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Extracto, de Bompadre, D. (2016). “Sentirnos bien en la escuela.

Herramientas de
reflexión.Edit. Stella, Bs.As.

Capítulo 1
El docente y el clima escolar

En los ambientes tóxicos, se puede gritar, pero no hablar; existe la queja, pero no la
propuesta. Está instalado un malestar, pero de eso no se habla.
Bernardo Blejmar

Cuando entramos a una escuela, percibimos el ambiente que en ella circula con
solo mirar, escuchar y hablar. Existen dos tipos de climas: los que invitan a trabajar con
tranquilidad, donde el aprendizaje, el compartir, la confianza y el compromiso están
presentes y cimientan bienestar, y los climas tensos, cargados de silencios,
desconfianzas, aislamientos, rumores, incomunicación y quejas, donde se exterioriza el
malestar. Nuestros estados emocionales se contagian cuando compartimos la alegría, el
miedo, el humor, la angustia, la tristeza, la ira, la preocupación, el resentimiento, la
resignación y la frustración, entre otros. Nos tocan y condicionan no solo en nuestro
accionar, sino también, en el de quienes nos rodean, al extremo de impactar en la salud
física y mental de todos los que interactúan.

¿Somos conscientes del grado en qué impacta el ambiente en los aprendizajes de


los alumnos y en el desempeño de nuestra función? ¿Estamos atentos a nuestra salud
mental, emocional y corporal?

La calidad educativa es un desafío que implica brindar las mejores condiciones


para desarrollar y fortalecer la formación integral de las personas a lo largo de toda la
vida y promover la capacidad de definir un proyecto de vida, basado en los valores de
libertad, paz, solidaridad, igualdad, respeto a la diversidad, justicia, responsabilidad y
bien común. No se trata solo de preparar a nuestros alumnos para que puedan conseguir
un trabajo y ser exitosos, sino de buscar la mejor forma de armonizar el saber con el
hacer, el estar con el existir y el convivir con el compartir.
El ambiente ha sido identificado como uno de los factores de mayor incidencia
en los niveles de aprendizaje. Diversas investigaciones 1 señalan que un buen clima es la
variable de mayor impacto en la mejora del rendimiento en áreas curriculares como
Prácticas del Lenguaje y Matemática, así como también en otras dimensiones de la vida
escolar. El conocimiento se construye en relación con el ámbito donde se aprende y,
para que exista un verdadero aprendizaje, su transmisión requiere de una relación
favorable. Existe una correspondencia directa entre clima social positivo y buen
rendimiento académico, entre formas de adquisición de habilidades cognitivas,
aprendizaje efectivo y desarrollo de actitudes positivas hacia el estudio (Casassus,
2000).

La relación entre docente y alumno, mediada por el conocimiento, es una


relación de carácter intersubjetivo. Las investigaciones sobre este tema realizadas en
diferentes escuelas demuestran que, independientemente de las condiciones de origen de
los alumnos, estos consiguen los mejores resultados en un clima escolar positivo. Una
atmósfera de trabajo que favorece la labor de los docentes y el desarrollo de la
organización escolar mejora la calidad educativa. La enseñanza y el aprendizaje
constituyen un proceso relacional que, para ser efectivo, requiere desarrollarse bajo
parámetros de beneficio psicológico, ético y emocional; solo así, es posible pensar en la
posibilidad de impartir y adquirir una formación tanto académica como socioafectiva
(Onetto, 2015).

El ambiente es un indicador de la calidad de la vida interior de la escuela, de


cómo se convive. Está relacionado con la capacidad de retención de estudiantes y
docentes, ya que favorece lo que se ha llamado el apego escolar, que significa “la
facultad de generar vínculos de cercanía e identificación con la institución educativa”
(Alcalay, Milicic y Torreti, 2005).

1
El primer informe del estudio del LLECE (Cassasus y otros, 2001), plantea que el clima de aula sería la
variable individual que demuestra el mayor efecto sobre el rendimiento en Lenguaje y en Matemáticas.
Asimismo, se demostró que si se suman los factores extraescolares, los materiales, los recursos humanos
y los factores psicológicos, esta suma es inferior a la importancia que tiene el clima logrado dentro del
aula.
Fuente: Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación, UNESCO.
Nos detendremos en un actor fundamental en la construcción de un entorno de
bienestar: el docente. Una persona con nombre y apellido, con inquietudes y
sentimientos, con deseos y objetivos, con aciertos y errores, con conocimientos y
limitaciones que influye y a su vez es influida por el ámbito en el que desarrolla su
trabajo. El docente asume a diario situaciones que producen un desgaste profesional
bajo circunstancias diversas y complejas condicionadas por la rapidez de los cambios
sociales − las familias y su problemática, la baja relevancia social del rol docente, los
cambios tecnológicos, los cambios educativos, políticos, y otros − y por la tensión que
generan los conflictos de convivencia, que pueden provocar inestabilidad. Los seres
humanos no hemos sido preparados para cambiar con tanta rapidez ni nos hemos
formado para vivir en un mundo en profunda transformación.

En el interior de las escuelas, encontramos docentes con síntomas de


agotamiento, estrés y malestar. Surge, entonces, una expresión significativa, el malestar
docente, que refiere a la falta de salud mental, corporal y emocional, que afecta a la
persona y a sus tareas. La institución escolar se convierte en un lugar propicio para la
aparición y desarrollo del llamado síndrome de burnout2, que genera en quienes lo
padecen los síntomas propios del cansancio emocional, la despersonalización y la baja
realización personal.

El instrumento de trabajo más importante con el que contamos los docentes es


nuestra persona. Todo pasa a través de ella: lo pedagógico-didáctico, lo administrativo,
lo organizativo, lo sociocomunitario, los contenidos, los valores, las actitudes. Al igual
que el cantante trabaja su voz o el atleta su cuerpo, el docente debe trabajar su persona
en forma integral para poder incidir con plenitud en la formación de otras personas.

El clima escolar: parte de la gestión del equipo directivo

El bienestar mental, físico y emocional del docente es fundamental y la realidad


demuestra que, a pesar de las buenas intenciones, en el plano operativo, no se lo ha
instrumentalizado lo suficiente. El equipo directivo tiene como responsabilidad primaria

2
El síndrome de burnout es una patología severa, relativamente reciente, que está relacionada con el
ámbito laboral y el estilo de vida que se lleva. Es un trastorno emocional provocado por el trabajo y
conlleva graves consecuencias físicas y psicológicas cuando el fenómeno se somatiza. La ansiedad o la
depresión dan origen a numerosas bajas laborales. Disponible en: <http://www.universia.es/>.
la construcción de un contexto escolar favorable para lograr los aprendizajes y cuidar la
salud de todos los actores, sobre todo, y dada su tarea, la de los profesores.
Investigaciones realizadas en los últimos años (Guzmán, 2010) señalan que los
directivos perciben que la calidad de los vínculos entre ellos y los docentes y la de los
docentes entre sí incide en el compromiso que asumen con la escuela, en la posibilidad
de instalar procesos de cambio, en el convencimiento de concretarlos. Los directivos
deben ocuparse de comprender sus prácticas, de apoyarlos protegiendo su seguridad
ante los problemas cotidianos y de facilitar la ayuda que pidan ante las dificultades
profesionales. La calidad de estas relaciones repercute en las posibilidades de la
institución de cumplir sus metas.

Un liderazgo compartido 3 (Álvarez, 2010) posee la capacidad de sentir el clima


que se desarrolla en la escuela. Sin esta conciencia social y comunitaria, es difícil ver
cómo un líder puede demostrar empatía al responder a los sentimientos de los
miembros. Sintonizando con cómo se sienten los otros, el líder puede poner en juego su
propia conducta de forma adecuada, ya sea para calmar miedos, aliviar enojos o
promover un ambiente de buen ánimo (Turnbull, 2011). El desafío es ser reconocido y
respetado no por la posición de autoridad que ocupa, sino por el apoyo efectivo que le
brinda a los docentes, por su poder de articular efectivamente el entramado de
relaciones y por la legitimación que el cuerpo docente le brinda (UNICEF,
2005).Autoridad, etimológicamente, proviene de augere y significa “hacer crecer,
ayudar a aumentar”, o sea, que se espera que quien la ejerza asegure el crecimiento y el
progreso de los actores. El directivo desarrolla una función nutritiva con todos los
actores de la escuela.

Reflexión 1

Un docente permanece entre 8 y 9 horas en la misma escuela para cumplir sus


funciones.
El docente es un gran actor en la construcción del ambiente.

3
El liderazgo compartido nace, en primer lugar, del directivo, que junto a sus docentes diseña espacios
en torno al diálogo y al aprendizaje dialógico donde lo central es la confianza, se reconoce la diversidad y
se fomenta la horizontalidad en las relaciones.
Su bienestar físico, emocional y mental es fundamental.
La propuesta curricular incluye lo cognitivoy lo socioafectivo.

Pensemos en el impacto de clima escolar en el docente:


a. ¿Qué necesita tener en cuenta para cuidarse y cuidar a los que lo
rodean?¿Cómo puede integrar ambos aspectos?
b. En la vida cotidiana, estos aspectos ¿van por carriles separados? En caso
afirmativo, pensemos estrategias para poder integrarlos.
c. A partir de situaciones de conflicto, ¿construimos espacios de diálogo e
intercambio? ¿Cuáles?

Reflexión 2

Los directivos tienen la responsabilidad principal de formar


profesionales docentes reflexivos que sean capaces de comprender,
cuestionar y transformar sus prácticas.
K. Leithwood y D. Jantzi (2008, 2009), a partir de estudios
realizados en Estados Unidos y Canadá, afirman que la calidad del
liderazgo del directivo requiere enfocarse en la relación que él
establece con sus docentes, comunicando una visión motivadora,
expresando confianza en sus capacidades, estableciendo roles y
enfatizando los propósitos e identidad colectiva. Se le atribuye al
directivo la capacidad de establecer condiciones de trabajo que
permitan a los docentes el desarrollo de sus motivaciones y
aprendizajes, desarrollando el cultivo del respeto y la confianza, la
promoción del compromiso con los objetivos de la escuela,
fomentar una comunicación abierta y fluida, crear tiempos comunes
de planificación, incentivar una mayor participación de los docentes
en la toma de decisiones, apoyarlos individualmente y estimularlos
intelectualmente, entre otros.

1. El equipo directivo ¿apoya de forma afectiva y efectiva a sus docentes? ¿Qué


tendría que fortalecer?
2. ¿Favorece la incorporación de nuevas tecnologías, el desarrollo de la creatividad
y la búsqueda de respuestas innovadoras en la tarea cotidiana?
3. En la planificación institucional anual, ¿prevé espacios para la formación
continua, el desarrollo del sentido de comunidad, el mayor apego a la
institución, la identificación con el proyecto educativo teniendo en cuenta el
bienestar de cada uno de los actores?

Reflexión 3
Leemos los siguientes textos para pensar y reflexionar sobre nuestra experiencia.

Una idea clara del desarrollo profesional contempla a los educadores de todos los
niveles buscando constantemente formas nuevas y mejores de abordar las distintas
necesidades de aprendizaje de sus alumnos. Contempla a la escuela como comunidad de
aprendizaje en las que docentes y alumnos se dedican continuamente a investigar y a
mantener un discurso estimulante. Contempla a profesionales de la educación
respetados por sus conocimientos profesionales y su destreza pedagógica (Guskey,
1995).

Probablemente no haya en la escuela nada que cause más impacto en los alumnos, en
cuanto a desarrollo de destrezas, autoconfianza o conducta en clase, que el desarrollo
personal y profesional de sus docentes (Barth, 1996).

Las personas que se desarrollan…son aquellas a las que les gusta aprender. Buscan
nuevos retos, disfrutan con entornos intelectualmente estimulantes, son reflexivas,
hacen planes y se fijan objetivos, se arriesgan, se ven a sí mismas en los contextos
sociales generales de la historia, las instituciones y las grandes tendencias culturales, y
se responsabilizan de sí mismas y de su entorno (Rest, 1986).

Identifiquemos y enumeremos momentos importantes en nuestra vida personal y en


nuestra carrera profesional que nos hayan hecho cambiar positivamente.
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Capítulo 2
El clima escolar y la percepción docente

He llegado a una estremecedora certeza: soy el elemento decisivo en el aula.


Mi ser, mi persona, es lo que crea el clima de la clase. Es mi actuar diario en el
aula lo que genera sol y calor o tristes nubarrones. Como profesor poseo el poder
tremendo de hacer la vida de un alumno triste o alegre. Puedo ser un
instrumento de angustia o un factor de inspiración.
Puedo humillarlo o hacerlo reír, lastimarlo o fortalecerlo…
Haim G. Ginnot

Construir un clima social nutritivo es muy importante para el desarrollo humano


y profesional del docente. Se relaciona con el escenario y las condiciones ambientales
en que se desarrolla la vida escolar. Una particularidad que ofrece la atmósfera social en
la escuela es que, a diferencia de la mayoría de las organizaciones, el destinatario de la
finalidad de la organización es a la vez parte de ella: la misión institucional de toda
escuela es la formación de personas, y estas son parte activa de la organización
(Casassus, 2000).

¿Qué es el clima social escolar?

Llamamos “clima social escolar” a la percepción que tienen los individuos de las
características del ambiente donde desarrollan sus actividades habituales. Implica el
conocimiento de las normas y creencias que forman parte del sistema escolar (Arón y
Milicic, 1999), de los alumnos respecto de su contexto escolar y de los profesores en
relación con su entorno laboral. Tanto las normas como las creencias poseen un gran
impacto sobre el comportamiento de quienes interactúan en el mismo espacio; por
ejemplo, la disposición a participar de un modo activo, el grado de compromiso, la
identificación con la institución.

Sobre la percepción que los docentes tienen sobre el tema, es enriquecedora la


investigación realizada por P. Murillo Estepa y S. Becerra Peña (2008). Coexisten en el
docente necesidades profesionales y necesidades personales, que desvelan aspectos
positivos y negativos claves que se estructuran en tres elementos fundamentales: los
institucionales, los personales (socioafectivos y cognitivoconductuales) y los del rol
profesional. Es necesario considerar estos elementos para potenciar el entorno más
conveniente.

Al hablar de aspectos positivos, nos referimos a “climas nutritivos”, que son


aquellos que generan ámbitos donde la convivencia social es satisfactoria. Las personas
sienten que es agradable participar, hay buena disposición para aprender y colaborar, se
percibe que las emociones pueden ser expresadas libremente, hay contención y todo
contribuye a que aflore la mejor parte de cada uno. Por el contrario, los aspectos
negativos se refieren a “climas tóxicos”, aquellos que contaminan el ambiente, donde
aflora la parte más negativa de las personas. Asimismo, en estos se invisibilizan los
aspectos positivos y parecen inexistentes, por lo tanto, existe una percepción sesgada
que amplifica los aspectos negativos y las interacciones intrincadas obstaculizan la
resolución de conflictos. Del mismo modo que podemos hablar de climas tóxicos y
nutritivos, también, los actores pueden describirse como nutritivos, tóxicos y hasta
invisibles. Es decir, hay quienes los contaminan, quienes los purifican y los hacen
crecer, y quienes tienen muy poco impacto sobre ellos (Arón y Milicic, 1999).

Elementos fundamentales que coexisten en la figura del docente:


1. Elementos institucionales. Son los que se vinculan con la cultura institucional y
condicionan el clima escolar: la comunicación, la organización, el liderazgo, el
reconocimiento, las normas, las metas, las funciones, la conformación de equipos de
trabajo, la gestión de los tiempos y espacios y el ejercicio del poder, entre otros. Entre
los elementos institucionales obstaculizadores del clima escolar, podemos nombrar los
problemas de comunicación, el autoritarismo, los desacuerdos, la escasez de tiempo y
de espacios adecuados, la sobrecarga de tareas y la desorganización, entre otros.

2. Elementos personales. Son los que condicionan el clima escolar favorablemente.


Sobresalen dos aspectos: los socioafectivos y los cognitivoconductuales. Entre los
primeros, se destacan la empatía, la confianza, la calidez, la comprensión, la alegría, el
amor y la afectividad. Entre los segundos, la capacidad de escucharse unos a otros, el
respeto mutuo, la tolerancia, la solidaridad, el apoyo emocional, la asertividad y la
proactividad. En el otro polo, se manifiestan los elementos negativos de la persona.
Entre los socioafectivos, la envidia, entendida como la expresión de celos profesionales;
el egoísmo, que reúne conceptos como el individualismo y la poca solidaridad; la
desconfianza; la autosuficiencia; la impersonalidad; y la apatía, que se refiere a la
indiferencia y el pesimismo en las relaciones. Entre los cognitivoconductuales, los
malos entendidos, la falta de diálogo o incomunicación, la falta de respeto, la
intolerancia, la poca aceptación o la incompatibilidad entre colegas, la inflexibilidad, los
rumores y las murmuraciones, las mentiras, la falta de honestidad y las calumnias.

3. Elementos propios del rol profesional. Son los que colaboran en brindar un clima
acogedor. Sobresalen la responsabilidad, el compromiso, la profesionalidad, el
aprendizaje, la participación, el trabajo en equipo y la vocación. Entre los elementos
obstaculizadores, la irresponsabilidad, la falta de compromiso y colaboración, la baja
participación e implicación, el incumplimiento, los desacuerdos, las rivalidades, entre
otros.

Reflexión...1

Un aula es un lugar para la amistad, el trabajo y la cortesía.


Un lugar lleno de vida donde le dedicas tu vida.
Un lugar donde te dan su vida…4

¿Podemos convertir bajo nuestra propia responsabilidad el espacio y el tiempo de un


lugar material y funcional en un lugar de experiencia con la vida y el conocimiento?

Recordemos algunas experiencias personales y compartámoslas con nuestros colegas.

¿Tenemos en cuenta a la hora de dar clase la importancia de nuestra gestión pedagógica


en el aula? ¿Sabemos aprovechar el espacio, el tiempo y los recursos para mejorar los
procesos de aprendizaje?

4
Extraído de la película Profesor Lazhar (2011), de Philippe Falardeu.
Escribamos, al menos, dos estrategias para lograr estos objetivos.
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Reflexión...2

Ocupar un espacio no es lo mismo que habitarlo: habitar un lugar es apropiarse de él,


dejar huellas, dejar los rastros que identifican a las personas que lo habitan, es decir, que
lo viven. Observando la estructuración del espacio y de las formas que asume en la
escuela, puede detectarse el modelo didáctico que sustenta, asumido en forma explícita
o implícita. En el aula, es posible analizar cuál es el lugar que ocupa el docente, cuál es
el espacio de y para los alumnos, así como cuáles son las posibilidades de intercambio
entre ellos, qué lugar ocupa el conocimiento y de qué manera el espacio permite y
facilita su apropiación y circulación.

a. Visualicemos los espacios donde desarrollamos nuestra actividad: aula,


despachos, pasillos, biblioteca, patio, salones, etcétera, y registremos sus
características.
b. Formulemos propuestas que permitan convertir esos espacios en lugares
“habitables”.

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Reflexión…3
El clima tiene cierta permanencia en el tiempo, a pesar de experimentar cambios por
situaciones circunstanciales, pero es sumamente frágil. Es mucho más difícil crear un
buen clima que destruirlo 5.

a. Luego de leer el cuadro comparativo (Arón y Milicic, 1999), tratemos de


identificar algunas de estas características en el ambiente de nuestra escuela.
b. Pensemos qué acciones permitirían potenciar lo nutritivo y transformar lo
tóxico.

Clima nutritivo Clima tóxico


Se percibe un clima de justicia. Percepción de injusticia.
Reconocimiento explícito de los logros. Ausencia de reconocimientos.
Descalificación.
Predomina la valoración positiva. Predomina la crítica destructiva.
Tolerancia a los errores. Sobrefocalización en los errores.
Sensación de ser alguien valioso en la Sensación de ser invisible.
escuela.
Sentido de pertenencia. Sensación de marginalidad, de no
pertenencia.
Conocimiento de las normas y Desconocimiento y arbitrariedad en las
consecuencias de su incumplimiento. normas y consecuencias de su
incumplimiento.
Flexibilidad de las normas. Rigidez de las normas.
Sentirse respetado en su dignidad, en su No sentirse respetado en su dignidad, en
individualidad, en sus diferencias. su individualidad, en sus diferencias.
Acceso y disponibilidad de la información Falta de transparencia en los sistemas de
relevante. Hay posibilidades de información. Uso privilegiado de la
involucrarse en las decisiones de la información.
escuela en la medida en que aportan ideas
y estas son tomadas en cuenta.
Favorece el crecimiento personal. Obstaculiza el crecimiento personal.

5
Clima Social Escolar. Documento Valoras UC1 (2008).Disponible
en:<http://ww2.educarchile.cl/UserFiles/P0001/File/clima_social_escolar.pdf>
Favorece la creatividad. Impide la creatividad.
Permite el enfrentamiento constructivo de No enfrenta los conflictos o los enfrenta
conflictos, ya que constituye una autoritariamente.
importante fuente de soporte emocional.
Condiciones organizativas favorables. Condiciones organizativas desfavorables
Participación. Acuerdos. por ser impuestas. No hay espacios ni
tiempos destinados para dialogar y hacer
acuerdos.

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