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LA NARRATIVA ARGENTINA EN BORGES Y CORTÁZAR

Lo textual y metatextual- La superposición de los planos

LITERATURA ARGENTINA
PROFESORA CLAUDIA DEL PADRO
Alumnas: Alberto, Carla Natalia – Burgos, Libertad – Quispe Marino, Karen Adriana
Un hombre de pelo gris va por la calle. Lento el paso y la cabeza erguida. La
mirada fija mira sin ver. Cruza Maipú, camino de su casa; con bastón inseguro
tantea el suelo. Alguien, un desconocido, lo ha ayudado a travesar la calle y lo
acompaña hasta llegar a su puerta; la mano izquierda busca la cerradura, la
derecha pone la llave con movimiento pausado. La puerta se abre. Él se
despide. El brillo de una sonrisa agradecida abre su rostro serio y luego
desaparece despacio en la penumbra. Es Borges.

María Esther Vázquez, Borges, sus días y su tiempo, 1984, p. 21

Fotografía de Ferdinando Scianna.


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MINISTERIO DE EDUCACIÓN, CULTURA, CIENCIA Y TECNOLOGÍA

DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN SUPERIOR


INSTITUTO DE EDUCACIÓN SUPERIOR Nº 6043 “Jorge Luis Borges”

Literatura Argentina

Profesora: Claudia del Padro

Curso: 2º

Alumna: Carla Natalia Alberto – Libertad Burgos- Karen Adriana Quispe Marino

Consignas:

1. Características de la nueva narrativa argentina. Mencione entre tres a cinco


ejemplos en textos de Borges y Cortázar.

2. Lo textual y lo metatextual en Borges y Cortázar.

3. La superposición de los planos en Borges y Cortázar.

Desarrollo:

1)

La narrativa posmoderna manifestará una serie de rasgos que la oponen


a la narrativa realista canónica del siglo XIX al presentar una ruptura con el
pasado en cuanto a la “pretendida” objetividad, el principio de causalidad es
reemplazado por el de azar (quizá el “azar dirigido” del que habla Cortázar); el
sujeto se halla fragmentado y su escritura más allá de ofrecer una “copia fiel de
la realidad” mostrará “el espejo roto de la ficción” (Pozuelo Yvancos, 1993).

El terreno de los géneros literarios se convertirá en un campo de


hibridación y experimentación con contaminaciones e interpenetraciones
constantes.

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Así Jorge Luis Borges y Julio Cortázar se posicionan ambos dentro del
canon literario, como pilares primordiales de la literatura latinoamericana y de la
narrativa del siglo XX.

De esta manera, se presentan a continuación características de esta


nueva narrativa:

Experimentación y juego con la estructura narrativa: Tanto Cortázar


como Borges se caracterizaron por utilizar técnicas narrativas innovadoras y
romper con las convenciones tradicionales.

De la temporalidad que hace la posmodernidad, habría que señalar con


C. Piña que se produce una “ruptura de la concepción lineal, unitaria y
teleológica del tiempo – individual e histórico- [...] para pluralizarse, girar sobre
sí, circularizarse, invertir su recorrido” o –agrego yo- describir la infinitud del
anillo de Möebius, “barriendo con las nociones de causalidad, determinación y
origen” (Piña, 1999: 283)

Por ejemplo, en "La noche boca arriba" de Cortázar, el narrador alterna


entre dos realidades paralelas, creando una sensación de confusión y
ambigüedad en el lector. El cuento comienza con la descripción de un
accidente de motocicleta en la ciudad moderna y luego se traslada a una
antigua civilización azteca. Esta experimentación narrativa desafiaba las
convenciones literarias tradicionales y buscaba romper con la linealidad
temporal.

En "El jardín de los senderos que se bifurcan" de Borges, se utiliza una


estructura laberíntica en la que múltiples posibilidades se entrelazan. El cuento
se compone de múltiples historias entrelazadas yuxtapuestas, creando una
sensación de laberinto y desconcierto. El autor juega con la noción del vínculo
y el espacio, presentando múltiples realidades y posibilidades. Los personajes
existen en diferentes momentos históricos, creando un sentimiento simultáneo
y multiplicito.

Intertextualidad y referencias literarias: Ambos autores realizan


numerosas referencias a otros textos o autores en su obra, creando una
intertextualidad que enriquece la narrativa. Por ejemplo, Cortázar hace

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alusiones a Edgar Allan Poe en "Final del juego", mientras que Borges se
sumerge en el mundo de la literatura fantástica en "El Aleph".

El uso de lo fantástico y lo metafísico: Tanto Cortázar como Borges


exploran en sus relatos temas filosóficos y metafísicos, mezclando lo real con
elementos fantásticos. Por ejemplo, en "Casa tomada" de Cortázar, dos
hermanos se ven obligados a abandonar su hogar cuando este es ocupado por
una fuerza misteriosa e inexplicable. Mientas que en “continuidad de los
parques” lo fantástico e irracional irrumpe sorpresivamente cuando el lector
resulta ser la víctima de su propia lectura y del mismo relato. En un instante, las
fronteras genéricas se diluyen y la ficción que emerge dentro de la ficción
provoca la superposición de mundos paralelos, los cuales no hacen más que
perturbar la lógica de la realidad ya existente, ya leída y lo posiciona al receptor
en un estado de ambigüedad e incertidumbre frente a una amplia gama de
posibilidades en torno a la comprensión del inesperado final. Ficción y realidad,
entonces, entran en conflicto pues una historia continúa en otra rompiendo la
linealidad sintagmática, la cronología témporo-espacial y la lógica de lo posible
y de lo real.

Ambigüedad y simbolismo: Ambos autores utilizan con frecuencia la


ambigüedad y el simbolismo en sus relatos, dejando ciertos aspectos abiertos a
interpretación. Por ejemplo, en "Continuidad de los parques" de Cortázar, el
final ambiguo permite diferentes lecturas respecto a la relación entre la realidad
y la ficción. También “ Final del juego”, una antología de relatos publicada en
1956. La mayoría de los cuentos que conforman el volumen invitan a leerlos
más allá del nivel sintagmático para comprenderlos y resemantizarlos desde
planos paradigmáticos, teniendo presentes dos conceptos: “la idea de un final”
y “la idea del juego”. Para Julio Cortázar la noción de un límite en la literatura
es relativa, podríamos decir casi imposible, puesto que su poética transgresiva
orienta la mirada hacia una obra abierta que brinde la oportunidad a los
lectores de abordarla desde una perspectiva amplia con un sinfín de
posibilidades para abarcarla críticamente.

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2)
*Metatextualidad: reflexión del texto dentro del texto, es decir, cuando el
narrador a medida que narra un texto reflexiona sobre cómo se escribe y se lee
un texto, cuyo ejemplo es el propio texto. En Borges y Cortazar se encuentran
muchos hipertextos.
*Hipertexto: relacionado con una “enciclopedia”, es un texto grande que
engloba muchos textos.
Los textos de ambos escritores son híbridos, complejos, juegan con el
lector. Plantean ficción, realidad, pueden ser textos lúdicos o donde se observa
el desdoblamiento.
Borges entiende el mundo como literatura, y a través de ella, el mundo
es literatura y viceversa, de tal forma que reflexionar sobre el mundo es
reflexionar sobre el trabajo literario.
Para Borges el mundo estaba compuesto por literatura, que entendía el mundo
según pasada a través de la literatura produciendo así un nuevo concepto de
literatura y realidad, de textualidad como ficcionalidad, como secundariedad,
como traza.
En “El jardín...”, en “Pierre Menard Autor del Quijote” o en “Tlön...”
encontramos esa autorreferencialidad infinita. En el primer texto la narración
tiene su referencia en el libro de Ts’ui Pên que lleva el mismo título de esta
obra donde Borges, comentando la obra de Ts’ui Pên, describe a su vez su
propia obra. Así sucede también con la descripción del artículo de Uqbar que
es a la vez la caracterización de la estrategia metanarrativa de Borges en ese
texto. Recordemos, además, cómo Menard crea un nuevo texto citando el
Quijote de Cervantes palabra por palabra.

[...] Cortázar crea [un mundo] totalmente inventado, totalmente ficcionalizado


que, precisamente, es el único que puede hacer significativo el vacío humano
entre los dualismos abstractos de la Argentina y en particular de América Latina
en general
Rayuela es considerada “la primera gran novela de la América
Española”, en la misma se puede mencionar dos aspectos fundamentales, de

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carácter dualista que se refleja en el “mundo de allá” (París) y en el “del lado de
acá” (Buenos Aires), en la división entre capítulos prescindibles y no
prescindibles,
El lector, recuperado como personaje, se adecua a la categoría de
“lector modelo”, propuesta por Umberto Eco y a la de “lector implícito”,
mocionada por Wolfang Iser, lector incorporado a la escritura, co-partícipe,
enunciador a su vez como voz oculta pero presente. La escritura solicita así,
por esta estrategia, la complicidad del lector que será provocado y seducido
para descifrar la “figura” escritural. Este desciframiento sólo es posible en la
medida en que pueda operar en todos los niveles de la discursividad, desde la
construcción del espacio textural hasta el enunciado metatextual.

En Rayuela en el tablero de direcciones de sus páginas iniciales se nos


indica que este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros. El anverso
comprende aquellos capítulos en los cuales la situación se instala en los
personajes: Oliveira, la Maga, Treveler, Talita…; y el reverso lo constituyen
aquellos otros capítulos prescindibles, en donde la escritura contiene las claves
que nos permitirán armar el modelo.

“Modelo”, es entendido acá como “figura” y figura como lugar


geométrico, como curva plana cuyos puntos equidistan del “centro” que en
definitiva es el hombre mismo. Este “centro” se nos devela, a nosotros lectores,
por medio de una praxis escritural que se propone, y lo consigue, producir un
texto provocativo que entre otras cosas presenta dos polos actanciales del
enunciado: autor y lector.

Páginas sueltas, saltos, capítulos prescindibles y capítulos


imprescindibles, personajes que conforman más bien máscaras, actores, que
se mueven en un mundo que es “visto” desde otras dimensiones, se resuelven
en una novela que es anti-novela porque ha prescindido de las articulaciones
lógicas del discurso narrativo: en donde el elemento novelesco desde una
nueva manera de narrarlo. La visión del mundo se realiza desde la perspectiva
de un locutor desarticulado, de allí el empedrado de citas, la profusión de
intertextos, porque lo que se pretende, desde la multiplicidad locutiva es la
desaparición de la distancia entre el contar y lo contado, de manera tal que
esta desarticulación permite la emisión de numerosas voces que instalan el
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mundo novelesco en la vida misma. Así se construye esta figura, desde la
perspectiva de un yo que es él, que es nosotros, pero que no importa quién es,,
porque en definitiva lo que interesa es que, en el fondo, bajo cualquier
cobertura está el hombre mismo.

El empleo de esta técnica nos hace ingresar al mundo de los “doble”. El


anverso que se corresponde o se opone al reverso; el destinador -Cortazar-
desdoblado en Oliveira y Morelli; la Maga y Talita; traveler, el viajante que
funciona como nexo; el orden del desorden; el lado de acá y el lado de allá, en
fin, discurso novelesco que no conoce ley ni jerarquía y que en virtud de este
juego nos hace acceder al territoria sin límites en donde tal vez sea posible la
tan ansiada antopofanía.

De esta manera, la escritura cortazariana como práctica discursiva,


aniquila el concepto histórico de literatura, consolidando en el mundo de habla
hispana el “libro” concebido como lugar geométrico, como espacio semiótico en
donde opera la recepción productora de textualidad.

La intertextualización de Butor no es ociosa, porque Butor -tanto en sus


novelas como en sus ensayos- denota, a través de su escritura, la necesidad
de encontrar nuevas técnicas capaces de construir un sistema correlativo de
signos con los que se juega, se practica, se reinventa, se produce.

Evidentemente el texto, como figura, es el espacio semiótico del


“encuentro”, encuentro tan anhelado por Cortazar, porque implica a través de la
práctica escritural, la búsqueda de una agresividad y de una participación total.

Todo lo enunciado nos permite afirmar que la praxis escritural


cortazariana afianza un nuevo sistema narrativo en donde la escritura también
es lectura.

3)

La superposición de los planos es un tema recurrente en la literatura


tanto de Jorge Luis Borges como de Julio Cortázar. Ambos escritores
argentinos utilizan esta técnica para crear mundos literarios complejos y
desafiar la noción tradicional de la realidad.

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En la obra de Borges, la superposición de los planos se refiere a la
mezcla de diferentes realidades o mundos dentro de una misma narración. Sus
cuentos a menudo presentan personajes que experimentan realidades
paralelas o que se encuentran en mundos alternativos. Por ejemplo, en "El
jardín de los senderos que se bifurcan", Borges explora la idea de múltiples
líneas temporales coexistiendo simultáneamente. Esta superposición de los
planos crea una sensación de laberinto tanto para los personajes como para
los lectores, desafiando la concepción lineal del tiempo y la realidad.

Por su parte, Cortázar también experimenta con la superposición de los


planos en su literatura. En sus cuentos, utiliza técnicas como el juego con el
tiempo y los universos paralelos para crear narraciones que se entrelazan y se
superponen. Por ejemplo, en su célebre cuento "Continuidad de los parques",
Cortázar utiliza la superposición de los planos para cuestionar la naturaleza de
la ficción misma y dejar al lector con la sensación de que la realidad y la ficción
pueden coexistir de manera simultánea.

Ambos escritores utilizan la superposición de los planos como una


manera de desafiar al lector y cuestionar las nociones convencionales de la
realidad. A través de esta técnica, Borges y Cortázar nos invitan a reflexionar
sobre la naturaleza de la ficción y nos muestran que la realidad es mucho más
compleja y multifacética de lo que parece a simple vista.

Bibliografía:

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* Conceptos tomados de apunte de cátedra, brindados por la prof. Claudia del
Prado.
* Cortázar frente a Borges en el contexto teórico-cultural general y en especial
del “boom”

*https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/675842/rld1de1.pdf?sequence=1&i
sAllowed=y

*
La Praxis Escritural Cortazariana Prof. Marina Guzmán Pinedo

* La impronta de Borges y Cortazar en la narrativa ficcional del nuevo milenio.


Claudia del Prado. IX Congreso Internacional de la Asociación Asiática de
Hispanistas, Bangkok 2016.

*Di Gerónimo, M. Laberintos verbales de autoficción y metaficción en Borges y


Cortázar. CUADERNOS DEL CILHA. Nº 7/8 (2005-2006).

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“Por lo que me toca, me pregunto si alguna vez conseguiré hacer sentir que el
verdadero y único personaje que me interesa es el lector, en la medida en que
algo de lo escrito debería contribuir a mutarlo, a desplazarlo, a extrañarlo, a
enajenarlo”.

Julio Cortazar

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