La disfagia (dificultad para deglutir) se refiere a los problemas con el tránsito de alimentos
o líquidos de la boca a la hipofaringe o por el esófago. La disfagia grave puede
comprometer la nutrición, ocasionar broncoaspiración y reducir la calidad de vida. Otros términos relacionados con la disfunción son los siguientes. La afagia (incapacidad para deglutir) indica obstrucción esofágica completa, más a menudo la que se encuentra en situaciones agudas con retención del bolo alimenticio o de cuerpos extraños. La odinofagia se refiere a la deglución dolorosa, que típicamente es consecuencia de ulceración de la mucosa en el interior de la orofaringe o el esófago. Más a menudo se acompaña de disfagia, pero lo contrario no es cierto. El globo faríngeo es una sensación de cuerpo extraño ubicada en el cuello que no interfiere en la deglución y que en ocasiones se alivia con la misma. La disfagia de transferencia con frecuencia ocasiona regurgitación nasal y broncoaspiración pulmonar durante la deglución y es característica de la disfagia orofaríngea. La fagofobia (temor de deglutir) y la negativa de deglutir pueden ser trastornos psicógenos o relacionados con ansiedad anticipatoria sobre obstrucción con el bolo alimentario, con odinofagia o broncoaspiración. FISIOLOGÍA DE LA DEGLUCIÓN La deglución inicia con una fase voluntaria (oral) que incluye la preparación durante la cual los alimentos se mastican y se mezclan con saliva. Esto se continúa por una fase de transferencia durante la cual el bolo es desplazado a la faringe por la lengua. El bolo entra en la hipofaringe e inicia una respuesta de deglución faríngea, que es mediada por el sistema nervioso central que involucra una serie de acciones complejas, cuyo resultado neto es la impulsión del alimento por la faringe hacia el esófago, al tiempo que se impide la entrada a las vías respiratorias. Para lograr esto, la laringe se eleva y se desplaza hacia adelante, acciones que facilita la abertura del esfínter esofágico superior (UES, upper esophageal sphincter). La pulsión de la lengua impulsa el bolo alimenticio para que pase por el UES, seguido por contracción peristáltica que elimina los residuos de la faringe y los desplaza hacia el esófago. El esfínter esofágico inferior (LES, lower esophageal sphincter) se relaja a medida que el alimento entra en el esófago y permanece relajado hasta que la contracción peristáltica ha llevado el bolo alimenticio al interior del estómago. Se desencadenan contracciones peristálticas en respuesta a la deglución, las cuales se conocen como peristalsis primaria, que incluyen la inhibición secuencial seguida de contracción de la musculatura a todo lo largo del esófago. La inhibición que precede a las contracciones peristálticas se conoce como inhibición de la deglución. La distensión local del esófago en cualquier parte de su trayecto, que puede ocurrir con el reflujo gastroesofágico, activa la peristalsis secundaria que inicia en el punto de distensión y que avanza en sentido distal. Las contracciones esofágicas terciarias no son peristálticas; corresponden a contracciones esofágicas desordenadas que pueden ocurrir en forma espontánea durante la observación por fluoroscopia. La musculatura de la cavidad bucal, faringe, UES y esófago cervical corresponde a músculo estriado y recibe inervación directa de las neuronas motoras inferiores transportadas por los pares craneales (fi g. 53-1). Los músculos de la cavidad bucal reciben inervación del V y VII pares craneales (trigémino y facial, respectivamente; la lengua recibe inervación del XII par craneal (hipogloso). Los músculos faríngeos reciben inervación de los pares craneales IX (glosofaríngeo) y X (vago). En términos fisiológicos, el UES consiste en músculo cricofaríngeo, el constrictor faríngeo inferior adyacente y la porción proximal del esófago cervical. La inervación del UES se deriva del nervio vago, en tanto que la inervación de la musculatura que actúa sobre el UES para facilitar su abertura durante la deglución proviene del V, VII y XII pares craneales. El UES permanece cerrado en reposo gracias a sus propiedades elásticas inherentes y a la contracción del músculo cricofaríngeo, bajo mediación neurógena. La abertura del UES durante la deglución comprende tanto la interrupción de la excitación vagal al músculo cricofaríngeo y la contracción simultánea de los músculos suprahioideo y geniohioideo que abren el UES en combinación con el desplazamiento hacia arriba y hacia delante de la laringe. El aparato neuromuscular para la peristalsis es diferente en las regiones proximal y distal del esófago. El esófago cervical, al igual que la musculatura faríngea, consiste en músculo estriado y recibe inervación directa de neuronas motoras inferiores del nervio vago. La peristalsis en el esófago proximal es controlada por activación secuencial de las neuronas motoras vagales en el núcleo ambiguo. Por el contrario, la porción distal del esófago y el LES están compuestos por músculo liso y están controlados por neuronas excitadoras e inhibidoras en el plexo mientérico esofágico. Las neuronas preganglionares del bulbo raquídeo provenientes del núcleo motor dorsal del nervio vago desencadenan la peristalsis a través de estas neuronas ganglionares durante la peristalsis primaria. Los neurotransmisores de las neuronas ganglionares excitadoras son la acetilcolina y la sustancia P; los neurotransmisores de las neuronas inhibidoras son el péptido intestinal vasoactivo y el óxido nítrico. La peristalsis se origina de la activación de las neuronas inhibidoras seguida de la actividad de las neuronas ganglionares excitadoras con predominio progresivo de las neuronas inhibidoras en sentido distal. De la misma forma, la relajación del LES ocurre con el inicio de la inhibición de la deglución y persiste hasta que la secuencia peristáltica ha concluido. En reposo, el LES se contrae por estimulación ganglionar excitadora y por el tono miógeno intrínseco, una propiedad que lo diferencia del esófago adyacente. La función del LES se complementa con los músculos circundantes del pilar derecho del diafragma, el cual actúa como esfínter externo durante la inspiración, tos o esfuerzo abdominal. FISIOPATOLOGÍA DE LA DISFAGIA La disfagia puede subclasificarse por su ubicación y por las circunstancias en que ocurre. Con respecto a su ubicación, se aplican diferentes consideraciones a la disfagia bucal, faríngea o esofágica. El transporte normal del bolo ingerido depende de la consistencia y del tamaño del bolo, el calibre de la luz, la integridad de las contracciones peristálticas y la inhibición de la deglución del UES y del LES. La disfagia que es causada por un bolo de gran tamaño o una luz estrecha se conoce como disfagia estructural, en tanto que la disfagia por anomalías de la peristalsis o por alteración de la relajación del esfínter después de la deglución se conoce como disfagia de propulsión o motora. En el paciente con disfagia se puede observar más de un mecanismo. La esclerodermia a menudo se manifiesta con ausencia de peristalsis y con debilitamiento del LES, lo que predispone a los pacientes a formación de estenosis pépticas. De la misma forma, la radioterapia para cáncer de cabeza y cuello puede ocasionar déficits funcionales durante la deglución orofaríngea que son atribuibles al tumor y que causan estenosis de la porción cervical del esófago. Disfagia bucal y faríngea (orofaríngea) La disfagia durante la fase oral se asocia a mala formación y control del bolo, de forma que los alimentos se retienen de manera prolongada en el interior de la cavidad bucal y pueden escurrir de la boca. La sialorrea y la dificultad para iniciar la deglución son otros signos característicos. El control inadecuado del bolo alimenticio también puede ocasionar escurrimiento prematuro de alimentos hacia la hipofaringe con broncoaspiración resultante hacia la tráquea o regurgitación al interior de la cavidad nasal. La disfagia de fase faríngea se asocia a retención de alimentos en la faringe por mala propulsión de la lengua o de la faringe, o bien, por obstrucción al nivel del UES. Con la disfagia orofaríngea pueden asociarse signos y síntomas de disfonía concomitante o de disfunción de los pares craneales. La disfagia orofaríngea puede tener causas neurológicas, musculares, estructurales, yatrógenas, infecciosas y metabólicas. Las más comunes son las causas yatrógenas, neurológicas y estructurales. Las causas yatrógenas incluyen cirugía y radiación, a menudo en casos de cáncer de cabeza y cuello. La disfagia neurógena que es consecuencia de accidentes cerebrovasculares, enfermedad de Parkinson y esclerosis lateral amiotrófi ca es la principal causa de morbilidad relacionada con broncoaspiración y desnutrición. Los núcleos del bulbo raquídeo inervan directamente la orofaringe. La lateralización de la disfagia faríngea implica lesión de una estructura faríngea o una enfermedad neurológica que afecta de manera selectiva el núcleo ipsolateral del tronco del encéfalo o un par craneal. Los adelantos en los estudios de imagen funcional del encéfalo han dilucidado la importante función de la corteza cerebral en la función de la deglución y la disfagia. La asimetría en la representación cortical de la faringe proporciona una explicación de la disfagia que ocurre como consecuencia de accidentes cerebrovasculares corticales unilaterales. Las lesiones estructurales orofaríngeas que causan disfagia incluyen divertículo de Zenker, barra cricofaríngea y neoplasias. El divertículo de Zenker por lo general se encuentra en ancianos, con una prevalencia estimada entre 1:1 000 y 1:10 000. Además de la disfagia, los pacientes pueden presentarse con regurgitación de restos de alimentos, broncoaspiración y halitosis. La patogenia está relacionada con la estenosis del músculo cricofaríngeo, que causa disminución de la abertura del UES y que ocasiona incremento de la presión hipofaringe durante la deglución, con el desarrollo de un divertículo por pulsión inmediatamente por arriba del músculo cricofaríngeo, en una región de debilidad potencial conocida como dehiscencia de Killian. La barra cricofaríngea aparece como una indentación prominente por detrás del tercio inferior del cartílago cricoides y se relaciona con el divertículo de Zenker, que consiste en una distensibilidad limitada del músculo cricofaríngeo, lo que puede ocasionar la formación de un divertículo de Zenker. Sin embargo, la barra cricofaríngea es un dato radiográfico común y la mayor parte de los pacientes con barras cricofaríngeas transitorias cursan asintomáticos, por lo que es importante descartar otras causas de disfagia antes del tratamiento. Además, las barras cricofaríngeas pueden ser secundarias a otras enfermedades neuromusculares. Como la fase faríngea de la deglución ocurre en <1 s, es necesaria una fluoroscopia en secuencia rápida para valorar posibles anomalías funcionales. Para realizar una exploración fluoroscópica adecuada es indispensable que el paciente esté consciente y coopere. El estudio incorpora registros de las secuencias de deglución durante la ingestión de alimentos y líquidos de consistencias variables. Se explora la faringe para detectar retención del bolo alimenticio, regurgitación hacia la nariz o broncoaspiración hacia la tráquea. La sincronización y la integridad de la contracción faríngea y la abertura del UES con la deglución se analizan con el fi n de valorar tanto el riesgo de broncoaspiración como el posible tratamiento para la deglución. Las anomalías estructurales de la orofaringe, en especial aquellas en las que se necesita biopsia, también deben valorarse por laringoscopia directa.
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