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Desde el siglo VI, se había consolidado en torno a Mahoma el islam en la península arábiga, y

bajo el califato Omeya expandieron su imperio desde Persia hasta el estrecho de Gibraltar.

Cuando llegaron a la península ibérica, el reino Visigodo se encontraba en crisis, dividiéndose


entre los partidarios de Witiza y los partidarios del rey Rodrigo. Ante esta situación, los
sucesores de Witiza pidieron ayuda a los musulmanes, consiguiendo estos la victoria en la
batalla de Guadalete en 711, comenzando la conquista de la península.

La conquista de los musulmanes se extendió hasta la batalla de Covadonga (718-722), en la


que se consolidó el reino de Asturias en el norte y el resto de la península se convirtió en el
territorio de Al-Ándalus. Tras esta batalla, continuaron su conquista hacia Francia.

En cuanto al ámbito político, surge en Al-Ándalus un emirato dependiente gobernado por un


emir, asentando el poder musulmán en la península. Este emirato se caracterizaba por
depender política y religiosamente en el califato omeya de Damasco. Durante este periodo los
hispanos visigodos huyeron al reino de Asturias, mientras que los vascos se mantienen como
un estado independiente, cuya aristocracia se alía con francos o musulmanes. Dará comienzo,
además, un proceso de islamización y arabización.

En 756 el emirato pasa a ser independiente, pero mantiene la dependencia religiosa en el


califato abasí. Abderramán I se convierte en emir. Manteniendo el poder omeya en Al-Ándalus,
llegando a un esplendor cultural. Sin embargo, se crea una inestabilidad con el avance de los
reinos cristianos, que toman el desierto del Duero.

En 929 comenzará el califato de Córdoba, proclamándose Abderramán III califa e


independizándose del califato abasí. Se desarrolla el periodo de mayor esplendor de Al-
Ándalus con el desarrollo económico basado en los impuestos pagados por los cristianos para
mantener treguas y el comercio por el Mediterráneo. Además, se promocionarán las artes
hispanomusulmanas, como la construcción de la Alhambra o la Mezquita de Córdoba.
Garantizaron la pervivencia de las fuentes clásicas e introduciendo los números indo arábigos y
promovieron, a su vez, la ciencia y la filosofía, donde se destacaron Averroes en sus
interpretaciones de Aristóteles y Al-Idris con su mapamundi como referente geográfico.

Tras la muerte de Al Hakam II, Almanzor asume el poder. Tras su muerte y la del califa Hixem II,
Al-Ándalus se divide en guerras civiles por el poder, desencadenando en la configuración de los
reinos de taifas.

Los reinos de taifas suponen la división de Al-Ándalus en reinos independientes. Así los reinos
cristianos aprovecharán su debilidad para expandirse. Si bien, pactarán con ellos treguas y se
convertirán en sus vasallos a cambio de parias. Tras la conquista de Toledo pedirán ayuda a los
almorávides, que vencerán a los cristianos en la batalla de Sagrajas 1086, asentándose el
Imperio almorávide en la península. Éste caerá con la expansión de los almohades, que serán
derrotados por los cristianos en la batalla de las Navas de Tolosa 1212. Después, los reinos
cristianos avanzaron por Andalucía y Al-Ándalus se vio reducida al reino nazarí de Granada
hasta su conquista en 1492.

La llegada de los musulmanes a la península ibérica supuso cambios en la sociedad, economía


y cultura. En la sociedad se produjo la islamización y arabización, distinguiendo entre muladíes,
cristianos convertidos, y mozárabes, quienes pagaban impuestos por mantener su religión. Por
otro lado, se produjo un desarrollo económico gracias a nuevas técnicas como el regadío y se
introdujeron nuevos cultivos como los cítricos. También se integraron rutas comerciales con el
Imperio islámico, la Europa cristiana y el norte de África.

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