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HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA

Primer parcial (14 de enero de 2021)

Apellidos: Toujouse Machado


Nombre: Elisa

1.
a) [but:ikulam > but:ikula (2) > but:íkula (3) > bʊt:ɪ́kʊla (4) > bʊt:ékʊla (10) > bot:ékola
(14) > bot:ékla (18) > bot:éxla (22) > bot:éjla (31) > bot:éjʎa (38) > botéjʎa (45) > botéjȝa
(75) > botéȝa (79)]
b) [faktikium > faktikiu (2) > faktíkiu (3) > faktɪ́kɪʊ (4) > faktɪ́kjʊ (9) > faktékjʊ (10) >
faktékju (15) > fakték:ju (17) > faxték:ju (22) > faxtét͡ʃju (28) > faxtét͡ʃu (36) > fajt̠ét͡ʃu (52)
> fɛjt̠ét͡ʃu (62) > fejt̠étʃu
͡ (63) > fejt̠ét͡ʃo (66) > fejt̠éts̪͡ o (69) > hejt̠ét͡s̪o (74) > heɻʈét͡s̪o (76)
> het͡ʃét͡s̪o (83) > hetʃéd
͡ z͡ o
̪ (88) > et͡ʃédz͡ o
̪ (104)]

2.
a) En el castellano medieval la sintaxis y los pronombres personales sufren ciertos
cambios y alteraciones que nos permiten identificar a qué periodo pertenecen. En este
caso, nos encontramos en el texto, por ejemplo, con formas verbales a las que se les
añade un clítico, como sería el caso de la forma matarlos o fueronse (fueron se>
fueronse).
Encontramos también, en este texto, diferentes ejemplos de pronombres personales
átonos como, por ejemplo, gelo, que proviene de la fusión de la forma derivada del
dativo eli y la del acusativo elo. Se genera una forma que origina un elemento yod: [elo
> ljélo > jélo > jélo > élo]. De aquí surgen las formas medievales gelo, gelos, gela,
gelas.
Otro ejemplo de alteración en los pronombres átonos que encontramos en el texto sería
el caso de respondiol o pesol, pronombres anteriormente terminados en –e que sufren
una apócope en el castellano medieval por entrar en contacto con una palabra que
termina en vocal.

b) En el período preliterario tenemos la convivencia de formas sintéticas y formas


analíticas. En el texto encontramos formas de futuro imperfecto de indicativo como
bolueremos, propias del siglo XIII, que es cuando se empiezan a eliminar las formas
analíticas y se imponen las sintéticas ya a finales del mismo siglo.
Este futuro imperfecto lo encontramos en latín clásico como una forma sintética
(amavo), pero a partir del latín vulgar esta pasa a ser analítica y nos encontramos con la
forma amare habeo que, aparte de expresar una obligación (tengo que amar), va
adquiriendo una forma de fututo que terminará siendo amare. Amare habeo, por
desgaste fónico del verbo habere, queda relegado a un mero marcador morfológico,
debido a esa relajación que configura la relación verbal. A causa de este desgaste, se
terminará dando la forma amare que es la encontramos en el castellano medieval. Esa
forma simple o sintética convive durante todo el periodo medieval con la forma
perifrástica.
El condicional, que aparece en el texto, por ejemplo, con la forma matarien, es una
concepción temporal nueva. En el latín clásico no existe, sino que se obtiene de las
estructuras perifrásticas. Nos indica un futuro visto des de una producción del pasado
(por eso se usa la forma de imperfecto de indicativo amare habebam, que terminará
formando amaría, en lugar de utilizar la forma del verbo habere en indicativo de
perfecto). En el caso del condicional ocurre lo mismo que en el futuro: durante el
periodo medieval aún es visto de esta forma perifrástica. Asimismo, estas formas de
condicional aparecen con un clítico que se sitúa entre el infinitivo y la forma
evolucionada de habebam. A causa del desgaste fónico también, esta forma perifrástica
terminará prescindiendo del verbo habere y se obtendrá la forma amaría.
c) con uusco: complemento circunstancial de compañía formado con un pronombre
personal tónico. En latín clásico, para formarlo, se añadía la preposición cum como
enclítico a las formas de ablativo (por ejemplo, mecum). En este caso, encontramos la
forma voscum ya evolucionada por analogía. En latín clásico, los pronombres personales
que se usaban eran los de “nobis” y “vobis”, pero estos se ven alterados en el latín
vulgar, pasando a ser “nos” y “vos”. Por tanto, vemos que la forma de vobiscum, que era
una forma del complemento circunstancial, se altera y acaba produciendo este “vos”.
Sin embargo, los hablantes cambian esta forma y ponen también delante la preposición
cum. Debido a esta proclisis, se termina formando la forma cum voscum, que terminará
dando la forma del texto con uusco.
ouieron: proviene del verbo habere. Tiene valor etimológico y expresa posesión. De este
modo, en el sXIII, el verbo “tener” amplía su semántica y empieza a abarcar términos
exclusivos del “aver” y ambos adquieren este valor posesivo. Esto se mantiene durante
el período medieval, pero se pierde a finales del SXVI.
y: deriva de la forma IBI (aquí, allí). Actúa como adverbio pronominal locativo.

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