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En la ciudad de San Juan, a los días  

12 de agosto de dos mil veintidós, reunidos


en acuerdo los señores miembros de la Sala Cuarta de la Cámara Civil, señores
Jueces de Cámara María Eugenia Varas, María Josefina Nacif y Juan Jesús
Romero, para resolver en estos autos N° 129270/CA (C.C. SALA IV N°2018),
"PRODUCCION Y TRABAJO, ACTUAR, PRO, UCR Y DIGNIDAD CIUDADANA C/
PROVINCIA DE SAN JUAN S/ Nulidad e Inconstitucionalidad - Ordinario ", el recurso
de apelación planteado y fundado por la demandada a fs. 350/369 vta.,contra la
sentencia definitiva de fecha 13 de mayo de 2022, dictada por la Sra. Juez titular
del Juzgado Contencioso Administrativo, obrante a fs. 307/347.
        El recurso fue concedido sin efecto suspensivo a fs. 370. A fs. 371/377 se

incorporó la contestación de los agravios de la parte actora.

        Consentida la integración del Tribunal, se ordena su adjudicación a  estudio

(fs. 382).

        Encontrándose esta causa sometida al proceso de oralidad (artículo 264 TER

C.P.C.), se llevó a cabo la Audiencia de Vista Recursiva conforme lo establecido

por el artículo 264 SEXIES ibíd, según consta en el Acta de fs. 399/401.

        Finalizada la audiencia, el Tribunal se retiró a deliberar. Tratándose de una

cuestión compleja no se anticipó la decisión y se procedió a pasar la causa a

estudio (cf. art. 264 OCTIES in fine del C.P.C.).

        La señora Juez de Cámara María Eugenia Varas dijo:

        1. Antecedentes

        La Acción Declarativa de Inconstitucionalidad y Nulidad contra la Ley  2348-N

es promovida por los Sres. GUSTAVO WALTER USÍN -como Presidente del

Partido Político "ACTUAR" y en su calidad de Presidente del Bloque de Diputados

"ACTUAR", con representación en la Cámara de Diputados de la Provincia de San

Juan; ENZO ARIEL CORNEJO, en su carácter de Presidente del Partido Político

PRO PROPUESTA REPUBLICANA y en su calidad de Presidente del Bloque de

Diputados "PRO", con representación en la Cámara de Diputados de la Provincia

de San Juan; el Dr. HUMBERTO MARCELO ORREGO y el Dr. FABIAN MARTÍN

en su carácter de Presidente y Vicepresidente, respectivamente, del Partido

Producción y Trabajo; FERNANDO MOYA, en su carácter de Apoderado del

Partido Político Dignidad Ciudadana; y el Dr. HORACIO TELLO, en su carácter de


Vicepresidente Primero a cargo de la Presidencia del Partido Político Unión Cívica

Radical.

        2. La Sentencia

        El decisorio puesto en crisis hizo lugar a la demanda promovida, declarando

la inconstitucionalidad de la Ley 2348-N por resultar carente de valor en razón

del trámite seguido para su sanción, de conformidad con lo previsto en el art. 11

de la Constitución de San Juan y los fundamentos dados (Punto 1). Impuso las

costas a la demandada (art. 66 del CPC) (Punto 2); y reguló honorarios a los

letrados de la parte actora (Punto 3).

        3. Fundamentos de la decisión

        3.a. Para así resolver la sentenciante de grado abordó en primer término, la

falta de legitimación de los actores opuesta por la demandada como defensa de

fondo, contemplada en el art. 309 inc. 3) del CPC.

        Definió que la legitimación en la causa está dada por la titularidad del interés

materia del litigio, habiendo en el caso, los cinco partidos políticos invocado esa

condición como habilitante para promover esta acción judicial.

        Señaló que la Constitución Nacional establece en el artículo 38 que "Los

partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático. (...)". y

que la Corte Suprema de la Nación los definió como organizaciones de derecho

público no estatal necesarias para el desenvolvimiento de la democracia

representativa y, por tanto, instrumentos de gobierno.

        En el orden local, la Constitución de nuestra Provincia, reformada en el año

1986 en el art. 48, también les otorga rango constitucional.

        Entendió que en razón de las competencias constitucionalmente atribuidas y,

en particular, por el monopolio de la postulación de candidaturas que ostentan

conforme lo previsto por el art. 2° de la ley 815-N, resulta de claridad indiscutible

que tienen interés personal y directo en la legislación electoral que sienta las

bases y reglas de juego de la democracia, y por ello se encuentran legitimados

activamente para intervenir en este juicio.


        Refirió que algunos actores lo hacen también en calidad de Diputados y

presidentes de sus respectivos bloques (Enzo Cornejo y Gustavo Usín), a quienes

consideró actores fundamentales en el diseño del régimen electoral y de partidos,

no existiendo ninguna limitación legal para que accedan a la jurisdicción judicial en

esta materia concreta.

        Precisó que asimismo acreditaron las condiciones que el derecho judicial

exige para habilitar el control judicial: que el agravio no derive de la propia

conducta discrecional del interesado; que no haya existido renuncia a su

alegación; que quien formula la impugnación se haya sometido anteriormente sin

reserva alguna al régimen jurídico que ataca.

        Que en este caso, los actores han acreditado esos recaudos, en cuanto surge

de la versión taquigráfica y del registro videograbado de la sesión, que advirtieron

insistentemente sobre las irregularidades en el procedimiento legislativo, que

ahora sostienen como fundamento de esta acción.

        Concluyó que se encuentran legitimados para accionar tanto como partidos

políticos como los dos diputados firmantes, como miembros de la Cámara de

Diputados de la Provincia de San Juan.

        3. b. En segundo lugar abordó el argumento de la demandada para evitar el

progreso de la acción, relativo a la ausencia de caso en virtud de considerar que la

cuestión es no judiciable o no justiciable y, por tanto, la acción tiene una finalidad

meramente consultiva, o de opinión sometida a los tribunales.

        Sintetizó que no corresponde al Poder Judicial ingresar en el análisis de

cuestiones de mérito, oportunidad y conveniencia, propias de los órganos políticos

de gobierno y, por ende, ajenas a la revisión judicial.

        Respecto de las denominadas "cuestiones políticas", sostuvo que han tenido

una marcada evolución favorable al control judicial, inclusive ante situaciones en

las que se excluía esa intervención.

        En función de ello entendió que no existe duda que la cuestión traída a

decisión es judiciable en cuanto se requiere el control de legalidad del

procedimiento de formación y sanción de la ley 2348-N, aprobada en la sesión


ordinaria del 16/12/2021, que los actores impugnan de validez por violación a

normas constitucionales y del Reglamento Interno.

        Con relación a la existencia de caso, señaló que la evolución jurisprudencial

en favor del control judicial también se ha perfilado en el proceso de formación y

sanción de las leyes, a los fines de preservar la división de poderes. Que la Corte

nacional ha sostenido que ese control debe ejercerse cuando ha mediado una

manifiesta inobservancia de los aludidos requisitos mínimos e indispensables para

la creación de la ley.

        Como consecuencia de ello, en virtud de considerar que la cuestión es

judiciable y existe caso, ingresó al análisis de la controversia planteada.

        3. c. En tercer lugar analizó el tema de su competencia y el tipo de proceso.

Reseñó que en nuestro país rige el sistema difuso de constitucionalidad,

expresamente contemplado en el art. 11 de la Constitución de San Juan, con la

novedad que impone a los jueces el "deber" de declarar la inconstitucionalidad de

la norma, previo conocimiento de las partes, cuando sea contraria a una de mayor

rango o jerarquía (receptando así el control de constitucionalidad de oficio); el que

coexiste con otro sistema (concentrado) en el que, en el caso de la Provincia de

San Juan, sólo dos sujetos se encuentran legitimados activamente y un solo

tribunal resulta competente para intervenir, tal como prevé el art. 208 inc. 2) de la

Constitución provincial.

        Sostuvo que el juzgado a su cargo resulta competente para intervenir en esta

acción declarativa de inconstitucionalidad y señaló a título ilustrativo como

antecedentes los Autos Nº 122675/CA "MACCHI, CARLOS C/ PROVINCIA DE

SAN JUAN  S/ Varios  (en Cont. Adm.) - INCONSTITUCIONALIDAD" en los que se

peticionó la declaración de inconstitucionalidad de la Ley n° 8344 en cuanto faculta

al Sr. Fiscal de Estado a intervenir como acusador especial  ante el Jurado de

Enjuiciamiento; la acción declarativa de inconstitucionalidad promovida por una

Escribana contra ciertas disposiciones de la ley 124-C que regulaba el

funcionamiento del Colegio Notarial (Autos Nº 127043/CA "CARCHANO MARIA

ISABEL C/ COLEGIO NOTARIAL DE LA PROVINCIA DE SAN JUAN S/


Inconstitucionalidad (Art. 1 in fine, Ac. Gral. 54/07)". De igual modo, la acción

declarativa de inconstitucionalidad contra la Ordenanza municipal Nº 11.948 -año

2016- de la Ciudad de San Juan (Expediente nº 127752/CA "CÁMARA

ARGENTINA DE EMPRESAS DE FUEGOS ARTIFICIALES Y RED POINT SRL C/

MUNICIPALIDAD DE LA CIUDAD DE SAN JUAN S/ Inconstitucionalidad"); entre

otras.

        Respecto al tipo de proceso, señaló que la demandada asimila esta acción a

la acción declarativa de certeza (cfr. art. 286 del CPC, y su análogo art. 322 del

CPCCN),. Entendió que no le asiste razón en cuanto aquí no se ha requerido una

declaración de certeza sino claramente se ha planteado una acción declarativa de

inconstitucionalidad sobre la afirmación categórica de que existe tal oposición con

la Constitución, que tornan carente de valor a la norma cuestionada (Ley 2348-N)

por vicios formales y sustanciales.  Resaltó que la CSJN volvió a sentar este

capital principio, en el sentido de que la acción declarativa de inconstitucionalidad

tiene una finalidad preventiva y no requiere la existencia del daño consumado en

resguardo de los derechos.

        Detallo los cuatro caracteres principales que reviste: 1. Se trata de una acción

declarativa donde el objeto es precisamente la inconstitucionalidad de la norma

impugnada. 2. Debe tratarse de un caso judicial. La Corte Nacional reiteradamente

ha sostenido que esta acción debe responder a un caso, ya que dicho

procedimiento no tiene carácter simplemente consultivo ni importa una indagación

meramente especulativa. 3. Agrega la Corte dentro del mismo estándar que la

acción tiene por finalidad precaver las consecuencias de un acto en ciernes -al

que se atribuye ilegitimidad y lesión al régimen constitucional federal- y fijar las

relaciones legales que vinculan a las partes en conflicto. Resulta claro que la

acción declarativa de inconstitucionalidad sólo es viable mientras la autoridad de

aplicación no haya puesto en ejecución las normas impugnadas. 4. El actor debe

acreditar legitimación procesal. Ello significa que el acto en ciernes le producirá un

perjuicio, no consumado todavía pero cierto, pues la acción tiene una finalidad

preventiva. Señaló que a diferencia de ella, la acción declarativa de certeza exige


la existencia de una situación de incertidumbre que debe ser superada para

determinar la existencia o alcance de una relación jurídica. En virtud de la

naturaleza local del derecho procesal, se aplican las normas provinciales, sin que

corresponda efectuar remisiones al orden procesal federal, como intenta la

demandada.

        3. d. A continuación analizó la nulidad del trámite legislativo, planteada por los

actores, mediante la cual solicitan la declaración de invalidez e

inconstitucionalidad de la Ley 2348-N.

        Señaló que no existe duda que la Cámara de Diputados tiene facultades para

dictar o modificar el Código Electoral [art. 150 inc. 24) de la Constitución de San

Juan].

        Que los actores demandan la inconstitucionalidad y nulidad de la Ley 2348-N,

aprobada en la 17º sesión ordinaria celebrada el 16 de diciembre de 2021, por

incumplimiento de las normas constitucionales y del Reglamento Interno de

funcionamiento de la Cámara de Diputados para el trámite de sanción de las

leyes.

        Que resulta incuestionable que la Constitución establece reglas y, por

delegación expresa, la Cámara de Diputados dicta su Reglamento Interno (art. 148

Constitución de San Juan) que también fija reglas de funcionamiento de ese

Cuerpo.

        Que la primera cuestión planteada es que el proyecto de ley debió ser tratado

en sesión especial, convocada al efecto, ya sea que el legislador entienda que es

decisoria, o de base o programa legislativo. Por su parte, la demandada sostiene

que no era necesaria tal convocatoria, pues solo el legislador califica

expresamente cuándo se configura tal supuesto y cita algunos ejemplos de leyes

en que actuó de tal modo.

        Sostuvo que la Constitución de San Juan establece en el art. 163 que "(...)

Las leyes decisorias, las de base y los programas legislativos, solo pueden ser

modificados en una sesión de la legislatura especialmente convocada al efecto".


        Que nuestra Constitución establece una clasificación de leyes, establecida en

el artículo 156, que dispone que las leyes pueden ser: 1) Decisorias, 2) De base o

programas legislativos, 3) Técnicas o reglamentarias, y 4) Medidas.

        Que conforme el art. 166 de la Constitución, sólo la Comisión de Labor

Parlamentaria "(...) Determina, en cada caso, cuál es el tipo de legislación que

debe tratar la Cámara, a los efectos de fijar el respectivo procedimiento para la

formación y sanción de las leyes".

        Afirma que de esa previsión constitucional conduce necesariamente a

sostener que el Código Electoral no puede ser calificado como "ley técnica o

reglamentaria", que puede ser dictada por el Poder Ejecutivo quedando sujeta al

trámite de aprobación ficta por parte de la Cámara de Diputados; y mucho menos,

como ley "medida" que son aquellas dirigidas a resolver o disponer sobre

situaciones no recurrentes de carácter administrativo, las cuales son aprobadas

por el trámite abreviado en el seno de las comisiones internas de la Cámara (en la

Convención se dio como ejemplo pensiones, homenajes, subsidios).

        Consideró relevante y significativo para este caso recordar que cuando se

sancionó la Ley 6947 el 22/07/1999 (hoy, LEY 613-N Cfr. Digesto Jurídico) se

calificó esa ley como "decisoria".

        Observa que la Ley que institutuyó las PASO (Ley 1079 N) no fue calificada

por el legislador como "decisoria" pero sí "de orden público".

        Que además de esa particularidad, la ley ingresó en el Orden del Día y fue

derivada por la Presidencia de la Cámara de Diputados a las Comisiones de

Legislación y Asuntos Constitucionales, como así también a la de Justicia y

Seguridad donde fue ampliamente tratada, tanto que tuvo Despachos en Mayoría

y Minoría, conforme surge de la versión taquigráfica.

        Señaló que ese tratamiento dista del otorgado a la Ley 2348-N en la sesión

del 16/12/2021 (prórroga de las sesiones ordinarias), por cuanto no había sido

incorporada en el Orden del Día, de modo tal que la Comisión de Labor

Parlamentaria se vio impedida de efectuar la calificación que correspondía según


el art. 156 de la Constitución (Cfr. art. 160) y, en su caso, haberse efectuado la

convocatoria a sesión especial, y tampoco fue tratada en las Comisiones internas.

        Que si se observan las disposiciones del Reglamento Interno de la Cámara de

Diputados, establece en el art. 23: Atribuciones y deberes del Presidente: (...)

Asuntos entrados 2°- Dar cuenta de los asuntos entrados en el orden que

establece este Reglamento y destinarlos a las comisiones que corresponda.

        Que con relación a los proyectos de Ley, establece el Artículo 70: “Se

presentará en forma de proyecto de ley, toda proposición que deba seguir la

tramitación establecida por la Constitución de la Provincia, para la Sanción de las

leyes. Los proyectos y peticiones para tener entrada en sesión, deberán

presentarse en Secretaría Legislativa con no menos de setenta y dos horas de

anticipación a la misma" (*Modificada por Resolución N° 27/90. "72 hrs.").

        Que esa disposición se vincula con el  Art. 74: Presentación de los proyectos.

"Los proyectos deberán llevar la firma de su autor o autores. Cuando

pertenecieran a un bloque, pasarán a la comisión respectiva sin más apoyo,

después de ser leídos en sesión".

        Que el Decreto de Convocatoria Nº 518-VPS-2021, del 14/12/2021, dice:

VISTO: Los asuntos ingresados a la Cámara de Diputados para su tratamiento.

(...) CONSIDERANDO: Que la Cámara de Diputados, reunida en Comisión de

Labor Parlamentaria decidió fijar día y hora para la realización de la décima

séptima sesión ordinaria del corriente año. (...).

        Afirmó que esa disposición constituye prueba suficiente de que el proyecto de

Ley de abrogación del Código Electoral fue ingresado el mismo día de la sesión,

sin haber dado cumplimiento al art. 70 del R.I. Ello es corroborado con la versión

taquigráfica de la 17º sesión ordinaria, y con el registro fílmico que ha sido

incorporado a este proceso.

        Que tal situación impidió, que se convocara a sesión especial, en

contravención a lo dispuesto por el art. 163 de la Constitución.

        Que sin perjuicio de ello, y tal como sostienen los demandantes, ante la

pretendida incorporación del proyecto de Ley durante el desarrollo de la sesión, la


Diputada Nancy Picón efectuó moción de orden, pero fue desoída por la

Presidencia de la Cámara. En efecto, apenas anunciada la moción de

reconsideración efectuada por el Diputado Abarca para que se incorporara en el

Orden del Día el proyecto de ley por el que se "modifica" la Ley 1268-N -Código

Electoral (luego la Diputada Celina Ramella, informante del proyecto, precisó que

se trataba de un proyecto de "derogación" del Código Electoral y, en especial, de

las PASO) y se tratara sobre tablas, para lo cual solicitaba que se entregara una

copia del proyecto a los Diputados. De inmediato, la Diputada Picon solicitó la

palabra a los 36 segundos (como puede apreciarse en el registro fílmico), mientras

la Presidencia llamaba a votar aquella moción. La Diputada advirtió que se trataba

de una ley decisoria y por ello no correspondía su tratamiento sobre tablas,

haciendo moción para que pasara a Comisión. La presidencia de la Cámara de

Diputados le manifestó que "No es una ley decisoria. Es una ley común. Con lo

cual no corresponde su observación". La Diputada manifestó: "Y en segundo

término, no entendemos cuál es la urgencia de su tratamiento sobre tablas". La

presidencia, en lugar de poner a consideración la moción de orden, apoyó la

moción de reconsideración y llamó inmediatamente a votar la moción de

tratamiento sobre tablas.

        Expresó que a la Presidencia de la Cámara le está vedado participar del

debate, debiéndose limitar a dirigirlo (art. 23 Reglamento Interno), lo que fue

puesto en evidencia por varios legisladores, y entendió que lo que correspondía

poner a consideración es esa moción de orden pues tenía prioridad y privilegio

respecto de toda otra moción y debió ser tratada inmediatamente.

        Señalo que es moción toda disposición propuesta de viva voz desde su banca

por un diputado (art. 86 R.I.). El art. 87 del Reglamento Interno establece: Es

moción de orden toda disposición que tenga alguno de los siguientes objetos: 1° -

Que se levante la sesión; 2° - Que se pase a cuarto intermedio; 3° - Que se

declare libre el debate; 4° - Que se cierre el debate; 5° - Que se pase al orden del

día; 6° - Que se trate una cuestión de privilegio;  7° - Que se aplace la discusión

de un asunto por tiempo determinado o indeterminado; 8° - Que se suspenda la


discusión de un asunto que está primero en el orden del día, para dar preferencia

a otro que le sigue; 9° - Que un asunto se envíe o vuelva a comisión; 10° - Que la

Cámara se constituya en comisión; 11° - Que el artículo, inciso o apartado de un

proyecto que no se observe se dé por aprobado; 12° - Que la Cámara se

constituya en sesión permanente; 13° - Que la Cámara se aparte

circunstancialmente del Reglamento en puntos relativos a la forma de discusión de

un asunto; 14° - Que se clausure la sesión.

        Que el art. 88 del Reglamento Interno establece: Las mociones de orden

serán previas a todo otro asunto, aún cuando se esté en debate y se tomarán en

consideración de inmediato. Las comprendidas en los cinco primeros incisos del

artículo anterior, serán puestas a votación sin discusión; las restantes se discutirán

brevemente no pudiendo cada diputado hablar sobre ellas más de una vez y por

un máximo de tiempo de  cinco minutos, con excepción del autor que podrá

hacerlo dos veces y con igual máximo de tiempo.

        Advierte que luego ante los planteos efectuados por los diputados de los

diferentes bloques y partidos sobre el trámite seguido, la Presidencia de la

Cámara en dos oportunidades intentó realizar una nueva votación de la moción de

orden, fundado en la facultad establecida en el art. 149 del Reglamento Interno

("Si se suscitaren dudas sobre el resultado de la votación inmediatamente

después de proclamado, cualquier diputado podrá pedir que se tome nuevamente,

en cuyo caso solo podrán intervenir los diputados que hubiesen tomado parte en

la primera"), pero sosteniendo al mismo tiempo la validez de la votación de la

moción sobre tablas por haberse tratado primeramente, lo que importa una

contradicción lógica pues algo no puede ser y no ser al mismo tiempo.

        Con relación al resultado de la votación de la moción de orden, que se

encuentra controvertida respecto del cómputo que interpretan de modo divergente

las partes en cuanto a las "abstenciones", señaló que el art. 146 de la Constitución

establece con claridad que "Las decisiones de la Cámara son por simple mayoría

de votos, salvo los casos en que expresamente esta Constitución prevea otra

mayoría" (idéntica previsión contempla el art. 148 del Reglamento Interno), surge
que hubo 13 votos afirmativos, 6 negativos, 0 abstenciones y 17 no votaron. En el

tablero electrónico (que se puede ver en el registro videograbado de la sesión) se

observa con claridad ese resultado. Si bien en la sesión, la Presidencia, ante los

cuestionamientos formulados, manifestó que las abstenciones debían computarse

como "negativo", conforme el Reglamento Interno, ello no resulta compatible con

la previsión constitucional y, en caso concreto, importaría una restricción o

limitación al ejercicio de los derechos que ejercieron positivamente los

legisladores, que se pronunciaron expresamente por el voto "positivo" o

"negativo". De otro modo, qué razón de ser tendría la previsión de "NO VOTA" que

se visualiza en el tablero. De aceptarse tal razonamiento, en el tablero debería

figurar "Abstenciones: 17".  

        Además, las abstenciones requieren la autorización previa, requisito que

tampoco fue observado, por lo que en modo alguno esas supuestas abstenciones

pueden ser contabilizadas como votos "negativos". En efecto, el art. 150 del R.I.

establece: "Ningún diputado podrá abstenerse de votar sin permiso de la Cámara

(...)". Que como señala la doctrina judicial, quien se abstiene es como si estuviera

ausente del recinto.  

        Se pregunta si el proceso electoral está sujeto a un control riguroso en su

desarrollo, con estricta sujeción a las reglas preestablecidas, cómo no debería

estarlo el procedimiento legislativo que adoptó tales reglas?

        En función de su análisis hizo lugar a la acción declarativa de

inconstitucionalidad por vicios en el trámite de aprobación de la Ley 2348-N,

verificados en los defectos de forma en el procedimiento de formación y sanción

de la ley, que la tornan carente de valor conforme lo establecido en el art. 11 de la

Constitución de San Juan, sin que resulte necesario ingresar al análisis de los

demás argumentos expuestos para fundar la pretensión, ni que esta decisión

importe en modo alguno juicio de valor sobre el sistema electoral al que se hace

referencia en la demanda por resultar tal atribución exclusiva y excluyente de la

Cámara de Diputados de la provincia.

        4. Agravios (fs. 350/369vta.)


        4 a. En el primer agravio, cuestionan la legitimación que la sentencia le

reconoce a los partidos políticos considerando contradictoria la decisión respecto a

lo resuelto en los autos 129270/CA denominado "GIOJA", en los que confirió

titularidad excluyente a los diputados en el control del trámite parlamentario

llevado a cabo en la sanción de la ley 2348 N; reconociendo en este proceso

judicial que son los partidos políticos quienes se presentan y la juez a quo les

confiere legitimidad activa. Sostiene palmaria la contradicción, porque su análisis y

fundamentación para reconocer legitimidad en su planteo, gira en torno de otro

aspecto de la ley que tiene que ver "ahora" con el fondo de lo que se legisla y no

con el procedimiento en sí; ya que efectivamente la sentenciante en éste proceso

ingresa en el análisis del contenido de la ley (mérito oportunidad y conveniencia),

cuando da las razones y expresa que los partidos políticos ejercen el monopolio

de las candidaturas y que tienen interés personal y directo en la "legislación

electoral que sienta las bases y reglas del juego de la democracia".

        Que claramente la a quo ahora analiza el contenido de la norma "electoral", lo

cual ella expone y reconoce que es una cuestión "no judiciable" en ambas

sentencias. Hay por lo tanto una incongruencia palmaria entre ésta sentencia y la

anterior en el tema de la legitimación de los actores, pues en aquel caso "Gioja" se

les reconoció legitimación porque los diputados forman parte del procedimiento de

sanción de la ley y en este caso de autos la temática de la ley electoral, o sea el

fondo sobre lo que se legisla, es de "interés" para los partidos políticos y por ello

les reconoce legitimación.

        Este análisis que realiza la a quo con relación a la legitimación de los partidos

políticos, donde considera la cuestión electoral que se trata en la norma, luego se

contrapone clara y diametralmente con su  propia conclusión relativa a la cuestión

"no judiciable", en el folio 40 de la sentencia cuando expresa: "En síntesis no

corresponde al Poder Judicial ingresar al análisis de las cuestiones de mérito

oportunidad y conveniencia, propias de los órganos políticos de gobierno y por

ende ajenas a la revisión judicial".


        Más palmaria considera la incongruencia de éste fallo, que surge en el folio 80

de la sentencia, en su Conclusión punto II.5 cuando expresa: "Con mayor razón,

como podría sostenerse razonablemente que una ley que rige la vida política y el

sistema electoral de una provincia, pueda tratarse y aprobarse en el modo que ha

sido expuesto."

        Esta conclusión de la a quo importa un claro y notorio "juicio de valor" propio y

subjetivo, sobre el fondo de la ley que se trata y que ella misma en el folio 40 ha

expresado que es cuestión política no judiciable.

        4 b. Consideran también un error que la sentenciante haya considerado que

los actores en su carácter de diputados tengan legitimación para entablar la

presente demanda. Argumentan que su ámbito de actuación es la Cámara de

Diputados, dentro de la cual ejercen su función constitucionalmente asignada en

forma exclusiva, pero no tienen legitimación activa cuando lo que lleva a

consideración de un Tribunal de justicia es la reedición de un debate que se perdió

en el seno del Poder Legislativo por el juego de las mayorías y minorías; como lo

sostuvo la Corte Suprema de Justicia en diversos precedentes, específicamente el

fallo "Thomas".

        Sostienen que se equivoca cuando define la legitimación procesal por

exclusión, ya que la legitimación debe surgir en forma positiva y expresa, dado

que si la jueza de grado "no avizora" quién puede estar en condiciones de

promover esta acción, entonces recuerdan lo manifestado por su parte al contestar

la demanda respecto a que el Fiscal de Estado o el Fiscal General de la Corte

tiene la potestad de accionar en abstracto contra una norma de esta naturaleza

(cfr. art. 265 de la C.P. y Ley 633-E en su art. 11 inc. 19) y 208 de la C.P.).

        Memoran que también podrían estar legitimados para entablar una acción de

esta naturaleza  (siempre que el caso sea justiciable), cualquier particular, como

puede ser el caso de un "candidato proclamado", que potencialmente podría estar

afectado por la eliminación de las PASO, ya que de este modo  funciona el control

de constitucionalidad difuso previsto por el art. 11 de la C.P.


        Que en tal sentido, el punto II.3 de la sentencia comete otro error respecto de

la legitimación, cuando sostiene que por ante su juzgado tramitaron otras causas

de acciones declarativas de inconstitucionalidad citando el caso "Macchi" (Autos

122675/CA), "Carchano" (Autos N° 127043/CA) ya que en ellos los actores

intervinieron con evidente legitimación e interés personal.

        Peticionan se admita el agravio y se haga lugar al recurso de apelación

revocando la sentencia por carecer los actores de legitimación activa.

        4. c.- Bajo el segundo agravio critican la sentencia en cuanto sostiene la

existencia de caso y que el mismo es justiciable. Afirman que el único pasaje que

se refiere a la existencia de caso es cuando se limita a decir que existe un

conflicto y que el juez es el encargado de resolverlo.

        Respecto a que la cuestión es "justiciable" funda su decisión en los

antecedentes "Brusa", "Binotti" y Bussi", equiparación que consideran errónea,

porque el proceso de formación de una ley podría ser revisado judicialmente sólo

en el caso de incumplimiento de los requisitos mínimos e indispensables de la

creación de dicha ley, como por ejemplo, haber sido aprobada sin la mayoría

correspondiente como en el caso "Binotti".

        Alegan que el presente caso se asemeja al precedente "POLINO" citado por

su parte al contestar la demanda, donde se cuestionaba el trámite parlamentario

que llevó la sanción de la ley 24309, que aprobó el núcleo de coincidencias

básicas para la reforma de la constitución de 1994 (Pacto de Olivos), y donde se

alegaba la violación del trámite parlamentario previsto en el entonces vigente art.

71 de la Constitución Nacional, en el que se sostuvo que la materia objeto del

reclamo no era justiciable.

        Se preguntan si la causal invocada por la juez "a quo" para fundar la

inconstitucionalidad de la Ley 2348 N por incumplimiento del trámite

parlamentario, constituye un defecto real, y en caso que existiera, si se trata de un

requisito mínimo e indispensable que condicione la creación de la ley. Sostienen

que no se trataría de un requisito que condicione la creación y existencia de la


norma impugnada, lo que hace que la presente cuestión no sea justiciable y es

motivo suficiente para que se haga lugar al agravio y se revoque la sentencia.

        4 d.- En el tercer agravio critican la sentencia en cuanto sostiene que se

violó el procedimiento de sanción de leyes previsto por la Constitución Provincial y

el Reglamento Interno de la Cámara de Diputados, afirmando la juez a quo que la

ley impugnada debió aprobarse bajo el trámite de la "ley decisoria", conforme art.

163 de la C.P., cuando en realidad no debió seguir ese trámite y tampoco se violó

el procedimiento.

        Expresan que respecto del primer argumento realizó un gran esfuerzo

argumentativo para decir que la Ley 2348 N debió ser decisoria a pesar que su

antecesora, la ley derogada 1268 N no lo era.

        Que para ello el quo hace una especie de equiparación entre los términos

"decisoria" con "orden público" que prevé el art. 35 de la derogada ley 1079 N,

reconociendo incluso que esta última no era decisoria.

        Consideran arbitraria la equiparación, y agregan que la ley 1268 N no fue

decisoria porque no fue calificada como tal y tampoco de orden público porque la

misma no fue aprobada en sesión especial (cfr. art. 163 de la C.P.), motivo por el

cual la presente cuestión sería justiciable si la ley vigente 1268 N hubiere sido

decisoria y se hubiere modificado mediante el procedimiento común, ya que sólo

en ese caso existiría violación en los requisitos mínimos e indispensables que

condicionan la creación de la ley.

        Que asimismo para calificarla de decisoria recurre al mecanismo de exclusión,

es decir que la ley impugnada no podría encuadrar en los inc. 3 y 4 del art. 156 de

la C.P. (leyes reglamentarias o de medidas) y por ende debería estar comprendida

en el inc. 1 o 2 de dicho artículo (leyes decisorias o de base), partiendo de un

silogismo erróneo y arbitrario, ya que sin perjuicio que el Poder Ejecutivo no envió

el proyecto de ley impugnado, la única prohibición que tendría para dictar una ley

técnica o reglamentaria, es la materia penal o tributaria, conforme lo establecido

por el art. 160 de la C.P. que reserva dichas materias exclusivamente a la Cámara

de Diputados.
        Sostienen que por ello y atento que la Ley 1079 N y 1268 N fueron tratadas y

sancionadas en sesiones ordinarias (lo cual demuestra que no son decisorias) no

existe impedimento para que una ley de igual naturaleza  como la Ley 2348 N

pueda dejarlas sin efecto.

        Que a más, la propia sentenciante reconoce que la ley que instituyó las PASO

no es decisoria y así lo reconoce en su sentencia (fs. 88 último párrafo); y sin

embargo en forma indirecta así lo expresa, pues señala que el procedimiento

legislativo para modificar el Código Electoral debió llevarse a cabo mediante una

sesión especial, lo que constituye una  arbitrariedad porque todas las leyes que lo

modificaron son  leyes reglamentarias o técnicas, salvo la 613 N que es decisoria.

        Reiteran que a partir de sostener que el orden público es asimilable al

concepto de decisoria y que hay un antecedente de decisoria en el Código

Electoral, hipótesis que consideran erróneas, la juez a quo estableció que todo el

procedimiento está viciado y en consecuencia la Ley 2348 N es

inconstitucional; supuestos vicios que les confiere a los actores legitimidad activa

en su reclamo diciendo que hay un caso que justifique su intervención

jurisdiccional para declarar la inconstitucionalidad de la norma.

        Que para fundar su tesis, la juez a quo expone que el art. 35 de la Ley 1079 N

que instituyó las PASO expresamente dispone que esa Ley es de orden público.

Sostienen que ello significa que su contenido no puede ser modificado por las

"partes", pero  ello no indica que "tipo de trámite" debe observar la Cámara de

Diputados para su tratamiento parlamentario y su posterior modificación.

        Que si los constituyentes hubieran querido categorizar a las normas

decisorias como de orden público, así lo hubieran estipulado al efectuar su

clasificación, pero la clasificación que hicieron fue otra. Que más aún y de igual

modo, si hubiera querido establecer que la norma fuera decisoria en el art. 35 de

la Ley 1079 N así lo hubieran estipulado, en lugar de colocar "orden público"; no

son términos sinónimos y no se pueden equiparar aunque así lo intente la juez en

su sentencia. Que sea una normativa trascendente para la sociedad y que tenga
carácter de orden público no incide necesaria e inequívocamente en el

procedimiento que debe seguirse para su tratamiento en la Cámara de Diputados.

        Que la sentenciante al entender que el carácter de orden público le concede

la calificación de decisoria interfiere notablemente con el funcionamiento de la

Legislatura, porque no puede interpretar lo que la ley no dice; al hacerlo le cercena

las facultades y atribuciones propias de los miembros del poder Legislativo, vía

entendimiento de lo que la norma expresa, erigiéndose la sentencia en una clara y

concreta herramienta de intromisión del Poder Judicial en el ámbito soberano

donde se ejercen las funciones del Poder Legislativo, extralimitándose

palmariamente en su funciones jurisdiccionales.

        Insiste que el proyecto no fue enviado por el Poder Ejecutivo como sugiere la

sentenciante, ni tampoco se presenta el supuesto hipotético de aprobación ficta de

la ley enviada por ese poder, ya que hay prueba sobrada que fue debatido el

asunto en la Cámara de Diputados a través de su tratamiento sobre tablas;  por lo

que no puede usarse el falso silogismo para interpretar que el Código Electoral "no

puede ser calificado como una ley técnica o reglamentaria".

        Aclaran que la situación relatada por la juez a quo donde frente a una

hipótesis de ley técnica o reglamentaria que pueda ser girada por el Poder

Ejecutivo y que luego quede fictamente aprobada por la Cámara de Diputados no

puede verificarse en cualquier caso, pues el limitante está dado por el art. 161 de

la C.P.

        Observan que las delimitaciones funcionales de los Poderes están

contrapesadas por la propia Constitución y no por una sentencia a través de una

interpretación arbitraria e inadecuada del término "orden público", confiriéndole

una entidad decisoria al Código Electoral que la propia Cámara de Diputados no le

brindó.

        Que es motivo de agravio y les llama la atención la forma en que la juez a quo

se adentra en las funciones de la Cámara de Diputados y le señala que trámite

debe observar para sancionar una ley, como debe sesionar, como hacer las
votaciones y conteo de votos, al realizar interpretaciones de su Reglamento

Interno.

        Que les agravia que la a quo no está aplicando la normativa vigente, sino que

la interpreta de una forma tal que equipara los conceptos de "orden público"

previsto en el art. 35 de la Ley 1079 N que fue derogada por la Ley 1268 N hace

más de 7 años, con el concepto de ley decisoria previsto en el art. 156  inc. 1 de la

Constitución Provincial, cercenando a través de esa analogía facultades

soberanas que la Constitución le atribuye a otro Poder del Estado, erigiéndose en

constituyente porque estableció que la ley de orden público tiene idéntico

tratamiento parlamentario que una ley decisoria.

        Expresan que la a quo creó una nueva categoría de ley denominada de

"orden público" en el marco del art. 156 de la C.P., constituyendo una clara

intromisión en las funciones propias del Poder Legislativo porque cercena su

capacidad y atribución más allá de lo que dice la Constitución de la Provincia de

San Juan.

        Que muy distinto sería si la propia Ley estableciera que el Código Electoral es

una ley decisoria, pero como lo reconoce la juez, la ley no lo dice.

        4. e. Respecto de la violación del reglamento interno de la Cámara, en el que

también apoya la sentenciante su decisión, afirman que no existe violación ni

incumplimiento de los requisitos mínimos e indispensables que condiciones la

creación de la ley. Que sin perjuicio de sostener que la cuestión no es justiciable,

en subsidio alegan que los trámites de aprobación se realizaron con estricto apego

a la C.P. y el Reglamento Interno de la Cámara.

        Efectúan una reseña de lo actuado el día de la sesión, y sostienen que es

errada la consideración de la aquo que no se dió cumplimiento a lo establecido en

el art. 70 del Reglamento, ya que dicha norma refiere al plazo de presentación de

proyectos para que figuren en el orden del día; y los proyectos que se presentan

luego de ese plazo, como aconteció con la sesión del 16-12-2021, pueden ser

incorporados sobre tablas y solicitar su tratamiento sobre tablas o su pase a

comisión, decisión que es soberana de los diputados, por ello se somete a la


consideración y se requiere el voto afirmativo de la pluralidad absoluta de los

presentes.

        Que el comentario que efectúa la diputada Picón respecto a que se trata de

una ley decisoria, no puede ser considerado como moción de orden, como

sostiene la sentencia, ya que no se encuentra en los supuestos previstos en el art.

87 del Reglamento Interno.

        Aclaran que ya entrando en el debate para la aprobación del proyecto de

reforma al Código Electoral hay 3 diputados que hacen moción de orden

solicitando que el proyecto pase a comisión, lo que carecía de sentido porque la

moción que el proyecto sea tratado sobre tablas había sido aprobado por la

mayoría requerida por el art. 146 de la C.P. y art. 148 del Reglamento Interno. Que

no obstante ello, la Presidencia de la Cámara pone a consideración la moción de

orden efectuado por los legisladores -que pasara a comisión- y la misma obtiene

sólo 13 votos afirmativos, lo cual no sólo que no supera los 23 afirmativos que

obtuvo la moción de orden, sino que además no alcanzó la mayoría simple

requerida por el art. 146 de la Constitución Provincial.

        Que con relación al resultado de la votación de la moción de orden, que se

encuentra controvertido respecto del cómputo de las "abstenciones" destacan que

el Reglamento Interno prevé que las votaciones son por signos, levantando la

mano quien lo hace por la afirmativa y no levantando la mando quien lo hace por

la negativa (art. 144).

        También aclaran que el sistema de votación de la Provincia difiere de la

Nación porque los Reglamentos internos son distintos, por lo que es improcedente

y les agravia la equiparación que formula la juez a quo con el art. 197 del

Reglamento Interno de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación,

adentrándose en el funcionamiento de la Cámara e interpretando otra vez lo

contrario al texto expreso del Reglamento Interno del Poder Legislativo.

        Expresan que el art. 150 de la C.P. otorga las atribuciones a la Cámara de

Diputados entre las que se encuentra en el inciso 24, entre otros, dictar o modificar

el Código Electoral, no mencionándose en ningún artículo de la constitución o


comentario de constituyente que sea una ley decisoria, como tampoco los

incluidos en el inciso 24 ibid. Que el único supuesto que estableció expresamente

el carácter decisorio de una norma modificatoria del Código Electoral es la Ley 613

N, tomada como antecedente por el aquo, pero esa ley no es el Código Electoral

sino una modificación referida a la prohibición de cambiar el sistema electoral 18

meses antes de las elecciones, lo cual no fue alterado por la ley 2348 N. Que

luego se instituyó el sistema de las PASO por la Ley 1079 N que no fue

sancionada como decisoria, luego ésta fue derogada por la ley 1268 N que

tampoco fue decisoria, y sin embargo la juez no dice en relación a ellas que sean

inconstitucionales por no haber sido sancionadas en sesión especial. Considerar

como interpreta la ley que ninguna ley que modificó el sistema electoral se trató

sobre tablas (salvo la 2348 N) y que el proyecto debió pasar a comisión, constituye

el mejor ejemplo de intromisión en cuestiones que resulta ser de atributo exclusivo

de la cámara de diputados que es soberana.

        Argumentan que sostener que la norma es inconstitucional porque contiene

vicios en el trámite de su formación, en tal caso no sería una ley propiamente

dicha, estaríamos ante un acto fallido y nulo de la Cámara de Diputados, por ende

no tendría la calificación de ley, sería una no ley, estaríamos ante una situación de

nulidad de ley por defectos de forma y no precisamente ante una

inconstitucionalidad difusa prevista en el art. 11 de la C.P. de la que se valen los

actores y la juez para cuestionar la validez constitucional de la Ley 2348 N.

        4. f.- Por último se agravian de la imposición de costas, las que de acuerdo

al resultado favorable de su recurso deben ser impuestas a la actora vencida.

Formulan reserva.

        Los agravios fueron replicados por la accionante a fs. 371/377, quiénes por

los motivos que invocan solicitan el rechazo de la apelación y la confirmación de la

sentencia apelada.

        5. Tratamiento de los agravios  

        Liminarmente, corresponde tratar el primer agravio deducido por el

representante de la Provincia de San Juan, relativo a la legitimación de los actores


para entablar esta demanda, por cuanto según la conclusión a la que arribe, se

abordarán los demás agravios.-

        En el caso que me ocupa la acción declarativa de inconstitucionalidad y

nulidad contra la Ley  2348-N es promovida por los Sres. GUSTAVO WALTER

USÍN -como Presidente del Partido Político "ACTUAR" y en su calidad de

Presidente del Bloque de Diputados "ACTUAR", con representación en la Cámara

de Diputados de la Provincia de San Juan; ENZO ARIEL CORNEJO, en su

carácter de Presidente del Partido Político PRO PROPUESTA REPUBLICANA y

en su calidad de Presidente del Bloque de Diputados "PRO", con representación

en la Cámara de Diputados de la Provincia de San Juan; el Dr. HUMBERTO

MARCELO ORREGO y el Dr. FABIAN MARTÍN en su carácter de Presidente y

Vicepresidente, respectivamente, del Partido Producción y Trabajo; FERNANDO

MOYA, en su carácter de Apoderado del Partido Político Dignidad Ciudadana; y el

Dr. HORACIO TELLO, en su carácter de Vicepresidente Primero a cargo de la

Presidencia del Partido Político Unión Cívica Radical, solicitando se declare la

invalidez e inconstitucionalidad de dicha norma con efectos erga omnes por

cuanto, en razón de los graves vicios presentes en el proceso de aprobación y su

contradicción con las normas constitucionales locales y federales.

        Aclaran que suscriben la demanda los diputados presidentes de bloque a

título personal, según el interés legítimo que les confiere haber tomado parte de

las actuaciones parlamentarias, en razón de los hechos sucedido que entienden

configuran una lesión al debido proceso democrático (fs. 15).

        Bajo el primer agravio la recurrente sostiene que el análisis que realiza la a

quo, al reconocerles legitimación a los partidos políticos, se contrapone clara y

diametralmente con su  propia conclusión relativa a la cuestión "no judiciable"

cuando en la sentencia expresa: " En síntesis no corresponde al Poder Judicial

ingresar al análisis de las cuestiones de mérito oportunidad y conveniencia,

propias de los órganos políticos de gobierno y por ende ajenas a la revisión

judicial".

        Entiende así que la juez a quo analiza el contenido de la norma "electoral"

cuando expone y reconoce que es una cuestión "no judiciable", razón por la cual
sostiene existe una incongruencia palmaria pues les reconoció legitimación porque

la temática de la ley electoral, o sea el fondo sobre lo que se legisla, es de

"interés" para los partidos políticos.

        Previo a todo y como premisa, corresponde decir que comparto con la juez de

grado que no corresponde al Poder Judicial ingresar en el análisis de cuestiones

de mérito, oportunidad y conveniencia de la norma impugnada propia de los

órganos políticos de gobierno y, por ende, ajenas a la revisión judicial.

        Ahora bien, ingresando al estudio del primer agravio del recurso planteado

en contra del decisorio de grado, debo señalar, en primer lugar, que este agravio

se encuentra íntimamente vinculado al segundo agravio por lo que serán tratados

conjuntamente y, en segundo lugar, que la suscripta en el antecedente "Gioja" al

tratar el tema de la legitimación para promover la acción de inconstitucionalidad,

señaló que "para que exista deber de fallar un caso debe ser "justiciable y

concreto", es decir, cuando el caso justiciable se presenta efectivamente en sede

judicial debe existir un derecho desconocido en forma actual o potencial en virtud

de un afirmado conflicto intersubjetivo de intereses. (Bidart Campos Germán, La

interpretación y el control constitucional en la jurisdicción constitucional)

        La existencia de la "causa" se subordina a la existencia de "parte", sin

legitimación no hay causa, y por lo tanto no hay jurisdicción judicial.

        Asimismo, puntualicé que para que un Tribunal se avoque al control difuso de

constitucionalidad debe concurrir, además de la "causa", otro requisito general de

carácter procesal, el "interés o derecho subjetivo afectado" que "presupone el

requisito de la lesión cierta, no meramente conjetural, el que debe ser personal".

        En este causa hice una breve referencia al sistema de control de

constitucionalidad en la Provincia de San Juan. La Constitución Provincial

adoptó un sistema mixto de control, por un lado el control jurisdiccional

concentrado, que lo ejerce la Corte de Justicia y el control difuso, que lo

ejercitan todos los jueces de la Provincia, ya sea a pedido de parte o de oficio.

        Siguiendo a la Dra. Elena de la Torre de Yanzón en su obra “El control de

constitucionalidad en la Provincia de San Juan” (Editorial UNSJ, 2018) señalo las


diferencias entre ambos. La Constitución Provincial confiere a la Corte de Justicia,

la facultad de ejercer el control constitucional en competencia originaria y

exclusiva a través de la acción directa que solo puede ser ejercida por el Fiscal de

Estado o el Fiscal General de la Corte (art. 265 de la CN). Es una acción pura en

donde no se requiere agravio, ni controversia concreta entre las partes sobre una

determinada relación jurídica o fáctica (pág. 63).

        Con relación a las diferencias entre ambos sistemas y sus efectos me remito

al voto de la Dra. María Josefina NACIF en la causa “Gioja” quien dice: “ … En

cuanto al control concentrado, la Constitución Provincial otorga a la Corte de

Justicia la facultad de ejercer el control constitucional con competencia originaria y

exclusiva, a través de la acción directa (art. 208 inc. 2° de la Constitución

provincial), en cuyo caso sólo puede ser ejercida por el Fiscal de Estado (art. 265

ibíd) o el Fiscal General de la Corte (art. 11 inc. 19 ley 633-E);  ellos son lo únicos

legitimados para interponer la acción directa de inconstitucionalidad, sin necesidad

de “causa judicial” ni de agravio, se podría decir que la Constitución receptó una

acción pura de inconstitucionalidad.

        Los efectos de este control concentrado al privar la sentencia de valor a la

norma tiene efectos erga omnes (locución latina que significa "respecto de todos"

o "frente a todos", y no solo entre las partes del litigio, utilizada en derecho para

referirse a la aplicabilidad de una norma), efecto que puede establecer dos

modalidades, una quedando la ley automáticamente derogada, tal como ocurre en

este caso por virtud de lo dispuesto en la sentencia de grado; o bien que la

sentencia imponga la obligación que la norma así declarada sea derogada por el

órgano que la dictó (art. 11 párrafo segundo de la Constitución de la Provincia).

        En tanto el control difuso compete a todos los jueces y puede ser ejercido de

oficio o a pedido de parte (art. 11 párrafo primero de la CP) en un “caso concreto”

que se trae a su decisión, comparando la norma cuestionada con el texto de la

Constitución para averiguar si guarda o no conformidad con ésta, y disponer

abstenerse de aplicarla si la encuentra en oposición con ella. Así la sentencia

que se dicte tiene un alcance limitado, ya que afecta sólo a las partes
intervinientes, subsistiendo para todos la norma declarada inconstitucional

excepto para el particular caso en que así se dispusiera.".

        El control jurisdiccional difuso le compete a todos los jueces y puede ser

ejercido a petición de parte u oficio, requiere la existencia de una causa judicial y

la decisión que adopte solo afecta a las partes de ese proceso. Es decir que para

que un tribunal se encuentre habilitado para efectuar el control constitucional se

exige la concurrencia de requisitos generales de carácter procesal, ellos son: a) la

existencia de una causa judicial y b) el interés o derecho subjetivo afectado.

        a) La “causa judicial”: para que exista deber de fallar un caso debe ser

“justiciable y concreto”, es decir, cuando el caso justiciable se presenta

efectivamente en sede judicial debe existir un derecho desconocido en forma

actual o potencial en virtud de un afirmado conflicto intersubjetivo de intereses.

(Bidart Campos Germán, “La interpretación y el control constitucional en la

jurisdicción constitucional”)

        La existencia de la “causa” se subordina a la existencia de “parte”, sin

legitimación no hay causa, y por lo tanto no hay jurisdicción judicial.

        b) el "interés o derecho subjetivo" afectado presupone el requisito de la

lesión cierta, no meramente conjetural, el que debe ser personal.

        La acción declarativa de inconstitucionalidad (ADI) que nos ocupa en este

caso, es  aquella que tiene por objeto precaver las consecuencias de una ley o

acto en ciernes, al que se le atribuye ilegitimidad y lesión a los derechos y

garantías constitucionales y fijar las relaciones legales que vinculan a las partes en

conflicto (Bianchi, Alberto, “De la acción declarativa de certeza a a la acción

declarativa de inconstitucionalidad, ED T 200/201, pag.588) En la ADI a diferencia

de la acción declarativa de certeza no hay situaciones de incertidumbre sobre el

contenido y alcance de la relación, sino que por el contrario existe la clara

afirmación sobre la inconstitucionalidad de la norma. (Elena de la Torre, op.cit.

pág. 173)

        Los conceptos de “caso concreto” y de “parte interesada” están íntimamente

conectados, y sirven para subrayar que el planteo de inconstitucionalidad no tiene


fines teóricos, de consulta o meramente especulativos, sino que debe ser

efectuado por quien tiene un interés suficiente en que se supere la incertidumbre

constitucional que la sanción de la norma impugnada cierne sobre sus derechos.

        Al respecto, conviene recordar que si bien en numerosos precedentes la

Suprema Corte de Justicia admitió la existencia, en el orden nacional, de las

acciones declarativas de mera certeza y de inconstitucionalidad, dicha admisión

quedó sujeta al cumplimiento de los recaudos a que alude el art. 322 del Código

Procesal Civil y Comercial de la Nación (conf. Fallos: 306:1125; 307:1379, 2384;

308:1489, 2268, 2569; 310:142, 606, 977; 311:1835), entre los que se destaca la

necesidad de la existencia de un caso en el que el titular de un interés jurídico

concreto busca fijar la modalidad de una relación jurídica o prevenir o impedir las

lesiones a un derecho de base constitucional.

        La Corte de Justicia de la Nación se ha pronunciado al respecto: “Que

dicha necesidad surge de los arts. 116 y 117 (100 y 101 antes de la reforma

de 1994) de la Constitución Nacional, los cuales, siguiendo lo dispuesto en

la sección II del art. III de la ley fundamental norteamericana, encomiendan a

los tribunales de la república el conocimiento y decisión de todas las

"causas", "casos" o "asuntos" que versen -entre otras cuestiones- sobre puntos

regidos por la Constitución; expresiones estas últimas que, al emplearse de modo

indistinto, han de considerarse sinónimas, pues, como afirma Montes de Oca con

cita de Story, en definitiva, aluden a "un proceso (...) instruido conforme a la

marcha ordinaria de los procedimientos judiciales" (Lecciones de Derecho

Constitucional, Menéndez, Buenos Aires, 1927, t. II, pág. 422). De ahí que, en

análoga línea de razonamiento, al reglamentar al citado art. 100 (hoy 116), el art.

2° de la ley 27 expresa que la justicia nacional "nunca procede de oficio y sólo

ejerce jurisdicción en los casos contenciosos en que es requerida a instancia de

parte…. “ “... Que, con tal comprensión, la existencia de "caso", "causa" o "asunto"

presupone -como surge del propio art. 116 de la Ley Fundamental y ha sido

recordado precedentemente la de "parte", esto es, la de quien reclama o se

defiende y, por ende, la de quien se beneficia o perjudica con la resolución


adoptada al cabo del proceso.". (“Gómez Diez” 323:143) (el resaltado me

pertenece)

        "La admisión de acciones declarativas de mera certeza y de

inconstitucionalidad está sujeta al cumplimiento de los recaudos a que

alude el art. 322, CPCCN, entre los que se destaca la necesidad de la

existencia de un caso en el que el titular de un interés jurídico concreto

busca fijar la modalidad de una relación jurídica o impedir las lesiones a un

derecho de base constitucional. Dicha necesidad surge de los arts. 116 y

117, Constitución Nacional, los cuales encomiendan a los tribunales el

conocimiento y decisión de todas las "causas", "casos" o "asuntos" que

versen -entre otras cuestiones- sobre puntos regidos por la ley fundamental.

En definitiva, la "parte" debe demostrar la existencia de un "interés especial"

en el proceso o, que los agravios alegados la afecten de forma

"suficientemente directa", o "substancial", esto es, que posean "suficiente

concreción e inmediatez" para poder procurar dicho proceso. Ello en modo

alguno supone que el Poder Judicial abdique del control de

constitucionalidad de las normas o actos emanados de los otros poderes del

Estado. Solo significa que dicho control se halla supeditado a la existencia

de "un perjuicio concreto al derecho que asiste a quien legítimamente lo

invoca" de modo de dar lugar a una causa judicial. Es por ello que el efecto

de la sentencia de inconstitucionalidad es relativo, inter partes, y no erga

omnes y que en el ejercicio del control de constitucionalidad, los tribunales

de justicia deben imponerse la mayor mesura, mostrándose tan celosos en

el uso de sus facultades como del respeto que la ley fundamental asigna,

con carácter privativo, a los otros poderes." (Milman, Gerardo Fabián vs. Estado

Nacional y otro s. Proceso de conocimiento - Art. 16, Ley 27120 /// Cám. Nac. Electoral;

15/10/2015; Rubinzal Online; 1858/2015; RC J 6577/15)

        Señalo que esta cuestión fue claramente plasmada en la sentencia dictada

por la juez a quo al resolver el pedido de suspensión cautelar de la vigencia del

texto legal en toda su extensión con efecto erga omnes en el antecedente "Gioja"

antes referido, y dijo textualmente: "... corresponde su rechazo por cuanto ello
tiene una significativa incidencia sobre el principio constitucional de

división de poderes y el modelo de control de constitucionalidad difuso"; y

en el párrafo siguiente agrega: "Así lo ha dicho la Corte Suprema que ningún

juez tiene en la República Argentina el poder de hacer caer la vigencia de

una norma erga omnes ni nunca la tuvo desde la sanción de la Constitución

de 1853/60. Si no la tiene la sentencia que decide el fondo de la cuestión, a

fortiori menos aún puede ejercerla cautelarmente" (fs. 47 autos mencionados);

razón por la cual adelanto que la juez a quo incurre en un error cuando en aquel

proceso como el de marras, hace lugar a la acción de inconstitucionalidad, como

infra desarrollaré.

        En estos términos lo ha dicho la Corte de Justicia de la Nación en distintos

fallos.  En el caso “Thomas” la acción de amparo y pedido de declaración de

inconstitucionalidad fue promovida con el objeto de obtener un pronunciamiento

que restablezca los derechos de que el actor decía ser titular en su doble

condiciones de ciudadano y de diputado y que alegaba habían sido lesionados

durante el tramite parlamentario del proyecto de ley que luego fue sancionado con

el Nº 26.522 y la CSJN dijo: "No existe ningún modelo impuro en el mundo

que combine los modelos puros en forma que la competencia para hacer

caer erga omnes la vigencia de la norma se disperse en todos los jueces,

simplemente porque la dispersión de una potestad contralegislativa de

semejante magnitud es inimaginable, dado que abriría el camino hacia la

anarquía poniendo en peligro la vigencia de todas las leyes. El modelo

argentino es claramente el difuso o norteamericano en forma pura. En una

acción como la precedente, ningún juez tiene en la República Argentina el

poder de hacer caer la vigencia de una norma erga omnes ni nunca la tuvo

desde la sanción de la Constitución de 1853/1860. Si no la tiene en la

sentencia que decide el fondo de la cuestión, a fortiori menos aún puede

ejercerla cautelarmente”. (Fallos 333:1023 Thomas Enrique c/ E.N.A. s/ Amparo,

Corte de Justicia de la Nación, 15 de junio de 2010)


        “Que, de igual modo, la pretensión tampoco resulta atendible si se

observa que con ella se persigue una declaración de ilegitimidad cuyos

efectos no se limitan a actos relacionados con un conflicto o controversia

concreto, sino que se proyectan erga omnes, al procurar una sentencia con

carácter de norma general (la declaración de inconstitucionalidad de una ley y el

dictado, en un plazo determinado, de otra en su lugar), cuando, como se ha

señalado ya, "los jueces no pueden tomar por sí una ley o una cláusula

constitucional y estudiarla e interpretarla en teoría, sino sólo aplicarla a las

cuestiones que se suscitan o se traen ante ellos por las partes a fin de asegurar el

ejercicio de derechos o el cumplimiento de obligaciones" (CSJN, Gómez Diez,

Ricardo y otros c/ P.E.N. - Congreso de la Nación s/ proceso de conocimiento.

Fallos 323:143)

        En el caso “Polino” los diputados Héctor T. Polino y Alfredo  Bravo, en su

carácter de ciudadanos y diputados nacionales, promueven acción de amparo con

la finalidad de que se declare la nulidad del proceso legislativo que concluyó con el

dictado de la ley 24.309 -que autorizó al P.E. a convocar al pueblo para elegir

convencionales que reformarían la Constitución Nacional- por entender que se

había transgredido el trámite previsto en el art. 71 de la Carta Magna. En esa

oportunidad la CSJN dijo :  “Que si a pesar de la tesis clásica recordada en el

comienzo del considerando anterior se entendiera que la cuestión, tal como está

planteada en el sub examine, podría ser objeto de decisión judicial (ya fuera por

considerar que el tema, en sí, es justiciable; o, incluso como pretende el apelante,

porque al producir el Senado una modificación referente al término de duración del

mandato de estos legisladores, inicialmente propuesto por los diputados, aquella

cámara no devolvió a esta última el proyecto de ley sino que lo remitió al Poder

Ejecutivo), la solución del caso sólo podría concluir con una declaración

general y directa de inconstitucionalidad de una norma o acto de un poder

distinto del Judicial, con privación de efectos del acto impugnado de modo

erga omnes. Por lo tanto, de por sí y sólo con esto queda determinada, en
forma contundente, la ausencia de "caso" en el que debieran intervenir los

juzgadores". (Doctrina de Fallos: 243:176 y 256:104)” (Fallos: 317:335)

        El análisis referido al cumplimiento de los requisitos de la acción exige un

cuidadoso estudio de las cuestiones propuestas y por mandato constitucional,

corresponde efectuarlo con un criterio restrictivo. El punto adquiere un matiz

diferencial cuando, como acontece en la especie, se trata del ejercicio de una

acción directa de inconstitucionalidad, de indiscutido carácter iuspublicista,

enmarcada dentro de la doctrina judicial según la cual la declaración de

inconstitucionalidad de una norma de jerarquía legal constituye la más delicada de

las funciones susceptibles de encomendarse a una tribunal de justicia, sólo

practicable como razón ineludible del pronunciamiento a dictarse (C.S:J.N. Fallos

251:455; 252:328). Es un acto de suma gravedad institucional y debe ser

considerado como la "última ratio" del orden jurídico (C.S.J.N. Fallos 249:51).

        Cabe concluir que la resolución dictada por la jueza "a quo" que declara la

inconstitucionalidad de toda le ley 2348-N con efectos "erga omnes" tiene una

significativa incidencia sobre el principio constitucional de división de poderes y

nuestro modelo de control de constitucionalidad. En nuestro sistema, el juez revisa

la adecuación de una norma frente a otra superior pero solo para el concreto y

específico caso llevado a su conocimiento. No puede pretender asumir funciones

de legislador derogando la ley sin más, con carácter "erga omnes".

        En función de lo hasta aquí relacionado, adelanto que no se da en el

presente una “causa o caso contencioso” que permita el ejercicio del poder

judicial conferido por cuanto lo que procuran los actores en su demanda es

una declaración general de inconstitucionalidad de la norma dictada por el

Poder Legislativo con efectos erga omnes y la solución del caso solo podría

concluir con una declaración general y directa de inconstitucionalidad de

una norma con privación de efecto del acto de modo erga omnes,

otorgándole a la sentencia el carácter de norma general, por lo que solo con

esto queda determinada en forma contundente, la ausencia de “caso”.


        Atento que algunos actores deducen la demanda también en calidad de

diputados: Enzo Cornejo y Gustavo Usín, a quienes la juez a quo consideró

actores fundamentales en el diseño del régimen electoral no existiendo ninguna

limitación legal para que accedan a la jurisdicción judicial en esta materia

concreta, es que me permito remitir a lo ya manifestado por la suscripta en la

causa “Gioja” en relación a la legitimación de los legisladores.

        En la misma dije que los diputados actores no acreditan un eventual daño

diferenciado o el agravio distintivo con relación a cualquier otro ciudadano, por lo

que no se advierte cuál es la lesión o agravio propio invocado, por lo que no hay

"parte" en sentido jurídico estricto.

        Señalé también que la Corte de Justicia de la Nación invariablemente negó a

la condición de legislador título suficiente para acceder a la justicia, salvo en el

caso que el legislador pruebe que su acción está dirigida a cuestionar una decisión

que afecta un derecho suyo, tal como sucedió en el caso “Bussi” y “Binotti”.

        Así señalé los precedentes: "Dromi" (CS 313:863)., "Polino" (317:335),

"Rodríguez" (CS 320:2851 "Rodríguez, Jorge - jefe de Gabinete de Ministros de

la Nación s/ plantea cuestión de competencia e interpone apelación extraordinaria

directa en autos: 'Nieva, Alejandro y otros c. Poder Ejecutivo Nacional - dec.

842/1997 (medida cautelar), "Prodelco" (CS 321:1252 "Prodelco c. Estado

Nacional s/ amparo"); "Gómez Diez" (CS 322:528), "Daneri" (CS 323:1261

"Daneri, Jorge O. y otros c. Poder Ejecutivo Nacional", 23/05/2000), "Garré" (CS

323:1432 "Garré, Nilda y otros c. Estado Nacional [PEN] dec. 21/1999 s/ amparo

ley 16.986", 01/06/2000).  "Leguizamón" (CS 324:2048 "Leguizamón, María

Laura y otros c. Corporación del Mercado Central de Buenos Aires s/ medida

cautelar", 12/07/2001), "Raimbault" (CS 324: 2381 "Raimbault, Manuel y otros c.

Tierra del Fuego, Provincia de s/ acción declarativa", 14/08/2001) , "Thomas" ( CS

333:1023 "Thomas, Enrique c. Estado Nacional Argentino s/ amparo", 15/06/2010)

y, el más reciente, "Abarca" (CS 339:1223 "Abarca, Walter J. y otros c. Estado

Nacional - Ministerio de Energía y Minería y otros/ amparo ley 16.986",

06/09/2006).
        El punto central de todos estos pronunciamientos consiste "en la necesidad

de la existencia de un caso” en el que el titular de un interés jurídico concreto

busca fijar la modalidad de una relación jurídica o prevenir o impedir las lesiones a

un derecho de base constitucional.

        Aún cuando lo dicho alcanza para descartar la existencia de un “caso judicial”

en el que pueda intervenir un tribunal, y en consecuencia, es suficiente para

revocar la sentencia impugnada, en virtud de la trascendencia del presente caso

considero necesario realizar otras consideraciones en relación al segundo agravio

del recurrente.

        Debo señalar que trataré el segundo agravio propuesto por los recurrentes

relativo a la "existencia de caso", esto es, si en el proceso que aquí se ventila, el

objeto de la pretensión es "justiciable", y por ello, sometida a la decisión de la

jurisdicción.

        Considero que esta cuestión resulta dirimente o decisiva, habida cuenta que

su análisis conlleva necesariamente a reflexionar en este caso concreto, en el que

el cuestionamiento se encuentra dirigido al proceso de formación de una ley, sobre

el principio de división de los poderes, pilar de nuestra República y de todo estado

de derecho, cuya observancia y protección constituye obligación indelegable de la

magistratura, en aras del equilibrio institucional que ninguna construcción teórica

debe menoscabar.

        El control encomendado a la justicia sobre las actividades ejecutiva y

legislativa requiere inexorablemente que el requisito de la existencia de un "caso",

donde se debata la determinación de un derecho entre partes adversas, fundado

en un interés específico, concreto y atribuible en forma determinada al litigante sea

observado rigurosamente, no para eludir cuestiones de repercusión pública sino

para asegurar la preservación del principio de división de poderes, que excluye al

Poder Judicial de la atribución de expedirse en forma general sobre la

constitucionalidad de las normas emitidas por los otros departamentos de gobierno

(Fallos: 306:1125; 307:2384; 310:2342; 317:335; 330:3109 y 342:1).


        El principio aludido fue sustentado como presupuesto básico del control

constitucional por el Congreso de la Confederación Argentina cuando sancionó la

primera ley de organización judicial nacional (ley 182 del Congreso de la

Confederación), y se ha mantenido inalterable en el tiempo. Ello así, debido a que

el principio republicano de división de poderes establece la existencia de tres

poderes del Estado con funciones bien definidas, de manera que ningún poder del

Estado pueda ejercer lícitamente otras facultades que las que le han sido

acordadas expresamente, caso contrario, la actuación fuera de los márgenes

delimitados por la Norma Fundamental podría alterar el equilibrio que la

Constitución Nacional ha diseñado para que, por un lado, cada uno de los poderes

se mantenga dentro de su esfera y, por el otro, para que el poder constituido no

deje sin efecto la voluntad soberana del pueblo, con el consiguiente riesgo de

interferir en el proceso democrático.

        En el caso, las irregularidades que invocan los actores están referidas al los

procedimientos de votación, creación y sanción de la voluntad legislativa, no

oponiéndose reparo alguno a la facultad para legislar sobre la materia que trata la

ley impugnada.

        Al respecto la juez de grado dice "... no existe duda que la cuestión traída a

decisión es judiciable en cuanto se requiere el control de legalidad del

procedimiento de formación y sanción de la ley 2348-N, aprobada en la sesión

ordinaria del 16/12/2021, que los actores impugnan de validez por violación a

normas constitucionales y del Reglamento Interno. No corresponde cumplir a esta

judicatura más que esa función acotada, sin ingresar en modo alguno al análisis

de mérito, oportunidad y conveniencia política, que excede el ámbito del Poder

Judicial, tal como ha sido expuesto".

        Sobre la judiciabilidad del caso, memoro que la sentenciante de grado señaló

que: "no existe duda que la cuestión traída a decisión es judiciable en cuanto se

requiere el control de legalidad del procedimiento de formación y sanción de la ley

2348-N, aprobada en la sesión ordinaria del 16/12/2021, que los actores

impugnan de validez por violación a normas constitucionales y del Reglamento


interno" (sic fs.328); transcribiendo en apoyo de su decisión antecedentes de la

Corte Suprema (causa "Binotti";"Bussi").

        Considero que en el sub lite, ambos antecedentes no resultan de aplicación

puesto que en el primero nuestro Superior Tribunal analizó una violación al

Reglamento interno del Senado que hipotéticamente lesionara derechos

individuales (un ascenso); y en el segundo, el conflicto generado por la

negativa de la Cámara de Diputados de incorporar a quien había sido

proclamado legislador, por lo que su plataforma fáctica claramente no reviste

similitud con el caso que aquí se ventila, en la que los accionantes entablan la

acción declarativa de inconstitucionalidad en su condición de representantes de

los partidos políticos y diputados provinciales (dos de ellos), sin que justifiquen y/o

acrediten ninguna lesión a ningún derecho individual.

        Reitero, la plataforma fáctica utilizada en los antecedentes

jurisprudenciales utilizada por la sentenciante de grado para justificar la

existencia de caso judiciable, difiere notablemente de la cuestión que se

ventila en autos atento que la accionante no revela lesión o vulneración a

ningún derecho individual; sino que ataca el "procedimiento" utilizado por la

Cámara de Diputados de San Juan en la sanción de la normativa tachada de

inconstitucional.

        "De la jurisprudencia de la C.S.J.N. referida a la revisión del procedimiento

legislativo pueden tomarse las siguientes pautas: a) En principio, las facultades del

Poder Judicial en general, no permiten examinar el procedimiento legislativo de

formación y sanción de las leyes, lo que se deriva en que dicha cuestión no

constituye materia judiciable; b) Pero la limitación antes expuesta, no es aplicable

cuando se demuestra la falta de concurrencia de los requisitos mínimos e

indispensables establecidos por las normas constitucionales que condicionan la

creación de la ley (control extrínseco y formal), siempre que una de las partes haga

valer un derecho subjetivo contra obligaciones impuestas por una ley que no llegó

a ser tal por su invalidez; (el subrayado me pertenece) c) En todos los casos, este

control de órganos externos (Poder Judicial) no puede llegar al ámbito regulado por

el reglamento interno de las Cámaras (CSJ Sta.Fe, Diciembre 31-1990. ED 142310).


En base a ello se concluyó en que, al no haber planteado ninguna de las partes la

invalidez de la ley antes mencionada, ni haber invocado la vulneración de derechos

o intereses fundamentales, constitucionalmente amparados, la cuestión escapa a la

facultad judicial de contralor de constitucionalidad que nuestro sistema

institucional contiene". [Cfr. C.S.J.Tuc. "Arrieta Fernando y otros vs. La Ganga S.A. y

Ruíz y Cía. SACIFIA s/Cobro de indemnizaciones más comisiones", 13/5/96)."   s.d.r.

AMAD ADOLFO CESAR c/ JOSE DOMINGO CALLIERA S.A. s/ DAÑOS Y

PERJUICIOS(COMPETENCIA), Fecha: 22/08/1996, Sentencia N°: 540, Corte Suprema

de Justicia de Tucumán]

        Debo señalar que aún, atendiendo un criterio amplio de judiciabilización de

cuestiones políticas, que entiendo es el sugerido por la sentenciante de grado en

apoyo de su decisión, la jurisprudencia dice que: "[…] el principio general es

que “todas las causas” son justiciables, dentro de ellas hay algunas de

“naturaleza política” que pueden sustraerse del control judicial

exclusivamente en algunos aspectos de las mismas, cuya exclusión

depende de la decisión particular del magistrado, siempre que no afecte los

derechos de las personas, en cuyo caso siempre será justiciable. Definiendo

el razonamiento en el sentido que, la inclusión o no en la judicialidad

depende de la afectación de los derechos individuales, debiendo repararse

la lesión producida. Siendo esencial para la definición la existencia del daño

causado a los derechos de la persona." (STJ EDC 496/8 SENTENCIA 68 30/07/2009


Carátula: CODELLO JUAN CARLOS C/ HONORABLE CAMARA DE DIPUTADOS DE LA

PROVINCIA DE CORRIENTES Y/O COMISION DE JUICIO POLITICO DE LA HONORABLE

CAMARA DE DIPUTADOS DE LA PROVINCIA DE CORRIENTES Y/O QUIEN RESULTE

RESPONSABLE S/ AMPARO)

        Para el análisis de esta cuestión debemos partir de uno de los principios

cardinales en materia de separación de poderes el cual supone que los órganos

legislativos actúen sus funciones legislativas sin las interferencias de los otros

poderes. Insertos en la autonomía parlamentaria se hallan las cuestiones de

procedimiento legislativo reservadas, en principio, a su exclusiva competencia.

Debe tenerse presente que en nuestro marco constitucional, quien en principio

tiene la atribución de expresar la voluntad popular, es el órgano legislativo


conforme al procedimiento normativo fijado y con la intervención de las mayorías y

minorías.

        El Poder Judicial debe buscar el equilibrio enmarcado en nuestra

Constitución. “El exceso de control paraliza la actividad administrativa y

sustituye las decisiones del gobierno democráticamente elegido por la

intromisión de los jueces. Empero, el escaso control también es pernicioso

para el estado de derecho y la garantía de los administrados. De allí que la

solución es volver a la arquitectura constitucional, el respeto por la división

de poderes y sus respectivas zonas de reserva.” (TSC, Sindicato de Luz y

Fuerza vs. Provincia de Córdoba s. Acción de inconstitucionalidad; EXP: 9278899

SALA ELECTORAL y de COMP. ORIGINARIA TRIBUNAL SUPERIOR,Protocolo

de Autos Nº Resolución: 59 Año: 2020 Tomo: 2 Folio: 538-552)

        La juez a quo entiende que procede la declaración de inconstitucionalidad de

la ley por cuanto sostiene que han existido irregularidades en el procedimiento de

votación, preparación y emisión de la voluntad legislativa, es decir, en el  acto

legislativo emanado del procedimiento constitucional de formación y sanción de

las leyes, y que expresa una concreta voluntad de los órganos de gobierno.

        Esta materia -judiciabilidad del proceso de formación y sanción de las leyes-

ha sido una cuestión tratada en distintas oportunidades por la CSJN.

        Así tuvo ocasión de pronunciarse en el caso "Cullén v. Llerena". El Alto

Cuerpo en este caso sostuvo que: "no pueden contestarse las facultades de

aquellos (los poderes políticos) para decidir tanto sobre el fondo, como

sobre la forma de sus deliberaciones; así cuando se dicta la ley, como

cuando se resuelve todo asunto comprendido en sus atribuciones

constitucionales. Es una regla elemental de nuestro derecho público que

cada uno de los tres altos poderes que forman el Gobierno de la Nación,

aplica e interpreta la Constitución por sí mismo, cuando ejercita las

facultades que ella les confiere respectivamente.".

        En la causa “Constantino Lorenzo” dijo: “Al no existir en la especie causa

de carácter contenciososa, resulta ajena a la jurisdicción de los tribunales


nacionales la cuestión propuesta por quien -invocando el derecho a defender las

instituciones y la integridad de la Nacion y lo establecido en los arts. 21 y 33 de la

Constitución-  demanda al Poder Ejecutivo Nacional por inconstitucionalidad de la

Ley 23,172 de aprobación del Tratado de Paz y Amistad firmado con la República

de Chile y de nulidad de los decretos leyes 21178/56 y 2191/57...”. (CSJN

“Constantino Lorenzo v. Nación Argentina)

        Estos conceptos fueron posteriormente reeditados en la causa "Petrus S.A.

de Minas c/ Nación Argentina", (Fallos 210:855), ocasión en la que puntualizó

que: "...el Poder Judicial si bien tiene facultad para declarar la inconstitucionalidad

de las leyes, no la tiene para resolver sobre la forma como ellas han llegado a ser

aprobadas por el Congreso. Conoce respecto a las leyes sólo una vez que ellas

existen como tales, es decir, cuando son promulgadas o puestas en vigencia.

Debe confrontarlas con la Constitución Nacional en los casos en que sean

argüidas de contrarias o repugnantes a la misma, pero no le corresponde estudiar

el proceso interno de su examen y votación, o sea la forma como han sido

sancionadas, para establecer si las Cámaras Legislativas cumplieron o no con las

exigencias constitucionales, pues ello importaría quebrar el equilibrio de los

poderes y una violación de la independencia de que goza el Poder Legislativo. De

la misma manera que el Poder Judicial ejercita con toda la autonomía las

facultades constitucionales que le pertenecen, el Poder Legislativo tiene la

prerrogativa de aplicar la Constitución dentro de los límites de su legítima

actividad sin ingerencia de los otros poderes del Estado. Esto es la esencia de

nuestro sistema institucional (conf. doctrina contenida en las sentencias de este

Tribunal, Fallos: 53,420; 141,271; 143,131).".

        El principio general emergente de estos fallos fue desarrollado en "Soria de

Guerrero" (Fallos 256:556) cuando al analizar la forma en que fue sancionado el

art. 14 nuevo de la Constitución Nacional, recordó que: "las facultades

jurisdiccionales del Tribunal no alcanzan, como principio, al examen del

procedimiento adoptado por el Poder Legislativo en la formación y sanción de las

leyes, sean ellas nacionales o provinciales.", no constituyendo cuestión justiciable.


En esta oportunidad la Corte afirmó que: "...tal principio sólo cedería en el

supuesto de demostrarse la falta de concurrencia de los requisitos mínimos e

indispensables que condicionan la creación de la ley.".

        Este último argumento importa un punto de inflexión en la doctrina tradicional,

donde por primera vez la Corte acepta de modo explícito una excepción a la regla

de la no justiciabilidad de los actos políticos, definición que encuentra posterior

confirmación in re "Ciriaco Colella v. S.A. Fevre y Basset y/u Otro",

pronunciamiento en la cual se admite nuevamente que:  "No constituye cuestión

justiciable lo atinente al procedimiento adoptado por el Poder Legislativo para la

formación y sanción de las leyes, salvo el supuesto de incumplimiento de los

requisitos constitucionales mínimos e indispensables que condicionan la creación

de la ley.", excepción que el Más Alto Tribunal entendió que se configuraba "si falta

en absoluto la promulgación o ésta es inválida.", supuestos que no se han

acreditado en el presente caso.

        La juez de grado trata los siguientes vicios o irregularidades en el proceso de

formación y sanción de la ley invocados por los actores que causan su nulidad: “

a) que no se convocó a sesión especial (art. 163 de la Constitución de San Juan);

b) que no se dio tratamiento de preferencia a la "moción de orden" para que el

proyecto pase a Comisión; c) que se trató previamente la moción de

"reconsideración" del Diputado Juan Carlos Abarca, de incorporar el proyecto de

ley en el Orden del Día y tratarlo sobre tablas; d) que luego de ello, Presidencia de

la Cámara llamó a nueva votación de la moción de orden, a pesar de que se había

votado con un resultado favorable de 13 votos afirmativos y 6 negativos (lo que

constituye simple mayoría), no debiendo computarse como "negativo" las

abstenciones." (fs. 333 vto.)

        Como señalé ut supra, en el presente caso, si bien la sentenciante de grado

en su decisión de abordar la inconstitucionalidad planteada expresó que: "se debe

analizar si en el caso se verifica la inconstitucionalidad por vicios formales, tal

como ha sido planteado en la demanda" (sic fs. 333), su análisis a todas luces

excede y desborda los aspectos formales de la sesión en la que se sancionó


la Ley 2348-N, abordando cuestiones que son inherentes y privativas del

Poder Legislativo, lo que descalifica su decisión.

        Efectúo esta afirmación atento que para declarar la nulidad de la normativa

impugnada, en primer lugar la juez a quo reconoce que no fue calificada como

"decisoria" por el legislador, pero en su télesis, efectúa una "simetría" de esa

calificación con la declaración de "orden público" que la Ley 2348-N establece en

el artículo 35, a fin de arribar a la conclusión que no se le dió el tratamiento

parlamentario que el Reglamento Interno de la Cámara dispone para las leyes

decisorias, arrogándose al calificarla una facultad privativa y excluyente que la

Constitución Provincial reserva al legislador.

        En idéntico sentido ocurre con la comparación que seguidamente efectúa con

el sistema instituido por la Ley 8151 (PASO-Ley 1079-N) y el tratamiento

legislativo que se le dispensara en su sanción, valorando que el mismo dista del

concedido a la Ley 2348-N en la sesión del 16-12-2021, invadiendo una esfera de

competencia que no es propia de la judicatura (v. punto II 4.).

        Tal como ya lo dijera precedentemente no constituye cuestión justiciable lo

atinente al procedimiento adoptado por el Poder Legislativo para la formación y

sanción de las leyes, salvo el supuesto de incumplimiento de los “requisitos

constitucionales mínimos e indispensables que condicionan la creación de la ley",

excepción que no se ha acreditado en el presente caso.

        En relación a las irregularidades apuntadas por al juez de grado en el proceso

de formación de la ley impugnada, debo formular las siguientes consideraciones.

        En primer lugar, destaco que luego de aprobarse el orden del día de la sesión

de fecha 16/12/2021, quedó aprobada la moción del Diputado Abarca de

reconsideración del orden del día para incorporar mediante Exp. N° 2902 el

proyecto de ley modificatoria de la ley 1268-N. Dicha moción fue puesta a

consideración y aprobado con el voto favorable de 23 diputados (fs. 171).

        Al respecto, destaco que ello fue conforme con lo establecido por el art. 95 del

Reglamento interno de la Cámara de Diputados: "Es moción de reconsideración

toda proposición que tenga por objeto rever una sanción de la Cámara, sea en
general o en particular. Las mociones de reconsideración se formularán mientras

el asunto se halle pendiente o en la sesión en que quede terminado, necesitando

el apoyo de cuatro diputados, salvo que se trate de una sanción que deba

comunicarse al Poder Ejecutivo, en cuyo caso se aplicará el artículo 84°, del

presente reglamento. Las mociones de reconsideración no podrán repetirse en

ningún caso, debiendo ser tratadas inmediatamente de ser formuladas.".

        Aprobada la moción de reconsideración del orden del día, se incorpora el

Expte. N° 2902 con el proyecto de la ley en cuestión, y se formula la moción para

que se trate sobre tablas, para lo cual se requería contar con el apoyo de tres

diputados y que la moción sea aprobada por mayoría absoluta de los diputados

presentes, es decir más de la mitad de los presentes, siendo aprobado por 23

votos afirmativos, ello conforme lo establece el art. 83 y 94 del Reglamento Interno

los que disponen : "Art.83.- Para ser tratado sobre tablas un proyecto, es

necesario que la moción respectiva sea aprobada a pluralidad absoluta de los

diputados presentes, exceptuándose de esta disposición los dictámenes sobre

actas electorales, que se considerarán siempre sobre tablas." "Art.94°.- Es moción

de sobre tablas toda proposición que tenga por objeto considerar inmediatamente

un asunto con o sin despacho de comisión. Las mociones de sobre tablas no

podrán formularse antes de que se haya terminado de dar cuenta de los asuntos

entrados, a menos que lo sea en favor de uno de ellos, pero en este último caso la

moción sólo será considerada por la Cámara una vez terminada la relación de

todos los asuntos entrados. Las mociones de sobre tablas serán consideradas en

el orden en que fueron propuestas y necesitarán el apoyo de tres diputados por lo

menos.".

        Es decir que la moción de reconsideración del orden del día, como así

también el tratamiento sobre tablas de la ley fue aprobada por las mayorías

necesarias.

        De la versión taquigráfica y de la videograbación de la 17° sesión del dia

16/12/2021 surge que también se puso a consideración la moción del diputado

Leonardo Gioja y de la diputada Picón para que el Proyecto pase a comisión,


la cual obtuvo el siguiente resultado según el tablero: 13 votos afirmativos - 6

votos negativos - 17 no votaron y 0 abstenciones.

        Los actores apuntan como irregularidades en el proceso de formación y

sanción de la ley que la moción de orden para que el Proyecto pasara a tratarse

en comisión había obtenido un resultado favorable con 13 votos afirmativos y 6

negativos y la abstención del resto y sin embargo el Presidente de la Cámara

impuso el resultado de la votación anterior (fs. 21 vta.).

        Respecto al cómputo de los llamados “no voto” las partes mantienen distintas

interpretaciones. Los actores sostienen que no deben computarse como negativos

y  la demandada sostiene que quién vota solamente puede hacerlo en forma

afirmativa, ya que los que no votan son negativos, atento que el sistema de

votación es digital, por lo tanto quien vota por la afirmativa marca el botón

"afirmativo", y quien no vota significa que está por la negativa, no siendo necesario

que exprese su voluntad votando negativo y pulsando el botón. Pues el

Reglamento Interno entiende que quienes votan son por la positiva y el resto son

negativos, salvo que pidan expresamente que conste su abstención, situación que

no ha ocurrido en este caso.

        Conforme a ello sostienen que lo agravia la equiparación que formula la a quo

en el fallo en el folio 75 al decir: " Como señala la doctrina judicial, quién se

abstiene es como si estuviera ausente del recinto…", y cita el Reglamento Interno

de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación en su art. 197 establece:

"Afirmativa o negativa Toda votación se reducirá a la afirmativa o negativa,

precisamente en los términos en que está escrito el artículo, proposición o período

que se vote.".

        Al respecto opino que, cualquiera sea la interpretación respecto a la forma de

computar los “no voto”, que la moción de pase a comisión no quedó aprobada

atento que no obtuvo la mayoría necesaria, es decir, la mayoría simple de

conformidad a lo dispuesto por el art. 146 de la Const. Prov.

        Esta mayoría simple se debe computar sobre los diputados presentes en la

sesión no sobre los diputados votantes, es decir, sobre el total de los 33


diputados presentes (tal como surge de fs. 157 vta.), por lo cual eran necesario 18

votos para la aprobación de la moción y solo se alcanzaron 13 votos (fs. 121 vta.).

        El art. 151 prevé cual es el quorum de constitución de una sesión cuando

dice: “La Cámara de Diputados sesiona con la presencia de la cuarta parte

de  sus  miembros, pero para tomar resoluciones se requiere la presencia de

la mitad más uno”.

        La Constitución provincial prevé también cual es el quorum de decisión, es

decir el quorum necesario para la aprobación de una decisión en su art. 146: “Las

decisiones  de  la Cámara son por simple mayoría de  votos,  salvo los

casos en que expresamente  esta  Constitución prevea otra mayoría.”.

        Por ello está claro que se entiende por mayoría absoluta necesaria para la

aprobación de una moción, más de la mitad de los presentes.

        Asimismo, opino que la juez a quo incurre en error respecto a la interpretación

del cómputo de los "no voto", cuando dice que las abstenciones requieren la

autorización previa, pero seguidamente dice que quien se abstiene es como si

estuviera ausente del recinto. Entiendo que la sentenciante incurre en una

contradicción atento que considera a los “no voto” como abstenciones cuando ella

misma reconoce que no hubieron abstenciones en el sentido técnico dado que

ningún diputado solicitó permiso para abstenerse, cf. art. 150 del RI, el cual

dispone: "Ningún diputado podrá abstenerse de votar sin permiso de la

Cámara...".

        Igualmente incurre en un error cuando funda su postura citando un fallo de la

Corte de la Nación en el que puntualiza que:  “la Constitución Nacional requiere

un quorum específico para sesionar, mas no así para la toma de decisiones que

no exijan mayorías especiales, razón por la cual al admitirse que los senadores

puedan abstenerse de votar con autorización del Cuerpo...”. (fs. 343 y vta.)

        La juez a quo incurre en un error dado que nuestra Constitución provincial

expresamente prevé cual es el quorum de decisión, es decir el quorum necesario

para la aprobación de una decisión en su art.  146 y dice: “Las decisiones  de  la
Cámara son por simple mayoría de  votos,  salvo los casos en que

expresamente  esta  Constitución prevea otra mayoría.”.

        Razón por la cual -repito- tal mayoría debe computarse sobre votos presentes

en la sesión y que según consta en la versión taquigráfica (fs. 157 vta.) eran 33

diputados.

        Finalmente queda destacar que el proyecto de ley fue aprobado por mayoría,

con el voto de 23 diputados presentes, razones por las cuales no advierto que la

norma no cumpla los requisitos mínimos para ser ley atento que ha seguido las

pasos necesarios en el “iter” de su tramitación o procedimiento previsto para su

sanción.

        Resta por señalar que los diputados presentes en el recinto tampoco hicieron

uso de todas las atribuciones que prevé el Reglamento interno como es el previsto

por el art. 136, el cual dispone que la Cámara podrá constituirse en comisión para

considerar los asuntos que estime convenientes, tengan o no despacho de

comisión, a cuyo efecto deberá resolverlo previa moción de orden.

        Tampoco solicitaron que se realizara una nueva votación cuando se trató la

moción de enviar el Proyecto a Comisión, conforme lo prevé el art. 149 del RI.

        Destaco estas cuestiones por cuanto entiendo que las discusiones deben

agotarse en el ámbito propio de cada poder y para ello debe hacerse uso de todas

las facultades que prevé el ordenamiento correspondiente a los fines de evitar la

reedición de un debate producido en el seno del Poder Legislativo.

        No se ha probado en autos que la norma cuestionada sea contraria a la

voluntad de la mayoría requerida para lograr su sanción. Cabe destacar que los

actores en ninguna de sus presentaciones han puesto en duda la voluntad de la

mayoría de los diputados de aprobar la ley impugnada, por ello observo que en

caso de admitirse la intervención jurisdiccional importaría un compromiso de

equilibrio institucional con menoscabo del principio de separación de poderes, que

no se aviene con el principio de seguridad jurídica ni con la naturaleza misma de la

función legislativa, puesto que frente a cada supuesto en que las fuerzas
partidarias no alcancen las mayorías necesarias, la leyes serían pasibles de

impugnación jurisdiccional.

        Concluyo así que los actores en su demanda no han puesto en duda que la

norma cuestionada ha sido aprobada por la mayoría requerida para lograr su

sanción, sino que apuntan a vicios en el desarrollo de la sesión que tal como se ha

analizado no son tales por lo que -en función de lo hasta aquí dicho- no advierto el

supuesto de incumplimiento de los requisitos mínimos e indispensables que

condicionan la creación de la ley.

        "Las irregularidades vinculadas al procedimiento de votación "interno"

de preparación y emisión de la voluntad legislativa, se encuentran excluidas

del control judicial, pues la intervención de la función jurisdiccional

importaría un compromiso del equilibrio institucional, con menoscabo del

principio de separación de poderes. En el caso, se invoca que, luego de la

aprobación en general del proyecto de la Ley 8837 de Córdoba, en la

discusión en particular, artículo por artículo, se omitió la aprobación en

particular del Título II, que comprende los arts. 4 a 24, con excepción del inc.

f, art. 17, lo que revela que la crítica apunta a cuestionar aspectos referidos

al procedimiento interno de aprobación del proyecto, esto es, uno de los

denominados "interna corporis", los cuales quedan comprendidos dentro de

la órbita de competencia exclusiva del órgano político del que emanó el acto

legislativo." (TSJ Córdoba, Sindicato de Luz y Fuerza vs. Provincia de Córdoba s.

Acción de inconstitucionalidad; EXP.: 9278899 SALA ELECTORAL y de COMP.

ORIGINARIA TRIBUNAL SUPERIOR,Protocolo de Autos Nº Resolución: 59 Año: 2020

Tomo: 2 Folio: 538-552)

        En un antecedente judicial al que adhiero, en el que también se cuestionaba

los procedimientos de votación internos de preparación y emisión de la voluntad

legislativa se dijo que: "De admitirse la intervención de la función

jurisdiccional en tales términos, importaría un compromiso del equilibrio

institucional, con menoscabo del principio de separación de poderes. Tan es

así por cuanto sucedería que frente a cada supuesto en que las fuerzas

partidarias no alcancen las mayorías, las leyes así sancionadas y


promulgadas serían pasibles de impugnación jurisdiccional por las

minorías, quedando librado los derechos en ellas reconocidos a una

vigencia meramente condicional, lo que no se aviene al principio de

seguridad jurídica ni con la naturaleza misma de la función legislativa".

(Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba "Alberti, Huber y otros c.

Provincia de Córdoba, 08-06-99-Domingo J Sesín-Berta Kaller de Orchansky-

HUgo A. Lafrannconi-Adán L. Ferrer- Aída L. Tarditti- María E. Cafure de Battistelli-

Luis E. Rubio-TR LA LEY AR/JUR/1903/1999)

        Por último queda señalar que resulta de plena aplicación en el presente caso

la doctrina del fallo de la Corte Suprema de Justicia en el caso "Barrik" en el cual

-al igual que en el presente- los actores iniciaron un acción declarativa ante el

Juzgado Federal de San Juan, solicitando que se declare la nulidad, cuestionado

el procedimiento legislativo que dio lugar a la sanción de la La Ley de Glaciares, y

en subsidio la inconstitucionalidad de la Ley 26639 que estableció el Régimen de

Presupuestos Mínimos para la Preservación de los Glaciares y el Ambiente

Periglacial. En este caso la CSJN dijo recientemente: "... 6°) Que, sin perjuicio

de ello, debe observarse que el control judicial requerido sólo hubiese

podido prosperar en la medida en que existiese una causa contenciosa. En

efecto, constituye inveterada doctrina de este Tribunal que sus

pronunciamientos se encuentran condicionados a la presentación de "casos

judiciables". Esta Condición se configura cuando concurren dos

recaudos: por una parte, debe tratarse de una  controversia que persigue la

determinación del derecho debatido entre partes adversas, fundado en un

interés específico, directo, o inmediato atribuible al litigante; por otra, la

causa no debe ser abstracta en el sentido de tratarse de un planteo

prematuro o que hubiera devenido insustancial (Fallos: 307:2384,

"Constantino Lorenzo", entre muchos otros). 7°) Que esta doctrina es

aplicable a las acciones declarativas, dado que este procedimiento no tiene

carácter simplemente consultivo, ni importa una indagación meramente

especulativa (Fallos: 307:1379, "Santiago del Estero c/ Nación Argentina"


reiterada en Fallos: 325:474; 326:4774, entre muchos otros). Su

admisibilidad depende de que emerja un "caso" apto para la intervención de

un tribunal de justicia, como ya sostuvo este Tribunal cuando por esta

misma vía se impugnó la Ley de Glaciares (Fallos: 337:1540, "Cámara Minera

de Jujuy")...En consecuencia, ante la falta de un agravio discernible respecto

de una cuestión justiciable, cabe desestimar el planteo de

inconstitucionalidad del trámite por el cual se aprobó la Ley 26.639 y del

procedimiento establecido en el artículo 177 del Reglamento de la Cámara

de Senadores"….”23) ...En efecto, el planteo referido a la violación del

debido proceso legislativo exige recordar que la jurisprudencia de este

Tribunal establece que no constituye cuestión justiciable lo atinente al

procedimiento adoptado por el Poder Legislativo para la formación y

sanción de las leyes, salvo el supuesto de incumplimiento de los requisitos

constitucionales mínimos e indispensables que condicionan la creación de

la ley. Para configurar la justiciabilidad de la cuestión, resultaba entonces

dirimente acreditar el señalado incumplimiento, máxime cuando los actores

reeditaban una cuestión que había sido tratada en el debate del Senado y

desestimada a la luz del reglamento de esa cámara y de los antecedentes

legislativos que señalaron los legisladores (considerandos 1° a 5°).".

        Cabe apuntar también que las consideraciones efectuadas en modo alguno

suponen que el Poder Judicial abdique del control de constitucionalidad de las

normas o actos emanados de los otros poderes del Estado. Sólo significa que

dicho control se halla supeditado a la existencia de un caso judicial y de "un

perjuicio concreto al derecho que asiste a quien legítimamente lo invoca" ….de

modo de dar lugar a una causa judicial, circunstancias que no aparecen

configuradas en el sub examine.

        En virtud de lo hasta aquí expresado entiendo que el estudio y tratamiento de

las demás cuestiones planteadas por el apelante han devenido en abstracto, razón

que veda la posibilidad de expedirme por resultar inoficioso todo pronunciamiento

a su respecto. "Al tribunal le está vedado expedirse sobre planteos que han
devenido abstractos". (C.S.J.N., causa B.671. XXXVI "Buenos Aires, Provincia de

c/ Estado Nacional s/ acción declarativa", 26/6/2007) (Cons. IV). Auto: "Riera

Daniel Carlos C/ E.N.- M° Justicia s/ DDHH- PFA s/Personal Militar y Civil de las

FFAA y de Seg". - C. Nac. Cont. Adm. Fed. - Sala: Sala III - Mag.: Argento, Grecco,

Fernández. - Fecha: 17/09/2008 - Nro. Exp. : 37.088/03) (Autos N° 45096 - C.C.

Sala IV n° 956 - caratulados "A. J. L. y G. R. M. del P. - Divorcio" - Prot.: de Autos

T°I F° 20/26 año 2017).

        6.- Costas y honorarios

        En función de lo resuelto corresponde revocar la imposición de costas

contenida en el punto 2) de la sentencia. En relación a esta cuestión, opino que

existen argumentos suficientes para apartarse del principio general de la derrota.

Sobre dicha cuestión, en el plano jurisprudencial se ha señalado reiteradamente

que los supuestos que pueden motivar la eximición total o parcial de las costas

fundamentalmente se relacionan con la existencia de debate sobre temas que

escapan a la generalidad de casos o exorbiten de lo ordinario, siendo dirimente

que se tratare de cuestiones dudosas de derecho.

        No se soslaya, que las excepciones al principio objetivo de la derrota previsto

en el artículo 66 del C.P.C. deben ser interpretadas restrictivamente, a fin de no

desnaturalizar la conocida regla general, razón por la cual quienes ejercemos la

magistratura judicial debemos fundar debidamente los pronunciamientos que

impliquen apartarse de tal principio. En ese sentido entiendo en la medida en que

la cuestión planteada fuera novedosa, o estuviera revestida de particularidades

que la apartaban de los rasgos apreciables en la generalidad de los procesos en

trámite por ante esta Jurisdicción, habría mérito suficiente para distribuir los

accesorios en el orden causado. (CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES EN LO

CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO FEDERAL, SALA II, Federación Argentina de

Asociaciones c. Estado Nacional s/ acción declarativa, 19/02/2021)

        En tal sentido destaco que no se contaba al momento del fallo apelado de

precedentes que despejaran la temática que suscitó la controversia entre las

partes, lo cual patentiza el carácter novedoso de aquélla. En función de ello opino


que existen argumentos suficientes para apartarse del principio general de la

derrota y que las costas deben imponerse por su orden.

        Que las circunstancias referenciadas precedentemente y el contexto del caso,

aconsejan que por idénticas razones a las desarrolladas (las cuales se dan aquí

por reproducidas y no se reiteran, por motivos de brevedad), las costas de Alzada

también deban ser impuestas en el orden causado.

        7.- En mérito a ello, propongo hacer lugar al recurso de apelación deducido

por la demandada y, en consecuencia, revocar la sentencia dictada con fecha 13

de mayo de 2022 obrante a fs. 307/347, por inadmisibilidad de la acción de

inconstitucionalidad planteada. Imponer las costas por su orden en ambas

instancias y proceder a readecuar la regulación de honorarios practicada a los

letrados de la parte actora. ASÍ VOTO.

        El señor Juez de Cámara Juan Jesús Romero en disidencia dijo:  

        En mi opinión la apelación deducida en autos debe ser desestimada  en

función de los argumentos que seguidamente desarrollaré, dando por reproducida

la prolija síntesis de los antecedentes y fundamentos de la sentencia impugnada

que efectuara la distinguida colega que me precede en esta votación.

        Inicialmente advierto que los apelantes, mediante el desarrollo de los dos

primeros agravios plantean objeciones de índole prevalentemente formal mientras

que a través del tercer agravio abordan el fondo de la cuestión tratado en la

sentencia impugnada.

        En efecto, mediante el primer agravio,  los recurrentes cuestionan la

legitimación procesal de los actores, señalando a tal fin que este pronunciamiento

se contrapone con lo resuelto en el denominado “caso Gioja” (autos 129270), toda

vez que en este último proceso reconoció titularidad excluyente a los diputados en

el control del trámite parlamentario de la ley 2348 -N-. Que tal contradicción se

profundiza mas aún cuando, a los fines de justificar la legitimación procesal de los

partidos políticos, la juez aquo aborda el contenido de lo legislado en la ley

impugnada y no el procedimiento en si.


        Que en ambas sentencias la juez aquo sostuvo que las razones de mérito

oportunidad y conveniencia de la sanción de una ley no es judiciable,

contraviniendo tal postulado al efectuar un análisis del contenido de la norma

"electoral".

        Así los recurrentes consideran que solo el Fiscal de Estado o el Fiscal

General de la Corte tiene la potestad de accionar en abstracto contra una norma

de esta naturaleza [cfr. art. 265 de la C.P. y Ley 633-E en su art. 11 inc. 19) y 208

de la C.P.], no debiendo intervenir la juez aquo, habida cuenta que en la especie

no se configura la hipótesis de "un caso" , que eventualmente podría haber

ocurrido si alguno de los actores fuese un "candidato proclamado", que

potencialmente podría afectarle la eliminación de las PASO, que este es el modo

en que funciona el control de constitucionalidad difuso previsto por el art. 11 de la

C.P., por lo que entienden que los precedentes citados por la juez aquo  ("Macchi"

y "Carchano"), no aplican al caso dado que allí los actores actuaron motivados por

un interés personal.     

        Asimismo, mediante el segundo agravio, los apelantes cuestionan la

existencia de un caso judiciable, considerando inaplicable la doctrina de los casos

"Brusa", "Binotti" y Bussi", en la inteligencia  que el proceso de formación de una

ley solo podría ser revisado judicialmente ante el incumplimiento de los requisitos

mínimos e indispensables para su creación, cuestión que a juicio de los apelantes

no acontece en la especie.  Que el caso de autos se asemeja mas a la hipótesis

del  precedente “POLINO”, en el que se alegaron irregularidades en el trámite

parlamentario de la sanción de la Ley 24.309 y que fuera desestimada por la

CSJN.  

        Dada su estrecha vinculación, abordaré ambos agravios en forma conjunta,

habida cuenta que los mismos cuestionan la legitimación de los partidos políticos

en orden a impugnar el trámite parlamentario de la sanción de la LP N° 2348 -N- y

en su caso, si el artículo 11 de la Constitución Provincial acuerda a la juez aquo

facultades legales para declarar la inconstitucionalidad de la ley impugnada con

efectos "erga omnes".


        Inicialmente cabe señalar, que el planteo concreto de los apelantes se

encuentra previsto por el artículo 309 inc. 3° (falta de legitimación). Por esta

excepción solo puede demandar quien tenga el derecho para hacerlo y obtener

una sentencia a su favor, porque la relación procesal sustancial se lo brinda.

        "El examen de la calidad o legitimación para obrar es resorte y función

investigadora de de oficio del juez al momento de dictar sentencia dado que la

calidad de titular del derecho del actor o la calidad de obligado del demandado es

necesaria para la validez del pronunciamiento, lo que cobra particular relevancia

cuando se ejerce el control de constitucionalidad” (ED,104-682)[ Código Procesal

Civil de San Juan; T° 2B, Pag. 604).

        De igual modo cabe señalar que las agrupaciones políticas que integran la

parte actora gozan de reconocimiento constitucional (cfr. artículo 38 de la CN y 48

de la Constitución de San Juan), concretamente el artículo 48 de la Constitución

de San Juan expresa que: ” Se reconoce y asegura la existencia de los partidos

políticos como personas jurídicas de derecho público no estatal. Las candidaturas

para cargos que se proveen mediante elección popular serán nominadas

exclusivamente por los partidos políticos. Deben garantizar la democracia

participativa en su desarrollo institucional. Los partidos contribuyen

democráticamente a la formación de la voluntad popular, expresando el pluralismo

político.”  

        A su vez la CSJN ha considerado que:" Los partidos polìticos revisten la

condiciòn de auxiliares del Estado y son organizaciones de derecho público no estatal,

necesarias para el desenvolvimiento de la democracia, que condicionan los aspectos más

íntimos de la vida política nacional e, incluso, la acción de los poderes gubernamentales.

Por tanto, al reglamentarlos, el Estado cuida una de las piezas principales y más

sensibles de su complejo mecanismo vital." ( Corte Suprema de Justicia de la Naci  -

13/04/1999 - LA LEY 1999-E, 302 - TR LALEY AR/JUR/665/1999); de igual modo ha

sostenido que: "En la forma representativa de gobierno el pueblo, como entidad política,

es la fuente originaria de la soberanía que se pone en ejercicio a través de la elección de

los representantes por el cuerpo electoral sobre la base de la representación libre. ( Corte
Suprema de Justicia de la Naci – 20/08/1996 Partido Justicialista Distrito Neuquen s/ presentaci 

suma de canndidatos boletas PJ.UCD - La Ley Next Online- )


        En la causa "Unión Cívica Radical de la Provincia de Santiago del Estero vs.

Provincia de Santiago del Estero s/ Acción declarativa de certeza",  la CSJN

definió a los partidos políticos como organizaciones de derecho público necesarias

para el desenvolvimiento de la democracia representativa, instrumentos de

gobierno cuya institucionalización genera vínculos y efectos jurídicos entre los

miembros del partido, entre éstos y el partido en su relación con el cuerpo

electoral y con la estructura del Estado, de la que los partidos son parte integrante

(art. 38, Constituci Nacional). En tales condiciones, al tratarse la Unión Cívica

Radical del Distrito de Santiago del Estero de un partido político con personería

política vigente, e integrar el Frente Progresista Cívico y Social, una alianza

electoral que postula entre otros cargos, al senador Emilio Rached y a la doctora

Teresa Pereyra como candidatos a gobernador y vicegobernadora,

respectivamente, para las elecciones del pasado 27 de octubre de 2013, contaba

con legitimación para entablar esta acción, máxime cuando se encuentra

debidamente acreditada la condición de interventor del señor Marcelo Leonardo

García, quien se presenta en este proceso en representación de aquella. Por lo

tanto hay falta de legitimación del actor. (/// CSJN; 05/11/2013; Rubinzal Online;

U.58.XLIX; RC J 18159/13).

        Bajo estas consideraciones abordaré el primer cuestionamiento referido a que

este pronunciamiento contradice lo decidido en la causa “Gioja”. Anticipo que este

agravio no ha de prosperar por los siguientes motivos.

        En primer lugar cabe señalar que en la denominada “causa Gioja” la parte

actora estuvo  constituida en su totalidad por legisladores Provinciales, por lo que

en virtud del principio de congruencia, la juez aquo indefectiblemente debía

abordar y pronunciarse sobre la legitimación de aquellos legisladores, la que fuera

reconocida en razón de ser integrantes del Poder Legislativo que participaron en el

proceso de formación y sanción de la ley impugnada.

        Ahora bien considero que tal reconocimiento, en modo alguno, puede ser

efectuado en desmedro de la facultad y el interés que reviste la ley impugnada


para los partidos políticos, toda vez que la materia legislada les afecta en forma

directa.

        No es una cuestión menor que tales agrupaciones gozan de reconocimiento

constitucional y son la herramienta que el poder constituyente ha establecido para

que los ciudadanos ejerzan su derecho constitucional a  elegir y ser elegidos.

        De este modo constituye un craso error considerar que la sentencia

impugnada es contradictoria al reconocer legitimación, tanto a legisladores como

partidos políticos  en orden a impugnar el trámite parlamentario de la ley 2348 -N-,

habida cuenta que la sentencia de autos amplia la legitimación sin que ello

implique una contradicción con lo resuelto en el caso “Gioja”.  

        Sin lugar a dudas, a partir de la reforma constitucional de 1994, la CSJN ha

ido ampliando la legitimación a efectos de tornar operativo el principio de tutela

judicial efectiva que consagran los arts. 8 y 25 de la Convención Americana de

Derechos Humanos. (CADH) hoy de rango Constitucional; mas aún, con

anterioridad a tal reforma, en la denominada causa "Electores de Corrientes",   la

CSJN reconoció legitimación activa, tanto a electores como partidos políticos de

aquella provincia. No puedo dejar de advertir que aquel proceso presenta

semejanzas con la hipótesis de autos en la medida que, tanto los partidos políticos

como los electores de Corrientes cuestionaron la votación efectuada para elegir el

Gobernador y Vice de aquella provincia, por haberse efectuado en violación a su

Constitución.

        En el referido pronunciamiento la Corte asignó el carácter de "cuestión

federal" a la violación de una norma de derecho público local, afirmando que: "La

necesaria compatibilidad entre los arts. 100 y 105 de la Constitución Nacional permite

concluir que las provincias conservan toda la autonomía política que exige su sistema

institucional, pero no impide la intervención de la Corte Suprema en los supuestos en que

se verifique un evidente menoscabo del derecho federal en debate, o un ostensible

apartamiento del inequívoco sentido que corresponde atribuir a las normas de derecho

público local aplicable. Desde esta perspectiva, la Corte tiene la delicada misión de no

interferir en las autonomías provinciales y evitar que las arbitrarias decisiones del poder
jurisdiccional local, lesionen instituciones fundamentales de los ordenamientos

provinciales que hacen al sistema representativo y republicano que las provincias se han

obligado a asegurar."

        Tampoco aciertan los apelantes cuando afirman que la juez aquo, a fin de

justificar la legitimación de los actores, aborda el “ fondo de la cuestión”.  En

efecto, siendo los actores agrupaciones políticas, a fin de analizar su legitimación

en la causa, indefectiblemente correspondía hacer referencia a la materia

legislada por la ley N°2348-N-, sin que ello importe haber efectuado un juicio de

valor sobre el mérito oportunidad y conveniencia de su sanción, cuestión ajena a

este poder del Estado.

        Siendo que la ley impugnada legisla cuestiones electorales, emerge en forma

diáfana e indubitada el legítimo interés que invocan los Partidos Políticos en orden

a formular un reclamo concreto. Sin perjuicio de ello cuadra aludir que algunos de

los representantes legales de tales agrupaciones son legisladores que participaron

de la sesión del 16 de diciembre del año 2.021, tal el caso de los  Diputados Enzo

Cornejo y Gustavo Usín.  

        Diversas jurisdicciones judiciales de nuestro país han reconocido

legitimación procesal, tanto  a Diputados como partidos políticos, en orden a

cuestionar leyes del ámbito de su incumbencia; así por ejemplo el Superior

Tribunal de Justicia del Chaco reconoció legitimación a los legisladores que

impugnaron el trámite parlamentario de una ley, afirmando que:” En el análisis de la

legitimación de los actores, diputados provinciales, no puede ignorarse el hecho de que la

cuestión planteada en autos refiere al funcionamiento del órgano a cargo del Poder

Legislativo en la Provincia -la Cámara de Diputados- y la constitucionalidad de su labor,

que se haya taxativamente reglada por la ley fundamental. Ello involucra los más

delicados elementos del sistema republicano de gobierno y la consecuente división de

poderes que ha sido adoptada en el art. 1, Constitución de Chaco por mandato

constitucional nacional (art. 5, Constitución Nacional). La forma en que se incorporan

diputados no es menor. En ese sentido, la denuncia de afectación de una norma

constitucional que, nada más y nada menos, regula este aspecto trascendental, no puede

ser ignorada por el Tribunal, a quien le asiste el conocimiento y la decisión de las causas
que versen sobre los puntos regidos por la Constitución y las leyes de la Nación y de la

Provincia (art. 161, Constitución de Chaco). Es la trascendencia institucional que exhibe el

conflicto lo que avala que el STJ de Chaco, como último garante de la supremacía

constitucional provincial por mandato del art. 161 de la ley fundamental, intervenga a fin

de preservar el normal funcionamiento del sistema republicano de gobierno. Además, las

particulares características de la jurisdicción que se insta a través de este especial

proceso -que no puede ceñirse a las previsiones legales aplicables a la normalidad de los

casos- y la naturaleza de la cuestión debatida (la inconstitucionalidad de la Ley 7740 de

Chaco) y al interés público comprometido, imponen la ineludible actuación del Tribunal en

ejercicio de su elemental misión como último interprete de la Constitución Provincial. En

consecuencia, siendo que se presenta una situación institucional que excede el mero

interés de las partes y que de mantenerse, podría afectar de manera directa el conecto

funcionamiento de las instituciones de acuerdo a las disposiciones establecidas en la

Constitución Provincial, por lo que se tienen por superados los avatares formales y se

ingresa al análisis de fondo de la causa. (Peche, Carim Antonio y otros s. Acción de

inconstitucionalidad - Medida cautelar /// STJ, Chaco; 13/06/2017; Rubinzal Online;

27/2015; RC J 5126/17)

        Asimismo la Sala III de la Cámara en lo Contencioso Administrativo de la

Provincia de Tucumán reconoció legitimación a los partidos políticos a fin de

impugnar el régimen electoral de aquella provincia, destacando que: “ Resulta

indudable que la interpretación a la que se arribe de los incs. 2 y 3, art. 43, Constitución

de Tucumán y por consiguiente del régimen electoral que resulta aplicable en la Provincia

de Tucumán, puede razonablemente afectar el "interés propio" del partido político actor,

ya que está habilitado para competir en cualquier contienda electoral en el ámbito

provincial, de modo que existen razones suficientes para admitir su intervención en autos,

rechazándose el cuestionamiento sobre la legitimación del Vicepresidente y del

Apoderado de dicho partido para actuar en la causa. (Propuesta Republicana (Pro -

Distrito Tucumán) vs. Provincia de Tucumán s. Acción meramente declarativa /// Cám.

Cont. Adm. Sala III, San Miguel de Tucumán, Tucumán; 19/05/2015; Rubinzal Online;

741/2012; RC J 3297/15) .

        En el mismo sentido la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Bs. As.,

siguiendo los lineamientos de la CSJN, sostuvo: “ Los partidos o agrupaciones


políticas constituyen instituciones fundamentales del sistema democrático (arts. 38,

Constitución Nacional y 59 Const. Prov.) y poseen legitimación suficiente -y así lo ha

decidido esta Suprema Corte- para impugnar decisiones de la Junta Electoral en lo

relativo al proceso eleccionario (causa A. 102.434 "Apoderado del Mo.Po.Bo", res. del 17-

X-2007) o cuestionar la constitucionalidad de la normativa que los regula (causas I.

68.475 "A.R.I.", sent. del 2-III-2011 e I. 71.491 "Coalición Cívica", res. del 6-VI-2011).

Ahora bien, extender la referida legitimación a situaciones donde no se encuentra

acreditado que el objeto de la Agrupación actora permita tenerla por titular del bien

colectivo que alega defender, comportaría un abuso jurisdiccional, sin perjuicio de que los

actores se encuentren habilitados para actuar en ámbitos diferentes al de un proceso

judicial, y con el alcance otorgado a su función por las constituciones de la Nación y de la

Provincia. (Por unanimidad.)” (Agrupación Vecinal José Hernández vs. Provincia de

Buenos Aires s. Inconstitucionalidad Decreto ley 8912/1977 /// SCJ, Buenos Aires;

03/05/2012; Boletín de Jurisprudencia de la SCJ de Buenos Aires (Dr. Jorge M. Galdós);

Ac. 71441; RC J 6602/12).

        Sin lugar a dudas no solo los legisladores ostentan un interés legítimo en

cuestionar el trámite parlamentario de la LP N°2348-N-, sino también, y con mas

razón aún, lo tienen las agrupaciones políticas, habida cuenta que la ley

impugnada afecta su organización y funcionamiento, a punto tal que los partidos

políticos deberán adecuar su régimen jurídico al nuevo Código Electoral. Mas ello

no implica abrir un juicio de valor sobre las bondades o inconvenientes que

pudiere provocar el cambio del sistema electoral allí determinado, sino que justifica

sobradamente el “interés legitimo” requerido.

        Ahora bien siendo lo impugnado una ley, corresponde inicialmente definir su

concepto y alcance. La Convención Americana de Derechos Humanos ha

señalado por medio de la opinión Consultiva N°6/86 cual es el alcance del

concepto de la expresión "leyes" utilizada por el artículo 30 de la Convención

Americana sobre derechos Humanos. En esa oportunidad la Corte Interamericana

expresó que " la palabra leyes en el artículo 30 de la Convención significa norma

jurídica de carácter general, ceñida al bien común, emanada de los órganos

legislativos constitucionalmente previstos y democráticamente elegidos, y


elaborada según el procedimiento establecido por las constituciones de los

estados partes para la formación de las leyes."  

        Las leyes, como cualquier regla jurídica general o particular, deben estar en

armonía con la Constitución y la jerarquía de fuentes normativas y de principios

rectores por ella establecida. En el proceso judicial, aún sin petición de parte, los

jueces deben asegurar al aplicar el derecho que el respeto a esa jerarquía de

fuentes y a los principios constitucionales que no se vea lesionada. Es

fundamental que en el proceso judicial se apliquen cuando ello resulta oportuno,

los principios consagrados por el texto constitucional pues estos constituyen una

pauta de orientación axiológica para la aplicación del derecho. El primer principio

consagrado por la Constitución es el de que ella es suprema. El derecho se

aplica como totalidad, pero totalidad ordenada jerárquicamente. (Enrique Falcon

"TRATADO DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL" ; T° I ; Pag. 254 Ed.

Rubinzal Culzoni; el resaltado me pertenece).  

        En su acepción técnica la ley constituye un acto administrativo complejo de

carácter general, asimilable a un Reglamento administrativo, impugnable en los

términos del artículo 102 de la LP N°1995.

        Agustín Gordillo destaca la importancia que tiene efectuar el control de

legalidad de un reglamento, a través de la impugnación directa, con la posibilidad

de su anulación general ( “Acto, reglamento y contrato administrativo, en la ley

19.549,” RADA, nº 3, p. 24); en el mismo sentido Hutchinson señala que: “El

control de legalidad de los reglamentos, por medio de la posibilidad de su

anulación general, reviste el máximo interés para el ordenamiento jurídico,

permitiendo la eliminación de aquellos que obstaculizan o impiden la aplicación de

las normas de valor superior -las leyes- infringidas por ellos.” ("Régimen de

Procedimientos Administrativos", Buenos Aires, Astrea, 1998, nº 9, p. 48).

        Cassagne, al referirse a la impugnación de reglamentos, destaca que  la

ilegitimidad de un reglamento es un vicio que afecta al orden público, cuya

eliminación constituye una posibilidad que debe ser reconocida y estimulada por la
doctrina y la jurisprudencia, inclusive con efectos erga omnes. (“La impugnación

judicial de reglamentos en el orden nacional,” p. 728).     

        No obstante que la impugnación de los Reglamentos concierne

primordialmente a la materia contencioso administrativa, mientras que la

inconstitucionalidad de una ley pertenece al ámbito del derecho constitucional,

advierto que cuando la ley es cuestionada en su faz administrativa de formación,

ambas cuestiones son asimilables. Pues como bien lo señala Bidart Campos:"si

hay un vicio tan grueso como la inconstitucionalidad, y existe un órgano

competente para detectarlo y declararlo, mantener subsistente hacia el futuro a la

norma inconstitucional es no llegar a término cabal en el itinerario del control.” ( "El

derecho de la Constitución y su fuerza normativa", Buenos Aires, Ediar, 1995, p.

395.)

        En el mismo sentido Bianchi ha sostenido que: “Tanto una disciplina como

otra, por mucha autonomía científica que tengan, no son ni deben ser entendidas

como compartimentos estancos, pues ambas derivan sus aguas, finalmente, en el

lecho del derecho público. La acción de nulidad de un acto administrativo es, en el

fondo, una acción de inconstitucionalidad del mismo. Si bien puede decirse que en

un caso la agraviada es la Constitución y en el otro es la Ley de Procedimientos

Administrativos, no menos cierto es que un acto administrativo contrario a la ley

19.549 es también, indirectamente, un acto contrario a la Constitución.” ( Bianchi,

Alberto B., Control de constitucionalidad: el proceso y la jurisdicción

constitucionales, Buenos Aires, Ábaco, 1992, p. 243 y ss.)

        En base a estas preliminares consideraciones concluyo que, en virtud de las

potestades que inviste al poder judicial el artículo 11 de la Constitución de San

Juan, la juez aquo se encuentra habilitada a dictar una sentencia declaratoria de

inconstitucionalidad con efectos "erga omnes", ello en la medida que se verifique

que la ley impugnada haya sido sancionada en violación a las formas esenciales

establecidas por la Constitución de San Juan, cuestión que a mi juicio ocurre en la

especie.
        Retomando el íter argumental de los recurrentes cabe señalar que no aciertan

cuando afirman que la acción de autos pretende reeditar un debate perdido en el

seno de la Cámara de Diputados, habida cuenta que el pedido de

inconstitucionalidad de la Ley N°2348-N -entre otras cuestiones- se funda en la

violación del artículo 166 de la Constitución de San Juan.  

        De igual modo diré que el precedente citado por éstos a fin de sustentar la

falta de legitimación de los los diputados (caso "Thomas"), no se erije en

referencia válida en cuanto que existen otros precedentes, dictados por el mismo

Tribunal, afirmando lo contrario. Así por ejemplo en “Soria de Guerrero” la Corte

dijo que la actuación del congreso es irrevisable en la medida en que el mismo

actúe dentro de los límites constitucionales, por lo que tal irrevisibilidad debería

ceder en la medida en que se demostrara la falta de concurrencia de los requisitos

mínimos e indispensables que condicionan la creación de la ley, ( fallos 256:556.).

        Asimismo, como ya los destacara, el máximo Tribunal, en “electores de

Corrientes”, reconoció legitimación a partidos políticos y a 13 de los 26 electores

de aquella provincia (fallos 314:1925.); en "rossi cibils" reconoció legitimación a un

grupo de legisladores provinciales que accionaron en defensa de una inminente

intervención a su provincia ( fallos 315:2074); en “Nobleza Piccardo” declaró la

inconstitucionalidad de una ley en la cual el Senado había votado un proyecto

distinto del aprobado por Diputados, con fundamento en que, ante la falta de “los

requisitos mínimos e indispensables” que condicionan la sanción de una ley,

no se aplica la teoría de las cuestiones políticas no justiciables, excusa

utilizada habitualmente para no intervenir en el proceso legislativo, determinando

que: “Corresponde a la Corte intervenir en lo atinente al proceso de formación y

sanción de las leyes cuando, al no haber sido aprobado un proyecto por ambas

Cámaras del Congreso se lo pasa al Poder Ejecutivo para su análisis y

promulgación sin observar el artículo 78 de la Constitución Nacional (texto

posterior a la reforma de 1994)” (Fallos 321:3487.); este criterio fue reiterado en la

causa “Binotti Julio” (Fallos 330:2222.).


        Demás esta decir que el caso “Thomas” difiere de la hipótesis de autos,

puesto que en aquel proceso la Corte dejó sin efecto una medida cautelar que

había suspendido la aplicación de la denominada "ley de medios" cuya

impugnación constitucional no se refiere al trámite parlamentario de su

aprobación. Igual consideración merece el caso Polino, en la medida que en dicho

proceso, los legisladores, Polino y Alfredo Bravo, cuestionaban que el término del

plazo de los mandatos de los senadores, oportunamente fijado por la Cámara de

Diputados, había sido modificado por el Senado, sin devolver el trámite a la

Cámara de origen, conforme lo determinaba el entonces artículo 30 de la CN. En

aquella oportunidad la Corte, en forma mayoritaria, sostuvo: “Esta carencia de

fundamentación queda aún más manifiesta si se advierte que el contenido del

supuesto interés propio consistiría, exclusivamente, en la posibilidad de reclamar

en la Cámara de Diputados el mantenimiento de la reducción a cuatro años del

mandato de los senadores en la previsión del art. 5° contra lo resuelto en la

Cámara de Senadores, que dejó la determinación de ese plazo de reducción al

libre debate de la Convención Constituyente.”

        Adviértase que en "Polino" la "causa pretendí" tenía por objeto que la Cámara

de Diputados de la Nación volviera a opinar sobre el término del mandato de los

senadores, cuestión que finalmente quedó en manos de la Convención

Constituyente.

        Para concluir debo señalar que la doctrina, en forma unánime, considera que

la legitimación subjetiva, cuyo espectro tiene una tendencia, en las sociedades

democráticas y pluralistas, a ser cada vez mas amplia. Ello en la medida que

este tipo de legitimación posee estrecha relación con nociones constitucionales

como igualdad, tutela efectiva, prohibición de discriminación etcétera. El análisis

de la legitimación subjetiva y sus posibilidades efectivas en el proceso judicial

permiten apreciar por donde pasan las relaciones de poder en un determinado

sistema jurídico y cual es la matriz de adjudicación de ventajas y desventajas (o de

privilegios e impunidades), de cada uno de los sectores que componen tal

sistema. (Enrique M. Falcon "TRATADO DE DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL" T° I pag. 365 ed.
Rubinzal Culzoni).
        Con los argumentos expuestos entiendo haber dado respuesta a la pretensa

falta de legitimación que la demandada atribuye a los actores con fundamento en

que no esgrimen un concreto gravamen personal. He de reiterar que el agravio

principal invocado por éstos se vincula con el incumplimiento de normas

constitucionales y del Reglamento Interno de la Cámara de Diputados, en la

sanción de la ley N°2348-N-., cuestión que exhibe una gravedad institucional

inusitada en la medida que afecta en forma directa los intereses de los partidos

políticos demandantes.

        Así considero plenamente  justificado el ejercicio de esta acción por parte de

los actores, en la medida que su pretensión concreta consiste en lograr  que la

jurisdicción judicial verifique el correcto cumplimiento de los preceptos

constitucionales y del reglamento interno de la Cámara de Diputados,  en la

sanción de la ley 2348-N- .

        En este sentido considero que la sentencia impugnada, a través de una

extensa argumentación, con gran acierto consideró que, ante el quebrantamiento

por parte del poder legislativo a expresas normas constitucionales y

reglamentarias de su incumbencia, en el trámite de aprobación de la Ley

impugnada, habilita a los partidos políticos a deducir la acción de autos.

        Cabe insistir, dada su importancia, que en el sublite los partidos políticos

invocan un interés concreto y palpable, habida cuenta la materia que legisla la ley

impugnada, quedando desbaratado de este modo el pretenso argumento relativo a

la “ausencia de controversia”.

        Apelando a elementales principios de la lógica, la parte actora apelada, en la

audiencia de vista recursiva, efectuó el siguiente planteo: Si los ciudadanos no

pueden cuestionar el proceso de formación de la ley impugnada, como que

tampoco lo pueden hacer los legisladores – conforme lo resolviera este Tribunal en

la causa “GIOJA”; y si tal posibilidad es negada a los partidos políticos, entonces

quien puede agraviarse de una norma sancionada en violación a la Constitución?

        A todo evento debo señalar que en cierto modo así lo admiten los recurrentes.

En efecto al desarrollar el segundo agravio, tras hacer referencia a los casos


“BRUSA, BINOTTI Y BUSI”, estos afirman en forma concluyente:” La

equiparación que hace el aquo del presente caso con aquellos tres

precedentes es errónea, porque el proceso de formación de una ley podría

ser revisado judicialmente, solo en el caso de incumplimiento de los

requisitos mínimos e indispensables de la creación de dicha ley, por ejemplo

haber sido aprobada sin la mayoría correspondiente como en el caso

BINOTTI” (cfr. Fs. 355Infe, 356vta)

        Al respecto cuadra aludir que la hipótesis de autos exhibe una gravedad

institucional infinitamente  superior a Binotti, toda vez que en marras se cuestiona

el procedimiento de sanción de un nuevo Código electoral, mientras que aquel

proceso solo afectaba el interés personal del Sr. Binotti.  En consecuencia propicio

la desestimación del primer y segundo agravio. Lo que ASÍ VOTO.

        Mediante el tercer agravio, los apelantes abordan el fondo de la cuestión en

tanto niegan que el trámite parlamentario de la norma impugnada haya violado el

procedimiento previsto para la sanción de las leyes que establece la Constitución

Provincial y el Reglamento Interno de la Cámara de Diputados.

        Habré de comenzar el tratamiento de este agravio destacando, tal como lo

señalara en mi voto emitido en autos 2017 (Gioja Juan Carlos y otros c/ Provincia

de San Juan s/ Nulidad e Inconstitucionalidad -Ordinario- ") que el argumento

fundante del fallo de primera instancia no ha sido impugnado ni rebatido por

los apelantes, esto es, que el trámite parlamentario dispensado a la ley 2348-N-

no cumplió con el art. 166 de la Constitución de San Juan.

        En efecto la referida norma constitucional establece que Una Comisión de

Labor Parlamentaria determina, en cada caso, cuál es el tipo de legislación

que debe tratar la Cámara, a los efectos de fijar el respectivo procedimiento

para la formación y sanción de las leyes. ; es decir que la LP N°2348-N-  no fue

clasificada de acuerdo a las pautas establecidas por el artículo 153 de la

Constitución de San Juan.  

        Me permito transcribir los párrafos del fallo impugnado que así lo afirman y

que no ha sido refutado por los apelantes: " Conforme el art. 166 de la Constitución,
sólo la Comisión de Labor Parlamentaria "(...) Determina, en cada caso, cuál es el

tipo de legislación que debe tratar la Cámara, a los efectos de fijar el respectivo

procedimiento para la formación y sanción de las leyes". (folio 45 de la sentencia);

"Este tratamiento dista del otorgado a la Ley 2348-N en la sesión del 16/12/2021

(prórroga de las sesiones ordinarias), por cuanto no había sido incorporada en el Orden

del Día, de modo tal que la Comisión de Labor Parlamentaria se vio impedida de efectuar

la calificación que correspondía según el art. 156 de la Constitución (Cfr. art. 160) y, en su

caso, haberse efectuado la convocatoria a sesión especial, y tampoco fue tratada en las

Comisiones internas. " (folio 52 de la sentencia  - el resaltado me pertenece -)  

        Sabido es que:"...lo no impugnado se considera consentido y fuera de los

poderes de la Cámara. Es la aplicación del aforismo tantum devolutum quantum

apellatum, en tanto la alzada sólo puede resolver sobre los agravios del apelante".

"Todas aquellas cuestiones que no son expresamente impugnadas por el apelante

quedan firmes para él, y no pueden ser tratadas por la Cámara. Es una

manifestación de la exigencia de congruencia entre lo solicitado y lo resuelto".


(Código de Procedimientos Civil, Comercial y Minería, comentado por el Dr. Jaime A. Velert F. y colab.,

Tomo 2, volumen "A", pág. 142).

        En este aspecto los recurrentes, aquí nuevamente refrendan mi postura

argumental, en la medida que al cuestionar la equiparación que realiza la juez

aquo entre leyes decisorias y de orden público, que a su juicio resulta una

impertinencia, concluyen afirmando: "Es la constitución y no el poder judicial

quien establece que tipo de ley es el Código Electoral a través de la

clasificación que prevé el artículo 156 de la Constitución, y no mediante una

interpretación de analogías terminológicas, que dista mucho del texto

expreso de la constitución” (cfr. fs 383)

        Me permito transcribir este párrafo de la expresión de agravios, habida cuenta

que, precisamente, la sentencia impugnada declara la inconstitucionalidad de la

ley 2348 -N-  atento la grave  e insalvable omisión ocurrida en el seno del Poder

Legislativo, por inobservancia del artículo 166 dela Constitución Provincial, entre

otras cuestiones.
        En efecto, en la sesión del 16 de diciembre de 2.021, el Diputado Juan Carlos

Gioja sostuvo:" Entonces, una sugerencia - porque no lo voy a plantear como

moción, todavía -, es que lo pasemos a Comisión; que se expida la Comisión de

Justicia sobre esto, si es decisoria o no, y que tengamos la posibilidad de

leer, en serio, el texto a aprobar" (ver fs. 173vta infine /174 de la versión

taquigráfica). Claramente uno de los legisladores advirtió la grave irregularidad

que  implicaba no derivar a la Comisión de labor parlamentaria aquel proyecto que

fuera presentado y aprobado sobre tablas en aquella sesión.

        Indudablemente tal el motivo principal de la acción de autos,

independientemente de la opinión personal que tengan los actores y la juez aquo,

respecto al tipo de ley que corresponde asignar al Código Electoral.

        El análisis del caso ha de circunscribirse a verificar si la ley impugnada

respetó el procedimiento constitucional correspondiente. Con suma claridad la juez

aquo precisó: "Sobre tales bases, no existe duda que la cuestión traída a decisión

es judiciable en cuanto se requiere el control de legalidad del procedimiento

de formación y sanción de la ley 2348-N-, aprobada en la sesión del día

16/12/2021, que los actores impugnan de validez por violación a normas

constitucionales y del Reglamento Interno. No corresponde cumplir a esta

judicatura más que esa función acotada, sin ingresar en modo alguno al análisis

de mérito, oportunidad y conveniencia política, que excede el ámbito del Poder

Judicial, tal como ha sido expuesto" ( cfr. Fs. 328  el resaltado me pertenece).

        Bajo estas consideraciones no advierto que la sentencia de grado haya

abordado el mérito, la oportunidad o conveniencia de la norma impugnada. Por

ello no concuerdo con los recurrentes cuando afirman que la juez aquo, al calificar

la ley 2348 -N-  e indicar el trámite que debió seguir, invade la esfera de

competencia de otro poder del Estado; ello en la medida que tal actividad

intelectual es provocada por la omisión en que incurre la Cámara de Diputados al

no calificar la ley, conforme lo establece el artículo 166 de la Constitución

Provincial.
        La aludida inconsistencia invalida la LP N°2348-N-, no las afirmaciones de la

juez aquo sobre el tipo de ley que corresponde asignarle. Así he de coincidir

plenamente con lo afirmado por los recurrentes, esto es, que el órgano

Constitucionalmente habilitado para clasificar las leyes es el Poder Legislativo,

siendo misión de este  poder del estado verificar que tal calificación sea efectuada

de conformidad a la constitución y normas reglamentarias del Poder Legislativo.

        En lo concerniente a la violación del Reglamento interno de la Cámara de

Diputados, con gran enjundia, los apelantes afirman que tanto la incorporación del

proyecto al orden del día, como su tratamiento sobre tablas, fue aprobado de

conformidad a las normas del reglamento interno que citan (arts.70, 83,94 y 95

R.I); como que la moción de orden propuesta por 3 Diputados del bloque

oficialista, tendiente a que el proyecto fuera derivado a la comisión de labor

parlamentaria, resultaba inoficioso porque ya se había votado y aprobado su

tratamiento sobre tablas (cfr. Articulo 146 CP y art 148 Reg. Interno).

        Que además la moción de orden propuesta por los actores fue aprobada con

13 votos favorables, lo cual no supera los 23 votos afirmativos que obtuvo la

moción de  aprobación de tratamiento sobre tablas; y que además tal votación de

la moción de orden no fue aprobada con la mayoría prevista por el artículo 146 de

la CP.

        Iniciaré el tratamiento de estas cuestiones coincidiendo con el apelante en lo

concerniente a que la incorporación al orden del día y aprobación de tratamiento

sobre tablas del Proyecto de modificación del Código Electoral, fue efectuado de

conformidad a las normas del Reglamento Interno de la Cámara.

        En efecto, si bien es cierto que el articulo 70 del Reglamento Interno

establece que todo proyecto de ley debe ser presentado con una antelación no

menor de 72 hs al inicio de la sesión, el artículo 83 permite su tratamiento sobre

tablas a pluralidad de votos.  

        Sin perjuicio de lo expuesto advierto que yerran los apelantes al considerar

que la aprobación de tratamiento sobre tablas del proyecto de ley 2348-N-,

impide que, a través de una  moción de orden, fuese derivado a la Comisión


de labor parlamentaria. Tal afirmación contraviene el articulo 88 del Reglamento

interno, en cuanto determina que las mociones de orden serán previas a todo

otro asunto, aun cuando se esté en debate y se tomarán en consideración de

inmediato. Claramente la norma en comentario autoriza a peticionar, sea cual

fuere el estado parlamentario del trámite, su derivación a la Comisión de

labor parlamentaria. Así no corresponde considerar que el estado parlamentario

del proyecto  impedía solicitar su derivación a la Comisión de labor Parlamentaria.

        Para disipar cualquier duda al respecto cabe acotar que el artículo 162 de la

Constitución de San Juan consigna expresamente tal posibilidad al establecer:

"Las comisiones internas de legisladores tienen la atribución de producir despacho en el

trámite de formación de leyes medidas, con el alcance que los respectivos proyectos

obtienen sanción legislativa, si los mismos no son observados en la primera sesión de tablas

de la Cámara. Basta que uno solo de los bloques de legisladores acreditados haga

observación al proyecto o que se solicite que el mismo sea tratado en plenario, para que

aquél vuelva a comisión a esos efectos."

        Por ello, tanto la Constitución Provincial como el Reglamento Interno de la

Cámara de Diputados, contemplan expresamente tal posibilidad, sea cual fuere su

estado parlamentario. Por ello resulta pueril pretender “utilizar” la votación

obtenida para aprobar el tratamiento e una ley sobre tablas con el objeto de

frustrar el resultado alcanzado en la votación de la moción de orden, tendiente a

que el mismo sea remitido a comisión.

        Bajo el ropaje de una argumentación subsidiaria los recurrentes afirman que

la moción de orden propuesta por el Diputado Leonardo Gioja fue desestimada, en

la inteligencia que los legisladores que no votaron  dicha moción deben ser

sumados a los que ejercieron su voto en forma negativa, con fundamento en que

“El no voto es precisamente interpretado por el Reglamento interno como

negativo”.  Así concluyen que la moción de orden obtuvo 13 votos afirmativos,

contra 23 en contra (6 negativos, 17 no votaron y 0 abstenciones); y que la juez

aquo cae en el error de considerar que se tomaron como negativos las


abstenciones de los 17 legisladores que no votaron, ya que en la sesión no hubo

solicitud de abstención en los términos establecidos por el artículo 150 del R.I.

        Sinceramente resulta muy difícil poder responder un agravio de estas

características, en la medida que los apelantes atribuyen a la juez aquo una

afirmación que no es de su autoría; en efecto la sentencia en este aspecto

expresa:“…En el tablero electrónico (que se puede ver en el Registro

Videograbado de la sesión) se observa con claridad ese resultado. Si bien en la

sesión, la Presidencia, ante los cuestionamientos formulados, manifestó que

las abstenciones debían computarse como voto “negativo” conforme el

Reglamento Interno, ello no resulta compatible con la previsión

constitucional, y en caso concreto, importaría una restricción o limitación al

ejercicio de los derechos que ejercieron positivamente los legisladores y

legisladores que se pronunciaron expresamente por el voto “positivo” o

“negativo”. De otro modo, que razón tendría la previsión de “NO VOTA” que se

visualiza en el tablero. De aceptarse tal razonamiento, en el tablero debería figurar

Abstenciones 17” . Además, las abstenciones requieren la autorización previa,

requisito que tampoco fue observado, por lo que en modo alguno esas supuestas

abstenciones pueden ser contabilizadas como voto “negativo” ( cfr. Fs 342vta

infine, 343)

        Los recurrentes sostienen que el articulo 144 del Reglamento interno

determina con precisión la forma de votación, esto es , nominal y a mano alzada;

que en este último caso,  quienes levantan su mano votan por la afirmativa,

mientras que los que no lo hacen, votan por la negativa; concluyendo  que los

legisladores que no votaron la moción - por el hecho de no haber levantado la

mano - debe computarse como voto negativo.

        Tal argumentación no solo contraviene la mas elemental lógica, sino que se

contrapone al registro videografico de la sesión, demostrativa que los  legisladores

utilizaron el "sistema electrónico" de votación, mediante la utilización de los

pulsadores que se encuentran en la banca, que contienen las siguientes opciones:


voto afirmativo (color verde); voto negativo (color rojo) y abstención (color

amarillo).

        Finalmente concluiré este punto afirmando que, si el Poder Legislativo

consideraba de suma urgencia el tratamiento y aprobación sobre tablas de la ley

2348-N-, debió haberse constituido en comisión, conforme lo prevé el artículo 87

inc. 10 de su Reglamento Interno y de esta manera dar cumplimiento con la

manda constitucional prevista por el artículo 166 de la Constitución de San Juan.

        En lo atinente a la incongruencia que los apelantes atribuyen a la juez aquo

en cuanto admite la validez de la ley que instituyó las PASO (1079 N), que no fue

calificada como decisoria, pero invalida la Ley 2348 N por no haber sido

sancionada en sesión especial, con intervención de una Comisión, etc; cabe

reiterar a los apelantes que la función jurisdiccional de este Poder del Estado se

circunscribe, en este caso, a verificar si la ley impugnada fue sancionada de

conformidad al procedimiento fijado por la Constitución y el Reglamento Interno de

la Cámara de Diputados. No es la opinión de la juez aquo la que ha sellado la

suerte de la ley impugnada, sino lo acontecido en la Cámara de Diputados de San

Juan, el día 16 de diciembre del año 2021; así cobra plena vigencia la frase del

recordado Juez de la CSJN, Dr. Carlos Fayt, que sostuvo: “Los hechos son

sagrados, pero el comentario es libre”.   

        Finalmente los apelantes concluyen este agravio afirmando que la juez aquo

incurre en una contradicción al afirmar que la ley impugnada es  inconstitucional

por vicios en el procedimiento llevado a cabo para su sanción, en la medida que

consideran que se estarían en presencia de un supuesto de  nulidad de la ley, y no

ante la hipótesis de inconstitucionalidad prevista por el artículo 11 de la C.P. De

igual modo reiteran que no procede su declaración de inconstitucionalidad en

forma abstracta, sin que se verifique real existencia de un caso por ausencia de

contienda.

        Al respecto debo señalar que yerran los recurrentes al afirmar que la juez

aquo ha declarado la inconstitucionalidad de una "no ley". Tal aserto, en parte,  es

refutado por los propios apelantes cuando afirman:” En conclusión, esta parte se
agravia porque la sentencia incurre en grave contradicción e incongruencia al fallar

sobre la inconstitucionalidad de la ley, por supuestos vicios o defectos en su

sanción originarios que no son notorios porque provienen del órgano legislativo y

cuya validez se presume por su principio de legitimidad de los actos de

gobierno (cfr. Fs 368 vta. expresión de agravios)  

        Indudablemente que las leyes pueden adolecer de defectos formales o

sustanciales, ya que:  "...es obvio que el proceso de legisferación está supeditado

al cumplimiento de requisitos sustantivos y formales. Las desviaciones de tal

preordenación pueden conducir a dos especies de irregularidades: a)

incumplimiento de requisitos sustantivos, llamados también intrínsecos, cuando las

leyes afectan derechos y garantías jerárquicamente superiores por estar

reconocidos en la Constitución; b) incumplimiento de requisitos formativos o

extrínsecos por violación u omisión de los procedimientos de sanción y

promulgación" (Elías P. Guastavino: "Tratado de la jurisdicción”administrativa y su

revisión judicial"  (Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos

Aires, 1º ed., Buenos Aires, 1987, t. I, ps. 121/122).

        Atento la presunción de legitimidad que ostentaba la ley impugnada, como

todo acto administrativo, solo después de haber sobrevenido sentencia firme y

consentida que declare su inconstitucionalidad, en este caso, por vicios en el

procedimiento de formación, queda despojada de su presunción de legitimidad y

deja de tener vida como acto administrativo.

        Por ello el trámite judicial seguido en autos y la decisión jurisdiccional de

declarar la inconstitucionalidad de la Ley 2348 N, por vicios en su tramitación,

habilita a la juez aquo a dejarla sin efecto por ese preciso motivo, conforme el

control difuso que le acuerda el artículo 11 de la CN.

        En cuanto a la ausencia de caso, entiendo que tal cuestionamiento ha sido

suficientemente respondido al tratar los dos primeros agravios; no obstante ello

estimo oportuno citar la opinión de Elias Gustavino, en cuanto afirma que:"...los

recaudos impuestos por la Constitución para tramitar, sancionar y promulgar las

leyes son una garantía de máxima jerarquía, porque nadie puede ser obligado a lo
que una ley debidamente formada no establece, según se desprende del artículo

19 de la Carta Magna...luego expresa que.....en función de controlar el proceso

formativo de las leyes desde el punto de vista de la observancia de las

formalidades esenciales establecidas por la Constitución, los Jueces no pueden

omitir la vigencia del principio sustancial de separación de Poderes, por cuya

virtud en varias ocasiones se ha rehusado la revisión de los trámites

parlamentarios involucrados..." ( "Tratado de la jurisdicción administrativa y su

revisión judicial" (Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos

Aires, 1º ed., Buenos Aires, 1987, t. I, p. 130).  

En mi opinión, el límite jurisdiccional de actuación del Poder judicial esta

fijado por la propia Constitución, en cuanto determina que cuestiones son

justiciables y cuáles no; fijando en principio un amplio espectro de actuación a

través del artículo 116 de la CN, al determinar que corresponde al Poder Judicial

“el conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos regidos

por la Constitución, y por las leyes de la Nación...”,

        Las cuestiones que generalmente han sido consideradas no justiciables

fueron: las causas por las cuales se dispone una intervención federal a una

provincia, las causales que fundamentan la declaración del estado de sitio, la

declaración de guerra, las llamadas “cuestiones institucionales”, es decir, aquellos

actos de los poderes del Estado que no proyectan efectos sobre los particulares

(autorización del Congreso para que el Presidente se ausente del país,

designación de autoridades de las cámaras legislativas, etc.). Es evidente que, en

todas ellas, si bien el elemento político está presente, el componente jurídico no

está ausente, dado que en todos esos casos existen normas que regulan el

accionar de los órganos del Estado, pese a que lo político aparece, de alguna

manera, eclipsando el carácter y la regulación jurídica de esas decisiones.  

        Así es dable concluir que el poder constituyente, a través del artículo 116 de

la CN,  confirió al Poder Judicial el conocimiento de todas las causas regidas por

la Constitución y las leyes; por ende un poder constituido, como es en este caso

la Cámara de Diputados de San Juan, no puede sustraerse de la intervención del


Poder Judicial a través de un concreto planteo de inconstitucionalidad de una ley ,

bajo bajo pretexto que la cuestión no es judiciable en cuanto fue planteada por los

propios integrantes de aquel poder del Estado.  

        Amargamente debo señalar que, treinta y dos años antes de que lo hiciera la

CSJN, el Tribunal Superior de la Provincia de San Juan se inhibió de conocer en

una causa por tratarse de una cuestión política, convirtiéndose en el primer

Tribunal argentino en abstenerse de ejercer el control de constitucionalidad por

esta razón. Fue la causa promovida con motivo de los sucesos que culminaron

con el asesinato de José A Virasoro, en octubre de 1861. El Tribunal consideró

“que la causa presente es de carácter político y esta fuera del alcance de este

Poder Judicial, que debe llenar los objetos y deberes de una recta administración

de justicia.” La sentencia fue firmada por Severo Antonio Mujica, Rafael Mario

Irazabal, Amaranto Ocampo, Manuel Antonio Saenz y Manuel José Zapata. Como

Secretario actuó, Eugenio Robledo (LINARES QUINTANA, Segundo V., “Tratado

de la Ciencia del Derecho Constitucional Argentino y Comparado”, Plus Ultra,

Buenos Aires, 1978, t. III, p. 471.)

        A pesar de que el Pacto de San José de Costa Rica ha eliminado la no

judicialidad de las cuestiones políticas, el tema sigue limitando el control

constitucional. La supra legalidad debe ser custodiada por el Poder Judicial.

Siguiendo autorizada doctrina consideramos que. Abrir prudentemente la puerta

del control de constitucionalidad es una buena estrategia para defender la

supremacía de la constitución, y para no dejar al arbitrio oportunista de los

órganos políticos el ejercicio de facultades que, por más “privativas “que se

reputen, jamás pueden prevalecer para dejar impune una violación a la

Constitución. (ELENA DE LA TORRE DE YANZON “El Control de Constitucionalidad en la Provincia

de San Juan”  págs. 121/122; Ed. UNSJ)  

        Hamilton con gran maestría afirma: " El derecho de los tribunales a declarar

nulos los actos de la legislatura, con fundamento en que son contrarios a la

Constitución ha suscitado ciertas dudas como resultado de la idea errónea de que

la doctrina que lo sostiene implicaría la superioridad del Poder Judicial frente al

legislativo.......  No hay proposición que se apoye sobre principios más claros que
la que afirmar que todo acto de una autoridad delegada, contrario a los términos

del mandato con arreglo al cual se ejerce, es nulo. Por lo tanto, ningún acto

legislativo contrario a la Constitución puede ser válido. Negar esto equivaldría

a afirmar que el mandatario es superior al mandante... Si se dijere  que el cuerpo

legislativo por sí solo es constitucionalmente el juez de sus propios derechos y

que la interpretación que de ellos se haga es decisiva para los otros

departamentos, es lícito responder que no puede ser ésta la presunción natural en

los casos en que no se colija de disposiciones especiales de la Constitución. No

es admisible suponer que la Constitución haya podido tener la intención de

facultar a los representantes del pueblo para sustituir su voluntad a la de sus

electores.

        Es mucho más racional entender que los tribunales han sido concebidos

como un cuerpo intermedio entre el pueblo y la legislatura, con la finalidad, entre

otras varias, de mantener a esta última dentro de los límites asignados a su

autoridad.

        La interpretación de las leyes es propia y peculiarmente de la incumbencia de

los tribunales. Una constitución es de hecho, y debe ser considerada por los

jueces como una ley fundamental. Por lo tanto, a ellos les corresponde determinar

su significado, así como el de determinada ley que provenga del cuerpo

legislativo. Y que si entre las dos hay una discrepancia, debe preferirse, como es

natural, aquella que posee fuerza obligatoria y validez superiores; en otras

palabras, debe preferirse la Constitución a la ley ordinaria, la voluntad del pueblo a

la intención de sus mandatarios. Esta conclusión no supone de ningún modo la

superioridad del Poder Judicial sobre el legislativo. Sólo significa que el poder del

pueblo es superior a ambos y que donde la voluntad de la legislatura, declarada

en sus leyes  se halla en oposición con la del pueblo, declarada en la

Constitución, los jueces deberán gobernarse por la última preferencia a las

primeras.”  ( Hamilton / Madison / Jay, El Federalista, México, Fondo de Cultura

Económica, 1974, p. 332).


        Por los motivos expuestos propicio el rechazo del recurso de apelación

deducido por la demandada contra la sentencia obrante a fs 307/347, con costas a

la demandada recurrente. Lo que ASÍ VOTO.

        La señora Juez de Cámara María Josefina Nacif dijo:

        Por compartir los fundamentos vertidos por la señora miembro votante en

primer término, adhiero a los mismos los que doy por reproducidos. ASÍ VOTO.

        En mérito de la votación que antecede, el Tribunal por mayoría RESUELVE:

I- Hacer lugar al recurso de apelación deducido por la demandada y, en

consecuencia, revocar la sentencia dictada con fecha 13 de mayo de 2022 obrante

a fs. 307/347, por inadmisibilidad de la acción de inconstitucionalidad planteada.

II- Imponer las costas por su orden en ambas instancias.

III- Readecuar los honorarios de los letrados de la actora por lo actuado en la

instancia de grado y en su lugar regular a su favor por su actividad en esa

instancia, como perdidosos, la suma de Pesos Dieciocho Mil ($18.000) (cf. arts.

10, 11, 13, 15, 22, 47 de la Ley n° 56-O); y por la actividad desplegada en esta

alzada, se les regula el 30% de lo regulado por lo actuado en primera instancia (cf.

art. 21 Ley N°56-O). No regular honorarios al Sr. Fiscal de Estado y sus

apoderados atento lo dispuesto por el art. 20 de la Ley 319-E.-

Protocolícese, agréguese copia a los autos, notifíquese conforme art. 132 C.P.C. -

modificado por ley 2181-O-; sin perjuicio de lo cual dispóngase la comunicación en

la dirección electrónica personal denunciada por las  partes -cf. art. 450 C.P.C. -

modificado por ley 2181-O-. Oportunamente bajen los autos al Juzgado de origen.

FDO. DRA. MARÍA EUGENIA VARAS.- PRESIDENTE.- DRES. MARÍA JOSEFINA


NACIF y JUAN JESÚS ROMERO. - VOCALES.- ANTE MI DRA. CLAUDIA
BERESVIL - SECRETARÍA DE CÁMARA.-
 
PROT. L. DE SENTENCIAS AÑO 2022 - T°03 - F° 77/130.
SAN JUAN,  12 DE AGOSTO DE 2022.-

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