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NOCIÓN DE LA LITURGIA
Liturgia, según el sentido etimológico ληιτον έργον (publicum opus, munus,
ministerium), en el uso corriente de los clásicos griegos entraña el concepto de una obra
pública llevada a cabo en bien del interés de todos los ciudadanos.
En las ciudades griegas, y especialmente en Atenas, los que poseían un censo
superior a tres talentos estaban encargados por turno, lo mismo en la paz que en la guerra,
de un conjunto de diversas prestaciones (λειτουργίαι), los cuales, mientras se hallaban
investidos de honores y de cargas, redundaban en beneficio de todos los ciudadanos. Así
eran, por ejemplo, la organización de una fiesta pública (χορηγία), la representación oficial
de la ciudad en los grandes juegos nacionales (γυμνασιαρχία), las consultas oficiales en el
oráculo· de Belfos, etc.
En seguida, el término λειτουργία, del concepto de un servicio llevado a cabo para
la colectividad y en favor de ella, pasó a designar el conjunto de servicios que constituían el
culto de los dioses. Pero en esta última significación la obra del interés común no queda a
cargo del individuo privado, sino de todos los ciudadanos. Aristóteles escribía a este
respecto: “Los gastos des-tinados al culto de los dioses son comunes a todas las ciudades.
Es necesario, pues, que una parte de los fondos públicos sirva para pagar los gastos del
culto de los dioses” (εις τας προς τους θεούς λειτουργίας).
Pero la persona no fue hecha para vivir solo. Dios lo ha creado para vivir en sociedad;
es un ser social. Por consiguiente, la sociedad humana, por las mismas razones (data
proporcione) que valen para el individuo, tiene a su vez la obligación de dar a Dios, su
autor, un culto público y social.
Este culto, cuya organización Dios podía dejar a la libre voluntad de los jefes de la
sociedad, quiso organizarlo El mismo en el mundo por divina revelación: primero,
mediante el culto mosaico, y más tarde, mediante el culto cristiano, que, establecido por
Cristo y sus apóstoles en líneas esenciales, se desarrolló admirablemente a través de los
siglos por la obra asidua y clara de la Iglesia católica.
El término culto, por lo tanto, que en sentido genérico significa toda expresión de
sentimiento religioso, designa, en sentido objetivo, aquel conjunto fijo y ordenado de
normas por el cual se halla organizada la religión exterior correspondiente a una
determinada sociedad. Tendremos así un culto pagano, un culto hebreo, un culto cristiano.
En éste segundo caso, culto viene a ser, como veremos, sinónimo de liturgia, y a este
término nos atendremos preferentemente según el uso más común de los escritores
modernos.
Muy agudamente observa San Agustín: Orantes de membris sui corporis faciunt
quod supplicantibus congruit, cum genua figunt, cum extendunt manus, vel etiam
prosternuntur solo, et si quid aliud visioiiiter faciunt, quamvis eorum invisibilis voluntas et
cordis intentio Deo nota sit, nec Ule indigeat his indiciis, ut humanus ei pandatur animus;
sed hiñe magis seipsum excitat homo ad orandum gemendumque humilius ac ferventius. Et
nescio quomodo, cum hi motus corporis fien nisi motu animi praecednte non possint,
eisdem rursus exterius visibviter foctis Ule interior invisibilis, qui eos fecit, augetur; ac per
hoc cordis affectus, qui ut fierent ista praecessit, quia facta sunt crescit (De cura gerenda
pro mortuis: PL 40,597).