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Grupo 6.
Integrantes:
Pregunta 8.
Pregunta 9.
(…)
INTRODUCCIÓN
Si bien se entiende que el estado colombiano se ha configurado desde el año 1991 como un
estado social y democrático, este se ha trazado unos fines y unos principios; de tal manera
que como estado soberano y potestativo, se autodirige, desarrolla entonces lo necesario para
que en el desenvolvimiento de sus ramas públicas se vele por la observancia de dichos fines,
de dichos intereses estatales. Por tal es que el estado desarrolla un derecho penal orientado al
fomento y protección a los fines esenciales de su modelo de estado. Este derecho penal se
basa en criterios propios de sistemas democráticos donde se vela por la dignidad humana en
esencia, y si se enmarca principalmente en la dignidad humana este tendrá en cuenta
elementos de la naturaleza del humano y que por actos de preservación (con cierta mirada
contractualista) eventualmente este lleve a cabo conductas que pueden estar denotadas como
punibles pero por el entendido de que se dan ante condiciones que hacen emanar esa
condición meramente humana en estado totalmente natural, es ahí que el derecho penal hace
unos enfoque no enfatizado en el ideal de la comisión sino en las prerrogativas que
condicionaron a que se diera la comisión por no haber otra salida inminente que el afectar un
bien jurídico en pro de asegurar, mantener, restablecer uno de igual o mayor importancia,
entendiendo esa importancia no meramente de intereses subjetivos sino desde el ámbito de
importancia ante la dignidad personal.
(…)
Diferencia entre obrar bajo una insuperable coacción ajena y obrar impulsado por miedo
insuperable.
De ahí que si el sujeto activo de la conducta punible obra por voluntad propia y consciente,
no puede invocar esta causal eximente de responsabilidad, toda vez que la conducta no fue
realizada como consecuencia del miedo al mal que lo amenazaba.
1
Corte suprema de Justicia Rad. 21457 CASACIÓN. 7 marzo 2007 Magistrado Ponente. JORGE LUIS QUINTERO
MILANÉS, Recuperado el 01 octubre 2019, www.nuevalegislacion.com › files › susc › cdj › juri
Recuérdese que el miedo, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
es la “perturbación angustiosa de ánimo por un riesgo o daño real o imaginario…”.
a) Miedo a los fenómenos naturales. Este tiene su génesis en las inundaciones, naufragios,
terremotos, huracanes, etc., provocados por la furia natural, que en determinados eventos
llevan a la persona a un estado de sugestión patológica. Es instintivo y surge
espontáneamente, sin control de nuestra voluntad.
b) Miedo a la conducta ajena. Es un miedo provocado por la conducta injusta de otra persona
que nos infiere o amenaza con hacernos un mal. Por ello, para predicar dicho estado
emocional es necesario que la persona de quien tememos el mal, esté en la posibilidad de
causarlo.
c) Miedo social. Está referido a todas aquellas situaciones en que el miedo proviene de la
absoluta inseguridad social y de la falta de recursos para la subsistencia. Por ejemplo, la
inseguridad de la vida, la carencia de medios necesarios para la subsistencia, techo,
alimentación, trabajo, etc.
3. El miedo angustioso. En este lapso el miedo no está sujeto a control de la voluntad, esto
es, a los frenos inhibitorios que posee todo ser humano; de ahí que se generen una serie de
impulsos en forma caótica.
4. Fase del pánico. Como lo anota el doctrinante en precedencia citado, en esta fase, “’la
dirección automática de la conducta es característica de relieve; la conducta, sujeta a control
de la corteza cerebral, desaparece y en su lugar tiene pleno curso el comportamiento instintivo
reflejo regido por los centros encefálicos inferiores, surgen crisis de movimiento reflejo, y
la fuerza muscular se aumenta, como la cólera. El miedo se confunde aquí con la agresividad
incontrolada, en la cual el individuo no conscientiza bien la realidad objetiva y, a pesar de
estar en fase de miedo, obra contra éste; por ello un individuo sumamente asustado puede
realizar los actos más temerarios. En el pánico es frecuente la desbandada, la huída loca o la
agresión; bajo esta influencia el individuo suele suicidarse lanzándose de balcones o por
precipicios ante la inminencia del mal, atropellar a quien se interponga ante un incendio,
terremoto, etc.”.
Como lo ha destacado la doctrina la insuperable coacción ajena tiene aplicación más que todo
en las dos fases anteriores, en virtud de que en dicho estado emotivo el sujeto realiza una
acción de preferencia con el fin de evitar el daño que se le pueda acarrear.
5. La fase del terror. En esta etapa el miedo anula al individuo en cuanto a su personalidad
física y síquica. Dicho de otra manera. “el individuo no solo ha perdido la sensibilidad sino
toda su intelección de sí mismo y del mundo objetivo; hay inmovilidad, se pierde la voz, se
nubla la visión, inclusive no siente ni el dolor físico, prácticamente la vida síquica está
suspendida, y puede llegar hasta el desmayo o inconsciencia absoluta, y hasta la propia
muerte por síncope cardiaco. Hay desde luego absoluta amnesia, puesto que la senso-
percepción se suspendió y apenas si mantienen las funciones neuro-vegetativas más
primarias, circulación, respiración. En estos casos no es posible hablar de exculpación, ni de
insuperable coacción, por cuanto hay ausencia de acto y, obviamente, falta así el fundamento
natural de todo delito”
Recuérdese que el miedo a que se hace referencia en la insuperable coacción ajena es aquel
que sufre el individuo por actos de terceras personas que lo logra afectar síquicamente sin
excluir la voluntariedad de la acción, pero sí lo priva de la normalidad necesaria para poder
atribuir responsabilidad penal, por estar fuera de dominio el control de la situación,
haciendo que tal emoción supere la exigencia de soportar males y peligros.
Ahora bien, la Ley 599 de 2000 consagró como causal de ausencia de responsabilidad la de
obrar “impulsado por miedo insuperable”, que como lo destaca la Delegada, de acuerdo con
la exposición de motivos al proyecto que presentó la Fiscalía General de la Nación, “tal
situación, que desde el punto de vista sicológico está muy cercana a la insuperable coacción
ajena, no queda comprendida en ésta por la exigencia de una conducta proveniente de un
tercero”.
En otras palabras, la diferencia entre obrar “bajo una insuperable coacción ajena “y obrar
“impulsado por miedo insuperable”, radica en que en la primera causal de ausencia de
responsabilidad el miedo tiene su génesis en el comportamiento arbitrario e ilegal de un
tercero patentizado en una fuerza irresistible tendiente a condicionar la voluntad del sujeto
con el fin de que realice una acción determinada; mientras que en la segunda el miedo surge
en el ánimo del hombre sin que exista coacción o intimidación, el mismo puede provenir ante
peligros reales o imaginarios o tratarse de un miedo instintivo, racional o imaginativo.