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La teoría del delito se define como una acción u omisión prevista y castigada por la ley que lesiona intereses fundamentales de la sociedad. Existen tres enfoques para definir el delito: la concepción bipartita que distingue un elemento objetivo y subjetivo; la concepción tripartita que incluye la tipicidad, antijuricidad y culpabilidad; y la concepción que considera la antijuricidad como la esencia del delito. Para que exista un delito, se requiere de un sujeto activo que realice la acción
La teoría del delito se define como una acción u omisión prevista y castigada por la ley que lesiona intereses fundamentales de la sociedad. Existen tres enfoques para definir el delito: la concepción bipartita que distingue un elemento objetivo y subjetivo; la concepción tripartita que incluye la tipicidad, antijuricidad y culpabilidad; y la concepción que considera la antijuricidad como la esencia del delito. Para que exista un delito, se requiere de un sujeto activo que realice la acción
La teoría del delito se define como una acción u omisión prevista y castigada por la ley que lesiona intereses fundamentales de la sociedad. Existen tres enfoques para definir el delito: la concepción bipartita que distingue un elemento objetivo y subjetivo; la concepción tripartita que incluye la tipicidad, antijuricidad y culpabilidad; y la concepción que considera la antijuricidad como la esencia del delito. Para que exista un delito, se requiere de un sujeto activo que realice la acción
Universidad Nacional Experimental “Rómulo Gallegos”.
Decanato de Post- Grado. Aula Territorial Apure, Trimestre II. Asignatura: Derecho Penal Superior I. Participante: Yeniret Tovar, CI V-25.519.532.
LA TEORIA DEL DELITO
Inicialmente, desde el punto de vista formal, el delito puede definirse según
el artículo 1 y 61 del Código Penal, como las acciones u omisiones previstas por la ley y castigadas por ella con una pena. Por tanto, en el plano sustancial, el delito ha de entenderse como un hecho que, en sí mismo o por su forma, lesiona intereses fundamentales de la sociedad. Es por ello que, precisamente el ordenamiento penal protege tales intereses o condiciones, por tratarse del equilibrio moral de la sociedad, el cual depende de la salvaguarda de determinados valores, de determinadas condiciones o situaciones que hacen referencia a exigencias éticas básicas del individuo, de la familia y del Estado, contra los cuales atenta el delito sustancialmente. Es así como en la antigüedad, para establecer la responsabilidad penal, sólo se tomaba en cuenta el daño ocasionado, pero ciertos autores se han empeñado tercamente en formular aquel concepto en los términos siguientes: "El delito es la violación de un deber jurídico, de un derecho subjetivo"; finalmente, "el delito es la negación del derecho objetivo". Lo que indica que no se tomaba en cuenta los elementos subjetivos del delito. Ahora bien, la idea del delito toma su origen en la ley penal, pues el delito es propiamente la violación de la ley penal; por tanto, delito será considerado como todo hecho al cual el ordenamiento jurídico penal le adjudica como consecuencia una pena, impuesta por la autoridad judicial por medio de un proceso. No obstante, el delito, para su existencia, debe de incidir dos sujetos: el sujeto activo y el sujeto pasivo, en ocasiones intervienen otros en conjunción con el activo, ya sea antes o después de la comisión o realización del delito, que para los efectos de este estudio no revisten mayor relevancia, por el momento. Entonces, tenemos que el sujeto activo del delito será toda persona que, en términos generales, infrinja la ley penal, ya sea por su propia voluntad o sin ella; es decir, el delito puede ser cometido, por el sujeto activo, con pleno conocimiento de la acción que va a realizar, esperando el resultado de ése, o, en caso contrario, sin la voluntad de ese sujeto, cuando la acción, que da origen al delito, no es deseada y se comete por imprudencia o sucede por un accidente. Sin embargo, este sujeto será el que realice la acción de la conducta o la omisión de la misma que están previstas y sancionadas por la ley penal. En el caso del sujeto pasivo del delito, éste será toda persona que resienta el daño que ocasiona la comisión del delito, la consecuencia de la conducta delictiva, ya se trate de su persona, en sus derechos o en sus bienes. Ahora bien, con respecto a la teoría del delito, esta emplea el método dogmático, consistente en identificar y sistematizar a partir de los preceptos generales que establecen las bases fundamentales del Derecho Penal en un ordenamiento determinado, los elementos que son necesarios para afirmar la existencia de un hecho delictivo y determinar su relativa gravedad. De este modo, la teoría del delito constituye un sistema, una ordenación categorizada y secuenciada de todos los requisitos cuya concurrencia es necesario constatar para mantener que un sujeto cometió un delito. Desde el punto de vista de su utilidad, podría decirse que la teoría del delito constituye una herramienta de la que se sirve el penalista para resolver, a partir de ese sistema, los problemas específicos que plantea la aplicación de los concretos delitos o faltas. Así, por ejemplo, a la hora de determinar si se ha cometido un homicidio, conforme a lo dispuesto en el artículo 405 del Código Penal (El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de…) no nos basta con constatar que A mató a B, pues aún será preciso comprobar cómo fue el comportamiento de A (acción y omisión), cómo se produjo la muerte (relación de causalidad e imputación objetiva), con qué intención actuó A (dolo e imprudencia), si el hecho es antijurídico (causas de justificación), si A es culpable (imputabilidad, conocimiento de la antijuricidad del hecho)... En cuanto a la noción analítica del delito, de acuerdo al sistema analítico se toma el delito como todo integral, se divide, a los fines de su estudio en sus diversos elementos integrativos, los cuales son: 1- Acción, 2- La Tipicidad, 3- La Antijuricidad, 4- La Culpabilidad, 5- Las Condiciones objetivas de punibilidad, 6- La Imputabilidad, 7-La Pena. Es un acto típicamente antijuridico, culpable e imputable a un hombre, castigado con una pena. En otro orden de ideas, tenemos que la concepción bipartita plantea que la antijuricidad no es un elemento integrante de la estructura fundamental del tipo penal, sino que es la esencia misma del delito y como tal, lo abarca en su totalidad, por lo cual cabría distinguir solo dos elementos, un elemento objetivo que consiste en el comportamiento exterior del hombre; y un elemento subjetivo, dado por la actitud de la voluntad que da origen al hecho material, seria la voluntad culpable. Mientras tanto, la concepción tripartita plantea su estructura sobre la base de tres elementos: la típicidad, la antijuricidad y la culpabilidad que a diferencia de la concepción bipartita, en ésta el componente fundamental lo constituye la antijuridicidad, puesto que determina el momento preciso cuándo un hecho representa una lesión a un bien jurídico tutelado, entonces el delito se definiría como una acción típica, antijurídica y culpable. En igual forma y siguiendo nuevamente con la bipartición, que plantea que, la noción tripartita no puede ser aceptada, ya que la antijuricidad no puede ser considerada como un elemento más junto a la acción o hecho humano y la culpabilidad. Es como lo señaló Rocco, la esencia misma, la naturaleza intrínseca, la in se del delito y como carácter esencial del delito, lo abarca en su totalidad y en todos sus factores. En igual forma el delito en su unidad, es decir, el sujeto sobre el cual recae la acción debe ser siempre el mismo, de lo contrario nos encontraríamos ante un concurso real de delitos. Queremos decir en sentido estricto que el sujeto en el cual recae la acción debe ser el mismo, ya que se trata de “unidad del delito” solo tiene que haber sido afectada una persona o se haya afectado el bien jurídico de la persona. Paralelo a ello y referente a la esencia del delito; esta es la privación de un bien jurídico, el fin es evitar el delito a través de la prevención general o esencial, para finalizar tenemos la antijuridicidad viene a ser considerada como una relación de contradicción entre un hecho típico y el derecho; es decir cuando la conducta humana no está de acuerdo con una determinada norma jurídica, es denominada también como lo injusto por ciertos doctrinarios hoy en día, se ve una diferenciación en los códigos penales sobre antijuricidad sabiendo que es una sola, la han clasificado en antijuricidad formal y material entendiéndose la primera como aquella que va en contrariedad al derecho y no de no estar circunstanciada por una causal de justificación y la segunda que vendría siendo antijuricidad material como aquella conducta que lesiona o pone en peligro el bien jurídico tutelado, es decir, el acto que contradice los intereses fundamentales de la sociedad sin embargo esta posición “material” debería llamarse antisocialidad y no antijuricidad puesto que la antijuricidad es tan solo la contradicción con el ordenamiento jurídico positivo vigente en un lugar y momento determinado.