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Resumen
Dentro de las técnicas de reproducción humana asistida se encuentra la maternidad
subrogada, esta técnica ha originado un debate jurídico en Colombia, ya que no se encuentra
regulada por la legislación. Debido a lo anterior, no existen garantías para las partes, en específico
para la mujer que participa como madre gestante. Esto deriva en una potencial afectación a su
dignidad humana y esencia como persona, ya que, generalmente por necesidad, accede a llevar a
cabo un embarazo a partir de un embrión que biológicamente no es suyo y con el que al nacer no
tendrá un vínculo. De esta manera, cambia el concepto mismo de maternidad, la mujer sufre una
instrumentalización, como reproductora, sin tener en cuenta las profundas implicaciones que un
embarazo conlleva de forma física y psicológica para la misma.
Palabras Clave: maternidad subrogada, dignidad humana de la mujer, alquiler de vientre,
fecundación in vitro, derechos humanos, Colombia.
Abstract
Within the techniques of assisted human reproduction is surrogate motherhood, this
technique has caused a legal debate in Colombia, since it is not regulated by legislation. Due to
the above, there are no guarantees for the parties, specifically for the woman who participates as a
surrogate mother. This derives in a potential affectation to her human dignity and essence as a
person, since, generally out of necessity, she agrees to carry out a pregnancy from an embryo that
is not biologically hers and with which she will not have a link at birth. In this way, the very
concept of motherhood changes, the woman suffers instrumentalization, as a reproductive, without
taking into account the profound implications that a pregnancy entails physically and
psychologically for her.
* Artículo de investigación presentado como requisito para optar al título de Abogado de la Universidad Católica de
Colombia, bajo la asesoría del doctor Luis Carlos Pinto Rodríguez, docente de la Facultad de Derecho.
**Estudiante en proceso de grado de la facultad de derecho de la Universidad Católica de Colombia, identificado con
código estudiantil 2113561 y correo electrónico sdcuellar61@ucatolica.edu.co
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Sumario
Introducción; 1. Técnicas de Reproducción Humana Asistida; 1.1 Maternidad Subrogada; 2.
Antecedentes de Maternidad Subrogada; 3. Legislación de la Maternidad Subrogada en el Derecho
Internacional; 3.1. Maternidad Subrogada en Argentina; 3.2. Maternidad Subrogada en México; 4.
Maternidad subrogada en Colombia; 4.1 Legislación; 4.2 Jurisprudencia: Análisis de la Sentencia
T-968 de 2009 – Corte Constitucional de Colombia; 5. La dignidad humana de la madre gestante;
6. Conclusiones; 7. Referencias.
Introducción
La maternidad subrogada es una práctica utilizada por aquellas parejas, o personas solteras,
que por diferentes razones no pueden o no desean quedar en embarazo. Este método crea diversos
conflictos éticos y morales, debido a que potencialmente afecta la dignidad humana de la mujer
que alquila su vientre para el procedimiento, ya que la instrumentaliza como un aparato
reproductor, dejando de lado su valor como persona. Si bien esta práctica no se encuentra regulada
en el Estado colombiano, muchas mujeres desde la clandestinidad se exponen a este
procedimiento, sin ninguna regulación que proteja sus derechos, como lo evidencia el periódico
El Tiempo (2017).
Por ello, en el presente artículo se explicarán las características y modalidades de esta
práctica, así como sus antecedentes y la necesidad de regular jurídica o legalmente el tema en
Colombia. Esto teniendo en cuenta, por un lado, la conveniencia de estos procedimientos en
nuestro entorno nacional, sus efectos en el entorno personal, familiar y social, especialmente en la
madre gestante o subrogada; por otro lado, estudiando la normatividad internacional,
principalmente en aquellos países que ya han regulado el tema legislativamente o mediante su
jurisprudencia, esto con el fin de reflexionar alrededor de la pregunta ¿La falta de regulación en la
práctica de la maternidad subrogada aumenta la vulnerabilidad de la mujer gestante, la
instrumentaliza y desconoce su dignidad humana?
En la presente investigación se utilizaron varios métodos con el objeto de alcanzar un
acercamiento al nuevo conocimiento en esta área del derecho; el primero de ellos es el teórico -
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descriptivo, toda vez que se basó en leyes, jurisprudencia, doctrina, artículos de investigación, etc.
Lo anterior de forma cualitativa, indagando sobre esta problemática actual, que se encuentra
además agravada por la vulnerabilidad histórica de la mujer, todo ello bajo un enfoque naturalista,
humanista, constructivista e interpretativo. En segundo lugar el método Hermenéutico, esto con el
fin de determinar los significados del objeto de estudio de manera independiente y ligado a su
contexto histórico social actual, posteriormente apliqué el método de pensamiento lógico - racional
con el cual se buscó realizar una síntesis de la regulación actual de la práctica de la maternidad
subrogada, tanto en Colombia como en otros países, aplicando paralelamente los recursos del
derecho comparado, para de esta manera, llegar de forma deductiva a unas conclusiones generales
sobre la eventual vulneración de los derechos de la madre gestante, llevando a cabo una revisión
crítica de la situación actual, que a su vez enuncie diversas propuestas que puedan ser tenidas en
cuenta para su eventual regulación.
Las Técnicas de Reproducción Humana Asistida, (en adelante TRHA), nacen inicialmente
como una solución a la infertilidad como enfermedad, la cual afecta la dignidad o la integridad de
quien la padece, como lo explica la Corte Constitucional:
Es considerada por la Organización Mundial de la Salud como una enfermedad del sistema
reproductivo que afecta la salud de las personas que la sufren. Si bien, la Sala reconoce que
esta enfermedad no involucra gravemente la vida y, no necesariamente, la dignidad o a la
integridad personal, en un aspecto determinante de la condición general de la salud, sí
puede interferir negativamente en otras dimensiones vitales cuando la
paternidad/maternidad hace parte del proyecto de vida de la persona o la pareja. (Corte
Constitucional de Colombia, Sala primera de revisión, Sentencia T-528/14)
embargo, debe resaltarse que estas técnicas han pasado de ser utilizadas únicamente como solución
a parejas con problemas de infertilidad, a ser una opción para otras personas, quienes a pesar de
no tener este tipo de limitaciones desean alcanzar la maternidad o paternidad, sin recurrir a una
procreación natural (Bladillo y Herrera, 2017).
Este avance médico y tecnológico permite que muchas mujeres con dificultades médicas para
procrear puedan lograr una fecundación y embarazo exitoso.
Para el desarrollo de esta investigación resulta necesario conocer con claridad el concepto
de maternidad subrogada, por ello, en este capítulo recopilaremos algunas de las definiciones que
existen al respecto. Diferentes autores hacen énfasis en el concepto de subrogación, el cual consiste
en sustituir o suplantar a otro en su lugar. En la maternidad subrogada, una mujer presta su útero
para que, con los óvulos y espermatozoides de una pareja, o persona soltera contratante, lleve a
término el embarazo (Candal, como se citó en Arteta, 2011, p. 92).
Se entiende por maternidad subrogada el acuerdo entre la pareja o persona soltera y aquella
madre sustituta que presta su útero, donde esta última se compromete a llevar el embarazo a
termino y entregar el bebé a los pocos días del nacimiento a las personas contratantes, renunciando
de esta manera a sus derechos como madre, así lo expresa Rodríguez et al. (2012):
El contrato de madre subrogada ha sido definido como un acuerdo por medio del cual una
mujer acepta quedar embarazada mediante un procedimiento de inseminación artificial,
para que luego, una vez que se produzca el nacimiento del bebé, lo entregue al donante de
la esperma y su esposa, renunciando para ello a los derechos que la ley le confiere sobre el
recién nacido, y en contraprestación, por regla general, al pago de una compensación,
generalmente consistente en una suma de dinero (p. 63).
Otra de las definiciones de gran importancia respecto a este tema es la aportada por
Gómez (1994), la cual es expuesta por la Corte Constitucional en su Sentencia T-968 de 2009, de
la siguiente forma:
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El acto reproductor que genera el nacimiento de un niño gestado por una mujer
sujeta a un pacto o compromiso mediante el cual debe ceder todos los derechos sobre el
recién nacido a favor de otra mujer que figurará como madre de éste (Gómez, como se cita
en Corte Constitucional de Sala segunda de revisión, Sentencia T-968 de 2009).
En este evento, la mujer que gesta y da a luz no aporta sus óvulos. Las
madres sustitutas aceptan llevar a término el embarazo y una vez producido el parto,
se comprometen a entregar el hijo a las personas que lo encargaron y asumieron el
pago de una suma determinada de dinero o los gastos ocasionados por el embarazo
y el parto. (Corte Constitucional de Sala segunda de revisión, Sentencia T-968 de
2009).
Finalmente debe tenerse en cuenta que la maternidad subrogada también es conocida bajo
diversos términos, como lo son:
La historia de las TRHA se remonta al año 1776 en Londres, donde el cirujano John Hunter
“Tomó el semen de un hombre que padecía hipospadias, una deformación que hace que el semen
caiga fuera de la vagina en la eyaculación, y lo introdujo en la vagina de su esposa para obtener un
embarazo” (Unilive, 2021), marcando así el inicio del desarrollo científico en este campo.
Posterior a ello, en 1890 se dio el primer caso de trasplante de embriones de conejo, dando
como resultado una gestación y nacimiento exitoso. Sin embargo, solo fue hasta 1973 que se
reportó el primer embarazo humano mediante FIV, reportado por Carl Wood y John Leeton en
Melbourne, Australia. Desafortunadamente, para los investigadores, el proceso de embarazo no
pudo llegar a término, al igual que las 102 transferencias de embriones fallidas que se dieron antes
de que finalmente, en 1978, naciera el primer bebé bajo esta técnica (Mata-Miranda y Vázquez-
Zapién, 2018).
Dearborn, Michigan, Estados Unidos. Quien a través de su agencia Surrogate Family Service Inc.,
facilitó el acceso a esta práctica sirviendo de mediador entre las partes (Beetar, 2019).
Sin embargo, el primer caso en el que los óvulos utilizados no eran los de la madre gestante
se dio en el año 1984:
Dando como resultado que fuera la primera mujer que dio a luz a un bebé con quien no
tenía ninguna relación genética, generando un avance enorme a la medicina dando
posibilidad a aquellas madres infértiles pudieran tener un hijo genéticamente propio sin
tener que gestarlo. (Ávila, 2017, p. 318)
Otro hecho importante se dio posteriormente en el año 1986, en Estados Unidos, cuando
se evidenció un caso de incumplimiento al contrato pactado entre las partes:
Conocido popularmente como “Baby M” se trató de una pareja de esposos, los Stern,
quienes presentaban problemas fisiológicos que les impedía convertirse en padres, razón
por la cual tomaron la decisión de contratar con una señora de nombre Mary Whithead para
que les alquilara su vientre a cambio de un pago de diez mil dólares; así se suscribió un
contrato donde se indicó que se realizaría la inseminación artificial con el semen del señor
Stern y los óvulos de la madre sustituta. Posterior al nacimiento, el bebé sería entregado a
sus padres genéticos, la madre gestante renunciaría a su relación materno-filial,
permitiendo que la señora Stern pudiera adoptarla. No obstante, cuando nació la señora
Mary no quiso entregar a la pequeña porque se había encariñado con ella, incumpliendo lo
pactado en el contrato. (Cadavid y Barrera, 2016, p. 3)
En este caso, el tribunal decidió que el contrato de maternidad subrogada era invalido, toda
vez que exigía una suma de dinero en contraprestación de la adopción, además, vulneraba otras
leyes existentes sobre la filiación y la custodia. Sin embargo, priorizó el interés superior de la niña,
dando como resultado que la custodia debía permanecer a cargo de los Stern, ya que resultaba
favorable para la menor, y la señora Whithead, al reconocerse como su madre, tendría derecho a
visitarla (Ávila, 2017).
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En consecuencia, muchos países han tenido que avocarse a estudiar esta práctica y la forma
en que puede ser regulada, o en su defecto prohibida, algunas de estas perspectivas se expondrán
en el capítulo siguiente.
En Argentina, al igual que en Colombia, no existe una ley que prohíba la maternidad
subrogada o alquiler de vientre. Sin embargo, dentro de la Constitución de la Nación se encuentra
el artículo 19 que establece:
Artículo 19- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden
y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de
la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que
no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe (Constitución de la Nación de
Argentina, 1994, art. 19).
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De esto se deduce que podría considerarse permitido este método, bajo el entendido de que
no afecta a terceros, y al no existir norma que lo prohíba explícitamente, no puede ser sancionada
su práctica. Además de esto, a partir de la Ley 26.862 de 2013, el gobierno argentino reglamento
el derecho al “Acceso integral a los procedimientos y técnicas médico-asistenciales de
reproducción médicamente asistida”, dentro del cual se contemplan doce artículos que establecen
la intervención del Estado para regular lo relacionado con las TRHA. Siendo el Ministerio de
salud de la Nación el encargado de la respectiva aplicación de estas normas (art. 3º), a través de
una función de control y vigilancia de las instituciones que brindan estos servicios, con previa
inscripción en el registro del Ministerio de salud de la nación (art. 4º). Estas instituciones deben
poseer los requisitos que determina el Estado argentino, a través de esta entidad inscrita.
gestante. Es decir, la mujer prestó su útero para llevar el embarazo de su sobrino, ya que la carga
embrionaria sería transferida por la pareja (Periódico Judicial, 2021, párrafo 20).
Esta regulación indirecta realizada por el Estado argentino puede llegar a establecer una
posible propuesta para que el congreso colombiano legisle y proponga al Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar como la entidad que realice la supervisión, vigilancia y control de la práctica
de este método gestacional. De esta manera, se podrían verificar estatalmente las condiciones bajo
las cuales se realiza esta práctica, pudiendo garantizar la protección de los derechos fundamentales
de las mujeres que prestan este tipo de servicios y buscando que no sean instrumentalizadas por
medio de contratos jurídicos, sino que se reconozca y proteja su dignidad como mujer, además de
otros aspectos de interés para el estado colombiano en cumplimiento de los mandatos
constitucionles.
esto derivo en que la práctica se pudiera realizar de manera legal con gran facilidad, causando que
el estado de Tabasco: “Se convirtiera —aunque en menor medida— en un destino nacional e
internacional de gestación subrogada y los problemas con su normativa comenzaran a hacerse
visibles” (GIRE, 2017).
A razón de esta problemática, se dio en el año 2016 una reforma a la norma, la cual resultó
problemática, debido a que dentro de esta se presentaron las siguientes irregularidades:
(i) Establece que la madre gestante debe tener una edad de veinticinco a treinta y cinco
años de edad, que solamente parejas heterosexuales puedan participar como padres
contratantes, y que quienes participen en el procedimiento solamente puedan ser
mexicanos. Estas limitaciones resultan discriminatorias con mujeres mayores o
menores del rango, parejas homosexuales o personas solteras que deseen contratar, y
extranjeros, toda vez que el análisis de las capacidades para participar debería ser un
análisis de las condiciones individuales de la persona y no limitarse a una segregación
por motivos de edad, orientación sexual y nacionalidad.
(ii) La ley indica como requisitos que la madre gestante “no ha participado más de dos
ocasiones consecutivas en dicho procedimiento”, esto causa una inseguridad jurídica
ya que no especifica si la participación a tener en cuenta puede ser intentos de
implantación, embarazos, o meramente los nacimientos producto de la práctica, lo cual
resulta confuso al momento de interpretar la nulidad o eficacia del contrato. De igual
forma solo exige a los padres contratante el pago de los gastos médicos, dejando de
lado todo gasto adicional a causa del embarazo que pueda surgir. (GIRE, 2017)
Sin embargo, pese a que la regulación prohíbe que se dé una remuneración económica
adicional a los gastos médicos por el embarazo, en la realidad nos encontramos con que:
4.1. Legislación
alquiler de vientre y recoger al recién nacido, contrato que es realizado por medio de clínicas de
fecundación localizadas en el país. A continuación, se reflejan las solicitudes recibidas durante los
años 2020 y 2021:
Tabla 1
Solicitudes
Países Solicitudes
Estados Unidos 6
Chile 1
Dinamarca 2
Israel 1
Reino Unido 1
Republica Checa 1
Polonia 1
Canadá 1
Brasil 1
Australia 1
Total 16
Nota. Fuente: Gaceta del Congreso 958 (Congreso, 2021, p. 8)
A lo largo de los últimos años, han existido varias iniciativas legislativas en cuanto a la
gestación por sustitución, sin embargo, ninguna ha llegado a ser aprobada en el Congreso
(Montoya, 2019, p. 18). Dentro de estas iniciativas encontramos las siguientes:
(i) Proyecto de Ley 037 de 2009: “Por medio del cual se establecen procedimientos
para permitir en todo el territorio nacional la práctica de la gestación sustitutiva en
desarrollo de las técnicas de reproducción asistida y se dictan otras disposiciones”
(ii) Proyecto de Ley 202 de 2016: “Por medio del cual se prohíbe la práctica de la
maternidad subrogada al ser una categoría de trata de personas y explotación de la
mujer con fines reproductivos”
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La más reciente iniciativa legislativa fue el Proyecto de Ley 113 radicado el 21 de Julio de
2021, que de igual forma al presentado en el 2020 propone una ley: “Por medio de la cual se crea
el tipo penal que sanciona a quien constriña a la mujer a la maternidad subrogada con fines de
lucro y se prohíbe su práctica, se frena la ‘cosificación de los bebés’(...)” el cual a la fecha se
encuentra en trámite en la Comisión Primera Constitucional Permanente de la Cámara de
Representantes.
Este procedimiento resultó fallido, por lo que el señor Salomón acuerda con la señora Saraí
que se llevara a cabo una inseminación artificial, usando sus propios óvulos en lugar que los de su
esposa Raquel; con el fin de reducir la posibilidad de que el procedimiento fallara nuevamente.
Este procedimiento funcionó satisfactoriamente, y dio paso al nacimiento en el año 2006 de
gemelos. Sin embargo, la señora Saraí, decide conservar sus hijos, registrándolos únicamente con
sus apellidos y ocultando información sobre el parto al padre, para que este no pudiese asistir; pese
a esto, el padre logró reconocer judicialmente a los menores como sus hijos y responder legalmente
por ellos.
(…) En primer lugar confirma la decisión que dejo sin efectos el permiso de residencia
fuera del país. En segundo lugar, se ordenan unas medidas de protección encaminadas a
lograr el restablecimiento de los derechos de los menores y de la madre, hasta tanto se
decidan los procesos de pérdida de la custodia y cuidado personal y el de pérdida de la
patria potestad que ha sido suspendido, por lo que se ordena al padre de los menores traer
los niños a donde este la madre, como mínimo 3 veces al año, durante las vacaciones de
Semana Santa o su equivalente. Todos los gastos deben ser asumidos por el padre, de
acuerdo con la cuota que para tales efectos determine el juzgado, la cual deberá estar acorde
con las reales condiciones económicas del padre de manera que se garantice el nivel de
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vida que los menores han tenido hasta el momento. (Corte Constitucional de Colombia,
Sala segunda de revisión, Sentencia T-968 de 2009)
La mediación lucrativa entre las partes que llegan a un acuerdo o convenio de este tipo;
la desprotección de los derechos e intereses del recién nacido; los actos de disposición del
propio cuerpo contrarios a la ley; y los grandes conflictos que se originan cuando surgen
desacuerdos entre las partes involucradas. (Corte Constitucional de Colombia, Sala
segunda de revisión, Sentencia T-968 de 2009)
Así mismo, expresa que, conforme a lo establecido por la doctrina, esta práctica es
considerada como beneficiosa para personas solteras o parejas que no han podido concebir sus
propios hijos, permitiéndoles que el hijo sea genéticamente propio, ya que la madre gestante
únicamente se encarga de llevar el embarazo fruto del óvulo y espermatozoide de los padres
contratantes (Corte Constitucional de Colombia, Sala segunda de revisión, Sentencia T-968 de
2009).
(i) Que la mujer tenga problemas fisiológicos para concebir; (ii) que los gametos que se
requieren para la concepción no sean aportados por la mujer gestante (quien facilita su
vientre); (iii) que la mujer gestante no tenga como móvil un fin lucrativo, sino el de ayudar
a otras personas; (iv) que la mujer gestante cumpla una serie de requisitos como mayoría
de edad, salud psicofísica, haber tenido hijos, etc.; (v) que la mujer gestante tenga la
obligación de someterse a los exámenes pertinentes antes, durante y después del embarazo,
así como a valoraciones psicológicas; (vi) que se preserve la identidad de las partes; (vii)
que la mujer gestante, una vez firmado el consentimiento informado, e implantado el
material reproductor o gametos, no pueda retractarse de la entrega del menor; (viii) que los
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padres biológicos no pueden rechazar al hijo bajo ninguna circunstancia; (ix) que la muerte
de los padres biológicos antes del nacimiento no deje desprotegido al menor; y (x) que la
mujer gestante sólo podría interrumpir el embarazo por prescripción médica, entre otros.
(Corte Constitucional de Colombia, Sala segunda de revisión, Sentencia T-968 de 2009)
Conforme a lo anterior, se observa que la Corte Constitucional, desde hace más de una
década, dejo en evidencia la necesidad de reglamentar la maternidad subrogada en busca de la
protección de los derechos del menor, los conflictos contractuales que derivan y los actos de
disposición del propio cuerpo contrarios a la ley. Sin embargo, no analizó específicamente la
potencial afectación a la mujer gestante en su dignidad humana.
Sobre la maternidad subrogada existe una postura que la define como una práctica que
permite que, por medio de una decisión libre y consensuada entre dos partes, una de ellas – los
contratantes – logre su deseo de vivir la maternidad o paternidad, mientras que la otra parte – la
madre gestante – consigue un beneficio personal al poder ayudar a otras personas, y en la mayoría
de ocasiones recibe un pago económico en contraprestación de su servicio de gestante. (Camacho,
2009). Conforme a esta posición, el procedimiento debe ser permitido al considerar que no suscita
realmente un problema jurídico, ni ético, inclusive se llega a comparar con la prestación de un
servicio laboral, como por ejemplo lo expone Camacho (2009), de la siguiente forma:
Algunas personas, sobre todo mujeres, en situaciones de dificultad económica deben
trabajar en tareas no tan gratas o alquilando su cuerpo para vivir o sobrevivir, muchas se
ven obligadas a trabajar de empleadas domésticas, deberíamos decir ¿Que alguien está
realizando una acción moralmente objetable o está explotando a una mujer necesitada
porque le da trabajo como empleada doméstica? (p. 8)
Sin embargo, esto desconoce el trasfondo de la situación, porque si bien es cierto que estos
acuerdos se dan de forma consensuada y en la mayoría de casos se le da una recompensa
económica a la mujer, los bienes que se intercambian en esta relación contractual no resultan
equivalentes, y la realidad es que nos encontramos con un mercado en el cual los efectos de
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comercializar este tipo de servicios resultan en una afectación de la salud de la mujer (Balaguer,
2017). Adicional a ello, permite la instrumentalización de la mujer y la deja desprotegida,
violentando sus derechos fundamentales, como la dignidad humana, debido a que “Mercantiliza,
cosifica e instrumentaliza el cuerpo de la mujer gestante, además de que la discrimina y, en
definitiva, disgrega su unicidad personal” (Aparisi, 2017, p. 168).
Es por ello que se debe tener en cuenta que, dadas las condiciones de necesidad en las que
normalmente se encuentra la mujer gestante, resulta “Sumamente complicado discernir entre
voluntades plenamente libres y consentimientos viciados” (Aparisi, 2017, p. 171). Esto respaldado
en que se ha encontrado que las madres que alquilan su vientre lo hacen bajo una presión
económica; al respecto la Organización Panamericana de la Salud (OPS), afirma que la mujer que
actúa como madre subrogada, generalmente:
Encontramos también una posición intermedia, que, si bien reconoce los aspectos
desfavorables de permitir este tipo de procedimientos, se enfoca en que siempre existirán países
que permitan la práctica. El permitirlo y regularlo evitará la especulación y que se genere turismo
procreativo, por ende, resulta en una mejor solución (Aparisi, 2017). Otro punto de vista propone
que se podría interpretar la prohibición como una protección paternalista de índole moral de parte
del Estado y con fundamento en la protección de la dignidad, e interfiriendo en la libertad de
decisión de la mujer y en su esfera interna como persona, limitando de esta forma aún más sus
derechos. Pero esto no es cierto, toda vez que esa protección se da principalmente con el fin de
cuidar la salud y dignidad de esta, la cual se ve afectada negativamente por esta práctica (Balaguer,
2017).
Esto resulta de vital importancia dentro del contexto jurídico colombiano, toda vez que la
dignidad humana se encuentra consagrada en Colombia dentro de la Constitución política, la cual
establece que:
Si bien es cierto, que en ese caso la Corte se refería a legislación penal respecto al aborto,
podemos inferir de esta postura, que el mismo tratamiento se debe dar a la mujer dentro de todos
los ámbitos del derecho y para nuestro caso, el de poder disponer de su cuerpo y en general de
todo su ser para gestar a un hijo con el cual no generará vínculos luego de haber nacido, lo que a
todas luces implicaría su instrumentalización la cual afecta de forma directa su dignidad cuando
además de cumplir un objeto meramente reproductor, no le son protegidas sus garantías mínimas.
Esto no quiere decir que la única solución derive en la prohibición de la misma, ya que
como lo ha establecido el Comité Técnico del Consejo Superior de Política – en su examen al
proyecto de ley 118 de 2019 que buscaba la prohibición de la práctica – es cierto que se debe tener
en cuenta la protección necesaria de las mujeres que a causa de su situación de vulnerabilidad vean
afectada su voluntad dentro del negocio jurídico, ya que esta se encuentre condicionada a una
necesidad económica y a razón de ello accedan a realizar la práctica; sin embargo, la prohibición
excede el nivel de protección a la mujer, y deja de lado la capacidad de estas a decidir sobre su
cuerpo, por lo que consideramos que con la implementación de un sistema normativo
proteccionista de la mujer gestante, los riesgos de afectar su dignidad como mujer se verán
mermados.
Es por ello que dentro de este respeto de la dignidad de la mujer, se debe garantizar también
el derecho a tomar decisiones libres, informadas y consentidas sobre su cuerpo, lo cual se logra
permitiendo: “Por una parte contar con la información necesaria para adoptar decisiones de esta
naturaleza y en esa medida está estrechamente relacionado con el derecho a una educación sexual
adecuada y oportuna” (Corte Constitucional de Colombia, Sala plena, Sentencia C-355/06).
Lo anterior, entendiendo la magnitud de la afectación que sufre la mujer que presta este
servicio, reconociendo que la gestación de un hijo ajeno o propio en su vientre tiene una
repercusión en todos los contextos de su vida, no solo como mujer sino como ser humano íntegro,
y por ende esta nueva vida, no puede ser considerada simplemente como un “objeto” en el contrato,
o entender al embarazo como una simple “obligación de hacer” por parte de la madre gestante,
esto se fundamenta también en lo expuesto por la Corte Constitucional al indicar que:
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Adicional a esto, la Corte también reitera la labor del estado en la protección a las mujeres
de la siguiente forma:
Como consecuencia, se puede establecer que resulta necesario que se legisle sobre el tema,
a fin de garantizar que esta práctica exista respetando los derechos de las madres gestantes,
garantizando que quien desee realizarlo lo haga con voluntad plena, brindando su consentimiento
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de forma libre e informada, donde efectivamente cuente con las garantías necesarias para que su
dignidad como mujer no se vea afectada; y no simplemente accedan a satisfacer necesidades
económicas.
6. Conclusiones
Por otro lado, en México podemos evidenciar cómo una legislación incompleta, poco
comunicada a la población o sin la vigilancia necesaria, deriva en una situación en la que pese a
existir una regulación, esta no cumple su función. Lo anterior debe tomarse como ejemplo para
lograr una reglamentación completa y con la participación de una institución o entidad que se
encargue, y logre la correcta aplicación de las normas que se estipulen además de la protección
de los derechos de las partes, especialmente el de la madre sustituta y los niños y niñas que nacen.
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En consecuencia, la madre gestante se obliga a una prestación de gran magnitud, toda vez
que la gestación de un ser humano en su vientre y la posterior entrega del mismo le afecta
profundamente en todos los aspectos de su vida. Adicional a esto, estas madres son la parte más
débil de la relación contractual, por un lado, cuando existe una necesidad económica que las
motiva, y por otro, por los efectos corporales y psicológicos que esta práctica trae. Advirtiendo
además sobre la instrumentalización de su cuerpo reduciéndola en el peor de los casos a una simple
reproductora de seres humanos, dejando de lado la trascendencia de este proceso biológico y su
dignidad como ser humano.
7. Referencias
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Senado.https://www.politicacriminal.gov.co/Portals/0/Conceptos%20CSPC/08.%20CSP
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asistida. (35).
https://www.fundaciogrifols.org/documents/4662337/4721652/Q35_web.pdf/9ffb8a26-
22e5-4935-becb-fae600676055
Gaceta del Congreso 958. Proyecto de Ley Estatutaria N.º 113 de 2021 (2021). Congreso. Por
medio de la cual se crea el tipo penal que sanciona a quien constriña a la mujer a la
maternidad subrogada con fines de lucro y se prohíbe su práctica, se frena la ‘cosificación
de los bebés’, y se dictan otras disposiciones.
http://svrpubindc.imprenta.gov.co/senado/index2.xhtml?ent=Cámara&fec=29-9-
2021&num=1331
Gire, (2021). Gestación subrogada en México. Resultados de una mala regulación.
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Colección de Bioética.
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Mark, P. & Salvador, Z. (2019). ¿Qué es la gestación subrogada? Definición, tipos e indicaciones.
Reproducción Asistida ORG. https://www.reproduccionasistida.org/gestacion-subrogada/
Mata-Miranda, M. y Vázquez-Zapién, G. (2018). La fecundación in vitro: Louise Brown, a cuatro
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