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Tema 7

Física médica y del deporte

Braquiterapia
Índice

Esquema. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2

Ideas clave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3

7.1 Introducción y objetivos . . . . . . . . . . . . . 3

7.2 Introducción a la braquiterapia y resumen histórico . . 4

7.3 Conceptos básicos de la braquiterapia . . . . . . . . 5

7.4 El radiofísico hospitalario en braquiterapia . . . . . . 18

7.5 Técnicas y equipos especiales: futuro de la braquiterapia 23

7.6 Referencias bibliográficas . . . . . . . . . . . . . 26


Esquema

Oncología

Cirugía Radioterapia Quimioterapia

Braquiterapia

Clasificación de la Aspectos de la
Etapas del tratamiento
braquiterapia braquiterapia

Planificación del
tratamiento

Papel del Radiofísico Control de calidad

Implementación de
nuevas técnicas

Física médica y del deporte


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Tema 7. Esquema
Ideas clave

7.1 Introducción y objetivos


La braquiterapia es una modalidad de tratamiento dentro de la radioterapia que se
encuentra en segundo lugar en cuanto a distribución y volumen de tratamientos, des‐
pués de la radioterapia externa convencional. Son varios los motivos que nos llevan
a separar la braquiterapia en un tema propio. Primero, aunque comparte los mismos
principios sobre el efecto biológico de las radiaciones ionizantes, la tecnología y las
técnicas empleadas, en este caso, es muy diferente al resto de modalidades de radio‐
terapia externa. Por otro lado, existe una gran diversidad dentro de la braquiterapia
en cuanto a equipos de tratamiento, método, aplicadores, etc. motivado por las di‐
ferencias morfológicas que presenta el tratamiento de cada localización (ojo, mama,
esófago, etc.). Finalmente, también será totalmente diferente el cálculo de la distri‐
bución de dosis para el tratamiento del paciente y los protocolos y pruebas de control
de calidad de todo el proceso.

De esta manera, el objetivo principal de este tema es describir la braquiterapia como


una terapia contra el cáncer más dentro de las técnicas radioterápicas, y presentar
los aspectos básicos que la caracterizan y la hacen diferente de lo descrito con ante‐
rioridad. Resumiremos también las etapas que conforman el proceso del tratamiento
del paciente sometido a braquiterapia y conoceremos cuáles son las funciones más
relevantes del físico médico.

En el último apartado enunciaremos algunas de las técnicas más novedosas y pro‐


metedoras en braquiterapia, que se encuentran actualmente en desarrollo o se han
comenzado a implantar recientemente. En resumen, los objetivos del tema son:

▸ Estudiar los conceptos básicos de la braquiterapia y conocer cuál es su situación


actual.

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Tema 7. Ideas clave
▸ Describir las etapas del tratamiento en braquiterapia y enumerar las funciones
fundamentales del físico médico.

▸ Conocer algunas técnicas fuera de lo convencional y describir cómo puede ser


el futuro de la braquiterapia.

7.2 Introducción a la braquiterapia y resumen


histórico
La braquiterapia es una técnica de tratamiento dentro de la radioterapia que consiste
en la colocación de una o varias fuentes radiactivas encapsuladas dentro del tumor o
en contacto con él, con el objetivo de administrar una dosis absorbida determinada
para erradicar la enfermedad y prolongar la esperanza de vida del paciente.

La principal ventaja que ofrece la braquiterapia frente a la radioterapia externa es el


alto gradiente de dosis inherente a las fuentes radioactivas, por la ley del inverso del
cuadrado de la distancia, lo que permite administrar dosis elevadas al tumor a la vez
que se mantiene a dosis bajas el tejido sano circundante. Por el contrario, la distribu‐
ción de dosis obtenida con esta técnica será mucho más heterogénea, dando lugar de
forma habitual a puntos o regiones de sobredosificación. Por lo general, la braquite‐
rapia se aplica en casos donde el volumen a tratar es de menor tamaño, accesible y
bien delimitado. La braquiterapia se puede emplear como tratamiento exclusivo o de
forma complementaria a la radioterapia externa u otras modalidades de tratamiento
como quimioterapia o cirugía, constituyendo en la actualidad una modalidad terapéu‐
tica esencial.

Para comprender los orígenes de la radioterapia y su contexto histórico, nos debe‐


mos remontar al descubrimiento del Radio‐226 por Marie Curie a finales del siglo XIX.
Tan solo unos años después, a principios del siglo XX, se realizaron los primeros tra‐
tamientos con Radio contenido en tubos y agujas de platino, que se introducían en
aplicadores de forma manual o, más tarde, de forma intersticial mediante agujas. Fue

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Tema 7. Ideas clave
así como en las décadas siguientes surgieron las tres principales escuelas de la bra‐
quiterapia conocidas por la ciudad en la que se implantaron inicialmente: Estocolmo,
París y Manchester.

Ya en la década de los 50 se introdujeron mejoras que marcarían la tendencia a seguir


en la evolución de la braquiterapia, como la técnica de carga diferida y los isótopos
artificiales, principalmente: Iridio‐192, Cesio‐137 o el Iodo‐125. Finalmente, desde la
década de los 80 se han incorporado progresivamente los avances que siguen vigen‐
tes en la actualidad, como el desarrollo de unidades automáticas de carga diferida, la
aplicación de fuentes de alta tasa de dosis (HDR), la dosimetría basada en imagen CT,
los implantes guiados por sonda de US transperineal o la dosimetría basada en imagen
de resonancia magnética.

Más allá del desarrollo tecnológico, es fundamental la creación de organismos y comi‐


tés científicos que publiquen guías y protocolos para lograr la difusión y estandariza‐
ción de las técnicas de tratamiento en cada uno de los centros médicos que la apliquen.
En el caso de la braquiterapia, podemos destacar a nivel internacional la aportación
realizada en la década de los 90 por la American BrachytherapySociety (ABS) como
una de las primeras estandarizaciones más completas, mientras que en la actualidad
a nivel nacional, contamos con las numerosas publicaciones de los grupos de trabajo
en braquiterapia de la Sociedad Española de Física Médica (SEFM) y de la Sociedad
Española de Oncología Radioterápica (SEOR).

7.3 Conceptos básicos de la braquiterapia


Como hemos mencionado, la principal ventaja que ofrece la braquiterapia sobre el res‐
to de técnicas radioterápicas es que facilita una deposición local de la dosis absorbida
En otras palabras, tendremos una caída brusca de la dosis con la distancia. Obviamen‐
te, esto supone una ventaja a la hora de proteger el resto de los tejidos sanos durante
el tratamiento, pero también implica que será necesario hallar la manera de colocar
las fuentes de radiación en contacto o a través de la mayor parte de la lesión tumo‐

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Tema 7. Ideas clave
ral, sea cual sea su distribución y su localización anatómica. Como es de suponer, las
diferencias anatómicas entre los posibles órganos afectados, como por ejemplo, ojo,
mama, piel, próstata o esófago, darán lugar a una gran diversidad en cuanto a equipos
de tratamiento, aplicadores y fuentes de radiación empleadas.

Intersticial

Braquiterapia

De contacto

Intracavitaria
Superficial

Implantes
temporales
Duración de la
aplicación
Implantes
permanentes

Inmediata
Sistema de carga Manual

Diferida

Automática

Figura 1: Esquema de las diferentes técnicas de braquiterapia. Imagen superior: bra‐


quiterapia superficial con un aplicador Valencia; Imagen inferior: braquiterapia inters‐
ticial de mama con catéteres intersticiales; Imagen derecha: braquiterapia endocavi‐
taria de cérvix con un aplicador tipo Fletcher. Elaboración propia.

Clasificación de las técnicas de braquiterapia


Para poner orden ante tal abanico de posibilidades, a continuación vamos a clasificar
la braquiterapia en función de distintos aspectos a tener en cuenta:

1. Según la colocación de la fuente de radiación existen tres posibilidades para el


tratamiento del tumor (Figura 2):

a) Braquiterapia endocavitaria. Consiste en aprovechar cavidades naturales


del cuerpo humano para colocar la fuente de radiación en contacto o cer‐
ca de la lesión tumoral. Para ello, se introducen en dichas cavidades im‐

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Tema 7. Ideas clave
plantes o aplicadores a través de los cuales puede circular la fuente. Co‐
mo ejemplos más destacados se encuentran: cáncer ginecológico, cáncer
bronquial o cáncer esofágico.

b) Braquiterapia intersticial. se trata de atravesar el tumor de forma percu‐


tánea o quirúrgica para hacer circular a través de él una única fuente o
colocar varias de forma permanente. Para alojar o introducir las fuentes
se emplean agujas metálicas intersticiales o tubos plásticos guiados nor‐
malmente por ecografía o imagen de CT. El caso más común es el cáncer
de próstata.

c) Braquiterapia superficial. Cuando la lesión tumoral se encuentra en la su‐


perficie del paciente, es posible realizar el tratamiento mediante un apli‐
cador o molde externo que aloja la fuente radiactiva y permite situarla
en contacto con la región de tratamiento. Un ejemplo es el cáncer cutá‐
neo para el que existe la posibilidad de crear moldes personalizados que se
adaptan a lesión del paciente. También se incluyen las superficies internas,
donde en algunos casos puede ser necesario una mínima instrumentación
quirúrgica que permita la inserción del aplicador, como por ejemplo en el
cáncer ocular.

2. Si tenemos en cuenta la duración de la aplicación de la fuente, aquí tendremos


dos posibilidades:

a) Implante permanente. Varias fuentes radiactivas encapsuladas, común‐


mente conocidas como semillas, se implantan en el paciente de forma
indefinida y no se retiran, de manera que emiten radiación de forma con‐
tinua hasta que alcanzan su inactivación. Las fuentes empleadas para im‐
plantes permanentes tienen un periodo de semidesintegración de días,
una baja tasa de dosis inicial y una baja energía de emisión gamma, por
lo que no entraña riesgos para el paciente ni sus allegados siguiendo unas
sencillas recomendaciones de protección radiológica (Figura 2). El caso tí‐
pico es el de cáncer de próstata con semillas de I‐125.

b) Implante temporal. En este caso, una única fuente radiactiva circula a tra‐
vés de un aplicador que se mantiene en contacto o en el interior de la

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Tema 7. Ideas clave
lesión tumoral durante el periodo de tiempo que dura el tratamiento, tras
el cual se retira. El tratamiento se puede administrar en una única sesión
o en varias sesiones separadas en el tiempo. En función de la dosis y la
distribución que se pretende impartir se calcula el tiempo que debe per‐
manecer la fuente en diferentes posiciones determinadas. En este caso la
fuente empleada tendrá un periodo de semidesintegración mucho mayor,
una tasa de dosis alta y una energía gamma de emisión superior a la de las
fuentes permanentes. En este caso el radionúclido más utilizado en la ac‐
tualidad en nuestro país es el Ir‐192.

3. En función de la tasa de dosis de la fuente radiactiva podemos clasificar los tra‐


tamientos de braquiterapia en:

a) Tasa de dosis baja (en inglés LDR: low dose rate). Se trata de tratamientos
con una dosis menor o igual a 2 Gy/h, con fuentes como: Ir‐192, Cs‐137
o I‐125. Por un lado, para implantes temporales es común alcanzar una
dosis total de tratamiento en torno a los 60 Gy o superior, por tanto, el
paciente debe permanecer ingresado entre 2 y 3 días bajo una irradiación
continua. Por otro lado, también se encuentran aquí los implantes inters‐
ticiales permanentes de “semillas” con una tasa de dosis inicial menor o
igual a 0.4 Gy/h. En la actualidad, las técnicas de tasa de dosis baja se en‐
cuentran cada vez más abandonadas a excepción de casos particulares,
como la braquiterapia ocular.

b) Tasa de dosis alta (en inglés HDR: high dose rate). La braquiterapia de alta
tasa administra al menos 12 Gy/h con fuentes como: Ir‐192 o Co‐60. Em‐
pleada con implantes temporales, la principal ventaja frente a la LDR es
que la duración del tratamiento se reduce a minutos, y en caso de tener
varias sesiones (diaria, semanal, etc.), el aplicador puede permanecer co‐
locado en el paciente o retirarse entre sesiones. En cuanto a efectos bio‐
lógicos de la radiación, se puede considerar semejante a la radioterapia
externa convencional.

c) Tasa de dosis pulsada (en inglés PDR: pulsed dose rate). Emplea una fuente
similar a la de HDR pero de una actividad un orden de magnitud menor. El

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Tema 7. Ideas clave
tratamiento se administra en pulsos de varios minutos de duración espa‐
ciados un tiempo mayor, por ejemplo: cada hora. Al igual que en la LDR,
el tratamiento se alarga durante días y el paciente debe permanecer in‐
gresado. Así mismo, es una técnica que se encuentra prácticamente en
desuso.

4. Finalmente, se clasifican los tratamientos de braquiterapia según la forma de


carga de la fuente:

a) Carga manual directa. Se refiere al uso y manipulación de implantes radio‐


activos como hilos de Ir‐192, que se colocan directamente en el quirófano
mediante agujas u horquillas sin la inserción previa de guías o aplicado‐
res. Debido a que supone una clara exposición del personal sanitario esta
técnica está prácticamente en desuso.

b) Carga manual diferida. Ya no se manipula el material radioactivo directa‐


mente, si no que se introduce por medio de vectores intracavitarios o agu‐
jas intersticiales implantados con anterioridad en el paciente. Hoy en día
su uso se encuentra prácticamente reducido a los implantes permanentes
de semillas intersticiales.

c) Carga diferida por control remoto. La necesidad de reducir la exposición


del personal sanitario hizo aparecer hace años los sistemas remotos de
carga diferida automática, que hacen circular una fuente radiactiva encap‐
sulada a través de cualquier tipo de aplicador colocado previamente en el
paciente. De esta manera, se consigue administrar una distribución de do‐
sis que se adapte a la zona de tratamiento controlando las posiciones y los
tiempos de parada de la fuente dentro del aplicador. Es la forma habitual
de carga en la actualidad.

Para resumir esta extensa clasificación, se puede afirmar que a pesar de la gran va‐
riedad presente dentro de la técnica de la braquiterapia, la realidad es que en la ac‐
tualidad predominan los tratamientos con equipos automáticos de carga diferida por
control remoto, con fuentes de alta tasa de dosis y realizando implantes temporales,
ya sea mediante aplicadores endocavitarios, intersticiales o superficiales.

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Tema 7. Ideas clave
Figura 2: Izquierda: Clasificación de las diferentes técnicas de braquiterapia. Fuente:
Fundamentos de Física Médica vol. 5 (SEFM). Derecha: Esquema anatómico de la téc‐
nica de la braquiterapia de próstata, imagen de la rejilla indexada que se emplea para
insertar las agujas intersticiales de forma ordenada, imagen de las semillas empleadas
en la braquiterapia permanente de próstata, imagen radiográfica del resultado de una
braquiterapia permanente de próstata. Fuente: Clínica Mayo.

Sistemas
de carga diferida por control remoto
Son muchas las razones que han llevado a esta
combinación como la elección dominante. A ni‐
vel económico resulta más rentable un tratamien‐
to de minutos, después del cual el paciente pue‐
de volver a casa hasta la siguiente sesión en lugar
de mantenerlo ingresado durante días hasta que
se complete el tratamiento. También resulta más
económico emplear una fuente de radiación de
alta tasa de dosis, ya que permite realizar un ma‐
yor número de tratamientos que una de baja ta‐
sa de dosis, o frente a los implantes permanentes
que son válidos para un único tratamiento; pen‐
sando en la calidad de vida del paciente, resulta
obvio que es mucho más cómodo un tratamiento
rápido que soportar durante horas con un aplica‐
dor introducido con el agravante en muchas ocasiones de permanecer ingresado. La

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Tema 7. Ideas clave
aparición de sistemas de carga diferida por control remoto supone reducir por comple‐
to la irradiación del personal sanitario que con los antiguos sistemas de carga manual
recibía una exposición a radiaciones ionizantes considerable. Para finalizar, hasta hace
unos años la mayor parte de la experiencia clínica estaba basada en baja tasa de do‐
sis, lo que permitía a estos tratamientos mantenerse como referencia, sin embargo, la
reciente aparición de numerosos estudios ha establecido a la alta tasa como una téc‐
nica igualmente válida en cuanto a parámetros clínicos: supervivencia del paciente,
toxicidad y calidad de vida, que además, se puede considerar más semejante con la
radioterapia externa convencional a nivel de efecto biológico de la radiación ionizante.

Los sistemas de carga diferida por con‐


trol remoto cuentan con un equipo au‐
toblindado en el interior de la sala de
tratamiento que aloja la fuente en todo
momento, para reducir la emisión de ra‐
diación cuando no se encuentra en uso.
En general estos equipos son móviles, lo
que permite desplazarlos de forma có‐
moda dentro de la sala. Cuentan con una
única fuente de radiación de movimien‐ Figura 4: Izquierda: Equipo de carga diferi‐
da por control remoto. Derecha superior:
to paso a paso, de manera que la uni‐ Revólver con los diferentes canales por los
dad mantiene la fuente en cada posición que puede salir la fuente donde se conec‐
tan los catéteres. Derecha inferior: Fuen‐
programada un tiempo programado. A la te de radiación al final del cable de trans‐
hora del tratamiento, estos equipos ofre‐ misión comparada en tamaño con la punta
de un lápiz. Fuente: Fundamentos de físi‐
cen la posibilidad de enviar la fuente por ca médica vol. 5 (SEFM) / Propia (Hospital
diferentes canales de salida con un inde‐ Provincial de Castellón).
xador interno en forma de revólver, de
modo que cada salida se une mediante un tubo de transferencia a los diferentes ca‐
téteres que recorren el interior del aplicador, a diferentes agujas intersticiales, etc. A
su vez, la fuente de radiación se encuentra unida por uno de sus extremos a un cable
metálico, lo que permite introducirla y retraerla de forma reiterada. El sistema de pla‐
nificación tendrá en cuenta la mecánica de la unidad para optimizar las posiciones y
tiempos de parada que proporcionen la dosimetría clínica deseada.

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Tema 7. Ideas clave
Fuentes de radiación y radioisótopos empleados en braquiterapia
Siguiendo con la tónica del tema, las fuentes utilizadas en la braquiterapia han sido
muy diversas a lo largo de los años, evolucionando a medida que lo hacía la tecnología
en aspectos de protección radiológica, aumento de la actividad específica y un diseño
optimizado para los implantes realizados mediante aplicadores, agujas intersticiales,
etc.

Inicialmente, las fuentes de radiación utilizadas eran de Ra‐266, un emisor gamma


con una energía media que se puede considerar alta en braquiterapia: 0.83 MeV, lo
que supone una deposición de dosis en menor medida local. El principal motivo de su
abandono fue la protección radiológica: ya que posee una capa hemireductora (HVL)
de 1.6 cm de plomo, un largo periodo de semidesintegración (1602 años), y su alto
riesgo de contaminación al formar Rn‐222 en estado gaseoso.

Las fuentes empleadas en braquiterapia clínica contienen radioisótopos encapsula‐


dos en carcasas metálicas selladas para conservar la hermeticidad durante toda su
vida útil y su posterior almacenamiento como residuo radiactivo. De esta manera, el
encapsulamiento cumple con las funciones de: contener el radioisótopo evitando la
contaminación sobre los tejidos del paciente, proporcionar rigidez para una correcta
circulación de la fuente por las diferentes guías, aplicadores, etc., y finalmente, absor‐
ber la radiación producida durante el proceso de decaimiento que no interesa para el
tratamiento del paciente, generalmente radiación α y β.

El tamaño de la fuente vendrá determinado por la actividad específica, es decir, por


la actividad por unidad de peso. Los radioisótopos con una actividad específica alta
podrán utilizarse para diseñar fuentes de pequeñas dimensiones con una alta tasa de
dosis, ideales para los equipos de carga diferida por control remoto. Como ejemplo
podemos comparar el Cs‐137 frente al Ir‐192, ya que para conseguir una tasa de 100
Mbq con el primero se necesitan 31.2 µg frente a los 0.29 µg del segundo, lo que
supone una relación de la masa unas 100 veces mayor.

Como se ha podido observar a estas alturas del tema, la mayoría de radioisótopos uti‐
lizados en braquiterapia son emisores gamma, y la energía de emisión determinará
la relación de dosis absorbida en profundidad. A continuación, describiremos breve‐

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Tema 7. Ideas clave
mente las fuentes de uso más extendido o de mayor relevancia en la actualidad:

▸ Iridio‐192. Considerada como fuente de alta energía, su esquema de desintegra‐


ción es realmente complejo debido a que cuenta con numerosos decaimientos
gamma y beta, con una energía media de emisión γ de 0.38 MeV y un periodo
de semidesintegración de 74.02 días. Aunque inicialmente se popularizó su uso
para la producción de fuentes en forma de hilos para LDR o para fabricar fuen‐
tes únicas en sistemas de PDR, la posibilidad de obtener fuentes de reducido
tamaño con actividades específicas muy elevadas la convierte en la fuente ideal
para el uso en aplicadores y sistemas intersticiales, lo que le ha permitido esta‐
blecerse como el radioisótopo más empleado en sistemas HDR de carga diferida
por control remoto.

▸ Co‐60. Decae vía beta y gamma mediante un esquema sencillo con una ener‐
gía media de emisión γ de 1.26 MeV y un periodo de semidesintegración de
5.27 años, valores considerablemente superiores a los del caso anterior. His‐
tóricamente el Co‐60 ha sido empleado como fuente de radiación en equipos
de teleterapia, y fue reemplazado con la aparición de los aceleradores linea‐
les, aunque su uso todavía permanece vigente en muchos países con recursos
limitados. En el ámbito de la braquiterapia, antiguamente se utilizó este radio‐
isótopo en forma de agujas y placas oftálmicas, sin embargo, en la actualidad se
está comenzando a implementar en equipos de HDR de carga diferida por con‐
trol remoto gracias a su alta actividad específica. Actualmente existe un amplio
debate en la literatura respecto a la utilización del Ir‐192 frente al Co‐60 para
tratamientos de HDR en términos de: protección radiológica, dosis administra‐
da, caracterización de la fuente o aspectos económicos (Para más información:
(Andrássy et al., 2012)).

▸ I‐125. Con una energía media de emisión γ de 35.5 KeV, está considerado como
fuente de baja energía. Se emplea principalmente como semillas de baja activi‐
dad en braquiterapia intersticial permanente. Su reducida capa hemirreductora
(0.03 mm en Pb ó 2 cm de tejido) junto con su periodo de semidesintegración
de 59.6 días, hace a este radioisótopo propicio para un tratamiento con semillas
permanentes donde las medidas de protección radiológica que debe tomar el

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Tema 7. Ideas clave
paciente son poco restrictivas y de fácil cumplimiento.

Dejando a un lado los emisores gamma, también se emplea en braquiterapia radio‐


isótopos emisores beta, aunque su uso se encuentra reducido a ciertas localizaciones
específicas, debido a la pobre penetración de la radiación emitida, que decae rápida‐
mente en cuestión de milímetros. Un claro ejemplo es el Ru‐106, que con una energía
media de emisión de electrones de 3.55 MeV, se emplea para la fabricación de placas
cóncavas semiesféricas donde el Ru‐106 se encuentra distribuido de forma homogé‐
nea, destinadas para el tratamiento ocular. En (De Frutos‐Baraja et al., 2004) se trata
la dosimetría en braquiterapia epiescleral.

Especificación de las fuentes de radiación en braquiterapia


La dosis absorbida que depositará en el medio una determinada fuente de radiación.
Quedará determinada principalmente por la actividad específica del radioisótopo, la
geometría del mismo dentro de la fuente y el diseño de la carcasa contenedora.

Aunque tradicionalmente se han empleado diferentes magnitudes para especificar la


capacidad de ionización a cierta distancia de las fuentes de radiación, numerosos orga‐
nismos internacionales (ICRU, AAPM, NCRD, etc.) han indicado a lo largo de los años,
la idoneidad de especificar las fuentes en unidades de la magnitud: tasa de kerma en
aire en el seno de aire. De forma unificada en cualquier sistema o trámite, certifica‐
do del laboratorio de calibración, certificado de la casa comercial que suministra la
fuente, sistemas de planificación, documentación del tratamiento del paciente, etc.

Por su parte, ICRU propone emplear la tasa de kerma de referencia en aire (TKRA), que
se define como (en España esta especificación es obligatoria desde el Real Decreto
1566/1998): la tasa de kerma en aire en el seno de aire a una distancia de referencia
de un metro, corregido por la atenuación y dispersión de la radiación producida en el
aire. Se expresa comúnmente en unidades de mGy
h
. Por otro lado, la AAPM recomienda
la especificación de fuentes con la denominada air kerma strength (𝑆𝐾 ), que no es
más que el producto entre la tasa de kerma en aire y el cuadrado de la distancia de
mGy×m2
calibración en unidades de h
. Dado que la distancia de calibración para el caso
de emisores gamma está definida a 1 metro, el valor numérico debe ser igual al de

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Tema 7. Ideas clave
la TKRA aunque dimensionalmente son diferentes. En el caso de emisores beta, la
especificación de la fuente viene dada en términos de tasa de dosis en agua a una
distancia de referencia de 2 mm.

Etapas del tratamiento en braquiterapia


Como ya vimos, las etapas del proceso radioterápico están, por norma general, bien
definidas y estandarizadas tanto para la mayoría de los tratamientos, como entre dis‐
tintos centros terapéuticos. El caso de la braquiterapia es diferente, si bien es cier‐
to que el procedimiento de la técnica braquiterápica será semejante entre distintos
pacientes y centros, la gran diversidad de localizaciones, equipamiento, necesidades
particulares del paciente y experiencia del personal médico, puede dar lugar a deter‐
minadas diferencias a lo largo de todo el proceso de tratamiento.

De la misma manera que en radioterapia externa, a partir de un diagnóstico clínico


y la posterior decisión de aplicar un tratamiento de braquiterapia, comienza el flujo
de trabajo habitual para elaborar la dosimetría clínica y el tratamiento del paciente
en cuestión. A continuación, se va a describir de forma resumida el proceso de trata‐
miento más habitual en la práctica clínica actual, que se podría dividir en tres fases:
simulación, planificación y administración del tratamiento y finalmente la evaluación
posterior o postplanning.

▸ Simulación del paciente. Como es habitual en la mayoría de técnicas radioterá‐


picas, el especialista médico se vale de algún conjunto de imágenes del paciente
para definir los volúmenes o la región de tratamiento. En función de la localiza‐
ción anatómica será común emplear imágenes de CT, imágenes de resonancia
magnética, ecografía, etc. En la mayor parte de casos, el contorneo de las estruc‐
turas de tratamiento (CTV, GTV, PTV, etc.) y de los órganos de riesgo se realiza
sobre una imagen con el aplicador que se empleará en el tratamiento colocado
sobre el paciente. Por ejemplo: en los tratamientos de cérvix se adquiere una
imagen de RMN con el aplicador insertado en la paciente (existe una gran va‐
riedad de aplicadores para cérvix: cilíndrico, Fletcher, Viena, Utrecht, etc.) para
inmediatamente después realizar el contorneo y la planificación del tratamiento

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Tema 7. Ideas clave
(Figura 5). Un ejemplo diferente puede ser la braquiterapia prostática, donde el
contorneo de estructuras y la posterior inserción de agujas intersticiales se rea‐
liza en tiempo real guiado por imagen de sonda ecográfica transperineal. Habrá
otros tratamientos muy estandarizados en los que no será necesario adquirir
una nueva imagen más allá de la diagnóstica si fuese necesario. Por ejemplo,
en los tratamientos de piel con aplicador Valencia la planificación se puede rea‐
lizar teniendo en cuenta únicamente la profundidad en la que se encuentra la
lesión y la distribución de curvas de dosis en profundidad administrada por el
aplicador en cuestión.

▸ Planificación y administración del tratamiento. En el caso de disponer de imá‐


genes con el aplicador colocado/introducido en el paciente, una vez se han con‐
torneado los volúmenes de interés el siguiente paso es reconstruir el aplicador,
esta parte es fundamental para reproducir de forma precisa la trayectoria de la
fuente dentro del mismo aplicador y a su vez a lo largo del paciente. El proce‐
so de reconstrucción se ha realizado tradicionalmente a mano y puede llegar a
ser laborioso, por este motivo en determinados casos existen templates con la
estructura del aplicador definida para hacerlo coincidir sobre la imagen adquiri‐
da. Después, llega el momento de calcular y optimizar la dosimetría. En función
de las estructuras definidas (PTVs, OARs) y de la geometría del aplicador, se de‐
finen unas posiciones de parada de la fuente con unos tiempos determinados
para conseguir la distribución dosimétrica que se ajuste a los parámetros clíni‐
cos deseados. Por otro lado, se encuentra la situación de tratamientos sencillos
y estandarizados que no necesitan adquisición de imagen. Normalmente aquí
los parámetros del tratamiento se definen a partir de plantillas o modelos de
tratamientos tipo. Cuando el plan de tratamiento está listo, se lleva al pacien‐
te a la sala de tratamiento para conectar las entradas del aplicador al equipo
de carga diferida automática mediante tubos de transferencia. En ciertas situa‐
ciones, todo este procedimiento se realiza de forma inmediata, como en la ya
mencionada braquiterapia prostática, donde la reconstrucción de las agujas in‐
tersticiales insertadas en el paciente se realiza en tiempo real mediante imagen
de US (Figura 5), así como el diseño del plan de tratamiento que se adapte a esa
geometría.

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Tema 7. Ideas clave
▸ Postplanning. Tras la aplicación del tratamiento de braquiterapia es importante
reportar el resultado final del mismo, sobre todo a nivel dosimétrico, incluyendo
histogramas dosis‐volumen de las estructuras de interés. Pero también se de‐
be incluir otra información como: aplicadores o agujas intersticiales empleados,
número de catéteres, información de la fuente o número de fuentes de radia‐
ción si son semillas, tipo de carga, etc. En la mayoría de casos, la información
dosimétrica se puede obtener de la propia imagen empleada para la planifica‐
ción, pero también se debe valorar adquirir imágenes de nuevo en casos como:
tratamientos de más de una sesión, donde una variación en el posicionamien‐
to del aplicador sobre el paciente puede modificar completamente las curvas
de isodosis, o en tratamientos intersticiales, como el implante permanente de
semillas en próstata, ya que insertar agujas percutáneas durante la operación
produce sangrado, inflamación, etc., y cuando el organismo, se recupera poste‐
riormente, puede desplazar la posición inicial de las semillas depositadas.

Figura 5: Izquierda: Ejemplo del contorneo de estructuras: volúmenes de tratamiento


y órganos de riesgo; sobre imagen de RMN en un tratamiento de cérvix con aplicador
cilíndrico. Fuente: (Cilla et al., 2020). Derecha: Distribución de dosis en braquiterapia
prostática planificada mediante imágenes de US. Fuente: (Mountris et al., 2019).

En cuanto al cálculo realizado por el sistema de planificación (TPS), la situación es


mucho más sencilla que en la radioterapia externa. Aquí, la dosis depositada en el pa‐
ciente se calcula a partir de interpolaciones basadas en matrices de dosis absorbida
en agua, caracterizadas a partir de cada modelo de fuente de radiación (para más in‐
formación: (Perez‐Calatayud et al., 2012; Granero et al., 2011; Rivard et al., 2009)).
De esta manera, la dosis absorbida en cada punto se obtiene refiriendo sus coorde‐
nadas respecto a la fuente. La caracterización de la fuente de radiación se toma de la
literatura y se obtiene generalmente a partir de cálculos por método de Monte Car‐
lo para cada modelo de fuente, donde se considera el medio (en este caso también

Física médica y del deporte


17
Tema 7. Ideas clave
el paciente) como un volumen homogéneo ilimitado de agua (para más información
del formalismo TG43: (Melhus & Rivard, 2006)). Aunque este es el modelo de cálcu‐
lo que se mantiene vigente en la práctica clínica actual, han comenzado a aparecer
los primeros sistemas de planificación que incluyen la anatomía del paciente con sus
heterogeneidades en el cálculo de dosis absorbida (para más información del forma‐
lismo TG186: (Beaulieu et al., 2012)), a la vez que proliferan los estudios que evalúan
la viabilidad de estos nuevos sistemas de cálculo en la práctica clínica.

Figura 6: Se pueden apreciar las diferencias en el cálculo de la dosis absorbida entre


el método clásico basado en el TG43 (imagen izquierda) y el TG186 (imagen derecha),
para el caso de un aplicador vaginal con sonda y colpostatos (tipo Fletcher), donde las
curvas de isodosis son más suaves en el cálculo más sencillo. Este ejemplo es de la casa
comercial Elekta y su nuevo algoritmo ACE (Advanced Collapsed cone Engine) para
el sistema de planificación Oncentra Brachy, que como novedades tiene en cuenta:
las diferentes densidades electrónicas de aire, tejido blando y hueso, la pérdida de
backscatter donde no existe tejido (ya no es un medio infinito de agua) y la atenuación
producida por el propio aplicador. Fuente: Elekta.

7.4 El radiofísico hospitalario en braquiterapia


En líneas generales, las funciones del radiofísico hospitalario en braquiterapia son si‐
milares a las que puede tener en la radioterapia externa, salvando las múltiples dife‐
rencias que se han enumerado a lo largo de este tema, en referencia a aspectos como:
equipamiento, flujo de tratamiento, etc. No obstante, estas funciones sí se encuentran

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Tema 7. Ideas clave
sometidas al mismo proceso de cambio continuo a medida que se implementan equi‐
pos y sistemas cada vez más sofisticados.

De la misma manera, el radiofísico hospitalario es responsable de realizar o supervisar


únicamente en lo relativo a la braquiterapia: el diseño y la verificación del plan de
tratamiento del paciente, el control de calidad de los equipos y sistemas empleados
en el centro (unidad de tratamiento, sistemas de adquisición de imagen, detectores de
radiación, sistema de planificación, etc.), además de la aceptación y posterior puesta
en marcha inicial de cualquier equipo o sistema adquirido para la práctica clínica.

Equipo básico de medida en braquiterapia


Es responsabilidad de cada unidad médica disponer de un protocolo de control de ca‐
lidad que cumpla con la normativa vigente (para más información consultar los Reales
Decretos: 1566/1998, 783/2001 y 1493/2010; que incorporan las directivas EURA‐
TOM: 29/1996, 43/1997 y 59/2013) y que abarque todo el proceso clínico y los ele‐
mentos y equipos que lo conforman, basado a su vez en guías y recomendaciones
publicadas por organismos nacionales e internacionales. A continuación vamos des‐
cribir brevemente el equipo de medida mínimo del que se debe disponer para poder
realizar las pruebas más relevantes:

▸ Detector de pozo. Se trata de una cámara de ionización de geometría cilíndrica


constituida por una cavidad central, donde se introduce un inserto que permi‐
tirá alojar la fuente de radiación, rodeada por un electrodo colector, y todo ello
dentro de un volumen de aire que puede ser abierto o cerrado al exterior, don‐
de la carga es recogida por un electrómetro a través de un voltaje aplicado. La
respuesta de este tipo de detector varía notablemente con los detalles de la
fuente y su posición dentro de la cavidad. Es por ello que los insertos tienen la
función de fijar con exactitud y de manera reproducible la posición de la fuente.
Dentro de la braquiterapia, la principal función de este detector es verificar la
TKRA de la fuente suministrada por el fabricante, aunque para eso, el conjunto
electrómetro más detector pozo junto con los insertos, debe estar previamente
calibrado por una fuente patrón idéntica y colocada exactamente en la misma

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Tema 7. Ideas clave
posición dentro del detector. Es importante señalar que este tipo de cámara de
ionización se ha convertido en la elección preferida para las medidas en el ám‐
bito clínico de la braquiterapia, gracias a su reproducibilidad y precisión en la
medida, añadido a un manejo rápido y sencillo.

▸ Fuente patrón. Cada centro dispone de una fuente patrón de características y


actividad conocida, no para realizar la calibración de la cámara pozo, sino para
evaluar la estabilidad de la respuesta del detector con el paso del tiempo, de
manera que se pueda controlar el estado del detector y valorar cuando puede
ser necesaria una nueva calibración. Un ejemplo típico es la fuente de Cs‐137,
que debe contar con el inserto apropiado para introducirse en el detector.

▸ Película radiocrómica. Se trata de una lámina de composición equivalente a te‐


jido que contiene un pigmento que se polimeriza al ser expuesto a la radiación.
El polímero absorbe la luz (es decir, la película se ennegrece con la radiación),
de manera que posteriormente un escáner puede medir la transmisión y rela‐
cionar el valor de gris con la dosis absorbida. Aunque se puede emplear como
método de verificación dosimétrica, en braquiterapia su uso está más relacio‐
nado con aspectos geométricos: verificación de posicionamiento y dimensiones
de la fuente, comprobación de la integridad de los aplicadores, etc.

Control de calidad en braquiterapia


Después de conocer el equipo de medi‐
da básico necesario en el control de ca‐
lidad en braquiterapia, podemos comen‐
zar a desarrollar algunas de las pruebas
más relevantes.

Sin lugar a dudas, una de las pruebas más


Figura 7: En la imagen izquierda podemos
importantes en braquiterapia es la veri‐
ver una cámara pozo típica y su esquema a
ficación de la TKRA de la fuente de ra‐ la derecha junto con el inserto y la fuente
(indicada en color rojo), además del punto
diación, que se recomienda realizar jus‐
𝑎 que hace referencia a la posición de má‐
to después de la recepción o la instala‐ xima respuesta del detector. Fuente: IAEA.

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Tema 7. Ideas clave
ción por parte de la casa comercial (en
equipos automáticos por control remo‐
to), para comprobar que la información de la fuente proporcionada por el fabricante
es correcta. Con el montaje mencionado anteriormente de cámara pozo junto a elec‐
trómetro e inserto, se obtiene la TKRA a partir de la carga recogida mediante la fórmula
siguiente:
𝑀𝑢
𝑇 𝐾𝑅𝐴 = 𝑁𝐾 × ,
𝑡
donde 𝑁𝐾 es el coeficiente de calibración válido para el conjunto cámara‐inserto‐
electrómetro‐tipo de fuente, 𝑀𝑢 es la carga recogida durante el tiempo 𝑡 corregida
por: presión y temperatura (𝑘𝑃 ,𝑇 ), corriente de fugas (𝑀 − 𝑀𝐹 ), pérdidas por recom‐
binación (𝑘𝑃 ,𝑇 ), efecto de tránsito 𝑘𝑡𝑟 y efecto de polaridad 𝑘𝑝𝑜𝑙 .

𝑀𝑢 = (𝑀 − 𝑀𝐹 ) × 𝑘𝑃 ,𝑇 × 𝑘𝑠 × 𝑘𝑡𝑟 × 𝑘𝑝𝑜𝑙

Cabe destacar que la corriente de fugas debe ser cuantificada, ya que en braquitera‐
pia puede ser relevante respecto a la señal obtenida. Por otro lado, toda cámara de
ionización presenta una deficiencia de carga recolectada debido al fenómeno de re‐
combinación de iones, que se debe corregir. Por su parte, el efecto de tránsito hace
referencia a la irradiación producida por la fuente durante el desplazamiento de la
misma hasta la posición de medida. Finalmente, el efecto de polaridad pone de mani‐
fiesto que ante una misma fuente de radiación, la inversión de polaridad de la tensión
aplicada a la cámara puede producir lecturas que difieran significativamente.

Además de la TKRA, existen otras comprobaciones relativas a la fuente de radiación


que son igualmente importantes, como la comprobación del encapsulamiento y es‐
tanqueidad de la fuente, que se trata de examinar la presencia de contaminación su‐
perficial o fugas del material radiactivo en la cubierta de la propia fuente. Mediante
un frotis de la superficie de la fuente con material absorbente empapado en alcohol
o agua destilada se puede determinar la presencia de contaminación radiactiva. Tam‐
bién se puede verificar la uniformidad y distribución de dosis absorbida administrada
por la fuente colocándola sobre una película radiocrómica y comparando los resulta‐
dos con los proporcionados por la bibliografía.

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Tema 7. Ideas clave
Continuando con el material descrito, algunas de las pruebas referentes a la cámara
pozo son: exactitud de la medida, donde la ubicación de la fuente es determinante,
ya que la mayoría de ellas no son isotrópicas y por tanto el detector es sensible a
la orientación y profundidad de la misma dentro del pozo; además, la situación del
detector debe ser siempre la misma dentro de la habitación para evitar que elementos
como el suelo o las paredes puedan producir radiación de retrodispersión. Por otro
lado, la periodicidad de la calibración de detector en un laboratorio primario vendrá
determinada por el tipo de fuente suministrada, con un intervalo que abarca desde los
2 hasta los 5 años, junto con otras pruebas típicas de las cámaras de ionización, como
linealidad con la radiación, dependencia con la energía, efectos por recombinación y
fugas, etc.

Otro elemento fundamental que acapara gran parte del control de calidad en braquite‐
rapia son las unidades de carga diferida por control remoto. En este tema trataremos
únicamente las unidades de alta tasa de dosis (HDR), ya que son las más empleadas
hoy en día. Como hemos visto, se basan en el movimiento por pasos de una sola fuen‐
te, para la que se programan posiciones y tiempos de parada sobre agujas intersticiales
o aplicadores, de forma que se busca conseguir una distribución dosimétrica calculada
en el TPS. Las principales pruebas de control de calidad consisten en:

1. Verificación del posicionamiento: un método para realizar esta prueba consis‐


te en conectar un tubo de transferencia a un catéter transparente que cuenta
con una regla milimetrada, de manera que se puede visualizar la posición de la
fuente a través del tubo desde el exterior del búnker por un circuito cerrado de
televisión (Figura 8). Con este sistema también se puede verificar que la posi‐
ción de la fuente no depende del tubo de transferencia empleado, y evaluar la
influencia de la curvatura del tubo con la posición.

2. Verificación del temporizador: con objeto de realizar esta prueba se ha diseñado


un inserto especial plomado para la cámara pozo, que cuenta únicamente con
una abertura central de unos milímetros, de manera que solo se recoge carga
cuando la fuente se encuentra en la posición central. Por tanto, si se hacen varias
medidas de diferente duración y se realiza un ajuste lineal de los valores de
carga recogidos por la cámara de ionización se puede estimar la desviación del

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Tema 7. Ideas clave
temporizador del equipo de carga diferida.

3. Para finalizar, es de vital importancia la verificación del funcionamiento de los


sistemas de seguridad y parada de emergencia, que incluyen: indicadores lumi‐
nosos de radiación (semáforos), sistema de interrupción del tratamiento volun‐
tario, equipos de medida de radiación ambiental y retracción automática de la
fuente en caso de incompatibilidad entre aplicador y tubo de transferencia o
obstrucción dentro de los mismos, caída de la corriente externa o apertura de
la puerta del búnker durante el tratamiento.

Para concluir con las pruebas de control de calidad vamos a abordar los aplicadores,
donde los principales aspectos a tener en cuenta son: verificar la integridad mecánica
y dimensiones del aplicador, realizando por ejemplo una adquisición radiográfica po‐
demos visualizar los catéteres que recorren el interior del aplicador. Posicionamiento
de la fuente dentro del aplicador: aquí podemos recurrir a películas radiocrómicas pa‐
ra localizar la fuente en cualquier posición determinada. Y por último, para conocer la
distribución dosimétrica que proporciona cada modelo de aplicador, lo más sencillo
es recurrir a la información publicada en la literatura.

Figura 8: Esta regla milimetrada permite realizar de forma precisa la verificación del
posicionamiento de la fuente, que se introduce conectando un catéter por la abertura
que se aprecia a la izquierda de la imagen. Así se puede visualizar la fuente a través
del conducto central que recorre la regla. Elaboración propia.

7.5 Técnicas y equipos especiales: futuro de la


braquiterapia
Vamos a repasar algunas técnicas de tratamiento novedosas en braquiterapia, que se
están empezando a implementar en la práctica clínica habitual, o que actualmente se

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Tema 7. Ideas clave
encuentran en desarrollo y que presentan una gran protección de cara a un futuro
cercano.

Figura 9: Izquierda: Ejemplo de algunos de los sistemas de seguridad mencionados.


Arriba izquierda: monitor junto con la sonda de radiación que proporciona una lectura
en μSv/h para detectar la presencia de fuentes emisoras de radiación; arriba derecha:
semáforo luminoso para indicar el estado del tratamiento; abajo izquierda: circuito
cerrado de televisión para controlar el interior del búnker de tratamiento y los acce‐
sos al mismo; abajo derecha: botón de emergencia para detener el tratamiento ante
cualquier imprevisto. Derecha: Ejemplo de fuente de braquiterapia electrónica del sis‐
tema Axxent. En la imagen izquierda podemos ver un esquema interno mientras que
en la imagen de la derecha se puede apreciar su tamaño frente a un dedo humano.
Fuente: AAPM. Elaboración propia.

Comenzaremos hablando de la dosimetría in vivo (Fonseca et al., 2020), que consiste


en utilizar algún tipo de detector para verificar que la radiación que recibe el paciente
en una sesión de tratamiento es correcta, en tiempo real o justo después de adminis‐
trar la sesión. Si bien es cierto que es una técnica que lleva décadas empleándose en
tratamientos de braquiterapia, dada la necesidad de verificar con un método alterna‐
tivo la distribución dosimétrica que recibe el paciente, la realidad es que desde sus
inicios ha encontrado grandes dificultades que le ha impedido establecerse más allá
de unos pocos centros. Como principales inconvenientes tenemos que: en el caso de
la braquiterapia, la dosis absorbida se administra de forma localizada, de forma que
el detector se debe introducir de alguna manera en el paciente en cada aplicación.
Además, las altas dosis administradas y los grandes gradientes de dosis presentes en
braquiterapia, añadido a variaciones anatómicas durante la intervención (sangrado,
inflamación, etc.), más las dependencias que pueda presentar el detector empleado

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Tema 7. Ideas clave
(temperatura, geométricas, etc.), hacen que aparezca una gran variabilidad e incerti‐
dumbre en las medidas recogidas, lo que ha limitado esta técnica hasta ahora a de‐
tectar únicamente grandes errores en la administración del tratamiento.

Tradicionalmente se han empleado detectores como: TLDs, diodos, MOSFET, etc., aun‐
que el futuro de esta técnica pasa por comercializar detectores de fibra óptica mucho
más reducidos y sensibles para la detección de dosis absorbida que los anteriores. En
el futuro se espera que estos detectores sean capaces de localizar las fuentes de ra‐
diación en tiempo real y de reconstruir las distribuciones de dosis administradas al
paciente apoyándose en un sistema de adquisición de imagen.

Por tanto, esta validación independiente de la dosis administrada en tiempo real servi‐
ría como sistema de control de calidad del tratamiento, a la vez que permitiría corregir
errores dando lugar a unos mejores resultados en cuanto a control tumoral y menor
toxicidad en órganos sanos, abriendo así la posibilidad de realizar de forma segura tra‐
tamientos hipofraccionados, reduciendo las sesiones de tratamiento y aumentando la
dosis por sesión.

En segundo lugar, tenemos una técnica que supone una alternativa a la utilización de
radioisótopos en braquiterapia. Se trata de la braquiterapia electrónica (Tom et al.,
2019). Esta técnica emplea una fuente de rayos X miniaturizada, que puede ser utili‐
zada en aplicadores y TPS similares a los de la braquiterapia convencional. Las princi‐
pales ventajas que promete este sistema son: la reducción del blindaje necesario a un
mínimo que permita al personal médico permanecer en la sala de tratamiento y redu‐
cir la dosis fuera del PTV, es decir en los tejidos sanos, gracias a la poca penetrabilidad
de las energías de RX.

A día de hoy, numerosos centros disponen de esta tecnología que se ha comenza‐


do a implementar principalmente en tratamientos ginecológicos, de mama y de piel.
Sin embargo, todavía le falta mucho recorrido para establecerse como sustituto de
la braquiterapia con radioisótopos, ya que aún no existe suficiente experiencia clínica
que pueda demostrar ventajas suficientes para justificar un cambio. Además, solo se
puede aplicar en algunas localizaciones y no puede competir con otras técnicas más
versátiles como la braquiterapia intersticial, lo que relega en la actualidad a esta téc‐

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Tema 7. Ideas clave
nica como una terapia complementaria para pacientes seleccionados.

Por último, no podemos tratar el futuro de la braquiterapia sin incluir los nuevos mé‐
todos de cálculo de dosis (para más información se puede leer acerca de los nuevos al‐
goritmos presentados por las casas comerciales más importantes: (Boman et al., 2017;
Enger et al., 2020)), respaldados por una reciente publicación de la AAPM: el TG186,
donde se enuncian unas guías para implementar estos nuevos algoritmos de cálculo.
De forma resumida, algunas casas comerciales han comenzado a presentar algoritmos
de cálculo basados en algoritmos tradicionalmente empleados en la radioterapia ex‐
terna, pero adaptados en este caso a la braquiterapia. Estos algoritmos se basan en
la imagen de CT para realizar el cálculo de dosis absorbida, y ahora incluyen aspectos
como: la heterogeneidad de la densidad de los diferentes tejidos presentes en el orga‐
nismo, el tamaño del paciente, las interfases aire‐tejido y el efecto sobre la radiación
de los aplicadores y otras fuentes de radiación empleados en el tratamiento.

Sin embargo no todo son ventajas, ya que la experiencia clínica está basada en los
cálculos realizados con los algoritmos sencillos tradicionales, aquellos que suponían
al paciente como un medio homogéneo e infinito de agua, por lo que por ahora única‐
mente se recomienda realizar un cálculo en paralelo con los dos métodos para valorar
las diferencias, sin sustituir el antiguo sistema de planificación. Sin olvidar que la llega‐
da de estos nuevos algoritmos implica determinados aspectos que repercutirán en el
flujo de trabajo: adquisición de forma obligatoria de una imagen de CT, mayor esmero
y precisión a la hora de delinear las estructuras de tratamiento y los órganos de riesgo,
y finalmente, el mayor tiempo de cálculo que necesitarán estos algoritmos avanzados.

Ŏ Accede al vídeo: Introducción a la braquiterapia.

7.6 Referencias bibliográficas

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