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EL TRABAJO (Primera parte)

Representaciones del trabajo a lo largo de su historia

El trabajo no es una actividad natural que se lleve a cabo de manera espontánea. El trabajo se aprende;
aprendemos a realizar una tarea.
Es muy frecuente en el uso cotidiano que la palabra trabajo se asocie a actividades poco gratificantes y
dificultosas: “fue muy trabajoso”, “cuesta mucho trabajo”, etc., y también uno de los sueños colectivos
más comunes es entrar en posesión mágica de una suma de dinero “para no trabajar más”; el trabajo
aparece así como una representación contrapuesta al capital.
El trabajo es espontáneamente asociado a obligatoriedad y sacrificio, porque relacionamos el concepto
con la forma de trabajo humano predominante durante el más largo período de la historia humana: el
de la esclavitud, basada precisamente en el trabajo forzado.
√ En la mitología griega el trabajo estaba ligado a lo costoso e incluso a lo heroico. Pensemos en los
Doce Trabajos de Hércules, trabajo que sólo pudieron ser cumplidos gracias a la fuerza y dimensión
sobre humana del hombre-dios.
√ En nuestra tradición judeo-cristiana, la idea de trabajo está asociada a un castigo divino. En el
Génesis, luego del pecado original el hombre es condenado a ganar el pan con el sudor de su frente; y la
mujer a parir con dolor. En este trabajo se establece la primera división del trabajo en tareas femeninas
y tareas masculinas, ambas realizadas con dolor y sufrimiento. También la división del trabajo en físico y
mental, así como el ámbito público para el hombre y ámbito privado para la condición femenina.
Esta representación persistió durante siglos y se llegó a considerar al trabajo como una actividad
indecorosa, inconveniente para las clases sociales altas- noble, militares-sacerdotes- que por algún
motivo consideraban que su dignidad estaba por encima de la de los demás. El trabajo era considerado
así una actividad de esclavos, ligado a la satisfacción de las necesidades más primarias.
√ En la Grecia clásica aparece una representación del trabajo algo más dignificante: los ciudadanos de
las polis griegas se enorgullecían de ejercer algunos oficios urbanos, o de trabajar la tierra. Recordemos
a Sócrates que era picapedrero, quien mostró frecuentemente respeto por los trabajos manuales.
Sin embargo, a pesar de ello, el bienestar económico de las polis no se debía a ese trabajo, sino al
trabajo forzado de la población mayoritaria, conformada por individuos esclavizados que pertenecían a
la propia nación o pueblos avasallados.
Para Aristóteles el trabajo humano estaba ligado al desgaste físico, era innoble; aducía que el trabajo
manual requería el uso de herramientas, que producían deformaciones físicas. De esta manera situaba
en dos extremos opuestos a la vida contemplativa y al trabajo ligado al desgaste físico.
√ En la antigüedad clásica era algo degradante e inferior a la vida contemplativa, el ocio y a la actividad
militar.

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√ Ya en plena edad media existía una fórmula tripartita: eclesiásticos, guerreros y labradores. Los
artesanos comenzaron a ser más respetados en el seno social, en parte porque fueron los monjes
quienes se encargaron del trabajo manual.
√ Esta tradición occidental sufrió una importante modificación con el movimiento de la reforma
protestante: la prédica de los reformadores llevó a considerar al trabajo como un verdadero camino de
salvación y como una manera de alabar a Dios. Es de hacer notar que tal concepción influyó en los
países donde los principios de la reforma fueron adoptados por los poderes políticos: muchos
historiadores consideran que esta actitud social hacia el trabajo es la principal explicación del mayor
desarrollo del norte de Europa con respecto al sur, y de los EEUU con respecto a América Latina, donde
los colonizadores se apoyaron respectivamente, en la tradición protestante y la católica.
√ En la época contemporánea han surgido infinidad de teorías que le otorgaron al trabajo
connotaciones muy diversas, desde la hipervaloración hasta la extrema infravaloración. Para el
materialismo histórico el trabajo resulta ser el único determinante de la historia humana.

Hacia una concepción del trabajo


Hoy la idea de trabajo encierra dos conceptos opuestos: por un lado, el placer y la satisfacción en el
logro de la obra, y por el otro, el esfuerzo y el sufrimiento que implican no poder encontrar las
condiciones tanto internas como externas para llevarla a cabo.
El trabajo encierra tres tipos de satisfacciones:
-la económica o material
-la social
-la intrínseca o simbólica

La alta calidad en el trabajo se consigue si el trabajador puede obtener los tres resultados psicológicos
implicados en la satisfacción intrínseca o simbólica, a saber:
-Si puede considerar al trabajo como algo importante y que vale la pena.
-Si el trabajador advierte que puede ser responsable de lo que hace.
-Si puede reconocer que su actividad es satisfactoria.

Para Erik Erikson la actividad laboral es un hito importante en el curso del ciclo vital humano y en el
desarrollo de su personalidad, que adquiere especial significación en la edad adulta, la cual se
caracteriza por la generatividad; el adulto no sólo es el que puede engendrar hijos sino también producir
ideas, servicios o manufacturas.
En este sentido lo relacionamos con Viktor Frankl, quien a diferencia de Sigmund Freud que consideraba
el impulso sexual como motor de la actividad humana, sostenía que el motor era el impulso creador.

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La ausencia o pérdida del trabajo despierta sentimientos de desolación y pérdida de la identidad,
acompañados de desarraigo cultural.

Es necesario incorporar el aprendizaje como formando parte del proceso de trabajo y comprender que
el trabajo tiene significación cuando es socialmente útil. El trabajo se aprende y se aprende en el
trabajo, como también se aprende a ser trabajadores.
La personalidad laboral tiene tres aspectos:
-Uno de ellos es el aspecto público, que es lo que todos sabemos de una persona en relación con su
trabajo
-Segundo, el aspecto oculto, que es lo privado, lo personal; aquello que yo sé de mi personalidad laboral
pero los demás no conocen.
-Por último, el aspecto ciego es el más conflictivo de la personalidad laboral. Es aquello que uno no
conoce de sí mismo porque no es consciente, pero que los demás pueden percibir y esto puede traer
conflictos.
La psicopedagogía laboral intenta, a través de la orientación, de la selección, de la capitación, detectar
los aspectos ciegos de la persona trabajadora. La persona que ha tenido conflicto con sus fortalezas, sus
oportunidades, debilidades y amenazas (FODA) y tiene conciencia de ellos es porque está en
condiciones de solucionar los conflictos laborales o de poder administrarlos.

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