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Porque no han cumplido con los requisitos establecidos en el canon bíblico que los
libros canónicos si cumplen al ser inspirados por Dios.
No existen citas claras, definitivas en el Nuevo Testamento de los Apócrifos por
parte de Jesús o de los apóstoles. Mientras que puede haber alusiones a los
Apócrifos en el Nuevo Testamento, no hay declaraciones autoritativas como “Así
dice el Señor”, “Como está escrito”, o “Así dicen las Escrituras”.
El proceso de canonización del AT comenzó a la par con ésta división en 3 partes
(en el 450 A.C) y terminó en el concilio de Jamnia (96 D.C), aunque la realización
de éste concilio fue más que todo de confirmación que de canonización.
¿Es auténtico? (Los Padres de la Iglesia eran partidarios de la política de “Si estás
en duda, deséchalo”).
¿Fue recibido, reunido, leído y usado?: ¿Fue aceptado por el pueblo de Dios?
Tobías
Tobías El libro de TOBÍAS fue escrito hacia el año 200 a. C. y sólo se ha
conservado en varias versiones griegas y latinas, bastante diversas unas de otras.
Como los libros de Ester y de Judit, pertenece al género de los relatos
"edificantes" o narraciones elaboradas con el fin de transmitir una enseñanza de
carácter moral y religioso.
Los protagonistas del relato son los miembros de una familia de la tribu de Neftalí,
deportada a Nínive cuando los asirios invadieron y conquistaron el territorio de
Galilea (2 Rey. 15. 29). Esta ambientación fuera de Palestina es un elemento
esencial de la narración, ya que la enseñanza contenida en el Libro está destinada
principalmente a sostener la fe de los judíos dispersos en un ambiente pagano y
casi siempre hostil. Para animarlos a mantenerse fieles al Señor, aun en medio de
las pruebas, el autor les propone un modelo ejemplar en la figura de Tobit, el
padre del joven Tobías. Lo que más se destaca a través del relato es la acción
providencial de Dios. Los hechos que a primera vista parecen casuales responden
en realidad a un designio divino -un "secreto"- que sólo al final se pone de
manifiesto (12. 11). Y por eso, la verdadera sabiduría consiste en mantener la
confianza en el Señor, incluso en las situaciones más desesperadas.
Este libro apócrifo está dividido en dos secciones. La primera trata de la sabiduría
y la segunda es histórica.
El autor, que pretende ser Salomón, explica cómo, después de haber sido elegido
divinamente como rey: “Tú me elegiste como rey de tu pueblo, como juez de tus
hijos y tus hijas” (9:7), es dotado de sabiduría en respuesta a la oración: “Por eso
pedí y se me concedió la prudencia; supliqué y me vino el espíritu de Sabiduría. Y
la preferí a cetros y tronos y en nada tuve a la riqueza en comparación de ella. Ni
a la piedra más preciosa la equiparé, porque todo el oro a su lado es un puñado
de arena y barro parece la plata en su presencia. La amé más que la salud y la
hermosura y preferí tenerla a ella más que a la luz, porque la claridad que de ella
nace no conoce noche. Con ella me vinieron a la vez todos los bienes, y riquezas
incalculables en sus manos. Y yo me regocijé con todos estos bienes porque la
Sabiduría los trae, aunque ignoraba que ella fuese su madre. Con sencillez la
aprendí y sin envidia la comunico; no me guardo ocultas sus riquezas porque es
para los hombres un tesoro inagotable y los que lo adquieren se granjean la
amistad de Dios recomendados por los dones que les trae la instrucción.” (7:7-14).
La pieza más antigua (dos poemas, Bar. 3:9-5:9) pertenecen al siglo III a. C. Ya en
tiempos de los Macabeos, un último redactor añadió el prólogo y la parte final y
atribuyó el todo al profeta Baruc, secretario y amanuense de Jeremías, lo que
demuestra la influencia de este último en aquel tiempo y lugar.
El canto de los Tres Jóvenes Hebreos
El “Cántico de los tres jóvenes” consta de dos partes principales. La primera es
una oración atribuida a Azarías (es decir, Abed-nego) mientras caminaba en el
“horno de fuego ardiendo” (cf. Daniel 3:19-25); la segunda es un canto de
alabanza atribuido – sin base alguna – por el autor anónimo a los tres hebreos
mientras estaban en el horno, y que se parece mucho al Salmo 148.
La Oración de Izarías y el Cántico de los Tres Jóvenes, es un largo pasaje,
presente en las biblias católica y Ortodoxa, y que se ubica después del versículo
23, del capítulo 3 del Libro de Daniel. También se encuentra en la antigua
traducción de la Septuaginta. El Artículo IV, de los Treinta y Nueve Artículos de la
Iglesia de Inglaterra, lo ha catalogado como no canónico (pero, aun así, junto a
otros textos apócrifos: "La iglesia debe leerlos para ejemplo de vida e instrucción
de costumbres"). Suele ser omitido en algunas biblias protestantes, como una
edición Apócrifa.
El Canto de los Tres Jóvenes es parte del conocido canon hímnico, el cual se
canta durante los maitines y otros servicios en la Iglesia Ortodoxa. Se puede
encontrar en la Iglesia de Inglaterra, en el Libro de Oración Común bajo el nombre
"Benedícite" y es uno de sus cánticos tradicionales. También es una canción
opcional para maitines y servicios litúrgicos de la Iglesia Luterana. También, en
forma de una versión abreviada o completa de la canción, aparece como el
"Cántico del Antiguo Testamento", en la liturgia de los Laudes los domingos y en
las fiestas del Oficio Divino de la Iglesia católica.
La historia de Susana
En la “Historia de Susana” se narra que dos jueces judíos vieron a una bella y
virtuosa mujer, Susana, que se bañaba en su jardín, y se enamoraron de ella.
Cuando ella rechazó sus proposiciones, ellos, en venganza, la hicieron
comparecer ante un tribunal donde la acusaron falsamente de adulterio. Susana
fue condenada a muerte; pero cuando se encaminaba al lugar de su ejecución, la
encontró Daniel, y éste pidió que se examinara de nuevo el juicio. Daniel interrogó
por separado a los dos jueces, y demostró la inocencia de Susana debido a las
contradicciones de ellos. Los dos fueron ejecutados y Daniel fue muy ensalzado.
Bel y el Dragón
La “Historia de la destrucción de Bel y el dragón” consta de dos relatos. En el
primero, como en el caso de Susana, se alaba a Daniel por haber demostrado un
engaño. Cuenta cómo él puso en evidencia que un ídolo del dios babilonio Bel
(Marduk) no comía alimento alguno como se pensaba que lo hacía. Esparció
ceniza en el piso del santuario de Bel, y demostró a la mañana siguiente – por las
huellas de pisadas en la ceniza – que los sacerdotes habían entrado en el templo
del ídolo por la noche y se habían comido el alimento dedicado al ídolo. Entonces
el rey mandó matar a los sacerdotes e hizo destruir el templo.
El segundo relato habla de la forma en que Daniel aniquiló a una serpiente
(dragón) que era adorada por los babilonios. Le dio a comer una mezcla de brea,
grasa y pelos que hizo que la serpiente reventara y muriera. Como venganza, el
pueblo de Babilonia arrojó a Daniel en un foso de leones, pero las fieras no le
hicieron daño, y el profeta Habacuc le trajo alimento, el cual fue transportado
milagrosamente por el aire, desde Judea, por un ángel. Tan impresionado quedó
el rey ante estos milagros, que liberó a Daniel y aniquiló a sus perseguidores.
Oración de Manasés
De acuerdo con el registro bíblico, Manasés fue el rey más malvado de Judá (2
Reyes 21:1-18; 2 Crónicas 33:1-20). Sin embargo, cuando uno de los monarcas
asirios (tal vez Esar-hadón o Asurbanipal) lo lleva cautivo a Babilonia, reacciona y
ora a “Jehová su Dios, humillado grandemente en la presencia del Dios de sus
padres” (2 Crónicas 33:12).
Esta plegaria, que lo conduce a su restauración a Judá y a su trono, es registrada
“en las actas de los reyes de Israel” (vers. 18). La Oración de Manasés apócrifa
pretende ser esa súplica recuperada. Sus 15 versículos trasuntan un espíritu de
sincera penitencia y profundo sentimiento religioso, aunque realmente no es la
oración auténtica del rey de Judá.
Evangelio de Tomás
El Evangelio de Tomás tal vez haya sido escrito en el siglo ii por un gnóstico, y en
el siglo II corregido de los errores por un católico. Es mencionado por Orígenes,
San Hipólito, San Ireneo, San Efrén. Describe los milagros de Jesús niño desde
los cinco hasta los ocho años.
El Evangelio de Nicodemo
Evangelio de Juan
Fue encontrado el año 1942 en la Biblioteca Ambrosiana de Milán en un
manuscrito arábigo. El texto árabe, escrito el año 1342 d.C., se dice que fue
traducido del texto siríaco, que no ha llegado hasta nosotros. Parece que las
cosas que se dicen de Cristo en dicho apócrifo proceden de una pluma que
escribe guiada por fin recto.
Evangelio de Pedro
Fue escrito en griego en Siria hacia el año 150 d.C. Su autor debió de ser un
doceta que emplea los evangelios canónicos, pero añadiendo muchas cosas
fabulosas. Eusebio afirma que Serapión, obispo de Antioquía (hacia el año 200),
había permitido la lectura de este apócrifo a los fieles de la parroquia de Rhosos,
pero que, cuando Serapión leyó el libro más tarde y vio que contenía herejías de
carácter docético, prohibió su lectura. Es mencionado por Orígenes 108. En el año
1886 fue encontrado en Akmin, ciudad del alto Egipto, un códice del siglo VIII-XII,
que contiene el mayor fragmento hasta ahora conocido de este evangelio, o sea la
mayor parte de la historia de la pasión y resurrección de Cristo.
CONCLUSION