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SEMANA 3

MÓDULO 3
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DERECHO DEL TRABAJO Y LA SEGURIDAD SOCIAL

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Unidad 3 : TRABAJO DE MENORES

El término trabajo infantil se refiere a cualquier trabajo que es física,


mental, social o moralmente perjudicial para el niño, afecta su escolaridad
y le impide jugar. Se les niega la oportunidad de ser niños. Más de la mitad
de estos niños están expuestos a las peores formas de trabajo infantil como
trabajo en ambientes peligrosos, esclavitud y otras formas de trabajo
forzoso, actividades ilícitas incluyendo el tráfico de drogas y la
prostitución.
En Argentina, el trabajo de menores de 16 años está prohibido por ley, y se
penaliza a los empleadores que se aprovechan económicamente del trabajo
de menores. Desde 2016, el país cuenta con un listado de trabajo infantil
peligroso

Desde la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño en


1990, con jerarquía constitucional desde 1994, Argentina ha logrado
importantes avances en la materia. Así, desde 2005, el país cuenta con una
Ley Nacional de Protección Integral de los Derechos de las Niñas,
Niños y Adolescentes, (Ley 26.061). A su vez, el país confirmó su
compromiso con otros instrumentos normativos entre los que se
destacan: Ley de Protección Contra La Violencia Familiar (24.417), la Ley
de Creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación
Responsable (Ley 25.673), la Ley de Migraciones (Ley 25.871), Ley del
Programa Nacional de Educación Sexual Integral (Ley 26.150), la Ley de
Educación Nacional (Ley 26.206), la Ley de Prevención y Sanción de la
Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas (Ley 26.364) y la Ley de
Prohibición del Trabajo Infantil y Protección del Trabajo Adolescente (Ley
26.390).

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El niño como sujeto de derecho El reconocimiento del niño, como sujeto


especial del derecho, con reglas propias determina la necesidad de un
análisis tópico de cada situación en la que aquéllos están involucrados. Su
problemática no puede resolverse con la aplicación de normas generales
tradicionales ni tampoco con las mismas instituciones que tienen por
finalidad resolver los conflictos y problemas del mundo adulto. Su mundo
exige normas específicas e instituciones propias, dinámicas y
permanentemente alertas a una realidad tan frágil como mutable. A la luz
de la filosofía del Derecho, el problema del trabajo infantil que tiene como
protagonista a los niños -como víctimas- ofrece aspectos de interés que
llegan en muchos casos a revelar que las respuestas tradicionales inspiradas
en principios proteccionistas no siempre conducen a las mejores
soluciones. Es más, en algunos casos, las respuestas emanadas de
considerar a los niños como seres con derechos limitados condujeron a
excluir a aquéllos de sus derechos haciéndolos sujetos invisibles y
agravando problemas en lugar de superarlos. La evaluación de la calidad de
vida de los niños debe estar presente en la agenda de todos los países, ya
sean desarrollados o en vías de desarrollo, en atención a que sus deseos
pueden ser limitados o frustrados de por vida por privaciones y falta de
educación debido a que sus expectativas deben ajustarse a condiciones de
vida inferiores. Los mecanismos de protección de los derechos de los niños
son siempre complementarios -nunca sustitutivos- de los mecanismos
generales de protección de derechos reconocidos a todo individuo. Los
niños gozan de una “supraprotección” o protección complementaria de sus
derechos que no es autónoma, sino fundada en la protección jurídica
general. Las disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño
deben ser interpretadas y comprendidas sistemática y armónicamente; esto
tendrá particular importancia para interpretar, a la luz del nuevo contexto,
aquellos principios que la Convención ha recogido del anterior derecho de

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familia o de menores, como es el caso del "interés superior del niño". Ello
por cuanto nos enfrentamos a una de las paradojas de la evolución del
derecho de los niños, porque si bien se avanzó en el reconocimiento del
carácter público de la protección de sus intereses, con el devenir del
tiempo, se ha impuesto reconocer la necesidad de limitar las facultades del
Estado para intervenir en los asuntos de la infancia. Los niños, niñas y
adolescentes, desde que nacen, son sujetos de derecho. Y desde ese
momento tienen derecho a igualdad de condiciones que los adultos ante la
ley además de algunas consideraciones especiales por su condición etaria
que trataremos en particular. Ser sujeto de derecho significa el
reconocimiento de su participación como actor activo de cambio dentro de
los espacios sociales donde se desarrolla. La personalidad jurídica es la
cualidad esencial de la persona y se puede definir como la aptitud para ser
sujeto, activo y/o pasivo, de derechos y obligaciones y, por ello, de todo
tipo de actos y relaciones jurídicas. Esa aptitud es predicable de toda
persona, es decir, de todo ser humano, pero no toda persona tiene capacidad
para ejercer por sí misma esos derechos y cumplir esas obligaciones, es
decir, puede carecer de la capacidad de obrar. La personalidad jurídica la
tiene toda persona, más la capacidad de obrar no la tienen todas las
personas, sino aquellas que tienen la capacidad natural para actuar por sí
mismos si el Derecho les reconoce tal aptitud, es decir los mayores de edad
y, de forma limitada, algunos menores en determinadas circunstancias. El
Derecho es necesario, dado que el hombre es un ser racional, social y libre,
pero ello no significa que la dignidad del ser humano y sus derechos
fundamentales sean concesión del Derecho Positivo, sino que, muy por el
contrario, nacen de la propia naturaleza humana, en la que se enraíza el
Derecho Natural, cuyo núcleo normativo no es otro que la Justicia y los
derechos del hombre; de ahí que la misión que el derecho positivo ha de
cumplir no es otra que la de la tutela y protección de la dignidad de la

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persona y sus derechos fundamentales. El hombre es en sí mismo un valor


único y es un fin tiene una dignidad esencial incomparable, y por ello es
anterior y trascendente a la sociedad y al derecho positivo. Resulta
necesario distinguir las relaciones entre el concepto de persona y los
conceptos de personalidad, capacidad jurídica o de goce, sujeto de derecho
y cosa. Persona es el ente apto para ser titular de derechos, obligaciones o
deberes jurídicos; personalidad es la cualidad de ser persona, o sea, la
aptitud para ser titular de derechos o deberes jurídicos. Muchos autores
consideran como sinónimas las expresiones personalidad y capacidad
jurídica o de goce; pero, en sentido estricto, personalidad es la aptitud y
capacidad jurídica, es la medida de esa aptitud. De allí que pueda decirse
que la personalidad no admite grado (simplemente se tiene o no se tiene)
mientras que la capacidad si la tiene (puede tener distintos grados).
Nosotros mismos muchas veces en nuestros ámbitos de actuación no
reconocemos al niño como un sujeto de derecho con lo que ello implica.
Esto no justifica de ningún modo el no reconocimiento o avasallamiento de
sus derechos, sino todo lo contrario; implica que los niños por estar
creciendo tienen los mismos derechos que los adultos más un plus de
derechos dada sus particularidades. La Convención sobre los Derechos del
Niño constituye un plexo que nos remite también al concepto de
ciudadanía. Es el primer instrumento acabadamente específico referido a
los niños, como poseedores de derechos propios y amplía, en consecuencia,
el espectro del ejercicio de esos derechos. Esta Convención reconoce al
niño como un sujeto de derecho pero también como un sujeto social, con
participación activa, como una persona humana con todos sus derechos en
cada momento en el que se encuentra, en cada momento que abarque su
vida.

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MINIMO NO INDEROGABLE LEY

Alcanzará el trabajo de las personas menores de dieciocho (18) años en


todas sus formas. Se eleva la edad mínima de admisión al empleo a
dieciséis (16) años en los términos de la presente. Queda prohibido el
trabajo de las personas menores de dieciséis (16) años en todas sus formas,
exista o no relación de empleo contractual, y sea éste remunerado o no.
Toda ley, convenio colectivo o cualquier otra fuente normativa que
establezca una edad mínima de admisión al empleo distinta a la fijada en el
segundo párrafo, se considerará a ese solo efecto modificada por esta
norma. La inspección del trabajo deberá ejercer las funciones conducentes
al cumplimiento de dicha prohibición.

CAPACIDAD

Las personas desde los dieciocho (18) años, pueden celebrar contrato de
trabajo. Las personas desde los dieciséis (16) años y menores de dieciocho
(18) años, pueden celebrar contrato de trabajo, con autorización de sus
padres, responsables o tutores. Se presume tal autorización cuando el
adolescente viva independientemente de ellos.

Disposiciones generales. Capacidad. Igualdad de remuneración.


Aprendizaje y orientación profesional.

Las personas desde los dieciséis (16) años y menores de dieciocho (18)
años podrán celebrar toda clase de contratos de trabajo ,Las
reglamentaciones, convenciones colectivas de trabajo o tablas de salarios
que se elaboren, garantizarán a estos trabajadores igualdad de retribución,
cuando cumplan jornadas de trabajo o realicen tareas propias de
trabajadores mayores. El Régimen de Aprendizaje y Orientación
Profesional aplicable a los trabajadores desde los dieciséis (16) años hasta

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los dieciocho (18) años estará regido por las disposiciones respectivas
vigentes.

Las remuneraciones mínimas serán fijadas por la Comisión Nacional de


Trabajo Agrario, las que no podrán ser inferiores al salario mínimo vital de
ese momento. Su monto se determinará por mes o por día y comprenderá,
en todos los casos, el valor de las prestaciones en especie que tomare a su
cargo el empleador.

Empresa de la familia. Excepción.

Las personas mayores de catorce (14) y menores a la edad indicada en el


artículo anterior podrán ser ocupados en empresas cuyo titular sea su padre,
madre o tutor, en jornadas que no podrán superar las tres (3) horas diarias,
y las quince (15) horas semanales, siempre que no se trate de tareas
penosas, peligrosas y/o insalubres, y que cumplan con la asistencia escolar.
La empresa de la familia del trabajador menor que pretenda acogerse a esta
excepción a la edad mínima de admisión al empleo, deberá obtener
autorización de la autoridad administrativa laboral de cada jurisdicción.
Cuando, por cualquier vínculo o acto, o mediante cualquiera de las formas
de descentralización productiva, la empresa del padre, la madre o del tutor
se encuentre subordinada económicamente o fuere contratista o proveedora
de otra empresa, no podrá obtener la autorización establecida en esta
norma. o se dicten.

No podrán ser contratadas como empleadas en el servicio doméstico las


personas menores de dieciséis (16) años.

CAPACIDAD PARA ESTAR EN JUICIO

Facultad para estar en juicio. Las personas desde los dieciséis (16) años
están facultadas para estar en juicio laboral en acciones vinculadas al

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contrato o relación de trabajo y para hacerse representar por mandatarios


mediante el instrumento otorgado en la forma que prevén las leyes locales,
debiéndose cumplir en cualquier circunstancia las garantías mínimas de
procedimiento en los procesos judiciales y administrativos .

JORNADA DE TRABAJO

Artículo 190: Jornada de trabajo. Trabajo nocturno. No podrá ocuparse a


personas de dieciséis (16) a dieciocho (18) años en ningún tipo de tareas
durante más de seis (6) horas diarias o treinta y seis (36) semanales. La
distribución desigual de las horas laborables no podrá superar las siete (7)
horas diarias. La jornada de las personas menores de más de dieciséis (16)
años, previa autorización de la autoridad administrativa laboral de cada
jurisdicción, podrá extenderse a ocho (8) horas diarias o cuarenta y ocho
(48) semanales. No se podrá ocupar a personas menores de dieciocho (18)
años en trabajos nocturnos, entendiéndose como tales el intervalo
comprendido entre las veinte (20) y las seis (6) horas del día siguiente. En
los casos de establecimientos fabriles que desarrollen tareas en tres turnos
diarios que abarquen las veinticuatro (24) horas del día, el período de
prohibición absoluta en cuanto al empleo de personas menores, estará
regido por este título, sustituyéndose la prohibición por un lapso
comprendido entre las veintidós (22) y las seis (6) horas del día siguiente,
pero sólo para las personas menores de más de dieciséis (16) años.

Descanso al mediodía. Trabajo a domicilio. Tareas penosas, peligrosas o


insalubres. Remisión. Con relación a las personas menores de dieciocho
(18) años que trabajen en horas de la mañana y de la tarde rige lo dispuesto
en el artículo 174 ley 20744; en todos los casos rige lo dispuesto en los
artículos 175 y 176 de esta ley.

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Vacaciones. Las personas menores de dieciocho (18) años gozarán de un


período mínimo de licencia anual, no inferior a quince (15) días.

En conclusión. La Convención de los Derechos del Niño representa una


oportunidad para desarrollar un nuevo esquema de relación del niño con el
Estado y las políticas sociales, y un desafío permanente para el logro de
una verdadera inserción y reconocimiento de sus derechos, necesidades e
intereses en las políticas públicas locales. Se debe abandonar cualquier
interpretación autoritaria del “interés superior del niño”. Se debe armonizar
la utilización del “interés superior del niño” con una concepción de los
Derechos Humanos como facultades que permitan oponerse a los abusos
del poder. El “interés superior del niño” supone la vigencia y satisfacción
simultánea de todos sus derechos garantizados, también por el principio de
progresividad contenido en el artículo 5 de la Convención, ello por cuanto
el concepto de “interés superior del niño” alude, justamente, a una
protección integral y simultánea focalizada en el desarrollo integral y la
mejor calidad de vida. Cualquier otra definición que identifique el interés
superior con alcanzar la madurez biológica o jurídica, identificándolo con
la obtención de la plena capacidad, dificulta la aplicación normativa y resta
valor y eficacia a los derechos que se reconozcan. El fin principal del ser
humano es la felicidad por lo que debemos asumir el compromiso de
garantizar los derechos del niño y dotar cada vez con mayor contenido al
“principio del interés superior del niño” atendiendo particular y
especialmente a sus condiciones esenciales, aquellas propias de un “niño”

Es imperioso el cumplimiento de las normas que prohíben el trabajo de los


niños y tutelan el trabajo de los adolescentes y prestar atención en las
distintas etapas del desarrollo a su atención integral. Un país desinteresado
por la temática compleja de niños y adolescentes no tiene futuro. El índice
de desarrollo humano mide la vida, la calidad de la vida, no las reservas

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monetarias ni las inversiones de un país. Tal vez porque la base y


fundamento de nuestras pequeñas vidas es la esperanza de vivirla de la
mejor manera posible es que el compromiso por la temática debe
redoblarse. Se necesita:

• Un mecanismo eficaz para fortalecer el principio de primacía de los


derechos y evitar que se produzcan interpretaciones vagas que entiendan
que el principio del “interés superior del niño” es una mera orientación que
permite ampliar facultades discrecionales.

• Conocer las características, naturaleza, magnitud y efectos del trabajo


infantil para fijar objetivos realistas y llevar a cabo actividades eficaces de
lucha.

• Ampliar y perfeccionar los sistemas de inspección laboral, lo que podrá


hacerse una vez alcanzados los objetivos de relevamiento de datos e
información a través de unidades especiales de inspección en trabajo
infantil para desarrollar luego una intensa actividad formativa.

• Fomentar la concientización sobre los problemas que originan el trabajo


infantil para poder actuar sobre ellos.

• Mejorar la educación ya que es uno de los medios más eficaces de luchar


contra el trabajo de los niños y contra la exclusión social.

• Dotar a la familia de las herramientas necesarias para llevar adelante su


responsabilidad. No sólo a través de herramientas jurídicas sino también
psicosociales.

• Implementar políticas públicas de prevención y erradicación a través del


compromiso gubernamental materializado en la formulación y puesta en
marcha de planes nacionales, así como en la constitución de espacios de

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coordinación y concertación interinstitucional e intersectorial para avanzar


en la comprensión integral del tema y en el diseño de estrategias.

• Elaborar un plan nacional de acción contra el trabajo infantil ya que


ninguna acción individual puede tener un efecto considerable si no se
inscribe en un plan nacional.

• Canalizar la articulación y la cooperación internacional a partir de insertar


la problemática nacional del trabajo infantil en las agendas internacionales.

• Fortalecer una alianza social puesto que la mayoría de las iniciativas


actuales de lucha siguen procediendo de organizaciones no
gubernamentales.

• Otorgar incentivos económicos para disminuir la oferta de mano de obra


infantil y apuntalar así los esfuerzos que se despliegan para reducirlo.

• Exigir un mayor compromiso judicial en el reconocimiento de los


derechos de los niños y adolescentes es otra recomendación que no
podemos dejar de hacer y no por señalarla última es la menos importante

PROFESORA: DRA. BELEN ARATTO

JEFA DE TRABAJOS PRACTICOS

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