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Introducción
Así nacieron las leyes 26.853 (B.O. 17-5-13), que crea las Cámaras
Federales de Casación en lo Civil y Comercial, del Trabajo y la Seguridad
Social, y en lo Contencioso Administrativo Federal; 26.854 (B.O. 30-4-13), de
medidas cautelares en las causas en las que es parte o interviene el Estado
Nacional; 26.856 (B.O. 23-5-13), sobre la publicación de todas las acordadas y
resoluciones que dicten la Corte Suprema y los tribunales de segunda instancia
en lo Federal en todo el país, incluida la Capital Federal y en ella las Cámaras
Nacionales de Apelaciones; 26.857 (B.O. 23-5-13), que modifica la ley 25.188
(Adla, LIX-E, 5292) en cuanto dispone que declaraciones juradas patrimoniales
integrales presentadas por las personas que se encuentran obligadas en virtud
de la normativa de ética en el ejercicio de la función pública, de conformidad
con lo establecido en el art. 5º de la ley 25.188 son de carácter público, de libre
accesibilidad y podrán ser consultadas por toda persona interesada en forma
gratuita a través de Internet, de conformidad con el procedimiento que
establezca la reglamentación; 26.861 (B.O. 3-6-13), referida al ingreso de
personal al Poder Judicial y al Ministerio Público mediante el procedimiento de
concurso público y finalmente, el concerniente al Consejo de la Magistratura
que se sanciona como ley 26.855 (B.O. 27-5-13), que viene a modificar la ley
24.937, reglamentaria de los arts. 114 y 115 de la CN (t.o. 1999) (Adla, LIX-C,
2797).
Como bien reseña Gelli, el núcleo duro de la ley 26.855 está constituido
por tres modificaciones que procuran controlar al Poder Judicial para alinearlo
con las políticas diseñadas y perseguidas por el oficialismo, con un desapego
manifiesto respecto de su conformidad con la Constitución. La primera
modificación promovida es la elección popular por sufragio universal de los
consejeros jueces, abogados y académicos, a través de las listas de los
partidos políticos en contraposición con el mandato constitucional acerca de la
representación de cada sector como dispone el art. 114 de la CN; la segunda
es la afectación de la garantía de la inamovilidad judicial dada por la integración
del Consejo de la Magistratura con preponderancia del oficialismo de turno, en
la medida en que los tres jueces, tres abogados, seis académicos, tres
diputados (dos por la mayoría y uno por la primera minoría), tres senadores
(dos por la mayoría y uno por la primera minoría) y un representante del PE,
correspondiendo dos consejeros jueces, dos abogados y cuatro académicos a
la lista que obtenga mayoría simple en elecciones generales y los restantes a
los que resulten en segundo lugar implica el riesgo cierto de que el oficialismo
se asegure el control del Consejo mediante la obtención de una simple minoría,
por ejemplo del 35% de los votos válidos emitidos en las elecciones populares.
Además, la ley 26.855 estableció que basta la mayoría absoluta -se sustituye la
anterior de dos tercios- para acusar a los magistrados y, en su caso,
suspenderlos (art. 6º que modifica el art. 7º, inc. 15, de la ley anterior). Así,
pues, con mayoría oficialista en el Consejo y una mayoría restringida para
decidir, le bastaría a quienes detenten el poder en cada turno político, para
quitar del medio a magistrados incómodos por independientes, con la única
estrategia de suspenderlos. La tercera modificación promovida es la de borrar
el equilibrio entre sectores en la integración del Consejo de la Magistratura,
según mandato del art. 114 de la CN. Si bien es cierto que esta disposición
contiene dos párrafos referidos a la integración del Consejo, separados por un
punto seguido, y después de éste se expresa que "será integrado, asimismo,
por otras personas del ámbito académico y científico, en el número y la forma
que indique la ley", así, en plural y a criterio del Congreso, el número de seis
académicos dispuesto por la ley 26.855 duplica el número de abogados y
jueces, con un agravante. Estos científicos irán en las listas de los partidos,
también aceptando y, probablemente, en algunos casos militando a favor de
ese partido. De ese modo, la representación política desbordaría todo límite(2).
II
A. Aspectos formales
B. Aspectos sustanciales
6. Interpretación previsora
III
Conclusiones
En primer lugar, deja claro que la actuación de los tres Poderes del
Estado Nacional encuentra como límite la supremacía de la Constitución
Nacional (arts. 30 y 31). De ahí que los poderes públicos deben actuar
conforme al ordenamiento jurídico imperativo al que se encuentran sometidos;
y si no lo hacen, sus actos deben ser invalidados para proteger la vigencia de
las normas fundamentales impuestas por el pueblo soberano.
En quinto lugar, las decisiones de los poderes públicos, incluidas las del
Poder Judicial, se encuentran sometidas y abiertas al debate público y
democrático, lo cual es saludable y necesario en tiempos de transformación
profunda de muchos de los principios y procedimientos de nuestro sistema
constitucional. El control de constitucionalidad está destinado a funcionar como
una instancia de protección de los derechos fundamentales de las personas y
de la forma republicana de gobierno, lo que requiere que los jueces obren en
forma independiente e imparcial, como custodios de estos derechos y
principios, a fin de no dejar desprotegidos a todos los habitantes de la Nación
frente a los abusos de los poderes públicos o fácticos.
IV