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OLEADAS REVOLUCIONARIAS 1820-1830-1848

Las oleadas revolucionarias. 1820-1830-1848.

Entre 1815 y 1848 estallaron en Europa tres oleadas liberales revolucionarias. La primera comienza
en 1820 y alcanzó a España, Grecia, Portugal, el Reino de las Dos Sicilias y el Reino de Cerdeña en
forma simultánea a la finalización del proceso de independencia de las colonias hispanoamericanas.
En general, las insurrecciones fueron llevadas a cabo por pequeños grupos liberales radicalizados
con escaso apoyo de los sectores populares.

En España, los liberales constitucionalistas forzaron a Fernando VII a aceptar una constitución
liberal. Sin embargo, luego de tres años de régimen constitucional, el rey de España recuperó el
control pleno con la ayuda de las potencias absolutistas de la Santa Alianza. En Portugal y el Reino
de las Dos Sicilias, los revolucionarios lograron la sanción de constituciones liberales. Pero la
intervención militar de Austria y Francia en ayuda de los monarcas absolutos afectados —de
acuerdo con lo establecido en el Tratado de la Santa Alianza— derrotó a los gobiernos
revolu-cionarios.

Una excepción fue el caso de la revolución griega, que tras largos años de lucha contra el Imperio
Turco, logró independizarse. A partir de 1821 comenzó la guerra de liberación griega del Imperio
turco-otomano, en la que fue decisiva la intervención de la Santa Alianza. Gran Bretaña, Francia y
Rusia vencieron a los turcos, declararon la soberanía nacional de Grecia y, luego de derrotar al
movimiento liberal griego, favorecieron el establecimiento de una monarquía absoluta. Como
consecuencia de las diferencias entre Rusia y Austria sobre la "cuestión de Oriente", la Santa Alianza
se disolvió.

Durante estos años, los grupos liberales y nacionalistas fueron perseguidos y encarcelados en casi
toda Europa, y sus periódicos sufrieron la censura o la clausura. Muchos opositores se agruparon en
sociedades secretas.

La segunda oleada revolucionaria comenzó en 1830 e incluyó a Francia, Bélgica, Polonia, regiones
de Italia y Alemania, España y Portugal. Estas revoluciones tomaron como modelo a la revolución
francesa de 1789. Las revoluciones de 1830 dividieron a Europa en dos regiones. Al oeste del río
Rhin, los liberales moderados derrotaron a los absolutismos. Al este del Rhin, en cambio, todas las
revoluciones fueron reprimidas y la situación se mantuvo como antes de 1830. En estos países, la
mayor parte de la población estaba compuesta por campesinos que todavía vivían sometidos a una
organización económica de tipo feudal.

En Francia, la revolución de julio de 1830 terminó con la monarquía absoluta. La antigua dinastía de
los borbones nunca más volvió al poder y durante los siguientes dieciocho años el país fue
gobernado por una monarquía constitucional con un régimen de sufragio restringido. El nuevo rey,
Luis Felipe de Orleans, contó con el apoyo de la gran burguesía, formada por los ricos hombres de
negocios. Mientras tanto, un abismo separaba lo que se llamó “el país legal”, es decir un reducido
grupo de ciudadanos que gozaban del derecho de votar, del “país real”, donde la mayoría de los
habitantes estaban excluidos del derecho a voto.

Las principales consecuencias de la oleada revolucionaria de 1830 fueron, por una parte, la pérdida
definitiva del poder de la aristocracia que pasa a manos de la burguesía en Europa occidental, y, por
otra parte, la progresiva separación de los liberales en dos grupos los radicales (burquesía media y
baja) y los moderados (burguesía alta y media alta), que habían actuado en conjunto frente a las
monarquías absolutas.

Las revoluciones de 1848 comenzaron con el estallido revolucionario de Paris, cuyo eco se propagó
con tal rapidez que en pocas semanas fueron depuestos los gobiernos de Francia y de los actuales
países de Italia, Alemania, Austria, Hungría y Polonia. Esta oleada revolucionaria se la conoce como
“primavera de los pueblos”.

En Francia, una insurrección popular derrocó en febrero de 1848 a la monarquía constitucional de


Luis Felipe de Orleans y estableció una república. El gobierno se formó con una alianza entre la
burguesía media y los sectores populares urbanos. Pero estos últimos no se sintieron satisfechos y
protagonizaron una segunda revolución sin el apoyo de los burgueses.

La revuelta fue derrotada y a fines de 1848 Luis Bonaparte, sobrino de Napoleón fue elegido
presidente de la república. El nuevo gobernante concentro cada vez más poder y en 1851 disolvió
la asamblea y se proclamó emperador como Napoleón III.

En el resto de Europa, las revoluciones contra los poderes absolutos se sucedieron a lo largo de
1848-1849. Sin embargo, pocos meses más tarde, los regímenes derrocados volvieron al poder. Una
de las novedades de ésta última oleada revolucionaria fue el creciente papel que desarrollaron los
obreros industriales, que comenzaron a organizarse en agrupaciones independientes y a formar
sindicatos.

Las tres oleadas revolucionarias combinaron reivindicaciones liberales – por las libertades
individuales, la igualdad de las personas y el sufragio universal masculino – con otras
reivindicaciones de tipo nacionalista. Estas últimas reclamaban por la em de los pueblos oprimidos
por los grandes estados, como los griegos en el imperio turco, los polacos en el Imperio Ruso o los
irlandeses en Gran Bretaña. El nacionalismo tuvo peso también en aquellos lugares donde no existía
una nación unificada bajo un Estado, como eran los casos de Italia y Alemania, fragmentados en
varios reinos independientes. Las reivindicaciones liberales y nacionales aparecieron con frecuencia
estrechamente unidas en varios países.

Identificá las diferencias que existieron entre las tres oleadas revolucionarias.

2) Describí los nuevos grupos sociales que se mencionan en estas oleadas.

3) Identificá las reivindicaciones de los grupos:

a) Liberales

b) Nacionalistas.

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