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TALLER DE TEORÍA DE LA NORMA PENAL.

MATERIA: DERECHO PENAL GENERAL


DOCENTE: LINDER LUBY ESCOBAR ARGOTY

Grupo 6.

Integrantes:

 CAMILO FERNANDO ESTRADA BURBANO


 SEGUNDO JURADO MUÑOZ
 HERNAN RICARDO PORTILLA LEYTON
 FRANCISCO JAVIER TAPIA MELO

Artículo 32 del código penal.

Pregunta 8.

Se obre bajo insuperable coacción ajena.

Pregunta 9.

Se obre impulsado por miedo insuperable

ARTICULO 32. AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD. No habrá lugar a responsabilidad penal cuando:

(…)

8. Se obre bajo insuperable coacción ajena.

9. Se obre impulsado por miedo insuperable.

INTRODUCCIÓN

Si bien se entiende que el estado colombiano se ha configurado desde el año 1991 como un
estado social y democrático, este se ha trazado unos fines y unos principios; de tal manera
que como estado soberano y potestativo, se autodirige, desarrolla entonces lo necesario para
que en el desenvolvimiento de sus ramas públicas se vele por la observancia de dichos fines,
de dichos intereses estatales. Por tal es que el estado desarrolla un derecho penal orientado al
fomento y protección a los fines esenciales de su modelo de estado. Este derecho penal se
basa en criterios propios de sistemas democráticos donde se vela por la dignidad humana en
esencia, y si se enmarca principalmente en la dignidad humana este tendrá en cuenta
elementos de la naturaleza del humano y que por actos de preservación (con cierta mirada
contractualista) eventualmente este lleve a cabo conductas que pueden estar denotadas como
punibles pero por el entendido de que se dan ante condiciones que hacen emanar esa
condición meramente humana en estado totalmente natural, es ahí que el derecho penal hace
unos enfoque no enfatizado en el ideal de la comisión sino en las prerrogativas que
condicionaron a que se diera la comisión por no haber otra salida inminente que el afectar un
bien jurídico en pro de asegurar, mantener, restablecer uno de igual o mayor importancia,
entendiendo esa importancia no meramente de intereses subjetivos sino desde el ámbito de
importancia ante la dignidad personal.

OBJETO DE LA AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD El Derecho penal se enfatiza a


desarrollar las medidas para adecuar las conductas que estando previamente establecidas
lesionen un bien jurídico y que tengan grado de culpabilidad, a una medida represiva con el
fin de justicia y prevención individual y social, para que no se infrinja la norma. Si es interés
y deber del derecho penal establecer esa sanción para quien dirija su accionar y origine la
afectación de bienes tutelados y que el estado ponderó con la protección de la ley penal como
de gran interés y respeto por aquellos; y es entonces que esto debe partir de una legalidad y
de dicha legalidad se entiende la que se debe establecer clara e inequívocamente la conducta
junto a su sanción, y así es que hablamos de la tipicidad, el tipificar la conducta debe hacer
de forma clara y específica, determinando cada elemento que hará que al momento de
someter un hecho a la norma estos encajen totalmente y luego imponer la debida
consecuencia jurídica. Pero si ese es el deber del derecho penal, aplicar la sanción a quien
vulnere un bien jurídico, se encuentran dentro las consideraciones penales ciertas eximentes
de responsabilidad habiéndose dado la debida conducta dañosa y esto en busca de establecer
una marco de justicia y respeto a la dignidad humana, que en sí es la finalidad primordial del
estado ejecutando su poder jurisdiccional. Dichas conductas que dan pie a la no
responsabilidad están sustentadas en base a que en dicha conducta no se mueve la voluntad
libremente sino que esta está condicionada por aspectos conducentes al choque de bienes
jurídicos. y es de considerar que en medida que si no hay razón a responsabilidad es entonces
debido a que hay un elemento faltante en la ecuación que constituye la esencia del delito y
su sanción. Las conductas que se originan bajo las bases que ausentan la responsabilidad
penal, por no dar cabida a sanción, no estructura los requisitos que exige el art. 9° del código
penal, ante todo se configura una atipicidad, pues si la conducta se cumple lo dispuesto o
descrito taxativamente en la norma, este no configura total cumplimiento pues todo tipo penal
estará compuesto no sólo por su descripción, sino también por cada una de las causales de
justificación al momento que este se quiera aplicar, por tal cuando se den las consideraciones
de ausencia de responsabilidad se origina una incongruencia con lo tipificado y en el mismo
entendido con la antijuricidad pues la afectación del bien jurídico se presenta ante la
conservación de otro. Otro aspecto para analizar es lo referente a los sujetos activos, en
cuanto a que no se hace referencia dentro de las causales de ausencia de responsabilidad a la
inimputabilidad, puede que el considerado inimputable no desarrolle su comportamiento con
culpabilidad, son responsables penalmente, debido pues que el estado denota un gran interés
a dar tratamiento a quien genere una amenaza latente a la sociedad, a quien demuestre tener
alcance de afectar a su entorno social; y debido al ámbito de la consciencia ante la conducta
cometida a estos se le da un trato diferenciado con medidas de seguridad, y ahi se esta
respondiendo por la conducta. Podemos interpretar el artículo 32 del código penal como un
elemento que ayuda a entender cuando hay ausencia de responsabilidad penal, cuando estas
son conductas que siendo típicas y que generan lesión o establecen algún peligro del bien
jurídico que está protegido en la ley penal, dichas conductas no configuran culpabilidad en
el entendido que son situaciones especiales que orientan a esta conducta, en la cual se
evidencia que se justifica la conducta en la que rige el principio del interés preponderante.
Estas causales excluyen la antijuricidad de la conducta penalmente típica y hacen que el acto
cometido sea legítimo por actuar bajo lo establecido en la ley, son normas permisivas. La
ausencia de responsabilidad se toma como las condiciones para que exista responsabilidad
penal según la calificación de imputables o inimputables. Dentro de este artículo se ubican
causales que no son propios de ausencia de responsabilidad sino de atenuación de pena
cuando hablamos de (error de tipo vencible o invencible).

ARTÍCULO 32: AUSENCIA DE RESPONSABILIDAD. Para que se puedan cumplir dichas


causales ausencia de responsabilidad de la conducta se deben cumplir tres requisitos
obligatoriamente, si llegara a faltar uno no se podría demostrar que se actuó bajo este
parámetro, esos requisitos son:

(…)

8. SE OBRE BAJO INSUPERABLE COACCIÓN AJENA. En el caso de coacción ajena es


entendible que se reconozca la ausencia de responsabilidad porque este sujeto vendría a ser
un medio usado para la afectación de un bien jurídico, un medio al cual le coartan su voluntad,
le condicionan su accionar por actos de fuerza.

EXTRACTO JURISPRUDENCIAL – NUEVA LEGISLACIÓN1.

Diferencia entre obrar bajo una insuperable coacción ajena y obrar impulsado por miedo
insuperable.

3. En efecto, la insuperable coacción ajena como causal de ausencia de responsabilidad


prevista por el artículo 32, numeral 8°, de la Ley 599 de 2000, (antes causal de inculpabilidad
de acuerdo con el artículo 40 del Decreto 100 de 1980), para que constituya circunstancia
eximente de responsabilidad debe consistir en un acto de violencia moral verdaderamente
irresistible generada por un tercero, que tenga por causa un hecho absolutamente ajeno a la
voluntad del agente, que lo obligue a ejecutar aquello que no quiere, sustentado en el miedo
o en el temor y la voluntad de evitarse el daño amenazado.

De ahí que si el sujeto activo de la conducta punible obra por voluntad propia y consciente,
no puede invocar esta causal eximente de responsabilidad, toda vez que la conducta no fue
realizada como consecuencia del miedo al mal que lo amenazaba.

1
Corte suprema de Justicia Rad. 21457 CASACIÓN. 7 marzo 2007 Magistrado Ponente. JORGE LUIS QUINTERO
MILANÉS, Recuperado el 01 octubre 2019, www.nuevalegislacion.com › files › susc › cdj › juri
Recuérdese que el miedo, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española,
es la “perturbación angustiosa de ánimo por un riesgo o daño real o imaginario…”.

Dicho miedo puede tener varias causas, a saber:

a) Miedo a los fenómenos naturales. Este tiene su génesis en las inundaciones, naufragios,
terremotos, huracanes, etc., provocados por la furia natural, que en determinados eventos
llevan a la persona a un estado de sugestión patológica. Es instintivo y surge
espontáneamente, sin control de nuestra voluntad.

b) Miedo a la conducta ajena. Es un miedo provocado por la conducta injusta de otra persona
que nos infiere o amenaza con hacernos un mal. Por ello, para predicar dicho estado
emocional es necesario que la persona de quien tememos el mal, esté en la posibilidad de
causarlo.

c) Miedo social. Está referido a todas aquellas situaciones en que el miedo proviene de la
absoluta inseguridad social y de la falta de recursos para la subsistencia. Por ejemplo, la
inseguridad de la vida, la carencia de medios necesarios para la subsistencia, techo,
alimentación, trabajo, etc.

Ahora bien, dicho miedo puede alcanzar determinados grados. Veamos:

1. Etapa de la desconfianza. En esta fase la desconfianza se erige en el temor de una remota


posibilidad que puede presentarse. De ahí que el individuo adopta una actitud de cautela y la
atención ante el posible daño se acrecienta al punto que no permite actuar con la decisión
deseada.

En síntesis, en este grado en el individuo surge la inseguridad ante la posibilidad de


producirse un mal.
2. Etapa de la alarma. Aquí el objeto o la razón de nuestro miedo adquiere presencia, es
decir, las circunstancias de este estado sugestivo el sujeto lucha instintiva o conscientemente
para apartar lo que genera daño. En dicha fase el individuo realiza movimientos de inquietud
e impulsos para huir, generando exaltación anímica por la inminencia de un daño y, por lo
mismo, como lo dice un doctrinante, “la elaboración del juicio pierde su claridad y la
conciencia tiende a empañarse, desconectándose parcialmente de un cúmulo de aéreas anexas
al factor fobígeno; en esta fase el individuo tiene conciencia del miedo, del objeto que lo
ocasiona, y busca desesperadamente la respuesta adecuada al momento ”.

3. El miedo angustioso. En este lapso el miedo no está sujeto a control de la voluntad, esto
es, a los frenos inhibitorios que posee todo ser humano; de ahí que se generen una serie de
impulsos en forma caótica.

4. Fase del pánico. Como lo anota el doctrinante en precedencia citado, en esta fase, “’la
dirección automática de la conducta es característica de relieve; la conducta, sujeta a control
de la corteza cerebral, desaparece y en su lugar tiene pleno curso el comportamiento instintivo
reflejo regido por los centros encefálicos inferiores, surgen crisis de movimiento reflejo, y
la fuerza muscular se aumenta, como la cólera. El miedo se confunde aquí con la agresividad
incontrolada, en la cual el individuo no conscientiza bien la realidad objetiva y, a pesar de
estar en fase de miedo, obra contra éste; por ello un individuo sumamente asustado puede
realizar los actos más temerarios. En el pánico es frecuente la desbandada, la huída loca o la
agresión; bajo esta influencia el individuo suele suicidarse lanzándose de balcones o por
precipicios ante la inminencia del mal, atropellar a quien se interponga ante un incendio,
terremoto, etc.”.

Como lo ha destacado la doctrina la insuperable coacción ajena tiene aplicación más que todo
en las dos fases anteriores, en virtud de que en dicho estado emotivo el sujeto realiza una
acción de preferencia con el fin de evitar el daño que se le pueda acarrear.

5. La fase del terror. En esta etapa el miedo anula al individuo en cuanto a su personalidad
física y síquica. Dicho de otra manera. “el individuo no solo ha perdido la sensibilidad sino
toda su intelección de sí mismo y del mundo objetivo; hay inmovilidad, se pierde la voz, se
nubla la visión, inclusive no siente ni el dolor físico, prácticamente la vida síquica está
suspendida, y puede llegar hasta el desmayo o inconsciencia absoluta, y hasta la propia
muerte por síncope cardiaco. Hay desde luego absoluta amnesia, puesto que la senso-
percepción se suspendió y apenas si mantienen las funciones neuro-vegetativas más
primarias, circulación, respiración. En estos casos no es posible hablar de exculpación, ni de
insuperable coacción, por cuanto hay ausencia de acto y, obviamente, falta así el fundamento
natural de todo delito”
Recuérdese que el miedo a que se hace referencia en la insuperable coacción ajena es aquel
que sufre el individuo por actos de terceras personas que lo logra afectar síquicamente sin
excluir la voluntariedad de la acción, pero sí lo priva de la normalidad necesaria para poder
atribuir responsabilidad penal, por estar fuera de dominio el control de la situación,
haciendo que tal emoción supere la exigencia de soportar males y peligros.

Dicho de otra manera, en el supuesto de la insuperable coacción ajena el individuo se doblega


ante la amenaza de un tercero de sufrir un mal contra bienes jurídicos propios o ajenos,
realizando un comportamiento sin que hubiese perdido consciencia del peligro y de la acción.

Ahora bien, la Ley 599 de 2000 consagró como causal de ausencia de responsabilidad la de
obrar “impulsado por miedo insuperable”, que como lo destaca la Delegada, de acuerdo con
la exposición de motivos al proyecto que presentó la Fiscalía General de la Nación, “tal
situación, que desde el punto de vista sicológico está muy cercana a la insuperable coacción
ajena, no queda comprendida en ésta por la exigencia de una conducta proveniente de un
tercero”.

En otras palabras, la diferencia entre obrar “bajo una insuperable coacción ajena “y obrar
“impulsado por miedo insuperable”, radica en que en la primera causal de ausencia de
responsabilidad el miedo tiene su génesis en el comportamiento arbitrario e ilegal de un
tercero patentizado en una fuerza irresistible tendiente a condicionar la voluntad del sujeto
con el fin de que realice una acción determinada; mientras que en la segunda el miedo surge
en el ánimo del hombre sin que exista coacción o intimidación, el mismo puede provenir ante
peligros reales o imaginarios o tratarse de un miedo instintivo, racional o imaginativo.

9. SE OBRE IMPULSADO POR MIEDO INSUPERABLE. El miedo insuperable se


encamina a ser una eximición de responsabilidad en razón de que la conducta humana es
producto de condiciones psicológicas, la mente acciona la voluntad de la persona, mueve su
intencionalidad, en la psiquis de la persona se encuentra su determinación del actuar, y en
medio de un miedo la persona se ve truncada de distinguir el bien y el mal, en una situación
así se actúa en búsqueda de una seguridad. se está en medio de actos de reacción y no de
razón y es debido a eso que no se puede pedir otra manera de obrar a la persona que por
reacción afecto bien jurídico si bien se entiende que no se es consciente de la gravedad de la
conducta.

La Ley 599 de 2000 introdujo como causal de inculpabilidad o eximente de


responsabilidad penal el obrar impulsado por miedo insuperable. Sin embargo,
esta Ley no especifica qué es el miedo, cuándo se puede hablar de un miedo
superable y cuándo es insuperable, no establece de manera clara ningún
parámetro para medir el miedo, dejándole al juez la discrecionalidad al juzgar cada
caso en concreto. En otras palabras, se trata de una categoría difusa, compleja y
difícil de establecer2.

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