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185547
Artigo Original
http://revistas.usp.br/rdisan
RESUMEN ABSTRACT
Hay información que los primeros estudios y There is information that the first studies and
los primeros nacimientos de niños concebidos the first births of children conceived through
mediante fecundación in vitro tuvieron lugar en in vitro fertilization took place in the last
el último cuarto del siglo XX, pero el primer caso quarter of the 20th century, but the first case
de litigio relacionado con maternidad subrogada of litigation related to surrogacy (Johnson v.
(Johnson v. Calvert) se registra a comienzos de Calvert) is registered at the beginning of the
los 90 en EE.UU., ante la Corte Suprema de 1990s in the USA, before the Supreme Court
California, esto quiere decir, que la práctica of California, which means that the practice of
de la maternidad subrogada es relativamente surrogacy is relatively recent. The first known
reciente. Los primeros desarrollos jurídicos legal developments are in jurisprudence,
conocidos son en jurisprudencia; la regulación the regulation on the subject has been later.
sobre la materia ha sido posterior. El problema The research problem revolves around the
de investigación gira en torno a la pregunta question: what are the scope and limits of the
¿Cuáles son los alcances y límites del Derecho Law in relation to surrogacy? To answer it, the
en relación con la maternidad subrogada? scope and limits of intervention of the Law in
Para responderla, se determinan los alcances y relation to surrogacy in a globalized world
límites de intervención del Derecho en relación are determined. The research is theoretical
con la maternidad subrogada en un mundo with a qualitative approach. The method
globalizado. La investigación es teórica con adopted is the systemic-structural-functional.
enfoque cualitativo. El método adoptado es el si Although it begins by making a description
stémico-estructural-funcional. Aunque comienza and comparison between legal systems of
haciendo una descripción y comparación entre three countries: Colombia, USA and Spain, it
Correspondencia:
ordenamientos jurídicos de tres países: Colombia, identifies the essential elements of surrogacy
Carlos Jesús Molina-Ricaurte
carlosj.molina@campusucc.edu.co EE.UU. y España, identifica los elementos and ends by explaining how these elements
esenciales de la maternidad subrogada y termina interact in the law and how the law interacts
Recibido: 10/05/2021 explicando cómo estos elementos interactúan en with the ethics and politics in the context of
Aprobado: 02/09/2021 el derecho y cómo el derecho interactúa con la surrogacy today.
ética y la política en el contexto de la maternidad
Keywords: Surrogacy Agreements; Filiation;
Conflicto de intereses: subrogada hoy en día.
Surrogacy.
El autor declara que no existe
conflicto de intereses. Palabras clave: Acuerdo de Subrogación;
Filiación; Maternidad Subrogada.
Contribución del autor:
Este autor es responsable de todo
el desarrollo de artículo.
Introducción
A comienzos de los 1990, se describía la maternidad subrogada, así:
Recientes avances en tecnología médica han expandido dramáticamente
los medios humanos de reproducción. Entre las nuevas tecnologías
tenemos: fertilización in vitro, congelación y almacenamiento de
embriones y gametos, transferencia intrafalopiana de gametos y
trasplante de embrión. La maternidad subrogada es el resultado de
dos de estas técnicas: fertilización in vitro y trasplante de embrión
(KENNARD apud MENIKOFF, 2001, p. 96).
partir de casos relacionados. Ahora bien, hay que decir que estas posturas no han sido
exactamente uniformes ni compartidas por todos los tribunales estatales en Estados
Unidos de América.
Pero ese no ha sido el único problema encontrado por los estudiosos del tema de la
maternidad subrogada, también lo ha sido la ausencia de regulación, aspecto en el
que se centrará el presente artículo. En principio, esta práctica fue permitida en la
mayoría de los países, precisamente a falta de una regulación expresa. Con el tiempo,
algunos países establecieron prohibiciones a la maternidad subrogada, como es el
caso de Alemania, Francia, Bélgica, España, Italia, Suiza, Austria, Noruega, Suecia,
Islandia, Estonia, Moldavia, Turquía, Arabia Saudita, Egipto, otros países árabes,
Pakistán, China, Japón, Canadá (Quebec), Estados Unidos (concretamente los estados
de Arizona, Michigan, Indiana y Dakota del Norte) y México (los estados de Coahuila
de Zaragoza y Querétaro); otros, impusieron restricciones, como la India, Australia,
Canadá (excepto Quebec), Reino Unido, Grecia, Portugal, Países Bajos, Dinamarca,
Hungría, Israel y Estados Unidos (concretamente los estados de Nueva York, Nueva
Jersey, Nuevo México, Nebraska, Virginia, Oregón, Washington), permitiendo únicamente
la práctica de la maternidad subrogada de tipo altruista; por último, hay países que no
impusieron ningún tipo de restricción, como son Rusia, Ucrania, Bielorrusia, Georgia,
Armenia, Chipre, Sudáfrica y Estados Unidos (concretamente los estados de Arkansas,
California, Florida, Illinois, Texas, Massachusetts, Vermont), permitiendo la práctica tanto
de la maternidad subrogada de tipo altruista como la de tipo comercial (GIANAROLI;
FERRARETTI; MAGLI, 2016; LAZCOZ MORATINOS, 2018; RUIZ BALCÁZAR; VALDÉS
MARTÍNEZ, 2017; SALAMA et al., 2018).
Las diferencias en la regulación sólo han favorecido al creciente turismo reproductivo de
ciudadanos de países que tienen prohibida la celebración de acuerdos de subrogación
a países que sí reconocen la legalidad de estos acuerdos. El propósito final de éstos
es retornar al país de origen con los niños nacidos de dichos acuerdos, y obtener el
reconocimiento legal de la relación filial con estos niños. Este reconocimiento de la
relación jurídica paternofilial por el derecho interno de cada país se busca a través del
exequatur, o reconocimiento de la sentencia judicial extranjera, de la inscripción del
acta de nacimiento extranjera en los registros civiles correspondientes o del trámite de
adopción ante las autoridades respectivas. Así se hace en Albania, España, Estonia,
Georgia, Grecia, Hungría, Irlanda, los Países Bajos, la República Checa, Reino Unido,
Rusia, Eslovenia y Ucrania.
Esto parece posible también en otros once estados donde la maternidad subrogada
está prohibida o no está prevista por la ley. Estos países son Austria, Bélgica, Finlandia,
Islandia, Italia —siempre que al menos el padre de intención sea padre biológico— y
también Malta, Polonia, San Marino, Suecia, Suiza y Luxemburgo.
No obstante, ese reconocimiento no es posible en otros once estados (Andorra,
Alemania — a no ser que el padre intencional sea también el padre biológico (en la
literatura en español, el padre o padres intencionales son llamados también comitentes
o contratantes, tal vez, por la traducción literal de “commissioning”; sin embargo,
se prefiere la denominación de “padres intencionales” (JIMÉNEZ MUÑOZ, 2018) —,
Bosnia-Herzegovina, Letonia, Lituania, Moldavia, Mónaco, Montenegro, Rumanía,
Serbia y Turquía.
Dicha pretensión había sido rechazada, de forma habitual, por los países europeos
(sobre todo, miembros de la Unión Europea) que prohibían la maternidad subrogada,
por constituir una forma de fraude a su derecho interno, hasta que, en el año 2019,
el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) emitió una opinión consultiva no
vinculante, en respuesta a una solicitud del Tribunal de Casación francés, señalando
que los Estados tenían que reconocer la relación jurídica paternofilial entre el menor
nacido a través de gestación subrogada en el extranjero y la madre intencional.
1 El acuerdo de subrogación
Hay que precisar que la maternidad subrogada es producto de un “acuerdo de
subrogación”. Parte esencial de dicho acuerdo es la celebración de un contrato entre
quien(es) tiene(n) la intención de ser padre(s) y la sustituta gestacional (y su cónyuge
o pareja, según el caso). Este contrato puede incluir una compensación o no. Las
subrogaciones compensadas generalmente provienen de acuerdos hechos a través
de programas de contratación o coordinación de maternidad subrogada (conocidos
también como “intermediarios” o “agencias”), pero también pueden provenir de acuerdos
privados celebrados entre extraños, amigos o parientes, todo idealmente con la ayuda
de expertos en derecho y salud mental. Hoy en día, la maternidad subrogada ha
ampliado las opciones de construir una familia no solo para las parejas que no pueden
o que, simplemente, no quieren asumir la gestación de un niño, sino también para
personas solteras y parejas del mismo sexo (CROCKIN; EDMONDS; ALTMAN, 2020);
esa indeterminación hace que el acuerdo de subrogación sea de naturaleza abierta.
En Colombia, han sido varios los intentos de regular la maternidad subrogada a través
de iniciativas legislativas, por ejemplo, el Proyecto de Ley 46 de 2003, el Proyecto de
Ley 196 de 2008, el Proyecto de Ley 37 de 2009, el Proyecto de Ley 202 de 2016
y el Proyecto de Ley 70 de 2018. Este último, aunque buscaba la prohibición de la
maternidad subrogada con fines de lucro, llamada también “alquiler de vientre”, en
realidad, buscaba reglamentar la maternidad subrogada, con el propósito de restringir
su práctica en el país. No obstante, todavía no hay en la legislación colombiana
regulación de un contrato que tenga por objeto la maternidad subrogada, incluyendo
la estipulación expresa de los requisitos que debe cumplir dicho contrato para tener
efectos jurídicos.
En la doctrina de la Corte Constitucional de Colombia, ha surgido la idea de la
maternidad subrogada como un contrato atípico (COLOMBIA, Sentencia T-968/2009),
aunque, propiamente hablando, ha guardado silencio sobre si es admisible cualquier
tipo de contrato. El hecho de que el contrato de subrogación no esté expresamente
regulado en el ordenamiento jurídico no es razón para considerarlo contrario a la ley.
“Los acuerdos de maternidad subrogada no pueden ser considerados ilícitos, debido a
que no están expresamente prohibidos por la ley” (BEETAR BECHARA, 2019, p. 159).
A este respecto, la Corte Constitucional de Colombia ha observado que:
En el ordenamiento jurídico colombiano no existe una prohibición
expresa para la realización de este tipo de convenios o acuerdos.
Sin embargo, respecto de las técnicas de reproducción asistida,
dentro de las cuales se ubica la maternidad subrogada o sustituta,
la doctrina ha considerado que están legitimadas jurídicamente, en
virtud del artículo 42-6 constitucional, el cual prevé que “Los hijos
habidos en el matrimonio o fuera de él, adoptados o procreados
naturalmente o con asistencia científica, tienen iguales derechos y
deberes.” (COLOMBIA, Sentencia T-968/2009)
esto pueda darse (MONTERONI, 2015; ROMEO CASABONA, 2018; SERRA ALCEGA,
2015). Pero, independientemente que la maternidad subrogada continúe creciendo en
muchos países, será muy difícil tener un control sobre ella de continuar existiendo en
esa especie de limbo jurídico y sin una regulación clara y coherente.
Además del acuerdo de subrogación, se verá enseguida otro elemento constitutivo de la
maternidad subrogada, que reviste especial importancia para su existencia, y también
para su finalidad: la filiación.
1 Ética de la subrogación
El debate en torno a las preocupaciones éticas, sociales y legales más relevantes
relacionadas con la maternidad subrogada muestra que esta práctica no puede
considerarse absolutamente inmoral o ilegítima (FRATI et al., 2021), de hecho, debemos
encontrar en ella una idea inherente a la justicia, incluso una cierta exigencia ética,
que permita conducirla a su correcta realización o finalidad.
En los casos que el niño ha sido dejado en el seno de las familias de sus padres
intencionales, antes de reconocer la existencia de la relación jurídica paternofilial entre
el niño y los padres intencionales ha tenido que demostrarse la existencia de unos lazos
o vínculos, que podemos llamar de facto, que tienen origen en la convivencia en el
entorno familiar por el tiempo suficiente para que el niño sienta que pertenece a él.
El acuerdo de subrogación sirve solamente para demostrar la existencia de la relación
entre los padres intencionales y la sustituta gestacional no la relación con el hijo,
no obstante, debe tenerse en cuenta que esta relación es meramente instrumental,
pues el fin de la maternidad subrogada es la creación de un vínculo, que lleve a los
padres intencionales a convencerse de que son los responsables de la educación el
niño, la satisfacción de sus necesidades y garantizar su bienestar; este vínculo puede
constituirse antes o después del nacimiento del niño y la separación de la sustituta
gestacional. De hecho, son ellos (los padres intencionales) y no la sustituta gestacional
quienes esperan asumir el rol de padres (JOSEPH et al., 2018). Así, aunque la relación
que se establece en el acuerdo de subrogación es sólo entre los padres intencionales y
la sustituta gestacional, el fin de la maternidad subrogada es la creación de ese primer
vínculo entre el niño y los padres intencionales.
La maternidad subrogada se basa en la existencia de un lazo o relación de facto
(preexistente a la relación jurídica paternofilial) entre el hijo y los padres intencionales
(y considerada, por eso, una relación de tipo ético, siguiendo al filósofo alemán G.W.F.
Hegel, cuando refiere la familia a una de las formas de vida ética) (HEGEL, 1993). Debido
a su naturaleza ética, la maternidad subrogada está determinada hacia la constitución
de un vínculo filial estable y seguro entre el niño y los padres intencionales; pero, para
esto, no basta la existencia como mera “realidad práctica”, es necesario dotar este
vínculo también de un marco normativo, que le pueda otorgar validez y eficacia en la
sociedad (ECHR, 2014a; ECHR, 2014; CEDH, 2016; ECHR, 2017a; UNIÓN EUROPEA,
Demanda nº P16-2018-001, 2019).
2 Derecho de la subrogación
La maternidad subrogada tiene un gran impacto, a nivel individual, en el niño, la
sustituta gestacional o en los padres intencionales. Estos individuos forman parte de
la tríada de la maternidad subrogada, una unidad reproductiva compleja y extendida
conectada por obligaciones morales. Precisamente, una relación sólida y de confianza
entre los miembros de la tríada puede ayudar a promover los mejores intereses mutuos
(JOSEPH et al., 2018; STUVØY, 2018).
El interés que debe primar en los acuerdos de subrogación debe ser el del niño
(FRATI et al., 2021), por eso, sólo los acuerdos o contratos legales de subrogación que,
realmente, aseguren los derechos del niño pueden justificarse éticamente, aunque los
acuerdos de subrogación deberían, igualmente, asegurar los derechos de la sustituta
gestacional y de los padres intencionales (JOSEPH et al., 2018). Así como el niño tiene
o relación de facto con el hijo. La relación del hijo, producto de la subrogación y los
padres intencionales tiene origen ético, luego de esto, sí viene el reconocimiento por
parte del derecho. El presunto derecho de los padres intencionales sobre el hijo producto
de la subrogación simplemente no puede venir de la voluntad negocial de éstos, su
origen debe buscarse en esa relación de estar juntos los padres intencionales y el hijo.
Hablando de los acuerdos de subrogación, éstos podrían ayudar a resolver más fácilmente
los conflictos derivados de situaciones como la separación de los padres intencionales
o la interrupción del embarazo por la sustituta gestacional, o cuando se presenta algún
evento inesperado (por ejemplo, que el niño nazca con alguna enfermedad o que el
niño nazca con un sexo distinto al que esperaban los padres intencionales, entre otros),
y podrían evitar la vulneración de alguna de las partes, especialmente el niño, el cual
podría verse desprotegido en cualquiera de estas situaciones.
El proceso de subrogación no siempre permite examinar las habilidades de los padres
intencionales antes de otorgarles la paternidad del niño (JOSEPH et al., 2018), esto
debería ser ex ante de la celebración de los acuerdos de subrogación. Este proceso de
selección de padres intencionales, que debe ser previo a la celebración de los acuerdos
de subrogación, sólo podrían garantizarlo, de forma responsable, unos terceros, como
son los intermediarios y las agencias. Precisamente, los intermediarios o agencias, que
son llamados a orientar a las partes intervinientes en la realización de un acuerdo de
subrogación y garantizar la protección de los intereses de todas las partes, no siempre
pueden participar en el proceso de subrogación, pues en algunos países donde se
permite la maternidad subrogada de tipo altruista está proscrita la intervención de
intermediarios y agencias, si ésta tiene ánimo de lucro. Los padres intencionales de
estos países manifestaron que, después de la sesión de asesoramiento inicial en la
clínica, “se habían quedado solos” y, por eso, tal vez, habían perdido una orientación
o asesoramiento a lo largo de todo el proceso (JACKSON et al., 2017). Por tanto, es
necesaria la intervención de intermediarios o agencias para que las partes se sientan
acompañadas todo el tiempo, y, sobre todo, para que puedan llegar a buenos acuerdos.
Los aspectos éticos y legales más discutibles de la maternidad subrogada se relacionan
con que se pacte una compensación económica entre las partes, y que la maternidad
subrogada pueda degenerar en una nueva forma de explotación de las mujeres que
acepten ser sustitutas gestacionales, o en una especie de transacción comercial por
la cual pueda adquirirse un hijo. Se dice, incluso, que la maternidad subrogada a
gran escala podría convertirse en la nueva forma de opresión del norte global sobre
el sur global (STUVØY, 2018). Surge, entonces, el interrogante: ¿sería más efectiva la
prohibición de la subrogación mediante la imposición de sanciones que la creación de
un marco regulatorio que minimice al máximo los impactos potencialmente adversos
de la subrogación? (FRATI et al., 2021). Pero, precisamente, debe buscarse la respuesta
más allá de la ética y el derecho, esto es, en una política de subrogación.
3 Política de la subrogación
El acuerdo de subrogación se celebra no sólo entre ciudadanos de un mismo estado,
sino también entre ciudadanos de distintos estados, razón para que la subrogación
transfronteriza sea hoy en día un fenómeno cada vez más común y se encuentre en
plena expansión (FRATI et al., 2021; JACKSON et al., 2017; SALAMA et al., 2018;
STUVØY, 2018). La maternidad subrogada no sólo tiene una naturaleza ética y jurídica;
también tiene una naturaleza política. Aunque la maternidad subrogada esté prohibida
en varios países, en muchos otros no lo está, lo cual favorece el surgimiento de un
turismo reproductivo, que es capaz de evadir la mayoría de los controles de los estados.
Precisamente, la subrogación transfronteriza en auge constituye un buen negocio
para las economías emergentes en lo que se llama hoy un mercado reproductivo
global. Hay un intensivo turismo reproductivo desde países con economías estables
y estándares de vida altos a países pobres y con bajos niveles de desarrollo social.
El problema está en pensar que con establecer prohibiciones e imponer sanciones
bastará para disuadir a los interesados en la maternidad subrogada de viajar a
países donde ésta sí es permitida y tener un hijo con una sustituta gestacional, pues
los interesados tendrán solamente que buscar, a su regreso, la forma de legalizar la
relación jurídica paternofilial con sus hijos en sus propios países. Pero esto puede
convertirse en un problema de orden público, pues si se les niega, primero, la solicitud
de reconocimiento de la relación jurídica paternofilial a los padres intencionales, y
éstos deciden reclamar por vía judicial ante instancias internacionales la negación de
la solicitud, y esta decisión resulta favorable a los padres intencionales y el niño, debe,
entonces, cumplirse la decisión del órgano jurisdiccional internacional, a pesar de que
la ley interna diga lo contrario. Otro problema es pensar que este asunto es exclusivo
del Estado, simplemente porque está de por medio el orden público. Realmente, esto
se convierte en un asunto de gobernanza global al profundizar aún más la brecha
entre el norte y el sur globales y al agudizar todavía más los problemas sociales
existentes en los países pertenecientes al sur global. La fertilidad no constituye sólo
un problema de salud interno de los países, pues ya se han visto los efectos cuando
los individuos no encuentran las suficientes opciones para afrontar ese problema
y satisfacer los deseos de tener una familia; las terminan encontrando por fuera.
Sin embargo, en esa búsqueda se pueden generar nuevas inequidades cuando en
la relación entre éstos y las mujeres que sirven de sustitutas hay un aumento de la
subordinación, esto es, hay una asimetría entre los padres intencionales provenientes
de países ricos y con estándares de vida altos y las mujeres sustitutas, que viven
en países pobres, para quienes cualquier compensación económica, por baja que
parezca, hace una diferencia significativa en la obtención de recursos para sus propias
familias. La relación de subordinación con los padres intencionales suma una mayor
vulnerabilidad a estas mujeres, por tanto, constituye un problema de salud y justicia
global. Si la maternidad subrogada se convierte en un problema global, es necesaria,
entonces, una política de la subrogación.
Ahora bien, el esfuerzo legislativo en regular la maternidad subrogada no es algo que
debiera hacerse en solitario, debería hacerse, en lo posible, de forma generalizada y a
gran escala. El establecimiento de un marco normativo internacional podría proporcionar
directrices útiles a los gobiernos nacionales, pero sólo una respuesta mancomunada
serviría, realmente, para proteger los derechos de los niños, las sustitutas gestacionales
y los padres intencionales.
Conclusiones
La maternidad subrogada involucra los derechos de los niños, de las sustitutas gestacionales
y de los padres intencionales. Aunque los estados tengan, en primer lugar, la misión
de velar por el interés público, vemos aquí que una parte esencial de la vida de las
personas se afecta, por lo que es necesario conciliar, antes que nada, ambos intereses
en conflicto. La solución no consiste en lograr simples arreglos o artificios legales ni
basta tampoco con rechazar de plano las demandas, considérense legítimas o no, de
las personas que anhelan la paternidad como proyecto de vida, lo que sí es necesario
es la regulación de la maternidad subrogada en el interior de los estados, pero también
a nivel interestatal, pues de no hacerse de manera integral, cualquier intento puede
resultar incompleto e ineficaz.
Si las familias por subrogación ya son una realidad de facto, qué más que darle
también la carta de naturaleza jurídica. Este marco normativo debe ser, especialmente,
garantista y brindar protección, sobre todo desde el comienzo, a los niños, al igual que
a las sustitutas gestacionales y los padres intencionales.
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