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Cuenta la leyenda que, antes de la llegada del Dios Quetzalcóatl, los aztecas solo se
alimentaba de raíces y algún que otro animal que podían cazar.
Los antiguos dioses intentaron por todos los modos acceder quitando las montañas
del lugar, pero no pudieron conseguirlo. Entonces, los aztecas recurrieron a
Quetzalcóatl, quien prometió traer maíz. A diferencia de los dioses, este utilizó su
poder para convertirse en una hormiga negra y, acompañado de una hormiga roja,
se marchó por las montañas en busca del cereal.
El proceso no fue nada fácil y las hormigas tuvieron que esquivar toda clase de
obstáculos que lograron superar con valentía. Cuando llegaron a la planta del maíz,
tomaron un grano y regresaron al pueblo. Pronto, los aztecas sembraron el maíz y
obtuvieron grandes cosechas y, con ellas, aumentaron sus riquezas. Con todos los
beneficios, se cuenta, que construyeron grandes ciudades y palacios.
Desde aquel momento, el pueblo azteca adora al Dios Quetzalcóatl, quien les trajo
el maíz y, con ello, la dicha.
2. Leyenda del hilo rojo del destino
Esta conocida leyenda forma parte de la cultura popular
china y japonesa y parte de la base de que las personas
que están predestinadas están unidas con un hilo rojo.
Además, refuerza la idea de la existencia de que todos
tenemos un “alma gemela”.
Cuenta una antigua leyenda que, hace muchos años, un emperador invitó a una
poderosa bruja que tenía la capacidad para ver el hilo rojo del destino.
Cuando la hechicera llegó a palacio, el emperador le pidió que siguiera el hilo rojo
de su destino y lo condujera hacia la que sería su esposa. La bruja accedió y siguió
el hilo, desde el dedo meñique del emperador, que la llevó hacia un mercado. Allí se
detuvo frente a una campesina en cuyos brazos sostenía a un bebé. El emperador,
enojado, pensó que se trataba de una burla de la bruja e hizo caer a la joven al
suelo, provocando que la recién nacida se hiriera la frente. Luego, ordenó que los
guardias se llevaran a la bruja y pidió su cabeza.
3. Kamshout y el otoño
Esta leyenda de origen argentino sirve para dar una
explicación a la transformación de los árboles en las
estaciones de otoño y primavera. Pero también puede
verse como una reflexión al riesgo que supone la
ignorancia, la cual puede ser la madre de los prejuicios
hacia lo nuevo o diferente. Hay que valorar otras opciones
y no creer solo lo que ya sabemos o creemos saber.
También nos habla de la importancia de no burlarse de los
demás cuando sus creencias u opiniones no coinciden con
las nuestras.
En Tierra de Fuego hubo un tiempo en que las hojas de los árboles eran siempre
verdes. Un joven que vivía allí, Kamshout, partió a un lugar lejano a hacer un rito
de iniciación al llegar a la madurez. Tardó mucho tiempo en volver y el resto de
habitantes lo habían dado por muerto.
Un día, Kamshout apareció y contó a sus paisanos que venía de un lugar donde los
árboles perdían sus hojas en otoño y, en primavera, surgían hojas verdosas. Nadie
creyó sus palabras y sus paisanos se burlaron de él.
Llegó el otoño y Kamshout tiñó las hojas con sus plumas rojas, estas cayeron al
suelo. Los habitantes pensaron que los árboles estaban enfermos y morirían.
Kamshout no pudo contener la risa.
En primavera surgieron hojas verdosas. Desde entonces, los loros se ríen de los
humanos para vengarse de la burla hacia Kamshout, su antepasado
4. Leyenda del Olentzero
País vasco y Navarra siempre se han caracterizado por ser
territorios llenos de leyendas. Esta es siempre un símbolo
de la Navidad en estos lugares de España. No se conocen
datos exactos del origen de esta leyenda, aunque se cree
que procede de Lesaka (Navarra).
En las montañas de Euskal Herria vivía un hada de pelo rubio y largo que siempre
iba acompañada de sus duendecillos de pantalones rojos, los prakagorri.
Pasó el tiempo y llegó el invierno más frío hasta entonces. Los habitantes tenían
mucho frío, pues no tenían carbón para la chimenea. Entonces, el Olentzero, que
no paró de recolectar leña, dejó un saco cargado de leña en cada casa. Al día
siguiente, todos los habitantes estaban emocionados. Jamás volvieron a olvidarse
de recolectar suficiente leña.
Desde entonces, el Olentzero decidió repartir juguetes para niños en lugar de
carbón. Así, cada 25 de diciembre, el Olentzero sale de los bosques y reparte la
magia por los pueblos de Euskal Herria.
5. La mariposa azul
Esta antigua leyenda japonesa contiene una gran lección
de vida que ha logrado perdurar gracias al paso de
generación en generación. Supone una metáfora sobre el
presente y futuro, también sobre la toma de decisiones.
Una antigua leyenda oriental cuenta que, hace mucho tiempo en Japón, vivía un
hombre viudo con sus dos hijas. Las muchachas eran muy curiosas e inteligentes y
siempre estaban dispuestas a aprender. Continuamente le hacían preguntas a su
padre y este trataba siempre de darles respuesta.
A medida que pasaba el tiempo, las niñas tenían cada vez más dudas y hacían
preguntas más complejas. Incapaz de responder, el padre decidió mandar a sus
hijas una temporada con un sabio, un antiguo maestro que vivía en la colina.
Enseguida, las niñas quisieron hacerle todo tipo de preguntas. El sabio siempre
respondía todas las cuestiones.
Pronto, las niñas decidieron buscar una pregunta para la que el maestro no tuviera
respuesta. Así, la mayor decidió salir al campo y atrapó una mariposa, después, le
explicó a su hermana el plan: “Mañana, mientras sostengo la mariposa azul en mis
manos, le preguntarás al sabio si está viva o muerta. Si dice que está viva, la
aplastaré y la mataré. En cambio, si responde que está muerta, la liberaré. De esta
forma, sea cual sea su respuesta, siempre será incorrecta”.
Cuenta una antigua leyenda guaraní que, desde hace mucho tiempo, la Luna Yasí
pasea desde siempre por los cielos nocturnos, observando curiosa los árboles, ríos y
lagos. Yasí solo conocía la tierra desde el cielo aunque deseaba bajar y poder ver las
maravillas de las que le hablaba Araí, su amiga la nube.
De pronto, entre los árboles, apareció un yaguareté que se acercaba para atacarlas.
Pronto, un viejo cazador apuntó con una flecha al animal y este escapó veloz del
lugar. Yasí y Araí, que estaban muy asustadas, volvieron rápido al cielo y no
pudieron agradecer al señor.
Yasí decidió que esa misma noche le daría las gracias al anciano y, mientras este
descansaba, le habló desde el cielo y le dijo: “Soy Yasí, la niña que hoy salvaste
quiero agradecer tu valentía, por eso, voy a darte un regalo que encontrarás frente a
tu casa: una nueva planta cuyas hojas tostadas y molidas darán como resultado una
bebida que acercará los corazones y ahuyenta la soledad”.
7. El Caleuche
Esta leyenda es originaria del Archipiélago de Chiloé
(Chile). La inmensidad del mar siempre ha despertado
curiosidad por los secretos que se esconden en el agua, de
aquí surgen leyendas como esta que forman parte de la
cultura popular del pueblo chileno.
Hay diferentes hipótesis sobre el surgimiento de esta
leyenda, entre ellas, la posible relación con otra leyenda
europea conocida como “El holandés errante”.
Cuenta la leyenda que un buque conocido por el nombre de Caleuche navega por
las aguas de Chiloé, en el país de Chile.
Al mando del barco se encuentran brujos poderosos y por las noches ilumina las
aguas.
El Caleuche solo aparece por las noches y en su interior se escucha música que
atrae a náufragos o tripulantes de otras embarcaciones.
Los tripulantes del barco tienen ciertas particularidades, como una pierna para
andar y son desmemoriados. Por eso, el secreto de esta embarcación siempre se
mantiene a bordo.
Dice la leyenda que no hay que mirar al Caleuche porque, a los que lo hacen,
reciben un castigo de los tripulantes, quienes les tuercen la boca o les giran la
cabeza hacia la espalda. Quien mira el barco debe tratar que los tripulantes no se
den cuenta.
Una de las buenas acciones del Caleuche es la de recoger a los náufragos que se
encuentran en las profundidades del mar y los acoge para siempre.
8. Leyenda del sol y la luna
Esta es una leyenda mexicana que trata de dar respuesta a
cómo surgieron el sol y la luna, una pregunta que la
humanidad se ha hecho desde tiempos remotos.
Dice una antigua leyenda que, antes de que existiese el sol y la luna, en la tierra
reinaba la oscuridad. Para crear a estos dos astros que hoy iluminan el planeta, los
dioses se reunieron en Teotihuacán, ciudad situada en el cielo. Como un reflejo, se
encontraba en la tierra la ciudad mexicana del mismo nombre.
En la ciudad, encendieron una hoguera sagrada y, sobre ella, debía saltar aquel
poderoso que quisiera convertirse en sol. Al evento, se presentaron dos candidatos.
El primero, Tecciztécatl, destacaba por ser grande, fuerte y, además, poseía grandes
riquezas. El segundo, Nanahuatzin, era pobre y de aspecto desmejorado.
A la joven no fue difícil encontrarla, pero el único sacerdote al que localizaron tenía
debilidad por la comida. Entonces, el estudiante prometió al párroco parte de las
ganancias si accedía a ayunar.
Cuenta la leyenda que, al principio de los tiempos, vivía Caribay, hija del sol y la
luna, quien tenía el don de comunicarse con los animales. La muchacha iba
siempre por el bosque oliendo las flores e imitando el canto de las aves.
Un día, mientras estaba a la orilla de un río, vio sobrevolar cinco grandes águilas
blancas, hasta entonces, no había visto nada tan hermoso. Entonces, quiso
alcanzarlas y las persiguió ascendiendo montañas y atravesando valles. Pronto, al
anochecer, perdió la pista de las aves.
Pronto, al escuchar el canto de la joven, las cinco águilas descendieron. Cada una
de ellas, en una de las cimas de las cinco montañas. Cuando Caribay se acercó a la
cima de una de las montañas, vio que las águilas estaban petrificadas. La muchacha
se sintió culpable, pero pronto se dio cuenta de que las águilas despertaron y
comenzaron a aletear, dejando un hermoso manto de nieve.
Un joven pescador llamado Urashima Taro fue testigo de como unos niños
golpeaban a una tortuga en la orilla de la playa. Entonces, liberó al animal para que
regresara al mar.
Al día siguiente, mientras pescaba, una tortuga lo llamó por su nombre. Esta le
contó que vivía en el Palacio del Dragón, ya que era hija del emperador del mar.
Después lo invitó a su residencia para agradecerle que la salvara.
Una vez allí, la tortuga se convirtió en una bella princesa. Urashima Taro estuvo
durante tres días en palacio. Después, el joven se marchó para cuidar de su madre
enferma. Antes de partir, la princesa le dio una caja y le dijo que jamás debía
abrirla, solo de esta forma podría ser feliz para siempre.
12. La Llorona
Esta es una adaptación de las diferentes versiones que
tiene la leyenda. Esta historia de terror es muy popular en
muchos países de Latinoamérica. Sobre su origen no hay
nada definitivo, es todo un misterio. En cambio todas las
versiones coinciden en lo mismo: una mujer, que ahogó a
sus hijos, recorre las calles lamentándose y los busca sin
cansancio en las aguas de ríos y lagos.
Cuenta la leyenda que, hace muchos años, los vecinos de Xochimilco en México
escuchaban por las noches los temibles gritos de una mujer que lamentaba: “¡Ay
Mis hijos!"
Se dice que tiempo atrás una mujer se casó con un hombre con el que tuvo tres
hijos. Un tiempo después, este hombre los abandonó.
Al suceder esto, la mujer, llena de ira, se llevó a sus hijos y los introdujo en el río.
Cuando se dio cuenta de su acto, ya era demasiado tarde para salvarlos. Desde
entonces, su alma en pena vaga por las calles del pueblo, vestida de blanco,
llorando y lamentando el acto que había cometido.
Dice la leyenda que, hace muchos años, el baobab era el árbol más alto y bonito de
todos los de la tierra.
Todos estaban cautivados por su belleza, desde los más pequeños animales hasta
los dioses. Su tronco era muy fuerte, tenía ramas muy largas y un color que
hipnotizaba. Un día los dioses decidieron hacerle un regalo: convertirlo en uno de
los seres vivos más longevos.
Con esta nueva condición, el baobab no paró de crecer durante años y quiso tocar el
cielo y ser como los dioses. Esto impedía que el resto de árboles recibieran la
suficiente cantidad de luz del sol. Con gran orgullo, el baobab anunció que pronto
alcanzaría a los dioses y se pondría a su altura.
Cuando sus ramas estuvieron a punto de alcanzar a los dioses que habitaban en el
cielo, éstos se enojaron tanto que le arrebataron su bendición para darle una
lección de humildad. También, le condenaron a crecer al revés y así vivir con las
flores en la tierra y sus raíces en el aire, dándole el aspecto que hoy presenta.
Dice la leyenda que, hace mucho tiempo, en un pequeño pueblo de México, vivía
una niña muy humilde a la que le encantaba la Navidad.
El día de Nochebuena la joven acudió a misa junto a sus padres. En el camino, vio
que todos llevaban ofrendas y juguetes al niño, pero ellos eran tan pobres que no
podían regalarle nada a Jesús. La niña se sintió muy triste y apenada por ir con las
manos vacías, así que corrió a los arbustos y se puso a llorar.
—No llores. Toma esas plantas verdes de ahí y llévalas al altar de Jesús.
La muchacha hizo caso y agarró una parte de aquellos arbustos. Después, entró a la
iglesia y caminó hacia el altar. El rostro de los presentes cambió de repente cuando
el color de las hojas cambió de forma repentina. Ahora, el manojo había tomado un
color rojo intenso.
La niña se alegró al ver el regalo tan hermoso que le hacía al niño Jesús.
Desde aquel día, creció la flor de nochebuena en todos los lugares de México.
Hace mucho tiempo, en Mayab, existió un hombre que curaba toda enfermedad.
Cuando alguien le pedía ayuda para sanar, él tomaba una piedra verde entre sus
manos y murmuraba unas palabras. Después, esa persona se curaba rápidamente.
Un día, el curandero salió a pasear y empezó a llover tanto que echó a correr para
llegar a casa. En el camino, la piedra se resbaló de su bolsillo y se cayó.
Al llegar a casa, un niño esperaba para ser curado. El curandero buscó la piedra,
pero no la encontró. Entonces pidió ayuda a Cocay (luciérnaga), un insecto muy
pequeño que conocía el bosque a la perfección.
Cocay se recorrió cada rincón, rastreo, hojas, árboles. Pero la noche llegó y la
oscuridad le impedía ver. El insecto estaba muy apenado y se puso a llorar. De
repente, su pequeño cuerpo empezó a emitir una luz. Cocay siguió buscando hasta
que dio con la piedra.
—Has encontrado la piedra gracias a tu esfuerzo y perseverancia. Por eso, tienes luz
propia Cocay.