Introducción
El historiador es un ser humano situado en unas coordenadas muy determinadas y
establece un particular círculo hermenéutico con los datos y acontecimientos.
La verdad del mensaje reside entre interpretaciones y acontecimientos.
Proclama en el diálogo con la samaritana “el culto en espíritu y en verdad”. (Jn.4, 20-
24) que Dios espera de los adoradores. Jesús no se limita a enseñarlo, lo encarna
personalmente en toda su existencia.
La expresión “en espíritu y en verdad” significa que para la autentica adoración de Dios
es necesario que el ser humano sea capacitado por Dios, sea colmado y penetrado por el
espíritu de Dios.
En el libro del Levítico describe minuciosamente los numerosos sacrificios por los que
la clase sacerdotal servía a Dios en nombre del pueblo.
Ahora bien, cuando Cristo muere en la cruz- ofreciendo un sacrificio existencial, no
ritual- el velo del templo se rasgó en dos. Ese desgarro significa para la comunidad
apostólica que el régimen cultual del templo ha cesado de forma definitiva. La misma
comunidad cristiana, será desde ahora el templo de Dios viviente.
Podríamos definir la esencia de este nuevo culto como culto escatológico, pneumático y
cristológico. El culto definitivo del último tiempo, realizado en la vida diaria, bajo la
irrupción dinamizadora del Espíritu y suscitado por el acontecimiento, Jesús.
La Comunión Fraterna
La Koinonía o comunión fraterna, como elemento integral de las asambleas.
Los cristianos de Jerusalén se congregan diariamente en la casa, para celebrar juntos la
comida comunitaria y la fracción del pan.
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En el fin del siglo II y comienzos del III hay una gran expansión del cristianismo que
traen nuevos obstáculos como el de infundir un espíritu nuevo a los usos y costumbres
de la sociedad. Se buscó qué conservar y qué rechazar de la cultura. Ejemplo: en
filoofía helénica hay una triple postura:
Rechazo: Tertuliano: “no tenemos necesidad de búsqueda después del Evangelio”.
Apertura moderada: Justino: “contemplar a Dios es el fin de la filosofía de Platón”.
Semina Verbi.
Evaluación positiva que llega hasta la defensa del helenismo: Clemente de Alejandría:
“la filosofía y el AT son como tutores que nos llevan a Cristo”. Y Orígenes que insiste
en el conocimiento profundo de Grecia.
En el siglo III, entre persecuciones, hay espacio para la paz que permiten la
evangelización y la organización interna, reflexión teológica, formas más definidas de
culto, etc.
A fines de siglo hay un aumento numérico, el cristianismo es la máxima fuerza
espiritual del Imperio. Aunque también aumentan los apóstatas porque hay una
rutinización del carisma.
Catecumenado y Bautismo
“El cristiano no nace, se hace” (Tertuliano)
Para este fin, en los siglos II y III surge el catecumenado que es el proceso básico del
llegar a ser cristiano, garantizado por un sólido marco institucional.
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Unos subrayan más la muerte y los otros la resurrección, pero sin descuidar los dos
aspectos. Esto, sin embargo, generó una viva controversia. Nicea dice que la fecha es el
domingo siguiente al 14 de Nisán, o sea, el domingo que sigue al plenilunio
inmediatamente posterior al equinoccio de primavera (entre el 22 de marzo y el 25 de
abril).
Familias litúrgicas.
En oriente tres centros importantes que tiene su actividad y liturgia respectiva:
Antioquia, Alejandría y Constantinopla (son tres patriarcados diferentes).
En occidente no hay ninguna metrópoli ni sede eclesiástica que pueda competir con
Roma. También en occidente nacen y se desarrollan ritos particulares. Se introduce el
latín litúrgico y la iglesia de Roma es la primera.
Predicación y liturgia
La eucaristía dominical era el momento principal para crecer en la fe. Esta época es de
grandes predicadores.
En Oriente: Basilio, Gregorio Niceno y el más famoso Gregorio Nacianceno.
En Occidente: Agustín.
Las predicas solían ser largas. Generalmente el predicador se sentaba y el pueblo
permanecía de pie. Idea que a Agustín no le satisfacía mucho, ya que era uno de los
oradores junto con Ambrosio que llegaba a predicar 2 o más horas. Sus predicas estaban
alimentadas por la Escritura y la liturgia. Agustín “hay que orar antes de predicar y hay
que vivir aquello que se predica”. Generalmente todos los presbíteros que asistían a la
celebración eucarística podían decir algo y luego predicaba el Obispo, con el arrianismo
se les prohibió a los presbíteros predicar en las celebraciones públicas.
Anáfora y canon
La cena del señor o fracción del pan (siglo IV) se pasó a llamar en occidente como
misa.
En la misma época afloran las plegarias eucarísticas tanto en oriente como en occidente.
Para designar la gran oración eucarística los griegos utilizaban el término anáfora.
Todos los ritos orientales disponen de una anáfora fija que no admite cambio alguno en
su estructura interna. Y esta formada de forma trinitaria. (Estructura: oración teológica;
parte oikonómica de la acción de gracias hecha con el santo – el santo aparece en el
siglo IV en oriente tomado de Isaias 6- ; anamnesis, parte fundamental y cristológica,
esta parte incluye la epíclesis que es la invocación al Espíritu Santo).
En occidente se componen las plegarias por piezas móviles que al juntarse forman una
especie de mosaico. La estructura del canon romano es la siguiente: 1- diálogo inicial
con la asamblea; 2- prefacio (estructuralmente móvil); 3- canto del sanctus; 4-
intercesiones con elementos de oblación; 5- Epíclesis I; 6- relato de la institución
eucarística; 7- anámnenesis; 8- Epíclesis II; 9- nuevas intercesiones; 10- doxología final
del presidente con Amén del pueblo.
Espacios nuevos
Siglo IV, se intensifican los intercambios cristianismo y entorno socio-cultural (culto
cristiano y cultura pagana). Mientras se desatendían los templos paganos, las iglesias se
multiplican y el culto cristiano, sufre una mímesis con los modelos de las ceremonias de
la corte imperial. Se erigen suntuosos edificios cultuales en las grandes capitales del
Imperio, por impulso del propio emperador y su familia.
Por la donación del palacio de Letrán, se construye en Roma la primera sala de la
liturgia cristiana, datable posiblemente en el año 320.
Constantino en Constantinopla, ordena la construcción de otra gran iglesia. Y por
iniciativa de la familia imperial se erige la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. El
mismo emperador edifica, con los materiales del circo de Nerón y en su mismo
emplazamiento, la antigua basílica de san Pedro, que permanece hasta el S. XVI. San
Pablo Extramuros es del tiempo de Teodosio.
Del S. IV al VI, todo el Imperio romano, oficialmente cristiano, vieron florecer a varias
basílicas. Deja de ser ya el lugar de morada de la divinidad para ser el lugar de reunión
para los fieles, en las que podían realizar adecuadamente los ritos litúrgicos.
Tenían elementos griegos, romanos y asiáticos.
La basílica, género arquitectónico proveniente de la cultura profana, y del término
basileus: rey, emperador, se evocaba un cierto estilo de esplendor y grandeza.
El cristianismo se inspira en el modelo profano de la arquitectura civil, y lo reconvierte
respondiendo a las exigencias litúrgicas, en lugar del estilo de los templos paganos.
Ábside, adecuado para la sede del Obispo o el banco semicircular del presbiterio.
Ambón, se ubicó al comienzo de la nave principal y el altar vario de lugar según la
región.
Eran bellas por la armonía de sus proporciones, la fastuosa decoración, los mosaicos, el
ciborio sobre el altar y las balaustradas alrededor, etc.
La novedad del marco arquitectónico trae una mutación en el estilo litúrgico. La
basílica es lugar de reunión, es reflejo y expresión de la gran asamblea.
Este cambio introducido en las dimensiones transformó la calidad de las relaciones
entre los miembros de la asamblea, el carácter de los dos polos fundamentales de la
celebración cristiana: Palabra y Eucaristía. Pero paga las consecuencias el valor
simbólico del banquete. (S. Agustín las llamaba “casa de oración”, S. Ambrosio “Aula
Dei” y algunos Padres Griegos subrayan el carácter sagrado y tremendo del santuario.)
En los Siglos IV y V, se multiplican los edificios cultuales. El poder imperial sanciona
legalmente en varias ocasiones el cierre de templos paganos y la prohibición de
sacrificios, incluso bajo pena de muerte. La periferia de las ciudades (extra muros) se
dota ahora de edificios cultuales. La veneración de los mártires recibe un fuerte impulso
y sobre los sepulcros se construyen grandes basílicas. Y en los días del nacimiento el
mártir o el aniversario se reúnen los fieles en los cementerios para celebrar la
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Eucaristía. Tendrá ya una nueva fase el culto cuando los restos de éstos se trasladen a
las iglesias intra muros.
En el Siglo V en África aparece la costumbre de que los altares para ser legítimos
debían contener reliquias de mártires.
Además de las basílicas de planta rectangular se dan edificios de planta central, más
frecuentes en Oriente, debido a la proximidad de los modelos persas. Brota el arte
bizantino de los dos mundos culturales, Occidente y Oriente, encontrados en la ciudad
de Constantino.
En el siglo VI, bajo el imperio de Justiniano, la arquitectura bizantina adquiere su plena
madurez, por el impulso que le dio al arte este emperador (Iglesia de Sta. Sofía).
No podemos olvidar los baptisterios de estas épocas. Al comienzo para el Bautismo se
usaban las mismas termas privadas, y a veces consistían en una pequeña habitación
cuadrada o rectangular, integrada en un sistema de dependencias anejas a la basílica.
Otras veces eran construcciones autónomas. Los más repetidos son los redondos u
octogonales. La primera era de origen funerario, recordando que el bautismo es la
muerte y la resurrección en Cristo, y el segundo, evoca el “octavo día”, el día nuevo y
sin ocaso de la eternidad, porque el Bautismo es el nacimiento a la vida eterna.
Encontramos igualmente, la sala cuadrada, y la pila bautismal excavada en el pavimento
en función de la inmersión total o parcial.
Desde el S. V, las basílicas comienzan a estar dotadas de campanarios, que sustituyen
en Occidente las matracas o carracas usadas por los monjes orientales.
Anexo: Los Padre de los S. IV-V, edificaron los hospitales para enfermos, albergues
para transeúntes y forasteros.
Basilio de Cesarea construyó la Basiliada, hospital para pobres, peregrinos y enfermos.
Tiempo cristiano
El Domingo, en los primeros siglos del cristianismo era un día de reunión, cena común
y alegría, pero no era precepto al igual que el sábado de los judíos.
Durante los tres primeros siglos es día laboral, y no muestran los cristianos mayor
interés por un completo descanso en la fiesta semanal del Señor resucitado. Las
primeras leyes fueron de Constantino en el 321. Este emperador era heliolátrico, por lo
que deseaba unir el Imperio bajo una religión solar de tipo monoteísta, apoyando a las
fuerzas emergentes en ese momento, los cristianos monoteístas y los adoradores del sol.
Posteriores decretos en este sentido: Dominicus dies, año 386. Entra el día del Señor en
la legislación civil junto a la denominación pagana día del sol.
389: Ley del reposo dominical, emperadores Valentiniano, Teodosio y Arcadio,
añadiendo los quince días de la Pascua.
392: Prohíben en domingo los certámenes del circo, porque o competían con las horas
del culto o porque se consideraban impropios del día del Señor.
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409: con Honorio y Teodosio, se legisla sobre posibles acciones humanitarias a favor de
los encarcelados como propias del domingo (carácter de liberación social).
Dentro de este trasfondo sincrético del culto al sol y la fe cristiana aparecen las fiestas
de Navidad y Epifanía.
Oriente: lugar desde donde nos viene el sol era considerado por los antiguos como la
sede de la vida, la felicidad y la fuerza, así el sol naciente vino a ser símbolo de una
divinidad.
Desde las raíces bíblicas se lo considera a Dios como “luz del mundo, sol de justicia”.
De manera que los atributos que antes se les aplicaban al sol, y después al emperador
fueron ahora dirigidos a Cristo.
Los Evangelios, no concretan el día exacto del nacimiento de Jesús, por tanto no hay
más fuentes que esta.
Algunos quisieron fijarla en base a especulaciones, sin base histórica.
Así se pretende fijar el 28 de marzo o el 20 de mayo como fecha. Orígenes dirá que
festejar el nacimiento de una persona es una costumbre pagana, y en la Escritura, según
él, sólo los paganos e impíos han festejado este tipo de fiestas.
Solamente en el sigo IV, el 25 de diciembre adquiere carta de ciudadanía y se impone
en Occidente primero y luego en Oriente.
Los Padres de la época predican esta fecha como histórica y se esfuerzan en
demostrarlo.
Esta fecha aparece en Roma, como fiesta cristiana, después de la paz de Constantino.
Aparece por vez primera en el Cronógrafo del 354, entre otras numerosas noticias
civiles, el calendario señala los mártires más célebres, y a su cabeza aparece la fiesta de
Navidad. La lista entera se ha probado que fue compuesta cerca de los años 335-336.
Litúrgicamente no se celebra más que aniversarios o dies Natalis de los mártires.
Similares orígenes tuvo la fiesta de la Epifanía. El primer testimonio es Egipcio. Según
Clemente de Alejandría, hacia los años 120-140 los gnósticos seguidores de Basílides
festejaban ese día el bautismo de nuestro Señor. Celebración relacionada con otra de
tipo pagana, (nacimiento de Aion, dios patrono de Alejandría) También esta fiesta
estaba relacionada, al parecer con el solsticio de invierno y la constatación del
crecimiento de la luz, al igual que la fiesta romana del Natale Solis Invicti.
Siglo IV: Varios testimonios hay en Oriente sobre la celebración de la Epifanía, aunque
las Iglesias no parecen concordar en cuanto al contenido preciso de la fiesta. La Iglesia
de Jerusalén celebraba ese día, 6 de enero, la Natividad junto a la adoración de los
Reyes y los pastores. Egipto, añadía el bautismo del Señor.
Documentos de la fiesta en otros lugares: en 361 en la Galia, en 380 en Zaragoza, en
Nola en el 400.
Después ambas fiestas se cruzan; la Epifanía comienza a celebrarse por Occidente y la
Navidad por Oriente. (fechas: 370-380 en Capadocia, 386 en Antioquia, 430 en Egipto
y siglo VI en Jerusalén)
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más de Dios. Como confrontación con los arrianos trajo además un oscurecimiento de
la idea de mediación sacerdotal de Cristo. Surgieron así varias oraciones litúrgicas
dirigidas a Cristo y con dos sínodos africanos se rechazó con energía tal innovación,
decretando que “durante el servicio del altar, toda oración debe dirigirse siempre al
Padre”. (Tesis defendida por Jungmann sobre el lugar que ocupa Cristo en la plegaria
litúrgica, sirviéndose de Agustín - Su tesis era “orar al Padre por Cristo.”)
Este autor, fue matizado o completado por investigadores como Fischer y Gerhards. El
primero de ellos, afirma una doble actitud o perspectiva, refiriéndose a que hay
oraciones dirigidas al Padre por Cristo, y otras dirigidas al mismo Cristo.
El segundo, remarcó la función de mediador “de arriba hacia abajo” que apenas tiene
relieve en la liturgia romana, y que no corresponde con el pensamiento occidental, que
es de carácter ascendente. Sí corresponde a la tradición oriental, cuya religiosidad se
funda en el movimiento descendente de la gracia divina.
Hoy se puede decir, con precauciones que la oración dirigida a Cristo ha sido desde
siempre una de forma legítima de la oración cristiana comunitaria. Es mérito de
Jungmann mostrar la significación primordial de la oración “por Cristo al Padre”.
La lucha contra el arrianismo deja impronta también en las fiestas nuevas de Cristo,
(Navidad y Epifanía) surgidas en el Siglo IV. La defensa contra las herejías
cristológicas permitieron el fervor por la defensa de la divinidad de Cristo, que además
facilitó la difusión y popularidad de estas fiestas.
Siglo V: La lucha contra la erejía nestoriana, produjo efectos similares. Algunos
partidarios de Nestorio, se mostraron contrarios al titulo “Madre de Dios” concedido a
María, los occidentales replicaron con celo renovado a favor de la exaltación de la
Madre de Dios. Los Orientales se pusieron de pie para reparar la injuria hecha a la
Madre de Dios. Se construyen basílicas en su honor, aparece ensalzada en escritos,
cantos y predicaciones. Junto a esto se originaron dos fiestas marianas importantes,
Dormición o Asunción de la Virgen (celebrada antes del 500 y extendida por todo
Oriente en el siglo VI) y la Natividad de la Virgen. La Anunciación y la del 2 de
febrero, que nacieron en Oriente, se agregan al ciclo de Navidad y posteriormente, con
Gregorio Magno entrarán en la liturgia Occidental.
Finalmente como reacción anti-arriana, se disminuye la práctica de la comunión. Este
fenómeno del siglo IV, es observable en Occidente y Oriente. Los monofisistas, que
niegan la naturaleza humana de Cristo, y sólo reconocen su naturaleza divina, son los
que manifiestan con mayor fuerza los sentimientos de temor y terror ante el sacramente
de la eucaristía.
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Contexto General
1- Durante esta etapa, la población es fundamentalmente agrícola. Este es un hecho de
ruralización que configura la sociedad medieval en una sociedad con terratenientes
más o menos pudientes, bajo la autoridad de un señor feudal o un rey.
- Este es el período de la cristianización de Europa, lo que es el efecto remoto pero
efectivo de la conversión del Imperio. Gregorio Magno, inaugura un programa
misional que tendrá importantes consecuencias eclesiales (manda a Agustín y sus
monjes evangelizar Inglaterra, año596)
- La unidad religiosa de la cristiandad occidental es la característica peculiar del
período occidental.
2- Entre los cuatro siglos que nos ocupan, las transformaciones son lentas en casi rodo
occidente, incluso también en la Iglesia. Sin embargo, en este período se realiza la
fecunda gestación del futuro de la Iglesia.
- Hay un sorprendente auge del Islam . Entre los años 711 – 713, es invadida la vieja
Hispania, y no pocos de sus habitantes son reducidos a esclavos y convertidos a la
fe islámica. Sin embargo, a muchos de ellos se les tolera conservar las tierras y su
religión cristiana. Estos son los mozárabes, que tendrán notable influencia en la
vida del país y en la vida litúrgica.
3- En el año 800 Carlomagno asume como emperador, quien se considera sucesor de
Constantino y, en su derivación, custodio y defensor de la doctrina cristiana. Este
emperador establece una notable simbiosis entre religión y política, que caracteriza
a toda la Edad Media. Promueva una importante cultura literaria y arquitectónica.
- En Bizancio se sufre la crisis iconoclasta (726-843). Provocada por la influencia
del Islam, divide a la Iglesia bizantina en dos partidos. Para poner fin a esta
controversia se celebró el concilio II de Nicea (786-787)
- Es de destacar las personalidades de los hermanos Cirilo y Metodio, creadores una
nueva lengua literaria: el glagolítico. Ellos protagonizaron un polémica con Roma
acerca de la lengua litúrgica.
4- Entre la muerte de San Benito (548) y la de San Bernardo (1156), la vida monástica
es de gran importancia. Aportan una notable influencia en lo que se refiere a lo
espiritual e intelectual, económico, laboral y artístico.
- Está en este período la ruptura con la Iglesia oriental, tras la excomunión del
patriarca de Constantinopla por León IX.
5- Dionisio el Exiguo, es un monje del siglo VI que propuso un nuevo sistema para
contar los años. Ya no se tomaría un hito pagano como la fundación de Roma por
Rómulo y Remo, ni la referencia del perseguidor Dioclesiano, sino la Encarnación
de Jesucristo.
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La liturgia céltica, se desarrolló en Irlanda, aunque no llega a ser una liturgia propia
de esta iglesia. Se afirma en la composición de himnos en lengua latina, más que
textos eucológicos.
2. La liturgia hispánica, se desarrolla en España entre los siglos VI al XI. El siglo VII
es la época de grandes creaciones eucológicas. Esta liturgia fue suprimida por
Roma, sin embargo después de un tiempo en Toledo se logra recuperar y
actualmente se mantiene en una capilla de allí.
Las liturgias galicana e hispánica, debieron nacer contemporáneamente y afianzarse
en bases similares: el patrimonio litúrgico procedente del África latina y los textos
eucológicos romanos.
El oficio divino mantiene la distinción entre las horas ad matutinum y ad vesperum,
las de la comunidad eclesial (catedralicia) y monástica. En el santoral la fiesta
mariana del 18 de diciembre, es la única hasta el siglo IX y hay numerosas fiestas
de mártires hispánicos.
El Bautismo
El siglo VI es el de inflexión en el bilingüismo iniciático (Bautismo de adultos,
Bautismo de niños) que había coexistido. Se da por dos hechos fundamentales:
Se generaliza el Bautismo de niños.
Desaparece el catecumenado como preparación para el Bautismo.
La Iglesia y el derecho civil, con penas y sanciones, consolidan esta práctica haciéndola
obligatoria.
Hay un cambio eclesial que se traduce en estos ritos: no existe la preocupación de
integrar lo nuevo, sino de conservar el pasado. Desde aquí el Bautismo de niños será
considerado como el segundo nacimiento en Cristo y la entrada a la comunidad eclesial.
Pero la transformación en la praxis no corresponde a la transformación ritual porque el
catecumenado no desaparece a nivel ritual, al contrario se multiplican ritos y
ceremonias sobre un sujeto ahora inconsciente. Esto da paso al Ordo Romanus XI que
describe esta práctica bautismal del siglo VII. Entonces:
La comunidad no se siente afectada por el acontecimiento bautismal.
No se siente necesidad de celebrarlo dentro de la asamblea.
El Bautismo se realiza días de entre semana.
Se añaden la entrega de los Evangelios (sustituyen a la catequesis).
Se entrega el credo niceno-constantinopolitano, ya no el de los Apóstoles.
Se puede incluir en la misma celebración la Confirmación y la Primera Comunión.
La “Penitencia Tarifada”
La Institución Penitencial antigua, “Segundo Bautismo” no reiterable era esencialmente
comunitaria.
La solución muy esperada llega de un movimiento monástico de Irlanda y de Gran
Bretaña a partir del 580 con un nuevo sistema penitencial: un sistema de penitencia
cuantificada y repetitiva con posibilidad de perdón ante cada pecado grave. Estos
monjes eran consejeros espirituales de los laicos y comenzaron a establecerles tarifas
penitenciales: a cada pecado correspondía una expiación predeterminada y cuantificada,
que consistía sobre todo en ayunos. Pero admitía “rescate de penitencia” (por ejemplo:
ayuno rescatado por un cupo de Misas con estipendio, o “rescatado” por terceras
personas) que eliminaba la expiación efectiva del pecador y degeneraba en abusos.
Los confesores disponían de “Libros Penitenciales” que proliferaron entre los años 600
y 800.
Lo llamativo es que este paso se dió sin ninguna intervención del Magisterio Romano.
A la hora de tomar posición ante la nueva práctica hay opiniones diversas: el concilio
de Toledo (589) rechaza esta “innovación intolerable”, el de Chalón-sur-Saone (650) la
reconoce como útil, además por la rectificación periódica del comportamiento del fiel.
Esta Penitencia individual y cuantificada no es fruto de una evolución sino que es una
sustitución. Ningún sacramento ha sufrido tan profundas transformaciones como este.
La Celebración de la Eucaristía
El ejemplo más evidente del distanciamiento entre el culto y la comunidad cristiana es
la aparición de la Misa privada o Misa solitaria, celebrada a solas por el sacerdote.
Aparece por los siglos VI-VII y se generaliza en el siglo VIII, en los monasterios (se
multiplican los monjes sacerdotes).
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Explicación alegórica
Esto aparece como un intento de salvar la distancia entre el culto y la comunidad. Ya
que los fieles no comprendían los textos y la liturgia les resultaba oscura, se intentaba
dar una interpretación simbólica a todos los gestos y elementos exteriores. Se percibe la
necesidad de explicar las formas litúrgicas heredadas por tradición pero no poniendo de
relieve su sentido real, sino rebuscando en el proceso exterior significados ocultos. Este
género literario consta de pequeños tratados que a partir del siglo IX se conocen como
Expositiones missae, y son como manuales de formación teológica y moral que parten
de los misterios celebrados. Estos comentarios tuvieron gran éxito y difusión por varios
siglos, pero no favoreció la auténtica participación comunitaria en la liturgia.
En oriente aparece como protagonista el Pseudo Dionisio, y en occidente Isidoro de
Sevilla, Alquino, y Amalario de Metz.
Canto Gregoriano
Música pre-gregoriana
La evolución del canto asume un papel relevante. La lengua y los condicionamientos
geográfico-culturales, habían propiciado la diversificación de prácticas litúrgicas y
musicales. Se pueden distinguir zonas bien diversificadas: galicana, venebentana,
ambrosiana, hispánica, romana, cada una con sus propias composiciones y prácticas
musicales.
Pero la unificación bajo Pipino y Carlo Magno las redujo al silencio, resistiendo sólo la
ambrosiana.
Antes del canto gregoriano la misa tenía ya una configuración musical heredada de
épocas anteriores, así aparece en el Ordo romano I, donde la misa tiene una distribución
de cantos que, en esencia, pervivirá.
Canto galo-romano
La liturgia de Roma fue madurando y alcanzando una codificación fundamental de
textos ritos y cantos. La eficacia de la schola cantorum estaba garantizada; pronto
comienza su emigración.
Pero la diversidad de usos litúrgicos y musicales fue una de las máximas dificultades
para la restauración carolingia en vista de la unidad, así también es para el encuentro del
canto romano y del canto franco. Para poner en marcha la reforma de unificación (hubo
acercamiento político entre el papado y la dinastía franca) se constituye una comisión
de cantores romanos y galicanos, y surge un mestizaje, una inculturación del canto en
medio galicano que toma un nuevo nombre: el canto romano-franco, o gregoriano,
porque esta remodelación fue atribuida con astucia a una figura muy querida e
influyente, Gregorio Magno. Durante el siglo IX se canta en el imperio carolingio pero
rápidamente traspasa esas fronteras, siendo rechazado solo por las Iglesias latinas más
alejadas o más apegadas a su tradición (Milán, Hispania).
La difusión se llevó a cabo mediante la copia de los nuevos códices: con la escritura
carolina, fecunda por su claridad, versatilidad y elegancia.
La tradición galicana aportó a la romana su liturgia de adviento.
El repertorio gregoriano y sus libros
Se registró y copió en códices como el resto de las formas eucológicas. El pueblo
cantaba las respuestas sencillas pero pronto quedó sin acción con todo el protagonismo
de la schola, la cual tenía gran especialización.
Entre los libros de canto se distinguen los libros de la misa (Antiphonarium misae, o
Graduale) y los del Oficio divino, cuando solo contenían música se llamaban
Antifonarios. Había un libro suelto del cantor llamado Cantatorium, y el Psalterio de
los salmos. Fueron apareciendo colecciones de antífonas, responsorios y demás piezas
que formaron el libro musical por excelencia llamado Antiphonarium officii.
En el siglo IX se inventa y desarrolla la notación neumática: grafía que reproducía el
movimiento melódico y su duración temporal, la cual fue perfeccionándose hasta
alcanzar la notación actual.
El canto gregoriano alcanzó un lugar privilegiado tanto en la historia de la Iglesia como
de la historia de la cultura occidental. Sus géneros más productivos fueron el Tropo y la
Polifonía.