad civil extracontracual de
forma adicional, ya que existen daños cuya gravedad no sería considerada como
tal para iniciar un proceso de tipo penal, y entonces las victimas podrían tomar la
vía civil para reclamar alguna indemnización. Por ello los artículos 1975, 1976 del
Código Civil establecen que las personas incapaces con discernimiento o sin
discernimiento (en este caso menor de edad) responden por los daños causados
por dolo o culpa, conjuntamente con su representante (padre, o tutor) de forma
solidaria. Cabe resaltar que poco importa si nos encontramos ante una
incapacidad relativa o absoluta del menor, pues lo que importa para determinar si
ha habido responsabilidad o no es el discernimiento, ya que no importa cual sea la
edad del menor, por ejemplo: de 17, 15, 10 o 5 años; si tiene discernimiento tendrá
responsabilidad conjuntamente con su representante. 13

13
Cfr. DE TRAZEGNIES 1995: 439
Asimismo, es importante destacar la responsabilidad de los representantes, ya
que son estos los encargados de cuidar y proteger a los menores. Por ello, si un
menor de edad cometiese algún daño extracontracual, el encargado de cuidarlo
estaría en la obligación de reparar los daños, siempre y cuando el incapaz haya
actuado con discernimiento o no, ya que si el incapaz actuó con discernimiento el
representante respondería de manera solidaria con el incapaz (Art. 1975), pero si
el daño del incapaz es actuado sin discernimiento, solo responderá el
representante (Art. 1976) Esta lógica de que el representante responda
directamente por los daños, esta sobre la base de lo que en doctrina se conoce
como culpa in vigilando, que implica que si el representante no prestó la vigilancia
necesaria al menor de edad durante la comisión del daño este definitivamente
será responsable, convirtiéndolo también en autor del daño. Cabe destacar que el
apoderado o padre del menor debe obrar de una manera diligente para cuidar al
menor de edad, es decir mediante el estándar del hombre diligente, ya que si no
es así podría configurarse un supuesto de negligencia. Asimismo, si el padre o
tutor actuó con la diligencia ordinaria de vigilar al menor de edad, pero este último,
a pesar de la vigilancia del primero, comete de todas maneras algún daño, el
padre o tutor responderá igual; recalcando que la indemnización en ese sentido
será determinada a criterio razonable del juez que evaluará el caso. 14

Como idea final el tema de indemnizaciones civiles básicamente trata de reparar el


daño de forma inmediata, para así evitarnos un posible proceso penal para
reclamar, aparte del hecho delictivo, una indemnización que posiblemente pueda
ser mínima para la víctima, y además indicar procesos penales por daños
menores que podrían generar daño al menor.

3. MEDIDAS DE PROTECCIÓN Y GARANTIAS JUDICIALES AL MENOR DE


EDAD EN CONFLICTO CON LA JUSTICIA

En este último punto de nuestra investigación solo trataremos las medidas de


protección y garantías judiciales para el caso de un adolescente infractor,
excluyendo en este caso al niño, ya que sus medidas de protección fueron
señaladas párrafos anteriores, mencionándose que este no puede ser procesado y
ni mucho menos sancionado, por el simple hecho de tener una condición física y
psicológica precoz. Así el Estado genera una protección directa al niño.

En ese sentido, nuestro Estado en caso que el adolescente se encuentre en


conflicto con la justicia, establece medidas de protección y garantías a través de la
legislación de la materia, el cual es en este caso, el Código de Niños y
Adolescentes. Así estas medidas de protección sirven al adolescente cuando está
en conflicto con la justicia tiene; además, promueve una ayuda social y una
reinserción social del menor infractor.

14
Cfr. DE TRAZEGNIES 1995: 445
En primer lugar, nuestro CNA al regular el procedimiento a un adolescente
infractor de la ley penal, establece una serie de garantías judiciales, y medidas de
ayuda al adolescente para reinsertarlo a la sociedad para llevar a cabo un proceso
sin arbitrariedades que puedan causar un daño grave al menor. Las cuales serán
enumeradas de la siguiente forma:

3.1 Garantías judiciales al adolescente infractor

3.1.1 Respecto al fomento de su sentido de dignidad y valor:

En este caso el representante del M. Público efectúa visitas a diversos


hogares y centros tutelares, a fin de tener contacto directo con los adolescentes,
ya sea como procesados o sentenciados con medida socio-educativa, y se verifica
el cumplimiento de sus derechos consagrados en el C.N.A. Además, otro aspecto
en este punto es el trato adecuado que debe recibir el adolescente en todo
momento por el representante del M. Público, dado que este debe garantizar que
el menor reciba un buen trato en las delegaciones policiales y juzgadas, así como
también en las diligencias fiscales y judiciales. 15

3.1.2 Principio de legalidad:

En nuestro país únicamente pueden ser procesados por infracciones,


aquellos adolescentes respecto de quienes hay indicios de responsabilidad penal,
previamente determinado por la Ley penal. Además, este principio no se aplica
respecto al tipo sino también en cuanto a los sujetos, únicamente los que han
alcanzado los 12 años, y son pasibles de ser sometidos a un proceso. Mientras
que para los niños (menores de 12 años) no son aplicable los tipos penales, y
llevarlos a proceso, mas bien le son aplicables otras medidas que anteriormente
comentamos. Es importante también, recalcar la labor del Ministerio Publico, el
cual en todo el proceso, desde la intervención policial y en el transcurso del
proceso penal, garantiza el cumplimiento de este principio. 16

3.1.3 Presunción de inocencia:

El adolescente, también, es tratado bajo la presunción de inocencia en tanto


no se determine por los procedimientos regulares su responsabilidad por algún
delito. Dicho principio se encuentra también consagrado en nuestra Constitución,
cuya finalidad es garantizar un debido proceso para el adolescente y evitar daños
que atenten contra su integridad física y moral.

La presunción de inocencia se exige en cuatro momentos del proceso: en la


detención e intervención policial, en la puesta a disposición de la Fiscalía, en las
actuaciones judiciales y en el internamiento de los procesados. 17

15
RENTERÍA1998: 104-105
16
RENTERIA 1998: 106
17
RENTERIA 1998: 107
3.1.4 Comunicación de los cargos sin demora y que la causa sea dirimida sin
demora:

Los cargos son informados al adolescente desde su retención en la Policía,


así como en las otras etapas. Lo que se busca con esta garantía es que los
procesos deben ser dirimidos sin demora, logrando el M. P que se ponga a
disposición de la fiscalía a todo adolescente detenido, y que su situación jurídica
se determine en la Fiscalía de manera inmediata, procediendo el fiscal a formular
la denuncia, aplicar la remisión, o archivar la investigación, y además evaluando si
existe algún eximente de responsabilidad. 18En pocas palabras, lo que se trata es
que las autoridades encargadas de llevar a cabo el proceso cumplan los plazos
procesales, para evitar, como ya dijimos, un daño al adolescente.

3.1.5 De la revisión de la Resolución Judicial

Esta garantía, se desenvuelve en lo que conocemos como el derecho de


doble instancia, que implica que la resolución judicial pueda ser apelada para así
ser revisada por el órgano superior. El C.N.A no es ajeno a ello y prevé la revisión
de las resoluciones judiciales por las que se determina la realización de los hechos
y la responsabilidad en los mismos de los adolescentes procesados. Dicha
revisión se efectúa como ya mencionamos por la interposición del recurso de
apelación (Art. 219 C.N.A), el mismo que incluso puede ser interpuesto por el
propio adolescente o por su abogado defensor. 19

3.1.6 No-privación de Libertad Ilegal, Arbitrariamente (Art. 185 C.N.A)

El Ministerio Publico garantiza este derecho en la intervención en sus


Fiscales Provinciales Penales como en la de sus Fiscales de Familia. En el caso
de fiscales penales por cuanto en las delegaciones Policiales existe un equipo de
Fiscales que garantiza que ninguna persona sea detenida sin comunicar a la
autoridad pertinente. Por su parte, el fiscal de familia, en una comisaría cuida que
ningún adolescente o niño sea retenido sin motivo justo, y existiendo éste por un
plazo no mayor de 24 horas, habiendo precisado a las autoridades policiales que
el adolescente debe ser informado de los cargos y de la presunción de inocencia. 20

Por otro lado, el adolescente puede impugnar la orden que lo ha privado de


su libertad e interponer una Acción de Habeas Corpus (Art. 186 C.N.A), siempre y
cuando dicha orden sea ilegal, es decir que la persona que lo interpuso no sea un
juez o que no haya sido motivada adecuadamente. Asimismo, podrá ejercitar
dicha acción cuando haya sido detenido de manera arbitraria por la policía, como
por ejemplo haberlo detenido sin encontrarlo cometiendo algún delito; ya que
nuestra propia Constitución prevé como derecho de la persona que esta no puede
ser privada de su libertad, siempre y cuando exista un mandato judicial motivado
por un juez o en flagrante delito. Por ello, es importante determinar cuando nos
18
RENTERIA 1998: 107-108
19
Cfr. RENTERIA 1998: 108
20
Cfr. RENTERIA 1998: 108-109
encontramos ante una detención arbitraria, para poder ejercer dicha acción
judicial.

3.1.7 Derecho a Mantener Contacto con su familia y de Asistencia Jurídica

Al adolescente se le garantiza, el derecho a mantener contacto con su


familia, habiéndose dispuesto en la práctica que las visitas sean 2 veces por
semana. Dicho derecho es elemental para la recuperación y reintegración social
del mismo. Por otro lado, el M.P defiende la legalidad y los derechos del
adolescente, para ello se debe constatar que a lo largo de todo el proceso, el
adolescente cuente con la intervención de un abogado defensor; y además
garantizar que el adolescente tenga derecho de comunicarse con su abogado. 21

3.2 Medidas de Protección al adolescente infractor

Las medidas de protección que consagra el C.N.A básicamente tienen la finalidad


de la rehabilitación, la reinserción social del menor. Por otro lado, el menor
también gozará de beneficios durante su internamiento en un Centro para
Menores, que les servirá de ayuda para cumplir las 2 finalidades anteriores.

En cuanto a la rehabilitación, consagrada en el Art. 191 del C.N.A prevé lo


siguiente:

Artículo 191º.- Rehabilitación.- El Sistema de Justicia del


adolescente infractor se orienta a su rehabilitación y a encaminarlo a
su bienestar. La medida tomada al respecto no sólo deberá basarse
en el examen de la gravedad del hecho sino también en las
circunstancias personales que lo rodean.

Básicamente este artículo trata de darnos a conocer que la forma de proteger a un


adolescente que haya cometido algún delito es brindándole una rehabilitación
adecuada con la finalidad de lograr un bienestar para el mismo. Asimismo, la
medida socio educativa que le será impuesto, para lograr una mejora en el
adolescente, sea proporcional al hecho cometido y brindarle una seria de
beneficios durante su internamiento para que a futuro logre recuperarse
psicológicamente.
Por otro lado, en esta misma línea de análisis, el Poder Judicial conjuntamente
con el M. P deberán garantizar que el adolescente goce de evaluaciones
psicológicas y físicas, durante su internamiento y también durante el proceso. 22

21
Cfr. RENTERIA 1998: 109-110
22
Cfr. RENTERIA 1998: 110
En cuanto a la reintegración social del adolescente lo que se busca, es que las
mediadas socio-educativas impuestas sean las más pertinentes para cumplir con
la adecuada reeducación del menor. La reeducación del menor -para lograr su
reinserción a la sociedad- es mediante una serie de beneficios durante su
internamiento en su Centro para Menores. Para ello, nuestro C.N.A en su Art. 240
prevé los siguientes derechos para el adolescente, para lograr su reinserción
social, rehabilitación y cumplimento de ciertas garantías judiciales inherentes a él.
Artículo 240º.- Derechos.- Durante la internación el
adolescente tiene derecho a:
a) Un trato digno;
b) Ocupar establecimientos que satisfagan las exigencias de
higiene y estén adecuados a sus necesidades;
c) Recibir educación y formación profesional o técnica;
d) Realizar actividades recreativas;
e) Profesar su religión;
f) Recibir atención médica;
g) Realizar un trabajo remunerado que complemente la
instrucción impartida;
h) Tener contacto con su familia por medio de visitas, dos veces
a la semana, o por teléfono;
i) Comunicarse en forma reservada con su abogado y a solicitar
entrevista con el Fiscal y Juez;
j) Tener acceso a la información de los medios de comunicación
social;
k) Recibir, cuando sean externados los documentos personales
necesarios para su desenvolvimiento en la sociedad;
l) A impugnar las medidas disciplinarias adoptadas por las
autoridades de la institución.
Estos derechos no excluyen otros que les pudiera favorecer.

Es preciso recalcar que el adolescente puede gozar del beneficio de semilibertad


como señala el Art. 241 del C.N.A el cual prevé:

El adolescente que haya cumplido con las dos terceras partes de la


medida de internación, podrá solicitar la semilibertad para concurrir al
trabajo o al centro educativo fuera del Centro Juvenil, como un paso
previo a su externamiento. Esta medida se aplicará por un término
máximo de doce meses.

Lo que se quiera con el beneficio de la semilibertad del adolescente, según este


artículo, es lograr, de forma paulatina, que el adolescente se reinserte a la
sociedad, y así rehabilitarlo física y psicológicamente; lo cual es una medida que el
Estado debe promover para cada adolescente que ha mostrado durante su
internamiento algún tipo de recuperación psicológica; obviamente no todos pueden
gozar de dicho beneficio, creemos que es conveniente que las autoridades
encargadas de otorgar esta medida analicen caso por caso los avances que van
teniendo los menores durante su internamiento: y así lograr otorgar dicha medida,
que creemos es la mejor forma de una mejora social y educacional para el
adolescente infractor.

Finalmente, solo queremos dar como comentario adicional a esta parte de nuestra
investigación que actualmente la reeducación de los adolescentes en Centros para
Menores, no se están cumpliendo a cabalidad, ya que las condiciones en las que
se trata de otorgar las mediadas socio educativas no son las necesarias. Creemos
que a futuro tanto el Poder Judicial como los Organismos competentes en materia
de protección al niño y adolescente, logren fomentar y exigir el cumplimiento de
los distintos derechos que el C.N..A; además, que dichas entidades estatales de
manera conjunta, velen por garantizar la protección del niño y adolescente en
conflicto con la justicia. Solo con un trabajo coordinado y eficaz de las entidades
del Estado encarga de estos temas, podrá verse mejoras y avances en la
Administración de Justicia para Menores, que hace falta en el Perú.
BIBLIOGRAFÍA:

MUÑOZ Francisco, GARCÍA Mercedes


2004 Derecho Penal
Tirant lo Blanch: Valencia

BERDUGO Y OTROS
1996 Lecciones de Derecho Penal-Parte General
Barcelona: Editorial Praxis

RENTERÍA, Margarita
1998 Administración de Justicia y la Convención de las Naciones Unidas sobre
los Derechos del Niño
Lima:

VIDAL, Fernando y otros


2003 Código Civil Comentado
Lima: Gaceta Jurídica

DE TRAZEGNIES, Fernando
1995 Responsabilidad Civil Extracontractual
Lima: PUCP

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