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Ya hemos visto que para cada delito se establece una determinada pena. No obstante, se han
regulado asimismo en nuestro Código Penal una serie de circunstancias que, cuando concurren en la
ejecución del delito, pueden suponer una de las siguientes consecuencias:
- Aumento o disminución de la pena en función del delito cometido. En este caso, hablamos de la
circunstancia mixta de parentesco, que según los casos puede agravar o atenuar la pena impuesta.
Circunstancias eximentes.
Se regulan en los artículos 19 y 20 del Código Penal y anulan la responsabilidad penal del sujeto
que ejecuta la conducta típica. Son las siguientes:
- Minoría de edad. Los menores de edad no son responsables criminalmente con arreglo al Código
Penal, sino de acuerdo a lo establecido en la Ley Orgánica de responsabilidad penal de los menores.
- Que el sujeto tenga una anomalía o alteración psíquica que no le permita comprender la ilicitud
del hecho o actuar conforme a esa comprensión. Si se trata de un trastorno mental transitorio
provocado con el propósito de cometer el delito no se le eximirá de la pena que le corresponde.
- Sufrir alteraciones en la percepción desde el nacimiento o desde la infancia, teniendo por ello
alterada gravemente la conciencia de la realidad.
- Legítima defensa. Obrar en defensa de la persona o derechos propios o ajenos, siempre que
concurran los requisitos siguientes:
1. Agresión ilegítima. En caso de defensa de los bienes se reputará agresión ilegítima el ataque a los
mismos que constituya delito y los ponga en grave peligro de deterioro o pérdida inminentes. En
caso de defensa de la morada o sus dependencias, se reputará agresión ilegítima la entrada indebida
en aquélla o éstas.
- Estado de necesidad. Para evitar un mal propio o ajeno se lesiona un bien jurídico de otra persona
o se infringe un deber. Requisitos:
Circunstancias atenuantes.
Se regulan en el artículo 21 del Código Penal y disminuyen la pena a imponer al sujeto activo de un
delito. Son las siguientes:
- Las circunstancias eximentes, cuando no concurrieren todos los requisitos necesarios para eximir
de responsabilidad en sus respectivos casos. (por ejemplo, si en la legítima defensa la agresión
sufrida hubiera sido provocada)
- Obrar por causas o estímulos tan poderosos que hayan producido arrebato, obcecación u otro
estado pasional de entidad semejante.
- Confesar la infracción a las autoridades, antes de conocer que el procedimiento se dirige contra él.
- Reparar el daño ocasionado a la víctima, o disminuir sus efectos, en cualquier momento del
procedimiento y con anterioridad a la celebración del acto del juicio oral.
El Código Penal establece un último supuesto de atenuante abierto, por lo que el Juez podrá atenuar
la pena a imponer cuando aprecie circunstancias que puedan ser análogas a las expresamente
indicadas.
Circunstancias agravantes.
Su regulación viene dada por el artículo 22 del Código Penal y la concurrencia de las mismas
supone un aumento de la pena a imponer en el caso concreto. Son las siguientes:
- Alevosía. Consiste en emplear en la ejecución de delitos contra las personas medios, modos o
formas que tiendan directa o especialmente a asegurarla, sin el riesgo que para su persona pudiera
proceder de la defensa por parte del ofendido.
- Ejecutar el hecho mediante disfraz, con abuso de superioridad o aprovechando las circunstancias
de lugar, tiempo o auxilio de otras personas que debiliten la defensa del ofendido o faciliten la
impunidad del delincuente.
- Ejecutar el hecho mediante precio, recompensa o promesa (Ejemplo: imaginemos el caso de un
sicario al que le encargar matar a una persona. Pues bien, al existir un precio pactado para la
ejecución del delito, la pena aplicable resultaría mayor como consecuencia de esta agravante).
- Cometer el delito por motivos racistas, antisemitas u otra clase de discriminación referente a la
ideología, religión o creencias de la víctima, la etnia, raza o nación a la que pertenezca, su sexo,
orientación o identidad sexual, razones de género, la enfermedad que padezca o su discapacidad.
- Prevalerse del carácter público que tenga el culpable. Se trata de hacer uso de ese carácter público
para cometer el delito.
- Ser reincidente. Hay reincidencia cuando, al delinquir, el culpable haya sido condenado
ejecutoriamente por un delito comprendido en el mismo título del Código Penal, siempre que sea de
la misma naturaleza.
El artículo 22 enumera las circunstancias agravantes de forma taxativa y no abierta (como ocurre en
el caso de las atenuantes), por lo que la pena aplicable no podrá agravarse si no concurre una de las
circunstancias anteriores.
Por último, el artículo 23 del Código Penal recoge la circunstancia mixta de parentesco, que se
aplica cuando el agraviado sea cónyuge o persona que esté o haya estado ligada de forma estable
por análoga relación de afectividad, ascendiente, descendiente o hermano por naturaleza o
adopción del ofensor o de su cónyuge o conviviente.
Esta circunstancia puede atenuar o agravar la responsabilidad, según la naturaleza, los motivos y los
efectos del delito. Suele actuar como agravante cuando se trata de delitos contra las personas y
como atenuante en delitos contra la propiedad (Ejemplo: así, no es lo mismo robar el coche a un
hermano (atenuante), que agredir a un padre (agravante)).