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De 0 a 5 meses:
– Atención visual.
De 6 a 12 meses:
– Se divierte con los juguetes que emiten sonidos y disfruta con las canciones.
– Emite balbuceos.
. Protoimperativas: el niño quiere algo y se dirige con gestos o con la mirada hacia
su objetivo.
De 12 a 18 meses:
De 18 meses a 24 meses:
– Pronuncia sin errores todas las vocales y los fonemas más sencillos.
De 2 a 3 años:
De 3 a 4 años:
– Domina la gramática.
La Etapa Sensorio-Motora
El niño utiliza sus sentidos para tocar, oler, ver, saborear y escuchar los objetos
que tiene a su alrededor.
La Etapa Pre-Operacional
Esta etapa ocurre entre los 7 y los 11 años y se caracteriza por el uso adecuado
de la lógica. El pensamiento hipotético aún no se ha desarrollado y los niños sólo
tienen capacidad para resolver problemas concretos.
➢ Kohlberg Moral
• Preconvencional
• Convencional
• Postconvencional
Este estadio de la teoría del desarrollo moral de Kohlberg forma parte del nivel
preconvencional. Aquí nos encontramos con que la persona delega toda la
responsabilidad moral a una autoridad. Los criterios de lo que está bien o está mal
vienen dados por las recompensas o castigos que otorga la autoridad. Un niño
puede pensar que no hacer los deberes está mal porque sus padres le castigan si
no los hace.
En este estadio se inicia la etapa convencional del desarrollo moral. Debido a que
el individuo empieza a tener relaciones cada vez más complejas, tiene que
abandonar ese egoísmo de la anterior etapa. Lo importante ahora es ser aceptado
por el grupo, por lo tanto, la moral va a girar en torno a ello.
Para la persona que se encuentre en este estadio, lo correcto será aquello que
agrada o ayuda a los otros. Aquí lo que empieza a importar son las buenas
intenciones de las conductas y en qué medida están aprobadas por los demás. La
definición de moral en esta etapa se basa en ser una “buena persona”, leal,
respetable, colaboradora y agradable.
El individuo deja de tener una visión basada en grupos, para irse a una visión
basada en la sociedad. Ya no importa lo que le agrade a los grupos o a las
personas de mi entorno. El criterio de lo que es bueno o malo se basa en si la
conducta mantiene el orden social o lo entorpece. Lo importante es que la
sociedad sea estable y no exista el caos en ella. Aquí nos encontramos con un
fuerte respeto a las leyes y a la autoridad.
Este estadio de la teoría del desarrollo moral de Kohlberg es el más complejo del
desarrollo moral, donde el individuo es el que crea sus propios principios éticos
que son comprensivos, racionales y universalmente aplicables. Estos principios
van más allá de las leyes, y se trata de conceptos morales abstractos difíciles de
explicitar. La persona construye su moral acorde a cómo cree que la sociedad
debería existir y no a como la sociedad le impone. Un aspecto importante de este
estadio es la universalidad de la aplicación. El individuo aplica el mismo criterio a
los demás que él mismo. Y trata a los demás, o lo intenta, como le gustaría que le
tratasen
➢ Apego de Bowlby
• Fase de preapego
• Fase de formación
• Fase de Apego
• Fase de Relaciones Recíprocas
Esta etapa tiene lugar después del nacimiento y hasta los 18 meses. En esta,
la primera tarea del ego es el desarrollo de la confianza. Es decir, los niños
aprenden a confiar o no en los demás. En ello, la calidad de la relación
materna desempeña un papel principal.
Por el contrario, si los padres no crean ese entorno seguro, si rechazan al bebé
o si no satisfacen sus necesidades básicas, este desarrollará la desconfianza.
La misma se manifestará con sentimientos de frustración, inseguridad e
insensibilidad por lo que pasa en el entorno.
Se desarrolla entre los 18 meses y los 3 años de edad. Es una fase que se
relaciona con el crecimiento de la autonomía, ya que el niño empieza su
desarrollo cognitivo y muscular, sobre todo cuando empieza a controlar y
ejercitar sus esfínteres. Sin embargo, es un proceso que también se vincula a
la vergüenza y la duda, dado que es progresivo.
Una vez más, los padres o tutores se convierten en figuras determinantes para
su culminación con éxito. No es conveniente que estos desalienten o empujen
demasiado al niño, ya que este necesita explorar y manipular su medio para
desarrollar su autonomía.
Esta etapa va desde los 3 hasta los 5 años de edad. El desarrollo intelectual y
físico del niño avanza rápido. Crece su interés por relacionarse con otros niños
para poner a prueba sus habilidades y capacidades. En este periodo, la
curiosidad es mayor, por lo que conviene estimularlos para que desarrollen su
creatividad.
Ahora bien, si el menor ya puede asumir control a través del juego, también
debe ser responsable… y culpable. De cierto modo, experimentar culpa le hará
reconocer las cosas que están mal. Sin embargo, hay que evitar que este
sentimiento se exprese de manera desmedida, ya que les hace sentir que son
incapaces de afrontar nuevos desafíos. Dicho de otro modo, la culpa alimenta
el miedo.
En este punto de las etapas del desarrollo psicosocial de Erikson, los niños
pasan a ser adolescentes. En concreto, esta fase se desarrolla entre los 13 y
los 21 años. Es un periodo en el que aparece de manera constante la pregunta
«¿quién soy?». Y es que, justamente, es el momento en el que se empieza a
moldear la personalidad.
Los adolescentes eligen a quién parecerse y cuál es el rol que quieren tener en
la sociedad. En consecuencia, actúan de manera más independiente y dan
más importancia a la vida social. Además, aparecen pensamientos sobre el
futuro, como qué estudiar o dónde vivir. A raíz de sus experiencias, afianzan su
identidad.
En este punto, la persona entiende que la vida no se trata solo de uno mismo.
Por ello, buscan contribuir a la sociedad y dejar un legado. Como ejemplos,
Erikson destaca la enseñanza, la escritura, el activismo social y las artes.
Alcanzar este objetivo conduce a una sensación de logro.
➢ Juego
Es un juego independiente ya que el niño juega solo con sus juguetes, lo cual se
debe, fundamentalmente, a que sus habilidades sociales, cognitivas y físicas aún
son muy limitadas. Sin embargo, este tipo de juego es muy importante ya que le
permite pensar, explorar y crear. Cuando un niño juega solo, aprende a
concentrarse, a pensar por sí mismo, se le ocurren ideas creativas y comienza a
regular sus emociones.
Mediante el juego en solitario el niño se va preparando para relacionarse con sus
coetáneos. De hecho, es probable que a finales de los 2 años empiece a jugar con
un compañero imaginario, lo cual le ayudará a desarrollar el lenguaje. Por tanto, el
juego en solitario en realidad es un puente hacia el juego social.
En esta etapa del juego infantil, cada objeto o situación nueva representa una
experiencia de aprendizaje valiosísima. El niño realizará actividades sencillas y
repetitivas que para los adultos pueden ser aburridas pero que les reporta una
gran satisfacción, como llenar una cubeta de arena para luego verterla o golpear
bloques de madera entre sí.
En este tipo de juego, el niño pasa gran parte del tiempo observando a otros
pequeños jugar. No participa directamente en el juego, aunque puede hacerles
preguntas para entender mejor qué están haciendo. Generalmente surge
alrededor de los 2 años, que es cuando el pequeño comienza a prestar más
atención a los otros niños. En esta actividad, el pequeño aprende a través de la
observación, le interesa lo que hacen los otros niños, pero aún no está preparado
para unirse al juego. De hecho, este tipo de juego transcurre de manera
simultánea al juego en solitario.
Los niños juegan de manera independiente, uno al lado del otro. Pueden usar
juguetes similares o diferentes, pero aún no han desarrollado las habilidades
necesarias para jugar juntos. El juego en paralelo les ayuda a dominar las
competencias básicas para regular su comportamiento con sus coetáneos y
llevarse bien con ellos, además de estimular el trabajo autónomo.
Este tipo de juego es completamente normal y constituye el último paso para que
el niño logre interactuar con sus coetáneos. De hecho, aunque parece que están
jugando de manera independiente, en realidad se están mirando y ya disfrutan de
la cercanía del otro, pero aún no son capaces de interactuar sin la intervención de
un adulto.
▪ Juego asociativo (3-4 años)
Este tipo de juego involucra a un grupo de niños con objetivos similares. Jugarán
con otros pequeños que usan los mismos juguetes e incluso interactuarán entre sí,
pero no jugarán precisamente con ellos. En el juego asociativo no se establecen
reglas y, aunque todos quieren jugar con los mismos juguetes y los intercambian,
no existe una organización formal. En práctica, se trata de un juego en solitario
con la asistencia y cooperación de otros niños, lo cual se debe a que aún no están
preparados para participar en un grupo propiamente dicho. De hecho, la
comunicación generalmente se limita a pedir prestado los juguetes y poco más. No
obstante, los niños más maduros ya comienzan a despuntar como líderes.
En este tipo de juego, típico de la edad preescolar, los niños ya son capaces de
jugar en grupo y trabajar juntos. En el juego existe un objetivo general, hay un líder
y todos intervienen de manera más o menos activa. Puede tratarse de juegos
competitivos o de juegos de roles que simulan la vida de los adultos. Entrar en el
juego colaborativo significa que los niños ya son capaces de establecer y seguir
determinadas reglas que garantizan el éxito de la actividad.
Por último, pero no menos importante, vale aclarar que estas etapas del juego
infantil no son excluyentes. Por ejemplo, un niño de 4 años disfrutará tanto
jugando con sus amigos como del juego en solitario, el cual no desaparece, sino
que se complementa con otro tipo de interacciones.