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La política exterior norteamericana durante el

gobierno de Dwight D. Eisenhower y su relación con


América Latina
DATOS IDENTIFICATIVOS
• Nombre del solicitante: Christian Fita Campillo.

• Título completo: La política exterior norteamericana durante el gobierno de


Dwight D. Eisenhower y su relación con América Latina.
• Programa de becas, ayudas o subvenciones al que se acoge el proyecto y objetivo
prioritario del programa de financiación en el que se enmarca el proyecto en
cuestión: Ayudas para contratos destinados a la formación predoctoral
convocadas por el vicerrectorado de investigación, desarrollo e innovación de la
Universidad de Valencia.
• Duración del proyecto: Septiembre del 2022/ Junio 2026.

• Código de clasificación UNESCO: 5504 – Historia Contemporánea.


• Resumen, tanto en castellano como en inglés, y palabras clave. El resumen debe
ser breve y preciso (unas 15 líneas), exponiendo sólo los aspectos más relevantes
y los objetivos propuestos.

RESUMEN

Para muchos países latinoamericanos, el fin de la Segunda Guerra Mundial y el


advenimiento de la paz no resultó ser algo precisamente positivo en tanto que Estados
Unidos decidió dar prioridad a la reconstrucción europea. Eisenhower, a su llegada a la
presidencia, llevó a cabo una serie de medidas en política económica en América Latina
muy duras, negándose a negociar acuerdos con los gobiernos latinoamericanos. A su vez,
la CIA explicó que en América Latina se estaba produciendo una compatibilidad política
y económica entre nacionalismo y socialismo que supondría un problema muy serio para
los intereses norteamericanos, pues ya no solo significaba la expansión del comunismo,
sino que además se produciría en su “patio trasero”. Pero, a la vez, las fuerzas de la
derecha revivieron con el estallido de la Guerra Fría gracias a su aislamiento
anticomunista. Las élites latinoamericanas prometieron calificar a sus opositores de
comunistas, socialistas y/o servidores del imperialismo soviético. De este modo, la
cuestión central ya no era dictadura versus democracia; era anticomunismo versus
comunismo.
Palabras clave: Dwight David Eisenhower, comunismo, dictadura, Guerra Fría,
anticomunismo, Tercer Mundo, Estados Unidos, Latinoamérica.

ABSTRACT
For many Latin American countries, the end of the Second World War and the advent of
peace was not exactly positive, as the United States decided to give priority to European
reconstruction. Upon taking office, Eisenhower implemented a series of harsh economic
policy measures in Latin America, refusing to negotiate agreements with Latin American
governments. At the same time, the CIA explained that a political and economic
compatibility between nationalism and socialism was taking place in Latin America that
would pose a very serious problem for US interests, since not only did it mean the
expansion of communism, but it would also take place in its "backyard". At the same
time, however, right-wing forces were revived by the outbreak of the Cold War thanks to
their anti-communist isolationism. Latin American elites vowed to brand their opponents
as communists, socialists and/or servants of Soviet imperialism. Thus, the central
question was no longer dictatorship versus democracy; it was anti-communism versus
communism.

Keywords: Dwight David Eisenhower, communism, dictatorship, Cold War, anti-


communism, Third World, United States, Latin America.

INTRODUCCIÓN

Con el final de la Segunda Guerra Mundial y la llegada de la Guerra Fría, el mundo se


dividió en dos bloques y cada bloque hizo alarde de las grandes causas y los nobles
principios que defendía. Por un lado, la Unión Soviética trataba de impregnar de
influencia comunista a países de todo el mundo para llevar la solidaridad social y la
justicia económica. En el bloque antagónico, Estados Unidos se posicionó como líder del
mundo libre y democrático.

Pese a la larga duración y el alto grado de intensidad del conflicto, quedó claro que
ninguno de los dos bloques podría alzarse con una victoria rotunda y el conflicto resultó
ser un constante juego de intimidación mutua y de tensión recurrente en el conocido como
Tercer Mundo, que se compuso de los países que no se alinearon con ninguno de los dos
contendientes en un primer momento pero que, a través de las estrategias utilizadas por
las dos superpotencias, acabarían tomando partido en el conflicto con un mayor o menor
grado de conformidad.

En este trabajo se repasará cuáles fueron los principales retos y problemas a los que se
enfrentó la administración norteamericana en materia de política exterior durante el
gobierno de Dwight David Eisenhower y las razones que le llevaron a mantener toda una
política, en ocasiones agresiva, en ocasiones de apaciguamiento, contra la Unión
Soviética más allá de sus fronteras.

Realizaremos un recorrido general, pero con la mirada puesta, sobre todo, en la relación
de Estados Unidos con América Latina durante este tiempo, pues esta región resultó ser
un territorio mucho más efervescente de lo que cabía esperar en un primer momento, pese
a que, como se verá, no siempre se le otorgó la preponderancia que debía tener por su
posicionamiento geográfico clave para los intereses de uno y otro contendiente.

ESTADO DE LA CUESTIÓN

A partir de 1947 comenzó toda una estrategia norteamericana de confrontación en política


exterior con la Unión Soviética. A raíz de esto, comenzaron los preparativos en busca de
una campaña que neutralizase el poder de la propaganda soviética alrededor del mundo y
así poder convertirse en la fuerza dominante.

Las características y diferentes controversias del periodo de Guerra Fría han sido
ampliamente estudiadas y analizadas por la historiografía por haber supuesto un periodo
clave en la historia de la política exterior en los años 50 de Estados Unidos y por su intento
de contener la creciente influencia de la Unión Soviética, pero también por la variedad de
opiniones y diferentes puntos de vista desde los que se analiza el conflicto.

Además, es importante recordar que estas investigaciones abarcan todo tipo de


disciplinas, pues este conflicto se estudió desde diversos campos y atrajo la mirada de
muchas de ellas, siendo estudiado a nivel político, ideológico, militar, etc. Se trata de un
periodo que marcó no solo la forma de pensar y actuar de los países implicados, sino
también del resto del mundo, que en estos momentos estaba enfrentado en dos bloques.
El gran abanico de investigaciones centradas en la Guerra Fría nos abre todo un mundo
de enfoques y visiones a veces contrapuestas y otras semejantes, sobre el contexto de la
situación y que enriquecen al ámbito académico.

Entre todos los autores existe un consenso en determinar que el inicio de la Guerra Fría
abrió una estrategia de confrontación con la Unión Soviética, convirtiendo a los Estados
Unidos en policías del bloque occidental, como explica el profesor José Antonio Moreno.
Otro autor, Juan Pereira, en su obra Orígenes de la Guerra Fría afirma que la Guerra Fría
se convirtió en factor central de las relaciones internacionales1, lo que condicionó la
política exterior norteamericana, conflicto que se fue mundializando hasta centralizarse
sobre los países del Tercer Mundo. Pero, desde su inicio, ha tenido lugar un debate
histórico sobre las causas y la responsabilidad de la Guerra Fría. Este debate ha pasado
por tres fases principales, las cuales el historiador Ronald Powaski ha definido como: la
del consenso inicial en torno a la idea del afán expansionista del comunismo o fase
ortodoxa, la fase revisionista y la fase postrevisionista. La primera versión sostiene que
desde el triunfo de la Revolución Rusa y, sobre todo, a partir de 1945, la política exterior
soviética se habría caracterizado por una estrategia a largo plazo que tendría como
objetivo la caída del capitalismo en el mundo, remplazándolo por un régimen comunista.
En los 60, surgiría el enfoque revisionista, apoyada por los historiadores más jóvenes,
como Walter Lafeber o Thomas McCormick que atribuía la responsabilidad de la Guerra
Fría a Estados Unidos, justificando una desmesurada agresividad imperialista
estadounidense, que era consciente de la realidad de tener una superabundancia industrial
y una urgente necesidad de expandir los mercados ultramarinos para aliviarla, como
destaca Lafeber. Por último, el enfoque postrevisionista se volvió muy popular durante la
Segunda Guerra Fría y hablaría de un expansionismo soviético que cristalizaría en las
revoluciones del Tercer Mundo y, contra esto, Estados Unidos debía renovar su política
de contención para hacerle frente. Esto no quiere decir que se puedan enmarcar todos los
autores dentro de alguno de los tres enfoques mencionadas, pues algunos como Eric
Hobsbawm creen que no existe un culpable y que la relación entre ambas potencias no
debía por qué acabar en la Guerra Fría.

1
Henríquez. A, (2007). El concepto Guerra Fría en la Historiografía. Recuperado de:
https://historia1imagen.cl/2007/06/07/el-concepto-guerra-fria-en-la-historiografia/
Durante la década de los 60 se realizó otro debate en Norteamérica sobre la necesidad de
contrarrestar la maquinaria comunista y aumentar el volumen de la propaganda exterior
contra ella. Esto mismo defiende el profesor Montero, quien explica que a comienzos de
la década de 1950, la caza de brujas puso su punto de mira en algunas facetas del programa
informativo estadounidense (…) promoviendo una limpieza de las bibliotecas mantenidas
en el exterior por la United States Information Service2.Ya en los 60 apareció todo un
compendio de trabajos en torno a ese programa informativo estadounidense, un tema que
comenzó a atraer la curiosidad de muchos académicos provenientes, sobre todo, de la
ciencia política, como Robert Elder, Ronald Rubin o Peter Devos. Casi todos ellos
compartían el objetivo de librar a la opinión pública estadounidense de su ignorancia
acerca de las acciones de su gobierno en el campo de la información.

Los diversos debates producidos sobre la relación entre diplomacia pública y


americanización han hecho dudar a los historiadores entre el peso que pudo tener la
propaganda a la hora de difundir el estilo de vida estadounidense. Autores como Jessica
Gienow-Hecht y Richard Wagnleitner han establecido un nexo entre ambos fenómenos,
utilizando esas campañas de información norteamericanas como utensilio de transmisión
de la cultura estadounidense3.

Además, el objetivo de este trabajo es centrarse en las repercusiones que tuvo para
Latinoamérica ese choque entre las dos superpotencias y cuál fue el papel que jugaron en
la contienda en el contexto de sus relaciones exteriores con Estados Unidos. Respecto a
esto, hay que destacar que, pese a la enorme cantidad de investigaciones sobre el tema, la
mayoría de los estudios que se centran en realizar un análisis desde el punto de vista de
las relaciones internacionales provienen de autores norteamericanos y europeos, pues,
concretamente para Estados Unidos, esta región suponía un objeto de estudio fundamental
para su geopolítica y así poder establecer las mejores estrategias. Pese a esta situación de
la primera mitad del siglo XX, no significaba que dentro de la región no hubiese
iniciativas de estudiar Latinoamérica como un todo, pero sí que es verdad que eran escasas
y estaban desconectadas. Un ejemplo de ello fue el Compendio de Historia Americana,
de José Francisco da Rocha Pombo, publicado en 1900.

2
Montero. J. A. (2009). Diplomacia pública, debate político e historiografía en la política exterior de los
Estados Unidos (1938-2008). Ayer. Núm. 75. Pág. 68.
3
Montero. J. A. (2009). Diplomacia pública, debate político e historiografía en la política exterior de los
Estados Unidos (1938-2008). Ayer. Núm. 75. Pág. 85.
No obstante, a mediados del siglo XX se produjeron una serie de circunstancias que
favorecieron la concepción de la disciplina internacional y toda una serie de estudios que
explicaron las relaciones internacionales de la región4, surgiendo las ciencias sociales
norteamericanas, entre otras iniciativas.

Entre las investigaciones sobre la política exterior norteamericana en relación con


América Latina durante la Guerra Fría se puede realizar una división entre tres
perspectivas teóricas, diferenciando entre los intelectuales de izquierda o de tendencia
progresista, la corriente realista y la visión autonomista.

Para comenzar con la primera de las tres perspectivas teóricas, debemos hacer antes
aclaración de lo que se puede entender por “intelectuales de izquierda”, siendo aquellas
personas que en algún momento de sus vidas se vincularon con la militancia marxista o
que se caracterizaron por mostrar interés por las desigualdades sociales y por realizar
propuestas que mejorasen la calidad de vida de la población en sus estudios. Dicho esto,
hablaremos de autores como los historiadores Eric Hobsbawm o Edwar P. Thompson, el
político Salvador Allende Gossens, el especialista en Relaciones Internacionales Fred
Halliday o el teórico marxista Ralph Miliband, entre otros.

La siguiente de las tres perspectivas es la corriente realista. De esta corriente realista


destacan autores como Raymond Aron, George Kennan o Henry Kissinger y otros autores
que, pese a no ser realistas, presentan algunas coincidencias, como John Gaddis o Joseph
Nye. Esta corriente pedía abandonar cualquier resto de idealismo a la hora de conjugar
una política exterior norteamericana efectiva, destacando que había que separar los
planteamientos teóricos de la acción real llevada a cabo por el gobierno y que había que
rechazar cualquier influencia moral que restase poder frente al expansionismo de la Unión
Soviética. Esto mismo defiende José Antonio Montero Jiménez, quien dice que esta
corriente buscaba abandonar cualquier traza de idealismo en el diseño de la política
exterior y, por ende, que la diplomacia pública (…) debía quedar sometida al dictado de
los intereses estratégicos derivados del enfrentamiento con Moscú5. En este mismo

4
Idem. Pág. 150.
5
Montero. J. A. (2009). Diplomacia pública, debate político e historiografía en la política exterior de los
Estados Unidos (1938-2008). Pág. 67.
camino, un amplio grupo de autores latinoamericanos por esta teoría tradicional realista,
como es el caso de Carlos Escudé y su famoso realismo periférico6.

Por último, la tercera de las perspectivas consiste en la teoría autonomista, una teoría que
surgió de la ya existente teoría de la dependencia, que explicaba el capitalismo como un
binomio centro-periferia, habiendo unos países desarrollados que bajo la lógica del
capitalismo hacían que los países subdesarrollados dependiesen de ellos. Sus teóricos
fueron los primeros que realizaron un primer aporte para entender el papel realizado por
América Latina en el juego de la Guerra Fría y, concretamente, Juan Carlos Puig y Helio
Jaguaribe realizaron un aporte teórico de gran interés conocido como perspectiva
autonomista.

Un concepto que se asoció a la Guerra Fría fue el de “neocolonialismo”, refiriéndose a


una nueva etapa del imperialismo, donde los países que habían conseguido desprenderse
de sus metrópolis de forma más o menos pacífica, se veían ahora en una situación, de
nuevo, de inferioridad, pero esta vez más bien de orden cultural y la lucha contra esa
subordinación cultural sería muy apoyada por los intelectuales.

Ese enfrentamiento entre las dos superpotencias llevada al terreno de los intelectuales
produjo un intenso debate en lo que se conoció como la “Guerra Fría cultural”, un cúmulo
de prácticas y estrategias comunicativas en la esfera de la diplomacia cultural que
permitió apreciar distintos enfoques y metodologías.

Cabe destacar que, en un primer momento, la historiografía que se preocupó por mantener
una línea de investigación sobre la línea latinoamericana, fue la representada por
intelectuales norteamericanos, desde finales del siglo XIX y principios del siglo XX y
europeos. Pero, a mediados del siglo XX, se dieron las circunstancias necesarias para la
creación de estudios destinados a explicar las relaciones internacionales de la región y
desde la región. Las dos guerras mundiales ayudaron a preguntarse sobre la necesidad de
autonomía económica y surgieron las ciencias sociales latinoamericanas, la CEPAL, etc.,
con la necesidad también de crear teorías que alejasen el territorio de la dependencia
política, económica e intelectual.

Como explica Stefan Rinke, una pregunta que ha cobrado mucha relevancia en los últimos
años en el marco de las discusiones sobre la noción de imperio es el que se refiere al

6
Villarroel Peña. J. Y. (2018). Historiografía y Relaciones Internacionales en América Latina: Entre la
rebeldía autonomista y la sumisión occidentalista. Núm. 37. Pág. 162.
carácter de las relaciones existentes entre Estados Unidos y América Latina, cuya
pregunta correspondería a si existió o sigue existiendo un imperialismo norteamericano
en América Latina. La respuesta a esta pregunta varía, pues para la historiografía
norteamericana clásica, la existencia de un imperialismo ejercido sobre Latinoamérica se
negó hasta los años 50, pese a que los llamados realistas admitieron la existencia de un
breve preludio imperialista tiempo atrás, en 1898, pero Estados Unidos devolvería las
posesiones y ese hecho no podría constituir una característica de su historia nacional.
Ante esto, Samuel Flagg Bemis, historiador norteamericano, sugirió la existencia de un
“imperialismo protector” para caracterizar los vínculos que unían a Estados Unidos y
América Latina. Pero ese concepto no era más que un intento por diferenciarlo del
imperialismo europeo, al que tildaba de egoísta.

De esta Guerra Fría cultural la historiadora argentina Marina Franco y la historiadora


italiana Benedetta Calandra contraponen la posibilidad de diversas cronologías operantes
en distintas regiones. Además, en su obra La Guerra Fría cultural en América Latina.
Desafíos y límites para una nueva mirada de las relaciones interamericanas, los textos
de Raffaele Nocera y Eduardo Rey Tristán mencionan la justificación que realizaba
Estados Unidos sobre la amenaza que suponía el “peligro rojo” para emprender
operaciones de todo tipo y calado en América Latina.

Estos intelectuales latinoamericanos, como Allende, relacionaban a Estados Unidos con


la guerra, la intervención militar, la carrera armamentista, etc., mientras que veían a la
Unión Soviética como una defensora de la paz en el mundo, algo que intentarían
demostrar en sus escritos. Además, el hecho de que, como explica la profesora Yetzy
Villarroel, las relaciones entre los países latinoamericanos durante la Guerra Fría fueron
ambiguas e inconsistentes (…) se puede decir que esa ambigüedad es producto de la
ausencia de una conciencia de nación latinoamericana7.

Para el historiador peruano Fernando Iwasaka, no existió una historiografía en la región


latinoamericana durante los años 60 que no acabase con la idea de que la independencia
solo era una continuación del anterior sistema colonial, lo que demostraba el fracasado
intento de las burguesías nacionales de instaurar regímenes autoritarios, coincidiendo con
el inicio de los movimientos revolucionarios que proponían un Estado popular.

7
Villarroel Peña. J. Y. (2018). Historiografía y Relaciones Internacionales en América Latina: Entre la
rebeldía autonomista y la sumisión occidentalista. Núm. 37. Pág. 159.
Es importante mencionar que uno de los graves problemas del que se han quejado muchos
autores es que muchas obras que se editan en América Latina no son escuchadas por los
centros anglófonos y, por lo tanto, esa barrera lingüística elimina muchas investigaciones.
Recientemente se ha producido una polémica entre el profesor estadounidense Gilbert
Joseph y el historiador chileno Marcelo Casals. Joseph escribió un artículo sobre el
balance historiográfico sobre la Guerra Fría en América Latina, a lo que Casals respondió
polémicamente y Joseph le volvió a responder.

Joseph, en ese balance historiográfico que realiza de las últimas décadas destaca las
limitaciones del enfoque ceñido a la política exterior de Estados Unidos y la Unión
Soviética y que existen una serie de fronteras que todavía hay que cruzar, como indagar
más en las instancias ideológicas, especialmente en el papel que jugaron los intelectuales
en la contienda. Casals le responde reprochando que, de las obras citadas, más del 90%
son en inglés, borrando la base de investigaciones en español que puede complementar,
complicar o desdibujar el consenso al que se llega en esa historiografía anglófona. Por
último, Joseph contesta que, con su artículo, no buscaba realizar una selección idiomática,
más bien atender a las obras “de alto perfil” por renovar las cuestiones y ofrecer nuevos
análisis.

BIBLIOGRAFÍA

Obras

- Albuquerque, A. (2011), La trinchera letrada: intelectuales latinoamericanos y

Guerra Fría. Editorial Ariadna Ediciones.

- Angulo. S, Correa. L. (2001). Visiones de fin de siglo. La política exterior

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desde la época colonial hasta hoy. Editorial Marcial Pons.

- Smith. P, (2010), Estados Unidos y América Latina. Editorial PUV.

Artículos
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- Montero. J. A., (2009). Diplomacia pública, debate político e historiografía en la

política exterior de los Estados Unidos (1938-2009). Ayer. Núm. 75.

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Eisenhower y el giro autoritario en la América Latina de los años 50. Revista De

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- Rehren. A, (1992). El “liderazgo encubierto” de Eisenhower. Vol. 25. Núm. 98.

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- Tovar. J, Cuatro momentos de la doctrina en política exterior estadounidense:

¿Entre la teoría y la práctica?. Revista CIDOB d’afers internacionals. Núm. 95.


- Tulchin. J. (1988). Los Estados Unidos y América Latina en la década del 60.

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- Villarroel. Y. U. (2018). Historiografía y Relaciones Internacionales en América

Latina: Entre la Rebeldía Autonomista y la Sumisión Occidentalista. Relaciones

internacionales. Núm. 37.

Páginas web
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Norte/Sur. Instantáneas. Recuperado de:
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- Office of the Historian, (2021). Nuevo secretario. Recuperado de:
https://history.state.gov/departmenthistory/short-history/quarters.
- Rodrigo. B. (2018). Doctrina Eisenhower. La enciclopedia de la política.
Recuperado de: https://www.enciclopediadelapolitica.org/doctrina_eisenhower/

METODOLOGÍA Y PLAN DE TRABAJO


La metodología va a consistir en realizar una lectura detallada de toda la bibliografía
expuesta en el apartado anterior para, de esta forma, poder abarcar la amplia panorámica
del tema que se va a tratar. Para poder hacerlo de forma adecuada, se va a seguir una
periodización de 3 fases expuestas en el cronograma que se muestra bajo.

La primera fase abarcaría una primera lectura de toda la bibliografía encontrada,


realizando un primer esquema de trabajo con el que poder ir guiando la investigación,
tomando información clave y relevante.

La segunda fase consistirá en una lectura, esta vez de forma más exhaustiva,
diferenciando en fichas la información de los diferentes países donde la política de
Eisenhower tuvo efectos.
La tercera y última fase sería la más larga de todas, correspondiendo a volcar toda esa
información recabada en las fases anteriores en el trabajo final con las correspondientes
conclusiones.

CRONOGRAMA

Septiembre 2022 - Junio Julio 2023 – Julio 2024 Julio 2024 – Julio 2026
2023

Primera lectura de las Lectura exhaustiva de las Plasmación de la


fuentes encontradas. fuentes diferenciando la información recabada en
información por países. un trabajo final.

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