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1) INICIO DEL PROCEDIMIENTO

PREVENCIÓN POLICIAL
Fallo Guillén Varela
El TOC condena por robo con armas en concurso real con tenencia ilegítima de arma de guerra.
Defensor solicita la nulidad de todo lo actuado debido a que no hubo requerimiento de instrucción fiscal y el
proceso había iniciado por denuncia, no por prevención policial.
Por otro lado, solicita nulidad de la declaración indagatoria debido a que se realizó sin presencia de la defensa
del imputado, ni se realizaron las formalidades necesarias teniendo en cuenta que los imputados eran
analfabetos.
La Cámara hace lugar a la demanda.
Respecto del modo de iniciación del proceso indica que fue por prevención policial producto de una “noticia
criminis” que no reúne los requisitos de denuncia que la ley formal establece, por lo que no deja de ser un mero
anoticiamiento. Y sostienen que la prevención fiscal desplaza al requerimiento fiscal.
Al haberse iniciado el procedimiento por instrucción policial, no es necesario el requerimiento fiscal, pero sí la
comunicación al fiscal y al juez de instrucción, deben informar el o los delitos llegados a su conocimiento, ya
sea por denuncia o por iniciativa propia. Debe contener: la descripción del hecho, el encuadramiento legal y la
indicación de los posibles partícipes. Con esa comunicación la policía cumple su función de colaboración y
promueve la acción penal, así queda salvado el principio ne procedat iudex ex officio en la instrucción.
Rechazan el pedido de nulidad argumentando que el fiscal fue notificado de todo lo actuado.
Respecto a la declaración indagatoria, plantean que si bien ésta surgió como una medida de prueba en el sistema
inquisitivo, dentro de la estructura actual del proceso constituye también un acto de defensa del imputado con
prerrogativas a su favor. Asimismo, sostienen que la presencia de la defensa al momento de la declaración
indagatoria es facultativa del imputado, debe hacérsele saber que tiene el derecho de ser asistido y éste podrá
decidir acerca de su presencia. No obstante, debe tener una defensa designada de forma previa a la declaración
indagatoria.
En lo que respecta al pedido de nulidad, sostienen que, para hacer lugar a la solicitud, el error tiene que generar
un agravio, como por ej. haber conducido al veredicto final, no puede agotarse en el incumplimiento de una
formalidad exigida por la ley. En el caso concreto, las pruebas acumuladas eran de tal magnitud que la negativa
a declarar de los imputados, aún sin la presencia del defensor, no afectaron el desenlace del veredicto, por lo
que no se verifica un agravio que fundamente hacer lugar al pedido.
Se rechaza el recurso.
Doctrina
Dalbora rechaza esta postura. Plantea que se debe analizar la hermenéutica de los arts. 180, 188 y 195, donde se
le atribuye al agente fiscal el monopolio del impulso para la instrucción, por lo que el art. 188 desplaza al art.
195.
2) PROBLEMÁTICA DEL EJERCICIO DE LA ACCIÓN (Desacuerdo entre juez y fiscal)
ART. 180
Fallo Blanca Ávila (1993)
El procedimiento inicia por denuncia ante el juez, éste corre vista al fiscal en razón de lo establecido en el art.
180 para que se expida y el fiscal desestima la denuncia por considerar que no constituye delito.
El fiscal de Cámara argumenta que no había promoción fiscal de la acción que avale el inicio de la
investigación, por lo que la alzada hace lugar a este planteo y revoca el decisorio argumentando que el juego de
los arts. 188 y 195 impedían al juez iniciar la investigación sin impulso fiscal.
El juez de instrucción desestima la denuncia y la querella apela (Cámara confirma en su totalidad) e interpone
recurso de casación e inconstitucionalidad. El argumento es que se realizó una interpretación errónea de las
normas del código y rechaza la idea de que la decisión sobre si el proceso penal avanza quede en manos de una
sóla persona y no sea revisable. Además, sostiene que esa postura es insostenible porque el código adopta una
solución completamente distinta en el art. 348 cuando el fiscal se opone a la elevación de la causa a juicio.
Solicita la nulidad de lo actuado y la aplicación por analogía del art. 348 del CPPN.
El voto mayoritario, al que adhieren los jueces, es hacer lugar al pedido de nulidad y disponer que el juez de
instrucción eleve la causa a la CNACC para que ésta se expida en los términos del art. 348 (lo aplican por
analogía). El argumento es que debe establecerse un mecanismo de control jurisdiccional de las decisiones del
MP cuando éstas conducen a la clausura del proceso y que debe realizarse una interpretación lógica de las
normas del código, ya que este previó una solución para una situación similar en otra instancia del proceso
(requerimiento de elevación a juicio).
Fallo Tarifeño (1989)
En primera instancia el fiscal solicita la absolución y el tribunal condena igual, defensa interpone recurso
extraordinario ante la CSJN, ésta lo rechaza y llega en queja.
La CSJN declara la nulidad de la sentencia condenatoria y de todo lo actuado posteriormente debido a que el
fiscal solicitó la absolución, y pese a esto, el tribunal condenó igual. El argumento es que la sentencia
condenatoria efectuada sin mediar acusación fiscal, afecta la garantía consagrada en el art. 18 de la CN que
exige la observancia de las formas sustanciales del juicio relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia
dictada por los jueces naturales, toda vez que no fueron respetadas esas formas.
Fallo Marcilese (2002) - CAMBIA DOCTRINA
En los alegatos el fiscal solicita la absolución y la Cámara condena. La defensa llega en queja a la Corte con el
argumento de la arbitrariedad de sentencias y alegando que el tribunal realizó una interpretación errónea de
“Tarifeño”, afectando las garantías del debido proceso y defensa en juicio, debido a que este caso es distinto ya
que el fiscal habíasolicitado la ampliación del requerimiento fiscal y luego pide absolución.
La CSJN confirma la condena, remite los argumentos al dictamen del procurador.
Disidencia de Fayt: Para la resolución del caso concreto, no alcanza con el argumento de que la garantía de
debido proceso exige la observancia de las formas sustanciales del proceso, ya que no define el contenido
exigible a cada uno de esos actos para satisfacerla.
Fayt va a intentar determinar si el pedido de absolución del fiscal en los alegatos del debate, impide que el
tribunal valore las pruebas producidas en éste y, en su caso, condene al acusado.
En su argumento, plantea que deben distinguirse las reglas del debido proceso de carácter acusatorio y el
principio dispositivo. El primero hace referencia al desdoblamiento formal del Estado en dos órganos
específicos para la persecución penal: fiscal y juez, uno acusa y otro decide. Conforme a esto, el principio ne
procedat iudex ex officio supone únicamente que el procedimiento sólo podrá iniciarse con una acusación del
fiscal extraña al tribunal de juicio, en resguardo de la garantía de imparcialidad de quien juzga.
Fayt sostiene que el fiscal no es titular de derecho alguno, por lo que no podrá apartar al tribunal de su ejercicio
de jurisdicción. En este sentido, el juez queda ligado a la acusación en su imposibilidad de condenar al
imputado por una circunstancia ajena al requerimiento fiscal, pero la solicitud concreta del fiscal en modo
alguno lo vincula.
En síntesis, las exigencias de la garantía del debido proceso quedan satisfechas cuando la sentencia es precedida
por una acusación, aspecto que actúa como presupuesto de un debate válido. La requisitoria de elevación a
juicio es la acusación indispensable para garantizar el debido proceso legal. Los alegatos no revisten ese
carácter porque no modifican el objeto procesal, las partes sólo exponen sus conclusiones sobre las pruebas
producidas en el debate.
Fallo Cattonar (1995) - DOCTRINA TARIFEÑO
Fiscal solicita absolución por principio in dubio pro reo, tribunal condena. Defensa interpone REF con
fundamento en violaciones a las garantías constitucionales del debido proceso y la defensa en juicio.
La CSJN reitera el argumento de que la garantía del art. 18 CN exige la observancia de las formas sustanciales
del juicio relativas a la acusación, defensa, prueba y sentencia dictada por los jueces naturales. En este sentido,
sostienen que la sentencia condenatoria otorgada sin que medie acusación fiscal, no cumple con estos requisitos;
si el fiscal pide la absolución y el tribunal condena igual, se están transgrediendo las garantías de debido
proceso y defensa en juicio (remite a Tarifeño).
Fallo Mostaccio (2004) - DOCTRINA MARCILESE
Fiscal pide absolución en alegatos y tribunal condena igualmente.
La CSJN remite al dictamen del procurador (este remite a su propio dictamen en Marcilese).
3) Querella. Autonomía o adhesión.
Momento del 393 → Alegatos
Fallo Santillán (1998)
El fiscal pide la absolución, el querellante particular pide la condena y el tribunal absuelve.
Casación confirma la sentencia del tribunal argumentando que la actuación del querellante no era autónoma y,
por ende, mediando pedido de absolución por parte del fiscal, su pedido de condena no era suficiente para
habilitar al tribunal a emitir un pronunciamiento en este sentido. La querella interpone REF.
La CSJN argumenta que la diferencia con Tarifeño y los subsiguientes fallos en este sentido, se da en que en
aquellos las partes facultadas para emitir acusación, no lo hicieron, mientras que en este caso sí. En este sentido,
plantea que la misma Corte, al dotar de contenido los requisitos de la garantía del art. 18 CN, dotó de contenido
al principio constitucional de bilateralidad, sobre cuya base se sienta el procedimiento criminal.
Asimismo, estableció que la exigencia de acusación, como forma sustancial en todo proceso penal, salvaguarda
la defensa en juicio del justiciable, sin que tal requisito contenga distinción entre el carácter público o privado
de quien la formula. En el mismo sentido, la CSJN argumenta que todo aquel a quien la ley reconoce personería
para actuar en juicio en defensa de sus derechos está amparado por la garantía del debido proceso legal
consagrada por el art. 18 de la Constitución Nacional.
Fallo Del Olio (2006)
Defensa interpone recurso argumentando la violación de la defensa en juicio y debido proceso ya que se dictó
condena sin mediar acusación válida. Plantea que la querella no respondió la vista del 346 por lo que luego
perdió el derecho a alegar, debido a que no realizó el reproche en el momento debido.
La CSJN reitera doctrina Santillán, planteando que no interesa el carácter público o privado de la acusación para
que sea válida. No obstante, revierte la sentencia de primera instancia con el argumento de que la querella
perdió el derecho a alegar al darse por decaído el derecho de la vista del 346 (requerimiento de elevación).
Momento del 346 → Requerimiento de elevación a juicio
Fallo Del Olio (2006)
Fiscal solicita la absolución, tribunal condena, querellante particular no responde x lo que el juez da por decaído
el derecho (decae también su derecho a alegar luego porque no emitió la acusación que le da origen). La defensa
va en queja a la CSJN alegando la violación de la garantía de debido proceso y defensa en juicio (condena sin
acusación fiscal).
La CSJN sostiene que la diferencia con Santillán se da porque acá la querella no ejerció el derecho del art. 346
por lo que éste decayó, y así perdió derechos procesales posteriores.
Así establece que para que la querella pueda alegar en el 393, es necesario que haya requerido la elevación de la
causa a juicio en el 346. Revierte la sentencia del tribunal por considerarla violatoria de la garantía de defensa
en juicio.
Fallo Storchi (2004)
(Procedimiento del 348). En el marco de un proceso en el cual se investiga la posible comisión de un homicidio
culposo, la querella solicitó la elevación a juicio de las actuaciones respecto de cinco imputados, mientras que el
fiscal sólo lo hizo respecto de dos de ellos. El juez de instrucción al no compartir el pedido de sobreseimiento
formulado por el fiscal, elevó la causa en consulta a la Cámara, la cual resolvió apartar al fiscal de primera
instancia, remitiendo sumario al Fiscal General a fin de que designara a otro fiscal que formulara el
requerimiento de elevación a juicio. El Fiscal General planteó la nulidad del auto por el cual se dispuso la
elevación en consulta. La Cámara declaró la inconstitucionalidad del art. 348 párr. 2° del Cód. Procesal Penal e
hizo lugar al planteo de nulidad formulado por el Fiscal General.
Es inconstitucional el procedimiento de elevación en consulta previsto en el art. 348 del Cód. Procesal Penal de
la Nación -en el caso, se resolvió apartar al fiscal interviniente disponiéndose la realización del requerimiento
de elevación a juicio-, toda vez que tal mecanismo resulta contrario a la independencia del Ministerio Público
Fiscal consagrada en el art. 120 de la Constitución Nacional en tanto establece un sistema por el cual un órgano
jurisdiccional ordena al fiscal el impulso de la acción penal, vulnerando la necesaria bilateralidad que debe
existir entre acusación y defensa, en clara violación de las garantías de debido proceso, defensa en juicio, juez
imparcial e independencia de poderes.
Voto de Bruzzone.→ Resulta procedente elevar la causa a juicio en delitos de acción pública aún cuando sólo
medie acusación por parte del querellante particular, ya que de lo contrario se lo estaría privando del derecho a
formular acusación en juicio penal y a obtener un pronunciamiento acorde a su pretensión. Reconoce la
autonomía que la CSJN le da a la querella en el fallo Santillán para impulsar el proceso hasta el dictado de la
sentencia, por lo que está habilitado para solicitar la elevación a juicio, aún en disconformidad con el MPF.
Fallo Storchi II (2010)
Reconoce la autonomía de la querella para requerir la elevación a juicio aún cuando el fiscal solicite el
sobreseimiento.
Momento del 180→ Requerimiento de Instrucción
No hay fallos de CSJN, ésta no se expidió sobre este momento procesal.
Fallo Ascoleze (2003)
Voto del Dr. Bruzzone → Hace extensiva la postura de Santillán para el momento del 180.
Fallo Greco Rosa (2015)
Voto del Dr. Bruzzone → Hace extensiva la postura de Santillán para el momento del 180.
Reconoce la autonomía de la querella. Plantea que conforme se derivaría implícitamente de la jurisprudencia de
la Corte, la autonomía de la querella también se extiende al momento inicial del procedimiento penal. Es decir,
alcanza al momento del inicio de las actuaciones, sin perjuicio de la posición que pueda haber adoptado la
fiscalía al hacerse cargo de impulsar, o no, el procedimiento en el momento previsto por el art.180 del CPPN.
Fallo Dieguez
Fiscal solicita desestimación, juez hace lugar y Cámara Federal confirma. La querella interpone recurso y
Casación revierte la sentencia.
CPPF
Lo resuelve en el art. 33 con la conversión de la acción pública en privada.
Auto de procesamiento en casos del art. 215 CPPN (delegación fiscal facultativa)
Fallo plenario Blanc (2009)
El fallo da los siguientes argumentos en favor de que el auto de procesamiento sea un acto indispensable:
• Que el encarcelamiento preventivo requiere de un auto de procesamiento, tal como surge de los artículos 213
inc. b) y 312 primera parte CPPN. Además el auto de procesamiento que dispone una prisión preventiva si es
recurrible dado que causa un gravamen irreparable. Entonces, si se dictara una preventiva sin auto de
procesamiento, no habría que recurrir. Sin embargo, los defensores de que el auto de procesamiento NO sea un
acto indispensable rebaten este argumento señalando de que entonces sólo se requiera auto de procesamiento
cuando se dispone una prisión preventiva.
• El auto de procesamiento es recurrible (conforme artículo 311 CPPN). Si es recurrible y este nunca se dicta, se
violaría la garantía de doble instancia porque no habría que recurrir. La doble instancia, conforme un informe de
la Comisión IDH, no sólo ampara a la sentencia penal condenatoria sino a todo auto importante que agravie al
imputado. En estas condiciones, resulta claro que la omisión del dictado del auto de procesamiento conlleva un
cercenamiento al derecho de defensa en juicio, pues impide la revisión de la situación procesal del imputado.
Recordemos que la garantía de doble instancia se encuentra en el artículo 8.2 CADH y 14.5 PIDCP.
• El artículo 346 CPPN establece que antes de la elevación a juicio tiene que haber auto de procesamiento.
Argumentos a favor de que el auto de procesamiento NO sea un acto indispensable → El fallo da los siguientes
argumentos en favor de que el auto de procesamiento no sea un acto indispensable:
• El auto de procesamiento dilata el proceso. Evitar su dictado acelera el trámite de la instrucción (que tiene una
duración excesiva), con lo que se refuerza el objetivo constitucional de afianzar la justicia. Sin el auto de
procesamiento se protegen los principios de celeridad y economía procesal.
• Que si bien el artículo 346 CPPN establece que antes de la elevación a juicio tiene que haber auto de
procesamiento, esto lo establece sólo para los casos en que la instrucción es llevada adelante por un juez.
Entender lo contrario significa desconocer el artículo 215 CPPN que no exige el dictado de auto de
procesamiento para la elevación a juicio. El artículo 346 CPPN se refiere a los supuestos en los que la
instrucción está a cargo del juez, en tanto que el artículo 215 es de aplicación a aquellos otros en los que la
instrucción fue delegada en el agente fiscal.
• Dado que el encarcelamiento preventivo requiere de un auto de procesamiento, tal como surge de los artículos
213 inc. b) y 312 primera parte CPPN, la solución es que sólo se requiera auto de procesamiento cuando se
dispone una prisión preventiva.
• Hay quienes señalan que el embargo se dicta con auto de procesamiento. La
realidad es que esto no es así, conforme el artículo 518 CPPN que dice: “… Sin embargo, las medidas
cautelares podrán dictarse antes del auto de procesamiento, cuando hubiere peligro en la demora y elementos de
convicción suficientes que las justifiquen”.
¿Qué resuelve el plenario? → El plenario resuelve: En los supuestos previstos por el artículo 215 CPPN (es
decir en caso de delegación facultativa de la instrucción en el fiscal) es necesario el auto de procesamiento.
Postura minoritaria→ El auto de procesamiento retarda el proceso porque es una resolución donde no hay
contradicción, nadie lo está pidiendo.
Argumento oculto: el auto de procesamiento le da el poder al juez para avanzar o detener el proceso, y no
quieren perder ese poder.
4) Detención. Requisa. Secuestro. Allanamiento.
Allanamiento
Art. 18 CN→ el domicilio es inviolable. Excepcionalmente se podrá proceder a su allanamiento y ocupación
cuando concurran los casos y justificativos que una ley previa deberá consignar (CPPN)
Conceptos - garantías ex ante, ex post
Fallo Montenegro (1981)
Se condena al imputado por un delito cuyas pruebas se obtuvieron como resultado de una confesión coactiva
por apremios ilegales. La CSJN va a decidir si las pruebas que se derivan de esa confesión coactiva van a tener
validez para el proceso en función del art. 18 que establece que “nadie puede ser obligado a declarar contra sí
mismo” como una manifestación de la inviolabilidad de la defensa en juicio. De esto surge que, si una persona
es obligada a declarar contra sí misma, esa declaración tendrá que considerarse inexistente y no podrá ser tenida
en cuenta.
La Corte sostuvo que el acatamiento de dicho mandato constitucional no puede reducirse a disponer el
procesamiento y castigo de los responsables del apremio porque se otorgaría valor al resultado de su delito y se
estaría comprometiendo la buena administración de justicia al constituirla como beneficiaria de un hecho ilícito.
Revoca la sentencia apelada.
Fallo Fiorentino (1984)
Condenan a Fiorentino por delito de estupefacientes, Cámara confirma. La defensa interpone recurso
planteando la nulidad del procedimiento por el cual inicia el proceso, ya que sostiene que es contrario a la
garantía de inviolabilidad del domicilio e importa un allanamiento ilegítimo, toda vez que se efectuó sin
autorización válida.
El argumento para que la Cámara confirme la condena fue que, según el testimonio de un policía, Fiorentino
autorizó el ingreso de la policía al domicilio, toda vez que no se opuso a ello.
La CSJN argumenta que una ley debe reglamentar en qué casos y con qué justificativos procederá el
allanamiento y la ocupación del domicilio. Asimismo, sostienen que en principio sólo los jueces pueden ordenar
una medida de allanamiento, sin perjuicio de algunos supuestos en que se le reconoce la facultad de
determinados funcionarios. Asimismo, plantean que al establecerse la invalidez del allanamiento, igual
consecuencia habrá para las medidas derivadas de aquél (secuestro en este caso) → teoría del fruto del árbol
envenenado (Montenegro).
Fallo Rayford (1986)
Se imputa delito de tenencia de estupefacientes. El proceso comienza con procedimiento policial por el cual se
ingresa al domicilio del imputado (allanamiento) y se secuestran restos de marihuana; el imputado declara y
nombra a las personas que le suministraron las sustancias. La defensa de otro de los imputados cuestionó la
validez del procedimiento por ser contrario al art. 18 de la CN y los actos consecuentes.
La CSJN intenta delimitar hasta dónde se va a extender la invalidez inicial del procedimiento, es decir, hasta
qué actos van a llegar los efectos nulificantes. En este sentido, sostiene que la regla es la exclusión de cualquier
medio probatorio obtenido por medios ilegítimos. No obstante, si existiera otro medio que conduzca
inevitablemente a la incriminación del imputado, que hubiera sido obtenido por medios legítimos, el
procedimiento podría continuar. Pero en este caso no existieron otros medios alternativos, por lo que la Corte
determina la revocación de la sentencia apelada.
Fallo Daray (1994)
La policía realiza control de rutina y detiene a un sujeto que iba manejando un automóvil, le pide la
documentación y “lo invita” a trasladarse a la dependencia policial para revisar los papeles.
La CSJN sostiene que como el proceso inició con la detención del imputado, se debe analizar si fue realizada
conforme al art. 18 de la CN (orden escrita de autoridad competente). En este sentido, sostiene que la policía
federal carecía de facultades legales para efectuar la detención en este caso.
Aplica doctrina Rayford, según la cual, si hay un sólo cauce de investigación y éste estuvo viciado de
ilegalidad, esa circunstancia contamina de nulidad todas las pruebas que se hubieran originado a partir de aquél.
En caso de que haya alguna actividad independiente de aquella que conduzca inevitablemente al mismo
resultado, debe constar de forma expresa en el expediente. En el caso no se vio algún cauce independiente que
permita arribar al hallazgo en cuestión, por ende, se declara la nulidad de todo lo actuado hasta el momento en
ese procedimiento.
Fallo Fernández Prieto (1998)
La policía detiene un vehículo que estaba circulando con tres personas en su interior en “actitud sospechosa”,
los hicieron bajar y requisaron el vehículo encontrando ladrillos de marihuana. Primera instancia y Cámara
condenan.
La CSJN sostiene que para determinar la validez de la requisa, y la posterior detención, deben analizarse todas
las circunstancias en las que se basó el hecho y, conforme a ellas, la detención por parte de las fuerzas policiales
debe tener por fundamento la premisa de que el sospechoso se halla relacionado con un hecho ilícito. En este
sentido, sostiene la legitimidad de la requisa con fundamento en que los funcionarios policiales fueron enviados
a recorrer el radio de la jurisdicción con la específica función de prevención del delito, y en ese contexto
interceptaron un automóvil al advertir que las personas que se encontraban en su interior se hallaban en “actitud
sospechosa” de la presunta comisión de un delito, sospecha que fue corroborada con los hallazgos de efectos
vinculados al delito de tráfico de estupefacientes.
En síntesis, la Corte sostiene que las garantías constitucionales en juego (art. 18 CN) se resguardan mediante la
regularidad del procedimiento cumplido, según el examen de todas las circunstancias que lo rodearon conforme
a las constancias de autos y la comunicación inmediata al juez
Fallo Tumbeiro (2002)
La Cámara absuelve en un caso de estupefacientes con el argumento de que la detención del imputado,
caratulada como “demora” con fines de identificación, era ilegítima. El MPF recurre.
La CSJN establece que la garantía del art. 18 respecto a la detención está regulada por el CPPN pero también
por los decretos que habilitan la demora de una persona con el fin de establecer su identidad cuando existan
circunstancias debidamente fundadas que hagan presumir que una persona cometió o podría cometer un hecho
ilícito. Sostiene que, para determinar la legitimidad de la actuación policial, se deben analizar las circunstancias
en las que se lo interceptó (analiza el nerviosismo de la persona, su ajenidad a la zona, retoma las pautas
tendientes a precisar los conceptos de “causa probable” y “sospecha razonable”).
Aplica argumentos de Fernández Prieto, revoca absolución de Cámara con el argumento de que el trámite de
identificación fue válido ya que los funcionarios tenían la tarea de recorrer el radio de la jurisdicción con la
específica tarea de prevenir el delito, y en ese contexto, interceptaron al encartado en actitud sospechosa, que
fue luego corroborada por el hallazgo de cocaína.
Fallo Peralta Cano (2007)
Se condena a dos jóvenes por el delito de tenencia de estupefacientes. El procedimiento comienza por actuación
policial originada por una llamada anónima que informaba sobre la presencia de dos jóvenes con “actitud
sospechosa”. La policía los detiene y los condujo al destacamento policial donde se los requisó y se encontró
marihuana.
La defensa interpone recurso, llega a CSJN y ésta revoca la sentencia. El argumento es que la actuación policial
por la cual se detiene al imputado, se lo requisa y se secuestra la droga, carece de los estándares mínimos y la
calidad procesal exigida por las leyes del caso.
Resaltó que el acta policial no daba cuentas de las circunstancias objetivas que justificaban la detención, y que
la mera existencia de una denuncia anónima y la alegación del policía de que uno de los jóvenes tenía en su
poder un destornillador que no fue secuestrado, no son razones suficientes para que se configure una “causa
probable” o “sospecha razonable”. En oposición a Fernández Prieto, del análisis de la totalidad de las
circunstancias, se concluye en que no fueron respetadas las garantías constitucionales del imputado.
Fallo Minaglia (2007)
Se procesa al imputado por el delito de tenencia de estupefacientes para su comercialización, imputación a la
que se arriba luego de que la policía realice un allanamiento en su domicilio, cuya orden fue emitida por el juez,
a pedido de funcionarios policiales, como consecuencia de declaraciones de otro imputado. Primera instancia
absuelve con el argumento de que las “manifestaciones espontáneas” por las cuales se solicita el allanamiento,
dudosamente tienen tal carácter, debido a que la persona la realizó ya estando privado de su libertad, y a su vez,
nada de esto mencionó al momento de la indagatoria. Entonces, por aplicación del principio in dubio pro reo, el
juez concluyó que los dichos eran inválidos y, como consecuencia, correspondía la anulación de la orden de
allanamiento y de todo lo actuado.
MPF y defensa apelan, Cámara condena y el caso llega a Corte.
La CSJN confirma la condena con dos argumentos: rechaza el recurso respecto a los dichos, debido a que ya se
ha expedido anteriormente sobre este tema y ha dicho que las expresiones que una persona realiza ante
autoridad policial y en determinadas circunstancias, son válidas; por otro lado, respecto a la orden de
allanamiento, sostiene
5) Prisión preventiva
La PP en el CPPN era la regla. Se dictaba cuando:
- al delito imputado en el proceso le corresponda pena de prisión y no proceda condena de ejecución
condicional
- si procede condena de ejecución condicional, pero no procede libertad provisoria según art. 319
- Escala penal para que procesa PP si o si: máximo mayor a 8 años
Fallo Barbará (2003)
Se declara la inconstitucionalidad de la interpretación del art. 316 CPPN en tanto considera las pautas que
surgen de esa norma como iuris et de iure, sin que se advierta objetivamente la concurrencia de los peligros
procesales establecidos en el art. 280 CPPN. No hay posibilidad de aceptar límites a la libertad; la interpretación
armónica con los tratados de derechos humanos , debe admitir que ese artículo es inconstitucional si se lo toma
como iuris et de iure.
La Cámara plantea que la privación de libertad durante el proceso debe ser la excepción, y sólo debe proceder
cuando la libertad del imputado lleve a un peligro de la realización del proceso o de la aplicación de la ley
sustantiva, es decir, que sólo podrá autorizarse cuando sea imprescindible, y no sustituible por una medida
menos gravosa, en cuanto a los fines del proceso (explicitado por el art. 319 CPPN).
Sostienen que la sola sospecha de que el imputado intentará eludir la acción de la justicia por el monto de pena
en expectativa, no puede justificar la imposición de la PP (según esto, basta el monto de la pena que se espera,
los peligros procesales se presumen). Para aplicarla y que sea constitucionalmente autorizada, debe probar sus
presupuestos.
El criterio general respecto a la restricción de la libertad durante el proceso es el que surge del art. 280 CPPN (la
libertad sólo podrá ser restringida en los límites absolutamente indispensables para asegurar el descubrimiento
de la verdad y la aplicación de la ley), y las reglas de los arts. 316, 317 y concordantes del CPPN deben
interpretarse armónicamente con el principio de presunción de inocencia, es decir: dichas reglas son siempre
iuris tantum.
CONSECUENCIA: la defensa puede probar que el procesado no producirá riesgos procesales (peligro de fuga o
entorpecimiento de la investigación).
Plenario Díaz Bessone (2008)
(especialmente voto ledesma
El plenario Díaz Bessone declara como doctrina que en materia de excarcelaciones o eximición de prisión no
basta para su denegación la imposibilidad de futura condena de ejecución condicional o la escala penal en
suspenso, sino que deben valorarse también otros parámetros como los establecidos en el 319 (existencia de
riesgos procesales).
El fundamento constitucional básico que debe iluminar al intérprete en la materia que viene a estudio es que la
ley fundamental impide que se trate como culpable a la persona a quien se le atribuye un hecho punible,
mientras el Estado, por medio de los órganos judiciales establecidos para exteriorizar la voluntad en esta
materia, no pronuncie la sentencia penal firme que declare su culpabilidad y lo someta a una pena (confr.: Maier
Julio B.J. "Derecho Procesal Penal", Bs. As. Ed. Editores del Puerto, 1999, T. I, 2º edición, 1º reimpresión, p.
490).-
Ello es así, por cuanto el artículo 18 de la Constitución Nacional dice que "nadie puede ser penado sin juicio
previo fundado en ley anterior al hecho del proceso". Esto de que nadie será penado sin juicio previo ha dado
pie a que se le asigne a la llamada presunción de inocencia jerarquía constitucional. El argumento sería éste:
puesto que sólo después de un juicio alguien puede ser declarado culpable, previo a ese momento toda persona
debe recibir el trato de inocente (confr.: Carrió Alejandro, "La libertad durante el proceso penal y la
Constitución Nacional -una relación cambiante y difícil", Editorial Abeledo Perrot, Bs. As., 1988, pág. 13).
Así se ha pronunciado nuestro más Alto Tribunal, señalando "que cuando el art. 18 de la C.N. dispone
categóricamente que ningún habitante de la Nación será penado sin juicio previo, establece el principio de que
toda persona debe ser considerada y tratada como inocente de los delitos que se le imputan hasta que en un
juicio respetuoso del debido proceso se demuestre lo contrario mediante una sentencia firme.
En esta línea de pensamiento, la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha manifestado que (la excarcelación
procede como garantía constitucional y no como simple concesión de la ley de forma, y que las normas
procesales dictadas por el Congreso de la Nación en esa materia son inmediatamente reglamentarias del derecho
consagrado por el art. 18 de la Constitución Nacional.-
Esta última afirmación equivale a señalar que como correlato de este estado de inocencia, surge el derecho de la
persona a gozar de libertad durante el proceso, que tiene jerarquía constitucional.-
Sin embargo, "los derechos de cada persona están limitados por los derechos de los demás, por la seguridad de
todos y por las justas exigencias del bien común, en una sociedad democrática (art. 32 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, Pacto de San José de Costa Rica); y el derecho a la libertad durante el
proceso está condicionado a las leyes que reglamentan su ejercicio".
En verdad, el condicionamiento viene dado por cuanto la afirmación de que el inculpado de un delito debe ser
tratado como inocente hasta tanto no se demuestre lo contrario, (no se ha podido sostener al punto de eliminar
toda posibilidad de utilizar la coerción estatal, incluso sobre la misma persona del imputado, durante el
procedimiento de persecución penal ((confr.: Maier, ob. cit., pág. 510). Sucede que es propio ya del concepto de
política criminal la tensión entre interés en la libertad y el interés en la persecución y para conseguir un
equilibrio entre ambos se trata de llegar efectivamente a una síntesis dialéctica (confr.: Roxin C., "Política
Criminal y Sistema del derecho penal", pág. 110).-
Resulta que, "si bien es cierto que existe un derecho constitucional a la libertad durante el trámite del proceso
penal no lo es menos que ese derecho (como todos) no es absoluto; ello significa que los habitantes gozan de él,
conforme las leyes que lo reglamentan; el Estado puede reglamentarlo en función de una legítima finalidad: la
de evitar que el individuo sometido a proceso eluda la acción de la justicia, sea impidiendo u obstaculizando la
investigación del hecho o no cumpliendo la eventual pena que se imponga.
En este entendimiento, "el derecho de gozar de libertad hasta el momento en que se dicte la sentencia de
condena no constituye una salvaguardia contra el arresto, detención o prisión preventiva, medidas cautelares
éstas que cuentan con respaldo constitucional" (Fallos: 305:1022).-
Entonces, específicamente la prisión preventiva "consiste en la restricción coactiva de la libertad ambulatoria de
una persona, y esa restricción de naturaleza cautelar se aplica sobre una persona que, por imperio del art. 18 de
la Constitución Nacional, goza del estado de inocencia hasta tanto una sentencia final y dictada con autoridad de
cosa juzgada no lo destruya declarando su responsabilidad penal"(Fallos: 320:212).-
Conforme Fallos 316:1947, "el Tribunal ha reconocido también la raigambre constitucional de la prisión
preventiva, necesario presupuesto del instituto de la excarcelación, desde que el art. 18 de la Carta Fundamental
autoriza el arresto en virtud de orden escrita de autoridad competente. El respeto debido a la libertad individual
–ha dicho la Corte- no puede excluir el legítimo derecho de la sociedad a adoptar todas las medidas de
precaución que sean necesarias no sólo para asegurar el éxito de la investigación sino también para garantizar,
en casos graves, que no se siga delinquiendo y que no se frustre la ejecución de la eventual condena por la
incomparecencia del reo.
Se trata, en definitiva de conciliar el derecho del individuo a no sufrir persecución injusta con el interés general
de no facilitar la impunidad del delincuente (Fallos: 280:297), pues la idea de justicia impone que el derecho de
la sociedad a defenderse contra el delito sea conjugado con el del individuo sometido a proceso, en forma que
ninguno de ellos sea sacrificado en aras del otro (Fallos: 272:188)".-
Ahora bien, en virtud de los Pactos Internacionales incorporados a la Constitución Nacional (art. 75, inc. 22),
"la prisión preventiva solo puede tener carácter excepcional, como lo establece expresamente el art. 9.3 del
PIDCyP al disponer que "la prisión preventiva no puede ser la regla general".
Asimismo, el art. 6.1 de las "Reglas Mínimas de las Naciones Unidas sobre las medidas no privativas de la
libertad (Reglas de Tokio)", establece que "en el procedimiento penal sólo se recurrirá a la prisión preventiva
como último recurso, teniendo debidamente en cuenta la investigación del supuesto delito y la protección de la
sociedad y de la víctima".-
También el art. 280 del Código Procesal Penal de la Nación afirma el carácter excepcional de las medidas de
restricción, señalando que "la libertad personal sólo podrá ser restringida, de acuerdo con las disposiciones de
este Código, en los límites absolutamente indispensables para asegurar el descubrimiento de la verdad y la
aplicación de la ley".
Fallo Baratta (2019)
Artículos Sergi
Artículo Bruzzone
Bruzzone intenta delimitar una “teoría general de las medidas de coerción” (algo así como la estratificación de
la teoría del delito, que tenga como objetivo limitar y evitar, en materia procesal, la arbitrariedad judicial al
momento de aplicarla). El objetivo es generar un discurso común y una aproximación a la constatación de la
adecuación de una medida de coerción.
MC → utilizadas para asegurar los fines del proceso penal (averiguación de la verdad y cumplimiento del
derecho material). Si la medida no cumple con estas finalidades, no se justifica. Asimismo, si no responde a los
fines del proceso, se la descalifica en sí misma como MC y no podría ser utilizada.
Sostiene que para aplicar una medida de coerción se debería seguir un mecanismo similar al de imposición de
una pena porque en la diaria se toman decisiones trascendentes sobre restricciones de derechos con cierta
celeridad y sin la reflexión necesaria.
PP: “No son presos sin condena, son condenados sin sentencia”
Las medidas de coerción deben ser el último recurso y no la regla a seguir en lo que hace al proceso penal. Se
deben ir utilizando gradualmente, de manera escalonada y en relación al fin que se persigue.
1) Nulla coactio sine lege (art. 18 CN) → no existe medida de coerción sin previsión legal expresa (también
debe estar determinado en la ley su alcance y supuestos).
2) Competencia: hay que determinar si el órgano que la dicta tiene competencia para hacerlo y bajo qué
circunstancias.
3) Faz subjetiva: tiene que estar fundamentada/justificada. Esto será así cuando la medida sea necesaria, idónea
para el fin que se persigue y proporcional, teniendo en cuenta los intereses afectados.
En la constatación ex post de la medida, deben poder advertirse todos esos pasos como constatados ex ante.
Existencia de peligro de fuga o entorpecimiento de la investigación→ se ve satisfecho con un parámetro
objetivo que muchos consideran iuris et de iure en defensa del principio de igualdad ante la ley. Para Bruzzone,
esa interpretación lesiona el principio de inocencia. Por eso, otros sostienen que, sin descartar la importancia de
las escalas penales, la regla siempre debe ser iuris tantum, es decir, siempre debe admitir prueba en contrario.
6) Etapa intermedia
Fallo Quiroga (2004)
La medida la tomó la Corte en autos "Quiroga, Edgardo Oscar s/ causa N° 4302" al hacer lugar al recurso
interpuesto por el Ministerio Público Fiscal que había solicitado la nulidad de la resolución del juez de
instrucción que ante el pedido de sobreseimiento por parte del fiscal resolvió remitir el sumario al Fiscal
General ante la Cámara de Apelaciones para que apartara al Agente Fiscal y desinsaculara un nuevo
representante del Ministerio Público.
El Fiscal General argumentó que el mentado artículo 348 había sido derogado tácitamente en virtud de lo
dispuesto por el artículo 120 de la Constitución Nacional y los artículos 1 y 76 de la Ley Orgánica del
Ministerio Público solicitando en consecuencia la nulidad del auto por el que el juez elevó la causa en consulta
y de todos los actos posteriores practicados en su consecuencia.
Arribada la queja a la Corte, el tribunal señaló que "aun cuando se pueda sostener que los fiscales cumplen,
materialmente, una función judicial, en tanto, al igual que los jueces, aspiran a que el proceso finalice con una
sentencia justa, lo hacen desde posiciones procesales diversas, y el ejercicio efectivo de la misión que a cada
uno de ellos le compete se excluye recíprocamente: ni el fiscal puede juzgar ni el juez puede acusar"
Por ello reafirmaron que el 120 de la Constitución Nacional en cuanto se refiere al Ministerio Público "supone
no sólo independencia del Poder Ejecutivo, sino también del Poder Judicial, como correlato de una concepción
dentro de la cual sólo dicha independencia permite estructurar un procedimiento penal en el que las garantías de
la defensa en juicio y la imparcialidad del tribunal no estén en discusión"
Añadieron al respecto que el deber del Ministerio Público de actuar "en coordinación con las demás autoridades
de la República" no puede ser convertido en subordinación, a riesgo de neutralizar el sentido mismo de su
existencia.
En cuanto a la posición sostenida por la cámara de casación, según la cual el Poder Judicial es el que debe
"controlar" el ejercicio que de la legalidad hace el Ministerio Público, es la que conduce, finalmente, a admitir
la consecuencia extrema de que en el debate la imputación provenga, en definitiva, del propio tribunal que debe
juzgar sobre su admisibilidad, advirtieron.
De esta forma resolvieron que "la necesidad de asegurar la independencia funcional del Ministerio Público
Fiscal" consagrada en el art. 120 de la Constitución Nacional impone declarar la inconstitucionalidad del art.
348, segundo párrafo, primera alternativa, del Código Procesal Penal de la Nación

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