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Comúnmente, nos encontramos que estos actos delictivos son generados, por
organizaciones criminales, delincuentes altamente peligrosos. Pero no solamente,
estos actos son realizados por dichas organizaciones o por personas altamente
peligrosas, ya que los distintos medios de comunicación nos muestra una realidad
distinta, porque personas que aún no cumplen la mayoría de edad, cometen actos
delictivos que atentan contra la sociedad. Ello implica, que la inseguridad en
nuestra ciudad y en el interior del país aumenta debido a que existe mayor
comisión de delitos, es decir, no solamente por organizaciones y personas
peligrosas, como se señalo líneas anteriores, sino también por menores de edad.
En primer lugar, no todos los actos cometidos por una persona son considerados
ilícitos que dañen bienes jurídicos y que esto traería como consecuencia una
sanción. Para ello, trataremos de definir que es un delito.
“Es toda conducta que el legislador sanciona con una pena (..) por actuar fuera del
ámbito de lo jurídico”( MUÑOZ Y OTROS 2004: 41)
Esta definición nos demuestra que el delito se puede dividir en estos 3 principales
elementos, para así determinar si realmente nos encontramos ante un acto
delictivo. El mismo autor define estos tres elementos que define la palabra delito:
la conducta típica esta referida a que el delito se proyecta sobre la base del
principio de legalidad, es decir que esta conducta considerada ilícita se encuentre
prevista en la ley; asimismo, al referirnos a la exigencia de antijuricidad, implica
que el hecho producido es contrario a Derecho, injusto o ilícito, a excepción de
que esta conducta se realice bajo condiciones que la justifiquen (legítima defensa,
por ejemplo); y por último al referirnos al término culpable, se requiere que el
sujeto haya obrado en pleno uso de sus facultades mentales (pudiéndose recurrir
en caso contrario a las medidas de seguridad). 1
Con estas definiciones previas, podemos concluir con una breve definición de
delito, la cual nos parece la mas adecuada para entender esta complicada
definición que la doctrina penal tanto desarrolla:
1
Cfr. BERDUGO Y OTROS 1996: 105
Entonces, con esta definición podemos afirmar que para que una conducta
humana sea considerada delictiva necesariamente debe configurarse estos 3
elementos que desarrollan al delito. Es decir, que la conducta que sea considera
delictiva se encuentre prevista en la legislación penal, por ejemplo, si una persona
debe una determinada cantidad de dinero a otra, este deudor no podría ser
mandado a cumplir una sanción penal, ya que su conducta propiamente sería de
incumplimiento contractual y no una conducta que nuestra legislación considere
penada, es decir que no podría ir a prisión por no pagar la deuda, ya que nuestra
actual legislación no lo considera así, sin embargo, si se da el supuesto
anteriormente señalado nos encontraríamos ante una violación al principio de
legalidad que se basa este primer elemento.
Finalmente, el elemento de culpabilidad tiene mucho que ver con las finalidades
de la presente investigación, ya que este punto se encuentra relacionado la
incapacidad de las personas que cometen algún hecho delictivo, y obviamente
aquí entraría a tallar lo siguiente: ¿qué pasaría, si el acto delictivo es cometido por
algún menor de edad? ¿Cuáles son sus consecuencias? y ¿qué garantías pueden
tener dichos menores ante estas situaciones?. Estas preguntas serán
desarrolladas en el punto 2 de nuestra investigación, donde definiremos a fondo el
tema de la incapacidad, basándonos en doctrina civil, y concordando el elemento
de culpabilidad del delito en este punto, ya que esta muy ligado para determinar
las consecuencias punibles si un incapaz, en este caso un menor d edad, comete
algún hecho punible. Pero, por ahora daremos algunos conceptos preliminares
sobre la culpabilidad la cual nos servirá de base para un mejor desarrollo del punto
2 de nuestra investigación, en donde plantearemos y analizaremos las preguntas
señaladas anteriormente.
La culpabilidad como tercer elemento del delito, esta relacionado a que se den en
una persona una serie de requisitos sin los cuales no se podría hablar de
culpabilidad. En ese sentido, se presenta los siguientes elementos: la
imputabilidad capacidad de culpabilidad, lo cual no implica aquellos supuestos que
se refieren a la madurez psíquica y a la capacidad del sujeto para motivarse(edad,
enfermedad mental, etc.), es evidente que si no se tienen las facultades psíquicas
suficientes para poder ser motivado racionalmente, no puede haber culpabilidad;
4
Cfr. BERDUGO Y OTROS 1996: 187-197
5
Cfr. MUÑOZ Y OTROS 2004: 345-346
como segundo elemento esta el conocimiento de la antijuricidad del hecho
cometido, es decir que la norma penal sólo puede motivar al individuo en la
medida que este pueda conocer, a grandes rasgos, el contenido de las
prohibiciones, por ejemplo si el sujeto no sabe que su hacer esta prohibido, no
tendrá ninguna razón para abstenerse de su realización, además la norma no le
motiva y su infracción si bien es típica y antijurídica, no puede atribuírsele a título
de culpabilidad; otro elemento es la exigibilidad de un comportamiento distinto, lo
que significa que el Derecho no puede exigir comportamientos heroicos, ya que
toda norma jurídica tiene un ámbito de exigencia, fuera del cual no puede exigirse
responsabilidad alguna, y si la obediencia de la norma pone al sujeto fuera de los
límites de la exigibilidad, faltará ese elemento y, con él, la culpabilidad. 6
Como hemos visto, la culpabilidad exige que el sujeto tenga facultades psíquicas y
físicas mínimas para poder ser motivados en sus actos por los mandatos
normativos, Pero que pasaría si la conducta típica y antijurídica es realizada por
un menor de edad, o por un enfermo mental, que prácticamente son personas
incapaces. Si se diese estas situaciones no pueden ser declarados culpables y no
podrán ser responsables de sus actos, por mas que sean típicos y antijurídicos 7.
Pero este tema lo volveremos a desarrollar en nuestro punto 2 de la presenta
investigación, como se señalo párrafos anteriores, desarrollando más a fondo este
elemento del delito, concordándolo con doctrina civil para analizar el tema de la
incapacidad y finalmente llegar a las consecuencias jurídicas que trae la comisión
de un delito por un menor de edad.
Para cerrar con este primer punto, queremos dejar en claro que los elementos,
conjuntamente con el concepto y las excepciones que eximen de responsabilidad
penal (causas de justificación), también son aplicables de forma obligatoria a los
delitos cometidos por los menores de edad, y como señalamos párrafos
anteriores, el Estado protege en cierta forma a estos menores que están en
conflicto con la justicia, por el simple hecho de tener esta condición.
En primer lugar, son consideradas personas capaces las que hayan alcanzado la
mayoría de edad, que según nuestra legislación es a partir de los 18 años de
edad, que implica que la persona tiene plena capacidad de ejercicio de sus
derechos civiles, ello en virtud al Art. 42 del C.C. Ejemplo de derechos civiles,
serían la celebración de contratos, de poder celebrar matrimonio, etc.; ello en
cuanto a sus derechos civiles, pero que pasaría si la persona con mayoría de edad
comete algún delito, definitivamente sería procesado y sancionado penalmente, ya
que nuestro ordenamiento considera que a partir de los 18 años hacia delante, los
sujetos ya tienen las aptitudes necesarias para conocer lo previsto en las normas y
además pueden discernir entre las conductas prohibidas o no por la ley. Sin
embargo, nuestro Código Civil prevé también a quienes se les considera
incapaces, para ello el propio Código divide los supuestos de incapacidad:
incapacidad absoluta de ejercicio y la incapacidad relativa de ejercicio. Por ello el
Art. 43 señala que son absolutamente incapaces:
Nuestro Código señala también que son incapaces absolutos los privados de
discernimiento (persona que no puede manifestar su voluntad), y los sordomudos,
los ciego sordos y los ciego mudos que no pueden expresar su voluntad, pero
para fines del presente trabajo solo nos ocuparemos de analizar el primer
supuesto del art, 43
Como podemos observar, nuestro Código Civil implícitamente nos esta indicando
que una forma de incapacidad es que las personas no hayan cumplido con la
mayoría de edad, es decir que sean menores de edad. Asimismo, Juan Espinoza -
citando a Koslov- con respecto a la capacidad de los sujetos, afirma que las
personas cuya capacidad no es plena, se agrupan de la siguiente forma: menores
de por debajo de los 6 años, menores entre los 6 y 14 años y menores entre los 14
y 18 años. En oposición a esta incapacidad (no plena) es decir que los menores
de estos intervalos de edades aún no tienen discernimiento y ejercicio pleno de
sus derechos, esta el concepto de capacidad activa plena que es equivalente al de
la denominada capacidad de ejercicio, así como el de la capacidad pasiva y a la
capacidad de goce8, claro ejemplo de ello, son las personas que han cumplido la
mayoría de edad, es decir 18 años.
Por otro lado, nuestro Código Civil establece el otro tipo de incapacidad, que es la
relativa, en virtud del Art. 44, inc 1, lo cual establece lo siguiente:
Existen otros supuestos de incapacidad absoluta que señala el mismo artículo que
son los siguientes: los retardados mentales, los que adolecen de deterioro mental
que les impide expresar su libre voluntad, los pródigos, los que incurren en mala
gestión, los ebrios habituales, los toxicómanos y los que sufren pena que lleva
anexa la interdicción civil. Sin embargo, para fines de nuestro trabajo solo
analizaremos el primer inciso del artículo.
Este primer inciso, tiene como fundamento que la limitación de la responsabilidad
por razones de edad “reside en la insuficiente madurez del sujeto que según
milenaria experiencia presenta el ser humano desde que adquiere uso de razón
hasta por el paulatino desarrollo de la aptitud intelectual obtiene un aceptable
conocimiento de la vida de relación. Cuando esto ha llegado ya es factible dar a la
persona normal con la plena capacidad civil la posibilidad que encare a riesgo
suyo todas las vicisitudes de la vida”9.
Con lo anterior hemos tratado de analizar como nuestro C.C regula el tema de la
incapacidad para fines de ejercitar de algún derecho, y que nos ha servido de
ayuda para contextualizar nuestro trabajo, y que la formativa civil en este punto
guarda relación de como el derecho penal desarrolla el tema de incapacidad
(menores de edad) en el caso de la culpabilidad en el delito, que habíamos dejado
desarrollado de manera preliminar en el punto 1 y que ahora lo desarrollaremos
mas a fondo.
“Art. 20.-Inimputabilidad:
Esta exento de responsabilidad penal:
(...) 2. El menor de 18 años (...)”
Con esta norma nuestra legislación penal considera que los menores de edad -
incapaces relativo como absoluto- de ninguna manera pueden ser condenados
penalmente con la rigidez que el Código Penal prevé para los delitos. Sin
embargo, el legislador ha considerado que la irresponsabilidad penal no es una
irresponsabilidad absoluta, puesto que el menor de 18 años puede ser
responsable del delito cometido, en cuanto esta disposición se rige por lo
dispuesto en el Libro Cuarto, Titulo II, Capitulo 3 del Código del Niño y
Adolescentes..
En primer lugar, para que un sujeto pueda ser procesado penalmente por la
comisión de un delito, su conducta ilícita deberá estar prevista en una norma
jurídica. Esta a su vez esta compuesta por 3 elementos, los cuales son: supuesto,
nexo y la consecuencia. Por ejemplo: si un sujeto A dispara a otro para robarle,
sería penalmente responsable de sus actos, ya que esta conducta esta tipificada
en nuestro Código Penal como un delito de homicidio, que expresamente
establece que “el que mata a otro será reprimido con pena privativa de la libertad
(...) “. Con este pequeño ejemplo, nos damos cuenta la funcionalidad de la norma
penal al restringir dicha conducta, es decir si el individuo realiza el acto (el hecho
de la norma), tendría como consecuencia una sanción punitiva (consecuencia de
la norma) y obviamente el nexo esta determinado por la obligatoriedad de la pena
(cuando nos referimos a la palabra “será”)Con este marco preliminar hemos
querido demostrar la función de la norma, en este caso penal, para así determinar
cuando nos encontramos ante una conducta que puede ser sancionada. Entonces,
si un menor de edad realiza una conducta prohibida por la norma tendría las
consecuencias establecidas por esta.
Si bien es cierto que los menores de edad pueden estar implicados en algún delito
que establece el Código Penal, ello no le quita la garantía de que por tener tal
condición sean procesados de otra forma. Por ello, su marco legal, para llevar a
cabo un proceso penal y sancionar estas conductas delictivas, esta regido por el
Código de Niños y Adolescentes (C.N.A)
Dicha norma, obviamente nos aclara que menor de edad, salvo lo dispuesto en el
artículo 184, que tenga conflicto con la justicia en materia penal por algunos
delitos tipificados en el Código Penal será considerado como un infractor de la ley
penal. Este es en el caso de que el autor o participe del delito sea un adolescente
de la ley penal, lo cual implicaría un proceso con reglas de este Código, sin
embargo que pasaría si el infractor es un niño (menor de 12 años), la respuesta la
encontramos en el artículo 184 el cual prevé lo siguiente:
“Medidas.- El niño menor de doce años que infrinja la ley penal será
pasible de medidas de protección previstas en el presente Código”.
Dicho precepto nos señala imperativamente que el niño infractor va a tener una
protección legal distinta al de un adolescente, ya que tener esa condición física y
psicológica impide a establecer medidas tan restrictivas frente a estos. Para ello,
los niños solo tendrán formas de protección establecidas en el siguiente artículo
del C.N.A:
Como hemos podido apreciar, el proceso penal que establece este Código
solamente es destinado para los adolescentes infractores, y no para niños. A
continuación detallaremos como es el proceso para los adolescentes infractores,
sin antes afirmar que las garantías del proceso y las medidas de protección, si
bien están vinculadas a este tema, por cuestiones de orden serán tratadas en el
punto 3 de la investigación.
Una vez que la policía haya realizado el informe detallando el acto delictivo, este
será remitido inmediatamente al fiscal, lo que implica la culminación de la etapa
policial.
10
Cfr. RENTERIA 1998: 114
ser titular de la acción penal, deberá realizar la investigación desde la policía
evitando demoras en el proceso. Por otro lado, en esta etapa, el fiscal puede
realizar una remisión que consiste en apartarse del proceso, antes que este se
inicie por no encontrar indicios suficientes acerca del hecho delictivo; la aceptación
de la remisión no implica el reconocimiento de la infracción ni genera
antecedentes. 11
Finalmente, esta etapa culmina con la aceptación por parte del juez, de la
denuncia hecha por el fiscal. Esta aceptación será manifestada mediante una
resolución motivada declarando promovida la acción y dispondrá que se tome la
declaración del adolescente en presencia de su abogado y del Fiscal
determinando su condición procesal, que puede ser: la entrega a sus padres o
responsables o el internamiento preventivo, ello en virtud del Art. 208 del C.N.A
En esta etapa el juez deberá evaluar y actuar las pruebas ofrecidas por el
Ministerio Público y las pedidas. Asimismo, el juez deberá realizar una audiencia
donde se cuenta con un abogado defensor que formulara los alegatos del
adolescente para esta manera garantizar el derecho de defensa de este.
Asimismo, el juez deberá tomar en cuenta los alegatos del adolescente; además el
juez deberá cautelar los derechos del adolescentes hasta antes de la sentencia, a
fin de lograr el propósito de la reinserción social; debiendo cumplir con los
términos procesales de 50 y 70 días. Y deberá garantizar que sus resoluciones
expedidas no causen daño o agravio al adolescente. Es por ello, que sus
resoluciones deberán ser motivadas en virtud del Art. 139 inc 5 de la Constitución
Política del Perú12
2.1.2 Sanciones
En principio las sanciones emitidas por el juez, deberán ser motivadas mediante
una sentencia, conteniendo los supuestos de hecho y de derecho, ya que el Art.
216 prevé estos aspectos:
11
Cfr. RENTERIA 1998: 115-116
12
Cfr. RENTERIA 1998: 116
medidas socio educativas como lo considera el C.N.A, tienen por finalidad la
rehabilitación del adolescente infractor(Art. 229 del C.N.A. Las cuales se dividen
de la siguiente forma, según los artículos 231 al 235 del C.N.A:
Para darse esta sanción o medidas socio-educativa debe cumplirse con los
siguientes requisitos, establecidos en el Art. 236 del C.N.A:
Por otro lado, es de suma importancia tomar en cuenta en este punto, las
sanciones emitidas en el caso de que el adolescente se encuentre involucrado en
lo que se conoce en el C.N.A como pandillaje pernicioso, que implica un grupo de
adolescentes mayores de 12 (doce) años y menores de 18 (dieciocho) años de
edad que se reúnen y actúan para agredir a terceras personas, lesionar la
integridad física o atentar contra la vida de las personas, dañar bienes públicos o
privados u ocasionar desmanes que alteren el orden interno (Art. 193 C.N.A) Las
sanciones establecidas en el C.N.A son las siguientes:
Con lo anterior culminaríamos con las sanciones de carácter penal. Pero como lo
prometido es deuda, tocaremos el tema responsabilidad civil extracontracual de
forma adicional, ya que existen daños cuya gravedad no sería considerada como
tal para iniciar un proceso de tipo penal, y entonces las victimas podrían tomar la
vía civil para reclamar alguna indemnización. Por ello los artículos 1975, 1976 del
Código Civil establecen que las personas incapaces con discernimiento o sin
discernimiento (en este caso menor de edad) responden por los daños causados
por dolo o culpa, conjuntamente con su representante (padre, o tutor) de forma
solidaria. Cabe resaltar que poco importa si nos encontramos ante una
incapacidad relativa o absoluta del menor, pues lo que importa para determinar si
ha habido responsabilidad o no es el discernimiento, ya que no importa cual sea la
edad del menor, por ejemplo: de 17, 15, 10 o 5 años; si tiene discernimiento tendrá
responsabilidad conjuntamente con su representante. 13
13
Cfr. DE TRAZEGNIES 1995: 439
Asimismo, es importante destacar la responsabilidad de los representantes, ya
que son estos los encargados de cuidar y proteger a los menores. Por ello, si un
menor de edad cometiese algún daño extracontracual, el encargado de cuidarlo
estaría en la obligación de reparar los daños, siempre y cuando el incapaz haya
actuado con discernimiento o no, ya que si el incapaz actuó con discernimiento el
representante respondería de manera solidaria con el incapaz (Art. 1975), pero si
el daño del incapaz es actuado sin discernimiento, solo responderá el
representante (Art. 1976) Esta lógica de que el representante responda
directamente por los daños, esta sobre la base de lo que en doctrina se conoce
como culpa in vigilando, que implica que si el representante no prestó la vigilancia
necesaria al menor de edad durante la comisión del daño este definitivamente
será responsable, convirtiéndolo también en autor del daño. Cabe destacar que el
apoderado o padre del menor debe obrar de una manera diligente para cuidar al
menor de edad, es decir mediante el estándar del hombre diligente, ya que si no
es así podría configurarse un supuesto de negligencia. Asimismo, si el padre o
tutor actuó con la diligencia ordinaria de vigilar al menor de edad, pero este último,
a pesar de la vigilancia del primero, comete de todas maneras algún daño, el
padre o tutor responderá igual; recalcando que la indemnización en ese sentido
será determinada a criterio razonable del juez que evaluará el caso. 14
14
Cfr. DE TRAZEGNIES 1995: 445
En primer lugar, nuestro CNA al regular el procedimiento a un adolescente
infractor de la ley penal, establece una serie de garantías judiciales, y medidas de
ayuda al adolescente para reinsertarlo a la sociedad para llevar a cabo un proceso
sin arbitrariedades que puedan causar un daño grave al menor. Las cuales serán
enumeradas de la siguiente forma:
15
RENTERÍA1998: 104-105
16
RENTERIA 1998: 106
17
RENTERIA 1998: 107
3.1.4 Comunicación de los cargos sin demora y que la causa sea dirimida sin
demora:
21
Cfr. RENTERIA 1998: 109-110
22
Cfr. RENTERIA 1998: 110
En cuanto a la reintegración social del adolescente lo que se busca, es que las
mediadas socio-educativas impuestas sean las más pertinentes para cumplir con
la adecuada reeducación del menor. La reeducación del menor -para lograr su
reinserción a la sociedad- es mediante una serie de beneficios durante su
internamiento en su Centro para Menores. Para ello, nuestro C.N.A en su Art. 240
prevé los siguientes derechos para el adolescente, para lograr su reinserción
social, rehabilitación y cumplimento de ciertas garantías judiciales inherentes a él.
Artículo 240º.- Derechos.- Durante la internación el
adolescente tiene derecho a:
a) Un trato digno;
b) Ocupar establecimientos que satisfagan las exigencias de
higiene y estén adecuados a sus necesidades;
c) Recibir educación y formación profesional o técnica;
d) Realizar actividades recreativas;
e) Profesar su religión;
f) Recibir atención médica;
g) Realizar un trabajo remunerado que complemente la
instrucción impartida;
h) Tener contacto con su familia por medio de visitas, dos veces
a la semana, o por teléfono;
i) Comunicarse en forma reservada con su abogado y a solicitar
entrevista con el Fiscal y Juez;
j) Tener acceso a la información de los medios de comunicación
social;
k) Recibir, cuando sean externados los documentos personales
necesarios para su desenvolvimiento en la sociedad;
l) A impugnar las medidas disciplinarias adoptadas por las
autoridades de la institución.
Estos derechos no excluyen otros que les pudiera favorecer.
Finalmente, solo queremos dar como comentario adicional a esta parte de nuestra
investigación que actualmente la reeducación de los adolescentes en Centros para
Menores, no se están cumpliendo a cabalidad, ya que las condiciones en las que
se trata de otorgar las mediadas socio educativas no son las necesarias. Creemos
que a futuro tanto el Poder Judicial como los Organismos competentes en materia
de protección al niño y adolescente, logren fomentar y exigir el cumplimiento de
los distintos derechos que el C.N..A; además, que dichas entidades estatales de
manera conjunta, velen por garantizar la protección del niño y adolescente en
conflicto con la justicia. Solo con un trabajo coordinado y eficaz de las entidades
del Estado encarga de estos temas, podrá verse mejoras y avances en la
Administración de Justicia para Menores, que hace falta en el Perú.
BIBLIOGRAFÍA:
BERDUGO Y OTROS
1996 Lecciones de Derecho Penal-Parte General
Barcelona: Editorial Praxis
RENTERÍA, Margarita
1998 Administración de Justicia y la Convención de las Naciones Unidas sobre
los Derechos del Niño
Lima:
DE TRAZEGNIES, Fernando
1995 Responsabilidad Civil Extracontractual
Lima: PUCP