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ARTICULACIÓN ENTRE EL PREESCOLAR Y EL PRIMER GRADO

Por: Rosa Perozo (2011)


¿Qué se entiende por articulación en educación inicial?
La Articulación es entendida como la continuidad afectiva y pedagógica entre el
Preescolar y el Primer Grado, donde se respete al niño y a la niña como seres únicos e
irrepetibles, con intereses particulares hacia el juego, la observación, manipulación y
experimentación con elementos de su entorno.

¿Qué elementos permiten la articulación entre preescolar y primer grado?


- El conocimiento de las características del desarrollo evolutivo de niños y niñas de 5,6
y 7 años - La concepción del aprendizaje (constructivista, de interacción social).
- El Perfil del docente de Preescolar y de Primaria.
- La organización de ambientes de aprendizaje para la transición de un nivel a otro.
- La consideración del juego como estrategia para el aprendizaje.
- La participación de actores claves en el proceso educativo.

¿Cuáles son los aspectos, circunstancias o elementos que no posibilitan la


articulación entre preescolar y primer grado?
Factores históricos
- La instauración del nivel primario como obligatorio relegando a un segundo plano al
preescolar.
- Se le asigna al nivel primario una función educativa mientras que al preescolar una
función asistencial.
Factores legales
- En la ley de Educación de 1955 se dejaba evidenciado la separación entre los niveles.
En preescolar se conjugan objetivos para el desarrollo del niño y en la primaria se hacía
énfasis en su capacidad de aprender.
Factores administrativos
- La Estructura organizativa de la administración educativa de ambos niveles.
- La comunicación deficiente e inexistente entre las personas que constituyen los
niveles.
Factores pedagógicos
- El Perfil del Docente.
- La metodología.
- Los Programas.
- Las estrategias.
- La Evaluación.
- La relación docente-niño.
- La Diferencia de ambientes.
¿Cuáles son los criterios de promoción en educación inicial? Todo niño o niña debe
ingresar al Primer Grado, a los seis (06) años cumplidos o por cumplir hasta diciembre
del año de egreso del Centro de Educación Inicial.
Lineamientos de la Dirección de Educación Preescolar (MECD, 2004).
¿Qué aspectos deben considerarse para la articulación o proceso de continuidad
afectiva y pedagógica?
- características del contexto local – familiar.
- infraestructura y dotación.
- ambiente de aprendizaje.
- evaluación y planificación.
FACTORES QUE FACILITAN LA TRANSICIÓN AL NIVEL DE EDUCACIÓN PRIMARIA

Cantidad de experiencias en preescolar: El niño, en sus años de preescolar, debe tener


experiencias significativas que le permitirán ejercitar y desarrollar toda la gama de
habilidades y/o destrezas lingüísticas, cognoscitivas perceptivas, motrices; así como
también sociales, al aprender a escuchar y tomar turnos. Otras habilidades y
experiencias necesarias pero de índole más académico, son aquellas que necesitan
desarrollar a medida que avanzan en lectura, escritura y cálculo.

Presencia de ambos padres: Independiente de la condición legal (divorciados-


separados o casados), de los padres del niño, estos deben mantener una presencia
cercana y positiva para con su hijo(a). En consecuencia, se espera que ambos padres
ofrezcan la ayuda y motivación adecuada mediante el acompañamiento, para facilitar
la transición al nivel de educación primaria de la mejor manera.
“Para el pequeño, parte del placer de aprender reside en ganarse la aprobación
del adulto. La adquisición de nuevas destrezas, la capacidad de caminar o hablar, o
más adelante la de leer y escribir, se desenvuelven mejor cuando la relación entre
padres e hijos es armoniosa. La relación entre el niño y sus padres además de ser
importante con respecto al aprendizaje preescolar, influye en todo el aprendizaje
posterior. Por eso, el niño que ha disfrutado de una buena relación con sus padres
tenderá a establecer un vínculo igualmente amistoso con su maestro cuando comience
la escuela. En caso contrario, le resultará difícil llevarse bien con él”. (Sharp, A. 1998,
pág. 26).
En este sentido, los padres podrán apoyar a sus hijos brindando experiencias
significativas dentro de la cotidianidad del hogar, con actividades compartidas con
ellos tales como:
- Leer cuentos apropiados para la edad del niño (preferiblemente antes de dormir) e
intercambiar roles en cuanto al narrador del mismo.
- Compartir con su hijo(a) historias personales de su infancia en la escuela, con sus
compañeros de clase, maestras, padres, juegos, juguetes y programas de televisión
preferidos, etc.; manifestando sus emociones y sentimientos al respecto. Esto
contribuirá a que el niño tenga confianza en sí mismo para dialogar y mantener
conversaciones con sus pares y adultos.
- En cualquier momento del día, recitar juntos pequeños poemas, adivinanzas,
trabalenguas, retahílas; cantar canciones conocidas por el niño e inventar nuevas
partiendo de músicas conocidas.
- Al cocinar, pedir al niño su colaboración con tareas sencillas y fomentar la
conversación sobre lo que se está preparando.
- En la cena, preguntar a su hijo(a) acerca de lo que hizo durante el día, motivarlo a que
lo haga con frases cada vez más elaboradas, ofreciendo sinónimos para alguna de las
palabras que utiliza con más frecuencia, e invitarlo a que organice su relato iniciando
cada evento de manera ordinal. Por ejemplo: Lo primero que hice al llegar de la
escuela fue..., lo segundo..., lo tercero...,
- Involucrar al niño en el cuidado de las mascotas o del jardín (aunque sea de pequeñas
macetas), esto contribuirá, entre otros aspectos, a fomentar en el niño el interés por la
exploración del mundo natural y social.
- Aprovechar los paseos para realizar actividades como: observar las vallas y
comentarlas, jugar a las adivinanzas con los objetos que se encuentran por el camino a
la derecha, delante, atrás; señales de tránsito, afiches y predecir el significado de lo
que está dibujado o escrito en ellos.
- Organizar con su hijo(a) horarios semanales de actividades en el hogar, donde estén
incluidas actividades de juego, recreación y ocio.

Posición económica: Indiscutiblemente que la posición económica es uno de los


factores con mayor relevancia en la transición del niño al primer grado, por razones
que en principio se relacionan más con aspectos periféricos o que rodean el entorno
escolar, y no el educativo propiamente dicho. En relación a lo citado, se puede decir
que los aspectos que podrían incidir con mayor fuerza son los derivados de las
condiciones precarias en que pueda vivir un niño de escasos recursos, ya que las
deficiencias de alimentación y el hacinamiento, donde carece de un mueble cómodo
para dormir, poca ventilación e iluminación inadecuada; producen efectos nocivos no
solo sobre el desarrollo físico, sino también sobre el psíquico, tales como fatiga,
torpeza, inatención, excitabilidad, etc.
Sin embargo, un estudio de la Intercultural Development Research Association
mostró que es un mito que el menor ingreso condicione automáticamente un bajo
desempeño académico, o sea un factor decisorio en la inadaptación del niño durante
la transición del preescolar al primer grado. Entre varios, destacó un factor presente en
organizaciones educativas que aun en entornos económicamente precarios presentan
niveles de desempeño elevado: el que el cuerpo docente asuma la responsabilidad
plena de la enseñanza; en otras palabras, que la calidad de los docentes y su
compromiso ético esté dirigido a alcanzar la mejor educación posible, sin pretextar las
condiciones del entorno.
En este sentido, es importante observar el contexto en toda su dimensión con
los aspectos que esta contiene, para entonces actuar en consecuencia y como
docentes, ser los agentes de cambio en esa realidad.

Matricula del grupo: Muy relacionado al aspecto anterior, ya que generalmente las
aulas de preescolar, a diferencia de las de Primer Grado, poseen una matrícula mucho
menor. Por lo cual, está en manos de un docente creativo, optimista, preparado,
capaz de diseñar estrategias para grupos grandes y posibilitando un aprendizaje
constructivista y participativo, que una mayor matrícula no sea un factor que
obstaculice el aprendizaje del niño que ingresa a Primer Grado.

Autoestima: Un niño con un buen desarrollo de su autoestima, también posee un buen


desarrollo de su autonomía emocional. La autoestima es una competencia que
favorece la capacidad de autogenerar las emociones convenientes en el momento
oportuno. Esta competencia facilita que los niños tengan una imagen positiva de sí
mismos, valoren sus propias capacidades y limitaciones, se quieran tal como son,
descubran su propia identidad personal y social, o busquen ayuda y apoyo cuando lo
necesiten. La autonomía emocional por su parte, abre el camino a la empatía y el
desarrollo de las competencias sociales, ya que ser autónomo emocionalmente implica
tener la responsabilidad de respetar a los demás y desarrollar habilidades sociales
positivas.

-Participación activa en el aula: Las estrategias de participación activa son esenciales


durante el desarrollo de los contenidos, permitiendo la integración de todos los
estudiantes desde el inicio hasta el final de la clase. Cabe destacar que de lograrse a
plenitud lo antes dicho el resultado sería un aprendizaje significativo y de calidad en
cada estudiante. Un niño que desde preescolar participa activamente en las
actividades planificadas, mantendrá esta conducta en el aula de Primer Grado siempre
que el docente le brinde las oportunidades para ello.
Por lo cual, un docente facilitador de la participación activa espontánea en el
proceso de la adquisición de conocimientos de cada uno de sus estudiantes,
garantizará la promoción del aprendizaje a través de cada una de las estrategias
motivadoras que aplique en desarrollo de la clase.

Ambiente de aprendizaje: Este aspecto ya se trató en este documento, en el apartado


relativo a la Visión del Ambiente de Aprendizaje y su relación con La continuidad
pedagógica, la Dotación del aula, y la Reconceptualización de los espacios donde se
aprende.

Expectativas de los docentes: Un directivo o docente que exija la demostración de


habilidades o destrezas relacionadas con la lectura y con la escritura, como requisito
para el ingreso al Primer Grado, evidencia su desconocimiento en torno al proceso de
alfabetización inicial.
Muchos niños(as) son evaluados erróneamente y diagnosticados con problemas
de aprendizaje, cuando en realidad no han tenido la oportunidad para acceder y
desarrollar la lengua escrita, como tienen los niños(as) que se desenvuelven en
ambientes socio-culturales favorecidos.
Docentes con prejuicios y desconocimiento del proceso de alfabetización inicial,
igualmente los discriminan como “carentes de Aptitudes”.
En algunas instituciones se aplican test obsoletos, como el ABC, como criterio
de promoción del preescolar a la primaria, obviando que el buen rendimiento de estos
ítems, no depende de la inteligencia ni de una supuesta madurez neurológica, sino del
contacto significativo que los niños y niñas hayan tenido con la lectura y escritura.
Muchos niños(as) quedaban retenidos en el nivel preescolar, aludiendo que es
una “medida preventiva”, para que este no fracase en el primer año de su escolaridad,
ignorando el continuo proceso de desarrollo humano.
Todo docente de Primer Grado, tiene el deber de brindar atención adecuada,
no enfrentando al niño(ña) a problemas insolubles; por lo tanto, no deben ser
discriminados por el solo hecho de no haber tenido la oportunidad de alfabetizarse sin
retrasos ni tropiezos, por las condiciones de su entorno, circunstancia que debe ser
todo lo contrario, se debe brindar un ambiente de aprendizaje atractivo y enriquecido,
el cual invite a descubrir, a crear y a expresar su pensamiento y sus emociones y donde
el docente lector medie en el aprendizaje.

Modelo educativo: La transición de la Educación Inicial al primer grado de la Educación


Primaria adquiere vital importancia, porque si los procesos de maduración y desarrollo
no se continúan orientando con la misma calidad metodológica y si cambia la
concepción pedagógica, se corre el riesgo de ubicar al niño en situaciones donde se
puede confundir, sufrir pequeños traumas de ubicación, de socialización, y lo que es
peor, miedo y desconfianza por la escuela. Esta situación puede acarrear graves
consecuencias relacionadas con la alteración del ritmo de su formación,
comprometiéndose así el logro de los altos objetivos de su educación.
En la Educación Inicial el niño se encuentra con un mundo “abierto, libre y
seguro, campo fértil para el desarrollo de su creatividad. Puede curiosear, preguntar,
tomar decisiones relacionadas con su jornada de trabajo y con las actividades que
desea realizar. En cierta forma, de una manera simple, participa en la planificación de
actividades que tienen que ver con su formación. Es un sujeto activo dentro del
proceso educativo, e instintivamente participa en la construcción de su desarrollo
integral cuando manifiesta su deseo de trabajar en tal o cual actividad, o simplemente
cuando expresa su intención de no participar, se están sentando las bases para la
configuración de una personalidad autónoma.
Por otra parte, cuando el niño accede al primer grado de la Educación Primaria,
el panorama educativo es distinto. Desde el inicio de las actividades todo el sistema
varía, ahora los niños están todos juntos, sentados y todos iguales. Ahora, el niño no es
atendido individualmente y a la vez debe comprender que funciona como parte del
grupo. Entonces la necesidad personal de cada niño causa una interferencia en el
grupo, por eso el niño a cada momento pide permiso para salir porque quiere agua,
quiere ir al baño, quiere colorear, o buscar su juguete que trajo de casa, porque en el
aula ya no hay juguetes, mientras que en la Educación Inicial estos tenían una razón de
ser y en el primer grado la maestra le pone el “NO”.
Se destaca entonces, que dentro de las alternativas para hacer que la transición
se facilite y se nutra de experiencias enriquecedoras, hay que desarrollar modalidades
pedagógicas que continúen los procesos iniciados en la Educación Inicial, los cuales
impidan la creación de una brecha en evolución del crecimiento normal del niño y
faciliten la continuidad educativa. Es necesario que provocar cambios al interior de la
escuela, en el aula, que los docentes reflexionen sobre lo bueno de la Educación Inicial
y lo malo de la Educación Primaria y viceversa (León, 2011).

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