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VENEZUELA: El desenmascaro de la hipocresía mundial

Por: Juan Esteban Cárdenas Chirivi y Jonathan David Lozano Arias

En los últimos años es muy común para nosotros como colombianos escuchar hablar

excesivamente en los medios sobre una posible dictadura en Venezuela, a veces incluso se vuelve

eso el tema principal de la prensa en Colombia olvidándose intencionalmente de la problemática

interna de la nación, por eso, en este texto queremos presentar el que hay detrás de esa exaltación

de la problemática Venezolana y cuáles son los intereses particulares. Para esto nos

fundamentaremos en nuestra tesis afirmando que, Venezuela es el actual reflejo de la hipocresía

mundial, exponiendo el lado “humanitario” de varias naciones en el mundo. Sustentaremos

nuestra tesis con los siguientes argumentos: El “burro” no es como lo pintan; La cortina de humo

es establecida a Latinoamérica cargada de un show de sentimentalismo; el colonialismo

contemporáneo económico y político es una ficha clave para los planes de la potencia

norteamericana; y como conclusión, el populismo Latinoamericano es una condena por parte de

los titiriteros a sus marionetas.

El “burro” no es como lo pintan. Muchas veces a Nicolás Maduro la prensa, lo

caricaturiza, la gente del común en redes sociales le llaman “burro” por cometer errores en sus

discursos, errores muy superficiales y lamentablemente lo único que nos presentan es eso, pero

en verdad ¿qué dice Nicolás Maduro más allá de esos errores? Este sábado 23 de febrero de 2019

muchos llamaron un día histórico para Venezuela, un hecho reciente que ha sido muy

monopolizado en la forma en la que nos lo presentan los medios, ese mismo día Nicolás Maduro

expresó en su discurso que, por fin se robaron las miradas de las cámaras y rompieron esa

invisibilidad que tenían ante el mundo (Maduro, 2019). Si analizamos esto podemos de cierta

forma interpretar que Nicolás Maduro no es un dictador, o bueno si lo es, es un dictador que pide
a su pueblo mostrarse para no caer “en el imperialismo norte americano ni en la oligarquía de

Bogotá” como afirmó en su discurso, discurso que de por sí también aseguró que seguirá muchos

años más gobernando Venezuela, pero siempre siendo “un hombre del pueblo, sencillo humilde”.

Maduro establece su gobierno por la ideología que se lo otorgo el chavismo, es un claro

reflejo del gobierno de Fidel Castro en Cuba. Para nadie es un secreto, sobre la dificultad que

implica la planeación de un sistema social alternativo con el objetivo de un bienestar común e

igualitario, sin embargo, debe ser igual o idealmente más eficiente y eficaz que el sistema

capitalista ambiguo pero que aun así, ha controlado el mundo. Según Gonzales (2018) en

periódico la Nacional “el chavismo solo necesita tiempo sobre el poder”. Es una petición llena de

esperanza, no obstante, la esperanza no satisface las necesidades primordiales del pueblo

venezolano. Nicolás Maduro es un ser muy inteligente, que su ideal es gobernar con la gente y

para la gente, pero también es una persona con un carácter bastante elevado, que incluso como él

lo dice “no le tengo miedo a nada” y esa personalidad hace incluso pasar por encima de los

derechos humanos para afectar a aquel que no está con él.

Es una emergencia crítica internacional velar por la protección y cumplimiento de los

derechos humanos de cualquier persona sin diferencia, ni segregación; según la declaración

universal de los derechos humanos por parte de las Naciones Unidas en Paris el 10 de diciembre

de 1948. Ahora bien, es bastante desagradable usar esta emergencia y, mucho más implementar

un sentimentalismo de odio y piedad por los venezolanos, y olvidar o segregar problemas

internos tan vergonzosos que se encuentran en la palma de nuestras manos. Según el literario

Noam Chomsky la manipulación mediática de masas es “Utilizar el aspecto sentimental que la

reflexión”. Algo que cotidianamente vemos en los medios de nuestro país. En especial, el grupo

político que nos gobierna se ha caracterizado por llevar en su escudo la palabra ODIO, odio por
los guerrilleros, odio por la oposición y pues lamentablemente, odio por todo lo que huela a

izquierda, y por consecuente, Venezuela con la revolución comandada por Hugo Chávez Frías

cuyo ideal es izquierdista. Además no podemos dejar de lado que durante el mandato de Álvaro

Uribe Vélez en Colombia se caracterizó por conflictos diplomáticos con Venezuela, así que esto

no es cosa de Nicolás Maduro ni de Donald Trump, este conflicto viene de años antes por

sentimentalismo mejor expresado en un odio que ha dado como resultado una gran rivalidad entre

la ideología Socialista de Venezuela y la ideología oligárquica Colombiana descendiente del

capitalismo estadounidense.

Existen algunos rumores sobre la intención entre Colombia y Brasil de la soberanía

venezolana. La revista semana en un artículo publicado el 28 de octubre del 2018 tras el triunfo

de Bolsonaro, afirma que la Amazonia Colombiana sufriría las consecuencias de la deforestación

que de una forma indirecta propone el actual gobierno Brasileño. Telesur en una publicación de

junio del 2015 (inicio de la crisis en Venezuela) afirma: que Colombia está en una disputa por el

golfo de Venezuela y el estado de Maracaibo (disputa que viene desde 1830). Al referirnos a este

tema utilizamos la palabra Rumores, y ciertos analistas políticos tanto nacionales como

internacionales hablan de que si se logra invadir Venezuela, Colombia tomaría el golfo y el

Estado de Maracaibo y así ganaría suficiente territorio como para ceder el Amazonia a Brasil, no

es una idea descabellada para un tipo de gobierno tradicionalista como el de Colombia, que

literalmente, está exportando sus recursos naturales, y un gobierno en Brasil que su gobernante es

como lo afirma Luz Marina Mantilla en la publicación de la revista semana “Bolsonaro va a ser

como Trump, que considera que todo el tema ambiental es un estorbo”. Todo esto es respaldado y

liderado por Estados Unidos, cuyo país federal desde su constitución independentista, prometió

proteger a todos los países americanos y defensor de los derechos humanos. No obstante, se
encargó de convertirlos en colonias económicas y, por consiguiente políticas, con su

imperialismo mercantil y promotores de su cultural globalizadora.

Y así podemos concluir que, Latinoamérica sigue siendo un títere de las potencias

mundiales, por sus ideologías, sistemas políticos y económicamente seguimos dependiendo de un

tercero. El populismo es una falacia tan poderosa que posibilita la toma del poder de la forma

más desagradable, engañando a una población cansada y sumisa de la situación desigual en las

regiones, de una lucha interminable. Venezuela como centro de interés, es un reflejo, de cómo la

manipulación de masas puede llegar a dividir a un continente, a un país, o hasta una familia por

ideologías que aparentemente son tan opuestas, pero que finalmente fueron escritas por la misma

mano de la codicia y la ambición.


Referencias Bibliográficas

Maduro,N.(2019). Discurso 23 de febrero 2019

Gonzales, G. (2018). EL objetivo y la estrategia del chavismo. En El Nacional. http://www.el-

nacional.com/noticias/columnista/objetivo-estrategia-del-chavismo_231342

Revista Semana. (2018). Sufre la Selva: ¿Por qué el triunfo de Bolsonero es una mala noticia?

En Revista Semana. https://www.semana.com/nacion/articulo/la-amazonia-colombiana-

estaria-bajo-amenaza-tras-el-triunfo-de-bolsonaro/588714

TeleSur. (2015). En claves: disputas con Colombia por el golfo de Venezuela. En TeleSur.

https://www.telesurtv.net/news/En-claves-disputa-con-Colombia-por-Golfo-de-

Venezuela-20150622-0016.html

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