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Candela Gelabert.
Institución:
Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Facultad de Ciencias Sociales
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Índice.
Introducción. 2
Desarrollo. 3
Conclusiones. 10
Bibliografía. 11
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Introducción.
Huyssen (1986), propone que las obras posmodernas se pueden reconocer debido a su
falta de unidad, sus puntos de vista limitados o incoherentes, su ruptura de la linealidad
espacio-temporal, su presentación de perspectivas mezcladas y su ataque contra la institución
arte. Además, su uso de sujetos débiles de la representación generan en la obra nuevas
nociones de las figuras del autor, del narrador y de los personajes.
Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino (1979), presenta todas estas
características. La novela sigue al Lector, el personaje principal que debe atravesar una serie
de variados obstáculos para intentar encontrar los finales de los libros que comienza a leer. Al
comenzar, se muestra a un lector que compra un libro cuyas primeras 32 páginas se repiten
hasta el final. Cuando decide dirigirse a la librería para recibir otra copia, se ve enfrentado con
la realidad de que el libro que compró (Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino),
contiene en realidad las primeras 32 páginas de otro libro. Debido a eso, se le da a elegir entre
llevarse a casa una edición real del libro que había querido comprar la primera vez o una
edición real del segundo, Fuera del poblado de Malbork.
Luego de elegir el segundo, conoce a una lectora con la que comenzará a rastrear los
finales de los libros al descubrir que las ediciones que ambos eligieron del supuesto autor
Bazakbal tampoco contienen la historia entera. Esta búsqueda de conclusiones moverá al
lector a lo largo de los libros que comienza a leer durante la novela, pero también moverá las
discusiones sobre la literatura que tienen lugar en el proceso.
Patricia Waugh (1984) clasifica como metaficcionales a “aquellas obras de ficción que
de forma autoconsciente y sistemática, llaman la atención sobre su condición de artificio
creado para así plantear cuestiones sobre las relaciones entre ficción y realidad” y, en este
caso, las preguntas sobre la relación entre la ficción y la realidad que ponen en relieve la
condición ficcional de la historia surgen a partir de las conversaciones entre personajes, de las
descripciones de sus formas de interacción con la literatura y de las obras literarias contenidas
en el interior de la novela.
En este trabajo, se parte de la hipótesis de que Calvino usa los elementos típicos de la
estética a la que pertenece para crear representaciones ficcionales de las figura del autor y el
lector que propone Roland Barthes (1968) y también las propuestas por Umberto Eco (1979).
Para eso, se realizará una introducción a las teorías críticas previamente mencionadas para ser
cotejadas con los modelos de lector/autor vigentes en la obra (que se definen en los momentos
enumerados anteriormente).
Desarrollo.
Barthes, en La muerte del autor, critica las teorías literarias que buscan en las obras un
significado último o una explicación que depende de su autor. En oposición, sostiene que la
escritura es destrucción de toda voz y que el que habla es el lenguaje. La enunciación, así, es
un proceso vacío que funciona sin necesidad de rellenar los espacios de los interlocutores. De
esta manera, dice Barthes, la figura del autor retrocede, dando lugar al lector, que puede
recorrer la trama pero no atravesarla (porque no hay un fin oficial al que llegar).
Sin un autor que funcione para unificar, la teoría de Barthes afirma que las obras son
textos donde conviven múltiples escrituras que el lector une. Para realizar esta unión, el lector
se presenta como “un hombre sin historia, sin biografía, sin psicología; él es tan sólo ese
alguien que mantiene reunidas en un mismo campo todas las huellas que constituyen el
escrito.”1
Al hablar de cómo la escritura moderna comienza a matar la figura del autor, Barthes
explica los procedimientos de Valéry, quien somete al autor a la duda y la irrisión, acentuando
la naturaleza azarosa de su actividad. Luego, Barthes define cómo existe en la modernidad la
1 Barthes (1968), p.5.
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figura del autor; lo llama “el escritor” 2 y lo clasifica como algo sin pasiones, humores,
sentimientos, solo un inmenso diccionario del que se extrae la escritura.
En primer lugar, se puede plantear que esta descripción que Barthes da del autor como
un diccionario o instrumento del lenguaje, alejado de la obra y en duda, aparece claramente
reflejada en Si una noche de invierno un viajero en dos aspectos específicos. Por un lado, la
novela menciona que “un equipo de escritores-sombra, expertos en imitar el estilo del maestro
con todos sus matices y manierismos, está preparado para (...) completar los textos
semielaborados de modo que ningún lector pueda distinguir las partes escritas por una mano o
por otra”3. El escritor mencionado como “el maestro”, Silas Flannery, es, así, reemplazable.
Aparece como una entidad de la cual se extrae la escritura pero esta, como proceso imparable,
puede surgir también de otro lugar.
las características de las obras de la posmodernidad, se presenta sin unidad y con perspectivas
mezcladas, lo que, en este caso, se ve por la inclusión del diario del escritor en uno de los
capítulos de números romanos.
Luego de narrar en su diario que vió a una mujer leer a través de la ventana, Flannery
se queja de la diferencia entre la escritura real que lleva a cabo y la escritura que le gustaría
realizar, perfecta e inalcanzable. Según él, lo que impide que su escritura sea perfecta es su
propia persona, que se entromete. Así, dice:
En ambos ejemplos se puede ver que el escritor ideal que propone la lectura de Si una
noche de invierno un viajero coincide con este aspecto del autor moderno descrito por
Barthes: un escritor en quien no se deben buscar las claves de la literatura, ya que no tiene una
clave especial que sirva para decodificar el libro. En su diario, Flannery propone también la
oposición entre el escritor productivo (seguro, concentrado) y el escritor atormentado (similar
a Flannery, lucha para conseguir escribir, con un sistema de trabajo azaroso).
La figura del autor propuesta por Calvino, entonces, puede verse como una
representación ficcional del modelo de autor moderno que plantea Barthes en La muerte del
autor: un autor que pierde su importancia. La conexión más directa con esta teoría llega en
una reflexión sobre Cavedagna que hace el Lector, donde dice que, para el editor, el autor “era
un punto invisible del cual venían los libros, un vacío recorrido por fantasmas”6.
5 Calvino, 2003, p. 172.
6 Calvino, 2003, p. 131.
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Con respecto a la figura del lector, el Lector y la Lectora discuten a lo largo del libro
sobre la forma correcta de leer y las características del libro, ya que ambos valoran elementos
diferentes. Dejando de lado estas diferencias, ambos personajes se ven reducidos a su carácter
de lector y recolector de información.
Se puede afirmar, entonces, que las figuras lectoras de Si una noche de invierno un
viajero representan ficcionalmente al lector sin pasado que debe enfocarse en la búsqueda de
todos los elementos del texto.
Umberto Eco, en su libro Lector in fabula, construye las nociones de Autor Modelo y
de Lector Modelo. Partiendo de la idea de que todo texto es una cadena de artificios que el
lector debe actualizar, Eco plantea que el autor empírico de la obra imagina a un Lector
Modelo. Esto se debe a que el autor debe prever las interpretaciones de los destinatarios,
entonces orienta su obra a un público específico y se asegura de que todos los términos que
usa signifiquen lo que el lector puede creer.
mencionar al Lector, la Lectora, Ermes Marana, Silas Flannery y Lotaria) funcionan como
representaciones ficcionales de estas figuras planteadas por Eco.
Se puede plantear de manera previa una reflexión sobre el principio en el que se basa
la teoría de Umberto Eco: el autor afirma que todo texto necesita actualización o, también,
que todo texto es perezoso. Con esto, se refiere a que los textos se presentan de forma
incompleta, ya que los lectores -como operadores- deben relacionarlo con su contenido
establecido por convención.
En la novela, Calvino plantea esto pero de otra manera: todos los textos que el libro
tiene en su interior aparecen literalmente incompletos. Para empezar, esto se ve de forma
directa en las diez novelas que el Lector comienza a lo largo de la trama. Cada una de ellas
presenta un inconveniente diferente que impide que sea leída hasta el final (algunos libros
están mal cosidos, otros mal impresos, otros son arrebatados al protagonista en medio de su
lectura). En consecuencia, el Lector trabaja constantemente para intentar encontrar la versión
final.
Las cartas están fechadas en localidades diseminadas por los cinco continentes, pero
parece que nunca son confiadas a los correos regulares, sino a mensajeros ocasionales
que las echan al buzón en otra parte, por lo cual los sellos del sobre no corresponden al
país de procedencia. También la cronología es insegura: hay cartas que hacen referencia
a misivas anteriores, las cuales empero resultan escritas después. (2003, p. 108)
Las obras escritas que Calvino incluye en Si una noche de invierno un viajero se
pueden analizar de forma que las características textuales de los textos de Eco se vean
reflejadas en ellas, ahora como características físicas (la incompletitud textual es ahora un
problema observable en la realidad de la obra).
Con respecto a la figura del Lector Modelo, Eco afirma que debe tener competencias
(gramaticales, circunstanciales, lingüísticas) suficientes para poder actualizar lo no-dicho de
las obras. En la novela de Calvino, esta característica le es otorgada desde el primer momento
al Lector a través de frases como “Eres un lector sensible a estas sutilezas, tú, dispuesto a
captar las intenciones del autor, nada se te escapa” 9. Más adelante, este rasgo del Lector
9 Calvino, 2003, p.36.
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vuelve a ser mencionado cuando la voz narradora del libro bajo el título Fuera del poblado de
Malbork (luego se dirá que ese no es el nombre real de la obra) refiere a la sensación de
pérdida que existía de forma subyacente a la obra y que el Lector había advertido “como
Lector atento que eres, desde la primera página”10.
Asimismo, Eco sostiene que el lector puede realizar un uso libre del texto, en el que lo
use para analizar algo diferente a sí mismo, o puede hacer una interpretación poniendo en
diálogo las estrategias del autor y las respuestas que tiene como lector (reaccionando al
contenido que el autor incorporó). Ambos modos de lectura se pueden encontrar en Si una
noche de invierno un viajero y colisionan en el capítulo V, cuando Ludmilla y el Lector se
encuentran en el grupo de estudios de Lotaria. Ahí, Lotaria y sus compañeros demuestran lo
que Eco clasificaría como un uso libre de la obra ya que, en lugar de apegarse a las
interpretaciones que sugiere el texto, buscan generar nuevas nociones de lectura. En
oposición, Ludmilla y el Lector buscan el texto para construir una interpretación apegada a él:
En relación con el Autor, Eco distingue entre el Autor empírico, productor real de la
obra, y el Autor Modelo, que, como se anticipó al comienzo de la sección, es una proyección
que el lector hace basándose en las estrategias lingüísticas que reconoce en el texto. Esta
diferencia entre ambos autores se retrata en la obra en la resistencia por parte de Ludmilla de
conocer a Flannery. En un diálogo que la hermana de Ludmilla, Lotaria, tiene con Flannery,
afirma que Ludmilla tiene la opinión de que “a los escritores es mejor no conocerlos
personalmente, porque la persona real no corresponde nunca a la imagen que uno se hace de
ella leyendo los libros”. La imagen que los lectores se hacen del autor surge del análisis de los
procedimientos y espacios en blanco que éste dejó para ser completados por el lector.
De forma concreta, el Autor de Eco es el productor del texto que debe tener en cuenta
las competencias de su público proyectado y debe dejar espacios en blanco para que cada
destinatario pueda realizar su interpretación. Flannery, el autor representado en la obra, no es
descrito con términos suficientes como para poder ser analizado en su conjunto en relación
con los criterios de Eco.
Para esta mujer (...) leer quiere decir despojarse de toda intención y de todo prejuicio,
para estar dispuesta a captar una voz que se deja oír cuando menos se la espera, una voz que
viene no se sabe de dónde, de alguna parte al margen del libro, al margen del autor, al margen
de las convenciones de la escritura: de lo no dicho, de lo que el mundo aún no ha dicho de sí y
no tiene aún palabras para decirlo. En cuanto a él [Marana], en cambio, quería demostrarle
que tras la página escrita está la nada; el mundo existe sólo como artificio, ficción, mal
entendido, mentira. (2003, p. 215)
Es Ermes Marana, también, el que realiza los trabajos debido a los cuales los textos de
la obra aparecen incompletos -como ya se mencionó. Debido a eso, si se llevan las
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características textuales del autor a características observables (como se hizo con las
características del texto al comienzo de la sección) se puede afirmar que Ermes Marana es, a
pesar de no ser un autor dentro de la ficción, una representación ficcional del modelo de autor
que define Eco.
Conclusiones.
En síntesis, un desarrollo de las teorías de Roland Barthes y de Umberto Eco sobre los
roles de los lectores y autores en la escritura permite afirmar que Si una noche de invierno un
viajero, de Italo Calvino, es una obra posmoderna cuya utilización de recursos como la falta
de unidad, los puntos de vista limitados, las perspectivas mezcladas y los sujetos débiles tiene
como consecuencia la creación de representaciones ficcionales del autor, del lector y de la
obra literaria.
En relación con la teoría de Barthes, se puede afirmar que Flannery (el escritor de
novelas que aparece en la obra de Calvino) presenta las características que el autor de La
muerte del autor otorga al autor moderno. La novela posmoderna genera la idea de un autor
de poca importancia, digno de dudas o burlas y que podría ser reemplazable ya que, en
realidad, es el lenguaje lo que importa.
El lector que Barthes plantea debe ser alguien que pueda recolectar toda la
información que la obra otorga y que no utilice para su interpretación datos de su historia
personal o su psicología. Desde ese aspecto, los papeles del Lector y la Lectora coinciden
totalmente.
Con respecto a la teoría de Eco, se puede concluir que las figuras textuales que plantea
Calvino representan físicamente las cualidades que Eco otorga textualmente: los textos
incompletos de Eco (incompletos porque tienen espacios en blanco que el lector debe llenar
con su interpretación) son ahora textos cuyos finales están perdidos. El Lector Modelo que
presenta el autor de Lector in fabula debía ser alguien que utilizase sus competencias previas
para completar el texto y, en la obra de Calvino, los personajes deben usar sus competencias
como habitantes del mundo real para completar los textos buscando el final de los
manuscritos.
La figura del autor presenta mayor dificultad debido a que Eco lo define únicamente
por su capacidad de prever al lector y la posible interpretación de este y por su moldeamiento
del texto para proyectar a su lector deseado. Con esa información no es suficiente para
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asegurar que Flannery, el autor ficcional, sea una representación ficticia de la figura del autor.
A pesar de eso, puede afirmarse que el personaje de Ermes Marana, aunque no es un autor,
tiene aspectos que sí se alinean: Marana es quien causa que los textos estén incompletos y
quien interfiere con las obras para moldear en Ludmilla a su lector ideal.
Con esa información, se puede concluir que Si una noche de invierno un viajero
presenta, en sus figuras del autor, el lector y las obras, personificaciones de los elementos de
las teorías de Barthes y Eco. Con mayor especificidad, los autores y lectores de la obra
coinciden por completo con los modelos de Barthes y se relacionan de manera más alejada
con la teoría de Umberto Eco.
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Bibliografía: