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Que el art. 86 Cn. prescribe: "El poder público emana del pueblo. Los órganos del
Gobierno lo ejercerán independientemente dentro de las respectivas atribuciones y
competencias que establecen esta Constitución y las leyes. Las atribuciones de los órganos
del Gobierno son indelegables, pero éstos colaborarán entre sí en el ejercicio de las
funciones públicas. --- Los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el
Ejecutivo y el Judicial. --- Los funcionarios del Gobierno son delegados del pueblo y no
tienen más facultades que las que expresamente les da la ley".
Por otra parte, el art. 121 Cn. establece: "La Asamblea Legislativa es un cuerpo
colegiado compuesto por Diputados, elegidos en la forma prescrita por esta Constitución, y
a ella compete fundamentalmente la atribución de legislar"; el art. 131 ord. 32° dispone que
entre las atribuciones de la Asamblea Legislativa se encuentra "nombrar comisiones
especiales para la investigación de asuntos de interés nacional y adoptar los acuerdos o
recomendaciones que estime necesarios, con base en el informe de dichas comisiones"; y el
art. 132 inc. 2° Cn. preceptúa que "las conclusiones de las comisiones especiales de
investigación de la Asamblea Legislativa no serán vinculantes para los tribunales, ni
afectarán los procedimientos o las resoluciones judiciales, sin perjuicio de que el resultado
sea comunicado a la Fiscalía General de la República para el ejercicio de acciones
pertinentes".
Asimismo, el demandante señaló que el art. 172 Cn., en sus incs. 1° y 3° prescribe
que: "La Corte Suprema de Justicia, las Cámaras de Segunda Instancia y los demás
tribunales que establezcan las leyes secundarias, integran el Órgano Judicial. Corresponde
exclusivamente a este Órgano la potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en materias
constitucional, civil, penal, mercantil, laboral, agraria y de lo contencioso administrativo,
así como en las otras que determine la ley (…). Los Magistrados y Jueces, en lo referente al
ejercicio de la función jurisdiccional, son independientes y están sometidos exclusivamente
a la Constitución y a las leyes"; mientras que el art. 182 dispone que: "Son atribuciones de
la Corte Suprema de Justicia: (…) 5ª Vigilar que se administre pronta y cumplida justicia,
para lo cual adoptará las medidas que estime necesarias; 6ª Conocer de las
responsabilidades de los funcionarios públicos en los casos señalados por las leyes".
En este punto acotó que el poder en el Estado no puede ser arbitrario ni ilimitado, ya
que -como afirma Hermann Heller en la Teoría del Estado-, "la manera como se distribuye
el poder del Estado determina la forma del mismo. Esto es aplicable, en primer término, a
las dos formas fundamentales del Estado. La democracia es una estructura de poder
constituida de abajo arriba; la autocracia organiza al Estado de arriba abajo. En la
democracia rige el principio de la soberanía del pueblo: todo poder estatal procede del
pueblo; en la autocracia, el principio de la soberanía del dominador: el jefe del Estado reúne
en sí todo el poder del Estado"; y en el caso de El Salvador -especificó- el pueblo es el
único soberano -art. 83 Cn.-, y los Órganos del Gobierno -ya no Poderes, como en las
anteriores Constituciones-, deben limitarse a cumplir funciones que el soberano les ha
delegado a través de la norma constitucional.
Las funciones establecidas por la Constitución a cada órgano del Gobierno -señaló-
son indelegables, ya que de lo contrario el Estado Salvadoreño se encaminaría a una
concentración de poder o funciones contraria al espíritu democrático de su ordenamiento
jurídico y político; en consecuencia, "la especificidad de las funciones de cada órgano del
Gobierno constituye una forma de limitar el poder delegado al ponerlo bajo el
ordenamiento jurídico, evitando de esta manera cualquier tipo de arbitrariedad de los
funcionarios públicos contra los particulares o contra el mismo Estado de Derecho".
Por todo lo anterior, la autoridad demandada concluyó que, con la emisión del
acuerdo en referencia, no ha violado ningún precepto constitucional como hace referencia
el demandante, por lo que pidió a esta Sala "que en su oportunidad la sobresea en el
proceso que le ocupa".
El art. 1 inc. 1° Cn. declara que El Salvador "está organizado para la consecución de
la justicia, de la seguridad jurídica y del bien común", es decir, la Ley Suprema postula
como uno de los valores del ordenamiento salvadoreño, la seguridad jurídica;
consecuentemente, el art. 2 inc. 1° Cn. reconoce como uno de los derechos fundamentales
de la persona, la seguridad jurídica.
Puede afirmarse entonces que la seguridad jurídica presenta dos dimensiones: una
objetiva y una subjetiva. Tal como explica Antonio-Enrique Pérez Luño en el estudio La
seguridad jurídica, ésta, en su dimensión objetiva, implica la garantía de disposición y
formulación regular de las normas e instituciones integradoras de un sistema jurídico:
seguridad estructural; también la garantía de cumplimiento del Derecho por todos sus
destinatarios, así como la regularidad de actuación de los órganos encargados de su
aplicación: seguridad funcional; mientras que, en su dimensión subjetiva -también
denominada certeza jurídica-, implica la posibilidad "que los destinatarios del Derecho
puedan organizar su conducta presente y programar expectativas para su actuación jurídica
futura bajo pautas razonables de previsibilidad".
Es claro que lo que en el Acuerdo Legislativo N° 342 se denomina
"institucionalidad del Estado" tiene que ver con la dimensión objetiva de la seguridad
jurídica. El normal funcionamiento de las instituciones del Estado -órganos del Gobierno y
entes públicos- pasa por la observancia de la seguridad estructural y la seguridad
funcional; y es que, del valor seguridad jurídica se deriva la necesidad que las
mencionadas instituciones cumplan con la distribución de competencias hecha por la
Constitución y las leyes -que implica la no interferencia en las atribuciones y competencias
de los otros órganos y entes públicos-; es decir, que actúen regularmente, en el sentido de
adecuar su funcionamiento a las normas jurídicas preestablecidas.
B. Las técnicas de control son de dos tipos: las que operan dentro de la organización
de un sólo detentador del poder -controles intraorgánicos- y las que funcionan entre
diversos titulares que cooperan en la gestión estatal -controles interorgánicos-. Estos
últimos -como señala Karl Loewenstein en la Teoría de la Constitución- pueden ser de dos
clases: (a) la colaboración de tales órganos, lo cual ocurre en aquellos casos en que los
detentadores del poder están de tal manera acoplados constitucionalmente que sólo
actuando en conjunto podrán llevar a cabo determinadas tareas; "en este caso, los
detentadores del poder tendrán que compartir constitucionalmente el ejercicio de la función,
con lo cual se controlarán mutuamente"; (b) la intervención constitucionalmente
autorizada, que consiste en la autorización a un detentador del poder para "intervenir
discrecionalmente en la actividad de otro detentador del poder, [produciendo el efecto que]
el otro detentador del poder queda sometido a un control".
En ese orden de ideas, puede afirmarse que las facultades de investigación otorgadas a la
Asamblea Legislativa no pueden suponer una actividad juzgadora ni tampoco intervenir en
las actuaciones judiciales. Y es que, la exclusividad del Órgano Jurisdiccional para juzgar
y hacer ejecutar lo juzgado, contemplada en el art. 172 inc. 1° Cn., excluye o impide la
posibilidad de usurpación de las atribuciones judiciales por parte del Órgano Ejecutivo y
el Legislativo. Tal disposición es clara cuando prescribe que "La Corte Suprema de Justicia,
las Cámaras de Segunda Instancia y los demás tribunales que establezcan las leyes
secundarias, integran el Órgano Judicial. Corresponde exclusivamente a este Órgano la
potestad de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en materias constitucional, civil, penal,
mercantil, laboral, agraria y de lo contencioso administrativo, así como en las otras que
determine la ley".
E. De todo lo expuesto en los acápites que anteceden puede concluirse que, como un
control interorgánico por vía de intervención, la Constitución, en el art. 131 ord. 32°,
faculta a la Asamblea Legislativa para formar comisiones especiales de investigación, las
que tienen por finalidad analizar el funcionamiento de las entidades públicas con miras a
emitir legislación que mejore los campos investigados; debiendo ejercer dicha facultad
investigativa respetando las competencias que la misma Constitución concede a los otros
Órganos del Estado. Esta actividad inquisitiva parlamentaria no puede ejercerse respecto
de las actuaciones jurisdiccionales del Órgano Judicial; por cuanto la exclusividad de la
potestad jurisdiccional implica la independencia de este órgano frente al resto de los
detentadores del poder.
Lo anterior se deriva del mismo texto del art. 132 inc. 2° Cn.: "Las conclusiones de
las comisiones especiales de investigación de la Asamblea Legislativa no serán vinculantes
para los tribunales, ni afectarán los procedimientos o las resoluciones judiciales, sin
perjuicio de que el resultado sea comunicado a la Fiscalía General de la República para el
ejercicio de acciones pertinentes". Al prescribir tal disposición que las conclusiones de las
mencionadas comisiones no serán vinculantes para los tribunales, evidentemente acepta que
algunas investigaciones pueden ser coincidentes con las realizadas por las entidades
jurisdiccionales, pero al mismo tiempo impide cualquier intromisión de dichas comisiones
en el ámbito de los tribunales, para evitar que ellas se conviertan, en la práctica, en
tribunales de excepción, claramente contrarios al art. 15 de la misma Ley Suprema.
IV. Sin embargo, todo lo anterior no significa que el Órgano Judicial se encuentre
exento de control; sino más bien, que el control de las actuaciones de este órgano, está
previsto por el propio ordenamiento jurídico mediante la instauración de un sistema de
recursos, por el cual el justiciable, ante cualquier agravio ocasionado por una actuación
ilegal o inconstitucional por parte de los jueces o tribunales, pueda impugnar dicha
actuación a efecto que, el mismo juez o el superior jerárquico, según sea el caso, la
revoque, modifique o anule.
2. Respecto de las Salas de la Corte Suprema de Justicia, puede decirse que, en principio,
los pronunciamientos de éstas constituyen la última palabra en las materias que
comprenden sus respectivas competencias. Siendo que los fallos de las Salas que integran
la Corte Suprema de Justicia son irrecurribles, el control respecto de éstas necesariamente
tiene que ser a priori mediante su conformación y el funcionamiento dinámico de las
mismas.
Por tanto:
2. Publíquese esta sentencia en el Diario Oficial dentro de los quince días siguientes
a esta fecha, debiendo remitirse copia de la misma al Director de dicho órgano oficial.