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UNIDAD 1| Clase 1.

-Fallo Rizzo.
El fallo que declaró la inconstitucionalidad de los cambios en el Consejo de Magistratura
En una sentencia con gran impacto en el orden institucional, la Corte Suprema de Justicia
ratificó la importancia del control de constitucionalidad que realizan los jueces y juezas.
El 18 de junio de 2013 la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó el fallo popularmente
conocido como “Rizzo”, en el cual ratificó la importancia del control constitucional que
realizan los jueces y juezas en pos de proteger los derechos fundamentales. Asimismo, la
sentencia tuvo un gran impacto en el orden institucional.
El caso surgió a raíz de una acción de amparo promovida por el ex presidente del Colegio
Público de Abogados de la Capital Federal, Jorge Rizzo, para que se declare la
inconstitucionalidad de los artículos 2,4,18 y 30 de la Ley 26.855 que introducían una serie
de modificaciones en el Consejo de la Magistratura, entre ellas el incremento de sus
miembros que pasaba de 13 a 19 e incorporaba la elección popular para los estamentos
técnicos (representantes de los abogados de la matrícula federal, de los magistrados y de los
académicos y científicos).
También, pidió la inconstitucionalidad del Decreto 577/13 que convocaba al electorado a la
realización de esos comicios, previstos para realizarse de manera conjunta con las elecciones
nacionales legislativas. ”La lista de candidatos a Consejeros del Consejo de la Magistratura
conformará un cuerpo de boleta que irá adherido a la derecha de las candidaturas de
diputados nacionales de la agrupación por la que son postulados”, preveía.
La presentación la hizo en su carácter de apoderado de la Lista 3 “Gente de Derecho”, con el
patrocinio letrado de Adriano Patricio Díaz Cisneros. Allí, argumentó que su agrupación
representa a los abogados de la matrícula federal y participa de la elección de los
representantes de ese estamento para el Consejo de la Magistratura. En ese sentido, señaló
que la ley 26.855 además de establecer un sistema de selección de representantes que no
respeta lo establecido en el artículo 114 de la Constitución Nacional, “impone requisitos
para la participación en los comicios a celebrarse que proscriben a la agrupación”.
El Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal y Correccional Federal, con
competencia electoral, a cargo de la jueza María Servini, hizo lugar a la petición: declaró la
inconstitucionalidad de los artículos 2, 4, 18 y 30 de la Ley 26.855, la del mencionado
decreto del Ejecutivo y dejó sin efecto la elección prevista para los miembros del Consejo de
la Magistratura.

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“Recordando las importantes funciones que corresponden al Consejo de la Magistratura de la
Nación, y resaltando que las mismas resultan de la mayor relevancia institucional, cabe
imaginar que si se estableciera la selección de sus miembros a través de listas de candidatos
propuestas por los partidos políticos, no sería descabellado pensar que ese cuerpo se
transformará en un órgano politizado por las influencias partidarias, con la falta de
independencia y el descrédito ante la sociedad que ello implica, generando un gravísimo
perjuicio a los ciudadanos que ven a la Justicia, -Justicia independiente e imparcial-, como su
último recurso frente a los abusos de poder”, argumentó la magistrada.
En consecuencia, el Estado Nacional presentó un recurso extraordinario por salto de instancia
(“per saltum”) y el caso llegó a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Allí, la Procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, presentó un dictamen en el
que sostuvo que: “La elección popular prevista por la ley 26.855, así como el incremento de
los escaños asignados a los miembros pertenecientes al ámbito académico y científico, vienen
a reglamentar el artículo 114 de la Constitución de un modo más coherente con nuestro
compromiso constitucional democrático y dando una respuesta adecuada a la demanda social
de incrementar la participación ciudadana en los órganos de gobierno”.
Sin embargo, el máximo tribunal declaró la inconstitucionalidad de las artículos 2º, 4º, 18 y
30 de la ley 26.855 y del decreto que convocaba a las elección de los candidatos a consejeros.
También, precisaron la inaplicabilidad del régimen previsto para el quórum y mayorías y la
composición de las comisiones. Con respecto a las normas declaradas inconstitucionales,
dispuso que se mantendrá la vigencia del régimen anterior dispuesto por la ley 24.937 y sus
modificatorias introducidas por la ley 24.939 y 26.080.
El voto mayoritario fue firmado por los jueces Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco,
Carlos Fayt y Juan Carlos Maqueda, mientras que Eugenio Zaffaroni votó en disidencia.
En la sentencia los magistrados destacaron el control de constitucionalidad que realizan los
jueces y se enumeraron una serie de normas que fueron impugnadas por violar derechos
protegidos por la Carta Magna. En ese sentido, el voto mayoritario agrega que esa “atribución
moderadora” que tienen los jueces es una de las mayores garantías para asegurar los derechos
constitucionales contra los abusos posibles e involuntarios de los poderes públicos.
“Las decisiones de los poderes públicos, incluidas las del Poder Judicial, se encuentran
sometidas y abiertas al debate público y democrático. Es necesario y saludable que
exista ese debate. Pero ello no puede llevar a desconocer ni las premisas normativas
sobre las que se asienta el control judicial de constitucionalidad, ni que este sistema
está, en definitiva, destinado a funcionar como una instancia de protección de los

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derechos fundamentales de las personas y de la forma republicana de gobierno. En este
marco los jueces deben actuar en todo momento en forma independiente e imparcial,
como custodios de estos derechos y principios a fin de no dejar desprotegidos a todos
los habitantes de la Nación frente a los abusos de los poderes públicos o fácticos”,
enfatizaron en uno de los párrafos.
También, reflexionaron sobre la soberanía popular, destacando al pueblo como último titular
del poder político, cuya voluntad se hace explícita a través del principio de representación:
“El Estado de Derecho y el imperio de la ley son esenciales para el logro de una Nación
con instituciones maduras y no es posible que bajo la invocación de la defensa de la
voluntad popular, pueda propugnarse el desconocimiento del orden jurídico, puesto que
nada contraría más los intereses del pueblo que la propia transgresión constitucional”.
Los magistrados analizaron el caso a la luz del artículo 114 de la Constitución Nacional y
consideraron que las modificaciones introducidas en el Consejo de la Magistratura eran
contrarias a lo previsto en el texto constitucional.
Por su parte, Petracchi y Argibay observaron que: “De todas las democracias posibles, la
única que pueden profundizar los poderes constituidos es la organizada por la
Constitución Nacional sobre la base de las autoridades por ella creadas y ninguna otra.
Éste es el recto sentido de su artículo 22. Por lo tanto dicha cláusula no da pie para
alterar la composición y el modo de elección de una de las autoridades del Gobierno
Federal, como el Consejo de la Magistratura”.
En su voto en disidencia, Zaffaroni puntualizó sobre la reforma constitucional que creó al
Consejo de la Magistratura como órgano y que delegó en el Congreso la tarea de finalizar
determinados aspectos de su estructura. Sobre este punto, detalló que en menos de veinte
años fue objeto de “tres reformas regulatorias dispares y profundas”. También, retomó el
argumento utilizado en el dictamen de la Procuración sobre las dificultades que se observan
en su funcionamiento para nombrar jueces y cubrir las vacantes.
“Es perfectamente posible que la elección por listas y por partidos políticos genere
dificultades, pero también las ha generado la elección estamentaria, cuyas consecuencias
están a la vista”, sostuvo.

-Fallo Fernandez Arias.


AUTOS/CAUSA: “Fernández Arias, Elena y otros c/ Poggio, José (sucesión)”

•TEMA: Recurso Extraordinario.

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•FECHA: 19/09/1960.

•TRIBUNAL: Corte Suprema de Justicia de la Nación.

•PARTES: Fernández Arias, Elena y otros c. Poggio, José (su.

RESUMEN DE LOS HECHOS:

El caso se origina por un conflicto entre Fernández Arias y Poggio en el cual se condenó a

este último, por parte de la Cámara Regional de Trenque Lauquen, a entregar un predio en

cuestión.

El condenado dedujo recurso extraordinario, que al ser denegado motivo a una queja ante

la CSJN, donde impugno la constitucionalidad de las leyes 13.246, 13.897 y 14.451

sancionadas por el Congreso que crearon órganos administrativos (cámaras regionales

paritarias de conciliación y arbitraje obligatorio y una cámara central.) dotados de

facultades jurisdiccionales, contradiciendo al art. 109 CN que impide al Poder Ejecutivo el

ejercicio de funciones judiciales. Además resulta violatorio del art. 75 CN toda vez que se

faculta a cámaras paritarias para resolver sobre materias propias de autoridades judiciales

de las provincias e incumple el art 18 CN, en cuanto se reconoce a toda persona el derecho

de defensa en juicio ante el Poder Ejecutivo. Las leyes cuestionadas extraen de la esfera

judicial.

CRITERIO JURISPRUDENCIAL:

Se revoca la sentencia apelada y la corte declara la inconstitucionalidad de las normas

impugnadas. Dejando sentando que, resulta compatible con la Constitución Nacional la

creación de órganos administrativos con facultades jurisdiccionales, teniendo en cuenta

que se han ampliado las funciones de la administración, como medida necesaria para la

ágil tutela de los intereses públicos. Si bien nuestra Constitución recepta la doctrina de

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separación de poderes, por lo que la función de juzgar le correspondería sólo al Poder

Judicial, este precepto debe interpretarse dinámicamente según las cambiantes

necesidades sociales.

Las decisiones de los órganos en discusión deben quedar sujetas a revisión judicial, de lo

contrario se violaría el Art. 18 de la Constitución Nacional, que reconoce a todos los

habitantes del país el derecho a acudir a un órgano judicial. Hay que diferenciar la

adecuación del principio de división de poderes en la vida contemporánea, y la violación

de su esencia, lo que sucedería si se privara totalmente al Poder Judicial de sus

atribuciones.

La instancia judicial obligatoria no se satisface con la posibilidad de interponer recurso

extraordinario ante la Corte Suprema, ya que no es un proceso de amplio conocimiento,

por lo tanto no es suficiente para garantizar el derecho a una instancia jurisdiccional

profunda y completa. El Art. 109 de la Constitución Nacional prohíbe al Poder Ejecutivo el

ejercicio de funciones judiciales, contrariando este precepto constitucional las leyes en

examen confieren facultades jurisdiccionales a órganos creados en el ámbito de la

Administración.

Si bien las necesidades sociales pueden requerir que organismos administrativos ejerzan

excepcionalmente funciones judiciales, el Art. 18 de la Constitución Nacional exige que

siempre exista una instancia judicial.

Los integrantes de las Cámaras Paritarias son designados y removidos por el Poder

Ejecutivo, no gozan por lo tanto de la independencia necesaria para desempeñar la

función judicial, como así tampoco poseen título habilitante para ejercer una función

jurídica. Es aceptado el ejercicio de funciones jurisdiccionales por órganos administrativos.

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El Poder Judicial debe conservar la atribución de revisar las decisiones que dicten los

tribunales administrativos.

El recurso extraordinario federal no satisface el requisito de revisión judicial.

-Fallo Estrada.

El fallo trata sobre el alcance de las facultades del ENRE (Ente Nacional Regulador de la
Energía Eléctrica), atribuidas por el art. 72 de la ley 24.065.

Se discutió si la atribución del ENRE para resolver “toda controversia” entre las
empresas distribuidoras y los usuarios comprende o no los reclamos de daños y perjuicios de
estos últimos contra las concesionarias. Ese tipo de reclamos incluye desde el procedimiento
probatorio, la determinación del tipo y alcance de responsabilidad hasta el cálculo de la
indemnización.

La cuestión debatida contenía, además, un punto central a determinar: si la pretensión


deducida por la actora implicaba un asunto destinado a ser resuelto con arreglo a las
prescripciones del Código Civil o si, en cambio, se trataba de un asunto sustancialmente
regido, en forma excluyente, por el régimen estatutario del marco regulatorio y las cláusulas
del contrato de concesión, es decir, por el derecho administrativo.

La Corte, habla sobre la atribución de funciones jurisdiccionales a órganos administrativos


(es el caso de los entes reguladores). Además de recordar lo que se dijo en “Fernández
Arias”, la Corte indica que, el principio de división de poderes queda a salvo sí: a) los
organismos de la Administración que ejercen funciones jurisdiccionales son creados por ley;
b) su independencia e imparcialidad están aseguradas; c) el objetivo económico y político
tenido en cuenta por el legislador para crearlos es razonable y d) que sus decisiones estén
sujetas a un control amplio y suficiente. Como novedad, la Corte enfatiza en el principio de
especialidad. Dice que hay una diferencia bien marcada entre lo que constituye el marco
regulatorio y del contrato de concesión -regidos por el derecho administrativo- y las
relaciones patrimoniales que vinculan al concesionario con los usuarios -gobernadas por
el derecho privado-.

La Corte dice que la atribución del ENRE de “resolver toda controversia” prevista en el

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artículo 72 de la ley 24.065 no puede constituir una delegación total de facultades
jurisdiccionales, ni tampoco versar sobre cuestiones de derecho patrimonial privado, como es
un reclamo de daños y perjuicios entre usuarios y concesionarios. Concluye que la disputa no
puede ser resuelta por aplicación del régimen estatutario que conforma el marco regulatorio
del servicio público de electricidad “para cuya administración fue creado especialmente el
ente respectivo.

UNIDAD 3| Clase 2.

-Fallo Asociación Derechos Civiles

La Corte Suprema reconoció el derecho de los ciudadanos de acceso a la información


pública.

El Máximo Tribunal ordenó al PAMI brindar información que había sido requerida por una
ONG. Sostuvo que pesa sobre el Estado el deber de informar y que los ciudadanos tienen el
derecho de conocer la manera en que sus gobernantes se desempeñan.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó este martes al Instituto Nacional de


Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados – PAMI brindar información relativa a su
presupuesto del 2009 de publicidad oficial, así como su distribución en mayo y junio de ese
año, que había sido requerida por la Asociación por los Derechos Civiles (ADC).

Sobre la base del derecho constitucional que tiene todo ciudadano de acceso a la información
pública, el Máximo Tribunal –con la firma de todos sus ministros- rechazó un recurso
extraordinario que había presentado el PAMI contra un fallo de la Cámara Nacional en lo
Contencioso Administrativo Federal que hizo lugar a la acción de amparo iniciada por la
ONG.

En el caso, el PAMI había apoyado su rechazo a brindar la información requerida al entender


que el decreto 1172/03, que regula el acceso a la información pública, no les es aplicable pues
se refiere a las instituciones que forman parte del Estado, lo que no es su caso, a partir de que
posee personalidad jurídica e individualidad financiera legalmente diferenciada de este
último.

Según el fallo del Alto Tribunal, el alcance dado a la legislación federal que menciona el fallo

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de Cámara para exigir al PAMI que brinde la documentación solicitada por la asociación
“resulta razonable y deriva del derecho de acceso a la información pública que tiene todo
ciudadano de conformidad con los artículos 1, 14, 16, 31, 32, 33 y art. 75, inciso 22, de la
Constitución Nacional”.

Asimismo, dijo que idéntico razonamiento merece el alcance supletorio del decreto 1172/03
con respecto al PAMI, “con fundamento en la naturaleza jurídica de la institución y
relevancia de los intereses públicos gestionados y en la indudable interrelación de este último
con el Estado Nacional”.

“Aun cuando el recurrente no posea naturaleza estatal, dadas sus especiales características y
los importantes y trascendentes intereses públicos involucrados, la negativa a brindar la
información requerida constituye un acto arbitrario e ilegítimo en el marco de los principios
de una sociedad democrática e implica, en consecuencia, una acción que recorta en forma
severa derechos que son reservados –como se verá- a cualquier ciudadano, en tanto se trata de
datos de indudable interés público y que hagan a la transparencia y a la publicidad de gestión
de gobierno, pilares fundamentales de una sociedad que se precie de ser democrática”,
aseguró.

En ese marco, recordó que el derecho de buscar y recibir información ha sido consagrado
expresamente por la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (art. IV)
y por el artículo 13.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, y que la Corte
Interamericana ha dado un amplio contenido al derecho a la libertad de pensamiento y de
expresión.

Así, indicó, el reconocimiento del acceso a la información como derecho humano ha ido
evolucionando progresivamente en el derecho internacional, y que la importancia de esta
decisión internacional consiste en que se reconoce el carácter fundamental de dicho derecho
en su doble vertiente: como derecho individual de toda persona descrito en la palabra
“buscar” y como obligación positiva del Estado para garantizar el derecho a “recibir” la
información solicitada.

“El fundamento central del acceso a la información en poder del Estado consiste en el
derecho que tiene toda persona a conocer la manera en que sus gobernantes y funcionarios
públicos se desempeñan”, agregó.

En cuanto a la legitimación pasiva, en base a lo expresado por la Corte Interamericana de

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Derechos Humanos, “para que los Estados cumplan con su obligación general de adecuar su
ordenamiento interno con la Convención Americana en este sentido, no sólo deben garantizar
este derecho en el ámbito puramente administrativo o de instituciones ligadas al Poder
Ejecutivo, sino a todos los órganos del poder público”.

“Dicha amplitud supone incluir como sujetos obligados no solamente a los órganos públicos
estatales, en todas sus ramas y niveles, locales o nacionales, sino también a empresas del
Estado, hospitales, las instituciones privadas o de otra índole que actúan con capacidad estatal
o ejercen funciones públicas”, añadió.

Por otro lado señaló antecedentes de la propia Corte en torno a la libertad de prensa y a la
publicidad oficial. Sobre esa base, afirmó, “se pude señalar que, dadas las circunstancias
fácticas de la causa, no resulta razonable la negativa del recurrente a brindar la información o
a brindarla en forma incompleta, pues la petición de la asociación actora cumple con las
pautas internacionales antes señaladas y con el alcance dado al decreto n° 1172/03”.

UNIDAD 4| Clase 3.

-Fallo Verrochi.

El Poder Ejecutivo dictó los decretos de necesidad y urgencia Nº. 770/96 y 771/96 mediante
los cuáles suprimió las asignaciones familiares a los trabajadores cuyas remuneraciones
superaran los $1.000. Afectado por la medida Verrochi presentó una acción de amparo
aduciendo de inconstitucionalidad los mencionados decretos por resultar violatorios de la
garantía de protección integral de la familia, reconocida en el Art. 14 bis de la Constitución
Nacional.

El actor alegó además que el decreto no estaba fundado en una situación de necesidad y
urgencia. El amparo resultó procedente tanto en primera como en segunda instancia, por lo
que el fisco interpuso recurso extraordinario federal.

La Corte Suprema confirmó la inconstitucionalidad de los decretos impugnados, disponiendo


que el Poder Ejecutivo no estaba facultado para dictar disposiciones de carácter legislativo.
Agregó que para que fuera procedente la emisión de los decretos de necesidad y urgencia
debían concurrir algunas de las circunstancias excepcionales a saber: que el Congreso no
pudiera reunirse por razones de fuerza mayor o que la situación que requiriera solución

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legislativa fuera de tal urgencia que no permitiera aguardar el dictado de una ley por el
Congreso, causales que no se encontraban en el presente caso.

Además alegó que el Poder Judicial estaba facultado para controlar que en el caso concreto
existieran las circunstancias excepcionales alegadas por el Poder Ejecutivo.

Concurrencia de Petracchi.

Declara la inconstitucionalidad de los decretos en cuestión en base a que el art. 99 inc. 3 de la


Constitución Nacional exige como requisito de validez de los decretos de necesidad y
urgencia la intervención de una comisión bicameral permanente como fase de control, que
debía ser creada mediante una ley especial, aún no dictada. Por ello los decretos en examen
no podían ser emitidos porque de lo contrario dejarían de ser actos concurrentes de dos
poderes para ser actos unilaterales y discrecionales del Poder Ejecutivo.

Concurrencia de Boggiano.

Señala que el Poder Legislativo dictó la ley 24.714 que derogó los decretos en cuestión como
manifestación de su disconformidad con las normas en examen.

Disidencia de Nazareno, Moline O`connor y López.

Admiten la validez de los decretos de necesidad y urgencia ya que su emisión es una


atribución constitucional del Poder Ejecutivo que no puede quedar subordinada al dictado de
una ley reglamentaria. De no ser así la omisión legislativa privaría al Presidente de una
facultad que le es expresamente reconocida por la ley suprema. Asimismo no resulta
imprescindible la creación de una comisión bicameral para que el Congreso pueda controlar
los decretos emitidos. Finalmente alegaron que si bien la ley 24.714 derogó los decretos en
cuestión no los anuló retroactivamente. Por ende el Congreso convalidó tácitamente los
efectos generados por los decretos durante su vigencia.

Este fallo sienta el carácter excepcional de los decretos de necesidad y urgencia, y la función
de contralor constitucional por parte de la Corte Suprema de Justicia de los actos de gobierno.

-Fallo Consumidores Argentinos.

Consumidores Argentinos (ONG cuyo objetivo es educar a los consumidores) presentó una

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acción de amparo contra el PEN con el objetivo de que se declarara la inconstitucionalidad
del DNU 558/02 que modificó la ley 20.091 de Entidades de Seguro.

La Asociación señaló que las modificaciones privaban al consumidor de ejercer su derecho


por la falta de publicidad con respecto a la cesión de la cartera y eso iba en contra del Art. 42
CN, por ej. el art. 1° del decreto 558/02 incorporó la posibilidad de que las aseguradoras, ante
una situación de iliquidez transitoria, realicen y constituyan deuda subordinada a los
privilegios generales y especiales derivados de los contratos de seguro.

Primera y segunda instancia: declaró la inconstitucionalidad del decreto 558/02, que había
modificado diversas disposiciones de la ley 20.091.

Análisis de la Corte:

Las facultades de dictar DNU son admitidas en condiciones de rigurosa excepcionalidad para
limitar y no para ampliar el sistema presidencialista, los DNU deben ajustarse a los principios
del Estado Constitucional, es decir a la división de funciones y el control recíproco entre
poderes.

Los jueces pueden controlar la existencia del estado de necesidad y urgencia, la que no puede
ser una mera conveniencia política.

No hay necesidad y urgencia para el dictado del decreto imputado. No estaba creada la
Comisión Bicameral Permanente a la que refiere el Art. 99 inc. 3 CN, dijo que “la ausencia
de una intervención legislativa que permita inferir la voluntad del Congreso de ratificar o
derogar el decreto 558/02 resulta suficiente para determinar su invalidez constitucional”. (La
Comisión se creó el 2006 con la ley 26.122).

Respecto de este último punto, consideró que la falta de control legislativo habilita a
examinar si hubo necesidad y urgencia. En este sentido, corresponde reconocer que hubo
emergencia económica reconocida por la Corte en varios fallos, pero no hay ningún elemento
aportado por el Estado Nacional para justificar la omisión de recurrir a una ley.

La declaración genérica de emergencia efectuada por la ley 25.561 no alcanzaba a legitimar


el dictado del decreto 558/02. No se advertía de qué forma la crisis de las compañías
aseguradoras afectaba los intereses generales de la sociedad o al interés público que los
decretos de necesidad y urgencia deben proteger.

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Agregó que el decreto no cumplía los requisitos exigidos, como para sostenerse la validez de
su dictado, ya que se apartaba de la constante doctrina de la Corte en la materia, antes y luego
de la reforma constitucional de 1994, por lo que correspondía declarar su
inconstitucionalidad.

-Fallo Colegio Público de Abogados de Capital Federal.

Hechos:
Parte Actora: Colegio Público de Abogados de Capital Federal, promueve acción de amparo,
sobre la obligación propia que tienen los abogados de inscribirse en la Matrícula y pagar el
derecho fijo; Es una contribución al sostenimiento del Colegio profesional que la ley 23.187
en su art. 51 pone a cargo de dicha Institución. Y que es alcanzada (afectada) en su eficacia
por el dto. 1204/01.
Parte Demandada: Estado Nacional, (PE): El decreto 1204/01
Art 3. reglamenta el ejercicio de la abogacía pública (abogados del Estado) estarán exentos
del pago de bonos, de derechos fijos, y de cualquier otro gravamen similar previsto en la
legislación nacional, provincial o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,
Art. 4° - Créase el Registro de Abogados del Estado,
Art. 5° - La representación, patrocinio y defensa judicial del Estado, sólo podrá ser ejercida
por los abogados inscriptos en ese Registro, sin que resulte necesaria ninguna otra
matriculación profesional.
Sentencia de 1ra. Instancia: Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal n° 9.
•Hizo lugar a la acción de amparo promovida por el Colegio Público de Abogados de la
Capital Federal.
•Declaró que quienes ejercen la abogacía en favor del Estado Nacional en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires están obligados a cumplir con las obligaciones que establece la
ley ley 23.187.
•Consideró que eran inválidos los artículos 3° y 5° del decreto 1204/011 porque pretenden
relevar a los abogados del Estado de la obligación de inscribirse en la matrícula y de pagar el
derecho fijo.
La parte demandada Estado Nacional, (PE) Interpone recurso de Apelación.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal, Sala V.
Confirmó la sentencia de primera instancia.
Pte. Demandada: Estado Nacional: interpone Recurso Extraordinario contra la resolución
dictada por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal. ha
solicitado la revocación del fallo y defendido la validez del decreto 1204/01, apoyándose en
dos argumentos:
1)sostuvo que la ley 23.187 se refiere solamente a la abogacía privada, Y el decreto 1204/01
reglamenta el ejercicio de la abogacía pública (abogados del Estado), es competencia
exclusiva del Poder Ejecutivo ("zona de reserva de la administración")

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2)sostiene que el decreto 1204/01 es válido pues el Presidente lo dictó en uso de las
atribuciones legislativas que le había delegado el Congreso en el art. 1° de la ley 25.414.
Corte Suprema de Justicia:
Al apreciarse,se trata de argumentos encontrados en cuanto al carácter propio o delegado de
la competencia ejercida por el Presidente al dictar el decreto, 1204/01, inconsistencia que
adquiere especial relevancia al tomarse en cuenta que el ejercicio de uno y otro tipo de
atribución está sujeto por la Constitución Nacional a diferentes condiciones de validez.
confirma el fallo dictado por la cámara de apelaciones.
La cuestión a tratar es, si el decreto 1204/01 puede ser justificado como el ejercicio
válido de las atribuciones legislativas delegadas al Presidente por el Congreso a través del
artículo 1°.f de la ley 25.414.
I) Es incorrecto afirmar que el Presidente, al dictar el decreto 1204/01, haya hecho uso
de una competencia e x c l u s i v a ; por el contrario, el régimen de los abogados del Estado
separada o conjuntamente con los demás abogados es una materia que ha sido regulada por
leyes del Congreso cuya validez no es materia de controversia.
II)Los artículos 3° y 5° del decreto 1204/01 no encuentran convalidación en la
delegación de facultades legislativas contenida en el artículo 1°, inciso I, apartado "f" de la
ley 25.414.
Razones que refutan la tesis sostenida por la parte recurrente de que los artículos 3° y 5° del
decreto 1204/01 se refieren a una materia cuya regulación es una facultad propia y exclusiva
del Presidente de la Nación.
Por último, la ley 23.187 no hace en su texto la distinción pretendida por la recurrente entre la
abogacía privada y pública. Proyectan sus efectos sobre los abogados integrantes del
Cuerpo..."
•la Constitución Nacional prohíbe al Presidente de la República, como regla general, emitir
"disposiciones de carácter legislativo",
I- Sea a iniciativa propia (artículo 99.3, segundo párrafo),
II- sea por virtud de la delegación que, en su favor, haga el Congreso (artículo 76, primera
parte).
Ambas cláusulas establecen las condiciones o límites bajo los cuales ha de operar el caso
excepcional en
que el Presidente se encuentra habilitado para dictar decretos legislativos que, según sea, se
denominan: "decretos de necesidad y urgencia" o "decretos que ejercen facultades delegadas"
(o "decretos delegados") (artículo 100, incisos 13 y 12, respectivamente).
El artículo 76 de la Constitución Nacional establece tres requisitos básicos:
1) que se limiten a "materias determinadas de administración o emergencia pública";
2) que se dicten dentro del plazo fijado para su ejercicio y
3) que se mantengan "dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca".

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El Artículo 100, inciso 12 añade un cuarto requisito, a saber,
4)Que los decretos así dictados sean refrendados por el jefe de gabinete de ministros y
sometidos al control de la Comisión Bicameral Permanente del Congreso de la Nación.
Reforma Const, 1994 mantener la atenuación del presidencialismo:
La mayor eficacia en el funcionamiento del gobierno federal se basa en los tres poderes del
Estado, cada uno cumpliendo con su función, con el cuidado de no provocar desequilibrios
entre las diversas finalidades buscadas con la reforma de la estructura del gobierno federal.
"La primera: es la necesidad de consolidación y perfeccionamiento del sistema democrático.
[...]" "La segunda: es generar un equilibrio en el funcionamiento de los tres órganos clásicos
del Poder del Estado: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial; y a ella responden, a su vez, la
atenuación del régimen presidencialista, el fortalecimiento del rol del Congreso, la mayor
independencia del Poder Judicial." "Una tercera: emparentada con la anterior, es conseguir
mayor eficiencia en el funcionamiento de las instituciones del Estado, "El principio
fundamental de la doctrina de delegación es que la función legislativa pertenece al
Congreso...y no puede ser transferida a otra rama del gobierno u organismo. Este principio no
significa, sin embargo, que solamente el Congreso puede dictar reglas de seguimiento
obligatorio (' p r o s p e c t i v e f o r c e '). Imponer al Congreso la carga de diseñar toda
norma federal, implicaría distraerlo de temas más acuciantes y malograr el designio de los
constituyentes de un Gobierno Nacional efectivo". la parte demandada ha actuado con una
lógica contraria a las reglas constitucionales sobre la delegación legislativa:
1°) la delegación sin bases está prohibida porque bloquea la posibilidad de controlar la
conexión entre la delegación del Congreso y la actividad desplegada por la autoridad
administrativa.
2°) cuando la base sea amplia e imprecisa, la delegación no confiere atribuciones más
extensas, sino, al revés, a mayor imprecisión, menor alcance tendrá la competencia legislativa
que podrá el Ejecutivo ejercer válidamente.
La demandada:
-Se apoyó en una lectura sumamente amplia e indeterminada de la ley 25.414 que, si
es tomada estrictamente, habilitaría al Presidente para derogar prácticamente cualquier ley
vigente.
-se limitó a solicitar una aplicación mecánica del texto legal, en la versión vaga e inexpresiva
por ella misma propuesta. El decreto 1204/01 permitiría una reducción del gasto público, se
cumplía con el fin fijado por el artículo 1, inciso "f" de la ley 25.414C de aumentar la
eficiencia de la administración.
-No demostró que el Presidente se mantuvo dentro de las bases de la delegación formaban
parte de la política que efectivamente adoptó el Congreso en el artículo 1.f. de la ley 25.414.
(La actividad delegada será convalidada por los tribunales si el interesado supera la carga de
demostrar que la disposición dictada por el Presidente es una concreción de la específica
política legislativa que tuvo en miras el Congreso al aprobar la cláusula delegatoria de que se
trate.)
-Aceptar el argumento de la Pte. La demanda implicaría admitir que el Congreso habilitó al
Presidente para derogar cualquier norma legal con miras a lograr una reducción del gasto.
Pone de manifiesto que el decreto 1204/01, está fuera de la habilitación que el Congreso
otorgó al Presidente.
Que los artículos 3° y 5° del decreto 1204/01 encuentran serias dificultades para amoldarse a

14
la delegación legislativa de la ley 25.414.
1)porque sería un régimen alternativo e incompatible con lo establecido en la ley 23.187 que
se encuentra vigente.
Dicha Ley 23.187 se trata de una norma que no afecta, ni regula de manera e s p e c í f i c a la
administración o sus entes descentralizados, sino que lo hace respecto de quienes ejercen
la abogacía en general;
Lo que revela, en este caso, la falta de especificidad de las disposiciones contenidas en
la ley 23.187 y alcanzadas en su eficacia por el decreto 1204/01.
2) Porque ambos artículos relevan a los referidos abogados del cumplimiento de sendos
deberes hacia el colegio aporte y matriculación que son propios .
El deber que tienen los abogados de contribuir económicamente al sostenimiento del colegio
profesional es una obligación propia del abogado para con el Colegio Público, pues se trata
también de una obligación propia del abogado y no de la administración. conclusión final: la
cámara de apelaciones ha fallado con acierto al concluir que el decreto 1204/01 constituye
una disposición de carácter legislativo dictada por el Presidente de la Nación fuera de las
bases de la delegación de facultades contenida en el artículo 1°, apartado I, inciso "f" de la
ley 25.414 y, por consiguiente, violatorio de la prohibición establecida en el artículo 99,
inciso 3°, segundo párrafo de la Constitución Nacional.
Que en atención a lo expresado en los considerandos precedentes, corresponde desestimar la
presentación directa.
Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se resuelve:
I) Declarar bien concedido el recurso extraordinario interpuesto por el Estado Nacional y
confirmar la sentencia apelada. Con costas.
III)Desestimar el recurso de hecho. Intímase al Estado Nacional para que, en el ejercicio
financiero que corresponda haga efectivo el depósito previsto en el artículo 286 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación.
III) Notifíquese, tómese nota por Mesa de Entradas de la intimación cursada en el punto II,
devuélvanse los autos principales y, oportunamente, archívese la queja.
RICARDO LUIS LORENZETTI - CARLOS S. FAYT - ENRIQUE SANTIAGO
PETRACCHI - JUAN CARLOS MAQUEDA - E. RAUL ZAFFARONI - CARMEN M.
ARGIBAY.
ELENA I. HIGHTON de NOLASCO (en disidencia)-
A diferencia de lo que ocurre con la abogacía privada (que se ejerce a través de distintos
contratos previstos en el Código Civil -mandato, locación de servicios o locación de obra- o
bajo relación de dependencia con una empresa no estatal conforme a las pautas de la Ley de
Contrato de Trabajo), la relación entre el Estado y sus abogados se rige por normas de
derecho público: el abogado del Estado ejerce una función pública prestando un servicio
relativo a su profesión como agente público (no a su profesión de abogado o procurador).
(...) Todos los aspectos que hacen a la organización del Cuerpo de Abogados del Estado
pertenecen a la zona de reserva de la administración. Se trata de una materia inherente y
consustancial a las funciones que tiene adjudicadas el Poder Ejecutivo como “jefe supremo
de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la administración general del país”.

15
(...) (Son) disposiciones de carácter autónomo y no delegadas y de necesidad y urgencia
como se sostiene en la sentencia apelada. Para efectuar el control procedimental resulta
necesario examinar si se han cumplido los recaudos previstos.
Cabe concluir que en este aspecto la norma resulta conforme a la Constitución Nacional. Con
relación al control sustantivo, cabe señalar que las medidas cuestionadas también resultan
constitucionalmente válidas. Se trata del ejercicio de facultades discrecionales del Poder
Ejecutivo, las que no resultan (en principio) justiciables, salvo que mediaren razones de grave
y grosera irrazonabilidad, lo que no acontece en el caso de autos. Descartada la arbitrariedad
o ilegitimidad, sólo queda aquello que hace a la oportunidad, mérito o conveniencia de la
medida, cuya revisión no es posible por el Poder Judicial.
Se declara procedente el recurso extraordinario y el recurso de hecho interpuesto por el
Estado Nacional y se revoca la sentencia apelada con el alcance indicado.

-Fallo Camaronera Patagónica:


15 de abril de 2014. Fallo firmado por los jueces Ricardo Lorenzetti, Carlos Fayt, Juan Carlos
Maqueda, Raúl Zaffaroni, Carmen Argibay y Enrique Petracchi. Pero los hechos transcurren
en marzo del 2002. En la causa, la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de una
resolución del Ministerio de Economía e Infraestructura por la cual se fijaron derechos de
exportación (retenciones) a las mercaderías procesadas por una firma dedicada a la actividad
pesquera. Contexto: Cito a continuación los considerando de la Resolución Nº 11/2002, a
fines de entender por qué se dictó y cuál era su contexto: “Que a través de la Ley Nº 25.561
se declaró el estado de Emergencia Pública en materia social, económica, administrativa,
financiera y cambiaria. Que el actual contexto económico se caracteriza, entre otros aspectos,
por un fuerte deterioro en los ingresos fiscales, que a su vez se encuentra acompañado por
una creciente demanda de asistencia para los sectores más desprotegidos de nuestro país. Que
asimismo se hace necesaria la disposición de medidas que atenúen el efecto de las
modificaciones cambiarias sobre los precios internos, especialmente en lo relativo a
productos esenciales de la canasta familiar. Que lo señalado anteriormente, fundamenta la
aplicación de lo dispuesto en la presente resolución, entendiendo que su aplicación será de
carácter transitorio. Que asimismo se considerarán las consecuencias de eventuales
alteraciones significativas en los precios internacionales de los productos agrícolas. Que la
Dirección General de Asuntos Jurídicos del MINISTERIO DE ECONOMÍA E
INFRAESTRUCTURA ha tomado la intervención que le compete. (…)” La empresa,
Camaronera Patagónica, había presentado un recurso de amparo respecto del pago de los
derechos de exportación previstos por la Resolución Nº 11/02, durante el período marzo y
agosto de 2002. En primera instancia, se rechaza la acción de amparo. En segunda instancia,
la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, revocó la sentencia de primera instancia
y resolvió hacer lugar a la acción de amparo instaurada por Camaronera Patagónica S.A. y, en
consecuencia, declaró la inconstitucionalidad e inaplicabilidad a la actora de las resoluciones
11/02 y 150/02 del – entonces – Ministerio de Economía e Infraestructura. Adujo que el art
76 de la CN prohíbe la delegación legislativa, de manera general, admitiéndola en supuestos
puntuales, esto es, en materia de emergencia pública y de administración. A su vez, señaló
que el art. 99, inc. 3, veda terminantemente al Poder Ejecutivo emitir disposiciones de
carácter legislativo, bajo pena de nulidad absoluta e insanable, aunque también reconoce
excepciones al permitir el dictado de decretos de necesidad y urgencia cuando se den
determinadas condiciones, excluyendo de ellas la materia tributaria. Expresó que, para
preservar la división de competencias entre los poderes del Estado, la interpretación en esta
materia ha de ser estricta.

16
Artículo 76.- Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo, salvo en materias
determinadas de administración o de emergencia pública, con plazo fijado para su ejercicio y
dentro de las bases de la delegación que el Congreso establezca. La caducidad resultante del
transcurso del plazo previsto en el párrafo anterior no importará revisión de las relaciones
jurídicas nacidas al amparo de las normas dictadas en consecuencia de la delegación
legislativa. Nacional Artículo 76 Constitución Nacional. Sostuvo que, el dictado de la
resolución 11/02 controvierte el principio de legalidad en materia tributaria. Por otra parte,
como cuestión de carácter formal, señaló que en todo caso la delegación – en la hipótesis de
que estuviese permitida – ha de ejercerse por el Poder Ejecutiva mediante decretos, y no por
un ministro mediante resoluciones. Esta subdelegación resulta inadmisible tras la reforma
constitucional de 1994, puesto que el arto 100, inc. 12, de la Carta Magna prevé a los
primeros como norma específica para tal supuesto. Art. 100.- El jefe de gabinete de ministros
y los demás ministros secretarios cuyo número y competencia será establecida por una ley
especial, tendrán a su cargo el despacho de los negocios de la Nación, y refrendarán y
legalizarán los actos del presidente por medio de su firma, sin cuyo requisito carecen de
eficacia. Al jefe de gabinete de ministros, con responsabilidad política ante el Congreso de la
Nación, le corresponde: (…) 12. Refrendar los decretos que ejercen facultades delegadas por
el Congreso, los que estarán sujetos al control de la Comisión Bicameral Permanente.
Examinó, también, la cuestión desde la perspectiva de la delegación impropia a efectos de
indagar si el mentado reglamento se ajusta al marco regulatorio delimitado por el Congreso,
para concluir que resulta violatorio de elementales consideraciones del principio de reserva
de ley, sin que el interés público invocado por la Aduana en el establecimiento de las
retenciones sea motivo suficiente para salvar su inconstitucionalidad. Ante esto, la AFIP
presentó recurso extraordinario, señalando en primer término, que la ley 25.561 se ajusta a
los preceptos del artículo 76º de la Constitución Nacional y que, por ende, da suficiente
cobertura al reglamento atacado, puesto que declaró la emergencia pública en materia social,
económica, administrativa y cambiaria, dictada en un marco de fuerte deterioro de los
ingresos fiscales y de una enorme necesidad de asistir a los sectores más desprotegidos de la
población. Adujo que se trata de un caso de delegación impropia, ajustado por demás a los
límites de una pacífica y antigua jurisprudencia de la Corte. Por otra parte, destacó que el
artículo 755º del Código Aduanero faculta al Poder Ejecutivo a gravar con derechos de
exportación las mercaderías, para el cumplimiento de ciertos fines que él contempla, sean
recaudatorios o de otro tipo. En tales circunstancias, indicó que el acto atacado por la actora
no resulta ilegítimo. Agregó que no hay norma que prohíba al Poder Ejecutivo delegar sus
funciones – sean originarias o no – en los departamentos de Estado que lo integran, ya que
aplica el art 19 de la CN en tanto que se puede realizar todo aquello que no le está
expresamente prohibido. El voto de los doctores Lorenzetti, Fayt y Maqueda señaló que las
retenciones son tributos y que, de acuerdo a los artículos 4°, 17 y 52 de la Constitución
Nacional, sólo el Congreso de la Nación puede crearlos. Destacaron los ministros que esa
limitación es propia del régimen representativo y republicano de gobierno y que ninguna
carga tributaria puede exigirse a las personas si no ha sido creada por el Poder Legislativo,
único poder del Estado investido de tal atribución. Agregaron que la Constitución Nacional
confió al Congreso Nacional el poder de crear los recursos y votar los gastos públicos y sólo
asignó al Poder Ejecutivo la facultad de recaudar los recursos para emplearlos en los gastos
designados. Sostuvieron los ministros que suscribieron el voto, que las leyes que el Estado
Nacional invocaba para justificar la resolución dictada por el Ministerio de Economía, no
habían delegado al Poder Ejecutivo Nacional el poder de establecer retenciones como las que
pretendía aplicar. También señalaron que si bien es cierto que en materia de comercio
internacional es necesario que el Poder Ejecutivo cuente con herramientas que le permitan en
forma ágil implementar políticas económicas para proteger la producción local, los precios
del mercado interno o la competitividad, ellas deben provenir de una ley sancionada por el
Congreso que establezca de manera cierta e indudable pautas claras para su ejercicio, lo que

17
no ocurría en el caso. En este sentido, manifestaron que el Código Aduanero no cumple tal
exigencia pues no sólo no prevé las retenciones que se pretendían aplicar a Camaronera
Patagónica, sino que ni siquiera fija topes máximos que limiten la actuación del Poder
Ejecutivo. Por estas razones los ministros Lorenzetti, Fayt y Maqueda sostuvieron que la
resolución 11/02 del Ministerio de Economía e Infraestructura es inconstitucional pues
avanza sobre una materia que la Constitución Nacional reservó en forma exclusiva al
Congreso Nacional. Sin perjuicio de ello, pusieron de relieve que los constituyentes de 1994,
además de incorporar el actual artículo 76, agregaron la Cláusula Transitoria Octava,
referente a la legislación delegada preexistente, y facultaron al Congreso de la Nación a
ratificarla expresamente mediante una ley. Señalaron que en el marco de dicha disposición
constitucional fueron dictadas las leyes 25.418, 25.645, 25.918, 26.135 y 26.519. Sobre esa
base, y teniendo en cuenta que de esa manera se produjo la ratificación de la legislación
delegada dictada al amparo de la legislación delegante preexistente a la reforma
constitucional de 1994, la Corte aclaró que la invalidez de la resolución 11/02 se circunscribe
al período comprendido entre el 5 de marzo de 2002 (fecha en que entró en vigor) hasta el 24
de agosto de ese mismo año, “momento a partir del cual rige la ley 25.645, disposición que le
otorga a su contenido rango legal”. La mayoría del Tribunal estuvo integrada por los doctores
Lorenzetti, Fayt y Maqueda -que suscriben el mismo voto- y el doctor Zaffaroni, que voto en
forma concurrente. El Dr. Zaffaroni señaló que los productos empresa actora representaban
menos del 3% de los derechos de exportación percibidos anualmente, razón por la cual lo
decidido en el juicio respecto de la resolución 11/02 no debería repercutir significativamente
desde el punto de vista macroeconómico. Agregó que el derecho de exportación examinado
es un tributo, más precisamente un impuesto, que debe pagarse en virtud de una ley que así lo
establezca. Recordó que la ley es la única fuente de las obligaciones tributarias pues la
competencia del Congreso es exclusiva en la materia y no puede ser ejercida por ninguno de
los otros dos poderes del Estado, ni siquiera en situaciones de emergencia. Señaló que
respecto de las retenciones examinadas el Congreso de la Nación no había previsto cual era la
alícuota aplicable, ni siquiera mediante el establecimiento de parámetros mínimos y máximos
y que ese silencio sellaba la suerte respecto de la constitucionalidad y validez de la resolución
11/02 pues se había deja al arbitrio del Poder Ejecutivo Nacional uno de los aspectos
estructurales del tributo. Cito considerando 20 de Zaffaroni (En clase lo consideraron
importante): Que en esa inteligencia, y esclarecido que los recursos tributarios están
conformados -entre otros- por los derechos de exportación y éstos revisten evidente
naturaleza tributaria, corresponde realizar el control de constitucionalidad de la resolución
11/02 que -en el caso particular- estableció un derecho de exportación para la actividad
pesquera que realiza la actora. Ello así, porque el principio de legalidad tributaria comprende
al género, y por ello es aplicable a todas sus especies. Limitó también la declaración de
inconstitucionalidad al lapso comprendido entre marzo y agosto de 2002. Los Doctores
Petracchi y Argibay consideraron, al igual que la mayoría, que la resolución 11/02 es
inconstitucional por no cumplir con los estándares establecidos en la Constitución Nacional
en materia tributaria. Destacaron que en el caso no existe una ley que establezca los
elementos esenciales del tributo que se pretende exigir a la actora, lo que lleva a su
descalificación constitucional. Sin embargo, manifestaron que las leyes dictadas como
consecuencia de la Cláusula Transitoria Octava de la reforma constitucional de 1994 no
resultan aptas para ratificar el contenido de la resolución 11/02, razón por la cual declararon
su inconstitucionalidad sin límite temporal alguno.

UNIDAD 5| Clase 5.
-Fallo Grupo Clarín:

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-La actora denuncia un atropello a sus derechos de propiedad y libertad de comercio, que
considera instrumental para restringir la libertad de prensa y expresión.
A través de los límites a las licencias y señales fijados en los artículos cuestionados de la ley
26522 (Ley de Comunicación Audiovisual), se desbarata la sustentabilidad de la empresa, se
la pone en desventaja competitiva frente al único operador de televisión satelital de propiedad
extranjera y se termina perjudicando a los consumidores.
Argumenta que el límite máximo de diez licencias que ocupan espacio radioeléctrico es
arbitrario y caprichoso. Además, sostiene que el art. 161 genera un daño patrimonial
gravísimo e irreparable. Considera, asimismo, que existe una amenaza para sus derechos
adquiridos.
Finalmente, las actoras amplían la demanda por los daños y perjuicios derivados de la
sanción y promulgación de la ley 26522, que deben adicionarse a los producidos por la
aplicación de los arts. 45 y 161 de la norma.
-La ley 26522, en cuanto regula la multiplicidad de licencias de modo general, es
constitucional, porque es una facultad del Congreso, cuya conveniencia y oportunidad no es
materia de análisis de los jueces. Por otra parte, el análisis constitucional es ajeno a los
conflictos futuros que puedan presentarse con la aplicación de la ley, que son materia de otros
pleitos.
-La libertad de expresión, en su faz individual, admite una casi mínima actividad regulatoria
estatal, y ha sido fuertemente protegida por esta Corte en numerosos precedentes.
La protección constitucional no se limita a ello, sino que también incluye el derecho a la
información de todos los individuos que viven en un estado democrático.
La libertad de expresión, en su faz colectiva, tiene por objeto proteger el debate público, con
amplias oportunidades de expresión de los distintos sectores representativos de la sociedad.
Se trata de fortalecer una democracia deliberativa, en la que todos puedan, en un plano de
igualdad, expresar sus opiniones y en la que no pueden admitirse voces predominantes.
Que la ley es coherente con el derecho de los consumidores a la información (Art 42 CN) lo
que significa el acceso a distintas fuentes plurales.
-Los medios de comunicación tienen un rol relevante en la formación del discurso público y
en la cultura, por lo que el interés del Estado en la regulación es incuestionable.
En este contexto constitucional, es legítima una ley que fije límites generales a priori, porque
de esa manera se favorece la libertad de expresión al impedir la concentración en el mercado.
Los jueces consideran que este tipo de regulaciones es una práctica internacionalmente
difundida y aceptada. Citan numerosos precedentes de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, la Declaración de Principios sobre la libertad de Expresión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos, así como fallos nacionales e internacionales.
CONCLUSIÓN: Cada uno de los votos examina en particular las razones de los textos
legales impugnados y concluye que:
Es constitucional el art. 41, en cuanto sujeta la transferencia de licencias a la autorización
estatal y establece limitaciones a la enajenación. Es constitucional el art. 45.

19
-Fallo Schnaiderman:
La Corte se expidió sobre la validez del acto de despido de los agentes públicos durante el
período de prueba (antes de adquirir la estabilidad en el empleo público). Los hechos fueron
que un agente había sido designado por concurso para ocupar un cargo en la Administración
Pública Nacional, y la misma fue cancelada mientras se encontraba en período de prueba.
Sostuvo que "la resolución impugnada omite invocar fundamento alguno que haga razonable
la revocación del nombramiento efectuado. Por ello, el acto carece de otro requisito esencial,
el de la motivación... Tal omisión torna ilegítimo el acto… No puede sostenerse válidamente
que el ejercicio de las facultades discrecionales, por parte del órgano administrativo, para
cancelar la designación de un agente durante el período de prueba (según lo autoriza el art. 25
del CCT), lo eximan de verificar los recaudos que para todo acto administrativo exige la ley
19.549".
Sostuvo que "el control judicial de los actos discrecionales o de pura administración
encuentra su ámbito de actuación en los elementos reglados de la decisión (como la
competencia, la forma, la causa y la finalidad del acto) y en el examen de su razonabilidad.

UNIDAD 7| Clase 7.
-Fallo Hooft:
Hechos: Pedro Hooft promovió demanda contra la Pcia. De Bs.As a fin que se declare la
inconstitucionalidad o inaplicabilidad del ART. 177 (Exige para poder acceder al cargo de
Juez de Cámara de Apelaciones, haber nacido en Argentina o ser hijo de ciudadano nativo)
por lo que encuadro en uno de los motivos de discriminación que prohíben los tratados
internacionales sobre Derechos Humanos con jerarquía constitucional.
Pedro Hooft, nacido en Holanda, obtuvo su nacionalidad argentina en 1965. Cursó sus
estudios completos en Argentina y ejercía a la fecha el cargo de titular del Juzgado en lo
Penal Nº1 de Mar del Plata.
Datos relevantes:
Se refleja en este caso el Derecho a la igualdad e idoneidad (ART.16 CN), principios de
igualdad y de no discriminación.
Disidencia del Juez Belluscio argumentando que los requisitos contemplados en al Art 177.
CN no son nuevos pues son anteriores a la reforma de 1994, por lo tanto, sostiene que el actor
al iniciar su carrera judicial tenía pleno conocimiento de la existencia de dicha restricción y
se sometió voluntariamente a ella.
C.S (Resolución final del caso = Holding)
El Art.177 CN carece de razonabilidad por ser contrario al principio de igualdad (ART.16
CN). Por lo tanto, se declara la inconstitucionalidad del ART.177 CN DE LA Pcia. De Bs.
As.
Fallo Hooft: Pedro Cornelio Federico Hooft inicia una demanda a la provincia de Buenos
Aires con el objetivo de que se declare inconstitucional o inaplicable el artículo n° 177 de la
constitución provincial debido a que este quería ser juez de cámara y debía cumplir 2

20
requisitos: ser ciudadano nativo, o ser hijo de ciudadanos nativos en caso de ser extranjero.
Hay varias cosas por las que buscaba que se declare inconstitucional dicho artículo: porque
para trabajar aquí, lo único requisito que se necesita es idoneidad, y este había trabajado en el
ámbito judicial durante 26 años; por ser contrario a la constitución nacional, ya que, aunque
las provincias tengan autonomía, deben subordinarse a lo que diga la constitución y por
violación al principio de igualdad. La provincia de Buenos Aires rechazo esa demanda,
argumentando que dicho artículo no era contrario a la constitución nacional y que este ya
estaba en vigencia cuando Hooft inicio su carrera judicial, y que no manifestó ningún
principio de desigualdad o discriminación. Pero, al comprobar que solamente era requisito
tener idoneidad para trabajar y que se violaba el principio de igualdad, el procurador general
le concedió la demanda a Hooft. Luego, se llegó a la conclusión de que, que las
provincias puedan poner sus propios requisitos para ingresar a puestos políticos provinciales
era poder no concedido al gobierno nacional, y siempre y cuando no violen derechos y
garantías de las personas, era válido. Por lo tanto, se le rechaza la demanda a Hooft.

-Fallo Gottschau:
La abogada Evelyn Patrizia Gottschau se inscribió a un concurso para ser secretaria de
primera instancia del poder judicial pero, su inscripción fue rechazada por la falta de uno de
los requisitos, tener nacionalidad argentina y esta, tenía nacionalidad alemana. Frente a esto
interpuso un recurso de amparo el cual fue denegado, luego interpuso un recurso de
inconstitucionalidad y también fue denegado, luego interpuso un recurso de queja y fue
aceptado, luego un recurso extraordinario y fue aceptado parcialmente y frente a esto, un
recurso de hecho por la aceptación parcial del anterior. La Corte Suprema de Justicia de la
Nación declara inconstitucional la norma en donde dice que para participar del concurso se
debe ser ciudadano nativo de Argentina, y debido a eso, el Ministerio Público cambia su
reglamento, quitando dicha norma. Pero se llegó a la conclusión de que la resolución
realizada por la Corte Suprema de Justicia de la Nación se basaba en una norma que ella
misma declaró inconstitucional, entonces dicha resolución debió volver al tribunal. El voto de
la doctora Ruiz hacía referencia a declarar inconstitucional la norma de dicho reglamento,
entonces se hizo lugar al recurso de inconstitucionalidad, se revocó la sentencia y se hizo
lugar parcialmente al recurso de amparo. El voto de los doctores Lozano, Casás y Conde
hacían referencia a que, el interés de la actora, que era el formar parte de dicho concurso, ya
no iba a ser posible porque este se extinguió en el año 2000 y como el reglamento ya había
sido modificado, consideraban que era abstracto que se continúe con dicho proceso, y como
este fue el voto de la mayoría, el Tribunal Superior de Justicia resolvió que se le denegaba el
recurso de amparo a la actora, por considerar abstracto dicho procedimiento.

-Fallo Madorrán:
Hechos y breve resumen: La actora ingresó a trabajar a la Administración en 1970 bajo el
régimen de estabilidad y que se desempeñó en tal condición hasta 1996, cuando fue
despedida mediante invocación del incumplimiento de determinados deberes. Ante está
situación la actora acciona judicialmente solicitando la nulidad del despido haciendo la Sala 9
VI de la Cámara de Apelaciones del Trabajo lugar a dicha petición declarando para ello la
nulidad del despido y la inconstitucionalidad del Art. 7 del convenio colectivo 56/92 “E”
según el texto dispuesto por el laudo 19/92 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la
Nación, que regulaba la relación de empleo público que unía a las partes. Todo lo anterior por
interpretar que era contrario al Art. 14 bis de la Constitución Nacional que establece la

21
estabilidad propia del empleado público. Contra dicha sentencia, la vencida interpuso recurso
extraordinario el cual fue concedido.
Finalmente la Corte confirma la sentencia del a quo. Se realiza un análisis del Art. 14 bis de
la Constitución Nacional de donde se extrae derechos invariables como la “protección contra
el despido arbitrario” y la estabilidad del empleado público”. Dicha estabilidad, tiende a
eliminar una práctica que merecía su reprobación ya que siempre el empleado público ha
estado sujeto a las cesantías en masa en ocasión de los cambios de gobierno. Ahora ya no
podrá ningún partido político que conquiste el gobierno disponer de los puestos
administrativos como botín de guerra y en adelante ningún empleado público podrá ser
dejado cesante sin causa justificada y sin previo sumario administrativo.
También se basa en el derecho internacional por medio del Art. 75 inc. 22 de la Constitución
Nacional el cual da jerarquía constitucional a los mayores instrumentos internacionales en la
materia, entre ellos se encuentra el art. 6 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales, en seguimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos
(art. 23.1), enuncia el "derecho a trabajar", comprensivo del derecho del trabajador a no verse
privado arbitrariamente de su empleo.
El significado reconocido a la "estabilidad del empleado público" en las circunstancias del
caso, esto es, la estabilidad propia, no pone de manera alguna en conflicto el art. 14 bis con
los incs. 1 y 7 del art. 99 de la Constitución Nacional. Según éstos el presidente de la
Nación "es el jefe supremo de la Nación, jefe del gobierno y responsable político de la
administración general del país", y "por sí solo nombra y remueve a [...] los empleados cuyo
nombramiento no está reglado de otra forma por esta Constitución". Esto es así ya que la
Constitución Nacional debe ser interpretada como un todo coherente para que sus cláusulas
no se excluyan entre sí, por lo que la remoción de un agente público no queda fuera del
resorte del presidente de la Nación por el hecho que, al no hallarse justificadas las causas de
la medida o al no haberse invocado ninguna, sea la propia Constitución Nacional la que
prevea la reinstalación del primero.
Por último se debe determinar el carácter relativo del derecho a la estabilidad en el sentido de
que tiene como finalidad esclarecer su contenido en términos generales esto es que no
comprende todo supuesto de separación del agente de su cargo y que este derecho también es
susceptible de reglamentación ya que los principios, garantías y derechos reconocidos por
nuestra Constitución Nacional no son absolutos y están sujetos a las leyes que reglamentan su
ejercicio (Art. 14 y 28), pero al hacerlo no puede obrar con otra finalidad que no sea la de dar
a aquél toda la plenitud que le reconozca la Constitución Nacional Por lo tanto el Art. 7, inc.
c, del CCT, al consagrar la estabilidad impropia, altera en el caso concreto la sustancia del
régimen de estabilidad propia antes referido y, de este modo, lo desnaturaliza.
Resuelve: se declara admisible el recurso extraordinario interpuesto y se confirma la
sentencia apelada en cuanto fue materia del agravio tratado.

-Fallo Sanchez:
El actor fue contratado por la AGN por el término de 8 años por medio de sucesivos contratos
hasta su cese. Reclamó su reincorporación. La AGN sostuvo que contrató al actor en los

22
términos de la ley 24.447 y su decreto reglamentario 92/1995. También invocó el art. 118,
incs. b) y c), de la ley 24.156.
La CNAT condenó a la AGN a indemnizar al actor por los perjuicios derivados de la ruptura
del vínculo de empleo.
La Corte revocó la decisión de la Cámara porque según su criterio no se tuvo en
consideración que la ley de la AGN autoriza expresamente la celebración de contratos como
los suscriptos entre las partes, toda vez que la actividad de este organismo exige contar con
un cuerpo de auditores externos (ley 24.156, art. 118, inc. b). Consideró que el hecho de que
el actor realizara tareas típicas de la actividad de la demandada no era suficiente para
demostrar la existencia de una desviación de poder tendiente a encubrir (mediante la
renovación de sucesivos contratos) el vínculo de empleo permanente. La normativa específica
que rige a la AGN impide considerar el tipo de tareas realizadas por los contratados como un
indicador relevante con el propósito de determinar la existencia de una relación de empleo
estable y permanente. La Corte sostuvo que en este caso la actora no acreditó que la
demandada haya utilizado figuras jurídicas autorizadas legalmente para supuestos
excepcionales con desviación de poder.

-Fallo Ramos:
El actor fue contratado por la Armada Argentina por el término de 21 años mediante
sucesivos contratos. El vínculo contractual se rigió por el decreto 4381/1973 que permite el
ingreso de agentes mediante contrato de locación de servicios, con una duración máxima de 5
años y sin estabilidad.
La Cámara sostuvo que el hecho de que las contrataciones excediesen el límite máximo de 5
años no tenía como consecuencia el nacimiento de un derecho a favor del actor a ser
indemnizado. Señaló que el mero transcurso del tiempo no podía trastocar la situación de
revista de quien había ingresado como personal no permanente y no había sido transferido a
otra categoría por acto expreso de la Administración. Con tal fundamento, concluyó que el
actor no tenía derecho a ser indemnizado por la rescisión del contrato y, menos claro, a ser
incorporado en la planta de personal permanente.
La Corte sostuvo que el vínculo laboral que el actor mantuvo con el Estado por el término de
21 años no puede ser válidamente encuadrado en el régimen de contrataciones del decreto
4831/1973. Dicha norma autoriza a contratar personal para proyectos de investigación
científica y desarrollo tecnológico, sin que esto genere derecho a indemnización por
rescisión, pero limita la posibilidad de renovación de estos contratos por el término máximo
de 5 años. Sin embargo, la demandada contrató al actor (en el marco de la norma citada)
durante 21 años, en abierta violación al plazo máximo previsto. Además surge del actor que:
a) sus tareas carecían de transitoriedad; b) este era evaluado y calificado anualmente; y c) el
Estado le reconocía la antigüedad y gozaba de los servicios sociales.
La Corte concluyó que "la demandada utilizó figuras jurídicas autorizadas legalmente para
casos excepcionales, con una evidente desviación de poder que tuvo como objetivo encubrir
una designación permanente bajo la apariencia de un contrato por tiempo determinado".
Las conductas del Estado pudieron generar en el actor una legítima expectativa de
permanencia laboral que merece la protección que el art. 14 bis de la CN otorga al trabajador
contra el "despido arbitrario". Asimismo, la Corte destacó que la admisión de la demanda no
procede por haberse cuestionado el régimen del decreto 4381/1973, sino por el

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incumplimiento de los límites temporales establecidos. Añadió que la solución propuesta no
significa que el mero transcurso del tiempo haya modificado la situación del actor ya que este
es pasible de ser indemnizado (no reincorporado), pues ello vulneraría el régimen legal de la
función pública y el principio constitucional en virtud del cual es al Congreso a quien
corresponde anualmente autorizar el presupuesto general de los gastos de la Administración
nacional y, por tanto, toda erogación que se aparte de esos límites resulta ilegítima. Si se
atribuye estabilidad a quién no ha sido incorporado legalmente no solo se estaría trastocando
el régimen previsto en la ley 25.164, sino también se alteraría el monto autorizado por el
legislador para financiar los gastos correspondientes al personal contratado y permanente. En
síntesis, la conducta del Estado fue ilegítima y ello generó su responsabilidad frente al actor,
justificando así la procedencia del reclamo indemnizatorio.

-Fallo Cerigliano:
El caso “Cerigliano” “Cerigliano, Carlos Fabián c/ Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires”, 19/04/2011, Fallos 334:398
El 19 de abril de 2011, en el caso “Cerigliano, Carlos Fabián c. Gobierno de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, Unidad Polivalente de Inspecciones ex Dirección General de
Verificación y Control” se dejó sin efecto la sentencia de la Cámara Nacional del Trabajo
que, a través de su Sala IV, expresó que no resultaba admisible sostener que la relación del
empleo se hallara regida por la ley laboral común, lo que obstaba al progreso de la acción.
En el caso concreto se trataba de un particular que había suscripto diversos contratos de
locación de servicios con la demandada para la prestación de tareas como operario, contrato
que se fue renovando por varios años hasta que se le negó la posibilidad de trabajar.
Entiende aquí la C.S.J.N. que corresponde en este caso determinar el alcance consagrado en
el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, anticipando que el antecedente “Ramos” es de
indiscutible aplicación del caso, de modo tal que a la luz de sus enunciados deberán ser
valoradas las cuestiones de hecho y pruebas propias de este pleito.
Así concluye que la ratio decidendi alcanza a todos los trabajadores que se encuentren ligados
por un vínculo como el considerado en este precedente ya sea con la Administración Pública
Nacional, Provincial, Municipal o de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Es por ello que la C.S.J.N. dispone que los jueces de la causa examinen el material fáctico de
la litis a la luz del precedente “Ramos” (6) sin soslayar que, en su caso y de corresponder el
modo de reparar los perjuicios que se hubiesen irrogado al actor, han de encontrarse en el
ámbito del derecho público y administrativo.
Vuelve aquí a reiterar el Supremo Tribunal que el fuero competente era el Contencioso
Administrativo de la ciudad Autónoma de Buenos Aires y no la justicia nacional del trabajo
por tratarse; valga la reiteración, de un supuesto regulado por el derecho público
administrativo y no por la ley del contrato de trabajo.
En síntesis, la Corte clarifica aquí y amplía la doctrina del precedente “Ramos”, entendiendo
que siempre que se utilice una institución jurídica no cabe estar al nombre que le hayan
puesto las partes, (7) sino a la intención que ellas tuvieron; comprendo que cuando lo que se
trata es de encubrir una relación de empleo público, el despido del agente debe ser
indemnizado, no por la ley de contrato de trabajo, sino por una indemnización que debe ser
razonable, que garantice el principio de suficiencia y que se base en el derecho público, sobre

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la existencia del principio ya mencionado del artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
Reitero: los precedentes citados no transforman por sí a quien tiene un contrato temporario
con la Administración (aun cuando haya durado mucho tiempo) en empleado público de
planta permanente, (8) lo que no le da derecho a su reincorporación. (9) (10)
Tampoco lo transforma en un empleado que tenga la estabilidad regulada por la ley de
contrato de trabajo y su correspondiente indemnización para el supuesto de despido
injustificado.
La competencia no es de la justicia nacional del trabajo, sino de la contencioso
administrativa.
El contrato es de derecho público administrativo.
Sin perjuicio de ello, y siempre que las circunstancias de la causa acrediten la desviación de
poder, deberá el Estado Nacional, provincial o las municipalidades pagar la indemnización
correspondiente por aplicación —como ya se dijo— de las normas propias del derecho
público.
Hasta aquí entiendo que es donde se puede llegar en el análisis de la evolución que ha sufrido
la institución.
Por ende es desaconsejable iniciar demandas de este tipo ante el fuero laboral, que es
incompetente; pretender la indemnización de la ley de contrato de trabajo (que no
regula el caso); solicitar la reincorporación, ya que el transcurso del tiempo no
transforma al empleado transitorio en permanente.
Sólo sería procedente —si las circunstancias fácticas acreditadas en la causa lo permiten—
requerir una indemnización propia del derecho público basada en el accionar ilegítimo de la
Administración, que ha practicado una desviación del poder al utilizar figuras jurídicas
desacertadas para el fin perseguido.
Notas:
6) Recordamos el especial énfasis que le dio la C.S.J.N. a la cuestión fáctica, especialmente
en “Ramos”, como lo destaca la Dra. Miriam Ivanega en “Primeras reflexiones sobre un fallo
cauteloso”, La Ley 2010-B, 659, y como se adelantara en la nota n° 3 del presente artículo.
(7) Lo estableció aquel Tribunal claramente tanto en “Ramos” como en el precedente aquí en
análisis: no es el nomen iuris utilizado de lo que se valió la C.S.J.N. para esclarecer la
cuestión, sino de la realidad material, de conformidad a los extremos de la prueba a los que
hace referencia la anterior nota al pie de página.
(8) De ahí que, como lo definiera lúcidamente la Dra. Ivanega en su artículo ya citado,
“Reincorporar es volver a…, es decir, supone un lugar previo que se vuelve a ocupar”, que,
de conformidad a lo que ya explicamos, el demandante nunca ocupó un cargo permanente
como empleado público, sino uno temporal y con un supuesto término cierto, por lo que no
tenía “un lugar a donde volver”.
(9) Conforme lo expusiera oportunamente el Dr. Jorge Rodríguez Manzini en “Los
“contratados” en las sentencias de la Corte Suprema de Justicia”, en LA LEY, 2010-C, 13, la
posibilidad de reincorporar al demandante fue descartada por la C.S.J.N., en tanto que
imponer la reincorporación significaría alterar las condiciones del presupuesto general de
gastos de la Administración nacional, lo que está prohibido en el art. 75 inc. 8″ de la

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Constitución Nacional.
(10) En sentido contrario resulta ilustrativo el artículo del Dr. Rubén Weder, “El empleo
público en la reciente jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”, en la
Revista Argentina del Régimen de la Administración Pública de septiembre de 2011, Año
XXXIII-396, Buenos Aires, Argentina.

-Fallo Perez Ortega:


En este caso la CSJN anuló una resolución de la Presidencia de la Cámara de Diputados de la
Nación en cuanto la demandada revocó la designación en planta permanente de la actora por
no cumplir con el requisito de ser argentina. Obteniendo fallos adversos en Primera y
Segunda instancia, la actora llega en queja a la Corte, quien finalmente le dio la razón. La
Cámara Nac de Apel en lo Contencioso Adm Federal cuestionó que la actora no había
argumentado porqué no tachó de inconstitucional el artículo al inicio de la relación de
empleo. Sostuvo que “el voluntario sometimiento a un régimen jurídico resulta incompatible
con su ulterior impugnación”. A consideración de los jueces de la Corte, dijeron que el
recurso rebatió cada uno de los fundamentos del juez de primera instancia, y con respecto al
argumento del sometimiento voluntario, la impugnación argumentó que no se podía aplicar la
doctrina de los actos propios porque “en una relación laboral resultaría irrazonable y
desproporcionado exigir al empleado que, al iniciar el vínculo, analizará toda la normativa
relativa al empleo público y la cuestionara”. Remarcó que el fallo apelado poseía un excesivo
rigor formal, marcando que declaró desierto el recurso de manera arbitraria y dogmática.

-Fallo Monrroy:
El Máximo Tribunal de la Nación dictó al mismo tiempo dos fallos en el que selló su
interpretación del alcance del art. 30 de la Ley de Contrato de Trabajo. Allí recordó que el
criterio de la Corte Federal rechazaba que la administración sea considerada como
empleadora en los términos del derecho laboral.
Los fallos “Gómez Susana Gladys c/ Golden Chef S.A. y otros s/ despido”, y “Monrroy, EIsa
.Alejandra c/ Infantes S.R.L. y otro s/ despido”, tuvieron similares características, ambas
accionantes demandaron a sus empleadoras y también al Estado, en el primer caso al
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y en el segundo al Estado Nacional.
Los argumentos fueron los mismos, empresas privadas que prestaban servicios públicos en
hospitales, gracias a los contratos de concesión. Mientras en “Gómez” se trataba de servicios
de elaboración y distribución de comida en los hospitales dependientes del GCBA, en
“Monrroy” se trataba del servicio de neonatología en el Hospital Militar Central.
Pero mientras que en el fallo “Gómez” dictado en Cámara, se había condenado al Estado
solidariamente, en “Monrroy” el recurso extraordinario fue interpuesto por el rechazo de la
acción, de manera que en este último, los jueces se remitieron a fallar conforme el dictamen
de la Procuradora Fiscal, Laura Monti.
Ambos fallos contaron con los votos de los ministros Ricardo Lorenzetti, Eugenio Zaffaroni,
Juan Carlos Maqueda, Elena Highton y Enrique Petracchi, y también con la disidencia del
ministro Carlos Fayt, por su parte, Carmen Arbigay sólo voto en disidencia en el fallo
“Monrroy”.
Los argumentos para rechazar la solidaridad del Estado en las condenas a sus concesionadas,
fueron de similar entidad, ya que la Corte manifestó en “Gómez” la Cámara “no valoró la
gravitación del carácter administrativo del contrato de concesión entre las demandadas, para
establecer si el arto 30 -Régimen de Contrato de Trabajo- permitía vincular de manera
solidaria a una persona de derecho público no sometida expresamente a la regulación laboral
común”.
“Máxime cuando el régimen legal en que se fundó la responsabilidad del Gobierno de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires está condicionado en su aplicación a que resulte
compatible con la naturaleza y modalidades de la actividad de que se trate y con el especifico
régimen a que se halle sujeta”, relató el fallo.
Por lo tanto, allí se concluyó que “el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es
empleador según el Régimen de Contrato de Trabajo -salvo que por acto expreso se incluya a

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sus dependientes dentro de su ámbito por lo que mal puede ser alcanzado, entonces, por una
responsabilidad solidaria que solo es inherente a esta clase de sujetos del contrato de trabajo”
Del mismo modo, agregó en “Monrroy” que “la Administración Pública (nacional o
municipal) no es empleadora según el Régimen de Contrato de Trabajo -salvo que por acto
expreso se incluya a sus dependientes dentro de su ámbito-, por 10 que mal puede ser
alcanzada, entonces, por una responsabilidad solidaria que sólo es inherente a esta clase de
sujetos del contrato de trabajo”.
El fallo también destacó que “la actuación de los organismos administrativos está regida por
un sistema juridico diferente que se sustenta en principios propios, no compatibles con los
aplicables en materia de derecho común”.
Por último, puso de relieve que la presunción de legitimidad de los actos administrativos
aparece en pugna con la contenida en el art. 30 de la LCT, que presupone una actividad de
fraude a la ley por parte de los empleadores”.
Por ello, se decidió dejar sin efecto la sentencia en la causa “Gomez” y desestimar el recurso
extraordinario en “Monrroy”, bajo la misma visión en ambos casos, el Estado no es
empleador.

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