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Partiremos de una premisa muy simple: Todo lo que ocurre en nuestro territorio está
bajo la lupa imperialista estadounidense. Todo. No es para entrar en pánicoparanoico,
porque así hemos vivido desde hace más de un siglo, pero es para tratarlo con
intencionalidad depurativa de cara al proceso electoral que se avecina.
Pero la bifurcación no impide que Estados Unidos se defienda, sino todo lo contrario,
potencia sus capacidades defensivas y ofensivas acrisoladas durante más de 100
años de hegemonía que se fortaleció con el triunfo definitivo sobre la URSS, de la que
aprendió lo más importante de la Guerra Fría: la planificación a largo plazo. Lo dice
Eric Hobsbawm, en su libro Historia del Siglo XX:
“Una de las ironías que nos depara este extraño siglo es que el resultado más
perdurable de la revolución de octubre, cuyo objetivo era acabar con el capitalismo a
escala planetaria, fuera el de haber salvado a su enemigo acérrimo, tanto en la guerra
como en la paz, al proporcionarle el incentivo –el temor- para reformarse desde
adentro al terminar la segunda guerra mundial y al dar difusión al concepto de
planificación económica, suministrando al mismo tiempo algunos procedimientos
necesarios para su reforma”
De acuerdo con Hobsbawm, la planificación a largo plazo es una estrategia legada por
el “comunismo soviético” al mundo capitalista. Fue como si desde Moscú hubiesen
lanzado un búmeran que 70 años más tarde les dio en la cara, los aturdió y permitió la
victoria a su enemigo mortal: el capitalismo liberal “norteamericano”, que se hizo
“mundo ideal” en el “mundo terrenal” y lo abrazó como pensamiento único.
Es un lugar común opinar que con la “guerra económica por fin los gringos dieron en el
clavo contra Venezuela”, luego de haber fallado por otras vías (golpe de estado,
terrorismo, violencia extremista foquista o guarimbas, asesinatos de líderes
destacados, etc.). Muy lógico el argumento, pero poco coherente, porque supone que
la política exterior yanqui la dirige Eudomar Santos…
La política exterior gringa es tan eficiente que, sin prisa pero sin pausa, se llevó en los
cachos a la URSS con la invención de la “Guerra Fría” y logró su victoria definitiva casi
50 años más tarde. Con China también intentó y no lo logró, pero ¿Ustedes creen que
en un siglo no aprendió de ellos a planificar a largo plazo?
Lo que decimos, es que Estados Unidos es el país hegemónico del S-M-C por su
planificación a largo plazo en política interior y exterior, sobre todo para enfrentar a sus
enemigos internos y externos, a quienes, en primer lugar, clasifica mediante una “tabla
de degradación democrática”, según la cual se alejan a un ideal democrático que no
existe ni ha existido en el mundo, pero que ellos definen.
Un ejemplo es lo que están haciendo con Nicaragua para generar una matriz de
opinión internacional en su contra, dizque porque es una “dictadura”. Tesis que es
apoyada por el malinchismo izquierdista de siempre y reforzada hoy con un aliado
también importante en la implosión la URSS: el Vaticano, cuyo jefe es el Papa
Francisco.
Y el blanco Obama apretó el acelerador y como dice el refrán: “no ha habido una
buena guerra sin una mala paz”, desde entonces las amenazas de invasiones militares
o paramilitares, las guarimbas, los intentos de magnicidio, etc., minan la paz que
vivimos en el territorio nacional y que logramos recuperar con el referendo de 2017.
Y la mala paz empeoró con el guerrerista de Trump: pérdida de más del 90% de los
ingresos por venta de hidrocarburos y el bienestar social que había mantenido Nicolás
se convirtió en la carencia casi absoluta de dinero para las políticas públicas. Mala paz
que se agravó con la “guerra en Ucrania”, que según los entendidos fue planificada por
EU desde hace tiempo y nos aleja comercialmente de China y Rusia.
Lo peor está por venir: Nuestra revolución se juega la vida en las elecciones
presidenciales del 2024 y el Súperpoder estadounidense arreciará el bloqueo y sus
estrategias divisionistas y podremos ser doblemente víctimas, primero, culpar al
gobierno bolivariano y abandonar el camino largo y difícil, pero seguro, que iniciamos
en 1998, y, segundo, apoyar el regreso de la derecha neoliberal a Miraflores.
Pero esto no es lo peor, sino el arrepentimiento tardío, como ocurrió en Argentina, por
lo que nada más sabio que los refranes populares para aconsejarnos en estos
momentos: No deje camino por vereda, porque después de ojo sacado no vale santa
lucía.
Hasta la próxima clase. ESTAMOS SCHAKESPERIANOS CON LA PANDEMIA: ESTA
ES LA CUESTIÓN ¿ESA VAINA ES O NO ES?