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UNIVERSIDAD DEL VALLE

FACULTAD DE EDUCACION Y PEDAGOGIA


ESTUDIOS POLÍTICOS Y RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
ETICA Y POLITICA
PROF. ONASIS RAFAEL ORTEGA

Jonatan Salazar Solarte - 2043071

RELATORÍA:
LA JUSTICIA EN J.S. MILL: MÁS ALLÁ DEL INDIVIDUALISMO
Autora: Maria Teresa Lopera Chaves

Maria se integra a la discusión, en la que Rawls es ponente, que busca una explicación del
fundamento moral de la justicia y la moral abriéndose camino entre dos corrientes
antagónicas: el utilitarismo (altruismo) y el contractualismo (egoísmo). En línea con lo
anterior, menciona que pese al reconocimiento que Rawls hace del esfuerzo de otros
utilitaristas en la explicación de la fundamentación de la moral, este pasa por alto un
importante contraste hacia su pensamiento que la autora hace explícito y defiende: el
pensamiento de Stuart Mill ligado al progreso moral.

Para Mill, en las personas reposan tres criterios esenciales: uno de moralidad, otro de
dignidad y otro de justicia, que las empujan a la excelencia, al bienestar y a la felicidad
colectiva; esta última como bien moral desde el que se juzga la acción humana. Así,
constituye el principio utilitarista de mayor felicidad para el mayor número, como máximo
principio moral.

Por otro lado, propone que las personas tienen la posibilidad de elegir en medio de una gama
de preferencias compuesta por sensaciones y deseos elevados; además, argumenta que ningún
ser humano virtuoso o con un elevado criterio moral obtendrá placer retrocediendo a
condiciones simples ya que con base en los criterios mencionados estos buscaran la
excelencia a través del logro de su felicidad, es decir, la felicidad vista como un bien en sí
mismo alcanzable mediante el desarrollo de un estado moral avanzado y que este es el fin del
utilitarismo, la existencia plena, la armonía entre todos como un aspecto clave del progreso
humano; con esto vincula a la educación como una posibilidad limitada de desarrollo de las
capacidades superiores. También afirma que cuando una persona virtuosa cumple su deber
hace más felices a los demás y al mundo en general. Aquí veo un llamado a la virtud
realizado por Mill.

Es en este estado ideal de conciencia moral descrito en el que es obligatorio el principio de


utilidad expresado en la consideración y preocupación por los otros como, un sentido interno
que tiene la capacidad de generar sentimientos de culpa al ser infringido.
¿Porque la justicia es el filtro más difícil para demostrar que la felicidad tiene el criterio de lo
correcto o lo incorrecto? ya que es difícil demostrar si nuestros sentimientos de justicia son
los rectores de la conducta. La justicia ligada a lo legal, lo justo como conforme a la ley, la
justicia como algo restringido superado por la moralidad, como una regla de conducta
acompañada de un sentimiento que sanciona esa regla, porque quienes la infrinjan sean
castigados, pues es algo en relación directa con el bienestar humano.

Cuando en el texto se menciona el deseo de justicia, como el deseo animal de ahuyentar o


vengar un daño o perjuicio, hecho a uno mismo o alguien con quien se simpatiza, me
pregunto si este sentimiento de daño en su afectación puede seguir teniendo la capacidad de
incluirlos a todos o si esta simpatia solo es algo que surge sólo entre quienes se consideran
“justos”, es decir, el lado de la sociedad que no ha sido castigado, dejando a un lado a los
demás. Solo la utilidad social puede decidir la preferencia, en ese sentido me queda una duda,
y es ¿quien infringe la ley desde Mill sigue siendo incluido en la búsqueda de bienestar que
hacen los más justos?

Con base en los párrafos anteriores me quedan varias inquietudes, como ¿a quienes
concretamente se refiere Mill cuando habla de los “otros”?, ¿si el deseo de justicia en el ser
humano nace para sí mismo o para otros entonces qué pasa con aquellos grupos con los que
la sociedad no siente simpatía? ¿Qué pasa con los derechos y las voces de los condenados en
las cárceles? ¿Qué pasa con la comunidad trans/genero/sexual y travestie diariamente
vulnerada por la discriminacion?, ¿con los hijos de los africanos secuestrados por los
colonos?¿con los habitantes de las calles?, ¿con los huérfanos?¿Qué pasa con los planes de
vida de aquellos que tienen varios de estos rasgos combinados?.¿con el acceso de éstos a
bienes primarios? ¿Si los justos tienen derechos sobre estas personas porque Mill no lo
menciona? ¿El justo también tiene deberes morales en relación a los excluidos?¿Y qué pasa si
en el interior de una sociedad los grupos expresan tensiones de poder derivadas de
concepciones distintas acerca del bienestar común? frente a esto no siento que el utilitarismo
responda.

Aun no me queda clara la amplitud que tiene la idea de la felicidad de la mayoría en el


reconocimiento recíproco o el respeto por los otros. por lo que desconfío de la efectividad
social de esta corriente, dado que ni siquiera los “más virtuosos” tienen en consideración a
aquellos que están lejos de sus simpatías más próximas, y en razón a esto, es posible que el
criterio de bienestar general no tome en serio la distinción entre los intereses y
particularidades de cada ser humano. Adicionalmente, la ley puede ser una fuente de
ilegalidad y con base a esta afirmación y a la lección que deja la historia, no queda más que
decir, ya que la ley ha sido muchas veces defensora de crímenes atroces ya que aun no
conformándose con el exterminio de la vida, ha atentado, aterrado y socavado la conciencia
moral de los individuos hasta alcanzar su destrucción.

Un ejemplo que da cuenta de lo anterior, es el suplicio desde la mirada de Michael Foucault,


como un establecimiento de la verdad, un derecho absoluto del soberano y su poder
exclusivo, una forma de castigar a través de la ley a la que la multitud no puede acceder pues
ante la justicia del soberano todas las voces callan, ante la ley como espacio subjetivo que
anima el uso de una violencia desbordada ya que el papel de los sujetos morales no importa.
Foucault también da cuenta de la ausencia de un elemento importante en el utilitarismo, y es
el poder. Esta mirada foucaultiana del utilitarismo muestra que en miras a lo definido por una
sociedad como “bienestar común” la vida del individuo puede verse deteriorada en esta
búsqueda. En este punto nos encontramos con una poroso utilitarismo de Mill carente de
límites o principios claros, dejando un espacio subjetivo al que pueden integrarse variedad de
justificaciones crueles a las que los seres humanos se aproximan llamando racionales,
arrastrando consigo una falta de conciencia del otro que los hace creer que están por encima
del resto de criaturas, como paso en la Alemania Nazi.

Para concluir, y teniendo en cuenta lo mencionado, pienso que el utilitarismo desde una
visión negativa puede convertirse en una excusa por el bienestar común que aplasta al
individuo y a los grupos, una corriente sesgada pues no tiene presente en su interpretación la
influencia del modelo de Estado vigente en el desarrollo de una conciencia moral, colectiva, o
elevada y en la superación de las inequidades.

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