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ETICA TRIBUTARIA

El impuesto

J ORGE D EL B USTO V ARGAS

“Las leyes fiscales justas y justamente


aplicadas obligan en conciencia”. 1

1. Un profesional, amigo de quien es- facetas de la debatida cuestión de las


cribe este artículo, al mostrarle, oca- relaciones entre moral y derecho.
sionalmente, un libro reciente sobre la
materia que se va a tratar 2 preguntó Es claro que, para un kantiano, dis-
sorprendido: ¿Cómo? ¿Todavía se ha- cutir este asunto no tiene sentido, pues,
bla de estas cosas? Y, más tarde un co- según él, moral y derecho son dos ór-
lega me preguntó: ¿Qué es eso de obli- denes normativos paralelos, autosufi-
gación en conciencia? cientes, que no se comunican entre si
necesariamente: el campo de la moral
El enunciado que nos sirve de epí- sería el de nuestro mundo interior e
grafe determina los caminos que vamos incoercible y el del derecho, el de
a seguir, esto es, tratar de determinar nuestras acciones exteriores que ad-
miten la posibilidad de ser exigidas
qué es el tributo justo, y en qué consiste
coercitivamente. Si alguien cumpliese
la obligación en conciencia de pagar el
una obligación jurídica ejercitando la
tributo justo y justamente aplicado. “buena voluntad” de Kant, se trataría,
Pero, antes que nada, a modo de en todo caso, según el filósofo de
introducción, nos ocuparemos de si la Koenigsberg, de algo no exigido por el
moral tiene o no un mensaje que derecho. 3
comunicarnos acerca de todas estas co-
sas, y, así mismo de la noción y de las Mas, como muy acertadamente lo hizo
clases de justicia. notar nada menos que el neokantiano
Del Vecchio, los aspectos internos y ex-
2. El problema que vamos a tratar ternos de las acciones humanas cons-
aquí no es más que una de las tantas tituyen un todo indivisible 4 reflexión

1
“Código Social de Malinas”. Editado por la Unión Internacional de Estudios Sociales,
fundado en Malinas (Bélgica) en 1920. Articulo 143 de la primera edición (articulo 158
de la tercera). Tercera edición Editorial Sal Terrae Santander en 1954.
2
Gonzalo Higuera Udías S. J. “Etica Fiscal”. B. A. C. Madrid, 1982.
3
Immanuel Kant. “Principios metafísicos de la doctrina del Derecho” ps. 11 y 17-20.
UNAM. México, 1968.
4
Giorgio del Vecchio. “Filosofía del Derecho” T. I, ps. 103-104 y 122-123. UTEHA,
México, 1946.

9
que obliga a un replanteamiento de la no fue conocida con los nombres de
cuestión. justicia legal, puesto que su instrumento
es la ley u “ordenación de la razón para
La moral está presente en todo el el bien común, promulgada por aquél
quehacer jurídico. Las prohibiciones de que cuida de la comunidad” 6 y de
aquélla (piénsese por ejemplo en las del justicia general, por cuanto el cum-
Decálogo) constituyen un límite cuyo plimiento de la ley exige el desarrollo
traspaso el derecho sanciona y, por otra de todas las virtudes. 7 A esta forma de
parte, los conceptos morales positivos justicia se le conoce hoy, más bien, con
(la buena fe del poseedor o del el nombre de justicia social.
contratante, la gratitud del donatario, la
imposibilidad de repetir por lo que se La segunda especie de justicia seña-
pagó para cumplir deberes morales, la las obligaciones y cautela los dere-
etc.) son fuente de inspiración de las chos de la persona individual, con un
normas jurídicas. 5 criterio de igualdad y se subdivide en
justicia distributiva que rige las rela-
3. Como puede también advertirse ciones jurídicas de la persona indivi-
por el epígrafe de este artículo, el punto dual con la comunidad, con un criterio
crucial del encuentro entre la moral y el de igualdad geométrica, y justicia
derecho es, en este caso, la teoría de la correctiva, sinalagmática o conmutati-
justicia, la cual es, a la vez, una virtud va que se refiere a las relaciones ju-
moral (“voluntad constante y perpetua rídicas de la persona individual frente
de dar a cada cual lo suyo”, según la a otra u otras personas individuales,
clásica definición de Ulpiano) y el valor con un criterio de igualdad aritméti-
jurídico fundamental (todo ordenamien- ca. 8
to jurídico aspira a realizar la justicia,
entendida como lo que tanto la comu- La clasificación de la justicia así ex-
nidad como las personas que la integran puesta se cruza con otra distinción al
llaman “suyo”, esto es, los derechos de respecto que dan los mismos autores: la
la comunidad y de las personas). de lo justo por naturaleza, que “tiene en
todas partes la misma fuerza y no
Según esto, hay dos especies de jus- depende de nuestra aprobación o
ticia. desaprobación” y lo justo puramente
legal que es “todo lo que en un prin-
La primera es la que vela los dere- cipio puede ser de este modo o del
chos de la comunidad frente a las per- modo contrario, pero que cesa de ser
sonas individuales, la misma que, des- indiferente desde que la ley lo ha re-
de Aristóteles y Santo Tomás de Aquí- suelto”. 9 Esta última especie de justi-

5
Para lo que se dice en el párrafo al que corresponde esta llamada ver Georges Renard,
O.P., “Introducción filosófica al estudio del Derecho”, T. I, ps. 77-78. Desclée, de
Brouwer, Buenos Aires, 1947.
6
Santo Tomás de Aquino. “Suma Teológica”. Ia , II a , cuestión 90, artículo 4.
7
Aristóteles. “Etica Nicomaquea”. Libro V, 1130b. Santo Tomás de Aquino. Op. cit. II a ,
II a , cuestión 61, artículo 1.
8
Aristóteles. Op. cit. 1131 a-b, 1132 a-b. Santo Tomás de Aquino, Op. cit. II a , II a , cues-
tión 61, artículo 2.
9
Aristóteles, Op. cit. 1134b -1135a. Santo Tomás de Aquino, Op. cit. IIa, IIa, cuestión
57, artículo 2.

10
cia explica las variaciones que pue- “¿Por qué me matáis? – ¡Pues cómo!
den registrarse en su aplicación, ha- ¿No vivís del otro lado del río? Amigo
bida cuenta de la contingencia de los mío, si vivierais de este lado, sería yo
seres humanos y de las circunstancias un asesino y mataros de esta manera
de tiempo, lugar, personas, etc. en las sería injusto; pero puesto que vivís del
que tienen que actuar. otro lado, yo soy un valiente y esto es
justo”. 12
La universalidad de lo justo por na-
turaleza, o sea, la universalidad de la Parecida resignación relativista apa-
ley natural que proclamaron Aristóteles rece como conclusión de la conferencia
y Santo Tomás de Aquino ha sido “¿Qué es justicia?”, con la que el posi-
reconocida también por autores moder- tivista Hans Kelsen se despidió Como
nos. Así, Rousseau, criticando al es- miembro activo de la Universidad de
céptico Montaigne, exclama: Berkeley el 27 de mayo de 1952:

“¡Oh Montaigne! Tú que te jactas de “Sólo puedo estar de acuerdo en que


franqueza y de veracidad, sé sincero y existe una Justicia relativa y puedo
verídico si un filósofo puede serlo y afirmar qué es la justicia para mí. Da-
dime si existe algún país sobre la tie- do que la Ciencia es mi profesión y, por
rra donde sea un crimen guardar fe, tanto, lo más importante de mi vida, la
ser clemente, bienhechor, generoso; Justicia para mí se da en aquel orden
donde el hombre de bien sea despre- social bajo cuya protección pueda
ciable y el pérfido, honrado” 10 progresar la búsqueda de la verdad.
Mi Justicia, en definitiva, es la de la
Esta posición está en los antípodas libertad, la de la paz; la Justicia de la
del relativismo escéptico de los sofistas democracia, la de la tolerancia”. 13
que distinguían entre una “physis”
Distinta de estos planteamientos es la
invariable que abarcaba sólo las leyes
tesis del idealista neokantiano Rudolf
físicas y un “nomos” relativo, variable
Stammler acerca de la justicia con-
según las conveniencias de cada ciudad,
cebida como ideal inalcanzable de per-
dentro de la cual situaban las relaciones fección, comparándola con “la estrella
de justicia. 11 polar a la que mira el marino para
orientarse... y alcanzar debidamente el
La misma actitud sofística reaparece término de su viaje... ”... “pero sin
en las diatribas de Pascal contra la poder llegar a ella nunca”. 14
justicia contenidas en los fragmentos
291 a 338 de sus “Pensamientos”, de Puesto que la justicia humana no es
las que como muestra citamos el frag- la justicia de Dios, podemos convenir
mento 293: con Stammler que la justicia humana no

10
Juan Jacobo Rousseau. “Emile ou de l’éducation”, p. 376. Ed. Garmér, Flammaron, 1966.
11
Ver al respecto Alasdair Mac Intyre, “Historia de la Etica”, ps. 25-26, Paidós, Buenos
Aires, 1970.
12
Blas Pascal. Op. cit. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1970.
13
Ver el primero de los artículos de Hans Kelsen en la recopilación de artículos suyos
publicada bajo el nombre “¿Qué es Justicia?”, p. 63, Ariel, Barcelona, 1982.
14
Rudolph Stammler. “Filosofía del Derecho”, ps. 222, nota 6 y 256, nota 3.

11
es perfecta (él admite un derecho “jus- justo hacia sí mismo; ni cómo uno es
to” que no es “perfecto”), 15 pero di- libre y está sometido a las leyes, pues-
sentimos de él en cuanto acepta tam- to que éstas no son más que registros
bién un “derecho no justo”, 16 lo que de nuestras voluntades”. 18
equivale a decir que puede haber un
derecho que incluye, a la vez, las ideas Heredero de estas ideas fue Hegel, al
de rectitud o justicia y de entuerto o sostener que su teoría del Estado no
injusticia, lo cual es absurdo, por tenía “la pretensión de construir un
involucrar una contradicción. Estado tal como debe ser”, dado que la
tarea de la Filosofía es concebir lo que
En realidad, el precepto legal injus- es, pues lo que es, es la razón. 19
to sólo tiene apariencia jurídica y no
es, en el fondo, derecho sino, tan só- 4. Antes de tratar del problema de
lo, “el hecho social de un cierto orde- los requisitos del tributo justo es in-
namiento colectivo sostenido e impues- dispensable resumir las razones que
to por la fuerza de la autoridad... o hacen necesaria la tributación.
por esa otra fuerza inherente a aque-
llas concreciones que produce la vida El ser humano es natural y necesa-
en común con el transcurso del tiempo riamente social, dado que aisladamente
-los usos-”. 17 no se basta. La sociedad no puede
subsistir sin una regla obligatoria de
Finalmente, para terminar esta intro- convivencia que es la ley, y sin una
ducción, tenemos que mencionar que, autoridad que la aplique. La vida social
para ciertos autores, que pecan de crea un bien común que hace posible la
optimismo, el tema que vamos a anali- realización de las personas individuales
zar sería un entretenimiento inútil, que la viven. La creación de este bien
puesto que las leyes, en cuanto gene- común exige, entre otras cosas, por
radas por la voluntad humana, supremo justicia social, de los componentes de la
árbitro de todos los valores humanos, sociedad, que aporten los fondos
no pueden ser injustas. necesarios para el funcionamiento de
los servicios públicos, a través de los
Tal es el caso de Rousseau, para cuales se realiza parte importante del
quien: bien común.

“... se ve al instante que no hay que Todo lo cual exige la dación de leyes
preguntar... a quién pertenece hacer tributarias por quienes están facultados
las leyes puesto que son actos de la para darlas.
voluntad general; ni si el príncipe es-
tá por encima de las leyes, puesto que Como dice el Código Social de Ma-
es miembro del Estado; ni si la ley pue- linas, se debe “procurar, en nombre de
de ser injusta puesto que nadie es in- la justicia social, una leal partici-
15
Stammler, Op. cit. p. 254.
16
Stammler, Op. cit. p. 255.
17
Tomás Cazares, “La Justicia y el Derecho”, p. 15. Cursos de Cultura Católica, Buenos
Aires, 1945.
18
Juan Jacobo Rousseau. “El contrato social”. Libro II, Capítulo VI, p. 44. Alianza Editorial,
Madrid, 1980.
19
G. W. F. Hegel. “Principios de la Filosofía del Derecho”, Prefacio p. 24. Editorial
Sudamericana, Buenos Aires, 1975.

12
pación de las personas honradas en las
cargas del Estado”. 20 tá procediendo contra el bien común,
objeto de la justicia social. En cuarto
5. De acuerdo con la concatenación lugar, la publicidad y la certeza inte-
entre normas y actos, señalada acerta- gran la legalidad. En quinto término,
damente por Kelsen, 21 la norma cons- se han omitido en el texto constitucio-
titucional indica los requisitos básicos nal los principios de generalidad y de
de todo tributo que deben tener en evitación de la doble tributación, que
cuenta los miembros del Parlamento al también son exigencias de la justicia.
llevar adelante el acto legislativo en En sexto lugar, se ha suprimido en di-
virtud del cual dan la norma legal que cho texto el principio del destino del
hace nacer el tributo. tributo, que debe ser para el bien co-
mún, como lo declaraba explícitamente
En el segundo párrafo del artículo el artículo 8 de la anterior Constitu-
139 de nuestra Constitución se lee: ción, en cuyo primer párrafo se decía
que “sólo para el servicio público
“La tributación se rige por los princi-
podrá la ley crear, alterar a suprimir
pios de legalidad, uniformidad, justi-
impuestos... ”. Y en lo que respecta a
cia, publicidad, obligatoriedad, certe-
la estabilidad tributaria que también es
za y economía en la recaudación. No
exigencia de justicia, habría que refe-
hay impuesto confiscatorio ni privilegio
rirse al párrafo segundo del artículo
personal en materia tributaria”.
149 de la Constitución que encarga al
Hay que observar que de los nueve Banco Central de Reserva del Perú
principios enunciados por este texto, “defender la estabilidad monetaria” y
los siete primeros están enunciados en al articulo 197 de la misma que orde-
forma positiva y los dos últimos, ne- na al Presidente de la República pre-
gativamente. En segundo lugar, si se sentar al Congreso un proyecto de
entiende la palabra “uniformidad” co- presupuesto equilibrado, normas que,
mo igualdad 22 el principio de la no aunque no son de carácter tributario,
existencia de privilegios personales no hay duda que su cumplimiento evita
en materia tributaria es una conse- los frecuentes cambios impositivos.
cuencia del de uniformidad. En tercer
término, la justicia, como veremos, no Trataremos de los principios de le-
es un principio especifico de la tribu- galidad, de igualdad, de generalidad, de
tación sino el fundamento de todos los no confiscación y del destino del
demás principios que enumera el dispo- tributo, que son otras tantas exigen-
sitivo constitucional, pues, incluso, si cias objetivas del tributo justo. De la
no se cumple la economía en la recau- obligatoriedad del mismo nos ocupare-
dación (caso de ciertos impuestos que mos al analizar el comportamiento del
se suprimieron porque cobrarlos costa- contribuyente frente al tributo justo y
ba más que lo que producían), se es- justamente aplicado.
20
Op. Cit. artículo 143 (158)
21
Hans Kelsen. “Théorie Pure du Droit”. Seconde Edition, ps. 6-13 Dalloz. Paris, 1962.
22
En la vigésimo edición del Diccionario de la Lengua Española, editado por la Real
Academia Española se lee: “Uniformidad. Calidad de uniforme. Uniforme. 2. Igual,
conforme, semejante”. De estas dos definiciones resulta que una de las acepciones de la
palabra “uniformidad” es la de igualdad.

13
6. En el primer párrafo del ya citado sivo, no pagarían al Rey ningún tribu-
artículo 139 de la Constitución se to que no hubiese sido aprobado por
declara que “solo por ley expresa se el Parlamento.
crean, modifican o suprimen tributos y
se conceden exoneraciones y otros be- En Inglaterra y en los Estados Unidos
neficios tributarios”. de América este principio se enuncia
con las palabras “no taxation without
Pareciera, según este texto, que la representation”. En los países latinos
potestad tributaria fuese una de las se ha acuñado la expresión “nullum
atribuciones exclusivas del Poder Le- tributum sine lege”, que, al igual que su
gislativo. Empero, como, según el ar- similar “nullum crimen, nullum poena
tículo 188 de la misma Constitución, sine lege”, aparecida en la época de la
la facultad de legislar puede ser de- reforma penal que encabezó Beccaria,
legada por el Congreso en el Poder son neolatinismos que el Derecho
Ejecutivo, quien la ejerce “mediante Romano no conoció.
decretos legislativos, sobre las mate-
rias y por el término que especifica La justicia del principio de legalidad
la ley autoritativa”, resulta que tam- es innegable. Como ya lo hemos visto,
bién el Poder Ejecutivo puede, even- la ley, en su clásica definición tomista
tualmente, dar normas tributarias con se propone como fin el bien común, el
fuerza de ley. Por otra parte, estan- mismo que es objeto de la justicia
do a lo que se dispone en el párrafo social.
tercero del tantas veces mencionado
artículo 139 de la Constitución, los go- Con razón dice Giuliani Fonrouge,
biernos regionales, aún no existentes, recogiendo ejecutorias de la Corte Su-
el día que operen, podrán también prema de Justicia de la Nación Ar-
crear, modificar y suprimir tributos o gentina, que “el cobro de un impues-
exonerar de ellos, con arreglo a las to, sin ley que lo autorice, es un des-
facultades que se les deleguen por pojo y viola el derecho de propie-
ley. Y por fin, con arreglo al último dad”. 23
párrafo de la citada norma, los Muni-
cipios ejercen la potestad de “crear, Desgraciadamente, hay que recono-
modificar y suprimir contribuciones, ar- cer que la legalidad, aunque es condi-
bitrios y derechos o exonerar de ellos, ción necesaria de la justicia no siempre
conforme a ley”. 22 ª es condición suficiente de la misma, lo
cual explica pero no justifica la
Como es sabido, la legalidad de la existencia de leyes injustas y el que
tributación es un principio cuyo ori- pueda suceder que un tributo, sancio-
gen se encuentra en la Magna Carta nado por ley, sea injusto. Parece,
que los nobles ingleses reunidos en pues, que los múltiples requisitos de
1215 impusieron a Juan sin Tierra, en justicia del tributo tienen que darse
la que establecieron que, en lo suce- copulativamente.

22ª
Ver también sobre este particular la norma IV del Titulo Preliminar del Código
Tributario.
23
Carlos Giuliani Fonrouge. “Derecho Financiero” Volumen I, p. 284. Ediciones
Depalma, Buenos Aires, 1962.

14
7. La uniformidad o igualdad como Como es del dominio de la opinión
principio de justicia tributaria no es pública, la difusión cada vez mayor de
sino una aplicación particular del prin- la “economía informal” en nuestro país
cipio de igualdad ante la ley, procla- plantea un grave reto al principio de
mado por el inciso 2 del art. 2° de generalidad como realización de la jus-
nuestra Constitución. ticia tributaria.

Esta igualdad debe entenderse no de Por otro lado, la bondad moral o


un modo meramente aritmético, como justicia del acto humano, cual es el acto
la interpretó la antigua capitación o legislativo tributario, obliga a con-
modo más primitivo de cobrar el im- siderar no sólo la bondad o justicia de
puesto a la renta, sino de modo geo- su objeto sino también las diversas
métrico, como una exigencia de la jus- circunstancias de lugar, oportunidad o
ticia distributiva que, en virtud de la tiempo, personas, capacidades tributa-
llamada “capacidad tributaria” de cada rias diferentes, grado de desarrollo del
cual, explica los impuestos de tasa país, etc. en que la ley impositiva va a
proporcional y aun los de tasa progre- ser aplicada. Ello justifica la existencia
siva, justificados por la conocida teoría de exenciones o excepciones a la
de la igualación del sacrificio que el generalidad de la norma, las cuales, por
pago del tributo significa para el su fundamento objetivo, son cosa
hombre pobre, para el de mediana con- totalmente distinta de los antiguos pri-
dición y para el rico. vilegios personales.

Como tal, la igualdad se opone al En nuestro derecho positivo tributa-


privilegio por razón de la persona que rio se distinguían hasta hace poco las
existió en el llamado “Ancien Régime” llamadas inafectaciones que se referían
francés en el que las personas perte- a situaciones que caían fuera del
necientes a determinados estamentos campo de aplicación de la ley y que
sociales (nobleza y clero) no tributaban tenían carácter permanente y las exo-
y todo el peso de los impuestos recaía neraciones que apuntaban a casos que
sobre el “estado llano” o “Le Tiers estaban dentro de dicho campo pero
Etat” (burguesía). que, por consideraciones justas, el le-
gislador los sustraía temporalmente de
8. La generalidad como principio de la tributación. Esta distinción no era
justicia tributaria deriva de la misma de rigor conceptual y así, por ejemplo,
ley, pues si ésta es una “ordenación los intereses de depósitos de ahorro, a
racional”, ello implica que tenga que los que la ley los declaraba inafectos
ser una ordenación general, dado que la tienen la misma naturaleza que
razón emite siempre sus formulaciones cualquiera otra clase de intereses con-
con conceptos generales y de allí que siderada renta exonerada o renta gra-
Aristóteles, refiriéndose al saber de su vada y, en realidad, los intereses de
tiempo, afirmase que no había ciencia ahorros habrían tributado el impuesto a
sino de lo general y no de lo particular. la renta si la ley hubiese dicho lo
Además, el destino de la ley, que es el contrario de lo que dijo. Más propio
bien común impone también su ge- es el tratamiento que ahora se da a
neralidad. todos estos casos como exenciones o

15
exoneraciones pero, a diferencia de frente a un caso de confiscación. 26 Po-
nuestra legislación que sigue dando dríamos decirle entonces al Fisco lo que
carácter temporal a todas las exonera- los contribuyentes de cierto país le
ciones, 24 debía distinguirse, las exo- expresaban sarcásticamente: “LIévese
neraciones de índole permanente y las la renta y déjeme el impuesto”. Caso
temporales. 25 análogo seria el de un impuesto
excesivo al patrimonio.
9. Si el tributo es, desde el punto de
vista económico, la parte del ren- En el caso de los impuestos al con-
dimiento de los bienes existentes na- sumo también el efecto confiscatorio es
turalmente o producidos por el hombre posible, cuando se trata de bienes cu-
que corresponde al Fisco, es obvio que yo consumo por el público es indispen-
la parte no puede pretender igualarse sable para la vida, en cuyo caso se
con el todo o aproximarse a él y tal puede llegar a tomar una parte exce-
pretensión, si se realizase, sería una siva de los ingresos o de la renta del
confiscación, o, en el mejor de los contribuyente, pero, en esta clase de
casos, un desmedro injusto de los impuestos, tratándose de bienes de lujo
bienes del contribuyente que podría o meramente útiles, sustituibles por
ponerlo en situación precaria y atentar otros, las tasas muy elevadas pueden
contra el ahorro nacional. producir un efecto extrafiscal: la abs-
tención o la mayor o menor restricción
Se discute si el principio de la no del consumo, lo cual, aunque afecta la
confiscación tiene el mismo carácter productividad del tributo, puede ser
general de los anteriores. Es claro que querida por el legislador, en épocas
rige para los impuestos a la renta y al de crisis, para procurar un mejor em-
patrimonio de los cuales podría apro- pleo de divisas escasas, dirigiéndolas
piarse prácticamente el Fisco median- hacia la adquisición de bienes de ca-
te tasas impositivas elevadas. Cuando pital.
existía el impuesto sucesorio en el Perú
se decía, con humor, parodiando el 10. El principio de justicia, según el
conocido refrán “tres mudanzas equi- cual los tributos deben tener por ob-
valen a un incendio”, que tres aplica- jeto el bien común condena todos
ciones sucesivas del referido impuesto aquellos casos de tributos dirigidos a
sobre los mismos bienes podrían cau- lograr exclusiva o preponderantemen-
sar su desaparición. En el impuesto a te las conveniencias de los gobernan-
la renta, la ética tributaria sostiene tes con detrimento de las de los go-
que si, por la aplicación acumulativa de bernados o el bien de una sola clase
una escala progresiva, el Fisco tomase social o de un solo partido político,
más de la mitad de la renta de una con daño de las restantes clases o par-
persona individual, nos hallaríamos tidos. Condena también el derroche

24
Ver Decreto Legislativo N° 200, artículo 18, según su texto modificado por el artículo
5 del Decreto Legislativo N° 298, artículo 37 del Decreto Legislativo 198, y norma
VIII del Título Preliminar del Código Tributario, según su texto modificado por el
artículo 1 del Decreto Legislativo N° 300.
25
Carlos Giuliani Fonrouge. Op. cit. Volumen I, p. 283.
26
Mario Pérez Luque. “Deberes Tributarios y Moral”, ps. 108-113. Editorial de Derecho
Financiero, Madrid, 1980.

16
de los fondos fiscales en obras suntua- en cada caso, diversas alternativas,
rias o meramente útiles, con posterga- igualmente plausibles, entre las cuales
ción de necesidades más urgentes, así tiene que elegir el legislador, elección
como el enjugar las pérdidas de em- que ya no se mueve en el campo de lo
presas estatales inevitablemente defi- justo por naturaleza sino de lo justo
citarias con ingresos de tributos, así puramente legal.
como el desvío de fondos creados para
un objetivo específico (p.e. las con- Todos estos factores concurren al
tribuciones parafiscales de seguridad nacimiento y desarrollo de los distintos
social) a fines extraños a los de su sistemas fiscales nacionales, en los que
institución. Y, por cierto, reprueba toda la interrelación entre los diversos
apropiación delictiva de fondos pú- tributos y su efecto global sobre la
blicos. economía del país plantean, a un nivel
más general y prácticamente sin
En cambio, el principio analizado respuesta cierta a dicha altura, el
aprueba que todos los que tengan una principio tributario de la no confisca-
cierta capacidad tributaria contribu- ción, esta vez, dentro de la problemá-
yan a remediar los males que afligen a tica de la llamada presión tributaria o
una zona del país a consecuencia de relación entre la exacción fiscal y la
catástrofes naturales, por cuanto, aun- riqueza del país, medida ya sea por su
que, aparentemente, se trata de males producto bruto o por su renta neta
particulares, de no ser atendidos opor- anuales.
tunamente, repercutirían en forma ne-
gativa sobre todo el país. Dice al respecto el artículo 142 de la
Constitución que “la tributación, el
11. Los principios de justicia hasta gasto y el endeudamiento público
guardan proporción con el producto
aquí analizados nos dan sólo las direc-
bruto interno, de acuerdo a ley”.
tivas generales que el legislador de-
be tener siempre presentes cuando se
Se pregunta al respecto, ¿hasta qué
trata de crear un tributo, o de modi-
porcentaje de la riqueza nacional es
ficarlo, o de suprimirlo o de conceder
lícito que el Fisco haga suyo? La res-
exenciones o beneficios tributarios.
puesta, si la hubiese, no sería cierta-
Pero la realidad de cada país es mu- mente fácil, ni la misma para todo caso.
cho más compleja: como ya se ha di- Dice sobre este particular el conocido
cho, el legislador en materia tributaria tributarista Dino Jarach, remitiéndose a
debe tener muy en cuenta las circuns- las conclusiones a que llegó sobre este
tancias concretas que tiene ante sí, ta- particular un estudio de R. A. Musgrave
les como la idiosincrasia nacional, el para O.E.A. , B.I.D. , y C.E.P.A.L.:
grado de desarrollo alcanzado o que se
quiere lograr, no sólo a nivel del país “Creemos firmemente que la presión
sino también dando preferente aten- tributaria debe ser abandonada como
ción a regiones deprimidas o menos instrumento de análisis macro-económi--
desarrolladas, las necesidades fiscales co, siendo aventurada cualquier con-
inmediatas y las a mediano y a largo clusión que se quiera obtener de ella.
plazo, etc. Por otra parte, frente a to- La presión tributaria tiene mayor sig-
das estas circunstancias son posibles, nificación si se utiliza como criterio bá-

17
sico de la investigación no ya el co- al universo de contribuyentes que es
tejo global y, por lo tanto, la deter- deseable alcanzar ni todos los hechos
minación de un valor promedio entre imponible que comprende su concepto,
los tributos y la renta nacional, sino la ni con una medida satisfactoria para
presión sobre los diferentes sectores todos, y, por todo ello, su aplicación
de la población”. 27 puede conducir a graves injusticias.
De aquí el lema, que no recuerdo bien
Quizá por eso, hasta ahora no se ha si era de Jèze, de Trotabas o de algún
dictado la ley exigida por el artículo otro tributarista de lengua francesa
142 de la Constitución. que nos repetía en clase nuestro pro-
fesor doctor Juan Lino Castillo, pione-
12. Ha sido ilusión permanente de al- ro de la enseñanza del Derecho Tri-
gunos autores la idea de que toda la butario en el Perú: “impôt unique, im-
maraña fiscal quedaría grandemente pôt inique”. 29 De aquí también que el
simplificada y la justicia estaría mejor Código Social de Malinas diga, pruden-
servida con la existencia de un impues- temente, que aunque el impuesto pro-
to único. gresivo a la renta, con un tope máxi-
mo razonable a su progresión, sería el
Los fisiócratas, David Ricardo y impuesto único ideal, “de hecho, par-
Henry George, partiendo de la base de te de los recursos fiscales hay que pe-
que la tierra es la única fuente natural dirlos a los impuestos indirectos, por-
de riqueza, propugnaron el impuesto
que se soportan más fácilmente y por-
único a la tierra. Más tarde se afirmó
que su exacción no se presta a tantas
que el impuesto más justo de todos es
vejaciones”. 30
el que grava la renta de las personas
físicas y este impuesto tuvo gran
preponderancia en Inglaterra hasta 13. El propio Código Social de Ma-
poco antes de la Segunda Guerra Mun- linas dice también que “el impuesto di-
dial, mientras que en otros países aún recto tiene, sin embargo, la ventaja de
no existe e incluso en alguno, como solicitar de los ciudadanos un sacrificio
Uruguay, se ha hecho el ensayo de consciente que despierte su interés por
abandonarlo. En la década 1950-1960, la cosa pública”. 31
algunos tratadistas franceses propug-
naron el impuesto único a la energía, Las palabras “sacrificio consciente”
tema cuya actualidad es obvia para que emplea el texto citado, nos intro-
nosotros, dada la importancia cada vez ducen en el tercer y último tema de
mayor que se viene concediendo al im- nuestro análisis: la obligación en con-
puesto sobre la gasolina y demás de- ciencia del contribuyente de pagar el
rivados del petróleo. 28 tributo justo y justamente aplicado.

Las dificultades del impuesto único En todo lo que sigue nos referimos
radican en que, cualquiera que él sea, aquí a los impuestos directos que son
no alcanza a gravar, en ningún caso, aquéllos en los que la obligación en

27
Dino Jarach. “Finanzas Públicas y Derecho Tributario”, p. 251. Editorial Cangallo.
Buenos Aires, 1953.
28
Para esta cuestión, ver Dino Jarach, Op cit. ps. 273-275.
29
“Impuesto único, impuesto inicuo”.
30
Código Social de Malinas, artículo 161 (146).
31
Id, artículo 162 (147)

18
conciencia se manifiesta más claramen- Los dictámenes de la conciencia no
te. son arbitrarios. Se limitan, según la
moral tradicional, a reflejar o espejar
Es un lugar común aclarar aquí que al lo que la ley natural o ley moral exige
tratar de obligación en conciencia esta- de nuestra conducta en cada caso.
mos hablando del dictamen de nuestra Como ya lo expresáramos en el punto
conciencia moral o razón práctica en 4 de este análisis le son naturales y
cuanto califica de bueno o de malo necesarias al hombre la vida social, las
nuestro comportamiento frente a las metas de bien común que con ello se
obligaciones tributarias que nos atañen, logran y que le permiten realizarse, así
según hayamos procedido a satisfa- como la autoridad social, el orden
cerlas declarando con veracidad nuestra jurídico y las leyes que proveen los
situación impositiva y efectuando recursos indispensables para el bien
oportunamente los pagos correspon- común. Si aceptamos que la ley que
dientes, o por lo contrario, faltando, a gobierna la naturaleza humana, en la
sabiendas o por negligencia, a la verdad que encuentra su fundamento la norma
respecto de la referida situación, o jurídica, es la ley natural o moral, de
demorando u omitiendo deliberadamen- ello deriva que todas las materias que
te el pago, siempre y cuando que, por acabamos de enumerar están regidas
una razón justa, no estemos en la no sólo por el derecho positivo sino
posibilidad de efectuar dicho pago o de también y fundamentalmente por la ley
hacerlo oportunamente. natural o moral, manifiesta a la
conciencia. Y para quienes afirman
El mal cumplimiento o la falta de que la naturaleza humana tiene un
cumplimiento de estas obligaciones ge- autor que es Dios, resulta que en la
neran en el contribuyente, en primer divinidad se encuentra el último
lugar, una culpa jurídica y la posibili- fundamento de la ley natural o moral,
dad de que se le aplique una sanción que ordena acatar las leyes tributarias
también jurídica, sin discriminar si las justas y justamente aplicadas.
acciones u omisiones sancionadas fue-
ron o no deliberadas, puesto que la 14. Un texto de nuestra legislación
ignorancia de la ley no se presume, tributaria, ineficaz a nuestro modo de
dado que los que aplican la ley tribu- ver, pero que se remite a la obliga-
taria no pueden penetrar en el fuero toriedad en conciencia de los tributos
interno del contribuyente. Pero tam- justos y justamente aplicados es el pá-
bién, en el que procedió deliberada- rrafo final del artículo 75 del Código
mente, engendran una culpa moral y Tributario, que establece que “se pre-
una sanción interna por la conciencia sume que toda declaración tributaria es
salvo, respecto de lo segundo, que la jurada”.
fuerza de las pasiones o las habituales
violaciones de la ley hayan terminado En efecto, según Gorphe, “el jura-
por acallaría. mento constituye un solemne llamamien-
to a la conciencia, con la invocación
¿Cuál es la razón de la obligatoriedad expresa a Dios, una divinidad o a
en conciencia de las leyes tributarias aquello que se tiene por sagrado”, por
justas y justamente aplicadas? lo que “su infracción integra pecado

19
para la moral y también delito para la que daría fe de su declaración tributaria
ley”, pero el mismo autor agrega que es innecesario, y para el deshonesto,
“no sirve sino para los creyentes o los inútil.
honrados”. 32 En su comentario a esta
cita, Cabanellas expresa que “el Finalmente, como curiosidad históri-
carácter obligatorio del juramento lo ha ca, es interesante anotar que el jura-
convertido en formalidad usual y lo ha mento tributario, efectivo y no mera-
privado de su valor” 33 mente supuesto, nació en la Edad Me-
dia, en las villas comerciales alemanas,
A todo lo dicho al respecto, se po- en las que, como relata el Padre Gon-
dría añadir que, siendo el juramento un zalo Higuera S.J., en su importante obra
acto verbal, solemne y prestado ante “Etica Fiscal”, las autoridades imponían
quien tiene autoridad para exigirlo, en a los habitantes un porcentaje tributario
realidad en nuestra legislación sobre las propiedades de éstos para
tributaria el juramento no existe atender a las necesidades públicas.
jurídicamente, pues: 1° No se presta en Dice al respecto el autor citado:
forma oral sino escrita, y así por
ejemplo en la parte final del formulario “El ciudadano hacía acto de presen-
de declaración jurada para la apli- cia ante los recaudadores de la contri-
cación del impuesto a la renta, antes bución, prestaba juramento y, sin más
del espacio en que debe firmar el con- testigos, trámites burocráticos o ins-
tribuyente, figuran las palabras impre- pecciones patrimoniales, depositaba en
sas “la presente declaración jurada la caja común lo que en conciencia es-
expresa la verdad”; 2° Quien recibe la timaba que debía pagar. El procedi-
declaración no exige del que la pre- miento resultaba positivo, y hay que
senta la confirmación verbal del jura- presumir que cada uno pagaba lo que
mento escrito ni está facultado para debía pagar, puesto que de otra forma
exigirlo, ni, teniendo tal facultad, po- no se llegaría a recaudar la suma
dría ejercerla, pues, muchas veces pretendida, que ciertamente se obtenía.
quien entrega la declaración es un La fuerza de la costumbre, una recta
mandadero del contribuyente, que ig- conciencia y una confianza en la
nora la situación tributaria de éste; 3° administración pública garantizaban el
En contradicción con la primera de sistema respaldado así tan fuertemen-
estas observaciones, el Código Tribu- te”. 34
tario habla de una presunción de
juramento, lo que va contra la esencia 15. Una teoría que en el pasado tu-
misma del juramento, que tiene que ser vo bastante difusión y de la que aún
necesariamente expreso. se echa mano para justificar la eva-
sión de ciertos tributos indirectos, co-
Por lo demás, creemos que para el mo por ejemplo, los de aduana, es la
contribuyente honesto el juramento que afirma la existencia de “leyes me-

32
Citado por Cabanellas, “Diccionario de Derecho Usual”. T. III, p. 283, voz “perjurio”,
Bibliográfica Omeba, Buenos Aires, 1962.
33
Id, id, id.
34
Gonzalo Higuera S. J. “Etica Fiscal” ps. 152-153, Biblioteca de Autores Cristianos. BAC
Popular, Madrid, 1982.

20
ramente penales”, dentro de los que se gencia de la justicia social para el bien
encontrarían las leyes tributarias. común, cuya atención toma cuerpo en
este caso a través de los servicios
Una “Ley meramente penal” sería públicos, exigencia determinada en
aquélla que no nos obligase en con- cada caso por la justicia distributiva,
ciencia a cumplirla, esto es, que su in- según la capacidad tributaria de cada
cumplimiento no constituyese un ilícito cual.
moral del que tendríamos culpa, sino
que, tan sólo, que nos constriñese, en La situación en los comienzos del
conciencia, a cumplir la pena que ella Cristianismo fue, igualmente, la de re-
estableciese para los que la in- conocer el fundamento ético del tributo.
cumplieran, en caso que nuestro incum-
plimiento fuese descubierto. En efecto, Jesucristo, preguntado
sobre si era o no lícito pagar tributo al
La teoría nació en el campo religioso César, dio la conocida contestación
en el siglo XIII, y no referida pre- “Dad al César lo que es del César y a
cisamente a leyes sino a las Constitu- Dios lo que es de Dios”. 37
ciones internas de la Orden de Santo
Domingo, para disminuir la presión Y San Pablo, después de exhortar a
moral y la ocasión de pecado, a que es- los cristianos de Roma a que se so-
taban sujetos los religiosos de la Or- metiesen a la autoridad, en tanto esta
den, por cualquier inobservancia de la provenía de Dios agregó:
Regla durante las veinticuatro horas
del día. 35 “Es preciso someterse no sólo por te-
mor del castigo, sino por conciencia.
Según el jurista español Antonio de Pagadles, pues los tributos... Pagadles
Luna, esta teoría fue aplicada a las todos lo que debáis: a quien tributo,
leyes civiles en general por Enrique de tributo; a quien aduana, aduana... ”. 38
Gante. 36 En el caso de las leyes
tributarias tal aplicación se explica Hoy, nuevamente, no se admite la
porque, originariamente, el tributo fue existencia de “leyes meramente pena-
una exacción que los pueblos vence- les” ni en el campo de acción del Es-
dores imponían a los vencidos y, más tado ni en el de la Iglesia. En contra
tarde, una fuente de recursos que in- de esto, Kelsen ha sostenido que las
crementaba el patrimonio del príncipe normas del Derecho Penal, por ejem-
o del señor feudal. En el siglo XIX, la plo “no matar”, “no robar” ordenan
referida teoría cobró gran auge, por el una conducta que evita la aplicación de
carácter individualista del mismo, pero sanciones coactivas. 39 Pero, en rea-
hoy se encuentra en franco retroceso, lidad, lo cierto es lo contrario: las nor-
pues no se compagina con la mas “no mates”, “no robes” escritas en
justificación del tributo como una exi- el corazón del hombre, obligatorias
35
Mario Pérez Luque, Op. Cit. ps. 57-58.
36
Antonio de Luna. “La doctrina de las leyes meramente penales” en IX Semana de
Derecho Financiero, Madrid, 1961, citado por Mario Pérez Luque, Op. cit. p. 58.
37
Evangelio de San Mateo, cap. XXII, versículos 16-22.
38
Epístola a los Romanos, cap. XIII, versículos 1-7.
39
Hans Kelsen. “Teoría Pura del Derecho”, Primera edición corregida, publicada en francés en
1953 y en español en 1960 por Eudeba, Buenos Aires, ps. 76-78.

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bajo culpa por su incumplimiento y pro- autoridades: 1° Reducción de los im-
mulgadas por el Decálogo, son las nor- puestos directos, con miras a su desapa-
mas primarias y las que se limitan a rición; 2° Racionalización de la admi-
castigar el homicidio o el robo son nistración, en la que hay actualmente
normas meramente secundarias cuya un funcionario por cada cuatro habi-
existencia sólo se explica en función de tantes; 3° Redistribución de las cargas
las normas primarias. sociales, en las que, en este momento,
los pagos de 700,000 contribuyentes
Hoy sólo cabría hablar no de leyes benefician a 20'000,000 de personas? 42
sino de simples ordenamientos estatuta- ¿O, en el Perú, recomendará acudir al
rios internos de ciertas asociaciones ci- Tribunal de Garantías Constitucionales
viles o religiosas a los que se podría o ejercitar una acción de amparo?
asignar, en algunos de sus preceptos, un
carácter meramente penal. 40 Por otra parte, se ha analizado sólo
uno de los factores que hacen al tributo
16. Como ya lo habrá advertido el obligatorio en conciencia, esto es, los
lector de este artículo quedan en él requisitos del tributo justo y no se han
algunos cabos sueltos y el texto mismo tocado las exigencias éticas de su justa
sugiere algunas interrogantes a los que aplicación. ¿Por qué?
no se ha dado respuesta pues el autor no
ha intentado en esta oportunidad, La razón de ello radica en que la
elaborar un tratado de ética tributaria justa aplicación del tributo tiene que
sino sólo llamar la atención acerca de ser estudiada conjuntamente con los
algunas cuestiones fundamentales de la factores que pueden eventualmente lle-
misma. var a su aplicación injusta, temas en
los que tienen que analizarse desde el
No se ha dado respuesta, por ejem- punto de vista ético los deberes y de-
plo, a la pregunta ¿qué aconsejaría la rechos tanto del administrador tributa-
ética tributaria frente a una ley impo- rio como del contribuyente, en el pro-
sitiva injusta? ¿Se resignaría a seguir cedimiento administrativo tributario, el
heroicamente la recomendación socrá- que, por otra parte puede conducir a lo
tica, según la cual “el buen ciudadano que la ética tiene que decir respecto de
debe seguir aun las leyes malas, para los derechos y deberes del con-
no estimular al mal ciudadano a violar tribuyente, del abogado, del perito y
las buenas?”. 41 ¿O por lo contrario, del juzgador en el procedimiento con-
recomendará la actitud asumida por los tencioso tributario, todo lo cual, con-
contribuyentes franceses quienes han juntamente con la cuestión anterior-
reunido en París “los Estados Ge- mente mencionada sobre qué hacer
nerales del contribuyente”, para estu- frente a un tributo injusto, constituyen
diar tres peticiones a demandar a sus materia suficiente para otro artículo.

40
Mario Pérez Luque, Op. cit. ps. 58-59.
41
Citado por Giorgio del Vecchio, Op. cit. T. II, p, 7.
42
Le Figaro N° 264. Figaro Magazine du 13 au 19 Octobre 1984. Edit. Intern. p. 57, Paris.

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