A nivel de la formación personal y profesional es muy importante tener en cuenta
la distinción conceptual y práctica del objeto que distingue al problema y al conflicto debido a que comúnmente se suele utilizar como términos equivalentes sin tener presente las diferencias subyacentes entre ambos términos. Por un lado, hay que dejar claro que un problema no es un conflicto, pues en el problema no necesariamente hay una controversia entre dos o más partes como sucede en el conflicto; no obstante, un conflicto debido a sus características puede ser considerado un problema. De manera que en un conflicto anidan varios problemas, siendo el problema una unidad de referencia que engloba un todo, el conflicto está determinado por la contraposición entres las partes.
Ahora bien, de acuerdo a los elementos que la conforman existen diferentes de
problemas, los cuales van a afectar a la empresa en sus diversas instancias: a nivel general o a nivel especifico, pues puede darse un problema que afecta el funcionamiento general de la empresa, o puede darse un problema que afecte uno de los procesos o una actividad especifica. En cambio, el conflicto, si bien puede afectar todos los niveles de la empresa, su origen radica en la polarización entre el personal. De allí que las causas de los problemas organizacionales tengan su punto de implosión en la ausencia de planes gerenciales y estratégicos que logren cumplir con cada uno de los objetivos de la empresa, la causa de los conflictos está asociada al manejo de las emociones y las interpretaciones subjetivas, al igual que los valores de las personas que conforman las empresas, los cuales pueden verse lesionados por la multiplicidad de interpretaciones y posiciones que pueden asumir los seres humanos en su interacción grupal.