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Las cargas opuestas se atraen porque al estar unidas adquieren una situación más estable que cuando
estaban separadas. Esta situación de mayor estabilidad suele darse cuando el número de electrones que
poseen los átomos en su último nivel es igual a ocho, estructura que coincide con la de los gases nobles ya
que los electrones que orbitan el núcleo están cargados negativamente, y que los protones en el núcleo lo
están positivamente, la configuración más estable del núcleo y los electrones es una en la que los electrones
pasan la mayor parte del tiempo «entre» los núcleos, que en otro lugar del espacio. Estos electrones hacen
que los núcleos se atraigan mutuamente.
En una visión simplificada de un enlace iónico, el electrón de enlace no es compartido, sino que es
transferido. En este tipo de enlace, el orbital atómico más externo de un átomo tiene un lugar libre que
permite la adición de uno o más electrones. Estos electrones recientemente agregados ocupan
potencialmente un estado de menor energía (más cerca al núcleo debido a la alta carga nuclear efectiva) de
lo que experimentan en un tipo diferente de átomo. En consecuencia, un núcleo ofrece una posición de más
fuerte unión a un electrón de lo que lo hace el otro núcleo. Esta transferencia ocasiona que un átomo asuma
una carga neta positiva, y que el otro asuma una carga neta negativa. Entonces, el enlace resulta de la
atracción electrostática entre los átomos, y los átomos se constituyen en ((iones)) de carga positiva o
negativa.
Todos los enlaces pueden ser explicados por la teoría cuántica, pero, en la práctica, algunas reglas de
simplificación les permiten a los químicos predecir la fuerza de enlace, direccionalidad y polaridad de los
enlaces. La regla del octeto y la (TREPEV) teoría de repulsión de pares de electrones de la capa de
valencia son dos ejemplos.
Existen teorías más sofisticadas, como la teoría del enlace de valencia, que incluye la hibridación de
orbitales y la resonancia, y el método de combinación lineal de orbitales atómicos dentro de la teoría de los
orbitales moleculares, que incluye a la teoría del campo de los ligantes. La electrostática es usada para
describir polaridades de enlace y los efectos que ejerce en las sustancias químicas.
Las primeras especulaciones respecto a la naturaleza del enlace químico son tan tempranas como en el
siglo xii. Se suponía que ciertos tipos de especies químicas estaban unidas entre sí por un tipo de afinidad
química.
En 1704, Isaac Newton esbozó su teoría de enlace atómico, en "Query 31" de su Opticks, donde los
átomos se unen unos a otros por alguna «fuerza». Específicamente, después de investigar varias teorías
populares, en boga en aquel tiempo, de cómo los átomos se podía unir unos a otros, por ejemplo, «átomos
enganchados», «átomos pegados unos a otros por reposo», o «unidos por movimientos conspirantes»,
Newton señaló lo que inferiría posteriormente a partir de su cohesión que:
Las partículas se atraen unas a otras por alguna fuerza, que en contacto inmediato es
excesivamente grande, a distancias pequeñas desempeñan operaciones químicas y su efecto
deja de sentirse no lejos de las partículas.
En 1819, a raíz de la invención de la pila voltaica, Jöns Jakob Berzelius desarrolló una teoría de
combinación química, introduciendo indirectamente el carácter electropositivo y electronegativo de los
átomos combinantes. A mediados del siglo xix, Edward Frankland, F. A. Kekule, A. S. Couper, A. M.
Butlerov y Hermann Kolbe, ampliando la teoría de radicales, desarrollaron la teoría de valencia,
originalmente llamado «poder combinante» en que los compuestos se mantenía unidos debido a la atracción
entre polos positivo y negativo. En 1916, el químico Gilbert N. Lewis desarrolló el concepto de enlace de
par de electrones, en el que dos átomos pueden compartir uno y seis electrones, formando el enlace de un
solo electrón, enlace simple, enlace doble, o enlace triple:
Un electrón puede formar parte de las envolturas de dos átomos diferentes y no puede decirse
que pertenezca a uno simplemente o exclusivamente.
El mismo año, Walther Kossel lanzó una teoría similar a la de Lewis, con la diferencia de que su modelo
asumía una transferencia completa de electrones entre los átomos, con lo que era un modelo de enlace
iónico. Tanto Lewis y Kossel estructuraron sus modelos de enlace a partir de la regla de Abegg (1904).
En 1927, el físico danés Oyvind Burrau derivó la primera descripción cuántica matemáticamente completa
de un enlace químico simple, el producido por un electrón en el ion de hidrógeno molecular
(dihidrogenilio), H2+.4 Este trabajo mostró que la aproximación cuántica a los enlaces químicos podrían
ser correctas fundamental y cualitativamente, pero los métodos matemáticos usados no podrían extenderse a
moléculas que contuvieran más de un electrón. Una aproximación más práctica, aunque menos cuantitativa,
fue publicada en el mismo año por Walter Heitler y Fritz London. El método de Heitler-London forma la
base de lo que ahora se denomina teoría del enlace de valencia. En 1929, sir John Lennard-Jones introdujo
el método de combinación lineal de orbitales atómicos (CLOA o dentro de la teoría de orbitales
moleculares, sugiriendo también métodos para derivar las estructuras electrónicas de moléculas de F2
(flúor) y las moléculas de O2 (oxígeno), a partir de principios cuánticos básicos. Esta teoría de orbital
molecular representó un enlace covalente como un orbital formado por combinación de los orbitales
atómicos de la mecánica cuántica de Schrödinger que habían sido hipotetizados por los electrones en
átomos solitarios. Las ecuaciones para los electrones de enlace en átomos multielectrónicos no podrían ser
resueltos con perfección matemática (esto es, analíticamente), pero las aproximaciones para ellos aún
producen muchas predicciones y resultados cualitativos buenos. Muchos cálculos cuantitativos en química
cuántica moderna usan tanto las teorías de orbitales moleculares o de enlace de valencia como punto de
partida, aunque una tercera aproximación, la teoría del funcional de la densidad, se ha estado haciendo más
popular en años recientes.
En 1935, H. H. James y A. S. Coolidge llevaron a cabo un cálculo sobre la molécula de dihidrógeno que, a
diferencia de todos los cálculos previos que usaban funciones solo de la distancia de los electrones a partir
del núcleo atómico, usó funciones que sólo adicionaban explícitamente la distancia entre los dos
electrones.5 Con 13 parámetros ajustables, ellos obtienen el resultado muy cercano al resultado
experimental para la energía de disociación de enlace. Posteriores extensiones usaron hasta 54 parámetros y
producen gran concordancia con los experimentos. Este cálculo convenció a la comunidad científica que la
teoría cuántica podría concordar con los experimentos. Sin embargo, esta aproximación no tiene relación
física con la teoría de enlace de valencia y orbitales moleculares y es difícil de extender a moléculas más
grandes.
En el año 1927, la teoría de enlace de valencia fue formulada, argumentando esencialmente que el enlace
químico se forma cuando dos electrones de valencia, en sus respectivos orbitales atómicos, trabajan o
funcionan para mantener los dos núcleos juntos, en virtud a los efectos de disminución de energía del
sistema. En 1939, a partir de esta teoría, el químico Linus Pauling publicó lo que algunos consideran uno
de las más importantes publicaciones en la historia de la química: "Sobre la naturaleza del enlace químico".
En este documento, tomando en cuenta los trabajos de Lewis, la teoría del enlace de valencia (TEV) de
Heitler y London, así como su propio trabajo preliminar, presentó seis reglas para el enlace de electrones
compartidos, aunque las tres primeras ya eran conocidas genéricamente:
4. Los términos de intercambio de electrones para formar el enlace involucra solo una
función de onda de cada átomo.
5. Los electrones disponibles en el menor nivel de energía forman los enlaces más
fuertes.
6. De dos orbitales en un átomo, el que pueda solaparse en mayor proporción con un
orbital de otro átomo formará el enlace más fuerte, y este enlace tenderá a orientarse en la
dirección del orbital más concentrado.
A partir de este artículo, Pauling publicaría en 1939 un libro de texto, Sobre la Naturaleza del Enlace
Químico', que vendría a ser llamado por algunos como la «biblia» de la química moderna. Este libro
ayudó a los químicos experimentales a entender el impacto de la teoría cuántica sobre la química. Sin
embargo, la edición posterior de 1939 falló en explicar adecuadamente los problemas que parecían ser
más cognoscibles por la teoría de orbitales moleculares. El impacto de la teoría del enlace de valencia
declinó durante la década de 1960 y 1970 a la par con el crecimiento en popularidad de la teoría de
orbitales moleculares, que estaba siendo implementada en muchos programas de grandes ordenadores. A
partir de la década de 1960, los problemas más difíciles de la implementación de la teoría del enlace de
valencia en programas de computadoras habían sido mayormente resueltos y la teoría del enlace de
valencia vio un resurgimiento.
El modelo de enlace
A pesar de que todos los electrones de un átomo giran alrededor de su núcleo, solo los electrones de
valencia giran más lejos de él, mientras más alejados del núcleo se encuentren, más posibilidades tendrá ese
átomo de interactuar con electrones de otro.
Los electrones de valencia interaccionan de distintas formas, ya que dependen de las características del otro
átomo con el que pueda conjuntarse. Algunos átomos ceden sus electrones a otro para lograr su equilibrio,
otros los ganan y a veces también los comparten. Por ejemplo, en el fluoruro de litio (LiF), uno de los
átomos (el litio) dona su electrón de valencia, mientras que el flúor lo recibe. De esta forma se forman
iones, átomos con carga neta, positivos (Li+) y negativos (F-).
La representación de Lewis se caracteriza por ilustrar los símbolos de los elementos y los electrones de
valencia que hay alrededor de ellos como puntos o taches. Para interpretar la simbología del agua en la
representación de Lewis, hay que saber que cada uno de los dos átomos de hidrógeno sólo cuenta con un
electrón de valencia que pueden ser representados con un punto; mientras que el átomo de oxígeno tiene
ocho electrones de los cuales seis son de valencia y se pueden representar con taches para diferenciarlos de
los electrones de valencia del hidrógeno.
La mayoría de los átomos se unen compartiendo electrones mediante uno, dos o hasta tres pares. Para no
colocar tantos puntos, cada par compartido se representa como una línea (H-O-H). Del mismo modo, casi
todos los átomos muestran una tendencia a perder, ganar o compartir un número de electrones necesarios
para completar ocho electrones de valencia (regla del octeto), tal como lo hace el oxígeno en la molécula
del agua. Por otro lado, únicamente el hidrógeno completa dos, por lo que se dice que ha formado la regla
del dúo al solo tener como máximo dos electrones. 6
En algunos aspectos, la teoría del enlace de valencia es superior a la teoría de orbitales moleculares.
Cuando se aplica a la molécula más simple de dos electrones, H2, la teoría del enlace de valencia, incluso al
nivel más simple de la aproximación de Heitler-London, produce una aproximación más cercana a la
energía de enlace, y provee una representación más exacta del comportamiento de los electrones al
formarse y romperse los enlaces químicos. En contraste, la teoría de orbitales moleculares simple predice
que la molécula de hidrógeno se disocia en una superposición lineal de átomos de hidrógeno, e iones
positivos y negativos de hidrógeno, un resultado completamente contrario a la evidencia física. Esto explica
en parte por qué la curva de energía total versus la distancia interatómica del método de orbitales de
valencia yace por encima de la curva del método de orbitales moleculares a todas las distancias y, más
particularmente, para distancias mucho más grandes. Esta situación surge para todas las moléculas
diatómicas homonucleares y es particularmente un problema para el F2, para el que la energía mínima de la
curva con la teoría de orbitales moleculares es aún mayor en energía que la energía de los dos átomos de
flúor no enlazados.
Los conceptos de hibridación son versátiles, y la variabilidad en el enlace en muchos compuestos orgánicos
es tan modesta que la teoría del enlace permanece como una parte integral del vocabulario del químico
orgánico. Sin embargo, el trabajo de Friedrich Hund, Robert Mulliken, y Gerhard Herzberg mostró que la
teoría de orbitales moleculares provee una descripción más apropiada de las propiedades espectroscópicas,
magnéticas y de ionización de las moléculas. Las deficiencias de la teoría del enlace se hicieron aparentes
cuando las moléculas hipervalentes (por ejemplo, el PF5) fueron explicadas sin el uso de los orbitales "d"
que eran cruciales en el esquema de enlace basado en hibridación, propuesto para tales moléculas por
Pauling. Los complejos metálicos y compuestos deficientes en electrones (como el diborano) también
resultaron ser mejor descritos por la teoría de orbitales moleculares, aunque también se han hecho
descripciones usando la teoría del enlace de valencia.
En la década de 1930, los dos métodos competían fuertemente hasta que se observó que ambas eran
aproximaciones a una teoría mejor. Si se toma la estructura de enlace de valencia simple y se mezcla en
todas las estructuras covalentes e iónicas posibles que surgen de un juego particular de orbitales atómicos,
se llega a lo que se llama la función de onda de interacción de configuración completa. Si se toma la
descripción de orbital molecular simple del estado fundamental y se combina dicha función con las
funciones que describen todos los estados excitados posibles usando los orbitales no ocupados que surgen
del mismo juego de orbitales atómicos, también se llega a la función de onda de interacción de
configuración completa. Puede verse que la aproximación de orbital molecular simple da demasiado peso a
las estructuras iónicas, mientras que la aproximación de enlace de valencia simple le da demasiado poco.
Esto puede ser descrito diciendo que la aproximación de orbitales moleculares simple es demasiado
deslocalizada, mientras que la aproximación de enlaces de valencia es demasiado localizado.
Estas dos aproximaciones son ahora observadas como complementarias, cada una proveyendo sus propias
perspectivas en el problema del enlace químico. Los cálculos modernos en química cuántica generalmente
empiezan a partir de (pero finalmente van más allá) un orbital molecular en vez de una aproximación de
enlace de valencia, no por algún tipo de superioridad intrínseca de la segunda, sino porque la aproximación
de orbitales moleculares es mucho más rápidamente adaptable a computación numérica. Sin embargo,
ahora hay mejores programas de enlace de valencia disponibles.
Los átomos enlazados de esta forma tienen carga eléctrica neutra, por lo que el enlace se puede llamar no
polar.
Ejemplo:
Na - Cl Enlace iónico
O-O Enlace covalente no polar
C-O Enlace covalente polar
Los enlaces covalentes pueden ser simples (H - H) cuando se comparte un solo par de electrones, dobles (O
= O) al compartir dos pares de electrones, triples cuando comparten tres tipos de electrones, o cuádruples
cuando comparten cuatro tipos de electrones.
Longitudes de enlace típicas, en pm,
y energía de enlace en kJ/mol.
Información recopilada de [1] (https://web.archive.org/web/20071214215455/http://www.science.uwaterloo.ca/~
cchieh/cact/c120/bondel.html).
Longitud Energía
Enlace
(pm) (kJ/mol)
H — Hidrógeno
H–H 74 436
H–F 92 568
C — Carbono
N — Nitrógeno
N–H 101 391
O — Oxígeno
O–H 96 366
O–C 143 360
F–H 92 568
Los enlaces covalentes no polares se forman entre átomos iguales, no hay variación en el número de
oxidación. Los enlaces covalentes polares se forman con átomos distintos con gran diferencia de
electronegatividades. La molécula es eléctricamente neutra, pero no existe simetría entre las cargas
eléctricas originando la polaridad, un extremo se caracteriza por ser electropositivo y el otro
electronegativo.
Enlace covalente
El enlace covalente polar es intermediado en su carácter entre un enlace covalente y un enlace iónico. Los
enlaces covalentes polares se forman con átomos distintos con gran diferencia de electronegatividades. La
molécula es eléctricamente neutra, pero no existe simetría entre las cargas eléctricas originando la polaridad,
un extremo se caracteriza por ser electropositivo y el otro electronegativo.
Los enlaces covalentes pueden ser simples cuando se comparte un solo par de electrones, dobles al
compartir dos pares de electrones, triples cuando comparten tres pares de electrones, o cuádruples cuando
comparten cuatro pares de electrones.
La diferencia entre enlace simple doble y triple reside en que en un enlace simple los átomos están más
alejados, lo que hace al enlace más débil (menor energía) por el contrario en uno triple los átomos están más
cerca que en el simple, esto hace al enlace más energético y más fuerte por lo tanto más energético.7
.Los enlaces covalentes no polares (0 o menor que 0,4)8 se forman entre átomos iguales, no hay variación
en el número de oxidación. Los átomos enlazados de esta forma tienen carga eléctrica neutra.
Se presenta entre los elementos con poca diferencia de electronegatividad (< 1.7), es decir cercanos en la
tabla periódica de los elementos químicos o bien, entre el mismo elemento para formar moléculas
diatómicas.
Un enlace covalente es la unión química entre un elemento no metálico con otro no metálico. Dentro de
estos se puede encontrar una clasificación según el tipo de enlace; existiendo el enlace sencillo (en el cual
comparte un solo par de electrones); ejemplo del mismo se encuentra la molécula de ácido clorhídrico; el
segundo es el enlace doble (en el cual se comparten dos pares de electrones); siendo ejemplo de ello la
molécula de dióxido de carbono; el último caso representa lo que se define como enlace triple (en el cual se
comparten tres pares de electrones); siendo ejemplo de ello la molécula diatómica de nitrógeno. Dentro de
sus propiedades se encuentran: variedad en sus puntos de ebullición y fusión; geometrías moleculares
definidas. polaridad del enlace debido a electronegatividades que difieren la carga eléctrica parcial del
átomo enlazado. Se pueden encontrar como enlace covalente puro u homopolar (unión de dos o más
átomos del mismo elemento) siendo ejemplo O₂; como enlace covalente polar o heteropolar (unión entre
dos no metales diferentes) ejemplo de ello H₂O; por último el covalente coordinado (en la que un átomo se
coordina para completar su octeto) siendo ejemplo el H₂SO4.
El enlace iónico es un tipo de interacción electrostática entre átomos que tienen una gran diferencia de
electronegatividad. No hay un valor preciso que distinga la ionicidad a partir de la diferencia de
electronegatividad, pero una diferencia sobre 2.0 suele ser iónica, y una diferencia menor a 1.7 suele ser
covalente. En pocas palabras, un enlace iónico es aquel en el que los elementos involucrados aceptan o
pierden electrones (se da entre un catión y un anión) o dicho de otra manera, es aquel en el que un elemento
que tiene más electronegatividad se atrae con los elementos de menor electronegatividad.9 El enlace iónico
implica la separación en iones positivos y negativos. Las cargas iónicas suelen estar entre –3e a +3e, este
tipo de enlace es frecuente entre átomos de los grupos IA, IIA, IIIA que pierden electrones (Cationes) y
átomos de los grupos VA, VIA, VIIA que ganan electrones (aniones).
Ejemplo:
La unión entre el sodio y el cloro, es un enlace iónico donde el sodio pierde 1 electron del último nivel de
energía (3s) y el cloro gana ese electrón, completando 8 electrones en el último nivel de energía.
El enlace covalente coordinado, algunas veces referido como enlace dativo, es un tipo de enlace covalente,
en el que los electrones de enlace se originan solo en uno de los átomos, el donante de pares de electrones,
o base de Lewis, pero son compartidos aproximadamente por igual en la formación del enlace covalente.
Este concepto está cayendo en desuso a medida que los químicos se pliegan a la teoría de orbitales
moleculares. Algunos ejemplos de enlace covalente coordinado existen en nitronas y el borazano. El
arreglo resultante es diferente de un enlace iónico en que la diferencia de electronegatividad es pequeña,
resultando en una covalencia. Se suelen representar por flechas, para diferenciarlos de otros enlaces. La
flecha muestra su cabeza dirigida al aceptor de electrones o ácido de Lewis, y la cola a la base de Lewis.
Este tipo de enlace se ve en el ion amonio y en los complejos químicos, donde un átomo central (por lo
general un catión metálico) está unido a otras moléculas denominadas ligandos.
El ejemplo más simple de enlace de tres electrones puede encontrarse en el catión de helio dimérico, He2+,
y puede ser considerado también medio enlace porque, en términos de orbitales moleculares, el tercer
electrón está en un orbital antienlazante que cancela la mitad del enlace formado por los otros dos
electrones. Otro ejemplo de una molécula conteniendo un enlace de tres electrones, además de enlaces de
dos electrones, es el óxido nítrico, NO. La molécula de oxígeno, O2, también puede ser vista como si
tuviera dos enlaces de 3-electrones y un enlace de 2-electrones, lo que justifica su paramagnetismo y su
orden formal de enlace de 2.11
Las moléculas con número impar de electrones suelen ser altamente reactivas. Este tipo de enlace solo es
estable entre átomos con electronegatividades similares.11
Enlaces flexionados
Los enlaces flexionados, también conocidos como enlaces banana, son enlaces en moléculas tensionadas o
impedidas estéricamente cuyos orbitales de enlaces están forzados en una forma como de plátano. Los
enlaces flexionados son más susceptibles a las reacciones que los enlaces ordinarios. El enlace flexionado
es un tipo de enlace covalente cuya disposición geométrica tiene cierta semejanza con la forma de un
plátano. El enlace doble entre carbonos se forma gracias al traslape de dos orbitales híbridos sp3. Como
estos orbitales no se encuentran exactamente uno frente a otro, al hibridarse adquieren la forma del plátano.
En el enlace de tres centros y dos electrones ("3c-2e"), tres átomos comparten dos electrones en un enlace.
Este tipo de enlace se presenta en compuestos deficientes en electrones, como el diborano. Cada enlace de
ellos (2 por molécula en el diborano) contiene un par de electrones que conecta a los átomos de boro entre
sí, con un átomo de hidrógeno en el medio del enlace, compartiendo los electrones con los átomos de boro.
El enlace de tres centros y cuatro electrones ("3c-4e") explica el enlace en moléculas hipervalentes. En
ciertos compuestos aglomerados, se ha postulado la existencia de enlaces de cuatro centros y dos
electrones.
En ciertos sistemas conjugados π (pi), como el benceno y otros compuestos aromáticos, y en redes
conjugadas sólidas como el grafito, los electrones en el sistema conjugado de enlaces π están dispersos
sobre tantos centros nucleares como existan en la molécula o la red.
Enlace aromático
En muchos casos, la ubicación de los electrones no puede ser simplificada a simples líneas (lugar para dos
electrones) o puntos (un solo electrón). En compuestos aromáticos, los enlaces que están en anillos planos
de átomos, la regla de Hückel determina si el anillo de la molécula mostrará estabilidad adicional.
En el benceno, el compuesto aromático prototípico, 18 electrones de enlace mantiene unidos a 6 átomos de
carbono para formar una estructura de anillo plano. El orden de enlace entre los diferentes átomos de
carbono resulta ser idéntico en todos los casos desde el punto de vista químico, con una valor equivalente
de aproximadamente 1.5.
Enlace metálico
En un enlace metálico, los electrones de enlace se encuentran situados en una estructura de átomos. En
contraste, en los compuestos iónicos, la ubicación de los electrones enlazantes y sus cargas son estáticas.
Debido a la deslocalización o el libre movimiento de los electrones, se tienen las propiedades metálicas de
conductividad, ductilidad y dureza. El enlace metálico es similar al iónico; sin embargo, el primero es más
compacto que el segundo, ya que el número de átomos que rodean a cada uno de ellos es mayor.
Con base en la estructura del enlace metálico es posible identificar las propiedades más características de los
metales, tales como su conductividad eléctrica y calorífica (conductividad), la capacidad para extenderse en
hilos muy finos (ductilidad) , la capacidad para obtener láminas finas (maleabilidad), densidades elevadas,
puntos de fusión altos... etc.
El modelo más sencillo de enlace metálico se basa en una de las propiedades características de los metales:
su baja electronegatividad (ceden electrones con facilidad). Así pues, el enlace metálico podemos
describirlo como una distribución muy ordenada y compacta de iones positivos del metal (red metálica)
entre los cuales se distribuyen los electrones perdidos por cada átomo a modo de «nube electrónica». Es
importante observar que los electrones pueden circular libremente entre los cationes, no están ligados
(sujetos) a los núcleos y son compartidos por todos ellos. Esta nube electrónica hace de «colchón» entre las
cargas positivas impidiendo que se repelan, a la vez que mantienen unidos los átomos del metal.
Los metales son propensos a perder sus electrones debido a su baja energía de ionización, es posible tomar
en consideración a un átomo metálico como un catión unido al electrón de valencia que podría perder. En
un metal tenemos muchísimos átomos unidos entre sí. Entonces, podemos considerar a un metal como un
conjunto de cationes metálicos inmersos en un mar de electrones de valencia deslocalizados. La atracción
electrostática entre carga positiva (del catión) y negativa (del electrón) mantiene fuertemente unidos a todos
los átomos del metal.
El modelo del mar de electrones desarrolla de manera sencilla las propiedades de los metales. Por ejemplo:
La ductilidad y maleabilidad ocurre debido a que la deslocalización de electrones ocurre en todas las
direcciones a manera de capas.
Enlace intermolecular
Hay cuatro tipos básicos de enlaces que se pueden formar entre dos
o más moléculas, iones o átomos que de otro modo no estarían
asociados. Las fuerzas intermoleculares originan que las moléculas
se atraigan o repelan unas a otras. Frecuentemente, esto define
algunas de sus características físicas (como el punto de fusión) de
una sustancia.
Enlace de hidrógeno
Interacción catión-pi
La interacción catión-pi se presenta entre la carga negativa localizada de los electrones de un orbital pi,
ubicados sobre y debajo del plano de un anillo aromático, y una carga positiva.
Los enlaces covalentes se entiende mejor por la teoría del enlace de valencia o la teoría del orbital
molecular. Las propiedades de los átomos involucrados pueden ser interpretadas usando conceptos tales
como número de oxidación. La densidad electrónica en el enlace no está asignada a átomos individuales, en
vez de ello está deslocalizada entre los átomos. En la teoría del enlace de valencia, los dos electrones en los
dos átomos se emparejan con una fuerza de enlace que depende del traslape entre los orbitales. En la teoría
del orbital molecular, la combinación lineal de orbitales atómicos (CLOA) ayuda a describir las estructuras
de orbitales moleculares deslocalizados y las energías basadas en los orbitales atómicos de los átomos de los
que proviene. A diferencia de los enlaces iónicos puros, los enlaces covalentes pueden tener propiedades de
direccionalidad (anisotropía). Estas pueden tener sus propios nombres, como sigma y pi.
En el caso general, los átomos forman enlaces que son intermedios entre iónico y covalente, dependiendo
de la electronegatividad relativa de los átomos involucrados. Este tipo de enlace es llamado algunas veces
enlace covalente polar.
Buckybalón
En 1985, los químicos de la Universidad de Rice en Texas, Robert F. Curl y Richard E. Smalley, y uno de
la Universidad de Sussex, Harold Kroto utilizaron un láser de alta potencia para vaporizar grafito en un
esfuerzo por crear moléculas poco comunes, que se creía existían en el espacio interestelar. La
espectrometría de las masas reveló que uno de los productos resultó ser una especie desconocida con la
fórmula (C60). Debido a su tamaño y al hecho de que es carbono puro, esta molécula tiene una forma
extraña en la que trabajaron varios investigadores utilizando papel, tijeras y cinta adhesiva. Posteriormente,
mediciones espectroscópicas y de rayos X confirmaron que el (C60) tenían la forma similar a una esfera
hueca con un átomo de carbono localizado en cada uno de sus 60 vértices. Geométricamente, el
buckybalón (abreviatura de buckminsterfulerene) es la molécula más simétrica que se conoce. Sin embargo,
a pesar de sus características peculiares, su esquema de enlace es simple. Cada carbono tiene una
hibridación sp2, y tiene orbitales moleculares deslocalizados que se extienden sobre la estructura completa.
El buckybalón, así como otros miembros de mayor peso representan un concepto completamente nuevo en
la arquitectura molecular con implicaciones de largo alcance. Por ejemplo, se ha preparado con un átomo
de helio dentro de su estructura.12 Por el descubrimiento del buckybalón los tres científicos fueron
premiados con el premio Nobel de química 1996.
Enlaces externos
W. Locke (2398). Introduction to Molecular Orbital Theory (http://www.ch.ic.ac.uk/vchemlib/c
ourse/mo_theory/main.html). Accedido marzo 3, 20
Carl R. Nave (2005). HyperPhysics (http://hyperphysics.phy-astr.gsu.edu/hbase/chemical/bo
nd.html). Accedido marzo 3, 2009.
Linus Pauling and the Nature of the Chemical Bond: A Documentary History (http://osulibrar
y.oregonstate.edu/specialcollections/coll/pauling/bond/index.html). Accedido marzo 3, 2009.
Véase también
Reacción química
Reglas de Fajans
Regla de Ephraim-Fajans
Referencias
1. «enlace» (https://dle.rae.es/enlace?m=form&__cf_chl_f_tk=rF5L1wn_3TJAKx6_1K_b1Efga
Vj_PwjMqDMh9HO1dXk-1642509758-0-gaNycGzNCaU). RAE.
2. Gillespie, Ronald J. (agosto de 1988). Química (https://books.google.es/books?id=dlGugYO
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Bibliografía
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