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Braquiterapia
Índice
Esquema. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
Ideas clave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Oncología
Braquiterapia
Clasificación de la Aspectos de la
Etapas del tratamiento
braquiterapia braquiterapia
Planificación del
tratamiento
Implementación de
nuevas técnicas
Intersticial
Braquiterapia
De contacto
Intracavitaria
Superficial
Implantes
temporales
Duración de la
aplicación
Implantes
permanentes
Inmediata
Sistema de carga Manual
Diferida
Automática
b) Implante temporal. En este caso, una única fuente radiactiva circula a tra‐
vés de un aplicador que se mantiene en contacto o en el interior de la
a) Tasa de dosis baja (en inglés LDR: low dose rate). Se trata de tratamientos
con una dosis menor o igual a 2 Gy/h, con fuentes como: Ir‐192, Cs‐137
o I‐125. Por un lado, para implantes temporales es común alcanzar una
dosis total de tratamiento en torno a los 60 Gy o superior, por tanto, el
paciente debe permanecer ingresado entre 2 y 3 días bajo una irradiación
continua. Por otro lado, también se encuentran aquí los implantes inters‐
ticiales permanentes de “semillas” con una tasa de dosis inicial menor o
igual a 0.4 Gy/h. En la actualidad, las técnicas de tasa de dosis baja se en‐
cuentran cada vez más abandonadas a excepción de casos particulares,
como la braquiterapia ocular.
b) Tasa de dosis alta (en inglés HDR: high dose rate). La braquiterapia de alta
tasa administra al menos 12 Gy/h con fuentes como: Ir‐192 o Co‐60. Em‐
pleada con implantes temporales, la principal ventaja frente a la LDR es
que la duración del tratamiento se reduce a minutos, y en caso de tener
varias sesiones (diaria, semanal, etc.), el aplicador puede permanecer co‐
locado en el paciente o retirarse entre sesiones. En cuanto a efectos bio‐
lógicos de la radiación, se puede considerar semejante a la radioterapia
externa convencional.
c) Tasa de dosis pulsada (en inglés PDR: pulsed dose rate). Emplea una fuente
similar a la de HDR pero de una actividad un orden de magnitud menor. El
Para resumir esta extensa clasificación, se puede afirmar que a pesar de la gran va‐
riedad presente dentro de la técnica de la braquiterapia, la realidad es que en la ac‐
tualidad predominan los tratamientos con equipos automáticos de carga diferida por
control remoto, con fuentes de alta tasa de dosis y realizando implantes temporales,
ya sea mediante aplicadores endocavitarios, intersticiales o superficiales.
Sistemas
de carga diferida por control remoto
Son muchas las razones que han llevado a esta
combinación como la elección dominante. A ni‐
vel económico resulta más rentable un tratamien‐
to de minutos, después del cual el paciente pue‐
de volver a casa hasta la siguiente sesión en lugar
de mantenerlo ingresado durante días hasta que
se complete el tratamiento. También resulta más
económico emplear una fuente de radiación de
alta tasa de dosis, ya que permite realizar un ma‐
yor número de tratamientos que una de baja ta‐
sa de dosis, o frente a los implantes permanentes
que son válidos para un único tratamiento; pen‐
sando en la calidad de vida del paciente, resulta
obvio que es mucho más cómodo un tratamiento
rápido que soportar durante horas con un aplica‐
dor introducido con el agravante en muchas ocasiones de permanecer ingresado. La
Como se ha podido observar a estas alturas del tema, la mayoría de radioisótopos uti‐
lizados en braquiterapia son emisores gamma, y la energía de emisión determinará
la relación de dosis absorbida en profundidad. A continuación, describiremos breve‐
▸ Co‐60. Decae vía beta y gamma mediante un esquema sencillo con una ener‐
gía media de emisión γ de 1.26 MeV y un periodo de semidesintegración de
5.27 años, valores considerablemente superiores a los del caso anterior. His‐
tóricamente el Co‐60 ha sido empleado como fuente de radiación en equipos
de teleterapia, y fue reemplazado con la aparición de los aceleradores linea‐
les, aunque su uso todavía permanece vigente en muchos países con recursos
limitados. En el ámbito de la braquiterapia, antiguamente se utilizó este radio‐
isótopo en forma de agujas y placas oftálmicas, sin embargo, en la actualidad se
está comenzando a implementar en equipos de HDR de carga diferida por con‐
trol remoto gracias a su alta actividad específica. Actualmente existe un amplio
debate en la literatura respecto a la utilización del Ir‐192 frente al Co‐60 para
tratamientos de HDR en términos de: protección radiológica, dosis administra‐
da, caracterización de la fuente o aspectos económicos (Para más información:
(Andrássy et al., 2012)).
▸ I‐125. Con una energía media de emisión γ de 35.5 KeV, está considerado como
fuente de baja energía. Se emplea principalmente como semillas de baja activi‐
dad en braquiterapia intersticial permanente. Su reducida capa hemirreductora
(0.03 mm en Pb ó 2 cm de tejido) junto con su periodo de semidesintegración
de 59.6 días, hace a este radioisótopo propicio para un tratamiento con semillas
permanentes donde las medidas de protección radiológica que debe tomar el
Por su parte, ICRU propone emplear la tasa de kerma de referencia en aire (TKRA), que
se define como (en España esta especificación es obligatoria desde el Real Decreto
1566/1998): la tasa de kerma en aire en el seno de aire a una distancia de referencia
de un metro, corregido por la atenuación y dispersión de la radiación producida en el
aire. Se expresa comúnmente en unidades de mGy
h
. Por otro lado, la AAPM recomienda
la especificación de fuentes con la denominada air kerma strength (𝑆𝐾 ), que no es
más que el producto entre la tasa de kerma en aire y el cuadrado de la distancia de
mGy×m2
calibración en unidades de h
. Dado que la distancia de calibración para el caso
de emisores gamma está definida a 1 metro, el valor numérico debe ser igual al de
𝑀𝑢 = (𝑀 − 𝑀𝐹 ) × 𝑘𝑃 ,𝑇 × 𝑘𝑠 × 𝑘𝑡𝑟 × 𝑘𝑝𝑜𝑙
Cabe destacar que la corriente de fugas debe ser cuantificada, ya que en braquitera‐
pia puede ser relevante respecto a la señal obtenida. Por otro lado, toda cámara de
ionización presenta una deficiencia de carga recolectada debido al fenómeno de re‐
combinación de iones, que se debe corregir. Por su parte, el efecto de tránsito hace
referencia a la irradiación producida por la fuente durante el desplazamiento de la
misma hasta la posición de medida. Finalmente, el efecto de polaridad pone de mani‐
fiesto que ante una misma fuente de radiación, la inversión de polaridad de la tensión
aplicada a la cámara puede producir lecturas que difieran significativamente.
Otro elemento fundamental que acapara gran parte del control de calidad en braquite‐
rapia son las unidades de carga diferida por control remoto. En este tema trataremos
únicamente las unidades de alta tasa de dosis (HDR), ya que son las más empleadas
hoy en día. Como hemos visto, se basan en el movimiento por pasos de una sola fuen‐
te, para la que se programan posiciones y tiempos de parada sobre agujas intersticiales
o aplicadores, de forma que se busca conseguir una distribución dosimétrica calculada
en el TPS. Las principales pruebas de control de calidad consisten en:
Para concluir con las pruebas de control de calidad vamos a abordar los aplicadores,
donde los principales aspectos a tener en cuenta son: verificar la integridad mecánica
y dimensiones del aplicador, realizando por ejemplo una adquisición radiográfica po‐
demos visualizar los catéteres que recorren el interior del aplicador. Posicionamiento
de la fuente dentro del aplicador: aquí podemos recurrir a películas radiocrómicas pa‐
ra localizar la fuente en cualquier posición determinada. Y por último, para conocer la
distribución dosimétrica que proporciona cada modelo de aplicador, lo más sencillo
es recurrir a la información publicada en la literatura.
Figura 8: Esta regla milimetrada permite realizar de forma precisa la verificación del
posicionamiento de la fuente, que se introduce conectando un catéter por la abertura
que se aprecia a la izquierda de la imagen. Así se puede visualizar la fuente a través
del conducto central que recorre la regla. Elaboración propia.
Tradicionalmente se han empleado detectores como: TLDs, diodos, MOSFET, etc., aun‐
que el futuro de esta técnica pasa por comercializar detectores de fibra óptica mucho
más reducidos y sensibles para la detección de dosis absorbida que los anteriores. En
el futuro se espera que estos detectores sean capaces de localizar las fuentes de ra‐
diación en tiempo real y de reconstruir las distribuciones de dosis administradas al
paciente apoyándose en un sistema de adquisición de imagen.
Por tanto, esta validación independiente de la dosis administrada en tiempo real servi‐
ría como sistema de control de calidad del tratamiento, a la vez que permitiría corregir
errores dando lugar a unos mejores resultados en cuanto a control tumoral y menor
toxicidad en órganos sanos, abriendo así la posibilidad de realizar de forma segura tra‐
tamientos hipofraccionados, reduciendo las sesiones de tratamiento y aumentando la
dosis por sesión.
En segundo lugar, tenemos una técnica que supone una alternativa a la utilización de
radioisótopos en braquiterapia. Se trata de la braquiterapia electrónica (Tom et al.,
2019). Esta técnica emplea una fuente de rayos X miniaturizada, que puede ser utili‐
zada en aplicadores y TPS similares a los de la braquiterapia convencional. Las princi‐
pales ventajas que promete este sistema son: la reducción del blindaje necesario a un
mínimo que permita al personal médico permanecer en la sala de tratamiento y redu‐
cir la dosis fuera del PTV, es decir en los tejidos sanos, gracias a la poca penetrabilidad
de las energías de RX.
Por último, no podemos tratar el futuro de la braquiterapia sin incluir los nuevos mé‐
todos de cálculo de dosis (para más información se puede leer acerca de los nuevos al‐
goritmos presentados por las casas comerciales más importantes: (Boman et al., 2017;
Enger et al., 2020)), respaldados por una reciente publicación de la AAPM: el TG186,
donde se enuncian unas guías para implementar estos nuevos algoritmos de cálculo.
De forma resumida, algunas casas comerciales han comenzado a presentar algoritmos
de cálculo basados en algoritmos tradicionalmente empleados en la radioterapia ex‐
terna, pero adaptados en este caso a la braquiterapia. Estos algoritmos se basan en
la imagen de CT para realizar el cálculo de dosis absorbida, y ahora incluyen aspectos
como: la heterogeneidad de la densidad de los diferentes tejidos presentes en el orga‐
nismo, el tamaño del paciente, las interfases aire‐tejido y el efecto sobre la radiación
de los aplicadores y otras fuentes de radiación empleados en el tratamiento.
Sin embargo no todo son ventajas, ya que la experiencia clínica está basada en los
cálculos realizados con los algoritmos sencillos tradicionales, aquellos que suponían
al paciente como un medio homogéneo e infinito de agua, por lo que por ahora única‐
mente se recomienda realizar un cálculo en paralelo con los dos métodos para valorar
las diferencias, sin sustituir el antiguo sistema de planificación. Sin olvidar que la llega‐
da de estos nuevos algoritmos implica determinados aspectos que repercutirán en el
flujo de trabajo: adquisición de forma obligatoria de una imagen de CT, mayor esmero
y precisión a la hora de delinear las estructuras de tratamiento y los órganos de riesgo,
y finalmente, el mayor tiempo de cálculo que necesitarán estos algoritmos avanzados.
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