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Elementos para una introducción al conductismo

Raúl Ángel Gómez


Introducción
Los sistemas psicológicos que pueden catalogarse como Psicología Comportamental tiene
como uno de sus principales orígenes al Conductismo.
El Conductismo es una corriente de la psicología que se basa en el empleo de
procedimientos estrictamente experimentales para estudiar el comportamiento observable
(la conducta), considerando al entorno como un conjunto de "estímulos-respuestas".
Este enfoque tiene sus raíces en el asociacionismo inglés, en el funcionalismo
estadounidense y en la teoría evolucionista de Darwin, el denominador común de dichas
corrientes es que sostenían en la concepción del individuo como un organismo que se
adapta al medio ambiente (Ardila, 2013).
El consenso historiográfico acuerda en que el artículo de John B. Watson (1878-1958),
titulado “Psychology as the behaviorist views it” (1913) dio origen al conductismo. Más de
un siglo después se sigue considerando como una de las publicaciones más influyentes en
toda la historia de la psicología. Fue un trabajo polémico, de gran influencia en la comunidad
científica y considerado el más ambicioso proyecto en la historia de la Psicología de
construir un sistema estrictamente lógico y objetivo de explicación de la conducta (Yela,
1996).
El conductismo es un programa de investigaciones cuyo objeto de estudio es la conducta.
Su objetivo es describirla, predecirla y manipularla. El estudio de la conducta no supone la
necesidad de una metodología especial, específica para la psicología y radicalmente
diferente de la metodología de las ciencias de la naturaleza. La construcción teórica se
efectúa en torno a tres categorías de fenómenos: Los de la situación, la conducta y el
organismo (Polanco, 2010).
En el presente texto vamos desarrollar algunos ejes conceptuales básico de esta corriente,
para esto recurriremos a un enfoque que parta de los aportes de algunos de los principales
autores.

Un nombre insoslayable: John Watson


Como decíamos en la introducción el trabajo de John Watson fechado en 1913 constituye
el manifiesto fundacional de este sistema psicológico. Revisar algunos aspectos de su
biografía nos acercaran las bases conceptuales del conductismo.
Watson nació en Greenville, South Carolina (USA), estudió en Furman University y más
adelante en la Universidad de Chicago. Su interés por la filosofía y específicamente por la
epistemología lo condujo a la psicología experimental. Luego de obtener su Doctorado en
1903, con una tesis titulada “Animal education: the psychical development of the white rat”
permaneció un tiempo en Chicago y luego se trasladó (1908) a la Universidad John Hopkins,
en Baltimore (Ardila, 2013).
En esta Universidad realizó la mayor parte de sus investigaciones experimentales, tanto
con animales como con participantes humanos, escribió artículos científicos y libros,
polemizó con los psicólogos tradicionales introspeccionistas que consideraban que la
psicología era la ciencia de la mente y no de la conducta, fue presidente de la American
Psychological Association (APA) en 1915 y salió de la Universidad en 1920 debido razones
personales por un gran escándalo de índole sexual y afectiva que cambió para siempre su
actividad profesional y científica (Ardila, 2013).
En adelante se dedicó a la psicología aplicada, escribió sobre crianza de los niños,
publicidad y propaganda, aspectos populares de la psicología y fue un pionero muy
reconocido en campos aplicados y un promotor de las posibilidades de la psicología a
principios del siglo XX (Ardila, 2013).
Volviendo a su artículo "Psychology as the Behaviorist Views It", publicado en 1913, en el
mismo con marcado tono polémico sostuvo que el concepto de conciencia, de mente, es
una superstición, una idea de la Edad Media. No es posible definir la conciencia, como
tampoco lo es localizarla o medirla; por lo tanto, no puede ser objeto de estudio científico.
Pues, para Watson, la psicología es el estudio de un comportamiento observable y medible.
En el momento de publicar este trabajo, que los historiadores consideran “El Manifiesto
Conductista”, Watson tenía 35 años y trabajaba en la Universidad John Hopkins. Era una
figura respetada de la psicología estadounidense y había sido reconocido como uno de los
líderes en este campo a nivel internacional. Los trabajos previos de Watson habían estado
muy influidos por la filosofía naturalista, por Darwin y su teoría de la evolución. Es esta
influencia la que lo llevo concebir la psicología como una ciencia natural y también como
una disciplina con importantes aplicaciones sociales, en el mundo de la educación, la
crianza de los niños, la familia, el trabajo, la publicidad y otros temas similares (Ardila, 2013).
No obstante esto, también hay consenso historiográfico para afirmar que la psicología
“objetiva” no comienza con Watson, pueden encontrarse antecedentes en Sechenov,
Pavlov (Ver más adelante) y Bechterev. En Estados Unidos Edward Thorndike y los
psicólogos comparativos habían realizado importantes trabajos desde la perspectiva
objetiva, no mentalista, de la psicología. Lo mismo había sucedido en Inglaterra. En
Argentina, José Ingenieros también se había dedicado a estudiar el comportamiento y lo
mismo había hecho Piéron en Francia (Ardila, 2013; Dewsbury, 1994).
Pero el escrito de Watson tuvo gran impacto en la comunidad científica internacional y
marcó un hito en el estudio del comportamiento. Fue una crítica a la psicología mentalista
y una propuesta de una perspectiva diferente, centrada en el estudio objetivo de la
conducta, sin tener en cuenta la conciencia ni utilizar la introspección como método para
encontrar datos válidos en psicología (Ardila, 2013; Dewsbury, 1994).
El planteo central era que la psicología no necesitaba de la introspección ni de la conciencia,
ni del alma ni de la mente, del mismo modo como la física o la química en tanto ciencias
naturales no la necesitan. De ahí deriva su premisa acerca de que el comportamiento podía
ser exhaustivamente estudiando mediante la observación de los Estímulos y la Respuestas
prescindiendo de cualquier mediación entre ellos (Mente, Conciencia, etc) y asumiendo a
tal entidad como una “Caja Negra” (Ardila, 2013).
Ardila (2013) afirma que la psicología que Watson propuso era una “psicología en tercera
persona”. Mientras que la psicología de Wundt había sido una psicología en primera
persona (el participante haciendo introspección sobre el contenido de su conciencia) y la
psicología de Freud había sido una psicología en segunda persona (el terapeuta analizando
las asociaciones del paciente por medio de la transferencia), esta psicología de Watson en
tercera persona es una ciencia natural, de laboratorio, sin presupuestos filosóficos
especulativos (Ardila, 2013).
Las críticas contra la psicología de su época que formuló Watson afirmaban que para
convertirse en una ciencia natural era preciso que la psicología abandonara el estudio de
la conciencia y el método introspectivo. Para Watson las ciencias naturales eran sinónimo
de ciencia. Por lo cual cualquier pretensión de cientificidad de la psicología estaba
subordinada a esta premisa.
En su escrito, Watson (1913) afirmó que la psicología como la ve un conductista es:

“… una rama puramente objetiva y experimental de la ciencia natural. Su objetivo teórico


es la predicción y el control de la conducta. La introspección no forma parte esencial de sus
métodos… El conductista… no reconoce una línea divisoria entre el hombre y el animal. El
comportamiento del hombre, con todo su refinamiento y complejidad, forma solo una parte
del esquema total de investigación del conductista” (p. 158).
Una de las características centrales del Manifiesto Conductista fue su énfasis en el
ambiente. Aunque Watson se refirió en muchas ocasiones a factores biológicos, ante todo
neurofisiológicos en sus trabajos con animales, con niños, y con adultos, su énfasis se
centró en el papel del ambiente. Nunca desconoció el rol de la biología en la conducta. En
lo que respecta al ambiente, le dio importancia primordial (Ardila, 2013). De esta manera
sentaba las bases para el establecimiento del tema central de trabajo de psicología
conductista: el aprendizaje.
Su conocida frase sobre este tema dice lo siguiente:
“Dadme una docena de niños sanos y bien formados y mi mundo específico para criarlos,
y yo me comprometo a tomar cualquiera de ellos al azar y entrenarlo para que llegue a ser
cualquier tipo de especialista que quiera escoger: médico, abogado, artista, mercader y si,
incluso mendigo y ladrón, sin tener para nada en cuenta sus talentos, capacidades,
tendencias, habilidades, vocación o raza de sus antepasados” (Watson, 1930, p. 104).

En este párrafo Watson denota un ambientalismo extremo que, a su vez implicaba una
filosofía muy optimista en relación al comportamiento humano y de la sociedad. Los seres
humanos pueden modificar su comportamiento mediante el aprendizaje y no están a
merced de contingencias biológicas, genéticas en términos contemporáneos. Somos
modificables, no hay un determinismo genético. La conducta es plástica, susceptible del
impacto del ambiente y por lo tanto podemos hacer un ser humano cada vez mejor y una
sociedad cada vez mejor, si decidimos hacerlo según Watson (Ardila, 2013).
El escrito de Watson tuvo una recepción polarizada: fue recibida con gran interés y
entusiasmo por muchos psicólogos y con un completo rechazo por parte de otros. Este fue
un momento fundante de esta corriente que generó dos bandos enfrentados a favor y en
contra del conductismo y dio forma a un sistema psicológico sin precedentes
El conductismo significo un proyecto de psicología sin mente por lo cual se contrapuso al
estructuralismo, al funcionalismo, al psicoanálisis y a otras maneras de conceptualizar los
fenómenos psicológicos. La nueva psicología con su énfasis en la predicción y el control
del comportamiento se estableció como una “escuela” psicológica que, con el paso del
tiempo, evolucionó y se convirtió en un “sistema” que impacto y aportó al campo general de
conocimientos y practicas de la psicología y otras disciplinas (Ardila, 2013; Yela, 1996).

Los antecedentes: Iván Pavlov y la Reflexología


La perspectiva desarrollada por Watson en relación a la plasticidad de la conducta y el
aprendizaje tiene sus antecedentes directos en los conocidos experimentos de Iván Pavlov
sobre el aprendizaje asociativo o condicionado.
Nacido en Rusia, Iván Pavlov es quizás la figura histórica más importante del estudio del
aprendizaje condicionado. Sus trabajos fueron pioneros, estimularon la investigación en el
área de la psicología de la conducta y establecieron los procedimientos y conceptos
fundamentales de la misma, dando lugar a lo que se denominó Reflexología, por el estudio
de los reflejos condicionados (Gutiérrez, 1999).
Médico y fisiólogo, formado en las intuiciones de educación superior de Rusia a fines del
siglo XIX completo su formación de postgrado en la actual Alemania donde trabajó en dos
laboratorios de investigación fisiológica (Gutiérrez, 1999).
De acuerdo a Gutierrez (1999), las investigaciones científicas de Pavlov se pueden agrupar
en tres momentos: la fisiología de la circulación de la sangre, el estudio de las glándulas
digestivas y el estudio de los reflejos condicionados, que luego fue extendido a una teoría
de la función cerebral, las bases biológicas de la personalidad y el estudio de la neurosis.
Su primera serie de experimentos, entre 1876 y 1888 fue sobre la presión de la sangre y la
inervación del corazón. El estudio de las glándulas digestivas se extendió de 1888 hasta
1897, cuando se publicó su libro sobre el tema, que se considera pionero en la ciencia de
la gastroenterología. Fue esta preparación la que hizo posible el posterior descubrimiento
de los reflejos condicionados. En 1904, Iván Pavlov recibió el premio Nobel de Medicina y
Fisiología por su trabajo sobre las glándulas digestivas (Gutiérrez, 1999).
No obstante, el mayor impacto de Pavlov en la historia de la ciencia no ha sido por el trabajo
de la fisiología digestiva, sino por sus descubrimientos sobre el aprendizaje condicionado
(Castillo, 2014).
La historia es bastante conocida: En el curso de sus investigaciones sobre la secreción de
saliva, Pavlov observó un fenómeno interesante. Cuando el experimentador presentaba
comida a un perro por primera vez, el animal salivaba una vez la comida llegaba a la boca.
Sin embargo, aquellos animales que habían sido expuestos a varios de estos ensayos,
empezaban a salivar antes de tener contacto directo con la comida.
A partir de esta observación Pavlov indagó sistemáticamente el fenómeno para llegar
establecer el condicionamiento clásico como un tipo de aprendizaje que consiste en
emparejar un estímulo originalmente neutro (toque de una campana, por ejemplo) con un
estímulo incondicionado (comida, por ejemplo) que produce una respuesta refleja o
incondicionada (salivación). Este estímulo, originalmente neutro, adquiere a partir del
proceso de condicionamiento la denominación de estímulo condicionado (Klein & Trobalon,
1994).
El procedimiento consiste en que después de que el estímulo condicionado (EC) es seguido
repetidamente durante varios ensayos por el estímulo incondicionado (EI) -en nuestro
ejemplo toque de una campana seguido de comida-, la asociación entre ambos se aprende
y esto se manifiesta en un cambio de las respuestas. Este aprendizaje se expresa en que
el estímulo condicionado (EC) ahora, producto del condicionamiento, por sí solo producirá
una respuesta, que se denomina condicionada (RC) (salivación), sin estar presente el
estímulo incondicionado (EI) (comida). Esto es, una vez establecido el proceso de
condicionamiento se salivará ante el toque de la campana sin estar presente la comida
(Klein & Trobalon, 1994).
En el condicionamiento clásico los nuevos estímulos adquieren la capacidad de producir la
conducta respondiente. Lo que el condicionamiento clásico de Pavlov demuestra es como
aprendemos distintas conductas a partir de los estímulos incondicionados innatos como son
la comida, la bebida y el aire, mediante la asociación con otros estímulos neutros del
ambiente presentes ante los mismos (Klein & Trobalon, 1994).
Pavlov tuvo la capacidad de reconocer la importancia de este hallazgo y abandonó su
trabajo en la fisiología de la digestión para dedicarse a la investigación de los reflejos
condicionados y en general del condicionamiento clásico (Castillo, 2014).
El descubrimiento básico de Pavlov estimuló la investigación en los fenómenos del
aprendizaje condicionado.
La influencia de Pavlov, sin ser psicólogo ni definir sus trabajos como estudios psicológicos,
ha sido extensa en psicología. En particular, el condicionamiento clásico se ha estudiado
en detalle por casi 100 años en Rusia, Estados Unidos, Polonia, Inglaterra y otros países
del resto del mundo. Y fundamentalmente los trabajos pavlovianos influenciaron en forma
considerable el pensamiento de pioneros del conductismo como el mismo John Watson y
otros como Clark Hull, Keneth Spence y a importantes investigadores actuales del
aprendizaje como R. Rescorla, N. Mackintosh, R. Millery M. Domjan (Gutiérrez, 1999).
A diferencia del conductismo watsoniano norteamericano en la Reflexología no se estudian
las relaciones Estimulo-Respuesta unidos por una caja negra (la mente, que no se estudia
porque lo que sucede ahí no se puede observar directamente), sino que también se
estudian con detalle los mecanismos neuronales que subyacen e intermedian a este tipo
de aprendizaje, el papel del condicionamiento pavloviano en la adaptación de los
organismos, y la generalidad de estos fenómenos entre especies y sistemas conductuales.
Es claro que la influencia de Pavlov continúa en la psicología moderna y se extiende a otras
áreas de la ciencia como las neurociencias y la biología; y fundamentalmente es crucial a
la hora de historizar las principales características del Conductismo como sistema
psicológico.

La continuidad: Skinner y el conductismo radical


A pesar de la impronta pionera de Watson puede decirse que el mayor impacto del
conductismo en la psicología y en la cultura occidental fue el conductismo radical de B. F
Skinner (1904-1990) y su desarrollo del condicionamiento operante.
Al decir de Plazas (2006):
“De todos los psicólogos contemporáneos, B. F. Skinner es quizás el más glorificado y el
más criticado, el más ampliamente reconocido y el más olvidado, el más citado y el más
malinterpretado.”
La obra de Skinner puede resumirse como una búsqueda: la búsqueda de orden en un
fenómeno aparentemente aleatorio, indeterminado e impredecible: la llamada conducta
voluntaria. Para esto desarrolla el concepto de Condicionamiento Operante o Instrumental
(Plazas, 2006).
Aportado al cuerpo teórico del conductismo en particular y de la psicología en general por
Skinner, el condicionamiento operante es una forma de aprendizaje mediante el cual un
sujeto tiene más probabilidades de repetir las formas de conducta que conllevan
consecuencias positivas y, por el contrario, menos probabilidades de repetir las que
conllevan consecuencias negativas
La tesis central aportada por Skinner en su trabajo “La conducta de los organismos. Un
análisis experimental” de 1938 plantea que la mayoría de la conducta humana se emite
libremente, aunque está regulada por sus consecuencias; esto es por los efectos que su
emisión produce sobre el medio ambiente. Es decir que la conducta “opera” sobre el medio.
De esta manera recibe el nombre de operante cualquier clase de conducta que opera sobre,
o afecta, el ambiente y esto a su vez puede tener consecuencia sobre el organismo emisor
de la conducta. Una conducta puede alterar el medio básicamente de dos modos:
añadiendo estímulos que no estaban presentes o retirando estímulos que ya existían. Los
estudios de Skinner (1975) llevaron a conceptualizar el condicionamiento operante y los
principios derivados del mismo.
El condicionamiento operante es un gran recurso teórico a la hora de explicar una variedad
de conductas. El condicionamiento operante ha explicado el hecho de que la probabilidad
de ocurrencia de una conducta está determinada por sus consecuencias (Skinner, 1975).
Cualquier evento estimular que incremente la probabilidad de emisión de una conducta
operante se denomina estímulo reforzante o Reforzador.
Esquemáticamente existen cuatro procedimientos o tipos de condicionamiento operante u
instrumental:

 Reforzador positivo o condicionamiento de recompensa: Un refuerzo positivo es un


objeto, evento o conducta cuya presencia incrementa la frecuencia de emisión de la
respuesta por parte de un sujeto. Se denomina «refuerzo» porque aumenta la
frecuencia de la conducta, y «positivo» porque el refuerzo está presente y es
agradable para el sujeto emisor.
 Reforzador negativo: Un refuerzo negativo es un estímulo, evento o conducta cuyo
cese o retiro incrementa la frecuencia de emisión de la respuesta por parte del
sujeto. Al igual que el anterior, se denomina «refuerzo» porque aumenta la
frecuencia de emisión de la conducta, pero «negativo» porque la respuesta se
incrementa cuando el estímulo desaparece dado que es desagradable para el
emisor de la conducta.
 Entrenamiento de omisión: Se produce cuando la respuesta operante impide la
presentación de un refuerzo positivo o estimulo agradable; es decir, consiste en
retirar el estímulo positivo cuando se emite la conducta para así provocar la
disminución de la frecuencia de dicha conducta.
 Castigo: El castigo provoca la disminución de una conducta porque el suceso que
la sigue es un estímulo aversivo o desagradable.
Otro concepto a tener en claro es el de Reforzador primario. El cual es un estímulo cuyas
propiedades reforzantes no derivan de la historia de condicionamiento anterior. Su valor es
innato o incondicionado por ejemplo: comida, aire, agua, azúcar.
En mismo sentido podemos definir al Reforzador secundario o condicionado. Es aquel
estímulo neutro que ha adquirido propiedades reforzantes según un proceso pavloviano del
condicionamiento clásico (es decir, por medio de un emparejamiento previo con un
reforzador primario). Son de esta manera refuerzos aprendidos, que se relacionan con la
historia previa de reforzamiento del sujeto, pueden ser materiales (ej., un objeto), sociales
(premios), expresiones como sonreír, cercanía (comer juntos), contacto físico (acariciar),
actividades (ej., pasear).
También debe definirse el Estímulo discriminativo: aunque las conductas están reguladas
por sus consecuencias sin embargo la mayoría de las conductas operantes no se emiten al
azar, sino que determinadas condiciones estimulares pueden señalar la conveniencia o no
de emitir una determinada conducta. Se conoce como estímulo discriminativo a aquel
estímulo o situación estimular que señala que si se emite una conducta es probable que
obtenga reforzamiento u obtenga castigo.
Skinner consideró que su investigación sobre los programas de reforzamiento constituía el
principal aporte de su obra. El gran descubrimiento del condicionamiento operante es que
la conducta de un organismo cualquiera cae bajo el control de ciertos estímulos debido a
sus consecuencias, y los programas de reforzamiento establecían las diferentes relaciones
temporales en que podía darse dicho control. A través de ellos Skinner pudo dar cuenta de
una gran cantidad de fenómenos, en particular del comportamiento humano, que caían
dentro de lo que se denominaba conducta voluntaria, y se creían indeterminados (Plazas,
2006).
A partir de esta matriz conceptual Skinner señala que el aprendizaje explica la conducta, y
el aprendizaje, por su parte, está controlado por los reforzadores. Sólo la conducta
observable y medible puede sentar las bases para predecir, explicar y controlar la conducta
y por lo tanto desarrollar el cuerpo teórico de la Psicología Científica. Por lo tanto, Skinner
se concentra en hallar los vínculos observables entre el comportamiento y las condiciones
que lo ocasionan o controlan ubicando su posicionamiento epistémico como el
conductismo radical.
Resumiendo, como afirma Plazas (2006) Skinner rechaza el uso de conceptos internalistas
o mentalistas para explicar la conducta humana; conceptos tales como: alma, espíritu,
conciencia, mente, ideas, representación, procesador de información, etc. sobre la base de
tres argumentos:
1. Argumento ontológico: dichos términos hablan de cosas con naturaleza metafísica, y por
lo tanto no hacen parte de la naturaleza en sí.
2. Argumento metodológico: generalmente se recurre a usar estos términos para explicar
la conducta y dejar de indagar; pero dichos términos también deben ser explicados, y
generalmente cuando se les da una explicación se vuelve a recurrir al ambiente.
3. Argumento práctico: dichos términos no son de utilidad para la modificación práctica de
la conducta de otros porque no son directamente manipulables. Nosotros cambiamos la
conducta de otros estimulándolos con nuestra conducta, pero no “entrando” en ellos para
modificar la conciencia o la mente.
Las fases del devenir de la Psicología Conductista
Algunos desarrollos historiográficos (Polanco, 2010; Yela, 1996) han propuesto que es
posible establecer análisis cronológico/conceptual del desarrollo de la escuela conductista.
Este enfoque cronológico presenta la ventaja de indicar un orden temporal y una ubicación
o contexto de origen en los hechos o teorías del sistema conductista.
De esta manera según Yela (1996) el devenir del conductismo puede resumirse en cinco
fases consecutivas:
1) La fase del nacimiento y difusión, de 1910 a 1930: representada por Watson y
caracterizada por el Objetivismo antimentalista de lo que pudiera llamarse el conductismo
clásico, contestatario, dogmático y programático.
2) La fase de las teorías, de 1930 a 1950: donde se elaboran los grandes sistemas con
autores como: Hull, Tolman, Guthrie, Skinner. Caracterizados por el objetivismo positivista
de los que cabe denominar el neoconductismo sistemático, dentro del cual podemos ubicar
el conductismo radical de Skinner.
3) La fase de la crisis, entre 1950 y 1960, caracterizada por una crítica interna.
Primeramente, por no ser lo suficientemente conductistas, y posteriormente por haber
creído demasiado en las leyes conductistas.
4) La fase de declive, entre 1960 hasta 1980, declive caracterizado por el paso del
conductismo sistemático a la psicología de la conducta, reconociendo cada vez más
constructos psiconeurobiológicos, y el creciente énfasis en la importancia de los procesos
cognitivos.
5) La fase de la caída, en 1980, en la que la inmensa mayoría de los psicólogos ya no
considera más a la conducta como objeto único, sino como una de las vías de verificación
de las tesis psicológicas. Evolucionando a conductismo metodológico.

A modo de cierre
Estas breves páginas han intentado desplegar un resumen descriptivo de lo que
consideramos los principales ejes temáticos y conceptuales de un sistema psicológico que
impactó de manera crucial en la psicología del siglo XX. Evidentemente, poder dar cuenta
de manera exhaustiva de la complejidad teórica e histórica del conductismo supera
cualquier intento monográfico de las características aquí presentadas.
Por otro lado, es importante señalar que parte del impacto teórico cultural del conductismo
reside en su origen y afincamiento en las principales universidades norteamericanas. La
consolidación de este país como principal potencia imperialista en la segunda mitad del
siglo XX tiene un peso más que importante a la hora de comprender la influencia de este
sistema psicológico en la psicología occidental.
Finalmente, es menester aclarar que en este texto se han omitido conscientemente el
desarrollo de autores tales como Hull, Tolman, Guthrie sin que ello implique una valoración
de su importancia en el devenir teórico e histórico del conductismo. En el mismo sentido se
ha omitido incursionar el proceso de crisis o declinación de la corriente. Se trata de elección
narrativa a fin de focalizar en el objetivo de desarrollar descriptivamente algunos ejes
conceptuales básico de esta corriente.

Bibliografía
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Dewsbury, D.A. (1994). Jhon B. Watson: profile of a comparative psychologist and proto-
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